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No llames amor tu hipocresía (PAUSADA - SERA EDITADA) por Adri6

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En la más espectacular y magnífica reunión social cuyo tema principal era celebrar el fin de año, todos se reunieron en la mansión Wayne. El ambiente estaba decorado para que cada uno de los invitados se sintiesen en un mundo mágico y muy irreal. Extrañamente Bruce se sentía cómodo por primera vez en su propio mundo, disfrutaba de la velada pero como siempre… algo tiene que pasar.

De pronto los fotógrafos iluminaron el lugar con flashes que de forma insistente, por lo que indicaba que algo era de su interés. Buscando una respuesta para eso fue que voltear sus pupilas observaron la imagen nítida de Clark Kent y su mujer. El tiempo se detuvo, la música enmudeció, la vida se murió y así, Bruce se quedo sin palabras no solo en sus labios sino que también en su mente.

“Buenas noches, espero que no te moleste que allá venido acompañado” –saludo Kal mientras fingía inocencia en un acto de por si perverso

El magnate lo observo dudoso de que en verdad estuviera allí, de que estuviera haciendo lo que planea hacer. Sin evitarlo, sus ojos azules se depositaron sobre ella, verla de nuevo y ver lo bonita que estaba sin duda seria un recuerdo triste para la posteridad. No tuvo valor de decir nada, tan solo hizo un gesto a modo de saludo y se aparto para ir directo a la mesa en donde estaban las copas de champagne, tomo una y cuando la elevo con lentitud, sintió una extraña sensación, era como si mientras más creía ganar, estuviese en realidad perdiendo.

No se tentó de beber el licor por lo que dejo la copa en su lugar, respiro profundo y al levantar la mirada, se enfrento directamente con el rostro de Diana. Se observaron de forma cómplice y con desamparo puesto que ambos sabían muy bien, que un juego como este, siempre trae consecuencias.

“Quise detenerlo” –susurro ella con tristeza

Bruce evaluó la genuinidad de aquellas palabras ya que en su habitual desconfianza le había enseñado que todos prácticamente le mentían en la cara. Pero después de conocerla por tanto tiempo, y de escuchar su tono de voz, encontró que la princesa en verdad lo había deseado e intentado.

“Déjalo quieres, no te preocupes… agradezco que quisieras ayudarme” –trato de sonreír pero no lo logro. ¿Por qué?... porque sencillamente estaba triste, muy triste.

“¿Qué harás?” –pregunto ella mientras también era víctima de la curiosidad de los fotógrafos

Era una excelente pegunta, ¿qué hacer?, ¿qué hacer? Todo estaba sucediendo en una reunión social pero más que eso, era su casa, era su vida la que estaba siendo expuesta sin remedio. Sus pies trataban de estar firmes pero todo el suelo se movía, sin poder evitarlo sentía que estaba en medio de un terremoto fuera de control.

“Nada” –dijo sin más— “… al final es lo mejor” –se acerco a ella y mediante un beso en la mejilla susurro: “por favor… ten cuidado te enamores, no seas tan ciega como yo… estas en la obligación de conocer cada defecto de aquella persona especial para que a la larga, no te tome de sorpresa… ese el mejor consejo puedo decirte… ahora, vete y no te preocupes por mi… todo estará bien” –le beso la otra mejilla y a modo de despedida, esbozo una mueca muy similar a una sonrisa

Se aparto y cuando sus pies le llevaron frente a frente a la pareja, los miro de la única forma que podía hacerlo, con lastima.

“¿Pueden acompañarme un momento por favor?” –pregunto y Alfred se acerco tratando de prestarle ayuda a su joven amo, pero se sorprendió de que este, le impidiera tan solo hablar. Con paciencia le indico que tan solo debía preocuparse porque los invitados fuesen atendidos correctamente. Al quedarse solo nuevamente, la pareja estaba expectante por cómo o que dirá el príncipe de Gotham.

Aun apartados de la sala, la música se escuchaba por cada rincón de la majestuosa mansión, el tintinear del compas de los bajos se tornas mas graves ya que la estructura de material grueso esparce el sonido como electricidad en el agua.

Kal beso a su prima casi como si en un minuto más, la tierra fuera destruida. El ser más vulnerable de los tres no aparto la vista, al contrario, no quería perderse de detalle alguno. Finalmente, cuando estos se aburrieron de no lograr reacción alguna del millonario, se sentaron en los sillones de cueros para esperar impacientes lo que sea que tenía que suceder.

Desde un punto de vista totalmente diferente, es fácil… siempre es fácil. Pero cuando tenemos los pies hundidos en el lobo, siempre es difícil, muy difícil.

En una noche de alegrías, Bruce estaba triste, una vez mas Kal se encargaba de arruinarle cualquier instante de bienestar. Cuando se escribes las historias de nuestras vidas, hay que leer todos y cada uno de los capítulos, incluso aquellos que no nos gusten… hay vivirlos aunque nos hagan llorar. Puede que nos den miedo… puede que nos acobardemos y preferimos quedarnos en el mismo punto eternamente, puede suceder eso pero hay que llegar al final del camino.

“… Te besas con ella y lo haces con una tremenda facilidad… demuestras que le quieres frente a todos pero no fuiste capaz de decírmelo a la cara meses atrás… ¿por qué?... ¿por qué no me pediste el divorcio en cuanto te diste cuenta de que no me querías?... ¿acaso sentías lastima por mi ya que pensaste que me quedaría solo?... ¿acaso pensante que me hacías un favor al darme algo de tu compañía?” –pregunto de forma espontanea mientras las lagrimas por mucho que intentara disimular, estaban a punto de rozar sus mejillas

Frente a eso, Kal se mantuvo en silencio, no esperaba esta reacción y menos que Bruce demostrara cuanto le afectaba que esta noche, su casa fuese invadida por la persona que termino por arruinar su matrimonio.

Los primos ya no se sentían fuertes o victoriosos, la joven rubia nunca había apreciado el daño que causo, no hasta este día. Ella era una heroína y como tal, hacer sufrir a alguien estaba mal. Se removió nerviosa en su asiento y pese a que Bruce no le haya dirigido la palabra, de igual forma sintió que cada pregunta también le concernía.

“… Eres capaz de mucho pero de no algo tan simple como decir la verdad… contrario de lo que la gente cree, entiendo muy bien que el amor es así… nace y muere… es algo natural. No puedo evitar que dejes de sentir lo que una vez sentiste por mí, quizás pude haberlo intentado pero creo que igual forma todo hubiese así. Lo único que te reprocho es que no te des cuenta de tu falta… yo también cometí errores y los pague caro… muy caro. Además de ella, además de haberme quitado aquel reloj… te burlas de mi… ¿eso es algo que me merezco?... ¿en verdad tengo que soportar cada palabra que me dedicaste con saña?... ¿tenías que venir aquí a reafirmar el amor que sientes por ella?... ¿era necesario que hicieras todo lo que hiciste?... ¿lo crees necesario?” –termino aquel pregunta al tiempo que sus manos secaron su rostro sin vergüenza alguna

Esta noche era más humano que nunca y frente a eso, no temió de demostrarlo frente a esos dos dioses que hasta el momento, pensaban que lo que habían hecho estaba bien.

“Si te guardo rencor lo único que lograre es no vivir en paz, ya bastante problemas tengo para estar pendiente de ti o de ella” –por fin le dedico una mirada a la rubia quien al instante agacho la mirada— “si se quieren… entonces te daré el divorcio ahora mismo para que estés libre y puedas hacer lo que quieras… no te quitare nada y tu obtendrás nada… es lo justo”.

Bruce se levanto y busco el contrato que había pensado idealmente en un principio llevar a cabo. Al ponerlo frente a Kal, este lo leyó dudoso no del contenido, sino más bien si debía en realidad firmarlo. Un sentimiento de cariño que había creído extinto le hizo pensar en que quizás, aun quería a Bruce. Levanto la mirada y así, sus ojos celestes también estaban tristes de ver la consecuencia de cada estupidez que había hecho.

“… Esto ya se volvió… ya es… una pérdida de tiempo… no vale la pena ¿sabes?... dejemos esto hasta aquí… se feliz con quien quieras y si ella es la persona adecuada, entonces me alegro, me alegro mucho… les deseo lo mejor” –concluyo Bruce mientras le extendía el bolígrafo a su esposo para que firmara

Era una tentación que nunca creyó dudar, Kal quería mas que nada el divorcio pero lo que no quería que ocurriese es que terminara así, se suponía que Bruce estaba molesto y resentido, no dolido como se muestra en este instante, eso era lo que más le disgustaba, le molestaba infinitamente darse cuenta de cada error que cometió. Sus manos estaban sudorosas y su corazón sufría a tal punto, que sintió miedo de sí mismo y de lo que es y fue capaz de hacer.

“¿Kal?” –pregunto Kara

Sencillamente el aludido la miro y no reconoció a quien estaba mirando, su relación empezó como un modo de hacerse compañía ya que eran los últimos pero después se volvió en una relación dependiente y necesitada, se querían pero ahora… ¿ese cariño era amor?... ¿siempre fue amor o simplemente fue un juego mal jugado? Allí mismo, Kal entendió que estaba confundido, las cosas no eran como creía y al mirar a su prima, tuvo la certeza de ella, también dudada del mismo modo.

“¿Me quieres?” --se preguntaron al mismo tiempo pero ninguno de los dos esbozo una respuesta verbal, al contrario solo había silencio entre ambos, silencio y nada más.

Bruce no desistía, seguía con su brazo extendido ofreciendo una salida muy fácil a todo este drama barato y de mala calidad. Detenerse a pensar no era lo ideal, detenerse a analizar cuanto había perdido o ganado era más doloroso, era remover la herida con un cuchillo y profundizarla aun más. Tenía que sanar, y teniendo aquella idea en mente, fue que tomo la mano de Kal y le entrego el bolígrafo casi a la fuerza

“Firma” –presiono tanto que logro que Kal comenzara a sudar

“Yo…” –comenzó a dudar

“No tienes permitido negarte a firmar… antes estabas muy seguro de libarte de mi pues bien… ahora lo puedes hacer… firma”

Kal tenía miedo, miedo de que todo cambiara. Dejar a Bruce era más difícil de lo que tenía contemplado, mas aun cuando la persona que tenía como pareja al parecer, no era más que solo una ilusión. Miles de imagen se proyectaron y en todas ellas, siempre el que salía perdiendo era Bruce. En un solo segundo, su sensatez que se perdió en algún momento consiguió regresar provocando que sus manos temblaran frente a la posibilidad de dejar atrás… cinco años de un matrimonio que pese a los momentos malos, había miles de alegrías que prefirió ignorar.

“… Perdóname todo lo que te hice” –Kal le dedico una mirada arrepentida a Bruce por un segundo antes de plasmar su firma de humano común y corriente, así dada por terminado todo.

Bruce no dijo nada más y tomando los papeles entre sus manos, sintió aun más ganas de llorar. No era una alegría para ninguno de los dos, incluso la joven estaba enfrascada en una sensación de pesar que nunca antes había sentido en su corta vida.

“Vámonos” –Kal se puso de pie de forma rápida y decidida

“Me iré sola” –repuso ella mientras su rostro estaba notablemente serio

“… Bien” –repuso ya resignado, sabía muy bien que estaba sucediendo y lo que sucederá entre ellos

“… Tal vez… es lo mejor” –de pronto sus pies abandonaron el suelo y huyendo como nunca lo había hecho en su vida, la joven heroína escapo por la ventana como si la hubiesen descubierto cometiendo un delito

Al quedarse solo, tuvo vergüenza de lo que se había convertido, ¿por qué?, porque arruino la oportunidad de remedar su matrimonio por una aventura que al final, fue fugaz y sin trascendencia. Evitando mostrar su rostro, también levito por sobre la alfombra con la intención de abandonar lo que una vez fue su hogar, un bello hogar.

“… Si me hubiera dado cuenta antes… ahora no…” –Trago saliva pero no pudo quitarse la sensación de que su garganta estaba muy seca.



Mientras que en el salón todos estaban ansiosos por descubrir la intimidad ajena, tanto Diana como Alfred consideraron terminar la reunión sin explicación alguna. Cuando lograron que el último invitado se fuera, ambos se miraron deseando que todo termine lo mejor posible.



“No solo te perdono… sino que también te olvidare” –susurro Bruce y esas palabras provocaron que Kal le mirara casi angustiado

“… Jugué a comportarme como un dios porque prácticamente lo soy pero… ahora sé que incluso los dioses reciben un castigo cuando se equivocan… lo descubrí muy tarde… muy tarde” –frunció el ceño

“Ese ya no es mi problema” –dijo sin más y con tan solo unos cuantos pasos, salió de la habitación dejando solo a quien de ahora en mas, tendría que lidiar con todo un mundo arruinado sobre su espalda







Durante los peores momentos de insomnio de años atrás, Bruce había visto una película en particular, o más bien una escena en especifico que le pareció magnifica. Cuando Bella se tira por el acantilado para ver a Edward, pese a lo peligroso y descabellado, al final lo había conseguido.

Entonces, después de un divorcio doloroso, Bruce estaba en un acantilado más o menos parecido al de la película, observaba como el agua se movía con furia pero aquello no le intimidaba, siempre había hecho cosas de ese estilo pero la diferencia es que esta vez, el que lo hacía no era Batman sino mas bien Bruce Wayne.

“… Espero verte allá bajo” –susurro y sin más le lanzo al vacio

El golpe fue casi como si se fuese estrellado contra el concreto, el frio era brutal y la turbulencia causaba que el mundo estuviese de cabeza. En medio de toneladas de agua, en medio de una creciente oscuridad, abrió los ojos y descubrió quien estaba a su lado. Sonrió al darse cuenta de que su alter ego, era quien le animaba a nadar a la superficie. Porque siempre Batman salva a los inocentes y en esta oportunidad, salvaría sin dudar a Bruce.

Cuando pudo respirar, sonrió al ver un cielo tan claro y resplandeciente, su cuerpo flotaba muy lejos de la orilla y de las rocas pero se dejo llevar por la corriente porque después de todo… era un bello día… era un cálido día de verano y para ser exacto… era el primer día de sus largas y merecidas vacaciones en Dubái.

Notas finales:

Gracias por leer!!

Besos!!

 


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