Desde hacía un par de semanas que su humor decaía cada vez más y saber que el amor de su vida había decidido comprometerse la tenía sin ganas de nada. ¿Tenía sentido frustrarse tanto sólo por eso? No realmente, pero muchas cosas le habían sucedido en los últimos seis meses y esa sólo había sido la gota que derramó el vaso.
El hecho de haber salido de casa de sus padres tres meses antes de cumplir veinticinco años, no hacer más que trabajar a medio tiempo con una ex-compañera de la universidad en un web-comic, no tener una pareja estable desde la secundaria, no ser capaz de hablar con nadie excepto su hermana y un par de amigos sobre su orientación sexual y ser, desde su punto de vista, un fracaso en todos los aspectos, la tenían sumida en ese estrés e inconformidad que no sentía desde hace varios años.
No podía ni debía faltar a su trabajo pero no se sentía con ánimos de ir así que antes de partir decidió deambular por las cercanías del departamento que ahora rentaba, con ayuda de sus padres que insistieron en apoyarla económicamente mientras conseguía un empleo estable, e intentar olvidar sus penas mientras tanto.
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El día apenas comenzaba y su gran amiga, y editora, ya tenía muchas quejas que darle y no encontró mejor manera que un extenso sermón vía telefónica. Estaba harta de que mes tras mes la historia se repitiera: decenas de editoriales, tanto nacionales como extranjeras, con ofertas para la publicación de sus obras y eso sin mencionar las peticiones de entrevistas, ruedas de prensa, conferencias, firmas de autógrafos e incluso sesiones fotográficas.
Cuando se trataba de una simple traducción o re-edición no se negaba pues su esfuerzo era mínimo pero con la insistencia de nuevas obras o serialización de algunas no podía lidiar y no porque no tuviera formas de hacerlo, incluso algunas las tenía preparadas, pero se sentía tan vacía que no tenía intenciones de hacerlo.
Y su sentir no era para menos, tras abandonar su casa con sólo dieciocho años cumplidos tras confesarle a su familia que era homosexual, haber publicado su primer libro que no tardaría en volverse best-seller y conseguir la fama, reconocimiento, envidia, admiración y deseo de miles de personas su vida se había vuelto tan inestable en tantos sentidos que había ocasiones en que sólo quería desaparecer.
Tras correr a su última conquista de la noche anterior salió de su lujoso apartamento tan rápido como pudo pues sabía de sobra que su editora no estaría conforme con un simple <<No jodas tan temprano>> y que no tardaría en golpear su puerta hasta que abriera e hiciera frente a sus responsabilidades como “La autora más joven y exitosa de la última década”.
Optó por caminar hasta el lugar más solitario que encontrara cerca de su segundo apartamento del que nadie sabía, ya que lo escogió en una de las zonas menos visitadas de la ciudad para cuando necesitara escapar de todo, y perderse ahí hasta que los ánimos para discutir volvieran.
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El pequeño parque estaba vacío, le tranquilizaba tanto silencio y decidió acercarse hasta una pequeña banca en medio de todos los árboles dejando que el sonido de algunas aves y de las hojas meciéndose fueran sus compañeros. Fue ahí cuando vio a una chica bajita que suponía estaba saltándose clases ahí.
La observó durante algunos minutos, se veía bastante divertida haciendo rayones en una gran libreta con los audífonos en sus oídos y completamente absorta en lo que hacía. Muy de vez en cuando se preguntaba como sería tener una vida normal como la de cualquier otra chica de su edad y no pudo evitar pensar que quizá sería como la chica frente a sus ojos.
-Sí mamá…-la voz de la chica retumbó-Ya te dije que iba a hacerlo, no necesitas llamarme para recordarme todo lo que debo hacer-continuó tomando su libreta y caminando lejos del lugar.
-Así que después de todo si es una chiquilla, seguramente aún está en la preparatoria. Si tiene dieciocho no habría problema, ambas somos adultos y por tres años no habría mucho problema-suspiró profundamente, aquella “niña” no era para nada el tipo de chica que le atraía pero dada su situación actual ni siquiera la importaría intentarlo con un chico.
Ya no quería pensar en eso, nunca se había arrepentido de lo que hacía pero últimamente sólo se dedicaba a salir de fiesta y tener relaciones sexuales con cuanta mujer se le pusiera enfrente, entre su fama y la belleza natural que poseía no le era difícil conseguir varias proposiciones en una sola noche y con eso le bastaba para distribuir sus encuentros durante la semana asegurándose de que ninguno se repitiera.
Optó por irse antes de comenzar a sentir culpa y cuando se levantó y pasó junto a la banca en que la chica había estado se encontraba un pequeño block de notas. La curiosidad ganó y lo hojeó rápidamente encontrándose con varios bocetos rápidos y anotaciones en ella.
-Parece importante... Quizá deba buscarla y dársela... Y si se presenta la oportunidad podría agregarla a la lista...-río divertida al darse cuenta de lo rápido que podía cambiar su opinión-Basta con encontrar una escuela, seguro alguien la conoce.
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-Ya Sandra...-le dijo Angélica riendo-Deja de estar de niña, ya sabes que me gusta molestarte cuando me regañas, no es como si de verdad me recordaras a mi mamá...
-Pues no le veo lo divertido-le reprendió-Y no te estoy ragañando, dijiste que hoy sí llegarías temprano y ya casi son las once y de no ser porque te llamé seguiría sin saber que pretendes.
-No me hagas sentir peor, por favor-suspiró pesadamente-Ayer hablé con Araceli...
-Apúrate a llegar, aquí hablamos-le respondió resignada, estaba bastante informada de la situación como para entender lo que eso significaba y ahora entendía el actuar de la chica.
Siempre lo ocultaba y nunca se lo diría directamente pero desde que se conocieron y se sinceró con ella se ha vuelto su mayor apoyo, además de su hermana menor a la que veía de vez en cuando.
-Esa niña es un caos...-dijo al aire al terminar la llamada-No entiendo para que insiste si sabe de sobra lo que va a pasar.
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-¿Se puede saber dónde estabas?-fue el recibimiento de su editora al verla entrar al departamento.
-Buenos días Carolina, dormí muy bien gracias por preguntar, no tenías que molestarte en venir hasta acá sólo para eso.
-Dejate de tonterías tan temprano-cruzó los brazos en señal de molestia-Aún no entiendes la situación ¿O sí? Tu carrera está en el mejor de los momentos, deberías aprovechar que todas las editoriales quieren promover tus libros, deberías sacar todas esas historias tuyas que tienes guardadas y conmover al público, acercarte a ellos y asistir a las entrevistas y firmas de autógrafos...
-¿No te quedó claro lo que dije por teléfono?-se acercó a la barra de la cocina y tras beber casi media botella de agua sacó una cerveza del refrigerador y la terminó de una sola vez-Tengo cosas más importantes que hacer, no estoy para esas cosas.
-Hablo en serio Verónica-la miró con seguridad-¿Dónde está esa chica que quería compartir sus historias? Cuando me contactaste parecías muy segura de querer ser escritora y Víctor me aseguró que eras seria ¿Qué pasó con todo eso?
-Tenía diecisiete en ese momento, lo único que quería era expresarme y que la gente me escuchara... Él confiaba en mi talento pero ya me cansé, he tenido suficiente de jugar a la escritora ¡Incluso si lo dejara tengo suficiente para seguir así hasta que me aburra de hacer nada y decida trabajar! ¡Hay filas de mujeres que darían todo por una sola noche conmigo! ¿Qué importa si lo dejo ahora?-la miró desafiante.
-¡Esto no es sobre el dinero o con cuantas puedas acostarte! Piensa por un momento que estás haciendo con tu vida-la editora la tomó del brazo e intentó hacerla entrar en razón pero la más joven no quería escuchar, le mostró el dedo medio con expresión de fastidio y volvió a salir azotando la puerta tras de sí-Paciencia o ahora si la mato-hizo presión sobre el puente de su nariz y su otra mano colocada en su cintura intentando controlar sus emociones.
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El timbre sonó repetidas veces, sabía a la perfección de quien se trataba y lo escuchó desde la primera vez pero estaba lejos de la puerta y entre tantas cosas que tenía regadas en el suelo entre su estudio y la entrada era difícil llegar rápido.
-Te escuché desde el principio, no necesitas ser tan insistente….-sólo eso pudo decir antes de que su compañera se lanzara a sus brazos con lágrimas en los ojos.
-Se va a casar….-balbuceó de manera apenas audible y hundiendo su rostro en el hombro de su amiga-Me llamó para avisarme que su novio se lo propuso el fin de semana-se separo unos centímetros y la miró-¿Te imaginas cómo me sentí? Ella estaba tan feliz y entusiasmada y yo muriendo de celos... ¡Y tuve que fingir que estaba bien con eso! Soy una persona horrible-volvió a abrazarla sin dejar de llorar.
Su amiga no supo que más hacer, la llevó hasta la sala y le preparó una taza de té para ayudarla a tranquilizarse. En cuanto la más baja pudo hablar sin derramar más lágrimas preguntó lo que había sucedido sabiendo que eso la haría sentir mejor.
Flasback
Eran apenas las 10:00 a.m del domingo, acababa de despertar y lo que menos quería era levantarse de la cama. Tomó su celular y no había más que un mensaje de su madre pidiéndole que fuera por la tarde a su casa para comer.
No le dio importancia y respondió con un simple <<Los veo en la tarde>> dispuesta a seguir durmiendo, pues la noche anterior se había desvelado leyendo manga y al no tener más que hacer quería recuperar las horas de sueño perdido, y de no ser por una llamada lo habría hecho.
-¡Angélica! ¿Te desperté?-era la voz de Araceli, estaba tan feliz de escucharla que olvidó por completo su cansancio-¿Podemos vernos en unas horas? Hay algo que quiero decirte pero me gustaría que fuera en persona-no pudo negarse y acordaron verse en un café que frecuentaban a las 11:00 a.m.
En cuanto se encontraron hicieron su pedido y ocuparon una mesa en la sección al aire libre del lugar. Tras hablar un poco de cómo les había ido en el tiempo que no se vieron y recordar algunas cosas de cuando eran más jóvenes llegó el momento crucial.
-Y… ¿Qué es lo que querías decirme?-preguntó la más baja jugando con el popote de su malteada antes de darle otro sorbo-Te escuché muy emocionada y debe ser algo muy importante.
-Pues sí, estoy más que feliz-una gran y sincera sonrisa se dibujó en su rostro-Héctor me pidió que fuéramos a cenar anoche, estábamos platicando tranquilamente hasta que se quedó callado; me sorprendió mucho y le pregunté qué había pasado… El muy bobo se rio y me dijo que no podía esperar más, que necesitaba pedirme matrimonio en ese mismo instante o se volvería loco…-algunas lágrimas brotaron de sus ojos.
-Y aceptaste de inmediato ¿Verdad?-le preguntó emocionada intentando ocultar lo mucho que eso le había afectado-Te juro que si no le dijiste que sí en ese momento te voy a golpear…
-¡Me puse a llorar! No podía con la emoción… Se acercó, me abrazó, lo besé, le dije que lo amaba y que nada me haría más feliz que casarme con él…-su sonrisa se hizo más grande y más lágrimas rodaron por sus mejillas-No se lo he contado a nadie más, quería que fueras la primera en saberlo.
-Araceli… ¡Muchas felicidades!-se acercó a su amiga y la abrazó con fuerza, estaba destrozada por dentro y ni siquiera podía compartir su felicidad. Desde que supo quién le gustaba en la preparatoria tenía claro que siempre sería su mejor amiga y no más pero ese tipo de cosas siempre la herían.
-Hay algo que quiero pedirte. Queremos organizar una fiesta para avisarles a todos de nuestro compromiso de manera más formal y nos encantaría que nos ayudaras con las invitaciones y si no fuera mucho abuso también con las de la boda y a organizar el espacio en el salón y esas cosas-la miró esperanzada.
-¿Cómo me preguntas eso? ¡Por supuesto que los ayudaré! Cuentan con todo mi apoyo, lo sabes bien-sus palabras eran sinceras, aún trataba de asimilar la situación pero si de algo estaba segura es de que siempre apoyaría a esa chica de quien seguía enamorada.
-Muchas gracias Angi, de verdad-la abrazó con fuerza-Has hecho tanto por mí, no sé qué haría si no te tuviera…
Fin flashback
-¿Puedes creer eso?-con su mano izquierda tomó su flequillo y lo hizo hacia atrás manteniendo esa posición durante unos segundos-Soy un asco Sandra, no merezco siquiera ser su amiga-soltó su cabello y cubrió su boca-No puedo seguir así, no es justo lo que estoy haciendo…
-¡Oye! Tranquila…-la tomó de los hombros y la miró con decisión-¿Por cuánto tiempo piensas torturarte con esto? No es tu culpa haberte enamorado de ella; quizá no sea lo mejor ocultárselo durante casi diez años pero tus sentimientos nunca te han llevado a lastimarla de alguna manera. Y la vas a ayudar de corazón, no por compromiso o porque no tengas más opción ¿Qué estás haciendo mal?
Sus palabras eran rudas pero quería que reflexionara y se diera cuenta de que estaba equivocada. No entendía muy bien por qué pero la chica acostumbraba culparse por cosas innecesarias.
-¿O es que quieres estar como con Lucero o Christian?-ellos fueron sus últimas parejas y las cosas no funcionaron porque la más baja se culpaba de intentar olvidar a su antiguo amor con ellos haciendo que terminara sin que hubiera pasado siquiera un mes y a encerrarse en su departamento durante un par de meses en cada caso sin querer ver a nadie.
-Dejémoslo aquí. Vine porque tengo trabajo atrasado y eso debería hacer en vez de molestarte con mis problemas-se levantó del sillón y buscó sus cosas-Necesito despejarme y no puedo quedarte mal de nuevo y tan cerca de la entrega para la publicación.
-No lo digo por eso…-suspiró resignada-Eres muy terca, si quieres despejarte vayamos a dar una vuelta por ahí o cualquier cosa que no tenga que ver con el trabajo-la chica estaba a punto de negarse pero se lo impidió-Enjuágate la cara y vamos por algo para comer, tus ideas fluyen mejor de noche y tranquila, si quiero conseguir algo de ti necesito que estés bien. ¡Y apúrate antes de que me arrepienta!-la chica obedeció y caminó hacia el baño.
-¡Sandy!-le gritó para atraer su atención pues ella no soportaba que la llamara así-Gracias, en serio-sonrió levemente y siguió su camino.
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-¿Sigues aquí?-preguntó la escritora en cuanto regresó a su casa-Creí que te irías después de un par de horas y ver que no pensaba regresar ni responder tus llamadas-caminó hasta la cocina y abrió el refrigerador-Ni mi mamá hacía eso cuando me iba sin avisar y anochecía, de alguna manera me siento halagada...-sacó una cerveza y la bebió completa.
-¿Estuviste bebiendo y buscando con quién acostarte hoy?-preguntó sin hacer caso a sus provocaciones..
-¿Y qué si así fuera?-sacó otra cerveza y se apoyó sobre la barra mientras la bebía-¿Vas a mandarme a mi habitación y prohibirme que salga durante un mes?-la miró de manera retadora-Ya lo han hecho y no funcionó, te lo digo para que no pierdas el tiempo. Mis padres intentaron de todo conmigo y lo único que les funcionó fue correrme y no volver a verme... ¡Anda! ¡Dame la espalda igual que ellos y olvídate de mí!
-No hagas esto más difícil, por favor...-volteó hacia ella y la miró de manera comprensiva-Te pregunto esto porque me preocupas, quizá no lo recuerdes pero no sólo soy tu editora. Tal vez no soy quien deba decirlo pero lo que estás haciendo no es lo mejor, está bien si quieres retirarte y no saber más del mundo, sólo quiero que pienses bien lo que haces-se levantó de donde estaba y fue a su lado-Sólo quiero ayudarte...
-¡Perfecto! Ayúdame a buscarla, es lo único que te pido-le extendió la libreta-Puedo describirla si es necesario. Seguro está en la preparatoria así que no será problema encontrarla. No quiero ser yo quien la busque porque seguro alguna me reconocerá y no tengo ganas de dar explicaciones.
-¡Te volviste loca! Ya sé que has salido con mujeres jóvenes pero una estudiante es el colmo.
-No te montes peliculas sola, coincidimos y ella dejó esto. Si quiero buscarla es para devolversela no porque pretenda tener algo. No tiene nombre y en realidad tampoco parece tan importante pero algo me dice que debería entregársela. Esa niña ni siquiera era mi tipo, no voy a involucrarme con alguien que no me atrae.
-¿Hablas en serio?-la editora la miró con curiosidad, la conocía lo suficiente para saber que si hace algo por otra persona debe buscar algo a cambio-No puedo creer que de verdad quieras buscar a alguien de quien ni su nombre sabes para regresarle algo que no importa ¿Qué te motiva a hacerlo?-cruzó los brazos esperando una respuesta.
-¿Vas a ayudarme o no?-cuestionó con molestia-Si no puedes o no quieres hacerlo me da igual, encontraré la manera y asunto arreglado.
-No sé ni para qué pierdo mi tiempo... Anda ya, dime como es y empezaré a buscarla. Si llego a encontrarla te llamaré para ponernos de acuerdo pero por favor constesta cuando te llame y espera a escuchar lo que diga o te juro que de mí no volverás a obtener nada-sentenció con seguridad intentando obtener algo con su esfuerzo.
La menor rodó los ojos mientras asentía. No quiso mencionarlo en ese momento pero de cierta manera se sintió identificada con esa chica y pensaba que quizá hacer algo amable por ella tendría efectos positivos en su vida, sin tener un motivo en particular tal vez restaría sus culpas y estaría conforme consigo misma consiguiendo así regresar el orden en su vida.