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Competencia de amor (fanfic koi suru bokun) por patyunam

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Notas del capitulo:

Lo siento ya sé que debo tantas actualizaciones que me van a ahorcar. Lo primero, esta corta historia de dos o tres partes máximo se lo dedico a Yushki Lee de forma atrasada por su cumpleaños. Espero que sea de tu completo agrado y tuvieras un lindo cumple.

En segundo lugar respecto “El arrepentido deseo de cumpleaños”, como es historia conjunta vamos por partes, escribo un pedazo y Gaby otro, así que estamos avanzado seguro el domingo la completamos.

El día lunes 11 de julio subo la siguiente parte de este.

Como ya saben los personajes pertenecen a Hinako sensei y yo los amo.

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Capítulo 1: ¿Dónde rayos estoy?

Cuando miras atrás pierdes tantas cosas, la visión del presente por ejemplo, sin embargo perder a Morinaga y tenerlo tan enojado me hace realmente mirar a donde comenzó todo este problema.

Como todas las veces me fastidió su conducta inapropiada, ponerme excitado en un lugar así tan sagrado como nuestro lugar de trabajo no es para menos, tenía que golpearlo; sin embargo ahora creo que exageré un poco al lastimarlo y al decir todas esas cosas…

— mmmnnnn … sempai besas tan rico…mmmnnnn.

Su cálida lengua se dirigía entre mi paladar hasta llegar enredarse con la mía, me obligaba a responder puesto que mi lengua se metió en su boca al tiempo que sus hábiles manos bajaron de inmediato a tocar las zonas más sensibles de mi anatomía. A punto de perderme en la pasión de mi compañero, un tubo de ensayo explotó y me hizo volver a la realidad, en la cual una tonta calentura del estúpido kohai arruinó nuestro trabajo de todo el día.

Me miró apenado, yo impulsivamente junté mis dedos sobre mi palma para darle tan fuerte como pude con el puño en su mentón:

— ¡Maldito haragán pervertido! ¡Vez lo que hiciste!

— Lo siento sempai no volverá a ocurrir.

— ¡¿Que no vuelve a ocurrir?! ¡Eres como un animal sin cerebro! Todo el tiempo dices que no vuelve a ocurrir y al cabo de unas semanas me vuelves a hacer tus porquerías desagradables. ¡Como detesto que me toques y hagas esas cosas anormales!

Un par de lágrimas escurrieron por su rostro, me miró completamente afligido, se levantó del suelo para correr hasta que al intentar seguirlo recargue mi mano en unos vidrios del tubo que explotó…

Abrí mis ojos encontrándome en la escuela, por eso digo que perdí el presente pues estoy en un salón de clases y a juzgar por mi tamaño creo que soy un adolescente, más por esas sensaciones raras que rodean mi cuerpo. Lo más extraño es que no recuerdo haber estado en este lugar, menos aún este uniforme escolar.

Me di un par de golpes en la cabeza ¿Dónde rayos estoy?

 El profesor del aula, seguramente de Química, un total imbécil dijo mal los compuestos de los fertilizantes confundiéndolos con las sustancias de los pesticidas, por lo que intervine de inmediato:

— Profesor eso está mal, los carbamatos son un tipo de pesticidas, los fertilizantes químicos usan  Nitrógeno, Fósforo, Potasio y en menor extensión de Azufre, Calcio y Magnesio. Finalmente muy poca cantidad de los siguientes nutrientes, denominados elementos traza: Hierro, cobre, Zinc, Boro, Manganeso, Cloro  y Molibdeno.

El profesor me miró con asombro, alzó una ceja y me lanzó un reto:

— Ya que estas tan informado porque no nos traes la próxima semana un trabajo sobre los pesticidas más comunes.

Con una profunda arrogancia respondí:

— Por supuesto, ya verá que aprenderá un poco.

— Entonces también trae uno de los fertilizantes, pero que ambos sean para mañana.

— No hay problema profesor.

El irritado profesor me miró y dijo:

— Siéntate Tatsumi y déjame continuar con la clase, a menos que quieras darla tú.

— Continúe, no se moleste por mí.

Me senté y durante toda la clase el profesor intentó ponerme en ridículo, pero a cada pregunta yo respondí acertadamente con más conocimientos de los que él mismo tiene, incluso tenía formas de resolver algunos problemas de ecuaciones mucho más simples que los pasos que propone el tipo tonto que dice ser el maestro.

Una persona me miró sentado con los demás alumnos, al dirigir mi rostro hacia él, me percaté de que ese chico que me veía asombrado, es sin lugar a dudas Morinaga, aunque algo curioso de todo esto es que tiene la misma edad que yo. Este loco sueño me manda a cosas sin sentido, pues si de verdad pudiera ir a la misma escuela con él, tendría que ser por lo menos de un grado superior, no de la misma edad, más aún no debería tener los mismos recuerdos de adulto.

Continué escuchando las burradas del profesor cuando se levantó y usó un artefacto bastante complejo el cual es el pizarrón, puesto que con una especie de plumín navegó por la red y nos mostró algunas cosas que si son verdaderas, aunque  me asombró todo lo que ha avanzado la tecnología. En un instante un ring de celular detuvo todo:

— Tatsumi-kun les dije que deberían apagar sus celulares, irás directo a la oficina del director.

— ¿Y eso dónde queda?

— Muy gracioso, ve ahora sin discusión.

Me levanté y caminé por los pasillos con cámaras de vigilancia, no podía dejar de maravillarme de algunas cosas interesantes, pantallas por todas partes con anuncios escolares, algunos comerciales e incluso en la enfermería varios aparatos para medir la presión, azúcar entre otros. Cosas que sólo he visto en el hospital especializado donde atendieron a Matsuda la última vez que enfermó. Todo aquí parece tan común, más que ello, este mundo tiene una «justicia social» llevada a la práctica.

No pude dar más pasos lejos de la enfermería puesto que ya tenía enfrente a una mujer de aspecto rudo, bastante enorme por donde la vieran y muy molesta:

— Tatsumi Souichi, ¿otra vez a la oficina del director? ¿Acaso dirás que te perdiste de nuevo?

— No tengo idea de dónde queda.

— Te llevaré para que no te pierdas. Tus padres no me perdonarán si vuelves a escapar. — Movió los ojos en forma de disgusto.

Caminamos algunos pasos y la enorme mujer sacó el celular inteligente y habló:

— En seguida voy… ya lo llevo. Espere un poco.

 Una vez en la oficina del director, él me regañó por mi falta de seriedad con la vida:

— Así es Tatsumi-kun, si sigues saltando clases y reprobando exámenes tendremos que dejarte otro año en el mismo grado. Supongo que no me queda opción más que ponerte a cargo de un tutor.

Tomó su celular ¿Acaso todo el mundo se la vive con esos detestables aparatos? Hizo algunos clics y se comunicó con alguien:

— Mande por favor al chico de la beca, el que necesita créditos extra para subir su promedio… Muy bien aquí esperamos. — me miró con molestia y luego me comunico: — Ya viene tu nuevo tutor, es un chico de excelentes calificaciones, pero sacó un par de nueves en unos exámenes y suplicó por créditos extra. Las tutorías como sabes les dan un par de puntos en algunas materias. Si le das algún problema lo sabré de inmediato y voy a tener que dejarte otro año en el mismo grado. Recuerda que luego de que incendiaste el laboratorio te dimos una oportunidad porque tus padres son benefactores de la escuela. Pero no habrá otra, si lo agredes o maltratas te irás, ningún implemento de la compañía farmacéutica de tus padres podrá salvarte.

Suspiré de hastío y respondí:  

— Como quiera.

Ahora sí las cosas me parecieron tan absurdas, yo siempre he sido un excelente alumno y no me gustan los problemas, procuro alejarme de las personas y estudiar. Simplemente debería esperar por el chico que me «enseñará» para asombrarlo con mis conocimientos ¿Qué puede saber que yo no sepa?

Un par de golpes en la puerta de manera exageradamente cortés se escucharon.

— Adelante por favor. — Expresó el director.

— ¿Director me mandó llamar? — Expresó aquél fastidioso chico de cabello azul parecido a Morinaga.

— Si por favor siéntate aún lado de Tatsumi-kun.

— No me diga que este es el chico al que quieren que le dé clases. ¡Definitivamente no! No puedo darle clases a un bruto como él.

— ¡¿Qué dijiste?! — Respondí al instante levantándome para golpearlo.

— Tranquilos chicos, siéntate por favor ¿Cuál es tu nombre? — Preguntó el director.

— Morinaga Tetsuhiro. Pero no me haga esto, debe haber alguien que necesite asistencia y no sea él.

— Me dijeron que también te apuntaste a las tutorías por las becas de útiles que les entregan a los tutores. Así que hagamos un trato, duplicaré tu beca si logras que Tatsumi acredite el año. Sólo será este ciclo escolar y cuando llegues al último grado te daré una recomendación para la universidad que quieras.

Respiró profundo y con una sonrisa miró al director:

— ¡Es un trato! Aunque no prometo que acredite, pero me esforzaré para recibir ese pago doble.

— No hablen de mí como si no estuviera. No soy un bruto y yo puedo pasar sin ayuda.

— Tatsumi-kun, si no vas a las asesorías tendré que tenerte aquí estudiando en las horas libres como lo hicimos el año pasado o simplemente re cursarás.

Por alguna razón eso sonó terriblemente aburrido, creo que lo mejor es demostrar que soy más listo que este pedante Morinaga. Ya verán todos.

El director le habló a su celular:

— Horario de Tatsumi Souichi y Morinaga Tetsuhiro.

Examinó la pantalla y expresó:

— Muy bien, veo que justo ahora tienen ambos una hora libre. Así que comiencen con las asesorías, vayan por sus cosas al aula, los estaré observando desde los monitores. Si intentas escapar de nuevo ya sabes lo que te pasará Tatsumi.

Puse los ojos en blanco en señal de desaprobación y salimos de la oficina. Morinaga tomó mi hombro con confianza mientras bajé el rostro para pensar ¡qué diablos hago en este lugar tan extraño!

Una vez fuera de la oficina, Morinaga me soltó con repulsión y dijo:

— Más te vale prestar atención, necesito el dinero aún si debo quedarme contigo varias horas para las asesorías. No quiero tener que ver a las basuras a las que les dices amigos por favor. Intenta estudiar, no quiero estar repitiendo las cosas varias veces. — Sus ojos llenos de desprecio me observaron, luego miró a otro lado y suspiro diciendo: — No puedo creer que deba darte clases, ¿Qué van a decir mis padres?

Caminamos hasta el salón y vimos  a los compañeros salir poco a poco. Por mi parte entré pasando delante de Morinaga ignorando la mirada acusadora del estúpido profesor hasta llegar a mi mochila y demás cosas. Observé a Morinaga esperarme haciendo ademanes para que me apresurara, por alguna razón comencé a sentir ganas de salir de esta horrible prisión que es la escuela. Luego pensé en mi futuro sin la universidad en un trabajo mediocre al lado de papá y finalmente me di cuenta que esos recuerdos no son míos puesto que yo estoy haciendo un doctorado para la universidad N. La confusión de mi cabeza me hizo sentirme aún más molesto, con ganas de prenderle fuego a toda la escuela, algo que intenté ignorar, simplemente tomé mis cosas y  fui hasta dónde mi asistente ¿asistente? Si lo veo bien creo que este tipo no se parece en realidad a Morinaga, no es atento, ni amable, sólo su apariencia es igual, junto con su nombre.

Caminé detrás de él, me guió hasta los cubículos de la biblioteca en donde sacó un celular y un cuaderno, el desdén en sus ojos me hizo sentir profundamente incómodo. Finalmente expresó:

— ¿Entonces con qué materia comenzamos?

— Tal como le dije al director no requiero asistencia, sólo acepté para no tener que ser castigado.

— ¿Sabes qué? En realidad no me importa si necesitas ayuda o no, a mí me pagarán si tu acreditas las materias, por lo que comenzaremos con historia. Recuerda que si me quejo con el director llamarán a tus padres para informarles que recursarás nuevamente.

Me atemorizó saber que así será, mis padres me castigarán de por vida si vuelvo a cursar el mismo grado. Las cosas volvieron a ser confusas, por una parte en mi cabeza hay temor por mis padres y por otra sé que soy un adulto que no depende de sus padres, luego está el hecho que aquí todavía tengo una madre. Me dejé guiar por mis instintos que me ordenaron escuchar al  tipo de cabello azul, respondiendo lo más desganado que pude:

— Adelante.

Escucharlo hablar de historia universal me hizo preguntarme por la fecha, pues mencionó la segunda revolución industrial, la cual no me explicaron cuando yo estudié la preparatoria, por lo que tengo la sensación de que estoy en el futuro. Recordé el celular y las búsquedas en internet, aunque fui interrumpido:

— ¿Me estás escuchando? — Dijo con molestia Morinaga.

Asentí torciendo la boca, luego me percaté que hay cosas que he olvidado sobre la historia, pero otras las conozco perfectamente, incluso completé algunas partes sobre lo que dijo, razón para sonreír con malicia y decirme:

— Entonces ya sabes todo y no requieres mi ayuda con historia por lo que veo. Creo que entonces te haré un examen. Lo resuelves para mañana  y así veremos que partes debo explicar.

— ¿Para mañana? No escuchaste que el profesor quiere un informe de fertilizantes y pesticidas.

— Tienes razón, mejor lo hacemos ahorita, de hecho vas a resolver los exámenes de prueba de todas las materias. Recuerda que son cosas del año pasado, mejor dicho del primer grado, que se supone acreditaste.

Me pasó su celular con las preguntas en la pantalla para que digitalmente les diera a las respuestas correctas. ¿Dónde quedaron los exámenes impresos?

A pesar de las opciones múltiples estoy plenamente seguro que muchas cosas las he fallado, no recuerdo todo sobre la historia universal. Lo único bueno es que si tengo un dominio de la química, física y un poco de matemáticas por mi carrera, no creo fallar en todas esas. Una vez terminé la primera prueba, escuchamos el timbre que anunció el inicio de la siguiente clase, razón para marcharnos al aula.

La odiosa clase de matemáticas me hizo notar que estoy algo oxidado en muchas cosas de la preparatoria, no es que en realidad me importe, pues la especialización que poseo en la licenciatura de agricultura es lo que me hace ser uno de los mejores investigadores de la universidad N. Aunque ahora que me encuentro en este lugar supongo que debo mezclarme hasta poder volver a mi propio tiempo. Intenté prestar atención pero algo extraño ocurre con mi cabeza, ideas sobre salir a molestar a los idiotas con mis amigos, me vuelven un inútil a la hora de prestar atención. Creo que todos tienen razón y simplemente soy un bruto que se la vive haciendo cosas malas y molestando a otros. Los recuerdos mezclados me atrapan un poco, lo que si deseo saber es como son mis padres, más mamá que me causa un sentimiento de añoranza, quisiera poder abrazarla pues la extraño mucho y a pesar de que no sea la misma me hace sentir el mismo amor por ella.

— Tatsumi Souichi, pasa por favor al pizarrón a resolver esta integral.

Integrales, derivadas, santo cielo creo que olvidé todo eso. Morinaga me pondrá a revisar todo desde el inicio, de hecho tiene tanto tiempo que no hago una maldita división de dos cifras, ni una resta sin mi calculadora, me devolverán a la escuela  elemental si no intento recordar esas cosas.

Una vez en el pizarrón, me aproximé a mirar el símbolo de integral seguido de:

∫ x sen x dx

Supe que nada podría salvarme de clases extra al lado de ese idiota. Sin lugar a dudas necesito un repaso completo de tantas cosas, tantas materias, por lo que miré a Morinaga con ánimo de que me ayudara a resolverla pero se volteó evadiendo mi súplica, por lo que el profesor me miró con decepción expresando:

— Como siempre no prestas atención y no sabes que hacer. ¿Alguien sabe la respuesta?

Con el gesto más vanidoso se levantó de su asiento Morinaga y respondió:

 -x cosx + senx+C

— Excelente, pasa al pizarrón y muestra los pasos que seguiste.

Me ignoraron totalmente por lo que me senté y tomé el celular a escondidas, por alguna razón sentí un placer en aquello, como si me faltara algo al no haberlo revisado en tantas horas. De pronto lo vi, el mensaje que me hizo ir a la oficina del director:

«Nos vemos a la hora del almuerzo»

Con el nombre de Daichi en la larga lista de mensajes entre nosotros, leí algunos anteriores para darme una idea y recordé más de las cosas que hemos hecho. Nos juntamos al lado de otros dos chicos y nos burlamos de los demás, fumamos bebemos y hemos escapado de la escuela juntos, pero yo soy el que se le ocurren las ideas para ser castigados. Creo que soy el líder aunque hay veces que hemos peleado a golpes y Daichi siempre me gana, a pesar de ello soy el más listo y por eso siempre siguen mis instrucciones.

Terminando la clase, tenía al lado de mi pupitre a Morinaga con un aura oscura, hasta que pregunté:

— ¿Qué demonios quieres?

— ¿Puedes dejar de mirar tu celular para prestarme atención un segundo? No quiero quedarme hasta muy tarde, por lo que te veo luego de la última clase. Si te marchas le avisaré al director.

— ¡Tetsuhiro! Vamos a comer. — le dijo un chico más alto que nosotros y de una clase superior por el uniforme que portaba.

Sin decir una palabra más, su sonrisa boba apareció y se marchó al lado de aquél muchacho. ¿De modo que Morinaga tiene novio? Me molestó el hecho de sólo pensarlo, quise estrangularlo, sin embargo es mejor de esa forma pues así no me molestará con sus perversiones. Tomé mis cosas y los seguí a distancia hasta que un aventón en mi mochila me hizo girarme en seco para devolver el gesto, por supuesto:

— ¡Daichirou! — Expresé con molestia al mirar al chico tan similar en su forma de ser a Isogai.

La sonrisa irónica apareció y me respondió:

— ¿Qué cosas haces últimamente que me cambias el nombre? ¿Será que te dieron a probar alguna droga? De todas las cosas en las que te apoyaría esa no es una, las drogas te matan las neuronas y las necesitamos para salir de esta infernal escuela.

— No, sólo me confundí Daichi, voy a la cafetería a comer algo, muero de hambre.

Saludé a mis amigos, un par de chicos bastante peculiares con el porte de los clásicos abusones. Daichi me siguió a mi lado, a mis espaldas caminaron ese par de chicos amenazantes que lucían como mis guardaespaldas, en realidad no recuerdo sus nombres. Al llegar a la cafetería busqué por todas partes al idiota de Morinaga, entonces lo vi sentarse con sus ojos brillantes en busca de atención, mirando a una persona que no soy yo. Rechiné los dientes al tiempo que me senté en una posición en la que no pudiera ser visto por él:

— ¿Souichi no dijiste que tienes hambre? ¿Qué hacemos aquí sentados sin ir por nuestra comida? — me reprendió Daichi.

Fuimos por nuestro almuerzo y volvimos a la mesa, comimos y entonces me percaté que nuestra forma de escapar tan simple. Robé la llave de la puerta del conserje por lo que salimos por su entrada, la cual queda a espaldas de la escuela. Para evadir las cámaras el genio de la computadora Daichi las bloquea en cuanto estamos por los pasillos, razón por la que nadie sabe nuestra manera de fugarnos.

Uno de los chicos que no se su nombre, me preguntó:

— ¿Souichi hoy iremos a pintar los grafiti?

Creo que debo alejarme de ellos para acreditar mis materias, no puedo continuar con la holgazanería si quiero pasar de año, además estoy tan vigilado que no podré irme sin que el chismoso tutor me delate, por lo que respondí:

— No puedo, me pusieron un tutor y me delatará si

escapo. El director me hará repetir el año si no me pongo al corriente con las materias.

— Ya sabes que eso no es un problema, podemos amenazarlo para que haga tus tareas y no te delate. — Expresó el otro chico.

— Debe estar desesperado para aceptar ser tu tutor, ¿recuerdas que lo intentaron un par de veces pero no te consiguieron ningún voluntario? — Afirmó entre risas Daichi.

Mientras tanto, en la mesa de Morinaga no pude evitar notar las miraditas entre ellos, mi estómago se revolvió ante tal repulsivo espectáculo ¡cómo se atreve a coquetear tan descaradamente frente a mí!

Una mano pasó frente a mi cara haciéndome volver a la conversación:

— ¿Por qué miras tanto al matadito? Ahora nos va  decir que te gusta y no puedes dejar de pensar en él.

Todos rieron a excepción de mí que simplemente los observé con desagrado. Finalizando nuestra comida, miré levantarse a Moringa y a su acompañante caminando juntos totalmente felices. En realidad lo que ellos hagan no me incumbe, debo centrarme en lo importante ¿qué es…? No tengo idea de qué me importa en esta situación, quizá volver a mi mundo, a la realidad que conozco. Recordé en ese segundo que no tengo idea si es un sueño o en realidad estoy en el futuro, por lo que tomé el celular y miré la fecha que apareció dándome un susto de muerte: “2216”. Doscientos años en el futuro para ser exacto, no creo que sea coincidencia el que me encuentre aquí, menos con el mismo nombre y apellido, quizá soy mi propio descendiente. La pregunta ahora es ¿Cómo demonios llegué aquí?

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PDV Morinaga 2016

El día de hoy miré a mi querido sempai tan seductor y hermoso como todas las veces, sin embargo me siento tan excitado, no he podido tenerlo entre mis brazos desde hace algunos días y creo que él me desea por la forma tan extraña de mirarme. Finalmente luego de un día de trabajo de lo más pesado, habiendo terminado el experimento que tanto nos ha hecho sufrir, dejamos hirviendo un tubo de ensayo con la fase final del insecticida. No pude más, por lo que lo besé con todo la pasión que he contenido, pero él no se resistió, al contrario, respondió agradablemente a las caricias que le di. Juntó su lengua a la mía e incluso la introdujo en mi boca quitándome el aliento. El tubo de ensayo explotó y algunos vidrios brincaron por toda la mesa, entonces todo volvió a la normalidad con los regaños de sempai:

— ¡Maldito haragán pervertido! ¡Vez lo que hiciste!

— Lo siento sempai no volverá a ocurrir.

— ¡Que no vuelve a ocurrir! ¡Eres como un animal sin cerebro! Todo el tiempo dices que no vuelve a ocurrir y al cabo de unas semanas me vuelves a hacer tus porquerías desagradables. ¡Cómo detesto que me toques y hagas esas cosas anormales!

Sus palabras me dolieron, puesto que sus respuestas corporales dicen cosas que su boca niega, me hace creer que imagino todo, a tal grado que no pude evitar llorar y alejarme hasta la puerta con tal de que no me vea hacerlo. Casi escapé, cuando escuché el ruido de su cuerpo caer al suelo con un golpe seco y terrible.

Volví asustado e inmediatamente al no sentir su pulso marqué a emergencias, me dediqué a darle resucitación para mantenerlo con vida, la toxina seguramente le ocasionó un paro. Los paramédicos llegaron un par de minutos después y continuaron la resucitación, al llegar al hospital lo metieron a una sala mientras yo llamé a Kanako para avisarle del percance.

No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que llegaron la señora Matsuda y Kanako a sentarse a mi lado; me  sujetaron con fuerzas pues no podía dejar de llorar ni para explicar el accidente. Algún tiempo después apareció el médico:

— ¿Quién viene con Tatsumi Souichi?

Nos levantamos aproximándonos hasta él médico y finalmente habló:

— El señor Tatsumi tuvo una grave reacción alérgica que se solucionó con cortisona, sin embargo también existe otro problema, desde que llegó sus ondas cerebrales se volvieron erráticas, por lo cual está en coma. Necesitamos investigar que sustancia es la que le provocó esto, suponemos que una poderosa neurotoxina entró en contacto con él, ocasionando su estado. No tenemos idea cuando pueda despertar, por lo que alguien debe quedarse a cuidarlo.

Me arrodillé hecho un mar de lágrimas, no puedo creer que ocurra algo tan horrible por una cosa tan simple. Necesito estar en el momento en que despierte, no quiero alejarme de su lado. Intenté tranquilizarme para suplicar:

— Yo quiero, yo necesito quedarme a cuidarlo, ya verán que despertará. No puede permanecer así y dejarme solo.

Ambas mujeres me miraron tan afligidas  que accedieron sin pensarlo. Cenamos algo en la sala del hospital y finalmente entré a sentarme al lado de aquella cama tomando su mano.

Adentrada la madrugada, mientras miraba la televisión, sempai sujetó con fuerza mi mano y abrió sus hermosos ojos. No pude con tal alegría, las emociones me sobrecogieron, temblé al tiempo que le dije:

— ¡sempai, no puedo creerlo! ¡Despertaste!

Me miró extrañado y respondió:

— ¿Dónde estoy?

— En el hospital, tocaste un tubo de ensayo con una toxina que por poco te mata. Dijeron que no sabían cuando volverías, no puedo creer que ya estés bien.

Toqué el timbre de la enfermera para que vinieran a revisarlo y constatar la buena salud de sempai.

— ¿Dónde están todos? ¿Por qué tú estás aquí? — Preguntó temeroso.

— Pidieron sólo a una persona para quedarse, no podría dejar que nadie más se quedara y yo sin saber que ocurrió contigo.

De inmediato entraron algunas enfermeras y un doctor que lo examinó:

— ¿Recuerda su nombre?

— Claro que sí, es Tatsumi Souichi.

Con algunas preguntas parecía confundido y no supo responder adecuadamente, como el año e incluso confundió los nombres de sus padres, los cuales yo si conozco. Una vez finalizadas las preguntas, el doctor sonrió y nos explicó:

— Usted se encuentra muy bien, una recuperación casi milagrosa luego de un coma, no obstante, el estar confundido con sus memorias es normal, pero creo que si mañana continúa bien, lo daremos de alta pronto.

Di saltos de felicidad y tomé su mano contra la mía, no podía con tanta emoción luego de imaginar que mi amado no despertaría.

— ¡Qué bueno que estás bien!

Mis brazos lo sujetaron con ternura, él como siempre reacio a recibir mi afecto. El médico y las enfermeras se marcharon a continuar sus rondas  y comenzó a hacer preguntas:

— ¿Dónde está mi celular?

— Lo dejaste en el laboratorio con nuestras cosas, mañana iré por todo al laboratorio. No vamos a trabajar hasta que estés bien, necesito cuidarte en nuestra casa para que te pongas totalmente sano.

— ¿Así que nuestra casa? ¿Tú y yo vivimos juntos? ¿Ya no vivo en casa de mis padres?

— Parece que sigues bastante confundido, lo bueno es que dijeron que es temporal. Vivimos juntos desde hace un año y soy tu asistente en la universidad N, en la cual haces tú doctorado.

— Interesante… Así que soy un investigador y soy independiente. Te ves distinto, como mucho más grande que yo Morinaga, pero en realidad no me importa, sólo quiero salir de aquí.

— Menos mal que te acuerdas de mí, pensé que sería lo primero que olvidarías.

— Cómo podría, si en la escuela eres demasiado notorio. Supuse que no querrías hablar con alguien como yo, menos vivir conmigo, pero seguro mi gran inteligencia me hizo volverme tu superior.

Sus comentarios extraños, me hicieron pensar que no todo está bien, no obstante  marqué a las chicas para comunicarles que sempai despertó y me informaron que a primera hora llegarán a visitarlo.

— Sempai, Matsuda y Kanako vendrán en la mañana, mientras yo voy a avisar a la universidad que no asistiremos algunos días.

Asintió sin decir nada, luciendo muy pensativo y mirando el televisor. Conozco ese gesto y siempre lo hace cuando se pone a idear soluciones a los problemas, supongo que se la vive pensando en los experimentos que perdimos.

Por la mañana, salí del cuarto de sempai y entraron ellas seguramente a celebrar que todo esté bien. Yo partí al laboratorio a recoger nuestras mochilas y asear con mucho cuidado el tubo de ensayo roto para evitar un nuevo accidente. Posteriormente me di una ducha en casa, a descansar un rato de la desvelada para quedarme nuevamente a su cuidado.

Permanecí toda la noche con él, le platiqué cosas de la escuela que parece no comprender, temo que no recuerde cosas importantes de nuestro trabajo, sin embargo el doctor le hizo pruebas en las que no denota ningún problema y lo que no recuerda lo recupera rápidamente.

Por la mañana finalmente dejaron salir a sempai. Me proporcionaron su ropa, se la entregue y una vez que se la colocó caminó tras de mí como esperando que yo le indique la salida. En la sala de espera, Kanako y Matsuda aguardaban por nosotros, a lo cual su hermanita lo abrazó antes de marcharnos para que nosotros abordáramos un taxi hasta el departamento.

Una vez arribamos al complejo de departamentos, le indiqué el lugar de nuestra casa, abrí la puerta y de inmediato lo abracé. Miré sus hermosos ojos miel que lucían muy confundidos y uní nuestros labios en un casto beso que profundizaría hasta que me empujó y se puso totalmente rojo de vergüenza:

— ¡Qué demonios crees que haces!

Se separó de mí y camino hasta abrir la puerta de mi habitación, por lo que dije:

— Tu habitación es la de enfrente.

Cerró la puerta, dando la vuelta para meterse toda prisa a su cuarto.


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