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Rey por Huitzil

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Notas del fanfic:

 


 


Somos tan diferentes que es por eso que somos el uno para el otro.


 Si escribo es porque no tengo nada que perder

Notas del capitulo:

Bien, bien, bien…. Bueno, aquí me tienen amores con un nuevo Fic de una peculiar por no decir extraña pareja, si de excusa les sirve culpo a twitter y a sus sensuales imágenes y a una escritora de A.Y. yo realmente no veía Crowbby en esto pero, bueno puedo morir en  paz o pueden lincharme si quieren de todas maneras escribo por el mero placer de escribir :v vamos Bobby dale duro al rey del infierno en el suelo. Solo me uno más a esta linda y romántica causa al fin y al cabo hay que ver Dean tiene a Cass y Sammy tiene a Gabriel era justo que Bobby también tuviera a quien amar >////<  son tan lindos 

Emocionalmente dañado… podrían ser las palabras que llevo buscando durante tanto tiempo, desde que conocí a Robert Singer  quizá; pero aun así no estoy del todo seguro. Tenía mucho tiempo pensando en las cosas irrelevantes de mi vida, siempre fui alguien a quien podrían llamar como “libre” más que anarquista, rebelde o en el peor de los casos idiota. Idiotas aquellas almas que osaron en burlarse de mí, ridículos monos cirqueros que no creyeron que sería alguien. Soy alguien, alguien que no era nada y logro convertirse en rey.  ¡SOY El MALDITO REY DEL INFIERNO! El Rey Crowley que se inclinen los países de tan solo escuchar mi nombre.

Dejando en clara esta humilde.- (por así decirlo) “duda” en caso de si alguien la tenía, vuelvo a sumirme en mi trono lleno de papeles inservibles y datos inútiles del infierno; me lleve la mano a la mejilla viendo parlotear a uno de mis minions sobre lo mismo y de pronto otro demonio se acercó a mí para murmurarme todos los pendientes que había en este averno. Ese estúpido de Lucifer, no entiendo como era capaz de controlar este lugar sin perder la cabeza ya que estaba, sin control, sin orden, sin nada… Bien, para eso estaba papi Crowley, para arreglar las cosas y mi plan de limpieza iría igual o mejor si no fuera porque desde hace algún tiempo gracias a los Winchester y sus invocaciones. -(hermanos inútiles que no podían hacer las cosas por si solos) había conocido a quien aún ahora entraba en mis sueños más eróticos y húmedos jamás soñados por mí. Robert Singer, gracioso ¿cierto? Patético también podríamos llamarlo, pero por sobre todas las cosas excitante.

Me relamí los labios resecos y me quede anonado viendo la nada, mi sangre hervía y mis manos ansiosas comenzaban a sudar. Alguien me invocaba, alguien quería venderme su alma y yo no podía resistirme a esa dulce tentación. 

Aparecí en un chasquido de dedos a mi destino y para mí no sorpresa me encontré en ese maldito lugar que tan conocido se me hacía. Burdo y sórdido, oloroso a madera, polvo, moho y wiski barato. El hogar de los Winchester… Mire el techo buscando una trampa para demonios que para mi sorpresa no estaba y repase todo el lugar con la mirada hasta que me encontré con los fulminantes ojos de Robert.

- Hola dulce cariño.- salude con picardía, secretamente me causaba mucha risa y ternura ver al rudo y malo de Singer sonrojarse, mas este levanto una ceja, parecía molesto por alguna razón/motivo que seguramente si había hecho y no iba a negar pero que prefería callarlas ya que enumerarlas me llevaría todo un siglo. – veo que has hecho dieta, te sienta de maravilla Robert.. – quise acercarme pero cuando trate de avanzar un poco más me encontré en lo que, como se estaba volviendo costumbre, una trampa para demonios ¿Por qué no me sorprendía? –Valla, donde queda la confianza cariño, creí que ya habíamos pasado por esto si me quieres solo para ti solo tienes que pedírmelo y haremos “otro” trato para conseguirlo-

- No quiero ningún otro trato contigo.- me respondió con su gruesa voz lo que me hizo levantar las cejas.

- Bueno, Robert pues me has hecho perder mi valioso tiempo, ahora si quitas esta trampa para marcharme yo… -

-Quiero venganza, no puedes ir sacándome fotos y enseñándoselas a todos y menos a mis muchachos cuando se te de tu regalada gana, ¿no sabes lo que es una humillación Crowley?

- Con el tiempo las cosas se olvidan Singer- distraídamente me lleve las manos a mis bolsillos dibujando una sonrisa de medio lado – las personas, los amigos, los sentimientos también están incluidos y no olvidemos la humillación, nada se salva del olvido.-

Robert  que hasta entonces había permanecido serio con su mirada clavada en mi, dibujo lo que a mí me pareció una sonrisa macabra.

- es como andar en bici – gruño tomando un gran trago de Wiski - ¿Qué es el rey del infierno en una trampa para demonios? ¿Eres más fuerte que yo? Es lo malo de los demonios, siempre tan confiados a sus  poderes y a su magia negra…

-Oye Singer… tengo cosas mejores que estar aquí de pie escuchando tus filosofías de cazador viejo por si no te has dado cuenta ahora soy mamá gallina del infierno y mis polluelos necesitan quien los guie por el buen camino.-

- ¿cosas mejores? ¡Ja! ¿Cómo estar sentado en tu trono sin hacer nada?- Robert parecía borracho, enojado por algún motivo y nervioso, más agresivo que de costumbre no es como si no me lo mereciera pero bueno… ustedes me entienden.

- tengo curiosidad… ¿Qué quieres de mí?- pregunte automáticamente al verle relamerse los labios con soberbia y hambre.

Robert no dijo nada entro de un solo paso largo a la trampa de demonios y me tomo de las muñecas con fuerza, trate de librarme pero fue en vano, el viejo perro era más fuerte que yo. Forcejeamos, recuerdo que le di un puñetazo abriéndole el labio inferior tratando de defenderme pero él me lo regreso directo en el estómago tumbándome en el suelo. Caí sin aire sosteniendo con asir donde había sido el golpe escupiendo saliva y bilis de mi recipiente humano. Eso había dolido como mil infiernos.

- carajos… tiempo fuera Singer.-

Robert me tomo del saco –Voy hacerte recordar lo que es sentir de verdad….-

Creí por un momento que Singer me clavaria una esas espadas angelicales para matarme. No puedo negar que sentí miedo a la muerte por segunda vez, una muerte definitiva en donde mi alma no fuera siquiera el murmullo de un lamento pero mucha por no decir extrema y exagerada fue mi sorpresa al notar los labios tersos del cazador. Me había quedado atónico y no sabía que ese era mi peor error.

Nuevamente probaba los tersos y deliciosos labios de Singer con esa juguetona y experta lengua surcando mi paladar, rápidamente sin moral o ética comencé a devorar sus labios avivadamente sin detenerme a pensar en nada más que en disfrutar. El castaño me mordió el labio sin muchas fuerzas y sin hacerlo sangrar muy en cambio de mí que succione la pequeña herida sabor a sangre que le había abierto en nuestro forcejeo y disfrute cada gota de sangre como me fue posible, fue él quien se separó de mí para desabrochar y meter su mano en mis pantalones, y acariciar por debajo de la ropa mi creciente erección, gemí cual perra en celo tratando de contenerme pasando mi mano por detrás de su cuello para tener un soporte a mi delirio.

- ¡Ah! Robert… Huummm…..- me escuche a mí mismo gozando de esas caricias desvié una mano donde estaría su miembro más el cazador me detuvo y me apreso en un nuevo beso demandante, salvaje de esos que te quitan el aliento y murmuro sobre mi piel en un gruñido varonil.

- Sin tocar Crowley.-

- Robert no seas ¡Ah! – volví a gemir sintiendo como mi poca fuerza me abandonaba para caer de lleno en el placer y la lujuria, Robert había acelerado el movimiento con su mano, simplemente no dejaba de volverme loco, murmurando palabras sucias a mi oído, mordisqueando mi cuello con fuerzas y capturando mis labios una y que otra vez silenciando mis suspiros.

- No sabía que un demonio podía ser tan sensible en ciertas partes – dijo con morbosidad en su tono grueso masturbándome tan gloriosamente mientras yo sentía como una corriente eléctrica recorría toda mi espina dorsal, me sostuve de su camisa verde militar apretando con fuerza los ojos. Así fue como me acababa de venir sobre mi pecho y parte de la camisa de Singer, habia sido espectacular esa masturbación y estaba sin aire jadeando fermente con la cara oculta en el brazo del castaño y no por pena o vergüenza porque de esas palabras el significado me quedaba corto, sino por enojo porque ese maldito hombre jugaba con mi cuerpo como si fuera una puta.

Singer sonrió con maldad y no pude evitar no  besarle en los labios aun cansado, Robert me devolvió el beso acariciando mi espalda baja de la nada mi camisa fue desabotonada y mis pantalanes retirados de mi cuerpo con todo y boxers, mis zapatos no estaban desde casi el inicio y prácticamente solo tenía mis calcetines puestos de la cintura para abajo. Mis movimientos y mis poderes estaban limitados a un ridículo círculo y las fuerzas de “bobby” eran más bruscas y poderosas que las de mi recipiente pero nadie podía culparme por elegir el cuerpo de un atractivo, maduro e inteligente pero lamentablemente débil y descuidado escritor.

- abre las piernas perra…- me ordeno Robert con su lenguaje tan colonial como el de Dean, ahora sabía perfectamente de sobra de quien lo había sacado.

- ¿Qué te hace pensar que el pasivo seré yo?- pregunte tratando de sonar valiente y no es como si no hubiera disfrutado del sexo con hombres o como si con ninguno hubiera sido el que recibía, realmente la sexualidad me daba igual, mientras el sexo fuera bueno y caliente como a mí me gustaba todo lo demás salía sobrando, lo que no me agradaba saber era que Robert empezara a darme ordenes como si fuera cualquier zorra a la que podía tratar como quisiera.

Robert saco la espada angelical y me hizo un ligero y rápido corte en el abdomen sacándome un sonoro gemido, valla… sabía que una parte de mi debía ser masoquista para disfrutar tanto de ese dolor y para considerar recibir otro.

- Abre si no quieres que empiece a exorcizarte en este mismo instante demonio, eres mi perra y harás lo que yo te diga.-

Torcí la boca de mala manera abriendo lentamente mis piernas sintiéndome expuesto - ¿Dónde queda la dulzura dulce cariño? – bromee con una gran sonrisa en el rostro hasta que -¡Haa! ¡Mierda Singer! Ten la decencia de avisar.- el castaño había metido uno de sus dedos a mi entrada sin ni siquiera humedecerlos.

- Ese lenguaje Crowley… los” niños” pueden escucharnos –

- ¿Ardilla y Alce están aquí? – Pregunte olvidando la incomodidad que me proporcionaba el dedo de Bobby pero no así por esa razón no deleitándome con sus movimientos en mi interior.

- Durmiendo tranquilamente cual bebes…

- eres un…

Era difícil hablar o pensar con dos dedos en mi entrada saliendo y entrando como si nada, siendo humedecidos por mi semen esparcido en mi estómago, si, era difícil siquiera articular alguna palabra coherente que no fueran ufanos gemidos y excitantes quejidos. Realmente no me importaba que Alce y Ardilla estuvieran en la misma casa con nosotros o que nos estuvieran viendo lo que había hecho saltar el corazón de mi recipiente desenfrenado habían sido las palabras inconscientes del viejo cazador. La mano firme y fuerte de Singer era muy hábil en su tarea y podía conformarme con escuchar los latidos apurados de su corazón. Eran rápidos, constantes y hasta podía decirlo sin sonrojarme… románticos.

Mis piernas seguían abiertas, mi cabeza apoyada en parte del brazo y pecho del cazador, una de mis manos se aferraba a su espalda y la otra intentaba mantener mis piernas abiertas.

- ¡Ah! ¡Hummmph!- me quejaba por el ligero dolor y la imponencia de querer más que un par de dedos – Ya Singer, si me lo vas hacer, hazlo bien o.. ¡ah!-

- Creí que ya lo estaba haciendo bien.

- Nha….. Sabes a lo que me refiero….-

- El rey del infierno tendrá que rogar….

- ¡Maldición Robert! No te voy a rogar por nada- masculle molesto y de pronto el paro, saco sus dedos y sonrió tratando de ponerse de pie. Me quede atónico viéndolo separarse de mi como si yo no fuera nada. Mi orgullo subió a mi garganta y no me dejaba articular palabra alguna se me olvidaba que el había dicho que esto era venganza y aunque yo era un demonio desalmado me hería internamente mucho que aquel hombre no me viera más que como una zorra, un minion más del montón y no algo especial, no como yo lo veía a él.

Apreté los puños con ira apretando los dientes, no podía dejarme así, en este estado tan patético y ridículo, yo era el Rey del infierno, el maldito amo de todos los demonios, el simplemente no podía… Yo no rogaría, tenía una voluntad de hacer inquebrantable, una autoestima elevada por los aires, no, no y no.

- Robert….-

 ¡Adiós voluntad de acero!

Mi voz se escuchó baja, fue más como un murmullo que estaba seguro que ese hombre si escucho pero que prefirió ignorar ¡maldito! Me mordí el labio inferior mientras ya se alejaba tranquilamente – Singer, por favor…- Volví a rogar encogiéndome de hombros y viéndome los dedos de las manos, era verdad… yo podría estar en el cuerpo de un escritor pero muy por dentro sabía que lo había elegido por que era el recipiente que más se parecía a mi cuando era humano, y justo en este momento me sentía estúpido, tonto, feo y asqueroso ¿Cómo podría Singer querer a un demonio como yo?  - ¡Robert!-  grite enojado sin importarme que Dean o Sam bajaran y me vieran rogando por un poco de caricias. – Por favor… ¿podrías….- lo que había empezado como una gran exclamación estaba terminando en un inentendible murmullo.

- No te escucho…

- Yo…

- ¿Qué? No escucho cuando dices que soy mejor que tu Crowley y que borraras esa foto de tu celular.-

-¿Qué? Aja,ja,ja,ja buen intento Singer, pero eso no se va a poder hacer, esa foto es el mejor recuerdo que tengo de nosotros.-

- ¿nosotros? No seas idiota no existe un nosotros

- Puedo estar aquí con mi pene de fuera, masturbándome y cuando lleguen nuestros niños puedo narrarles la historia del porque estoy aquí con lujo de detalles cariño.-

Me recosté cómodamente en aquel circulo mágico exponiéndome ya me importaba bien poco si parecía una zorra o no,  el chiste de la lujuria era que se disfrutaba. Cerré los ojos tratando de normalizar mi respiración ya agitada y sonreí al sentir despertar mi hombría nuevamente.

Mas sin embargo lo que sucedió no me lo espere, Bobby había entrado nuevamente al círculo y me había besado con hambre y pasión, realmente adoraba esos besos. Me sujeto de la nuca y empezó a devorar mi boca.

- Maldito demonio- murmuro entre beso y beso.

Mis piernas fueron abiertas de par en par, pero no era como si realmente hubiera una resistencia a esa brusca forma de obtener las cosas, al contrario me encantaba la forma en la que me trataba era una clase de sentimiento extraña a la que no podía otorgarle nombre, vi con cierta perversión como el cazador se bajaba el cierre de su pantalón y me dejaba ver su bien dotado miembro de actor porno. Se introdujo lentamente en mi interior, era molesto no lo negare pero realmente era esplendida la sensación, gemí por lo alto cerrando los ojos para concentrarme en sentir aquel miembro invadiéndome por completo.

- Oh Robert… Si…- gemí mientras me aferraba a su cazadora. Podía distinguir avivadamente el delicioso aroma a madera, alcohol,  pendecalactona, Laurent y whisky barato y esa fragancia en conjunto me estaba volviendo loco.

Sentir sus manos en mis caderas y después lentamente acariciar mis piernas era delirante. Que su lengua recorriera mi piel con un hambre voraz me mataba. Aquellas sensaciones, aquellos suspiros, aquellos besos…. Aquel movimiento desenfrenado de sus caderas era mi fin. El chocar de sus testículos contra mis nalgas aperladas simplemente delicioso. Mis sonoros gritos, gemidos y maldiciones que llenaron el cuarto donde estábamos era la sinfonía perfecta. Las lágrimas que resbalaron por mis ojos sin darme cuenta fue el último atisbo de desconfianza que tuve… era como un poema, era la perfección que siempre estuve buscando y que ni siquiera el saberme rey del infierno y de miles de almas me había podido brindar.

Robert mordió mi cuello con fuerzas y apretó mis piernas alzándolas en el aire para poder penetrarme mejor. Estaba tan jodidamente caliente que no me importo que me fuese a dejar alguna marca en el cuello o en mi cuerpo lleno de cicatrices. Era como si lo único que quisiera, lo que necesitara para sentirme completo fuesen aquellas manos sobre mi piel, esas arañando mi espalda y ese miembro entrando y saliendo de mi diminuta entrada.

-¡ah! ¡ah! Si, si, más, mas, ve mas rápido Robert, Joder si…

Ansioso empecé a desvestirle con un poco de inseguridad. Por un momento el viejo cazador dejo de besarme y de penetrarme para mirarme a los ojos, desvió la mirada avergonzado y volvió a lo suyo, lo que había pensado cuando cruzamos miradas  fue un misterio para mí.

-Robert…

-Crowley.-

 Gruño sosteniéndome de las muñecas y estrellándome contra el suelo de madera que crujió por su salvajada, ni en mil vidas creí que este hombre tendría esta potencia para dominarme.

-Si! Robert, si, sigue, si ¡AH! –

Mi espalda sudorosa se resbalaba en el piso de madera, en aquel reducido espacio que nos brindaba un circulo para atraparme. Mis manos estaban arriba de mi cabeza, el miembro de Bobby acababa de introducirse dentro de mí una vez más pero esta vez de una sola estocada y por completo, esa cosa estaba seguro que me llegaba hasta los riñones.

-¡AH! AH, AH, AH, JUUUMPH! Carajos… si, si, Robert, si, si, ¡AH!-

Robert no paraba de masturbándome y pude soltarme de su agarre para besarle la boca. Lo abrace con fuerzas sintiendo que me venía por ambas partes, su aliento sobre mi oreja, sus latidos de su corazón rápidamente se volvieron uno con los míos y tras un por no decir maravilloso orgasmo ambos nos venimos.

Robert se quedó en esa posición abrazándome y yo sentía que las fuerzas de mi cuerpo me abandonaban, seguía respirando agitadamente y lo vi levantándose para volverme a mirar con esa mirada enigmática que en el coito me había dedicado.

-Fue maravilloso Robert- dije con media sonrisa y el me la devolvió. Jamás lo admitiría en voz alta pero podría entregar el infierno mismo por ver una de esas sonrisas por la eternidad e incluso mi corona. Lo se… soy todo un romántico.

- si, si lo fue…- murmuro sentándose y haciendo una pequeña raya en la trampa para demonios que había dibujado para dejarme marchar. – lárgate – murmuro por lo bajo encorvándose donde sus ojos emprendían una nueva huida de los míos.

 - ¿enserio quieres que me valla? –

- Tu mismo lo dijiste ¿no? Que tienes mejores cosas que hacer-

- Soy un demonio… mentir es mi especialidad.-

Lleve mi mano a su rostro para que me viera y un poco avergonzado por que estas cosas del romanticismo no me iban del todo, no era de esos que les quedaba mucho demostrar sus sentimientos. Olvidas como se siente entrar nuevamente en este juego del amor y estar perdiendo… al parecer Robert Singer no era el único que se estaba haciendo viejo.

- ¿Qué le diré a los chicos cuando se enteren?

- no tienen que enterarse…. Puede ser nuestro secreto y esta vez sin fotos…- Bobby por fin me vio y se acercó a mí para volverme a besar en los labios. Solo un roce… ligero.

- Te odio.-

- También te amo Bobby… - El viejo cazador tomo mi saco negro y me lo puso en el cuerpo para taparme. – Todo un caballero Robert… ¿sabes que no puedo enfermarme cariño?- antes de que el dijera algo mas chasquee mis dedos y aparecimos en su habitación incluida la ropa doblada en una esquina y recosté entre las sabanas. No era como mi humilde hogar en el infierno donde las sabanas habían sido hechas por las mejores manos sastreras de Egipto junto con las de su reina Cleopatra.

-¡Bolas! Odio que hagas eso, siento que mis tripas se revuelven en mi interior, se me quitan las ganas de comer prefiero caminar.-

- eres un osito gruñón Robert.- le abrace y él se dejó hacer recostándose a un lado de la cama junto a mi lado, estaba sinceramente fatigado y estaba considerando marcharme para dejar dormir también a Robert pero este apretó mi muñeca sin dejarme de ver a los ojos.

- ¿Piensas irte?- me pregunto

-¿quieres que me quede?

-¿te quedarías?

Me acerque y me pegue a su brazo acorrucándome a su lado, al fin y al cabo nadie nos veía.

-No se… no tengo nada mejor que hacer y las almas de las personas pueden esperar ¿cierto?-Robert se estaba quedando dormido sin separarme de su lado, sin molestarse por quedarme a su lado y respirando calmadamente –

- aja…

- si…- respondí cuando el comenzaba a roncar – si me quedaría siempre, si tan solo me lo pidieras.- Bbby no respondió comenzaba a roncar, se había quedado profundamente dormido. Grosero.

Cerré mis ojos para descansar pero… por primera vez en mucho tiempo me quede dormido, me deje abrazar por Morfeo sin miedo a que me mataran porque sabía que Robert estaba ahí para mí. – siempre hay cosas mejores que hacer Bobby, dios por ejemplo siempre está haciéndolas… Hay cosas mejores que estar sentado en un trono rodeado de súbditos; si dios lo sabe el rey del infierno no es la excepción.

FIN

Notas finales:

Ojala les haya gustado tanto como a mí me gusto escribirla! X3 besos a todos y suerte en lo que hagan. Culpo a la geografía y a la gravedad si hubieron faltas horrograficas, soy muy entusiasta al escribir y al subir capítulo nuevo. Si se que soy una enferma mental pero bueno creo que si llegaste hasta acá tu tambien lo eres de alguna manera retorcida y eso es bueno, eres de los mios :D


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