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Amor Paralelo... por yue_kori

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Notas del capitulo:

Hola a todos! Disculpen la gran demora, en verdad lo siento mucho, les traigo el nuevo capitulo espero les guste. 

Verdad I...


Kuroko se encontraba frente al lava trastes intentando lavar los platos sucios que había dejado la velada, sin embargo, al parecer lo único que podía hacer era deja correr el agua, pues su mente se encontraba reviviendo una y otra vez aquel mágico baile que había tenido con Akashi, sus mejillas se ruborizaban y sus dedos acariciaban sus labios rememorando los recuerdos de los besos dados, pero, justo en el momento en el que cerró sus ojos unos orbes dorados aparecieron en su mente haciéndole tirar el vaso que se encontraba en sus manos, fue en ese momento en que despertó de su ensoñación, abrió sus ojos de sobre manera, volteo a ver a su perro que se encontraba a un lado mirándole preocupado.


-Perdón Nigou, limpiare.


Abrió un armario de donde saco una escoba y recogedor, pero en lugar de usar la escoba para barrer el vidrio roto se agacho e intento recoger los pedazos rotos con las manos desnudas, sus pensamientos divagaban entre lo vivido con Akashi y lo vivido con Seijuro, como ser que personas tan físicamente parecida, tuvieran personalidades únicas y diferente, era algo que no podía entender, pero por sobre todo como era posible que dos personas totalmente diferentes le atrajeran de manera tan profunda, mientras su mente debatía con su corazón tomo un trozo de vidrio descuidadamente y corto su dedo dejando caer nuevamente el vidrio roto.


-Auch. -acerco su dedo herido para poder ver mejor su herida, sin embargo, y a pesar de que su herida no fuese grave comenzó a llorar. - Lo siento Nigou, en un momento recogeré. -


Se puso de pie y fue al baño, desinfecto la herida con algo de alcohol para después poner un curita, regreso rápidamente para barrer los pedazos de vidrio y colocarlos en la basura, después de eso sirvió algo de comida a su mascota y se retiró a su cuarto. Ahí en la intimidad de su habitación quedos sollozos se escuchaban, no podía evitarlo, se sentía culpable, necesitaba a alguien que le escuchara, que alguien le dijera que todo estaría bien, pero eso tendría que esperar no podría ver a Kise si no hasta una semana antes de la boda, y sinceramente no quería empañar la felicidad de sus amigos con sus problemas, lidiaría con ello como lo había hecho en su pasado, por ahora, se destruiría con elegir las invitaciones de la boda, tenía un par de opciones en mente los cuales había enviado a la imprenta, quienes a su vez le mandarían una muestra para que pudiera decidir cuál era la mejor, ahora solo quedaba esperar.


Las muestras de las invitaciones habían llegado por fin y estaba en un dilema, uno muy grande y un tanto urgente, pues faltaban 2 semanas para la gran fecha y aún no podía escoger las invitaciones para enviarlas, esa era su prioridad y aunque le había pedido consejo a sus compañeros de trabajo estos no eran de mucha ayuda, pues cuando le pregunto a Huyga y Kiyoshi-sempai ambos le habían respondido.


-"Cualquiera estará bien, no te preocupes."


Y por más que quisiera llamar a Kise y pedir su opinión no quería molestarlo ya que se encontraban tomando y filmando anuncios publicitarios en Okinawa, de ahí partirían a Chiba y por último iría a Hokkaido, resignado apoyo su cabeza sobre la mesa frente a él mientras de reojo miraba los sobres de las invitaciones. Cerro los ojos meditando un momento sus opciones, Kise, estaba descartado, Aomine y Kagami apenas se habían interesado por su boda así que no eran una opción, Takao apenas tenía tiempo entre sus estudios y su novio, Hyuga y Kiyoshi-sempa no habían sido de mucha ayuda, por su mente pasaron los recuerdos de Akashi y Seijuro, si los había considerado desde el inicio, sin embargo debido a aquellos sentimientos tan confusos que albergaba su corazón no se había puesto en contacto con ninguno de ellos, a menos que estos le enviaran algún mensaje o e-mail a los cuales contestaba de la manera más simple posible, necesitaba tener un poco de claridad antes de encararlos, antes de escoger a alguno... pero francamente no sabía que decisión tomar, alazo la mirada y ya con una idea en mente respiro hondo, saco su celular, tomo fotos de ambas invitaciones y envió un correo, para Seijuro, así como un mensaje para Akashi con las fotografías, de esta manera estaba seguro de no equivocarse.


Por favor me podrías ayudar, ¿cuál de estas se ve mejor?




Envió ambos mensajes e intento relajarse, aún se encontraba en su trabajo por lo cual esperaría a llegar a su casa para revisar su celular, o ese era el plan, pero simplemente le era imposible no voltear a ver su celular cada 5 minutos, inclusive cuando estaba tratando de jugar con los niños, la tentación de encender la pantalla y ver si había alguna notificación nueva, asía que ya cansado de su propia actitud decidió apagar su celular y encenderlo hasta que llegara a casa, lo cual sucedería en poco más de hora y media, suspiro resignado y dejo su celular apagado en la bolsa de su pantalón.


Al llegar a su casa ya un poco más relajado saludo a su mascota, se aseguró de que esta tuviera agua limpia y comida suficiente, tomo un vaso de la estantería, abrió el refrigerador y se sirvió un poco de té de cebada, lo puso sobre la pequeña mesa frente al sillón y saco su celular, lo miro detenidamente por cerca de 3 minutos, hasta que decidió encenderlo, espero cerca de 30 segundos, quizás los 30 segundos más largos de su semana hasta que el celular estuvo listo, una vez que el celular encendió por completo varias notificaciones aparecieron en su pantalla.


-4 Llamadas perdidas.


-3 Correos electrónicos.


-2 Mensajes de Whatsapp


-2 Mensaje de texto.


Abrió los ojos con genuina sorpresa, nunca su pantalla había tenido tantas notificaciones, bueno quizás cuando Kagami y los otros hicieran un grupo de whatsapp para mantenerse todos conectados, por eso mismo había bloqueado estas notificaciones, primero reviso las llamadas, 2 de ellas eran de Kise, lo cual no le sorprendía, las otras dos de Akashi, los mensajes de Whatsapp también eran de Kise, en uno le avisaba cuando volvería y el otro era preguntar si estaba todo bien, pues no había contestado sus llamadas, dejo de lado sus mensajes, más tarde le llamaría.


Reviso los dos mensajes de texto, en uno le decía que las dos invitaciones eran preciosas, pero que según él aquella invitación blanca con el árbol azul sería la mejor, el otro mensaje de texto enviado casi una hora después que el primero era preguntarle si estaba todo bien, pues su celular le enviaba a buzón, le pedía que se comunicara con él en cuanto pudiera. Aquel mensaje hizo latir su corazón, ladeo un poco su cabeza mirando de reojo a su querida mascota quien se encontraba comiendo tranquilamente, fue entonces que decidió responder.


Mensaje de Texto.


Para: Akashi-san


Gracias por su opinión, la tendré en cuenta para la decisión final, no se preocupe estaba trabajando, es por eso que apague el celular gracias por su preocupación.


Y lo envió mirando su celular con unos ojos llenos de cariño, después de eso paso a los correos electrónicos.


Uno de ellos, el primero era una respuesta al suyo, indicándole que, aunque el dorado era su color predilecto, para esta ocasión elegía la segunda invitación, aquella del árbol azul y el fondo blanco, simple, pero elegante, sonrió ante aquellas palabras y siguió leyendo, después de su opinión le hacía una invitación para que esa semana salieran a una cita. El segundo, preguntaba si todo estaba bien, pues no había contestado su correo anterior y por último el tercer correo le exigía, de manera no tan sutil su respuesta y el motivo de su tardanza, así que viendo aquello decidió contestarle inmediatamente.


Correo Electrónico.


Para: Seijuro-san


Asunto: Disculpe la Tardanza.


Agradezco su consejo y lamento la tardanza, pero me encontraba trabajando por lo cual no pude responder sus correos, nada por lo cual preocuparse, en cuanto su invitación sería un placer salir con usted, pero los preparativos de la boda siguen aumentando y junto con mi trabajo en este momento por desgracia no tengo tiempo libre, pero gracias yo lo invitare la próxima vez que este libre.


Atte: Kuroko Tetsuya.


-------


Faltaba ya una semana para la gran fecha, por lo mismo la guardería había aceptado dársela como vacaciones, esto para que no tuviese problemas y también pudiese descansar como era debido, además Kise junto con Kasamatsu había llegado a su rescate.


-No te preocupes Kurokocchi ya he agendado el arco, por lo que el salón me explico ellos pondrán la mantelería del y color y manera en la que se los pediste, las flores ya han sido ordenadas y me encargue de la música, así que puedes descansar un poco. -le sonrió lleno de orgullo pues había ayudado a su mejor amigo. -


-Muchas Gracias Kise-kun, me has facilitado las cosas, -regreso de la cocina con dos tazas de café y una de té verde para él, dejo la charola en la mesa de centro, se acercó a su escritorio y tomo un sobre. -me has salvado la vida, las invitaciones ya fueron enviadas, ya que no sabía en donde se encontrarían decidí dárselas en persona. - extendió la invitación hacía Kise quien la observo fascinado. -


- ¡Mira Kasamatsu-sempai! ¡Mira! -le paso la invitación a su pareja quien la vio asintiendo. -


-abrió el sobre y leyó el interior. -Es hermosa, sencilla pero moderna, muy bonita, tienes un muy buen gusto Kuroko. -halago la elección del celeste. -


-Es verdad, además va a combinar con el arco que se va a hacer en el jardín para la ceremonia. -completo Kise. -


-Si, aunque tuve ayuda. -sus mejillas se ruborizaron justo al momento de tomar asiento. -


-Oh Kurokocchi, me pregunto de quien te acordaste. - comento juguetón. -


-Yo, Kise.... -tomo la taza de té y la miro por un momento. - ¿Cómo es que te las arreglaste para hacer tantas cosas mientras trabajabas? -


-Kise alzo una ceja viéndolo con una expresión de incredulidad, Kurokocchi quería cambiar de tema. -Bueno, la mayoría de las cosas las eligió Kasamatsu, después yo solo le di el visto bueno, aunque lo veas todo serio y gruñón tiene un excelente gusto. -


-mando una mirada de advertencia al rubio. -


-Tiene un gusto muy bueno, las flores fueron fáciles de elegir ya que por la paleta de colores no había tantas para escoger. -dejo su taza de café en la mesita. - ¿Ahora me dirás por quién tienes ese sonrojo? -miro de manera divertida a su amigo, quien se ruborizo en el momento. -


-Kise... -volteo a verlo con ojos de borrego. -Necesito ayuda. -dejo su taza de lado. -


Fue entonces que Kuroko comenzó a narrar todo lo que había sucedido desde la última vez que se vieran, Kise solo asentía escuchando todo atentamente, mientras Kasamatsu se encontraba sorprendido por aquella faceta del celeste, tan... tan... expresiva, aun así, pese a su sorpresa escuchaba atentamente cada palabra del celeste, recordando su nota mental de buscar aquel nombre que se le hacía tan conocido "Seijuro". El celeste al terminar de desahogarse callo, respiro profundamente y retomo su compostura de siempre, fue entonces su momento de callar y escuchar.


- ¡Wow! -fue su primera expresión. - Kurokocchi no imagine que avanzaras tanto en tan poco tiempo. -dejo su taza de café en la mesa mostrando una sonrisa llena de satisfacción. -


Tanto su novio como Kuroko le observaron con una expresión que delataba su sorpresa.


-Kise-kun, ¿a qué te refieres? -pregunto algo desconcertado, pues pensó que su amigo reaccionaria de una manera más exagerada. -


-Kurokocchi, no he sido tu mejor amigo por tanto tiempo por nada. - tomo de nuevo su taza y la vio casi con nostalgia. - ha pasado mucho tiempo, pero conozco esa mirada, esa aura que te rodea. -dio un sorbo a su café y continuo. -desde la primera vez que me contaste de él, de ellos lo supe, sabía que tarde o temprano esto se desarrollaría de esta manera, aunque quizás más tarde que temprano. -ladeo un poco su cabeza como reprochando su fallo en los cálculos. que había hecho. -En fin, sabía que esto pasaría así. -suspiro y dejo su taza medio vacía nuevamente en la mesa. -


-¡Kise! ¿Cómo puedes decir eso? -esta vez fue el azabache quien se puso de pie algo alterado. -


Tanto el celeste como su rubio novio se le quedaron mirando algo sorprendidos, uno más notorio que el otro.


- ¿A qué te refieres Kasamatsu-sempai? -su novio vio de manera rara al azabache. -Sabes también como Kurokocchi que mis predicciones en cuanto a las parejas nunca se equivocan.


-sus mejillas se sonrojaron levemente apenado por su actitud. -No es eso, es solo que... -se sentó de nueva cuenta intentando recuperar su compostura. - Olvídalo.


Kise tenía una leve sospecha del porqué del comportamiento de su pareja, después te todo sabía lo protector que era en cuando se trataba de los que quería, eso hizo que sonriera orgulloso de él.


-Bueno, en cuanto a lo que sientes no está mal Kurokocchi, hasta diría que en esta situación es algo normal, conociste a dos personas muy interesantes al mismo tiempo después de pasar solo y recluido por mucho tiempo, para cualquier persona eso sería normal, sé que va ser difícil elegir a uno por cómo se han desarrollado las cosas entre los tres. -cerro sus ojos y apoyo su mentón en su mano, reflexionando lo que diría a continuación. -Ya que la boda se celebrará dentro de poco y no sabes a quien invitar ¿por qué no hablas con cada uno por separado? Así se conocen un poco más a fondo, sopesas sus puntos buenos y malos, y así elijes con quien tengas mayor afinidad.


-sus ojos azules se posaron sobre el rubio, era un buen plan, pero... -Escoger a uno de los dos... -pensó en voz alta. -


-Mo, Kurokocchi sé que te quisieras quedar con los dos, pero hay algunas cosas que no se pueden. -su tono de voz era pícaro y su sonrisa delataba su diversión. - Aunque... -comenzó a golpear levemente su barbilla con su dedo índice. -Podríamos hacer algo al respecto.


-¡Kise! -dio un golpe a la cabeza de su novio. - ¡Por favor no metas ideas extrañas en la cabeza de Kuroko! -volvió a su posición original, esta vez con el ceño remarcablemente fruncido. -


-Kasamatsu-sempai, no me golpee, eso duele en mi corazón. -comenzó a sobar su cabeza y de sus ojos salían lágrimas de cocodrilo. -


Ajeno al espectáculo que ya era muy común en esa pareja, en ese momento se encontraba sumido en sus pensamientos, la idea de Kise no era de hecho muy buena, hablar y conocerse mejor, ver con quien tenía mayor afinidad e invitarlo, después profundizar esa relación e ir poniendo una línea la cual no debería ser cruzada, si era de hecho la mejor idea en ese momento, pues en estas situaciones mientras más pronto mejor, ya que si dejaba desarrollar esos sentimientos después sería demasiado tarde.


-Tienes razón Kise-kun. -puso la taza de té ya frío en la mesa. -


-¡Kuroko no digas tonterías! ¡Salir con dos tipos es algo descabellado! -volteo a ver de manera reprobatoria al celeste poniéndose de pie. -


- ¿De qué hablas Kasamatsu-san? -ladeo su cabeza confundido. -


-No, nada, solo... -retomo su compostura y tomo asiento. -nada. -suspiro cansado, porque las reuniones de su novio y sus amigos nunca eran normales. -


Kise sonrió tiernamente ante la imagen que presentaba su novio, era tan tierno ese lado protector suyo que en ocasiones como estas salía a relucir, aquel instinto protector del cual se había enamorado, si tuviera que enumerar las razones por las cuales amaba a Kasamatsu Yukio, definitivamente esta característica de su personalidad encabezaría la lista, aunque siendo realistas, la lista sería demasiado larga como para enumerarlas razones de su amor por él.


-Maldición Kise, deja de verme de esa manera, es raro. -cruzo sus brazos frente a su pecho, suponiendo lo que su novio pensaba. -


-Moo~ Sempai, no digas esas cosas por favor, solo pensaba en lo mucho que te amo. -y sabiendo como su novio reaccionaria, se abalanzo sobre él en un gran abrazo. -


Ver estas escenas cuando Kise le visitaba era normal, le agradaba mucho como aquel hombre hacía feliz a su amigo, pero en esos momentos experimentaba algo nuevo, un sentimiento que jamás había sentido, envidia, así es, por primera vez en su vida sentía celos de aquella pareja, él quería experimentar lo mismo junto con alguno de aquellos pelirrojos, esos mimos, esas palabras dulces, todo lo que una pareja de enamorados hacía.


Fue entonces que lo decidió, lentamente se levantó de su lugar y se dirigió a la cocina, escribió un mensaje y un correo electrónico con exactamente el mismo mensaje.


"Necesito reunirme contigo, quisiera que habláramos sobre algunas cosas mañana, por favor tú pon el lugar y la hora, ahí estaré."


---------


El día siguiente llego, al final solo Akashi-kun le había respondido quizás Sejuro se encontraba ocupado, por lo menos eso era lo que él quería creer, después de todo había sido un pedido repentino, por no decir extraño, Akashi le había indicado que se reunirían en su apartamento a las 2 de la tarde, pues tenía trabajo acumulado, él acepto sin ningún problema, le dijo que enviara su dirección para que pudiera llegar, sin embargo, Akashi se negó diciendo que enviaría un carro por él a su casa, lo menos que podía hacer, según él, pues su casa no quedaba precisamente cerca, además de que cerca de ella los medios de transporte escaseaban al ser una zona de clase alta. Por supuesto él se negó pues se le hacía algo realmente exagerado, además no le costaba mucho el tomar un taxi que le llevara ahí, esto desencadeno una "seria "discusión por teléfono, la cual le causaba un gran sonrojo.


-Kuroko, por favor acepta, es lo menos que puedo hacer, después de todo yo te pedí que vinieras a mi apartamento. -jamás había tenido una conversación sobre ese tema, ni siquiera algo parecido, pues normalmente accedían a sus pedidos. -


-No Akashi-kun, yo pedí que nos reuniéramos, lo menos que puedo hacer es ir a tu apartamento, así que por favor dame la dirección. -muy bien, no había esperado esa reacción por parte del pelirrojo, si sabía que probablemente fuera difícil sacarle la dirección, pero ¿una llamada?, no, eso nunca lo espero. -


-Vamos, hazlo por mi tranquilidad, uno nunca sabe lo que puede ocurrir en las calles, además de que es algo alejado y no hay medios de transporte público que te traigan hasta acá, por favor Kuroko, permite que uno de mis choferes te recoja y te deje en tu casa. -comenzó a sobarse las sienes, parecía que esa discusión iba para largo. -


-Akashi-kun, creo que soy un adulto autosuficiente, capaz de pedir un taxi para ir y venir sin ningún problema, no necesito a ninguno de tus choferes, lo único que necesito es tu dirección para poder llegar. -comenzó a elevar su voz, algo muy poco común en él, comenzaba a desesperar. -


-Permíteme recordarte el viaje que tuvimos y aquella pequeña charla que sostuvimos sobre "dejarte consentir", creí que habíamos estado de acuerdo en ese punto. -se alegraba que el celeste no pudiera ver su rostro en ese momento, pues su ceño fruncido no era algo que quisiera mostrar, por lo menos no a él. -


-Eso... -se alegró profundamente que no estuvieran frente a frente, puede de ser así en ese momento su sonrojo hubiese delatado su derrota, respiro profundo y retomo su postura, o por lo menos lo aparento. -Eso fue por única ocasión, no es bueno que consientas a alguien cada que puedas, es malo, así que, por favor, dime la dirección y yo llegare por mis propios medios.


-sabía que ese era el fin de aquella discusión y por ende su derrota total, negó levemente y suspiro. -Está bien, tú ganas esta vez, sin embargo, a la próxima no habrá pero que valga. -y colgó, colgó antes de que aquella risa escapara de sus labios, pues aquella derrota le había dejado un dulce y refrescante sabor de boca. -Interesante... -sonrió aún más dando leves golpes a su barbilla con su celular, escribió rápidamente su dirección, junto con el código de acceso a su apartamento y envió el mensaje. -


El día siguiente llego, Kuroko arribo a la estación de autobuses más cercana a la casa de Akashi, había tomado 30 minutos llegar ahí, asimismo tomaría 10 minutos más en taxi llegar a la dirección marcada, o por lo menos eso es lo que decía Google maps. El viaje había sido interesante, ver el cambio de paisaje mientras el autobús avanzaba había sido algo muy interesante, después de todo pasaron de una zona urbana llena de edificios a una zona menos poblada rodeada de árboles y casi sin edificaciones, ahora ya dentro del taxi comenzaba a sentir nervios, muchos nervios así que a la mitad del camino cerro sus ojos y respiro profundamente para intentar tranquilizarse, fue tanta su concentración que solo fue interrumpida por la voz del taxista anunciando su llegada al destino solicitado.


Al llegar a aquel edificio pudo percatarse que este se encontraba en otro nivel, nada más entrar al vestíbulo se podía dar una idea de la opulencia de los residentes, pues este era amplio, la parte central se encontraba despejada y guiaba a una pequeña fuente muy bonita, del lado derecho sillones negros, 1 grande, 1 mediano y uno pequeño los cuales resaltaban con el blanco piso rodeaban una pequeña mesa de cristal en la cual había un pequeño arreglo floral compuesto por orquídeas moteadas, del lado izquierda se encontraba un tipo de mostrador, este se encontraba adornado por un gran jarrón con alcatraces, una flor muy rara en ese país, también pudo ver al que supuso era el portero, el cual se encontraba leyendo un libro, por lo que veía uno muy interesante pues apenas pestañeaba, sabía lo que se sentía eso, así que decidió simplemente caminar en dirección al elevador, camino sin hacer ruido y llamo al ascensor, una vez dentro de este experimento un deja vu, aquel elevador le recordaba tanto a cuando él se había emborrachado y terminado en el apartamento de Seijuro, sacudió levemente su cabeza intentando ahuyentar aquellos pensamientos, saco rápidamente su celular verificando el número del piso al cual se dirigía, el cuál al parecer era el último, lo presiono y cerro sus ojos intentando tranquilizarse, de nueva cuenta sus pensamientos se vieron interrumpidos por el pequeño tintineo del elevado indicando el arribo a su destino. Una vez las puertas se abrieron se dio cuenta del porque su familiaridad con ese elevador, aquella pared inmaculadamente blanca, así como aquel piso negro eran inconfundibles.


Se acerco a la puerta, toco el timbre, pero no hubo respuesta, introdujo el código que Akashi le había mandado para ingresar, una vez dentro confirmo sus sospechas, ese apartamento era el mismo del cuál había salido una vez, los sillones, la habitación, el comedor, todo era exactamente lo mismo, entonces eran hermanos, mientras este pensamiento se instaló en su mente se adentró a aquel lugar buscando a aquella lindura de cabello negro y no tuvo que buscar mucho antes de que este apareciera.


- ¡Sebastián! - se puso en cuclillas quedando a la altura de aquel hermoso perro el cuál se había sentado. - ¿Has sido un buen chico? ¿Por qué no me dijiste que tu amo era hermano de él? -siguió acariciando aquella suave cabellera mientras sentía como el perro se restregaba en él. -


No fue sino hasta que cierta voz se hizo presente que se separaron.


-Veo que ya lo has saludado. -vio como Kuroko se ponía de pie y se sacudía polvo inexistente mientras él bajaba las escaleras. - Perdón por no bajara abrirte estaba atendiendo una llamada.


-No te preocupes, además ya me habías enviado el código. -se puso de pie frente a él y sin querer repaso todo su cuerpo con la mirada, quedando encantado con lo que veía. -Lentes...se ven bien. -se avergonzó inmediatamente después de que esas palabras salieran de su boca. -


- ¿Disculpa? -sus labios se tornaron en una adorable sonrisa traviesa. -


-Pues... este... -su cabeza estaba revuelta, aquello simplemente lo había dicho por impulso. - es que normalmente tú te vistes de manera algo formal y no sabía que usabas lentes, así que ahora... en tu casa... y tu vestimenta es casual, te sienta realmente bien. -ante estas últimas palabras simplemente agacho su cabeza intentando ocultar el sonrojo que se apoderaba de su rostro. -


Y tenía razón, inclusive cuando habían ido a Kyoto a la pastelería su look, aunque casual tenía una sensación de formalidad, ahora y probablemente debido a que se encontraba en su hogar llevaba un pantalón de mezclilla azul claro algo desgastado junto con una playera blanca con rayas rojas horizontales, pantuflas para estar en casa color gris claro y unos lentes que le daban un toque hogareño, así como una atmosfera relajante.


-Gracias, los uso para leer, vista cansada, - tomo la mano del celeste depositando un pequeño beso en ella. -pero viniendo de ti es todo un halago. -levanto su vista un poco encontrándose con aquellos orbes color cielo que lo habían conquistado desde la primera vez que los viera en aquella librería. -


-Yo... -su mano aún estaba apresada por la mano ajena, estaba nervioso, no sabía que decir, quería alejarse de él en ese momento, pero al mismo tiempo no quería soltar aquella cálida mano nunca, sacudió su cabeza intentando despejar su mente, fue entonces que recordó el motivo de su visita. -


-Tú... -quería tentar a su suerte y ver hasta dónde podía llegar con aquel maravilloso ángel, jalo su brazo acercándolo un poco más a él. -Kuroko... -sin embargo, su plan se quedó en eso, un plan. -


-Akashi-kun, espera por favor, me gustaría hablar un poco por favor. -retiro suavemente su mano de la ajena dándose a sí un poco más de espacio. -


-retrocedió un poco dándole espacio al celeste y recordando el motivo de aquella visita. -Claro, ¿de qué te gustaría hablar?


-Pues de... -se quedó callado, no le venía ningún tema a la mente. -me gustaría... -fue entonces que recordó a Seijuro, quizás llegaría en cualquier momento tornando la situación algo incomoda, aprovecharía esa oportunidad para preguntarle a Akashi sobre su hermano. -Tu...


-Espera. -alzo su mano haciendo la señal de alto. -Antes que nada, me gustaría enseñarte un lugar que se te gustara. -


-ladeo un poco su cabeza confundido. -Claro.


-Perfecto, por favor ven. -estiro su mano para que el celeste le siguiera. -vamos a subir al segundo piso, por aquí.


Tomo la mano del pelirrojo quien lo guiaba a las escaleras por donde había bajado, una vez en la segunda planta pudo visualizar algo parecido a una estancia con un sillón y una gran planta, ahí había un pequeño tipo de balcón que deba a la primera planta, desde donde se veía la sala, así como la puerta de la habitación de invitados, pasando esa área se encontraba un pasillo con tres puertas, dos del lado derecho que eran de color chocolate, una del lado izquierdo la cual era de vidrio semi transparente, le recordaba a las puertas de las oficinas, Akashi lo guio a la primera puerta de la derecha.


-Bien, ahora cierra los ojos. -se paró frente a la puerta de la biblioteca, sabía que esta le encantaría a Kuroko, pero aun así quería que esto fuera especial. -


-Está bien. -cerro los ojos con una pequeña sonrisa en el rostro. -


-abrió la puerta adentrándose a aquel recinto guiando a un invidente Kuroko, camino al centro de aquel lugar, una vez ahí se quedó quieto. -Ya puedes abrirlos.


Abrió despacio los ojos dejando que sus pupilas se acostumbraran a la luz, pues ahí parecía haber alguna ventana que permitía se colaran algunos rayos del sol, una vez que sus ojos se acostumbraron pudo distinguir con claridad en donde se encontraba, alzo la mirada, volteo a la derecha, izquierda, atrás y adelante, dio pequeños paso hasta llegar al librero que tenía frente a él, estiro la mano y alcanzó un libro que parecía antiguo, la cubierta era dura, al parecer forrado con cuero color vino, leyó la hoja de impresión, era "Un cuento de Navidad" por Charles Dickens, al parecer era una edición muy antigua, pues el olor del papel era especial.


- ¿Te gusta? -se acercó a Kuroko quien no había dicho ni una sola palabra. -


-Creo que morí y estoy en el paraíso. -volteo levente su rostro solo para poder ver aquellos ojos color esmeralda. -


-sonrió complacido. -Me alegra que lo creas así...


- ¿Crees que me podrías prestar algunos? Hay algunos que llevo algún tiempo buscando y realmente me gustaría leer. -tomo el que tenía en sus manos y lo abrazo a su pecho como si de un tesoro se tratara.


-sonrió más al ver la expresión ilusionada y llena de emoción del celeste. -Claro, eres libre de tomar el que gustes y si lo quieres puedes quedarte con él, no hay problema. --y no lo había, si regalarle toda su biblioteca le haría sonreír de esa manera, lo haría sin dudarlo. -


- ¡No! Estoy seguro que hay libros muy valiosos aquí, no podría, solo con prestármelos seré alguien muy feliz. -le dedico una sonrisa sincera. -


-Está bien, -suspiro resignado, al parecer darle regalos a Kuroko sería toda una odisea. - adelante, toma el que quieras, solo dime y te lo prestare.


-Gracias. -sonrió feliz de escuchar aquellas palabras. - ¿Y has leído todos estos libros? -hizo un movimiento con su cabeza, dirigiendo una mirada rápida a toda la biblioteca. -


-Si, la mitad por trabajo, la otra mitad, bueno, para poder relajarme un poco, tu entenderás. - se acercó a un librero situado a su izquierda, estiro la mano y simplemente tomo un libro al azahar, había tomado "Amor en los tiempos del Cólera". Uno de mis favoritos. -sonrió melancólico, había sido un regalo de su madre. -


-Comprendo, -observo por un momento a Akashi, reconocía aquella mirada y también comprendía la sensación que él describía. - yo también me he perdido en los libros. -acaricio la pasta de aquel libro que sostenía, claro que lo comprendía, los libros fueron su refugio en aquel entonces. -


-Sabía que te gustaría, de hecho, esa fue una de las razonas por las que te invite aquí, por cierto, ¿quieres algo de tomar o comer?


-No, muchas gracias, ¿me puedo sentar? -señalo un pequeño sillón de gamuza roja. -


-Adelante, yo bajare por té helado, siéntete en tu biblioteca. -sonrió amablemente mientras se bajaba a la cocina y veía como Kuroko se acomodaba en el sillón con un libro en mano abierto y comenzaba a leerlo. -


Al regresar a la biblioteca llevaba consigo una bandeja, con una jarra de té helado y un par de vasos de vidrio, ingreso a aquella habitación, quería dejar una buena impresión como anfitrión, fue grande su sorpresa cuando al entrar se encontró con el celeste de la misma manera como lo había dejado, leyendo en el sillón, ni siquiera se había movido un milímetro, dejo la bandeja en un buro que se encontraba cerca de la entrada, camino con dirección al celeste, quería saber que leía, sin embargo, justo cuando estaba a unos pasos de distancia, su celular comenzó a sonar, al revisar el nombre que aparecía en la pantalla se disgustó un poco al saber que era Reo, así que antes de contestar y sabiendo a que se enfrentaba prefirió ir a su oficina, la cual se encontraba cruzando la puerta, observo a Kuroko quien se encontraba inmerso en la lectura, así que sin quererlo molestar salió de ahí sin decirle nada.


Una vez cruzo el pasillo simplemente entro a su oficina y contesto antes de que su tío colgara, pues de ser así el sermón que le dedicara sería peor.


- ¿Bueno? -contesto con el tono más neutral que le daba su voz. -


-Aka-chan, que frío eres con tu tío favorito, ¿acaso te interrumpí? -por su parte algo sabía sobre la visita del maestro al apartamento de su sobrino. -


-De echo si, tengo visitas y me gustaría regresar con ellas. -se acercó a su escritorio, el cual se encontraba justo en la parte central de aquella oficina, detrás de este una silla de color negro con ruedas para su fácil desplazamiento, en la pared justo detrás de la silla un gran espejo, que según la decoradora de interiores que había mandado Reo daría una sensación de amplitud. -


- ¿Con ellas o con él? -contesto en tono molesto, no le gustaba nada la manera en que ese maestro se acercaba a su sobrino. -


- ¿Disculpa? -ladeo un poco y cerro sus ojos, comenzaba a molestarse. - ¿Me has estado espiando a mi o a él? -apretó fuertemente su mano libre en un puño, que poco a poco se tornaba blanco debido a la fuerza ejercida. -


- ¿Eso es importante acaso? Debes alejarte de él, no es el indicado para ti. -comenzó a elevar su voz, estaba irritado, ¿por qué Akashi no lo comprendía? -


-Es importante, muy importante, en primer lugar, aprecio mi privacidad, en segundo lugar, no tienes ningún derecho de perturbarla privacidad de Kuroko y por último es mi vida no tuya. -debido a la rabia que sentía lanzo un manotazo al aire titando una pequeña escultura de cristal la cual se rompió al impactar el suelo, sin embargo, debido a la ira no le prestó atención a esto. -


Por otro lado, en la biblioteca Kuroko salía de su lectura debido al ruido de algo rompiéndose, se puso de pie aún con el libro en la mano y comenzó a examinar la habitación en la que se encontraba, no había rastro de Akashi, observo una jarra de té helado sobre un buró cerca de la puerta, esta se encontraba entre abierta así que salió, miro el pasillo atentamente y no lo encontró, se quedó un momento escuchando atentamente, pudo distinguir la voz de su anfitrión proveniente de la puerta que estaba en diagonal a él, se acercó a ella silenciosamente, la puerta se encontraba entre abierta, asía que simplemente se quedó ahí parado debatiéndose si entras o no aquel lugar.


Mientras tanto la discusión que tenía con Reo se intensificaba y subía de nivel con cada momento.


-Yo solo me preocupo por ti, debes entenderme, solo quiero que seas feliz con la persona indicada. -intento suavizar su voz. -


-No tienes por qué preocuparte, te lo he dicho infinidad de veces, no te metas en mi vida, en especial en lo referente a Kuroko. -inhalo y expiro profundamente, debía calmarse o algo malo sucedería. -


- ¡Otra vez ese maestro! Ese maldito maestro es el problema de todo, desde que lo conociste, si tan solo no lo hubiera recomendado... -comenzó a morder la uña de su dedo pulgar, demostrando su ansiedad. -


- ¡No lo digas! ¡No te atrevas a insultarlo! No lo conoces, no tienes ningún derecho a hablar de él. -cerro sus ojos con fuerza recargándose en el escritorio. -


-Lo conozco mejor que tú, lo he investigado, ¿cómo sabes que no está contigo solo por tu dinero?, no tiene padres, ni ningún familiar, su única constante es el préstamo estudiantil con el que cuenta, si no hubiera sido por el trabajo que le acabas de dar solo trabajaría como cualquier otro vendedor de una librería. -dio un último vistazo a las hojas que se encontraban en la mesa frente a él. - Deberías hacerme caso y alejarte de él. -esto último lo dojo con tono autoritario. -


- ¡No! ¡Tú no sabes nada! - cerro sus ojos con aún más, debía reprimirlo, no podía permitir que saliera a la superficie, no con el celeste ahí. -


- ¡Se todo! ¡Se lo que necesitas! Y ahora lo que necesitas es alejarte de ese cualquiera. -cerro los ojos con fuerza arrepintiéndose de lo que había hecho, estaba molesto, es por eso que alzó la voz y uso aquel tono autoritario que sabía no ayudaría en nada, pero ya no había vuelta atrás. -


-no lo aguanto más, simplemente no podía soportar escuchar cómo le daban ordenes, pero, sobre todo, como insultaban a su celeste. - Tú, no tienes ningún derecho a decirme que hacer, mucho menos a ordenarme que hacer, en ese momento abrió los ojos y simplemente se dejó llevar. - ¡Yo soy Akashi Seijuro y nadie me da órdenes! -fue entonces que lo vio, por el reflejo en el espejo, se encontraba parado en la puerta de la oficina, la cual al parecer había olvidado cerrar, y se encontraba viéndolo, viéndolos algo asustado. -


No había sido su intención, sin embargo, al acercarse a la puerta de la que parecía ser el estudio u oficina de Akashi estiro la mano para tocarla, pues se podía escuchar la voz el pelirrojo venir de esta, fue entonces que se abrió y lo dejo ver y escuchar lo que ocurría dentro de aquella habitación. Simplemente no podía creer lo que el reflejo de aquel espejo le mostraba, se suponía que aquella persona debía ser Akashi, sin embargo, aquel pelirrojo en lugar de tener los ojos color escarlata tenía uno de ellos color dorado y el otro rojo, si mal no recordaba había leído sobre eso en alguna ocasión, sin embargo, es ese momento no recordaba el nombre, pero lo que más llamo su atención fueron las palabras que salían de sus labios, ¿había escuchado bien? ¿Akashi Seijuro? Al abrirse la puerta esta emitió un leve sonido, lo cual hizo que aquellos hermoso ojos bicolor chocaran con los suyos, se quedaron ahí estáticos, quizás por un par se segundos, minutos o quizás horas, no lo sabía en realidad, pero aquel momento se rompió justo cuando escucho la puerta abrirse y a Sebastián ladrar, fue entonces que reacciono y salió corriendo de ahí sin pensar muy bien en lo que estaba ocurriendo, su mente se encontraba algo confundida, no podía procesar lo que había escuchado, mientras bajaba las escaleras choco con alguien, le pareció conocido, pero no se detuvo, abrió la puerta y salió por el corredor hasta llegar al ascensor, el cual se abrió inmediatamente después de presionar el botón de este, una vez dentro soltó todo el aire que había contenido, cerro los ojos he inhalo profundamente, debía calmarse y pensar, analizar las cosas.


Al salir del elevador tuvo que detenerse un momento a respirar, no sabía qué hacer, su mente todavía se encontraba algo confusa, paso por la recepción y salió a la calle, una vez fuera del edificio busco con su mirada algún taxi, afortunadamente justo en ese momento llego uno, al parecer una madre y su hija llegando del colegio, se subió una vez que este se desocupo, le indico la dirección de su casa y mientras el guardaba silencio he intentaba pensar, respiro profundamente he intento recordar todas las veces en las que se había reunido con Akashi y Seijuro, cerro sus ojos y sobo sus cienes. Cuando llego a su destino tenía una sola cosa por hacer, investigar quien era Akashi Seijuro. 

Notas finales:

Les ofrezco una disculpa por la gran, graaan, graaaaan tardanza, no fue mi intención, pero este capitulo me costo mucho sacarlo ya que es una parte vital de la historia.

Una pequeña aclaración, amo a Reo, no tengo nada en u contra solo que alguien tenía que jugar el papel del malo en la historia, espero les guste y no tardarme en actualizar. Besos y abrazos!


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