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Demonically angelic por DNA

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Notas del fanfic:

Hola a todo mundo!!! :3

Hay nueva historia!!! (*u*)/

Espero que les guste tanto como a mí me gusto comenzar a escribirla y aprovecho esto para darle un agradecimiento muy especial a Laura por todas sus recomendaciones y ayuda porque sin ella tal vez no hubiera subido esta historia <3

Y también tengo un anunció...

Muchas personitas me recomendaban hacer una cueta en Wattpad y por fin me animé así que aquí les dejo el Link de la historia en Wattpad: https://www.wattpad.com/story/79387603-demonically-angelic

Notas del capitulo:

Espero que la historia les guste de principio a fin.

Disfruten~

«Ellos van a perseguirte siempre, vas a tener miedo pero por favor mi vida... nunca mires atrás.»

Las alarmas no dejaban de sonar por todo el lugar, los guardias corrían de un lugar a otro buscándolos por cada rincón y él únicamente suplicaba que pudiesen lograrlo sin ser atrapados o de lo contrario serían obligados a volver y no podían hacerlo.

-Corre más rápido maldita sea- le exigió a la persona que sujetaba su mano e intentaba seguirle el paso.

Giró hacia atrás viendo a lo lejos un par de guardias tras ellos, maldijo por lo bajo y sujetó más fuerte la mano que se aferraba con desesperación a la suya, faltaba tan poco, un poco de esfuerzo más y ambos podrían saborear la libertad.

-Más rápido-ordenó sin saber si las palabras eran para él mismo o para el otro.

-¡DETÉNGANSE!-gritaron a sus espaldas haciendo que corriera más rápido luchando por alejarse.

-Joder-masculló al ver al frente un nuevo escuadrón.

Se giró tan rápido como pudo sin bajar la velocidad de su carrera forzando al máximo sus piernas, brillantes y asustados ojos grises lo miraban fijamente cada vez que se giraba para ver al escuadrón que los seguía, estaban llenos de miedo y lágrimas, por un segundo lo hicieron pensar en la idea de abandonar a ese jodido estorbo pero se recordó que no podía y apretó más fuerte su mano para no perderlo.

-Un poco más, un poco más-se presionó para no detenerse hasta que finalmente vio el enorme muro que separaba a los valiosos de los innecesarios.

-¡Alto o dispararemos!-advirtió el jefe del escuadrón.

El castaño dio un paso atrás sintiendo como el pequeño cuerpo del rubio se aferraba a su espalda, era un escuadrón pequeño pero ellos solamente eran dos, no estaban en las mejores condiciones y aunque lo estuvieran el único que podía plantarles cara era él así que prácticamente era uno contra quince, habían estado tan cerca.

Sus ojos se cerraron con fuerza mientras maldecía a todo el mundo, miró al rubio que ya había comenzado a llorar y no tuvo otra opción, se había prometido no hacerlo porque aquello era arriesgado para ambos y sobre todo para él pero no había otra forma si querían huir.

-Cierra los ojos y cúbrete los oídos-le ordenó al rubio.

El rubio lo obedeció de inmediato haciendo lo que el mayor le decía aunque sabía que no importaba cuanto tratara de no escuchar porque siempre lo hacía y de alguna forma escuchar era mucho peor que ver.

Lo primero que escuchó fue un rugido rompiendo el silencio de aquella oscura noche, logró escuchar también cada disparo, cada grito de terror y agonía, el sonido de huesos rompiéndose, suplicas, llantos y el olor de la sangre comenzó a impregnarlo todo revolviéndole el estómago y haciéndolo llorar mucho más.

-¡MALDITO MONSTRUO!-gritaron con desesperación y él únicamente pudo apretar sus ojos mucho más fuerte al igual que sus manos sobre sus oídos.

Algo húmedo lo golpeó y luego los gritos cesaron, abrió los ojos lentamente mirando con horror el tétrico escenario, miró a su alrededor donde se encontró rodeado de cuerpos desmembrados y la sangre por todos lados.

Su cuerpo comenzó a temblar con violencia y al mirarse las manos, estas también estaban manchadas de sangre, la cabeza de un hombre yacía frente suyo con los ojos abiertos mirándolo fijamente y una expresión de terror remplazó la atónita haciéndolo gritar.

-Te lo advertí... no abrir los ojos-habló el mayor.

Lo miró horrorizado con los ojitos llenos de lágrimas, las manos del otro eran grandes garras, estaban llenas de sangre al igual que casi todo su cuerpo, blancos colmillos sobresalían de su boca de la cual bajaban dos hilos de sangre por las comisuras, su castaño cabello estaba revuelto y su flequillo le cubría el ojo izquierdo dejando a la vista el derecho que ya se había tornado completamente negro provocándole un escalofrió y haciéndolo llorar aún más.

-Eres tan débil… -murmuró con asco mientras se acercaba a él y le acariciaba el rostro con su mano cubierta de sangre-Eres un estorbo-sonrió de lado antes de caer frente a él.

El rubio al verlo desvanecerse se arrodilló junto a él comenzando a mover su inmóvil cuerpo sin poder dejar de llorar hasta que se dio cuenta de la flecha incrustada en la espalda del mayor, sollozó aún más fuerte sin saber que hacer mientras sus ojitos recorrían todo con desesperación hasta que lo vio.

Había un enorme hoyo en el muro que separaba la Ciudad del vertedero, como pudo se echó al mayor sobre la espalda y comenzó a andar a cuestas hacia la salida que los llevarían a la libertad, era su turno de hacer algo y tenía que ser útil por una vez porque el mayor lo necesitaba a él en esa ocasión.

Las alarmas seguían sonando por toda la Ciudad y el chilló de dolor cuando cayó y fue aplastado por el inconsciente castaño, se las arregló para ponerse de pie al instante y comenzó a arrastrar al mayor hasta un lugar seguro pero ahí todo estaba desolado y no había lugar donde ocultarse, a ese paso iban a encontrarlos y no podía permitirlo.

Cerró los ojos con fuerza y se obligó a guardar la calma mientras se concentraba en todos los sonidos que había, desechando uno por uno los que no eran importantes hasta que halló algo que podría servirle, tomó con fuerza las manos del castaño y comenzó a arrastrarlo con toda la fuerza que tenía para caminar tan rápido como se podía, había un lugar que podría salvarlos, solamente tenía que llegar ahí.

Él era muy débil y nada podría hacer si llegaban a atraparlos así que tenía que poder, era la única oportunidad que tendrían de huir de esas malas personas y de ese monstruo que usaba un parche en el ojo izquierdo, él era el peor de todos y le tenía tanto miedo que no iba a poder soportarlo si los atrapaban y los devolvían con él, tenía que lograrlo por los dos.

***

El eco de un fuerte gemido reinó por toda la habitación, ambos cuerpos se mantuvieron sobre la cama luego de alcanzar su liberación, sus respiraciones eran erráticas; el pelinegro miró hacia abajo notando la irritante sonrisa del otro y frunció el ceño ante ella además de la sensación de humedad en su cuerpo que comenzaba a ser incómoda, la sonrisa de satisfacción que estaba dibujada en el rostro del más bajo se amplió mientras abría sus ojos y miraba fijamente al pelinegro.

El más alto suspiró fuertemente antes de ponerse de pie y buscar su ropa que estaba dispersa por el suelo, vio a su acompañante incorporarse sobre la cama cubriendo su cuerpo con las mantas mirándolo con reproche y no pudo importarle menos, ya sabía lo que venía y sinceramente Sehun comenzaba a hartarse de eso.

-¿Ya te vas?-preguntó y él únicamente puso los ojos en blanco, la respuesta era muy obvia creía él.

-Creo que eso es obvio-respondió importándole poco si había sido grosero.

-Quédate a dormir-pidió-Nunca lo haces, quédate sólo esta noche-insistió.

-No.

-Pero…

-Ya déjate de eso, es molesto, nuestros encuentros son por mero placer, no somos pareja ni nada que se le parezca, así que no me jodas con esa mierda que no me interesa-soltó fastidiado.

-Tan sólo te pedí dormir aquí, no te estoy pidiendo matrimonio ni nada-masculló el más pequeño de estatura.

-No es la primera vez que me sales con esa mierda y realmente me está comenzando a joder demasiado, me la pasó bien contigo pero no voy a soportar que sigas con esto-advirtió.

-¡Bien! ¡Entonces lárgate!, ¡haber quien mierda soporta tu jodido carácter!-dijo él completamente furioso.

El pelinegro gruñó y salió de ahí rápidamente con la ropa puesta a medias, era realmente un fastidio tener que soportar la actitud del otro que ya se creía su dueño simplemente por un poco de sexo, comenzaba a considerar seriamente dejar de verlo.

-Hey, Sehun-lo llamaron a sus espaldas, se giró rápidamente encontrándose con un hombre pelirrojo y muy alto que le sonreía como si acabara de hacer una travesura.

-¿Qué hay Max?-preguntó.

-Algo-respondió ensanchando más su boba sonrisa.

-¿Qué quieres?-inquirió Sehun con un tono algo agresivo.

-Hey, tranquilo hombre-rió el mayor poniendo sus manos al frente como si intentara calmarlo-¿Qué? ¿Acaso ya no puedo saludar a mi mejor amigo?-inquirió con una sonrisa todavía más enorme antes de rodear sus hombros con un brazo-Te vi salir de la habitación de Baekhyun-comentó dándole una mirada sugerente.

Sehun gruñó por lo bajo, el pelirrojo lo miró confuso dándose cuenta que no llevaba su camiseta puesta sino en la mano y que su chaleco estaba al revés, sabía que Sehun se quejaba cada vez más de Baekhyun y no lo culpaba, el pequeño era intenso y eso podría fastidiar a cualquiera.

-¿Problemas?-preguntó curioso.

-Se cree mi novio o una mierda así-gruñó.

-Pensé que le habías dejado claro que nada más era sexo-Sehun asintió-¿Entonces?

-Yo que sé-bufó-De seguir así lo mandare al carajo y me buscaré a otra persona-sentenció haciendo reír a su amigo.

-Hay mucha gente interesada pero ninguno como Baek y lo sabes-señaló Max.

-Pues su bonita cara y el buen sexo se van al carajo cuando empieza a joder con su mierda sentimental-masculló.

-En eso tienes razón-lo apoyó su pelirrojo amigo-Oh, ahora que lo recuerdo, el jefe te busca-informó.

Sehun asintió y dio media vuelta, recordó entonces su aspecto y se detuvo para acomodar su ropa para finalmente seguir a través del pasillo rumbo a la oficina de su jefe, entró sin molestarse en llamar a la puerta recibiendo una mirada fulminante de parte del castaño, Sehun pasó olímpicamente su mirada de reproche poniendo más atención a esa horrible, pequeña y desordenada habitación que el mayor llamaba oficina.

-¿Acaso no sabes llamar a la puerta?-preguntó molesto al verse totalmente ignorado.

-No, ¿qué carajos quieres?-cuestionó impaciente.

-Recordarte que tienes que formar un maldito equipo para ir mañana a la exploración-gruñó.

-Trabajo mejor solo-se encogió de hombros.

-Es peligroso que vayas siempre tú solo-señaló.

-Es mejor que muera solo yo a que mueran tres o cuatro más-dijo seriamente.

-Tú eres uno de mis mejores hombres, que mueras no me ayuda en nada-bufó-Además, entre más sean, más posibilidades habrá de que vuelvan.

-Está bien-aceptó de mala gana.

-Buen chico-sonrió el mayor.

-Deberías admitir que me cuidas tanto porque me extrañarías-bromeó.

-Oh sí, mi vida estaría incompleta si no veo esa bonita cara tuya todos los días-dijo el mayor siguiéndole el juego provocando la risa del pelinegro-No pero de verdad Sehun, haz lo que te digo-pidió.

-Lo haré, lo haré, te preocupas demasiado Suho-aseguró.

-Cuido a los míos-se encogió de hombros.

Sehun asintió, se despidió del mayor con una seña y salió de esa pocilga que Suho llamaba oficina directo a su habitación, tendría que salir muy temprano el día de mañana si quería que Suho no lo jodiera con eso de no ir solo.

La misma habitación gris con únicamente una cama y un pequeño baúl lo recibió como todas las noches, no se molesto en quitarse la ropa y se dejó caer en la cama mirando al techo. Odiaba todo eso, su habitación, su forma de vida, el mundo, lo negro que se veía el futuro, todo era una basura mirara por donde mirara.

El mundo ya no era lo que una vez había sido antes del Suceso, él había nacido mucho después pero había escuchado las leyendas que todos contaban y siempre se preguntaba que se sentiría vivir en aquel entonces.

Todo eso ahora era una tortura, los humanos destruyeron su hogar por completo, todo fue muy diferente a lo que se pensaba cuando llegó el fin de la Tierra como se conocía, nadie se lo esperó y nadie lo hubiera podido evitar.

El mundo había perecido por culpa de la sed de poder de los hombres. Las leyendas decían que los hombres habían descubierto dos dimensiones coexistiendo con la suya en un mismo espacio-tiempo y su estupidez los había llevado a buscar una forma de acceder a ellas para observarlas y lo consiguieron. Desarrollaron un portal que conectaba las dos nuevas dimensiones a ellos pero era inestable y provocó un fenómeno que nadie pudo explicar y que destruyó la Tierra casi por completo, a eso los humanos lo llamaron el Suceso.

El Suceso arrasó con todo a su paso incluyendo a muchos seres humanos, países enteros desaparecieron y un extraño virus se extendió entre la mayoría de los animales creando monstruos que los convirtieron en sus presas, esas criaturas eran los Cazadores y aunque pocos eran los que actuaban de día, los humanos seguían siendo su alimento y eran casi indestructibles.

Los pocos humanos que había quedado luego de la catástrofe poco a poco comenzaron a reorganizarse en un nuevo orden mundial, las dos nuevas dimensiones habían logrado entrar y salir de su mundo gracias a lo que los humanos habían hecho y el nuevo orden no demoró en comenzar a llamar la atención de ambas dimensiones que no tardaron en intentar conseguir una alianza con la tercera dimensión que había vivido ignorante de ambas hasta el Suceso; el Primer gobernante, sin embargo, rechazó cualquier propuesta que los llevara a involucrarse en una guerra cuando su mundo apenas comenzaba a levantarse por lo que se decidió intentar llegar a un acuerdo entre las dimensiones para traer la paz entre los mundos.

El Primer gobernante era un hombre justo y creó un mundo igualitario para todos, su principal objetivo era protegerlos pero no lo logró, la paz nunca se consiguió y las dos nuevas dimensiones que ya eran enemigas una de la otra terminaron por involucrar a los humanos en una guerra que no les correspondía.

La guerra fue devastadora y duró muchos años, y su final llegó con la muerte del Primer gobernante creando una fuerte tensión entre las tres dimensiones. Al Primer gobernante le siguieron mucho más, todos y cada uno de ellos apegándose a las ideas del primero de todos pero todo eso había quedado ya en el olvido.

Los tiempos cambiaron, el mundo cambió por completo también y ya no era lo que alguna vez se conoció cuando el Primer gobernante reconstruyó el mundo, el Nuevo gobernante había renunciado a las leyes impuestas por el primero y dividió a los humanos en necesarios e innecesarios.

Los necesarios eran aquellos humanos considerados perfectos, aquellos con características capaces de hacerlos sobre salir, humanos fuertes, inteligentes y sanos, ellos vivían en la Ciudad disfrutando de todo los privilegios ofrecidos por el Nuevo gobernante.

Los innecesarios en cambio eran echados de la Ciudad y abandonados a su suerte, daba igual si morían o vivían, si eran niños, mujeres, ancianos o enfermos, ellos eran inútiles y por eso debían ser desechados y arrojados al exterior donde sus posibilidades de sobrevivir eran casi nulas al estar frente a lo desconocido y a los Cazadores, afuera el mundo era una jungla donde todos se devoraban entre sí.

Ahí nació la resistencia, ellos eran los héroes de las personas abandonadas, los salvaban proporcionándoles hogar y protección, se oponían a las ideas del Nuevo gobernante y buscaban derrocarlo para restablecer las ideas del Primer gobernante.

Sehun era uno de ellos, pero era diferente a todos los demás humanos y eso era algo fácil de notar al mirarlo a los ojos, ya que estos eran cada uno de un color diferente, azul y dorado; su fuerza e inteligencia también eran superiores, lo que lo hacía alguien fuera de lo común y a diferencia de todos los demás, poco le importaba la protección de la gente, la humanidad le daba igual y pensaba que lo mejor sería que pereciera; no buscaba el ideal que todos sus compañeros perseguían, su único propósito era saber por qué era diferente, de dónde venía, quién era esa persona que hablaba en sus sueños y quien era él realmente, eso era todo y nada ni nadie le importaba en lo más mínimo, para él todo mundo era reemplazable, incluso sus amigos porque después de todo, la muerte era mejor que vivir en un mundo así.

Chasqueó la lengua al darse cuenta que estaba nuevamente pensando en cosas inútiles para él y se acomodó mejor en su cama listo para dormirse, cerró los ojos y dejó que todos sus pensamientos desaparecieran durmiéndose por fin.

~*~*~*~

Un largo pasillo se extendía frente a él, no tenía ni la menor idea de dónde demonios estaba y de todas maneras se arriesgó comenzando a caminar sin rumbo fijo en busca de la salida, tan sólo caminaba de frente hasta que escuchó algo a lo lejos.

Una suave voz estaba cantando una canción que él jamás había escuchado pero que no dejaba de ser hermosa, la voz salía del lado contrario en el cual iba así que se dio media vuelta y volvió persiguiendo la voz que lo tenía hipnotizado, no era la misma voz de todas las noches pero algo lo impulsaba a seguirla.

Era tan bonita como ninguna otra que hubiese escuchado en ningún otro lugar. Llegó a un pasillo más grande que el primero el cual contaba con muchas puertas; la voz provenía del interior de una de ellas pero no sabía de cual, había un extraño efecto de sonido en aquel pasillo y por eso no podía distinguir de donde venía la voz.

Decidido a encontrarla se adentró al pasillo abriendo una por una cada puerta mientras seguía la dulce canción que parecía ser una nana pero entonces la canción terminó y Sehun se detuvo mirando a todos lados sin saber a dónde debía ir entonces, ya no había voz que perseguir.

La voz volvió a cantar esta vez una melodía diferente, pasando de una suave y dulce letra a una triste, la preciosa voz estaba entonces quebrada y por ello algunas palabras eran difíciles de entender, algo le dijo que estaba en problemas y Sehun se apresuró abriendo de una patada cada puerta hasta que llegó a la penúltima. La voz se hizo más fuerte entonces, Sehun tiró la puerta tal como había hecho con las demás pero en lugar de encontrarse con la persona poseedora de la preciosa voz una bestia se abalanzó sobre él rugiendo y gruñendo, sus afiladas fauces estaban cerca de su rostro y Sehun temblaba bajo las garras de esa monstruosa criatura.

-¡NO!-gritaron del interior de la habitación, era la voz que lo llamaba todas las noches.

Luchó por apartar a la bestia pero todos sus esfuerzos fueron inútiles, la criatura aúllo con fuerza y lo miró con sus desorbitados ojos rojos antes de morderle el cuello y desgarrarle la garganta, ignorando las suplicas de la voz que siempre le hablaba por las noches.

-¡¿Qué has hecho?!-sollozó alguien más y rápidamente supo que era el dueño de la voz que anteriormente cantaba la bonita nana.

Pero de nada sirvió, Sehun ya estaba inmóvil y con los ojos cerrados luego del ataque, ya no sentía el aire llegar a sus pulmones ni el corazón latirle, sabía que estaba muerto pero seguía escuchando esas voces que no tenían rostro y sentía aun el caliente aliento de la bestia dándole de cerca en el rostro.

-Estoy protegiéndolos-dijo con una horrible voz la bestia.

-Pero...

-Los humanos son basura, no confíen en ellos-gruñó la bestia.

-Sehun es bueno-aseguró la familiar voz que siempre acudía en sus sueños.

-¡No lo es!-rugió enfurecida la bestia-¡No pueden confiar en ellos!-sentenció.

-Está bien-susurró con resignación la persona poseedora de la bella voz que había interpretado la nana que lo había llevado ahí y su voz fue lo último que él escuchó.

~*~*~*~

Un par de lágrimas cayeron sobre el rostro del mayor que respiraba con mucha dificultad, no quería verlo sufrir pero nada podía hacer, él siempre le decía que era una carga y ahora veía lo cierto de esas palabras y lo odiaba.

"Por favor madre, ayúdame a superar esta prueba."

Pidió mirando el negro cielo mientras abrazaba lo mejor que podía el cuerpo caliente del mayor contra el suyo más pequeño, ser libres, eso era lo único que ellos querían.

Notas finales:

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