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PRUEBA DE VIDA por MidNightFlower

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Notas del capitulo:

Hola! hace tanto tiempo que no publico/escribo otra cosa que no sea "A media Luz" y "I love you Daddy" y es entre divertido y dificil pues retomar el hilo de algo nunca es cosa facil, pido sus disculpas por el retraso, pero bueno, como siempre digo (y seguiré diciendo jeje) Es mejor tarde que nunca xD

Mil gracias por comentar xinislovemeXD, Christine C, Karura y LRMV (querido Luis! aqui esta antes de lo que dije que estaría jeje)

a leer se ha dicho!

Parte 2: Endless Weight


Scorpius estaba agotado hasta los huesos, tanto que después de hacer su ángel de nieve, cayó dormido el regazo de James. Estaba satisfecho y con tremenda sonrisa en su rostro arrebolado que el castaño en lugar de despertarlo en el acto, lo dejó dormir y se lo llevó cargando de regreso al departamento.

Scorpius se acurrucó en su pecho buscando ansioso su calidez. Para James era agradable esa cercanía pero al ser aún más consciente de su presencia y lo que representaban sus nacientes sentimientos comprendía que en su situación no era lo mejor dejarse llevar, ya que esa peculiar relación que tenían venía con fecha de caducidad y si dejaba que el rubio entrara aún más en su corazón sería difícil dejarle ir.

Notando el séptimo sueño en el que se encontraba el menor, besó sus labios suaves; tan lento en apenas un toque pero que le sabía tan dulce. Scorpius se removió en sus brazos pero no despertó; solo amplió un poco más su sonrisa y apretó su camisa enterrando aún más su rostro en el hueco de su hombro.

-¿Por qué me hiciste probar algo que no se puede tener Scor?- preguntó en voz baja –eso es simplemente cruel….-


*°*°*°*°*°*°*°*


3 días después del espectáculo de nieve, las cosas volvieron al calmado cause en que él se encontraban. Todo parecía ir con el mismo ritmo que en un principio salvo por una sola cosa: el amor que James apenas había descubierto. Era algo nuevo eso que le pasada. Pues en palabras de su tío Ron: “¿chicas? Siempre estarán tocando tu puerta porque eres el tipo guay con el que todas quieren estar, por tanto, sal y diviértete, pero ojo, siempre estate atengo que no tardará en llegar la indicada y después de eso, no hay vuelta atrás”

Y eso había hecho. Había salido con varias, se había divertido, pero no fue nada especial, al menos nada en comparación con lo que sintió aquella noche y que aún seguía presente.

Regresando a ver a Scorpius, vio que su semblante seguía siendo el mismo sin expresión alguna. Bufó extrañando su radiante sonrisa, y redobló su afrenta. Estaba decidido y se esforzaba al máximo por hacerle sonreír con todo su material pesado de diversión y entretenimiento que hasta el más reacio de sus compañeros y hermano incluido, lograba hacer reír, pero en este caso era inútil.

Scorpius recordaba la sensación de la nieve y se veía mucho más alegre que en la primera semana, pero solo lo demostraba con su expresión corporal. Casi podía ver las flores y estrellas a su alrededor siendo acompañado de la línea perpetuamente recta que formaban sus labios.

Con sus manos obligó a los músculos del rubio a trabajar en una forzada risa que parecía más bien una mueca, haciendo que se frustrara.

-¿Porque no sonríes? Quiero ver de nuevo tu linda sonrisa- exclamó como niño chiquito siguiendo su tarea de apretar y relajar sus mejillas en busca de un surco alegre que no aparecería a voluntad.

-No puedo- contestó Scorpius suspirando. Después de ese ejercicio en sus mejillas ya estaba entumido y a un par de segundos de molestarse realmente.

-Claro que sí. Yo lo vi y te vez hermoso- Scorpius se ruborizó hasta la punta de su cabello pero negó efusivamente con la cabeza.

-No creo que sea algo que se repita- estaba casi seguro de ello y prefirió darse la vuelta para ya no verle.

James podría ser muy divertido con sus anécdotas entretenidas y chistes varios pero ya tenía mella en su cuerpo que lo hacía inmune a demostrar sentimiento alguno. Sentir demasiado era peligro para su cuerpo, su padre siempre se lo decía y ya lo había comprobado más de una vez. Sus manos temblaban sin parar y un fuerte dolor se instalaba en su cabeza, confundiéndolo y desorientándolo. No era algo bonito y no quería sentirlo más.

Con una sonrisa curiosa se acuclilló a dos palmos de su rostro; estaba tan cerca que su corazón dio un brinco en su pecho y comenzó a latir con rapidez. Parecía tener una idea instalada en su cabeza y nada en el mundo podría hacer nada para evitar que lo hiciera.

-Ya verás cómo te hago sonreír o dejo de llamarme James Sirius Potter-

*°*°*°*°*°*°*°*

Después de un largo maratón de la saga “rápidos y furiosos” que el rubio no le encontraba sentido alguno, pero que parecía entretener a James, comenzó a dormitar recargado sobre su regazo. Era agradable estar ahí, pero su mente trabajaba con rapidez y no parecía querer descansar.

Tenía demasiadas cosas intrincadas que se enlazadas y perdían entre ellas. Formando bucles impenetrables cual coraza que lo más cerca que podía contemplarle era desde el otro lado del cristal que entre más se acercaba a su realidad más se distorsionaba y no lo comprendía.

Recordaba aquel peculiar día en el que cumplió 16 años y su padre lo había celebrado a todas luces cual espectáculo. Por todo lo alto de Malfoy Manor y con toda la opulencia que según él ameritaba dicha ocasión. Lo disfrutó en grande a su lado como todos los años. Su abuela en la distancia le deseaba lo mejor y le mandaba ropa como en yule y la pascua.

"Pide lo que quieras. Solo por hoy te lo concederé" fueron sus exactas palabras con un brillo especial en sus ojos. La enfermedad lo invadía pero solo podía fingir que no sentía nada. En ese momento se lo agradeció, pero deseó reservar su deseo para después. Sabía con exactitud lo que su corazón ansiaba y sabía que su cuerpo ya no resistiría más la espera.

Recordaba vívidamente su corazón acelerado en su pecho cuando comenzó a oscurecer. Era en ese momento justo para hacer su pedido. Sabía que sería doloroso y que lo que estaba a punto de pedir era egoísta. Pero de todos modos lo haría. Era hablar en ese preciso instante o no hacerlo nunca.

"Padre. Quiero hacer un juramento inquebrantable contigo" fue lo que dijo casi en un grito; su padre puso los ojos de plato. Era obvio que nunca pensó que ese era su deseo. Por más que siempre consiguiera tener una osca postura, para Scorpius el semblante de su padre era claro como el agua. Dudaba y temía, pero no lo diría; por tanto tras salir de su breve transe, accedió. Probablemente pensó que era una tontería de parte suya y por eso no puso “pero”. No estaba cien por ciento seguro de ello y prosiguió a actuar.

La magia no era amigable con él, por tanto la varita de su padre se encargó de todo, creando un luminoso lazo que unía su mano con la de él. Había pedido con exactitud tres cosas. Solo tres cosas que llevaban tiempo circulando por su mente y que nadie conseguiría hacerle retractarse de pensarlas y llevarlas a cabo. La primera: "Debes prometer que me darás un mes de libertad incondicional. No me vigilaras ni seguirás. Aunque lo que haga permanecerá como un secreto, tú no te opondrás"

El labio de su padre tembló por tan repentino requerimiento. Lo dudó y rebatió pero finalmente accedió con un "lo juro"

“Por mi parte prometo que al cabo de ese mes regresaré y me someteré a los tratamientos que quieras sin rechistar; en pocas palabras, haré lo que tu desees que haga”. Su padre pareció tranquilizarse con aquello puesto que era lo que esperaba de su parte; cooperación para cumplir la última gota de esperanza que tenían en ese tratamiento.

El segundo requerimiento: "le darás a James Sirius Potter lo que pida al cabo de ese mes y no cuestionarás nada” Su padre lo miró como si estuviese loco; no comprendía de que iba aquello pero Scorpius insistió. Una segunda lengua plateada rodeó sus brazos cuando con voz trémula dio un “lo juro”.

El ultimo requerimiento fue el más difícil de pronunciar y hacerlo audible, pero con su determinación lo hizo real “En el caso de que el tratamiento no funcione, no pondrás en peligro tu vida para salvar la mía, padre… ambos sabemos que tu magia y la mía no son compatibles… Por tanto llegando el momento me dejarás ir…" dolía más escucharlo de su propia boca de lo que pensó pero su padre no pudo soportarlo y se quebró con ello.

Cualquier pequeña esperanza que su pecho y mente habían albergado se vino a abajo y el peso sin fin volvía a él. Sus ojos se llenaron de lágrimas y le pedía que no le pidiera eso, pero Scorpius no accedía a sus razones y suplicas.

Jamás vio llorar así a su padre desde el fallecimiento de su madre. Solo podía consolarle y esperar a que su lamento sobre su hombro cesara. Era como un niño rezando que la primavera no se fuera y permaneciera igual por siempre. "Todo estará bien" era lo que le decía para calmarle, pero en ese punto ni él sabía si esas palabras eran ciertas.
"Lo juro" dijo finalmente cuando no hubo refutación de su parte…

Se sentía mal. Se sentía perdido.

-¿Scor? ¿Scor estas bien?- preguntó James verdaderamente desconcertado. Scorpius parpadeó dos veces y se le quedó viendo, entre dudas y preguntas. El temblor en sus manos permanecía –llevo hablándote como media hora ¿Qué sucede?-

Le costó trabajo ubicarse, armar parte por parte lo que sucedía. “Es James… estoy con él… estoy bien…” se decía para tranquilizarse y a la vez tranquilizar a la creciente preocupación que atravesaba los ojos castaños.

-No sucede nada… creo que es solo que tengo sueño…- dijo con indiferencia. -¿puedes abrazarme?- James lo miró pausadamente pero se animó a dar el paso que acortaba su distancia y así lo hizo.
Se sentía tan bien estar entre sus brazos. Se sentía seguro como si nada pudiera perturbarle, el ritmo de su corazón era reconfortante en sus oídos como una melodía de alguna canción de cuna. Su cálida y vibrante magia le envolvía, inquieta como un ave que despertaba la suya que parecía casi extinta. El tremor había pasado y su miedo también. Ahí sentía incluso que nada malo le pasaría.

*°*°*°*°*°*°*°*

A James le parecía increíble el tiempo como transcurría. A veces lento y otras demasiado rápido que no lo podía creer. Habían pasado ya tres semanas en las que le sabían un confort inigualable, pese a que aún no descubría que era lo que quería hacer de su vida, su motivación temporal era Scorpius y hacerle explorar todas aquellas cosas que jamás había disfrutado.

Aun se le figuraba bizarro que nunca hubiese probado el chocolate y luego descubrir que no sabía el sabor del brócoli, los mariscos y mucho menos de las almendras.

-¿Pues qué es lo que comías en Hogwarts?- fue lo que le preguntó tras esa sorpresiva revelación. Scorpius lucía incomodo con ese tema pero no se negaba a responder.

-Tenía un menú especial… mi padre se encargaba de ello- dijo como que no quiere la cosa recordando la comida pastosa y desabrida que había comido toda su vida, todo en pos de prolongar su existencia. Pero eso no podía decírselo a nadie, mucho menos a James, no quería lastima, nada le dolería más que eso.

-Tu padre sí que está a otro nivel de lo que es la sobre-protección- dijo con ironía.

-A veces hay que hacer sacrificios a cambio de algo más preciado…-

Lo decía tan seguro que James no comprendía a que se refería. “Creo que el profesor Flickwick tiene razón y si soy algo lento de entendimiento…” pensó dejándose caer en su cama mientras Scorpius salía de darse una ducha. Se veía tan adorable con sus mejillas enrojecidas por el agua caliente y su cabello desparramado sobre su frente.

-Qué bonito hueles…- dijo abalanzándose contra él. El rubio se ruborizó aún mas tratando de apartarlo para poder secarse adecuadamente el cabello.

-Solo es el mismo jabón que tú usas…nada extraordinario- dijo pausadamente.

-Lo sé, pero en ti huele mejor- enterró su nariz en su cuello sonriendo para sus adentros cuando notó el acelerado corazón de Scorpius. Una de las cosas que le gustaba de esa convivencia es que podía besarlo cuando se le antojase sin una resistencia previa.
Scorpius aún le costaba acostumbrarse, pero con manos temblorosas rodeaba su cuello y lo dejaba profundizar más su contacto.

Sus labios se desliaban sobre los suyos, a veces fieros y ansiosos como si el hambre creciera y no pudieran tener suficiente, otras tan suave como una caricia que se prolonga hasta que había necesidad de respirar.

-Creo que me estoy enamorando de ti…- murmuró James colocando su frente contra la suya relamiéndose los labios. Scorpius le faltaba el aire y no sabía cómo responder. Su corazón acelerado amenazaba con salir de su pecho y quería él también huir antes de que sus acciones y palabras lo delataran -¿tú que sientes por mí?-

-No James… no te puedo decir… es vergonzoso…- dijo tratando de zafarse de su agarre, pero el castaño se negaba a hacerlo con una sonrisa pija.

-Vamos Scorp. Aunque sea debo de gustarte un poquito ¿o no?- la verdad amenazaba con salir de su boca y sabía que en su posición era incorrecto expresarse, pero James estaba emocionado e insistente –dijiste que era el mejor tipo y el más guay y por eso me escogiste ¿no?-

-No es cierto… bueno…- se quedó pensativo –si eres un gran chico James, pero no te elegí porque fueras perfecto… sino porque eres todo lo que yo no soy- desvió la mirada, recordando la primera vez que lo vio –eres alegre y tan brillante, pero tienes más de lo que dejas ver… descubrirlo me hizo muy feliz pues tal parecía que era el único que pudo observar tu vulnerabilidad…- la sonrisa de James se fue apagando y dándose ánimos, Scorpius tomó su rostro con ambas manos –te he amado desde entonces…-


*°*°*°*°*°*°*°*

La sonrisa de James volvió aún más amplia que antes y Scorpius solo podía percibir la vergüenza de su revelación recorrer su cuerpo. Aunque quería retractarse para hacerlo menos doloroso, no lo haría porque James era todo y más de lo que hubiera deseado; él se encargaba de disipar sus miedos que nunca rebelaba pero que sentía en su mudo silencio. Con cariño lo acogía y la mayor parte del tiempo fingía que no notaba los pequeños espasmos que sufrían sus manos, pensando tal vez que solo se trataba de un arraigado tic que le avergonzaba.

-¿Entonces? ¿Quieres que seamos novios mucho más tiempo que un mes?- tomó ambas manos del menor que solo volvió a desviar la mirada. No le gustaba esa mirada que adquiría algunas veces; era tan preocupante como se quedaba serio viendo el vacío como si se perdiera en su mente, tan perdido que no sabía qué hacer -¿Qué es lo que te sucede Scorp?-

-Nada… no es nada…- le contestó rehuyendo aun su mirada. James insistía y sabía que no era bueno. Lo besó nuevamente para no responder.

Aún era inexperto con los besos, pero James respondió a gustoso. La adrenalina recorría su cuerpo con prontitud y la temperatura aumentaba. Su mes ya casi terminaba y tenía que decirle adiós a James.

“No quiero…” pensó agobiado entre cada beso. “No quiero, no, no, no, no… no puedo…” una lagrima descendió por su mejilla. Sabía que no tenía posibilidad alguna de una relación con James en el futuro, mucho menos cuando se enterara de su enfermedad pues no quería su compasión, no la necesitaba…

Mirando sus ojos castaños embebidos en placer y deseo, Scorpius supo que era lo que quería a continuación. Jamás lo había hecho, pero quería al menos una prueba de su existencia en James, algo imborrable, una marca, un instante. Se armó de valor.
Colocándose sobre sus rodillas procedió a quitarse su camisa que tiró en el suelo.

-¿Q-Q-Qué estás haciendo?- preguntó el castaño una octava más aguda.

-Ya casi se cumple un mes… hay que hacerlo…- dijo Scorpius ignorando el miedo que sentía y la incertidumbre de saber que era lo que proseguía. El moreno tembló cuando las pálidas manos se colaron por debajo de su camisa y la tierna lengua rozó sus labios, bajando por su clavícula que le erizó los vellos de su cuello.

-¡ESPERA!- lo detuvo al instante con un abrazo para que sus manos detuvieran la afrenta contra su cuerpo que no sabía sí podría frenarle si eso continuaba.

-¿No quieres?- preguntó ladeando la cabeza. Aunque su boca permanecía en esa fina línea, podía intuir que estaba herido.

-No es que no quiera Scor, es solo…- quería decirle tanto. Apenas y le dijo de sus sentimientos y se le hacia demasiado abrupto saltar de eso a algo más subido de tono. Bueno no es que no hubiera hecho eso en el paso sin nada de amor de por medio, pero Scorpius era especial, en poco tiempo se había clavado tan hondo en su pecho que quería que fuera en el momento perfecto.

-¿Entonces no quieres hacerlo conmigo?-

-No es eso… maldición Scorpius que eres tan jodidamente encantador que me fascinas, me vuelves loco…- dijo volviendo a besarle -pero no quiero que sea así- sentenció cubriéndolo con su sabana que estaba regada en el suelo para que no pasara frío y suspiró -¿no preferirías esperar a que sea primavera, cuando vayamos a ver los jancitos azules? Sería tan romántico y...-

-Suena bien pero… no es posible…- murmuró dejándose rodear por los brazos de James. Se sentía tan cansado. James era mejor persona que él, de eso no le cabía duda, pero su deseo egoísta le decía que se le acababa el tiempo y no quería arrepentirse de nada.

-¿Scorp?- preguntó James con voz trémula acariciando sus cabellos rubios. Como le hubiese gustado tomarlo y hacerlo suyo, devorarlo y beberse sus suspiros, pero así como era de especial para él, quería que fuera inolvidable e inigualable a sus experiencias previas -¿Scor?- preguntó al no obtener respuesta. Tenía los ojos cerrados, estaba pálido y no se movía -¡SCORPIUS!- El miedo lo invadió Había sangre en la comisura de su boca y solo pudo gritar.

 

Notas finales:

Bueno pequeños es todo por el momento! espero no demorar más de lo que demoré para subir este capi jeje

Nos vemos entonces en el ultimo capi!! pero descuiden, habrá un After ending <3

Les mando muchos besitos y que esten muy bien!!

PD. Pliss no me odien mucho si la narrativa a cambiado o la calidad... realmente me esfuerzo, pero es dificil darse tiempo para escribir con los pendientes de la escuela... TOT


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