Bola muerta
La primera vez que pose mis ojos en aquel chico de primer año no pude evitar compararlo con nuestro cuarto bateador, un sujeto lleno de tanta energía que parecía succionarla de todos a su alrededor.
Le faltaba experiencia como pitcher pero de alguna forma tenía un estilo único que no me dejaba despegar mis ojos de esa postura extraña, esa rápida quebrada y aquella mirada que te quitaba el aliento.
Tenía un sentimiento lleno de mezcolanza al ver sus lanzamientos… un chico interesante y alguien contra quien no quería perder a toda costa. La memoria de nuestro primer partido se quedó grabada en mi mente como el recuerdo más valioso que he tenido hasta la fecha.
Sawamura Eijun.
Siempre que aquel nombre merodea mis pensamientos no puedo evitar sonreír con un sentimiento que desconozco.
¿Qué es lo que me pasa?
No me entiendo en lo absoluto.
— ¡Sanada-Senpai!—parpadee varias veces al escuchar aquella voz que clamaba mi nombre, Raichi me miraba con una expresión confundida y solamente me quede suspirando… de nuevo me había dejado arrastrar por aquellos pensamientos del pitcher de Seidou.
— Dice mi viejo que dejes de perder el tiempo pensando en tus novias
¡Ah! ¡Ese maldito entrenador! ¿De qué novias estaba hablando? Suspiré largamente y miré a Raichi fijamente, parecía estar de mejor humor aun cuando fuimos derrotados por Seidou.
— Sanada-Senpai—volvió a pronunciar mi nombre y lo miré algo desconcertado ¿acaso estaba desanimado? —Están en la televisión…
Ah. Hablaba de Seidou. Después de todo no soy el único que está teniendo una obsesión al pensar en aquellos que nos vencieron limpiamente.
El sabor amargo empezó a inundar mi garganta.
— Oh…—fue lo único que pude pronunciar sin tener las inmensas ganas de ahogarme en mi propio acido estomacal.
— ¿Deberíamos de verlo?
Me sorprendí ante aquella pregunta ¿en verdad estaba consciente de lo que estaba preguntando? En este instante aun saboreaba el fracaso. No sabía si sería capaz de ver de nuevo a aquel fantasma que me merodeaba.
— Sawamura, Furuya, Tanba… quiero derrotarlos a todos
— Ah… sí, te comprendo
¿Estaría haciendo aquel lanzamiento tan peculiar? Me levante y camine hacía donde estaba el entrenador Todoroki mirando los partidos en una pequeña televisión, parecía algo huraño, mire de reojo a Raichi quien se concentraba en ver la pantalla.
Oh… estaba lanzando.
Estaba siendo más agresivo que de costumbre.
Pero había algo en su mirada que me estaba molestando un poco ¿acaso estaba…?
— Ese tal Sawamura se mira algo aterrado ¿no crees Sanada?
El entrenador Todoroki hablaba y se mofaba, pero yo solo podía quedarme atónito ante aquella mirada desconocida en los ojos de Sawamura. Solo necesitaban un out más y serían los ganadores de esa revancha contra Inashiro.
Mi corazón estaba realmente acelerado y no podía hacer ningún comentario al respecto…
Estaba hipnotizado por ese hombre.
Y de repente, el hechizo se quebró y recordé como respirar… Sawamura Eijun había golpeado a uno de los jugadores de su equipo rival…
Una bola muerta.
Ah, qué gran tragedia.
Su cara aterrada era realmente…
— ¡No puedo creerlo! Que bateador tan más tonto… yo hubiera hecho un mejor trabajo dándole a esa bola—se quejó Raichi
— Ese pitcher está acabado—agrego mi entrenador y yo me quede como un mero oyente de aquella discusión de padre e hijo.
Esa mirada muerta…
¿Podría recuperarse de ella?
En serio quería mirar si aquel chico que parecía una bola de energía descontrolada podía estar devastado.
— Entrenador…
— ¿Ah? ¿Qué quieres Sanada?
— Deberíamos de tener un partido contra Seidou ya que perdió… ¿no cree que sería una gran oportunidad de venganza?
Sonreí abiertamente, y sentí como mis ojos brillaban de una emoción gigante, era cierto que quería vengarme por la derrota que obtuvimos pero… mi deseo de ver a aquel pitcher me carcomía las entrañas.
Tenía una ansiedad más grande que la de cualquier partido.
♥♥♥♥♥♥♥
Al final Seidou había aceptado nuestro partido de práctica, sentía una emoción inconmensurable…
De repente mire como algunos de mis compañeros se detenían y charlaban con unos chicos y de inmediato note como el imparable de Raichi se lanzaba a enfrentar a los sujetos.
Oh… al fin nuestro reencuentro había llegado.
Mire al objeto de mis anhelos, sueños e incluso pesadillas y contuve la agitación que estremecía cada partícula de mi cuerpo.
Aquella bola muerta no solo había golpeado a aquel bateador de Inashiro… no, esa bola muerta me había dado a mí.
Ahora mismo estaba embrujado por aquel pitcher agresivo que jugaba tan temerariamente.
Lo comprendía a la perfección.
Esto que sentía por el pitcher de relevo de Seidou… era un sentimiento obsceno.
Ya no tendría salvación si caía en mis garras.
—Oigan ¿Cuántas victorias llevan durante las vacaciones? Si ganamos hoy, tendremos veinte consecutivas
Por ahora, actuaría normal y provocaría a ese chico de primer año, quería ver cada una de sus expresiones para así grabarlas en mi memoria y satisfacer mi lascivia recién descubierta.
Porque aquella bola muerta, había fungido como una flecha de cupido.
Fin.