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El País de los Dulces por RozenDark

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Notas del fanfic:

Bien, al fin pude publicar este fic, que quiero que participe en un concurso, espero y sea de su agrado ;)

Notas del capitulo:

Fic participante en el grupo Shhh... SasuNaru NaruSasu

 

https://www.facebook.com/groups/824144584299407/1051666361547227/?notif_t=group_activity&notif_id=1469679755364631

 

Espero y sea de su agrado ;)

Los dulces, galletas y postres mencionados pertenecen a su respectivo creador, yo solo los use para antojar xD

La historia fue inspirada en un capitulo de Sailor Moon xD

Los personajes son pripiedad de Masashi Kishimoto

Y agradezco a todas las personas que aportaron con decirme sus dulces favoritos ;)

Y sin más que decir, les invito a leer ^3^/

"El Mejor de los Dulces"

 

~°ɞ°~ღ~°ɞ°~

 

El molesto tic-tac de aquel reloj lo estaba matando. Le recordaba el lento pasar de los minutos y horas.

Lo único que pedía al llegar de un arduo día de trabajo, era la deliciosa comida hecha por su lindo esposo, pero este había llegado justo cuando él lo hizo, puesto que tuvo unos asuntos que atender en el trabajo.

Lo peor era, que la alacena estaba vacía y el refrigerador solo tenía puras botellas de agua. Y el como todo buen glotón, se estaba muriendo de hambre.

 

—Teme, ¿por qué no hay nada para comer? —Preguntó quejumbroso.

 

Aquel chico que llamaba como "Teme", era su amado esposo. Un doncel de familia adinerada, pero un gran trabajador.

Cabellos algo largos de un color negro como el azabache, piel tan blanca y delicada como la porcelana y unos serios ojos, tan negros como la noche. Sasuke Uchiha o mejor dicho, el ahora Sasuke Namikaze, un gran e inteligente abogado, aunque siempre que podía ayudaba a su familia con las empresas.

 

— ¡Maldito Dobe!, se supone que te tocaba ir de compras. —Le recordó furioso lo obvio.

 

Y él era el "Dobe", un varón heredero de una gran fortuna, actualmente trabajaba como mano derecha de su padre, solo para aprender a llevar las riendas de la empresa familiar.

Cabellos cortos y alborotados de un color rubio, piel ligeramente morena y unos envidiables ojos azules como el cielo despejado, y tres marquitas semejantes a unos bigotes felinos en cada mejilla. Naruto Namikaze era el esposo de aquel doncel que tanto lo sacaba de quicio cuando tenía la razón.

 

—Sí, pero tú debes recordármelo. —Hizo un puchero.

 

La pelea era por algo tan simple y tan tonto. Ya llevaban dos años de casados, y se conocían de toda la vida.

Ambos lo hablaron y decidieron que se turnarían las compras del hogar, obvio, Sasuke hacia la lista de todo lo necesario, pero con las recientes cargas de trabajo, se les había olvidado, y lo peor, ¡no había comida!

 

— ¿Y qué hacemos? —Preguntó quejumbroso el rubio.

 

El doncel vio a su esposo y suspiro. Esos ojitos de cachorro triste solo significaban algo, y el como todo buen esposo no podía resistirse a ellos.

 

—Está bien Dobe, yo iré por las compras, pero recuerda que no habrá próxima vez. —Le dijo ya rendido.

—Gracias Sasu. —Le dio un corto beso en los labios.

 

El azabache solo se cambió de ropa, por una más cómoda y como siempre, llevaba su fiel lista de compras, que le decía todo lo necesario para su hogar, obvio, no cocinaría debido a la hora, así que pasaría a comprar comida después de sus compras, así que esa sería su venganza para castigar a su Dobe esposo, hacerlo esperar la comida y los dulces que le encargo.

 

~.o0o.~

 

Y las horas pasaban, Naruto estaba desesperado, en más de una ocasión reviso el refrigerador en busca de comida, pero hasta él sabía que no había nada, hasta podría decirse que había telarañas y que las arañas lo saludaban cada vez que abría el dichoso refrigerador.

Se sentó de mil maneras en el sillón y cada que escuchaba un auto frenar, asomaba por la ventana para ver si era su esposo, pero siempre se decepcionaba al ver que de Sasuke ni sus luces aparecían.

 

—Ese Teme, seguro se está vengando. —Molesto dijo aquello mientras sobaba su barriga, tenía hambre y esta se lo hacía saber.

 

De repente se vio a sí mismo, acomodado viendo la tele, o más bien, pasando canales a lo loco, hasta que llego a un canal de anime, donde rememoraban los clásicos y justo cuando pasaban Sailor Moon, en un capitulo que vio cuando niño, junto con sus primas y su Teme.

 

—Naruto sonrió al recordar aquel pasado. —El país de los dulces. —Susurró mientras se acomodaba a ver el programa.

 

Mientras veía aquel programa, recordaba aquel día. Recordaba que estaban viendo ese capítulo y como todo niño, se preguntó, ¿existirá el país de los dulces?, y después el, su Teme y sus primas comenzaron a buscar desesperadamente dicho lugar. Se durmió con la televisión encendida, y recordando su infancia.

 

~.o0o.~

 

Un dulce olor le llego a la nariz, se removió inquieto, hasta que logró abrir los ojos, pero al hacerlo, se vio en un muy colorido y delicioso lugar.

Restregó sus manos en sus ojos, solo para verificar que eso era un sueño, pero al abrir los ojos, todo ese dulce entorno seguía allí.

 

—Esto es un sueño, es obvio que es un sueño. —Se dijo sorprendido.

 

Se pellizco, abofeteo y estrelló si frente con el control remoto que aun tenia, pero ni con eso despertó. Así que resignado, comenzó a caminar por todo el lugar y no pudo evitar comenzar a babear con lo que veía.

Una gran y deliciosa cascada de chocolate tibio, con grandes y coloridos malvaviscos flotando en él; el verde pasto por el que caminaba, era tan dulce y delicioso como la menta; los árboles que adornaban la tierra, eran lo que más llamaba la atención, un tronco hecho de chocolate amargo y verdes hojas, tan dulces y mentoladas como el pasto, con la distintiva diferencia de que cada uno tenía "frutos" diferentes, paletas macizas con sabor a cereza, bastones de caramelo de color rojo y blanco, chicles ácidos y rellenos, galletas de chispas de chocolate, y como dejar de lado ese exquisito dulce de cajeta llamado "Gloria".

 

—Revolcones, hace mucho que no veo esos chicles. —Emocionado se acercó al árbol de chicles. —Y estas galletas saben igual que las que hacía mi abuela. —Se comió una de las galletas con chispas de chocolate.

 

Siguió caminando por todo el lugar, mientras comía una que otra cosa. Llego a un puente de galletas "aviones" y camino con mucha, emoción hasta llegar al otro lado, donde veía pasteles, gelatinas y flanes gigantes.

Examinó con emoción todo ese nuevo entorno y no pudo evitar probar cada uno de aquellos postres. Pastel de tres leches con frutas, Fouché de chocolate, pastel de chocó fresas, gelatina de mosaico, gelatina de chocolate, flan napolitano, plan casero, Naruto probó todos y cada uno de aquellos postres, y siempre terminaba con la exclamación, "¡lo más rico que he probado!".

Camino hacia el siguiente puente, uno hecho de barra de chocolate blanco con pedacitos de galletas de chocolate. Llego a la siguiente zona de aquel extraño lugar, y comenzó a babear, allí había helados de todos los sabores y colores habidos y por haber, además de muchos dulces que servían para adornar los helados. Así que de manera rápida, se lanzó a probar todos los helados.

 

— ¡Delicioso! —Exclamó satisfecho.

 

Después de un buen rato, decidió continuar caminando por todo el lugar, hasta llegar a un puente un tanto distinto a los demás.

Este puente era de gomitas unidas unas con otras y tenía un gran arco de scuincles chiclosos y picosos, cosa que se le hiciera agua la boca. Paso con lentitud por allí y al llegar al otro lado, un camino de colores y con caramelos  de distintos sabores aguardaba. Siguió la vereda y al llegar al final, un gran castillo de galletas encontró, con dos paletas "Tupsi-pop"  custodiando, una en cada lado del gran portón, que era una barra gigante de chocolate amargo. En cada punta del techo había un chorrito de crema batida con una roja cereza reluciendo.

Decidido a ver el interior, abrió la puerta y se asustó al ver a una persona cubierta por una delgada tela de color rosa pastel, además de darle la espalda.

 

—Lamento si molesto, no sé cómo o porque llegue aquí. —Naruto se excusó nervioso.

—Llegaste porque es tu destino, eres el rey del país de los dulces, y yo tu reina.

 

Naruto abrió los ojos a más no poder, al ver la identidad de la persona frente a él. Simplemente no lo podía creer, y más por las palabras que le estaba diciendo.

 

— ¿S... Sasuke? —Preguntó sin poder asimilar lo que veía.

 

El azabache viro a ver al varón y con una sonrisa un tanto perversa, se quitó aquella delgada tela que tanto lo cubría.

Frente a Naruto estaba su doncel, vestido de una manera muy provocativa, y es que no todos los días puede disfrutar de él gran Sasuke Uchiha con una diminuta tanga de lencería, adornado con cerezas en lugares muy llamativos, un curioso camisón que le llegaba antes de las rodillas y que no dejaba nada a la imaginación, debido a lo transparente que era, prácticamente dándole vista de todo, incluidos ese par de erectos y apetecibles pezones. El varón trago grueso al ver que ese provocativo y lujurioso doncel se le acercaba a paso lento, mientras movía de un lado a otro ese formado trasero al que le quería dar duro.

 

—T... Teme, ¿qué te ocurre?, tú no eres así. —Nervioso y dudoso llamo al azabache, el cual ya lo abrazaba con fuerza.

—Pasa que probaste todos los dulces del lugar, pero hay mejores cosas. —Respondió sensual, para después pasar su lengua por el cuello del rubio. —Dobe, eres tan sensible. —Burlesco dijo aquello, al ver al otro estremecerse.

 

Naruto ya no lo podía resistir. El ya no tenía hambre de dulces o comida, lo más delicioso, placentero y apetecible que podía dejarlo siempre con ganas de más, al mismo tiempo, era lo que disfrutaba con gusto, pero jamás compartía y era todo suyo.

Así que movido por aquel morbo y recién despertada pasión, cargo en sus brazos al azabache y lo lanzó de una manera un tanto brusca al mueble de algodón de azúcar que había allí. El doncel solo se relamió los labios, mientras se deshacía de aquel estorboso camisón.

 

—Así me gustas más Dobe. —Susurró ansioso.

 

El blondo no le permitió seguir hablando, de una manera desesperada, comenzó a besar los labios del contrario. Chupándolos, lamiéndolos, mordiéndolos, solo los dejo cuando les falto el oxígeno y se relamió gustoso al ver que aquellos pálidos labios, estaban tan rojos e hinchados como unas cerecitas. Presuroso, se quitó cada una de sus prendas, hasta quedar completamente desnudo. Tomo su erecto y caliente miembro, y sin preparación alguna, se adentró en aquel orificio que tanto confort le daba, ni si quiera le quito al doncel aquella tanga.

 

—Ahhh~...estas muy ansioso Dobe. —Gimió mientras se agarraba de la ancha espalda del mayor.

—Un gruñido, junto con una fuerte estocada otorgo. —Tú te tienes la culpa por provocarme, Teme pervertido.

 

Probó de todo, su Teme estaba de ganas para probar cosas nuevas y el no desaprovecharía esa oportunidad. Chocolate por todo el vientre del menor, helado de vainilla y cajeta en aquellos botones que tanto degustaba, pero aun con todo, no saciaba si lujuria. Iba a terminar una vez más, cuando... Plash...

 

~.o0o.~

 

Abrió los ojos espantado, con frio y ¿mojado?, ¿qué rayos había pasado?, miro con duda todo su entorno y se asustó al ver la furiosa mirada de su esposo, el cual tenía en sus manos una cubeta roja con algunas gotas de agua cayendo, eso explicaría el porqué de su mojado estado.

 

—Dobe, me haces ir por las compras cuando a ti te correspondían, me mato buscando algo para que comamos los dos y solo por desviarme un poco para ir a buscar el resultado de mis análisis, te encuentro tocándote y con los pantalones y mi sillón favorito manchados. —Sasuke no se molestó en ocultar su furia.

 

Después de horas comprando la despensa y la cena para ambos, por fin regresaba a casa, cuando le llamaron del hospital para que pasara por los resultados de sus análisis, debido a que hacía algunos días que llevaba sintiéndose mal. Lo primero que esperaba al llegar, no era ver a su Dobe esposo, ensuciando aquel sillón que tanto le gustaba, y más aún, escuchar que su torpe y caliente esposo tenga esa clase de fetiches de soñar con él y dulces incluidos.

 

~.o0o.~

 

Horas más tarde, un más calmado Sasuke y un limpio, pero cacheteado Naruto, disfrutaban de la cena juntos, aunque el blondo estaba algo extrañado de ver a su esposo comer ramen cuando se suponía lo odiaba.

 

— ¿Qué no prefieres ensalada de tomates? —Preguntó nervioso.

—Sasuke puso cara de asco, mientras le daba una hoja al blondo. —Te culpo a ti y a nuestro hijo por hacer que odie mi comida favorita. —Dijo con calma, mientras devoraba con ansias aquel tazón de ramen.

 

Naruto leyó ansioso y emocionado aquella hoja, donde confirmaba que el y su Teme solo tendrían que esperar siete meses más para tener a su pequeño en brazos. Sasuke tenía dos meses de embarazo, ahora todo tenía sentido, por eso se sentía mal y porque sentía tanto asco con algunas comidas, y por eso aquel antojo por el ramen. Con prisa, se acercó a abrazar a su esposo.

 

—Me haces muy feliz Sasuke. —Le dijo mientras besaba sus blancas mejillas.

—Pues ni creas que con eso vas a contentarme, sigo molesto contigo, por cómo te encontré. —Le recordó molesto.

—Teme, sabes que el único que me hace feliz y me llena eres tú, así que no tienes por qué estar celoso. —Le dio un sonoro beso en la mejilla. —Y para compensarte... —Le susurro algo al oído, algo que hizo que el doncel se sonroje y diera un tímido asentimiento.

 

Y lo que aprendió Naruto, fue que no hay mejor dulce, con relleno y que tenga su toque amargo y dulce, que su esposo Sasuke. Pero ese dulce era solamente de él y nada más él podía probarlo, mirarlo y tenerlo, porque ese doncel, era solamente de Naruto Namikaze.

 

 

 

 

 

FINɞ°~

Notas finales:

Espero y les haya gustado, porque a mi me divirtió mucho al escribirlo :D

En fin, nos seguimos leyendo

Chau chua (*_-)/


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