EL DESEO DE UN GATO
Dios…por favor escúchame, sé que no soy el mejor tipo de todos, pero por favor…no quiero que él llore más…por favor Dios, déjame estar siempre a su lado para ayudarlo…Dios escúchame por favor…
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Capítulo 1: el deseo de un gato.
Yamaguchi entro a su departamento cansado, tiro la mochila por cualquier lado y luego camino por la sala como un alma vagabunda hasta su cama. Había tenido un día muy difícil lleno de exámenes y profesores exigentes, pero eso no le importaba tanto; lo que le había dolido en el alma era el hecho de haber descubierto a su novio…mejor dicho ex novio besándose con una chica.
Ya había escuchado por parte de otras personas que Tsukishima lo engañaba, estaba listo para que el rubio rompiese la relación en cualquier momento, pero el hecho de a verlo visto era mucho peor que haberlo escuchado decir -terminamos…-
Cerro los ojos fuertemente y unas lágrimas habían caído por sus ojos…Yamaguchi estaba cansado de todo, las personas mentían, engañaban y solo lo usaban, Tsukishima no fue el primero, pero el seria él último. Lloró más fuerte hasta que pudo oír el mismo sus gemidos ahogándose con su llanto…ya no quería sufrir más por una persona, estaba cansado de amar y que no lo amen a el.
-miau…-Yamaguchi abrió los ojos para encontrarse con Kuroo, un gato negro que recogió de la basura y decidió adoptarlo-…miau…-volvió a maullar el gato, tratando de alentar a su dueño.
-Kuroo…siempre vienes cuando estoy triste…a veces desearía que fueses humano.-Yamaguchi acaricio al gato y el como muestra de afecto solo le ronroneo
-miau…-volvió a decir él como gato, porque si hubiese sido un humano, Kuroo solo le diría a Yamaguchi-…no llores, porque yo estaré contigo…-pero él era un gato que ni siquiera podía consolar a su preciada persona.
-Kuroo…eres tan amble, gracias por siempre consolarme.
La cálida mano de Yamaguchi paso por la oscura cabeza del gato, Kuroo adoraba ese toque, pero le hubiese gustado que la sonrisa que le daba en esos momentos el pecoso sea para siempre.
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Yamaguchi abrió la puerta de su departamento, soltó la mochila y camino despacio por la sala, de repente las lágrimas comenzaron a caer silenciosamente por su rostro, sus rodillas no pudieron soportar el peso de un corazón roto y terminaron por caer al piso. El castaño elevo sus brazos hasta su rostro tratando de limpiar las lágrimas, pero le era casi imposible porque había soportado durante todo un año ese frio amor por parte de Tsukishima y hoy…había acabado.
-…no veo futuro a lo nuestro, así que es mejor que terminemos.
Tsukishima no dijo más, solo se volteó y se fue; no miro atrás, no miro como cada uno de los sentimientos de Yamaguchi se iba rompiendo lentamente, no le importo dañar a una persona que lo había querido con todo su ser.
-…porque…porque Tsuki…al menos…hubieses dicho algo más…pareciese como que yo no te importase…Tsuki… ¿en verdad me amaste?
No quería llorar más, pero le era casi imposible callar todo lo que sentía, Tsukishima no lo amaba, Tsukishima en su relación había salido con otras cinco personas, Tsukishima…nunca había considerado a Yamaguchi como un ser a quien amar y eso era lo que dolía mas.
-miau…
-…Kuroo, ¿Por qué siempre apareces cuando estoy más triste? Ven…-el gato como obedeciendo las ordenes de su amo simplemente se acercó y se dejó acariciar por el castaño.-…en verdad, a veces me pregunto del porque no eres humano, así tal vez me pudieses abrazar, porque lo que más necesito es un abrazo.
‘‘Dios…por favor escúchame, sé que no soy el mejor tipo de todos, pero por favor…no quiero que él llore más…por favor Dios, déjame estar siempre a su lado para ayudarlo…Dios escúchame por favor…’’
Kuroo deseo con todo su corazón poder ayudar a su amo, deseo abrazarlo y consolarlo, deseo poder curar sus heridas y era por eso mismo que oró a Dios todas las noches, pero pareciese que el solo ignorase las suplicas de un simple gato, Dios podía ser a veces egoísta.
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Al día siguiente Kuroo vio salir a su amo con la cabeza baja, lo vio deprimido y con ganas de rendirse, pero aun así su amo seguía caminando a hacer su rutina; Kuroo veía algo en su amo que le encantaba, a veces mostraba lo débil que era y lo fácil que se deprimía, pero en ese mismo momento nadie podía ver como una fuerza comenzaba a nacer de esa misma debilidad y eso a Kuroo siempre le gusto.
El día de ayer su amo había llegado triste y lloroso, porque pareciese que la persona con la que salía había terminado con el. Algunas veces lo vio en casa y nunca termino por agradarle esa actitud, además de que el novio odiaba a los gatos. Otras veces simplemente escapo de casa y camino a la universidad donde asistía su amo y ahí veía como el novio se terminaba por besar con otras personas o hacer el acto de reproducción con otros…el novio de su amo era extraño a sus ojos, pero siempre lo soporto porque su amo era feliz, pero todo había acabado cuando vio a su amo sufrir.
Una relación que siempre terminaba por lastimar a alguien y aun así podían seguir estando juntos, su amo era especial y a la misma vez algo tonto por seguir amando a esa persona.
Cuando abrió sus ojos se dio cuenta que era tarde y el sol entraba por la ventana, Kuroo vio que su amo aún no había llegado, se acercó a la puerta y nada. El silencio del departamento se hizo de repente insoportable, Kuroo no quería seguir ahí de esa manera.
-miau…
Y como se tratase de un llamado, la puerta se abrió dando paso a Yamaguchi quien a penas de dar el primer paso cayó al piso. Kuroo lo vio y noto que en aquel rostro pecoso había una nueva marca roja, un golpe.
-miau…
-…Kuroo ¿Por qué es así conmigo? ¿Cuál fue mi error? Yo lo amaba…pero yo no sé ahora lo que el sentía por mi…
Los brazos de Yamaguchi se extendieron hasta alcanzar el pequeño cuerpo del gato hasta abrazarlo. El gato comenzó a lamer las mejillas depositando suaves roces con su nariz.
-…Kuroo gracias por todo.
-…miau…
-es una lástima que no puedas hablar.
Yamaguchi estrecho más al pequeño felino, lo hacía sentir seguro y que en este mundo ya no estaba el solo, que podría superar cualquier cosa y ese gato siempre lo apoyaba.
-…Kuroo.
-…no…no llores…-el chico castaño se sorprendió al oír una voz, pero la voz no era lo único extraño, ya que en sus brazos no se encontraba su querido Kuroo, si no un chico alto de cabellos oscuros.
-… ¿Quién…quien eres tú?