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Sounds like Heaven  por namy chan

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Notas del fanfic:

Wiii (?)

Notas del capitulo:

D. Gray man no me pertenece ni sus personajes. 

A leer!

No fue necesario decir una sola palabra, Kanda Yu tenia la fascinante facilidad de trasmitir en una sola mirada el odio, enojo o satisfacción que sentía mas esto ultimo estaba lejos de proyectar ya que su encargo "especial" se atrasó por mas de dos horas. 
 
La incompetencia se quedaba corta si hablaba de los saqueadores con finta de exploradores que contrató comandados por Cross Marian. ¿No les bastó unos cuantos millones para apresurarse?
 
Con un torcer de labios se quitó las gafas de sol y observó por última vez su puerto privado en donde se suponía llegaría su nueva adquisición, pero nada, las ultimas llamadas por radio informaban que el barco llegaría a las doce y sin embargo pasaban de las dos y no hubo rastro de ellos. 
 
Cuanto odiaba la impuntualidad. 
 
Con una última maldición al aire abordo el auto y ordenó al chofer volver a casa. Ya no tuvo deseos de esperar más, su barco llegaría, tendría que llegar...
 
–¿Preocupado, Yu? ~
 
Una voz le sacó de su ensimismamiento, casi olvidaba que traía de invitado no deseado a cierto conejo irritante. 
 
–No me llames así, idiota –apenas le miró de soslayo pero al Bookman poco le importó tener contacto visual, después de todo estaba tratando con Yu–. ¿Y desde cuando te di permiso de estar aquí? Tu lugar es al frente con el chofer 
 
–Oh vamos, imagina que voy con él, lo distraigo, chocamos, mueres y no ves a tu si-re-ni-ta llegar 
 
Sería una pena poner un obstáculo hacia la nueva meta de su amigo. Lavi era aventurero mas no idiota como para entrometerse en los deseos del nipón. Después de todo la atención que le ponía a sus 'juguetes' era la misma que ponía en la empresa de la que era socio, casi la misma convicción que los llevó a la cima de todo. 
 
–Tsk...
 
... 
 
El resto de la tarde trascurrió todo con normalidad, ninguna llamada especial le llegó en horas de oficina, nada mas allá que algunos mensajes a su secretaria a nombre de su tutor, ese viejo Tiedoll llegaría antes de su viaje... Joder. 
 
Con el refunfuño en el rostro se dejó caer sobre la cama al llegar a su mansión, echó un ultimo vistazo a su móvil y nada, todo siguió igual después de las ocho. Esa incompetencia le sacaría canas algún día y con ese pensamiento visitó por fin a morfeo. 
 
Su sueño era como el de todas las noches (hasta la monotonía le atacaba ahí) mas no se quejaba, le gustaba tener a Alma presente tan siquiera en ellos al no poder tenerle ya físicamente, por desgracia el constante vibrar cerca de su cara le hizo fruncir el ceño y provocó el esfumar de su sueño.  
 
 
–¿Que? –al darse cuenta que era su teléfono el que vibraba contestó de mala gana (como siempre). 
 
–Llegamos –fue lo único dicho al otro lado de la linea y el peliazul se despabiló del sueño, cogió las llaves de su auto y se marchó de nuevo hacia el puerto. 
 
...
 
 
–¿Que demonios...? –abrió con exageración los ojos al llegar al puerto y ver el deplorable estado de su barco. Fue una proeza que llegara en media pieza y que no se hundiera en el camino. 
 
–Cuando nos llevamos uno de 'esos' cada animal cerca de alguna forma nos atacó –el pelirrojo capitán habló con simpleza como si lo ocurrido no se tratase de ningún evento fantástico. 
 
–¿Lo tienen? ¿Donde esta? —Después de años se escuchó cierto timbre de emoción en la voz del japonés. 
 
Antes que Cross diese la orden de bajar al espécimen uno de los subordinados habló con exasperación; 
 
–¡El pez! ¡No se mueve!
 
Esas simples palabras hicieron que Kanda emprendiera una carrera hacia la embarcación en busca de su tesoro. 
No gastó millones en pagar una expedición en su búsqueda para que muriera antes de tenerlo en su colección, por lo menos tenía que verlo respirar, ¡Joder! Debía verle con vida por lo menos una última y primera vez. 
 
–Carajo... –por donde pisara se escuchaba un fuerte crujir dadas las zancadas del nipón, no hubo tiempo para ser delicado con su andar y mas sabiendo que todo bajo el podría colapsar en cualquier instante... Al diablo la seguridad, iría por su 'pez'. 
 
–¡Kanda-sama! No puede pasar, es peligroso –un anciano (demasiado viejo para tan siquiera moverse) le alertó al verlo querer pasar–. Espere ahí... –el hombre se tragó sus palabras cuando Yu le ignoró y siguió. ¿Tan importante era llegar hacia el? –Esta muerto, no aguantó el viaje...
 
Al haberlo pasado de largo entre los escombros de la bodega miró por sobre su hombro apenas unos instantes y siguió su andar. El anciano jamas en su larga vida vio mirada tan enfurecida. 
 
–¡¿Quien fue el imbécil que hizo eso?! –exaspero al encontrar el encierro de la criatura, la larga y reforzada vitrina yacía manchada de sangre, lo poco que diferenció el peliazul de entre la oscuridad de la noche y lo escondido de esa bodega o de lo contrario hubiese visto que lo que alguna vez fue agua de mar ahora sólo era un mar de sangre. 
 
¿Como querían que siguiera viva después de eso? Él solo dio como encarcelamiento aquella vitrina, no necesitó mas al no querer implementar alguna droga como medida para posibles alergias o peor. En cambio Cross Marian se las arregló a su manera, no solo dejando a su adquisición en la vitrina sino atándolo con decenas de cadenas sobre esta sellándolo aún más. Una sirena no podía ser tan peligrosa. 
 
Su jaula de cristal ya había sido abierta para comprobar el estado de la criatura; inerte, flotando entre sus propia sangre, Kanda apenas logró ver su silueta pero bastó para comprobar que de verdad había capturado una sirena...
 
–Tu no puedes morirte 
 
No fue una petición sino una orden genuina. 
 
Tomó a la sirena entre sus brazos pasándolos debajo de su cuerpo al cargarla, al instante el peso cayó sobre Yu, quien hubiese dicho que esas cosas fueran tan pesadas. Con rápido cuidado volvió por sobre su camino hasta la cubierta en donde solo se limitó a ordenarles a sus hombres que se hicieran a un lado para dejarlo pasar. Bastaron varios metros al alejarse del puerto y adentrarse de lleno a la suave arena de la playa ayudado por la oscuridad de la noche de los pocos empleados suyos que rondaban el lugar, ahí con toda la consideración que Kanda Yu pudo tener dejó caer a la sirena en la orilla ayudando a nutrirle las olas que llegaban allí después de subir la marea más lo bastante alejada para que pudiese sumergirse entre ellas. 
 
–¡¿Crees que fue barato traerte hasta aquí?! –tomó impulso sobre su mano y la impactó en la mejilla de la criatura–. ¡Tarde meses buscando! –de nuevo lo abofeteó. –No te vas a morir aquí sin haberte visto respirar... –toda su frustración salió en esos golpes junto con su hablar. Kanda era simple en ese aspecto, cualquier cosa que le molestara lo diría simple y directo, si su escasa paciencia acababa recurría a lo físico, simple.  
 
Justo antes de volver a golpear a la sirena esta movió su cola y seguidamente un quejido salió de su boca. Pronto el japonés acercó su cuerpo y un nuevo descubrimiento llegó a él al instante que el ser marino abrió lo ojos. 
 
No era un ella sino un él, un él que tenía los ojos de un azul tan claro que podrían confundirse con grises, el gris mas hermoso que jamás vio en su jodida vida. 
 
 
 

 

Notas finales:

Gracias por leer. 

EsperoEspero sus reviews (?)


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