Tetsuya sabía que si iba a la escuela en aquellas condiciones provocaría un verdadero alboroto, nunca le había pasado esto, pese a los inhibidores sus mejillas ardían y su rostro normalmente blanco como la fina porcelana estaba rojo, como una cereza, opto por tomar otra píldora supresora y se dio un baño largo y relajante.
Era un omega, a sus 18 años era vergonzoso admitir que este era el segundo año en el que entraba en celo, la genética había sido caprichosa con él y la etapa que normalmente se presentaba en los adolescentes a partir de los 13 o 14 años se había iniciado en el a los 17.
Ahora que recordaba había sido tan vergonzoso, aun no sabía cómo Taiga, el único macho soltero que conocía en Seirin y su mejor amigo había soportado el olor y la necesidad de su celo. Tetsuya se había restregado contra él y el pelirrojo lo había dejado ser, permaneciendo duro y sometido a Tetsuya, permitiendo que el ojiazul, vestido, caliente, hermoso y excitado le tirara al suelo y satisficiera sus más bajos instintos en un frotagge ardiente y desesperado.
Aunque los dos estaban aun con el uniforme deportivo Tetsuya había podido ver claramente definida la enorme erección del pelirrojo, el mástil duro presionaba contra su ropa pidiendo ser liberado, exigiendo tomar la virginidad de Tetsuya y marcarlo como suyo. Extrañamente Taiga no lo había hecho, y Tetsuya se lo agradeció profundamente, sería estúpido que en su primer celo, de 17 años cogiera y se embarazara siendo apenas un estudiante y tuviera que dejar a un lado su vida profesional por cuidar un cachorro.
El supresor hizo efecto en él y el deseo, el calor y lo caliente poco a poco fue mitigado, probablemente si podría ir a la escuela. Aunque no era importante, estaban por entregar calificaciones finales y solo iban por mera ceremonia. Estaba a un par de días de graduarse, él había sido aceptado en la universidad y Taiga, como era esperado para todos había llamado la atención de muchos reclutadores que le habían ofrecido todo el apoyo y una beca bastante tentadora si jugaba como lo hacía para ellos.
Salió de la tina, tomo su toalla, se vistió y camino a su recamara para vestirse, mentiría si dijera que no se había espantado un poco al ver a Taiga ahí, sentado en su cama leyendo una de sus novelas cortas.
-Kagami-kun…- susurro con emoción en la garganta. Tenían un año como novios, desde su primer vergonzoso celo habían dado un paso más en su amistad y se habían involucrado románticamente, descubriendo facetas totalmente hermosas del tigre que a Tetsuya lo tenían totalmente conmovido.
Pese a su educación liberal en América Taiga había respetado su virginidad y no se habían permitido estar a solas en muchas ocasiones, ahora que lo estaban Tetsuya sintió que el rubor en su cuerpo nuevamente se encendía.
Todo fue natural, estaban solos en su casa, con su novio, con el hombre al que le había confesado sus sueños e ilusiones y con el que se veía compartir el futuro hasta ser viejitos.
Camino con vergüenza a su cama y se despojó de la única prenda que cubría su cuerpo. Taiga abrió la boca en una O de sorpresa, sus ojos se dilataron y sus fosas nasales se expandieron llenándose del rico aroma que inundaba la habitación.
-estas en celo…-
Tetsuya asintió, acercándose cual gata buscando un poco de amor, demostrando deseo, permitiendo que su parte animal, que el perro husky en el saliera un poco, un par de manchitas peludas se dibujaron en su vientre sensible, las orejas felpudas se inclinaron hacia atrás sometido, la larga cola peluda se inclinó hacia un lado.
-tan hermoso…- susurro Taiga, aspirando el dulce olor de las hormonas, acariciando las zonas sensibles y observando con tanto amor a Tetsuya que simplemente le quito el habla.
-hace un año, en tu primer celo, tenía tantas ganas de tomarte, de marcarte, de preñarte… pero no pude, si yo me hubiera dejado llevar por mi tigre hubieras corrido tanto peligro… -
-si… lo se…- Tetsuya y él se habían dado a la tarea de investigar por qué el celo del perro había tardado tanto en presentarse, la falta de nutrientes y su estado anímico habían sido grandes influyentes en eso. Y Taiga se había dado a la tarea de alimentar con mejor calidad a su ahora novio y mantenerlo tranquilo, amado, feliz.
-ahora no creo poder ser tan fuerte… te deseo tanto…-
Tetsuya lo podía ver claramente, debajo del pantalón de mezclilla la carne dura de Taiga era prisionera y exigía ser liberada.
-no te contengas… yo también te deseo…-
Para demostrar su punto se hinco en el suelo y con infinita dulzura bajo el zipper y bajo la ropa que aprisionaba el sexo caliente de su pareja, era grande, duro y rápidamente Tetsuya comprobó sabia salado y tenía un olor almizclado y masculino que lo atrajo con mayor pasión.
Taiga gimió y le ayudo para terminar de desnudarse, la habitación estaba inundada por el calor sexual de ambos, el olor de las hormonas, por su deseo.
Despues de unas cuantas arcadas Tetsuya finalmente acepto tola la longitud en su boca y Taiga tuvo que apretar la base de su erección para no correrse en ese momento, era tan cálido, tan placentero.
-ven acá cariño…-
Tetsuya casi ronroneo por la mota tan bonita, Taiga era de los que prefería demostrar las cosas y no decirlas.
Le levanto con suma facilidad y le puso a horcajadas en su rostro, Tetsuya tenía tanta vergüenza que estaba a punto de sacar humo por las orejas.
-tan hermoso…- susurro Taiga y beso el delgado y duro pene del perrito, primero experimentalmente, probándolo, degustándose con el dulce sabor del néctar que corría desde la puntita roja del pene y el rosadito y húmedo ano.
-tan ricoooo… - gimió Tetsuya sosteniéndose apenas en sus dos piernas e inclinándose hacia enfrente para aferrarse a la colcha de la cama.
-mío…- gruño Taiga permitiendo que su tigre se liberara un poco. Los fuertes músculos del abdomen eran pincelados por las líneas naranja y negro del tigre.
-meteloo…- suplico Tetsuya impulsando su cadera más hacia el rostro de su macho, pidiendo más lengua, pidiendo dedos, dilatándose con deseo para la hombría de Taiga.
-te tengo que preparar bien… eres tan pequeño…-
Tetsuya grito frustrado, deseoso, caliente… se tenía que someter a su pareja, ¡pero quería más!
Se empujó hacia el primer dedo que tanteo su entrada y grito por la invasión, pero aquello era tan bueno, tan natural, su cuerpo sabía lo que iba a pasar por que casi enseguida sintió como el dedo fue seguido por un segundo.
Taiga se sentó colocando a su pareja pequeña en su pelvis, abierto como una bella mariposa con alas preparadas para volar, sus dos ejes rozándose entre sus vientres.
Le beso con tanta pasión que jadearon minutos despues en busca de aire, estaban escurriendo tanto que no haría falta nada de lubricante.
-¿estás listo?-
Tetsuya se sujetó del cuello y los hombros de su tigre y levanto su cadera permitiendo que la cabeza roja y gruesa del falo de su amante se presionara en su entrada.
-despacito amor… toma lo que puedas… toma lo que quieras…-
Tetsuya descendió lentamente y casi enseguida se volvió a levantar.
-tan gruesooo…- susurro mientras nuevamente comenzaba a bajar tomando otro poco… subió y bajo tomando cada vez un poco más, escuchando los húmedos sonidos que provocaba sus juguitos y los de Taiga ahí abajo.
-me aprietas tanto… me jalas tanto…- las garras de Taiga se asomaron y se encajaron en su cadera, la mezcla del dolor, el ser estirado a tal grado, el eje de Taiga rozando su ya no virginal capullo… todo volvió loco a Tetsuya incitándolo a montar la erección con bastante entusiasmo.
-miooo…- gruño Taiga masturbándole, lamiendo la sensible área entre el cuello y el hombro preparándose para morder, para unir a Tetsuya con el de manera irrevocable y eterna…
-hazlo… hazlo…- suplico Tetsuya y Taiga también le complació con eso mordiendo fuertemente.
Los dos gritaron incapaces de contenerse. Su primer orgasmo juntos fue devastador, sus destinos unidos y la plenitud del momento les hizo caer uno en brazos del otro en la cama.
-todavía estas duro…- susurro Tetsuya mientras su vaina caliente se cerraba en el eje de Taiga. Asegurándose que el néctar de su macho no saliera de su cuerpo y garantizara una preña. Afortunadamente había tomado los inhibidores lo que hacía que pese al celo el embarazo fuera casi imposible.
-tú también… - susurro Taiga tratando de moverse pero notando que estaba atrapado en el interior de su amante… chico… eso era raro… bonito pero raro.
-en un par de minutos te liberare…-
Tetsuya se acercó a él recostándose en su pecho, escuchando el latido furioso del corazón comenzar a calmarse y el ronroneo del pecho.
-En cuanto me pueda mover de nuevo te voy a poner en cuatro y te voy a llenar tanto que vas a estar escurriendo por días enteros… ningún macho se va a atrever ni siquiera a mirarte por qué vas a llevar mi olor y mi marca siempre…-
Tetsuya estuvo a punto de tener un segundo orgasmo tan solo de escuchar esas palabras.
-¿me estas pidiendo matrimonio?- bromeo ante el tono posesivo de su amante.
-te lo exijo… tomaste mi virtud, puede que tengamos un cachorro en un tiempo, te tienes que hacer responsable de eso…-
Los dos sonrieron por la broma.
-Entonces me hare responsable…- le secundo Tetsuya mientras se movía un poco y la erección de Taiga salía de su cuerpo, él se incorporaba un poco y se ponía en 4, justo como Taiga le había dicho…