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Miradas ruidosas, sonrisas silenciosas. por Luluu

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Notas del capitulo:

Me gustó bastante como quedó el capítulo. Espero que también les guste a ustedes :3

Pov Harry

 

 

Estaba sentado en el mismo lugar que el día anterior. Usaba toda mi fuerza de voluntad para no quedarme dormido. Eso sería desastroso; dormido a la vista de todos…

Me forcé a mantener los ojos bien abiertos. Esto de los propedéuticos para los de primer año me estaba matando.

Unas horas después de haberme quedado dormido el día anterior, me desperté gritando. Había tenido otra pesadilla y no había podido volver a dormir.
Tenía unas ojeras enormes.

-Hola, Harry -dijo Ronald entrando al salón.
-Hola -dije mientras se sentaba al lado de mí.

Ninguno de los dos dijo nada por unos segundos.

-¿Por qué casi no hablas?
-Apenas es el segundo día, dame tiempo a que me acostumbre -dije.

 

Bien sabía yo que eso era mentira. En otras escuelas conforme pasaban los días, más me aislaba.
Aun así Ron me sonrió y pareció aceptar mi respuesta.

 

Saqué mis audífonos, tenía ganas de escuchar alguna  de mis canciones corta-venas, como las llamaba Sirius. Apenas empezaban a sonar los primeros acordes de “The Art of Anesthesia” cuando me vi interrumpido.

-Hola -dijo Hermione sentándose frente a mí. ¿Por qué nadie entendía que traer los audífonos puestos era una señal de no querer entablar conversación?
-Hola –respondí.


Los demás alumnos llegaron y junto con ellos la profesora.
-Hola, soy la profesora Dolores Jane Umbridge y soy la psicóloga de la escuela. El director Dumbledore me pidió que viniera a darles la bienvenida y los ayudara a integrarse un poco mejor –dijo con una sonrisa que se veía forzada.

-Parece un sapo vestido de rosa –me susurró Ronald. Una pequeña sonrisa se formó en mis labios, tenía razón en eso.

­­-¡No cabe duda! Cada director y directora de esta escuela ha añadido algo nuevo a la educación de los alumnos, como debe ser, pues el estancamiento es un hecho aborrecible que se debe evitar, así pues, yo misma, acompañada por mis colegas docentes, me encargaré de perfeccionar todo lo que ha de ser perfeccionado y de curarles todo lo que se deba de curar.

La postura de Hermione se tensó. La chica se giró con cara de susto y asco.
-¿Qué sucede? –pregunté un poco curioso. ¡Estúpido! Siempre andaba de chismoso, seguro Hermione no querría ni contestarme…
-¿Escucharon lo que dijo? –preguntó aun así Hermione.
-Eh… no, todo lo que dijo fue monótono y aburrido. Me perdí desde el inicio –dijo Ron rascándose la cabeza.
Yo sólo negué con la cabeza.
-¿Es una psicóloga, no? Debería estar interesada en ayudarnos, pero en ningún momento dijo eso. Ella dijo “curar y perfeccionar”, eso suena a algo de un... obseso, como si tuviéramos alguna enfermedad –Hermione dijo mientras fruncía el ceño.

 

-Como primera actividad, me gustaría que se agruparan en parejas de tres para que puedan platicar durante un rato y después pasen al frente a explicarnos un poco de cada uno de ustedes.


Tenía miedo, me sentía solo y miraba mi celular aunque sabía que no tenía ningún mensaje. Lo único que deseaba era desaparecer, llegar a casa y encerrarme con mis miedos.

Todos se empezaron a juntar en tercias y empecé a entrar en pánico. ¿Con quién me iba a juntar?

-¿Te ayudo a mover tu banca, Harry? –preguntó Ronald.
-¿Eh? –pregunté un poco sacado de onda.
-Pensé que era bastante obvio que íbamos a trabajar juntos –dijo Hermione.
-Ah, sí, gracias –dije levemente sonrojado.
El pelirrojo jaló mi banca pegándola a la de ellos.
-Gracias, Ronald –dije.
-Ugh, suenas como mi madre –dijo él con cara de asco –Llámame Ron –agregó con una sonrisa la cual yo le devolví un poco nervioso.


Empezamos a hablar; Hermione resultó ser la hija de unos dentistas, con una pasión/obsesión por la lectura y algo así como una niña prodigio en la escuela. Ron, por el contrario, era parte de una gran familia, tenía cinco hermanos mayores y una hermana menor, le gustaban los deportes y no era nada excepcional en la escuela.

Ellos empezaron a hacerme preguntas, las cuales respondía de manera muy vaga o cambiaba de tema. Odiaba hablar de mi vida privada.
Ron hizo una pregunta que me dolió un poco “¿Qué tal eran tus amistades en tu otra escuela?”

Me quedé unos momentos en silencio sin saber que responder.
-Harry, ¿todo bien? Te pusiste muy pálido –dijo Hermione.
-En el colegio no tenía amigos, no soy bueno al socializar con las personas, he tenido malas experiencias y al final siempre terminan apuñalándome por la espalda así que decidí no volver a involucrarme con ninguna persona –un escalofrío recorrió mi espalda al recordar el infierno que Dudley y sus amigos me hacían vivir –tampoco tuve muy buenas experiencias –agregué un poco más bajo.

 

No sabía porque les había respondido con la verdad. No quería que sintieran lástima y me volvieran algo así como su “proyecto de caridad”… pero algo en las palabras de Hermione me habían hecho querer responderle de manera honesta.
Instintivamente miré hacia mis manos, que jugaban con el borde de las mangas de mi suéter.

-Harry… -comenzó a decir Hermione.
-¡Harry! –exclamó Ron interrumpiéndola –No me importa si no quieres hablarnos o si no te gusta responder a nuestras preguntas. Tampoco me interesa si no sabes iniciar ni seguir una conversación. Eres nuestro amigo y no descansare hasta que empieces a confiar en nosotros.
-Nosotros nunca te traicionaríamos.

Mis ojos se abrieron mucho. ¿Hablaban en serio?

-¿Por qué querrían ser amigos de alguien como yo? –pregunté quedamente.
-Te ves como una buena persona –dijo simplemente Ron –no pareces uno de los niños de papá que se sientan de ese lado –dijo señalando al grupito que yo había autonombrado como los populares.
-No estoy interesada en la superficialidad de ser popular –dijo Hermione –y te ves como una persona buena e interesante.

 

 

 

 

Cuando las clases acabaron y el timbre que indicaba el fin de las clases, tomé mis cosas y me dirigí a ver si mi padrastro ya había llegado por mí. Ron y Hermione iban junto a mí.

En la entrada había dos chicos altos y pelirrojos que parecían copias idénticas. Supuse que eran dos de los hermanos mayores de Ron.

-¿Cómo le fue al pequeño Ronnie en la escuela? –preguntó uno con voz melosa, jugando con el cabello de mi… amigo.
-¿Estos son los pequeños amigos del pequeño Ronnie? –preguntó el otro jugando con mi cabello y el de Hermione.
-Fred, George, dejen de molestar –dijo Ron alejándose del alcance de su hermano –se comportan como unos idiotas.
-¡Oh! Ronnie dijo la palabra con “i” –dijo uno de los gemelos.
-Creo que mamá no estaría nada feliz si supiera eso –dijo el otro.
-Cállense los dos –dijo mi amigo molesto –y dejen de llamarme Ronnie.
-A mamá no le dices nada cuando te dice así.
-Mamá da… miedo –dijo Ron rindiéndose –ya vámonos. Adiós, Hermione, adiós, Harry.

-También llegaron por mí –me informó Hermione –hasta mañana –dijo despidiéndose con un abrazo.

 

Me senté a esperar a que llegaran por mí. Neville llegó y se sentó junto a mí. Ninguno de los dos habló y ninguno parecía querer hacerlo. Ese silencio no era incómodo.

 

Pasados unos minutos llegaron por mí y me despedí de Neville agitando mi mano ligeramente.

-¿Cómo te fue hoy, cachorrito? –preguntó Sirius.
-Bien –una respuesta simple. Una palabra monosílaba. Una respuesta que aunque no fuera efusiva haría que mi padrino se sintiera más tranquilo.

 

En una conversación normal, cuando la gente te pregunta cómo estás, la respuesta que esperan es “bien” o algo similar. Normalmente cuando la respuesta es negativa u honesta sólo logras incomodar a la otra persona.

 

Lo único que intentaba era hacerles más sencilla la vida a la gente que me rodeaba. Aun si significara hundirme en mis problemas.

Notas finales:

Gracias por leer! 


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