Leto decidió que debíamos ir a un poblado a las afueras de Wexford. Dice que conoce gente que puede proveernos lo que necesitamos para viajar. La caminata si que fue dura, una semana aproximadamente, pero en estos momentos estoy sentado en una mesa redonda, en un bar, junto con Leto y el felino. El poblado es horrible, sucio. Pueden ver ratas caminando por las calles y no dicen nada, hay hasta moribundos que las devoran, o al revés. Es un asco. El olor a cerveza de raíz, cigarrillo, hace que quiera vomitar. Desde aquí puedes ver como se estan cojiendo al mesero. ¿Acaso no tienen un poco de decencia? Claro, fui un principito, no conozco las costumbres de las gentes. Estoy acostumbrado al buen olor de canela con miel en las velas aromáticas del baño, los aceites que hicieron que mi piel sea tan tersa y suave. Fui cuidado y educado para ser un buen Omega. Pero tampoco un pendejo. Leto no deja de beber y beber, y yo siento las miradas hambrientas y asquerosas de los hombres, carajo solo visto la camiseta de Leto. Me sorprende que no hayan venido por mi para violarme.
- Oye.. Traer nada más esto es incomodo.. -Dije con un leve sonrojo. Leto me ignora, y el felino va hacia mi, y lame mi mano que está colocada en la mesa. No puede hablar en público, la gente iría tras él para venderlo. Yo ni sabia que existia el tráfico de esclavos, de variadas razas. Si llegan a capturar a Wiskas, sería un gran problema.
- Lamento si Leto es tan tonto. -Dijo un Alfa. Tiene pinta amable.- Les tengo preparado el cuarto de huéspedes para que pasen la noche. Mi hermano llegara mañana y les proveerá lo que necesiten.
- E-Espera.. No… ¿Pa-Pasaré la noche con…? - Tartamudeo, y señaló al borracho de Leto.
- Con ese tonto. -Dijo, y se fue. Ni siquiera se presentó.. Que malos modales.
- Leto.. Es hora de ir a dormir… -Voy hacia él y comienzo a sacudirlo un poco.- Leto.. -El olor del alcohol está impregnado a el. Voy a vomitar.
- ¿Allen..? ¿Te sientes bien? Va-Vamos.. -Se levantó tambaleante.- Te llevare al cuarto para que.. descanses… - ¡Eso debería decir yo, mirate!
El alfa de hace rato volvió aparecer, es el cantinero. Y me ayudó a guiar a Leto a la habitación correcta. Se despidió de mí, pero sin antes decirme su nombre, Munio. El cuarto es pequeño y mal cuidado, pero menos sucio que haya afuera. Un colchón viejo en el piso, con una manta. Carajo… Leto se tumba al colchón. Y comienza a moverse como gusano.
- Leto.. calmate, debes dormir para ma.. -No pude terminar la oración. Note algo repugnante, semen. Hay semen seco en el colchón. Y semen reciente, salpicado en el piso.- ¡Tu maldito, hacer que este en un lugar tan asqueroso y anti-higiénico, debería darte vergüenza! -Comienzo a zangolotear su cuerpo de los hombros, enojado.
- Cerveza de raíz… -Gimoteo con baba en su boca.
- ¿¡Es en lo único que puedes pensar?! ¡¿En cerveza de raíz?! ¡Maldito alcoholico! -Me tomó de la muñeca y jala hacia el. Me callo, juntando nuestros labios. Puedo sentir su aliento, huele alcohol.. bastante. Su aroma me marea y su barba me causa comezon. Separa sus labios de los míos, dejando una decente distancia. Mi rostro sonrojado a mas no poder.
- Shh, eres demasiado gritón.. -Dijo antes de caer de espaldas, tendido al colchón. Esta roncando. Se ha dormido el desgraciado.
- Mi.. mi primer beso… -Ese fue mi primer beso. Yo me imaginaba algo diferente, estar junto a la persona que amo en un hermoso paisaje, juntando nuestras manos. No en el cuarto “prostíbulo” de un bar. Y con alguien que apenas llevo unas semanas de conocer.- ¡Tsk! -De una patada tumbó a Leto del colchón. Y me acuesto yo.
Wiskas entra, la puerta es una maldita cortina. Viene hacia mi, y se recuesta a mi lado. Al menos la compañía de este felino la disfruto.
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Reino de Arabia, recamara real.
Un hermoso Omega retorciéndose de placer. De tez blanca perlada por el sudor. Ojos celestes tapados por un antifaz negro. Atada con una cuerda y nudos bien elaborados. Sus esponjosos y carnosos labios tratando de articular palabras, pero ni siquiera puede gemir a gusto por la mordaza. Cuerpo delgado, con cadera y buen trasero. Unas curvas envidiables. Su cabello rubio/pálido, alborotado y uno que otro mechón pegado a su piel por el sudor. Tiene el pene amarrado con un listón, evitando que se venga. Y un grueso palo de roble en el orto. Del otro lado de la habitación, Nasri sentado en un gran sillón. Con una copa de vino en su mano. Su ira descargada en Hassan. Quien ahora es su concubino.
De tan solo pensar en cómo Allen escapó de sus brazos para huir, lanza la copa, y se estrella contra la pared. El vino escurriendo. Rápidamente viene un sirviente a limpiar el desastre. Y seguido de él, un soldado. Le susurra algo en el oído. En los labios del Sultán se delinean finas curvas, sonríe con delicadeza.
- Es el. Denle la orden al cazarrecompensas para que lo traiga.
- El problema no es ese.. Al parecer está acompañado y no de cualquiera, es un Alfa temido, conocido como… -Decidió no seguir hablando al notar la mirada desquiciada del Sultán.
- ¿Allen esta con otro hombre? -Toma del cuello al soldado.- ¿¡MI OMEGA ESTÁ CON OTRO ALFA?!
- Ggh.. por favor.. Agh… -El aliento le es robado, Nasri ejerce más fuerza. Cuando ve que el soldado deja de moverse, lo tira al suelo. Chasquea los dedos y otros soldados vienen a llevarse el cuerpo. Pero uno se queda.
- Dile a Froilán esto. “Tráeme la cabeza del Alfa, e ileso a MI OMEGA”. ¡¡AHORAAAA!!
- S-Sí señor.. -Se retira el soldado. Nasri se sienta de golpe en el sillon.
Le hierve la sangre, SU OMEGA, estando con otro Alfa. Tocan la puerta, y Nasri alza la mano en señal que pasen. Es un Alfa, ya algo viejo pero sigue siendo atractivo. De cabellos plateados, cortos. Ojos zafiro, nariz aguileña, cejas pobladas, y tez aperlada. Viste la típica vestimenta blanca.
- Sultan, es hora de elegir a quienes serán sus concubinas.
- No estoy de humor, Burhan. -Confesó Nasri.
- Necesita un harem para procrear. Veo que ya eligió al príncipe Hassan como primer concubino. -Sin voltear hacia el otro lado de la habitación.
- Le falta poco para entrar en celo. Pero volviendo al tema del harem, tu solo elige por mi, confio en tu razonamiento. Después de todo eres mi fiel consejero.
- Será todo un honor, Sultan. Por cierto, no pude evitar escuchar el borlote de hace unos minutos. ¿Que tal si ese Alfa ya marcó al joven Allen?
- Imposible, todavía le falta para el celo. Y es por eso que necesito que ese maldito cazarrecompensas de Froilán lo traiga cuanto antes.
- Entiendo, Sultan. Entonces, me retiro, tengo que elegir al harem perfecto para usted.
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Una silueta negra en cuclillas en el tronco de un árbol. Recibe un mensaje por medio de una piedra mágica. Sus dientes filosos, mostrandose con descaro en una desquiciada sonrisa. Guarda la piedra en su bolsillo. Y fija sus orbes jade en el poblado de las afueras de Wexford. Más específico, en un descuidado bar, con Omegas prostituyéndose en la entrada.
- Esto será divertido.. -Dijo antes de desaparecer entre los árboles.