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Vida De Perro por LePuchi

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Notas del capitulo:

Que tal gentecilla, espero que estén excelentemente.

 

Hoy vengo con un nuevo capítulo para todos ustedes pequeñas almas valientes, creo que esta vez no he tardado tanto en actualizar y eso me hace sentir realmente bien.

 

Sin mucho más que decir Ilai espera que disfruten mucho ;)

Antes…

Respiro entrecortadamente frente a la puerta del nuevo apartamento, rebuscando en mis bolsillos la llave de la puerta para poder entrar en él y darme una buena ducha. Al abrir la puerta un crujido llama mi atención, bajo mi pie hay desperdigadas un montón de cartas, me inclino para levantarlas.

Las reviso distraídamente mientras camino a la cocina.

— Factura, promociones —las voy pasando mientras las nombro—. Propaganda del restaurante de la esquina, de la pizzería —ese en particular lo pongo en la puerta de la nevera sujetado por un imán con forma de rebanada de pizza.

Me sirvo un vaso de jugo de manzana antes de volver a revisar las cartas. Hace ya un mes que volví de Puerto Viejo y la medida que adoptamos para mantenernos en forma por el generoso desayuno que preparaba junto a Gwen se me quedó, así que ahora salgo a correr todas las mañanas.

— Factura, factura... ¿preparatoria de Glikyhomb? —dejo las demás cartas sobre la reluciente barra del apartamento nuevo al que me mudé a los dos días de regresar del puerto… me había sentado francamente mal volver a la vivienda que compartía con Yazmin, eran demasiados recuerdos juntos, por lo que terminé mudándome temporalmente. Sostengo la carta que pone como remitente la preparatoria y la observo detenidamente, es una carta sencilla, la doy vuelta para romper el sobre.

“Preparatoria Pública de Glikyhomb

Departamento de Recursos Humanos.

Fons Street, No. 345

Julio 29, año en curso.

Sara A. Moreno

Presente

Estimada Sara A. Moreno, a través de la presente el Departamento de Recursos Humanos de la Preparatoria Pública de Glikyhomb le informa que tras una exhaustiva revisión a su currículo se ha determinado que es apta para el puesto de docente en nuestra noble casa de estudios. 

Le solicitamos se presente en nuestras oficinas a la brevedad para afianzar los últimos detalles y firmar los documentos pertinentes.

Quedo a sus órdenes.

Atentamente. 

Rita Mercadante.”

Miro las letras impresas en el papel con gesto impasible, doy un sorbo a mi jugo, me levanto despacio del banco.

— ¡¡Ahhhhh!! —grito, tomando la carta y corriendo fuera del apartamento—. ¡¡Alex!! ¡¡Victoria!! ¡abran la puerta mellizos pervertidos! ¡abran! —aporreo la única otra puerta que hay en el piso donde se encuentra mi apartamento temporal—. ¡Aaaaalex! ¡Viiiiic!

— ¿Tienes una maldita idea de que horas son? —refunfuña Alex abriendo la puerta.

Lo ignoro y nada más da la cara le planto el papel en la nariz para que lo vea.

— ¿Qué es esto? —lo toma rascándose la cabeza con pereza y entrando en su apartamento, dejando la puerta abierta para que yo entre también.

Me siento en su sofá como si se tratase de mi propia casa.

— Buenos días —saludo, sonriente, a Victoria.

— Serán buenos después de las 10 —contesta mordaz.

— Oh no —dice el mellizo mayor, despegando la vista del trozo de papel que le di y dejándonos ver su sonrisa de oreja a oreja—, ya son buenos hermana. Mira esto.

Vic sujetó el papel con gesto desdeñoso, pero a la que iba leyendo su mirada cambió, primero a una incrédula y luego apareció el mismo gesto sonriente que teníamos Alex y yo en la cara.

— ¡¡Es jodidamente genial!! —dijo, asentí.

— ¡Hay que celebrar! —exclamó el pelirrojo, dispuesto seguramente a organizar una fiesta enorme—. Llamaré a Javier.

— Ya que celebraremos prepararé el desayuno —me levanté del sofá y caminé a su nevera en busca de ingredientes, sólo había botellas de vino y cerveza. Negué con la cabeza y volví a mi apartamento por algo decente para desayunar.

 

Ahora… 

«Mierda», pensé. El precario dibujo que estaba intentando plasmar sobre la pizarra estaba deforme y descuadrado; se suponía que eso era una célula, pero se asemejaba más a un huevo frito, un amorfo, chueco y mal trazado huevo frito. Definitivamente el dibujo no era lo mío.

El siguiente par de horas me la paso hablando de enzimas y moléculas del metabolismo celular: que si el ATP aquí, que si el acetil–CoA por allá, el ciclo de Krebs, la Glucolisis, la fermentación alcohólica, láctica. Vamos la pura diversión… ahora creo que empiezo a preguntarme si no hubiese sido mejor quedarme con Gwen y los muchachos en el cubil.

 

Bebo un sorbo de la limonada sobre mi mesa hojeando distraídamente el aburrido plan de estudios que a partir de ahora formaba parte de mi rutina, suspiro, al menos la preparatoria tiene algo similar a la libertad de cátedra. Desde mucho antes de saber siquiera que carrera estudiaría había decidido que sin importar lo que fuese yo quería ser profesora, por esa razón no dudé a la hora de aceptar el nuevo empleo y como en el laboratorio me habían trasladado al horario nocturno mejor aún, me emocionaba poder serlo por fin. 

— Tienes cara de sueño, ¿las clases te tiene así? —una voz frente a mí me espabiló.

— Javi —saludo a mi mejor amigo que me dedica una afable sonrisa antes de inclinarse desde sus casi dos metros de altura para besarme la mejilla—. Maldito seas, envidio tu estatura. 

— Tiene muchas desventajas, además no eres tan bajita —dice sentándose frente a mí, con la mesa de la cafetería de por medio. 

— Sólo mido poco más de 1,66 cm, es frustrante —me quejo.

— Hay gente más bajita que tú. 

— En fin, cambiando de tema ¿qué tal va el trabajo? 

— Excelente, hoy llegó una nueva pieza y me encargaron supervisar la restauración. 

Sonrío viendo lo feliz que se pone mi amigo cada vez que habla de su trabajo. 

— Me sigue pareciendo raro que seas el curador del museo, no te pega mucho, ni siquiera ahora —Javier no era esa clase de amigos que sorprende a cada paso que dan, era más bien el tipo calmado y racional del grupo que se paraba a pensar las cosas para evitar que los demás hiciéramos demasiadas locuras; pero aun así nos había sorprendido a todos cuando decidió estudiar restauración para convertirse en el curador del museo de Historia Natural. Todos apostábamos que estudiaría matemáticas o quizá física. 

— Ser profesora tampoco te va, aunque recuerdo que siempre dijiste que lo serías, desde que estábamos en secundaria.

— Tuvimos buenos maestros en la secundaria.

— Claro, sobre todo a ti te gustaba la clase de historia si no recuerdo mal.

Quien no aprende de la historia está condenado a repetirla… o algo así.

— Mentirosa —me señala con su dedo acusadoramente—. Tus intereses en la historia se limitaban a mirar embelesada a la profesora, aun hoy me sorprende que hayas pasado de curso si jamás ponías atención a la clase.

— ¡Hey! Sí ponía atención, demasiada atención —sonrío.

— Cohabitar con los pelirrojos te está haciendo daño —me niega con la cabeza—. Como pasa el tiempo ¿verdad? —suspiró mirando añorante al horizonte—. Parece que fue ayer cuando Alex iba por ahí pregonando que sería gigoló, Vic quería ser actriz porno si no recuerdo mal —se rió negando con la cabeza, bebió un sorbo de su té y continuó—: tú querías ser escritora y yo bombero.

— Si sigues diciendo eso pareceremos más viejos de lo que ya somos, recordando el pasado y todo eso —le dije, pero tenía razón, el tiempo pasaba muy a prisa. Bastaba mirar tan solo el último año, había pasado de todo y había pasado en un pestañeo.

Hasta hacía tres meses atrás yo estaba en Puerto Viejo mirando la inmensidad del océano cada mañana, disfrutando los pequeños placeres de la vida y ahora estaba de vuelta en la ciudad, charlando con mi mejor amigo mientras parte de mi cerebro se dedicaba a planear la clase que les impartiría a mis jóvenes estudiantes.

— ¿Has hablado con Yazmin? —preguntó de improviso.

— Un poco, ambas estamos hasta el cuello de trabajo.

— Lo siento, no pretendía incomodarte —se disculpó al ver mi semblante serio.

— No me molesta hablarlo.

— Tienes que decírselo a tu cara porque creo que no se ha enterado de eso —me sonrió son ironía.

— Gracioso —le golpeé el hombro—. Quiero decir sí, la extraño y eso, pero el éste es su último año fuera el día de su regreso se acerca cada vez más. Cuando esté aquí las cosas volverán a ser como antes de que se fuera.

— ¿En serio crees que las cosas volverán a ser como antes?

— No veo razón para que no sea así —le dije y de verdad lo creía, una vez que estuviéramos las dos en casa todo sería paz, podríamos recuperar los dos años que no nos habíamos visto—. Es sólo que últimamente he tenido una sensación muy extraña y no he descansado lo suficiente.

— ¿Por culpa de las clases?

— Más bien por culpa de unos sueños extraños.

— Sueños ¿de qué tipo?

— Bueno, un sueño extraño donde perseguía algo sin cesar, en realidad eso es decir poco era más bien vehemente sólo para que al final terminase escurriéndose de mis dedos justo cuando pensaba que ya la tenía. Fue muy desesperante.

— Ese es tu inconsciente que trata de decirte algo importante —dijo sabihondamente.

— Eso suena a consulta psicológica barata Javi.

— Yo sólo digo —se encogió de hombros.

— Pues gracias por la consulta Sigmund Fraude.

— De nada —me giñó—. Apropósito, me da curiosidad saber cómo es tener de vecinos a los mellizos ¿eh?

— ¿La verdad? —asintió—. Es bastante más tranquilo de lo que pensaba, son excelentes vecinos, no hacen ruido y no ha habido ninguna fiesta en los meses que llevo allí… y no he escuchado un solo gemido —cuando dije eso nos echamos a reír como locos.

Seguimos hablando mucho tiempo más, pero los tópicos no fueron tan destacables: trabajo, el nuevo apartamento, clima, Javi mencionó en un momento dado que el postre que se estaba comiendo era muy rico y yo le prometí llevarle al Varano para que probase una tarta de manzana bien hecha, se mostró más que satisfecho ante eso.

Cuando salimos del restaurante el cielo estaba encapotado, en cualquier momento se pondría a llover. Glikyhomb era una ciudad lluviosa.

— Nos vemos después pequeña —me dijo Javier besándome la mejilla.

— Nos vemos el jueves gigante —le abracé unos momentos.

Ahora que me había mudado nuestros hogares quedaban en lados opuestos de la ciudad así que después de despedirnos ambos nos encaminamos en rumbos diferentes. Cuando empecé a caminar sentí las gotas de lluvia comenzar a caer. Siguiendo un impulso súbito corrí a todo lo que daba cuando el agua arreció, a pesar de saber que con ello sólo conseguiría empaparme más que si andaba con normalidad.

Una vez bajo el techo de la caseta donde paraba el autobús me incliné con las manos apoyadas sobre las rodillas, respirando agitadamente mientras intentaba recuperar el aliento mirando el llamativo verde limón de mis Converse un poco opacado por el agua que los cubría, mala decisión al llevarlos puesto ese día. Estuve así un rato hasta que me percaté que no estaba sola.

Levanté entonces la mirada, medio avergonzada por el espectáculo de mala condición física… lo primero que vi fueron sus zapatos, unas botas para la lluvia de color chocolate, indudablemente más aptas que mi calzado; después miré el libro entre sus manos: Laguna Roja de Anouk McClellan, exactamente el mismo que llevaba en mi mochila envuelto meticulosamente en una bolsa plástica para evitar que se mojase y finalmente, cuando me erguí por completo, pude ver su rostro. Sus ojos castaños con vetas verdosas me observaban con divertida curiosidad.

Me sonrió y en ese momento la oscura añoranza que sentía, producida por los sueños inquietantes, se desvaneció por entero, como si únicamente se hubiese tratado de un chiste maquiavélico.

Alguna cosa dentro de mí dio un vuelco y todo el mundo, por primera vez en la vida, dejó de ser relevante, todo pareció ser mundano en comparación con la sonrisa de la chica frente a mí. Inhalé con fuerza cuando me di cuenta que había incluso dejado de respirar por un segundo, al hacerlo mi corazón comenzó a latir con verdadera intensidad, como si hasta ese instante exacto su latido no hubiese sido más que una cosa insignificante, superficial, como si lo hiciera por primera vez en nuestros veinticinco años de vida.

Notas finales:

¡Finito! ¡muchas gracias por leer! Excúsenme los términos raros de la clase de Sara, últimamente me tienen saturada de metabolismo celular y química orgánica en la universidad… mi cerebro ya no piensa en otra cosa que no sea catálisis, biosíntesis o la estructura de plantas sin semilla :(

 

Pero bueno, como ya es tradición espero que les haya gustado mucho señores y señoritas. Ya saben que cualquier queja, sugerencia, tomatazo, pregunta, buenos deseos, criticas, etc. etc. será bien recibida y debidamente respondida por Ilai La Traumadita Con El Metabolismo Celular Tsamura

 

Pórtense mal ;)


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