Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Stay Here por Lady Akari

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Hacía dos semanas que habían comenzado de nuevo los ensayos. Dos semanas en las que habíamos vuelto a la rutina. Catorce días en los que nos quedábamos hasta tarde practicando y catorce días en los que habíamos sido doce. ¿Por qué?

 

Cuando se lo pregunté al mánager no me dejó nada en claro y cuando se lo pregunté a él, menos todavía. ¿Por qué no estaba aquí con todos? ¿Por qué sentía que se estaba alejando cada vez más? Este sentimiento me asustaba y temía que no tuviese final feliz.

 

 

 

Hansol, ¿a dónde vas?

 

Tengo unos asuntos pendientes –dijo pasando por delante de mí con la mirada hacia otro lado, evitándome.

 

¿A estas horas? Son las diez de la noche, qu...

 

Hyung, no te preocupes, regreso enseguida –me miró antes de salir.

 

 

 

Aquel día, el sonido de la puerta marcó mi primer pensamiento retumbando en lo más profundo de mi corazón. Me sentí como si le hubiera soltado la mano y lo hubiera dejado caer en un oscuro precipicio. Me sentí culpable por no haber podido enfrentarlo, porque había permitido que ese muro que él había levantado hacía semanas siguiera elevándose.

 

 

 

Lo sujeté gentilmente del antebrazo y lo hice mirarme:

 

Hansol, ¿qué está pasando?

 

¿Por qué iba a pasar algo, hyung? –desvió la mirada al suelo.

 

Estás saliendo todas las noches a la misma hora. Tampoco vienes a los ensayos, ¿estás bien?

 

En ese momento, sus claros ojos me miraron pudiendo fijarme en aquel brillo a punto de estallar, a punto de quebrarse siendo destruido en mil pedazos. Los pequeños trozos de mi corazón también amenazaban con mezclarse en lo más profundo con los de él:

 

E-estoy perfectamente, hyung.

 

 

 

¿Por qué me mentiste, pequeño? No tenías ni idea de lo que significaron para mí esas palabras. Ver tu rostro sin una sonrisa, sin ningún atisbo de vida y unas ojeras terrible bastó para cultivar mi desespero. No pudiste ver mis lágrimas caer porque te había dejado ir de nuevo, pero ahora... Ahora no podré hacerlo. Quiero arreglar todo lo malo que pude haber hecho contigo.

 

Ahora en la oscuridad, clavo mis ojos en el reloj esperando tu llegada y por lo que puedo ver entre mis manos, tú última noche con nosotros. Siempre fuiste tan reservado que no pude llegar a comprenderte, pero ahora soy capaz de entender que solo querías sufrir tu dolor sin provocarle a nadie ni una lágrima, o al menos no en tu presencia. Pero te diré una cosa, yo ya he derramado suficiente.

 

Abriste la puerta y entraste en la oscuridad de la casa. Todos dormían y nadie había notado tus salidas nocturnas. Solo yo, porque era mi corazón quien se quedaba despierto, esperándote. Esperando, tal vez, que regresaras, pero no hablo de ti, sino del Hansol que yo conozco, de ese chico al que llevo yo conmigo, dentro de mí.

 

Me levanté sin hacer ruido para detener tu paso. Tú pegaste un pequeño brinco por el susto y el reflejo de tus ojos rojizos se clavó en los míos:

 

- Hyung... -pronunciaste apenas.

 

- ¿Por qué no me lo dijiste? –lo miré triste.

 

- No sé de qué estás hablando –miraste hacia la ventana.

 

- Hansol –te sujeté por los hombros para que me miraras y lo hiciste. Después de muchos días lo hiciste-. Vas a volver a Nueva York.

 

- ¿Cómo lo sabes? –me miraste asustado.

 

- Lo vi, vi el billete de avión –tu suspiraste sabiendo que había sido un descuido tuyo por dejarlo a la vista-. No te puedes ir.

 

- No tengo elección.

 

- No puedes irte después de todo.

 

- No es mi decisión, hyung.

 

- ¿Cómo puedes resignarte después de lo que nos ha costado llegar hasta aquí?

 

- Hyung, no sigas, por favor –dijiste en un susurro.

 

- No te vayas, quédate Hansol. Somos trece y tú eres parte de esta familia –tu negaste efusivamente intentado ignorar mis palabras.

 

- Esto no es decisión mía, ya te lo he dicho y no hay vuelta atrás –dijiste caminando hacia el cuarto.

 

- ¡No! –te sujeté por el brazo.

 

- ¡Basta, hyung! –te soltaste del agarre y me miraste dolido. Las lágrimas descendían por tus blancas mejillas y sollozaste.

 

Me partiste el corazón y el dolor que sentí al verte así fue abrumador:

 

- No quiero que te vayas –me acerqué lentamente hacia ti.

 

- ¿Por qué no puedes entenderlo? –cuestionaste limpiándote las lágrimas.

 

Llevé ambas manos a tu casi infantil rostro y lo elevé pegando nuestras frentes:

 

- Porque no podría soportar perderte, ¿entiendes eso? –aquel brillo volvió a iluminar tus ojos perdidos y tus labios se entreabrieron de la sorpresa-. No puedo perder a la persona que amo, no puedes abandonar mi corazón y por eso tienes que quedarte.

 

- Hyung... -sentí mis manos humedecerse a causa de más lágrimas y esta vez, yo tampoco me resistí.

 

Me acerqué lentamente y junté nuestros labios. Cerraste los ojos y ejerciste presión, respondiendo al contacto. Volví a atrapar los tuyos, acariciándolos y sentí tu lengua pasar por mi labio inferior y sin dudar, te recibí fundiéndonos en el recuerdo más dulce que había tenido el placer de atesorar:

 

- Yo también te amo, hyung –susurraste cuando me separé de ti y yo no pude evitar llorar contigo.

 

 

 

Esa noche habíamos dormido en el incómodo sillón del salón, pero no cambiaría la calidez de tu cuerpo por una cama más cómoda. El sentirme completo por primera vez en mi vida fue gratificante.

 

Sin embargo, si hubiera sabido que me iba a despertar sin ti, hubiera velado tu sueño toda la noche, porque esa nota que arrugué antes de salir corriendo al aeropuerto hizo que mi corazón gritara haciéndome llevar una mano al pecho.

 

 

 

Perdóname, hyung.

 

Te amo.

 

 

 

Me adentré en el aeropuerto después de haber bajado del taxi. Aquello era imposible, no iba a encontrarte, pero no quería darme por vencido. Jamás creí en los milagros, pero aquello pareció ser uno cuando pude divisarte, a ti y a lo que supuse que sería tu familia. Entonces entendí todo. Corrí hacia ti antes de que fuera demasiado tarde:

 

- ¡Hansol! –tú me miraste y tus ojos se agrandaron de la sorpresa.

 

Fue un impulso muy grande el abrazarte en mitad de toda esa gente, pero cuando me correspondiste, el mundo me dio igual:

 

- No, por favor –te apreté contra mi pecho.

 

- Me tengo que ir con mi familia –me miraste con pena.

 

Yo miré hacia tu familia y sin pensármelo dos veces, me arrodillé suplicando:

 

- Hyung, no...

 

- Por favor, no se lo lleven. Yo prometo que lo cuidaré, estará bien con nosotros.

 

- Chico, entiende que él es m...

 

- Por favor –sollocé-. Les doy mi palabra, pero no lo aparten de mi lado.

 

- Cariño, este chico es... -la voz de tu madre llegó a mis oídos.

 

- Sí, mamá –asentiste con tus mejillas rojas.

 

- Deja que se quede –respondió mirando a tu padre-. Si vino hasta aquí para pedirnos eso quiere decir que es de buen corazón.

 

- Está bien–habló tu padre.

 

- ¿En serio? –preguntaste conmocionado.

 

Ellos asintieron:

 

- Hyung –me miraste y yo me levanté sonriendo para volver a abrazarte-. Muchas gracias, de verdad.

 

- Te amo, Hansol. Como no tienes ni idea.

 

- Yo también Wonwoo-hyung, te amo más de lo que te piensas.

 

Segundos después volví a sentir el tacto de tus labios y como mi corazón se relajaba.

 

 

 

Sí, definitivamente, ahora podía morir en paz.

 

Siempre que fuera contigo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).