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Gracefully por WhisperingPrincess

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Notas del fanfic:

Este fic está inspirado en una canción... y sí, también en Romeo y Julieta de Shakespeare.

 

Salió de la nada así que esperamos que se enamoren de esta historia como lo hicimos nosotras :')

Notas del capitulo:

En sus marcas...

 

¿Listos?...

 

¡Fuera!

En una era medieval, donde los trolls, las hadas, los duendes y todos los seres mágicos reinaban sobre la Tierra; existía un pequeño país llamado Gracefully: el país de los elfos. Allí aparte del rey de los elfos, había dos poderosas familias que tenían tal autoridad e influencia en el país que se decía que siempre que el rey debía de tomar una decisión importante no lo hacía sin consultar antes a esas dos familias, e incluso corrían los rumores de que cada que se reunían los altos líderes mundiales de los seres mágicos, el jefe de cada familia asistía a la reunión no solo como oyente, sino también como participante activo. El único problema: ambas familias se odiaban a muerte. Era una enemistad que llevaba ya tantos años que nadie recordaba realmente cómo es que había surgido, se decía que al comienzo ambas familias se llevaban tan bien que incluso logró consumarse un matrimonio entre ellas para fortalecer más ese vínculo, no basta decir que los descendientes de esa unión tiempo después fueron repudiados, se volvieron como una piedrita en el zapato para ambas familias, pero la sangre era la sangre y marginados y todo cuidaban de ellos. Y así pasaron los años y las generaciones, el odio no menguaba… hasta que Kanzel Denshtel y Lure Adashyna se conocieron.

 

-*-*-*-*-*-*-

 

Era un día soleado, brillante, de esos días que son característicos en Gracefully. Un Kanzel de seis años se encontraba corriendo, saltando y explorando por el bosque que se encontraba cerca de la mansión, mientras más se adentraba, la espesura de los árboles empezaba a dificultar el paso de la luz del sol y eso provocaba que Kanzel se tropezara más seguido al caminar. Sus manitas ya las tenía raspadas y su pantaloncillo ya se encontraba lleno de musgo de la parte de las rodillas, pero no le importaba, era un guerrero, su madre siempre se lo decía, le contaba cómo su padre igual lo había sido y había enorgullecido el apellido de la familia y que él, cuando fuera más mayor también lo sería y traería más orgullo y honor a los Denshtel. Así que no había razón para llorar por una simple raspadura. Sabía que tenía que regresar, a estas alturas ya habrían notado su ausencia y lo estarían buscando, si no regresaba pronto le darían una reprimenda, pero valdría la pena si lograba encontrarlo y verlo una vez más. Después de caminar y tropezar unos metros más por fin lo encontró: era un claro, parecía que se encontraba en medio de aquel frondoso bosque, justo en medio las copas de los árboles se abrían y daban paso a un gran haz de luz solar que caía justo sobre una pequeña laguna e iluminaba sus alrededores que estaban llenos de flores silvestres, era un lugar mágico, él lo sabía. Se respiraba una tranquilidad y una paz que ni los mismos animales, amos del bosque, se atrevían a perturbar; solo los pajarillos parecían ajenos a aquel ambiente porque se lo pasaban de lo lindo cantando para sí. Pero algo no estaba bien, había otro sonido que definitivamente no concordaba con el lugar, ¿es que alguien estaba llorando? Y fue ahí que lo vio, sentado sobre la verde hierba, justo al lado del lago y rodeado de todas esas hermosas flores se encontraba un niño, le pareció el más hermoso que hubiera visto nunca, no sabía si era por la luz brillante y blanquecina pero su piel blanca contrastaba con el rubio platinado de su largo cabello, era un ser de luz, un ser hermoso y mágico que lloraba con tanta desdicha que a Kanzel también le entraron las ganas de llorar. Con valentía se fue acercando lentamente a aquel ser de luz, temía que si caminara a paso normal se asustara y se desvaneciera. Justo cuando estuvo frente a él, el niño pareció percatarse de su presencia y lentamente bajó sus manitas de su rostro lleno de lágrimas y lo miró con esos grandes ojos grises, parecía confundido y las lágrimas seguían cayendo por su rostro, un mechón de su cabello le cubría el rostro y Kanzel instintivamente se agachó y se lo puso detrás de la oreja que terminaba en punta, fue entonces que se dio cuenta que el niño era un elfo, igual que él. Se le quedó mirando y notó como el niño dejaba de llorar y se ruborizaba un poco, Kanzel al darse cuenta de lo que había hecho se ruborizó también y se apartó un poco.

 

-         ¿Por qué lloras? -quiso saber Kanzel.

 

El niño elfo no respondió, se limitó a bajar la mirada y sollozar.

 

Kanzel se le quedó mirando y notó que el niño tenía entre sus piernas acomodado con mucho cuidado un pajarito, no se movía por lo que Kanzel dedujo que estaba muerto.

 

-         Deberíamos enterrarlo, la madre naturaleza puede molestarse si lo dejamos así.

 

El niño volvió a alzar la mirada, sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas, pero intentó aguantarse las ganas de llorar, aunque los sollozos no cesaron, lentamente asintió con la cabeza y con mucho cuidado levantó al pajarito de sus piernas, se puso de pie y se le quedó mirando a Kanzel expectante. Éste algo sorprendido, se dio cuenta de que el niño esperaba a que él le dijera dónde enterrarlo, como no tenía ni idea empezó a entrar en pánico, miró alrededor y vio una roca semi enterrada entre la hierba, decidió que ese era un buen lugar.

 

Cavó con sus manitas raspadas al pie de la roca hasta que hizo un hoyo lo suficientemente profundo para que entrara y se pudiera enterrar al pajarito. Se hizo a un lado para que el niño elfo colocara con sumo cuidado y hasta con amor al animalito en su tumba, después ambos volvieron a llenar el hoyo y se le quedaron mirando, el niño volvió a derramar lágrimas de tristeza, a Kanzel le dio tanta pena verlo de esa manera, nunca había visto a nadie ponerse así de triste por la muerte de un pájaro. En su mansión siempre tenían aves de todo tipo y no era raro encontrar una muerta de vez en cuando, las sirvientas se limitaban a sacarlos de la jaula y llevarlos a algún lado antes de que apestaran, nunca las veía derramar lágrimas por aquellas muertes. De hecho, él tampoco se había preocupado por aquellas muertes hasta ese momento. Con determinación se levantó y estuvo rebuscando alrededor del claro las más bonitas flores hasta que hizo con ellas un pequeño ramo que lo tendió sobre la tumba del pajarito. El niño se le quedó mirando nuevamente sorprendido y sollozante, entonces Kanzel le tomó de las manos y lo levantó.

 

-Ya no llores, no es como si hubiera desaparecido para siempre, ahora está entre nosotros, está en el aire, volando más felizmente que nunca y además está con la madre naturaleza, ella cuidará bien de él. -le dijo sin soltarlo de las manos.

 

El niño se le quedó mirando y de repente le soltó una esplendorosa sonrisa. Kanzel se le quedó mirando embobado hasta que le sonrió también y entonces ambos rieron.

 

-         ¿Cómo te llamas? -quiso saber Kanzel.

 

-         Lure, ¿y tú?

 

-         Kanzel.

 

 

 

Como disparado por una bala, un Kanzel de veinte años se levantó sobresaltado. Un sueño. Solo había sido un sueño. Pero él sabía que no era cualquier sueño… era un recuerdo.

Notas finales:

No olviden dejarnos cualquier comentario, duda u opinión.

Sean felices, byep<3


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