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Siempre junto a ti por Miku51099

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Notas del capitulo:

Es mi primer lemon tengan compasión, etoy practicando para mi otro fic

Disfruten

La guerra contra Aizen y sus Arrancars había terminado, todos estaban a salvo pero… ¿a qué precio? Ichigo había sacrificado sus poderes con el único propósito de proteger a sus amigos y a su familia, aunque ahora en el estado en que se encontraba no podía ni protegerse a sí mismo. Pero Ichigo no tenía de qué quejarse, él ya sabía las consecuencias de sus actos y él mismo se había autoimpuesto el deber de proteger de sus seres queridos aunque esto le costara la vida, y en este caso sus poderes, a muchos de sus amigos, en especial a Rukia y Renji.

 Los días pasaban aburridos y sí que extrañaba a la enana, ja, si ella estuviera ahora aquí le diría que parece un llorica y un debilucho. Cada día la misma historia: levantarse, pelear con su padre, desayunar con sus hermanas, ir a la escuela, regresar a casa, hacer las tareas, de vez en cuando ir al trabajo con Ikumi y dormir; ah y por cierto, ver como sus amigos iban a luchar con los huecos y sentirse como un completo inútil. ¡Qué irónica es la vida! El que juró proteger, solo puede observar.

Ya había pasado un mes desde que dejó de ver a Rukia, esa tarde llegó temprano a casa pues no tenía entrenamiento con el equipo de fútbol y tampoco trabajo. Al llegar saludó, pero nadie le recibió, recordó que su padre tenía que ir al hospital Ishida pero no sabía el porqué de la ausencia de sus hermanas, fue a la cocina esperando encontrar a Yuzu pero solo vio una nota sobre la mesa la cual leyó esperando conocer el paradero de sus pequeñas hermanas.

“Onni-chan,

Fuimos a la casa de una amiga para hacer un trabajo y de paso su madre nos invitó a pasar la noche ahí, perdón por no haberte preparado algo de comer estamos seguras de que podrás cocinar algo.

Con amor,

Yuzu y Karin.”

Bueno al menos no tendría que decepcionar a Yuzu pues hoy no tenía apetito, realmente estaba tan deprimido que ni siquiera se dio cuenta de un presencia que lo observaba con fascinación desde la sala de estar. Pesadamente subió las escaleras para dirigirse a su habitación, tenía la casa sola para él ¿qué podría hacer?... Decidió darse un baño, lentamente se fue despojando de su uniforme para ponerlo en la cesta de la ropa sucia y se metió a la tina, el agua estaba en su punto adecuado y soltó un suspiro satisfactorio, hacía demasiado silencio, ya extrañaba el bullicio que solía haber en su casa, se levantó y su dirigió a su ropa para tomar su celular y poner algo de música. Regreso a la bañera y se recostó cómodamente en la misma, cerrando los ojos para poder relajarse y sin esperarlo se quedó dormido.

 

Todo estaba oscuro, no se podía vislumbrar nada en la lejanía, dudoso el peli naranja comenzó a caminar por ese tétrico escenario hasta que llegó al lugar en el que aparecían varias tumbas y leyó los nombres inscritos en ellas: Yuzu, Karin, Orihime, Ishida, Sado, Keigo, Mizuiro y Tatsuki, entonces se sumergió en la desesperación, de las tumbas emergieron las figuras brillantes de sus amigos mirándolo con tristeza y enojo.

- Onni-chan – comenzó Yuzu - ¿por qué?

- Ichi-nii – dijo Karin mirándolo con lágrimas en los ojos – te odio.

-Kurosaki-kun… ¿por qué no nos ayudaste? – Orihime se vía decepcionada pero a qué se refería con eso

- Como siempre lo pensé Kurosaki – dijo Uryu acomodándose las gafas – Eres un desgraciado como todos los shinigamis.

-Ichigo – dijo Chad sin siquiera mirarlo a los ojos – No debimos confiar en ti.

- Ichigo – dijo Keigo serio – Yo siempre te consideré un héroe.

- Nunca debí acercarme a ti – dijo Mizuiro viendo al suelo.

- Eres un idiota – le gritó Tatsuki – Y yo que te consideraba mi amigo.

- ¿De qué están hablando? – Ichigo se sentía confundido, ellos nunca lo habían visto de esa forma, como si no soportaran ver su rostro - ¿Qué está pasando?

- ¡TU NOS DEJASTE MORIR IMBECIL! – Le grito fúrica Tatsuki - ¡NOS ABANDONASTE!

- ¿Qué? – eso era muy confuso él jamás permitiría que nada les hiciera daño, pero… él ya no tenía ese poder.

- Tu nos prometiste que nos protegerías Kurosaki-kun – dijo Orihime con lágrimas rodándole por las mejillas – Nos lo prometiste y no lo cumpliste.

En eso se abrió una Garganta y apareció un Menos Grande que se acercó a sus amigos dispuesto a devorar sus almas. Ichigo trató de acercase pero había una especie de barrera que no le permitía acercarse.

-¡CORRAN! – Pero parecían no escucharlo - ¡Huyan, por favor!

- Es inútil hijo – esa voz… era su padre – No los pudiste salvar en vida y mucho menos lo harás en la muerte.

- Padre…

Ichigo vio con horror como el Menos se acercaba a sus seres queridos dispuesto a devorárselos entonces cerró sus ojos y lanzó un grito desgarrador al aire.

Al abrir sus ojos notó que ya no se encontraba frente a las tumbas de sus amigos, ahora se encontraba frente a los shinigamis del Gotei 13, todos lo veían como si fuera escoria.

-Eres un inútil – le gritó Rukia – No pudiste salvarlos, no sirves de nada.

- Ja – comenzó Renji – Eh aquí al gran salvador del mundo, es un ser inservible que no nos será de ninguna utilidad, sería mejor acabar con su vida ahora mismo.

- Estoy de acuerdo – reforzó Byakuya – Al fin y al cabo es un simple humano, nunca tuvo la posibilidad de salvar a nadie.

- Kurosaki Ichigo – llamó el Comandante Yamamoto – Debido a tu estado actual y con la prueba de que eres incapaz de proteger a nadie, comprobado con la muerte de todos los que conocías en el mundo humano, declaro que ya no eres de utilidad para el Gotei 13, no mereces nada, desaparece de aquí.

Dicho esto el anciano goleó con su bastón el suelo e Ichigo comenzó a caer en un profundo abismo sin poder dar ni un grito ante el shock que todas las palabras de sus allegados habían causado en él. ERA UN INÚTIL.

-¡¡¡NOOOO!!! – Ichigo se levantó de golpe de la bañera – Todo fue en sueño, se sentía muy real.

Salió del baño con una toalla alrededor de su cintura. Se dirigió a su cuarto aún preocupado por ese sueño, todos sus temores se hicieron realidad ahí. Frustrado por ello, se colocó únicamente el pantalón del pijama y se recostó sobre su cama dispuesto a dormir pero las imágenes de los rostros de sus amigos le regresaron a la mente y sin poder evitarlo comenzó a sollozar y temblar.

-Soy un inútil – se regañó a sí mismo – Ellos tienes razón, no sirvo para nada, sería mejor que no existiera. No le sirvo a nadie, por eso estoy solo ahora y lo estaré para siempre.

- Eso no es verdad – dijo una voz muy conocida que mandó un escalofrío por su espina dorsal – Yo estoy aquí.

- A-Aizen – susurró bajo el peli naranja - ¿qué estás haciendo aquí? – se supone que ese hombre debería estar en el rincón más oscuro de la Sociedad de Almas ¿por qué estaba ahí? - ¿Cómo es que te puedo ver?

- Pues visitándote, además tenía un gigai escondido por ahí.

Ni lento ni perezoso, Ichigo saltó de su cama dispuesto a huir de ese ser pero Aizen lo hizo caer dormido con Kido impidiendo su escape, el castaño recostó al otro en su cama y se sentó junto a él dispuesto a admirar a su niño, de alguna forma desde pequeño el peli naranja había logrado robarse su corazón, pero Aizen sabía muy bien que eso no podría pasar, estaban destinados a ser enemigos. Con su enorme poder podía escapar del Muken y con su Zanpakuto crear una ilusión de él mismo. Lo hacía una vez a la semana y todo para ir a visitar a una única persona: Kurosaki Ichigo. Hasta el día de hoy lo había observado discretamente pero al ver el semblante sumamente entristecido del menor y escuchar sus lamentos, no pudo evitar salir de las sombras para hacerle saber que estaba con él.

Ichigo se comenzó a remover en su sitio y fue abriendo sus ojos, confuso vio todo a su alrededor hasta que su mirada se posó en el rostro de Aizen, parecía preocupado. Regresó su vista al techo de su habitación y después observo por la ventana la luna llena en el cielo ¿cuánto tiempo había dormido? Bueno, ahora eso no importaba, solo quería acabar con esa opresión en el pecho que sentía.

-Si vas a matarme, hazlo rápido – dijo el pelinaranja sin regresar a ver al castaño.

- ¿Por qué habría de matarte? – cuestionó el otro colocando su mano en la cabeza del joven para acariciar sus alborotados cabellos.

- Para vengarte.

- No quiero eso – Ichigo lo regresó a ver confundido – Te quiero a ti.

- Ja, ¿para qué querrías a alguien inútil como yo?

- Deja de hablar así de ti mismo. El que no tengas tus poderes, no significa que no tengas importancia, tus amigos aún siguen junto a ti a pesar de eso y han estado intentando ayudarte a superarlo pero tú los haces de lado. Ichigo tú eres alguien especial, hazte un favor y sigue adelante.

- No es verdad, no soy importante para nadie – dijo con lágrimas amenazando salir de su rostro – No sirvo de nada así.

Sin soportarlo más Aizen los sostuvo entre sus brazos causando que Ichigo abriera los ojos, sorprendido por la acción del mayor, Aizen recordó cuando Ichigo era un niño y sufría mucho por la discriminación que sufría y aún más cuando su madre murió, tenía esa misma expresión en su rostro. El más joven trató de separarse del avasallador abrazo pero el otro lo sostenía fuertemente así que se rindió y colocó su cabeza en el pecho del otro mientras sostenía sus ropas con sus manos. Aizen lo separó un poco y levantó el mentón del pelinaranja con sus dedos y se vieron fijamente a los ojos.

-Eres muy importante para mí, Ichigo.

Dicho esto el mayor beso tiernamente los labios de Ichigo y este se dejó llevar, la lengua del castaño repasaba sus labios pidiendo permiso para entrar a lo que el otro abrió tímidamente su boca comenzando una guerra en la que resultó vencedor el más experto, es decir Aizen, quien marco el ritmo del apasionado beso hasta que les hizo falta el maldito aire. Ichigo ni siquiera se había percatado de que había cerrado sus ojos para disfrutar más de que aquel beso lleno de sentimientos, pero entonces cayó en la cuenta de algo.

-Pero tú intentaste matarme cientos de veces – dijo algo enojado – Me hiciste pelear con huecos, con medio Seireitei, con Renji, Kenpachi, Byakuya, después contigo y casi me matas, también con tus Arrancars, en especial con Grimmjow y Ulquiorra, casi muero ahí, después en Karakura me dejaste los ánimos bajo cero y en la batalla final no te contuviste y gracias eso estoy como estoy ahora.

- Tu mismo lo dijiste – dijo Aizen dándole un beso en la frente a Ichigo – “Intenté” matarte cientos de veces, pero no pude – el más joven abrió los ojos ante esta confesión – Todas las oportunidades que tuve para asesinarte no las aproveché, traté de hacerlo muchas veces pero nunca tuve la fuerza para hacerlo.

- ¿Por qué no lo hiciste?

- Porque te amo.

Sn esperar más Aizen volvió a besar a Ichigo pero esta vez de una forma más apasionada, llevándolos a ambos al borde de la locura. Lentamente Ichigo se fue recostando en su cama mientras Aizen se colocaba sobre él, sus mentes estaban en blanco, no había nada alrededor, los problemas se fueron, estaban solos los dos. Aprovechando que el pelinaranja estaba con su torso desnudo el mayor deslizo sus manos por ahí causando unos pequeños gemidos por parte del otro. Sus labios se separaron e Ichigo sintió el cálido aliento de Aizen en su cuello para después soplar suavemente en la oreja del más bajo causando que su cuerpo se estremeciera. Aizen lo volvió a besar y a acariciar su cuerpo.

Ichigo intentaba suprimir sus gemidos mientras Aizen disfrutaba de cada parte del delicioso cuerpo bajo él, Ichigo temblaba por todas partes, su cuerpo reaccionaba al mínimo contacto de las manos de Aizen con su piel. Aizen besaba el cuello de Ichigo mientras sus manos se encargaban de pellizcar los rozados pezones del otro, esto mandaba pequeñas sacudidas a través de su cuerpo. Aizen tiró de nuevo de ellos e Ichigo soltó un suave gemido, cada vez se sentía más y, más excitado, y todo aumento cuando Aizen se retiró la parte superior de sus ropas dejando ver su fuerte torso.

-Eres muy hermoso, Ichigo – susurró Aizen en su oído – Eres lo que siempre he soñado.

- Ngh, ah… A-Aizen… - Ichigo a penas podía articular el nombre del otro, Aizen descendió sus manos por el estómago de Ichigo hasta llegar toparse con la ropa del más joven. El castaño bajó los pantalones y la ropa interior y lentamente comenzó a acariciar el interior muslo del chico, muy cerca de su entrepierna la cual ya estaba muy despierta, cosa que avergonzó al pelinaranja.  – Ahhh…ahhh…n-no pa-para…ahhh…a-ahí no… - gemía Ichigo cerrando sus piernas para proteger sus partes íntimas de la vista del otro que se relamía los labios.

- Con que esas tenemos ¿no? – Sonrió malicioso el más alto – Muy pronto me pedirás más.

El rostro de Aizen se posicionó sobre el pecho de Ichigo y sin esperárselo, el castaño colocó su boca alrededor del pezón del pelinaranja causando un fuerte gemido por parte de este. Ichigo no sabía que podía ser tan sensible en esa parte de su cuerpo, cada vez que Aizen succionaba su pezón y pellizcaba el otro se sentía morir, era una sensación maravillosa y placentera. Ichigo se perdía en el toque de Aizen sin darse cuenta de que había comenzado a gemir cada vez más fuerte. Hasta que Aizen mordió su rosado botón a lo que el otro soltó un grito de dolor y placer.

Aizen satisfecho por los resultados se levantó y se retiró el resto de sus ropas hasta quedar desnudo frente al pequeño, el cual no podía retirar la vista del tonificado cuerpo del mayor, era tan hermoso, parecía una obra de arte, fue bajando su mirada y  al ver la entrepierna del otro se sobresaltó y sonrojó como nunca.

-¿Te gusta lo que vez pequeño? – preguntó malicioso Aizen

-Cá-Cállate – replicó Ichigo mientras quitaba la mirada del cuerpo del mayor.

Aizen volvió a besar al más joven mientras se posicionaba entre sus piernas, Ichigo no podía reaccionar, ni siquiera se había dado cuenta de cuando Aizen lo dejo de besar para apreciar el cuerpo del más joven.

-De-deja de verme a-así – dijo avergonzado el pelinaranja – Es vergonzoso.

- ¿Por qué te avergüenzas? – Dijo Aizen colocando una mano en la mejilla del más bajo – No tienes de que avergonzarte, eres muy hermoso.

Ichigo se puso más rojo, si es que podía, y vio al mayor estirarse hasta su buró y este saco una pequeña botella de lubricante ¿cómo había llegado ahí? Pregúntenselo a su padre. Aizen recogió un poco de lubricante en sus dedos y empujó uno dentro del agujero de Ichigo.

-¡AHHH! – gritó Ichigo ante la intromisión.

Eso era algo muy extraño, le dolía y comenzó a tensarse soltando gemiditos de dolor.

-Relájate pequeño, te estoy preparando, no quiero lastimarte después – le susurró cariñoso el castaño.

- D-Due...le.

Cada vez que Aizen movía su dedo le provocaba un dolorosa sensación al otro, pero Ichigo se dio cuenta de que el dolor inicial iba desapareciendo poco a poco, además se iba acostumbrando. Aizen al percatarse de esto empujó otro dedo en su interior comenzando a moverlos a modo de tijeras, Ichigo se acostumbró más rápido a este pues comenzaba a sentir un poco de placer, entonces el mayor ingresó un dedo más con fuerza.

-¡AHHHH! – gimió fuertemente Ichigo. Aizen había tocado un punto que lo llevó al cielo y lo hizo sentir como nunca – Ahhh… ¿Qué…?

- Así que es aquí – el castaño volvió e empujar causando otra placentera sensación al menor.

Así estuvieron otros cinco minutos hasta que el castaño decidió que ya era suficiente. Los dedos del mayor salieron dejando a Ichigo con una sensación de vacío en su interior, mientras Ichigo se recuperaba el mayor colocó su miembro en dirección a la entrada del otro y lo frotó suavemente contra ella causando que el pequeño dejara salir un pequeño gemido. Aizen siguió frotándolo hasta que Ichigo vio lo que estaba en su entrada.

-Es-Espera – suplicó Ichigo.

- ¿Qué pasa? – preguntó impaciente el otro, deseaba internarse en el otro y hacerlo suyo finalmente.

- No… no puedo hacerlo – dio algo asustado el más joven – Es… es muy… grande.

- Mira – dijo el mayor riendo un poco y sonriendo amablemente – Confía en mí, seré amable y te aseguro que te gustara.

Ichigo cerró sus ojos y afirmó con la cabeza, ante esto el castaño se posiciono mejor y comenzó a empujar con fuerza hasta que la punta de s miembro de interno en el chico. Ichigo respiraba agitadamente, eso dolía y mucho, a pesar de la preparación que recibió, esos dedos no se comparaban con lo que estaba sintiendo dentro de su cuerpo. Aizen siguió internándose lentamente en el cuerpo del pelinaranja hasta que notó como el cuerpo bajo suyo comenzó a temblar y los hermosos ojos de Ichigo derramaban algunas lágrimas, entonces se detuvo un momento.

-Ahh…. Duele… sácalo… quítalo… por… por favor – Suplicó jadeante el pelinaranja, su cuerpo sentía un agudo dolor en su interior, como si lo estuvieran partiendo a la mitad – No pu-puedo… sá… sáca…lo.

- Tranquilo – dijo Aizen deteniéndose – Solo duele al principio.

El mayor se inclinó y comenzó a besar los labios de Ichigo. Lanzó su lengua al interior de la boca de Ichigo lamiendo y chupando, haciendo olvidar a Ichigo el dolor que sentía ahí abajo. Aizen succionaba los labios del otro y entonces la mente de Ichigo se entumeció quedando en blanco, Las manos de Aizen habían comenzado a acariciar sus pezones nuevamente, haciéndolo gemir en la boca de mayor.

Cuando se separaron e Ichigo volvió en sí, pudo ver que todo el miembro de Aizen ya estaba en su interior. Aizen sujetó sus caderas y comenzó a moverse lentamente en su interior, con cada estocada Aizen se abría paso al interior de Ichigo, todo le dolía pero había comenzado a sentir un placer que superaba el dolor provocado. Ichigo se estaba derritiendo de placer mientras que el mayor se sentía en el paraíso, el interior de Ichigo era tan apretado, húmedo y cálido que con cada envestida sentía morirse, Ichigo era la mejor droga que podía haberse encontrado. Con cada envestida el mayor llegaba más profundo e Ichigo solo podía jadear.

-Tan apretado – dijo Aizen con un gruñido en la oreja de Ichigo.

- Ngh… Ca… Calla...Ahhh…te – gimió Ichigo sin poder controlarse.

Los movimientos de Aizen de entrada y salida comenzaron a hacerse mucho más fuertes, Ichigo echó su cabeza hacia atrás mientras sentía como era follado por Aizen. Cada envestida le llegaba al fondo y la sensación los excitaba de sobre manera.

-Ngh… ah... ahhh… A-Aizen… - Ichigo gemía alto y sin control – Ah… ahhh…. Ngh…. Mmm… Ahhh….

- Que delicioso eres Ichigo – gruño Aizen sobre sus labios.

- Más…. Ah… más… A-Aizen… ah…

El mencionado detuvo un momento sus movimientos causando que el chico bajo suyo lo mirara extrañado, ambos jadeaban con fuerza y se miraban fijamente a los ojos.

-Te haré tocar el cielo pequeño – susurró sensualmente Aizen causando que el cuerpo de Ichigo se agitara.

El castaño levantó un poco la cadera de pelinaranja empujándose dentro de Ichigo. Golpeó el punto que sus dedos ya habían tocado antes e Ichigo se estremeció sintiéndose completamente llenado.

-¡AHHHH! – Ichigo gimió con todas su fuerzas y perdió el aliento ante la placentera sensación que experimentaba su cuerpo – Ah… ngh…. Ah…

- Qué suerte tengo – dijo Aizen volviendo a arremeter contra ese punto causando otro gemido de Ichigo – Encontrar este punto dos veces y escuchar tus espléndidos gemidos.

Ichigo se sentía tan bien, el éxtasis viajaba por todo su cuerpo, se sentía llenos, y sentía que podría correrse en cualquier momento. Y se volvió aún más loco cuando con una mano Aizen comenzó a jugar con uno de sus pezones mientras la otra se encargaba de acariciar su miembro. Aizen seguía entrando con fuerza para entrar más profundo y su velocidad aumentó.

-Ngh…. Ah… no… no t… no todo… ah... al mis… mo tiem…po…AHHH…AHHH.

Aizen se estiró sobre el cuerpo del otro sin detener sus acciones y lo beso apasionadamente en la boca succionando los labios del otro, acallando sus gemidos y causando que la saliva viajara por sus rostros. No podían resistir más, sentían que en cualquier momento iban a explotar. La siguiente estocada de Aizen su más fuerte y empujó en lo más profundo del interior de Ichigo.

Ichigo soltó un agudo y fuerte gemido y Aizen gruño de placer al llegar al orgasmo mientras ambos se corrían al mismo tiempo; Ichigo en el vientre de ambos y Aizen en el interior del pelinaranja.

-A-Aizen…

-Ichigo…. – ambos jadeaban intentando recuperar la respiración.

- ¿Ahora me vas a dejar? – preguntó triste el joven.

- ¿Qué? – Aizen estaba confuso por la pregunta.

- Y me utilizaste para lo que querías ¿no? – Dijo al borde de las lágrimas – Ya no me necesitas entonces me dejarás.

- Pequeño tonto – dijo Aizen mientras lo abrazaba y lo ponía contra su pecho – Nunca te dejaré, he estado contigo desde antes que nacieras, siempre estaré junto a ti, y no te abandonaré ahora.

- Gracias – dijo Ichigo feliz mientras se acurrucaba en el pecho del mayor con una ligera sonrisa dejándose llevar en los brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente Ichigo había despertado y vio a Aizen abrazándolo aún. Después de vestirse y alistarse se despidieron con un beso pues Aizen tenía que regresar a su celda prometiendo que regresaría la próxima semana.

En la escuela todos vieron de mejor humor a Ichigo, aunque también caminaba un poco raro ¿le habrá pasado algo? Ichigo ya no parecía deprimido y hasta comenzó a incluirse en las conversaciones. Incluso cuando sintieron cerca la presencia de unos huecos, Ishida, Inoue y Chad regresaron a ver a Ichigo esperando que estuviera deprimido pero él únicamente les sonrió y les deseó suerte.

Todos estaban confundidos por el repentino cambio de sus amigos pero alegres de que estuviera mejor. Mientras tanto Ichigo estaba en su propio mundo esperando que la semana pasara rápidamente.


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