Camina lento a su casa.
Hoy ha sido un día pesado.
Siente el viento frío envolverle el cuerpo, estremeciéndose al darse cuenta que otro año se va.
Otro año de su vida.
Entristece la mirada cada vez que recuerda eso.
Otro maldito año que pasa.
Otro maldito año desperdiciado.
Suspira.
De nada sirve lamentarse por lo que no ha hecho. Total, todavía le queda algo de existencia en este perro mundo.
¿Todavía?
No lo cree.
¡Maldición! No puede prender el cigarro que lleva en la boca por culpa del ventarrón. Oye la risa de un bebé que se escapa de una de las ventanas de la calle por la que anda. Y una sonrisa se dibuja en su rostro.
Puede pecar de incredulidad, mas, hay cosas que le mantienen racional.
La niña le ha pedido fiesta. Una gran fiesta. En un enorme salón durazno, decorado por completo: flores, listones, globos, violines, arpas, pianos y sabe Dios que más.
Primero había sido una consola para videojuegos de última generación junto con tres discos originales, luego que un concierto para que después optara por la celebración y con tan buenos argumentos, que le convenció por la tercera opción. Le recordó su postura de estudio; notó como una sombra desoladora se posó en la faz de la chiquilla, motivo suficiente para asegurarle que habría festejo.
Solo ver la cara de felicidad que puso la niña, comprendió que fallarle sería un crimen.
Por ello ahora vuelve con hastío, fatiga y un poco de antipatía.
El trabajo de medio tiempo y la escuela absorben mucha energía, en su caso, las pocas que siempre tiene.
Y sigue sin poder encender el cigarro.
-Demonios.-
El celular interrumpe con la música de un mensaje recibido, cortándole de tajo la inspiración del tabaco que tira.
Suelta un bufido de molestia al notar de quién se trata.
“¿Puedes salir? Me gustaría verte… ¿Se puede?”
Siempre ha sido idiota para escribir. Prefiere no contestar. No quiere más pleitos.
“¿Puedes salir o no? ¡Responde!”
Definitivamente no desea pelear. Hay veces en que le dan ganas de irse a vivir a las montañas o a un cerro de perdida. Bueno, eso ocurre a menudo.
“¿Vienes o voy por ti?”
Diablos.
O contesta o estará fregando durante toda la noche.
“Lo siento, no había visto los mensajes…Y no, no puedo salir.”
Y recibe la respuesta casi de inmediato- “Mientes, te estoy viendo en la calle, acabo de ver que fumas; espérame en la esquina”
Hoy no está de suerte.
Debería tener cuidado en lo que hace; un día de estos le meterán una buena chinga por sus distracciones. Toma otro tubo de tabaco y logra aspirar el humo; eso es realmente relajante.
-Hola-
-… Hola…-
-Vine a saludar…-
- ¿Para un simple saludo fue tanta insistencia?-
-¿No querías verme?... Porque pudiste hacerlo notar ¿No te parece?-
-¿Y quién me asegura que no saldrás con exageraciones?- pregunta acusadoramente.
-Tengo derecho ¿No? Además, nada te cuesta hacer un hueco en esa “agenda” tan ocupada que llevas… yo… te eh extrañado mucho y el que me ignores… duele.-
-“Ahí vamos de nuevo”- Ya te eh dicho que no es por gusto, debo trabajar y la universidad no me pasará sino asisto, además, está el negocio de mis tíos y en los fines de semana, o tengo viajes o bien mucha tarea… ¿Recuerdas?-
-Sí, pero… no se me hace justo, con la beca que tienes puedes sostener la escuela, en caso de tus tíos esta tú primo y ese trabajo de medio tiempo lo puedes dejar.-
-¿Perdón? Es mi problema…-
-Pero luego te quejas…-
-No me quejo, sólo te cuento porque si no ¡Ay de mí! La que se me arma si dejo pasar el mínimo detalle.- contesta en tono burlesco- Pensándolo bien, debiste titularte en Periodismo y no en Criminología; cómo sea, para la próxima vez no te diré nada, así evito tanta “preocupación” de ti.- inhaló un poco de humo.
-Mira que no estoy de humor para tus sarcasmos…Tira esa porquería que te morirás de enfisema pulmonar… La distancia que mantienes conmigo me ha resultado algo negativa para ti…-
-¿En serio?-“odio sus sermones”- De todas formas me alegra que nos encontráramos… tenemos que hablar.-
Esa persona tiembla; el tono con que dijo “tenemos que hablar” ha sido muy duro.
Demasiado.
Tanto que le han dado horribles ganas de llorar.
Si lo hace, es mejor salir corriendo.
Suspira.
-No se trata de ti sino de mi- aspira todavía más- Fueron lindos estos meses que pasamos juntos, en serio muy lindos, sin embargo… eh de suponer que se acabó el encanto.-
-¿Cómo?-
Exhala hilos blancos que se marchan en hojas.
-No tengo tiempo para ti, tú no me tienes paciencia además que eh cambiado mucho, eso tampoco lo has aceptado; me desespera el asedio nocturno; ya las llamadas son inútiles… Lo siento tanto pero esa sobre protección tuya me está matando…-
-Espera, no puedes terminar conmigo así nada mas o sólo porque piensas que me preocupo demasiado ¡Eso no es justo!-
-No…-
-¡Es injusto! ¿Qué te atosigo con mis preguntas? ¿Qué es demasiado dulce para ti? ¡¿Qué ya te aburrieron mis sentimientos?! ¡¿En qué demonios piensas?! ¡¿Qué puedes botarme así nada más?! ¡¿Ya que me eh enamorado?! ¡¿Quién te has creido?!-
-Yo no…-
-¿Por qué eres así conmigo? ¿Qué te hice? Lo único que deseo para ti es felicidad, que estés siempre alegre, sin preocupaciones; quiero evitarte tanto como pueda el dolor, ayudarte con tus estudios… No quiero verte en ese pozo de oscuridad ¡No quiero que te rindas!-
Vuelve a fumar, pero esta vez, con odio profundo.
-¿Das por sentado que sin ti no puedo hacer nada? ¿Qué me eres indispensable? ¡¿Qué soy tan inútil que dependo completamente de ti?!-
-Sé que a la primera oportunidad te dejaras caer sin contemplaciones-“Eres realmente débil”- Te hace falta crecer para andar por tu cuenta… por eso estoy a tu lado, para ayudarte y ser como el bastón en el que te recargues…-
Inhala por última vez antes de aventar el cigarrillo.
-Sólo lo diré una vez: No te necesito. Nunca te necesité. Si bien sentí algo por ti en un momento, fue eso, en un momento. Odio la idea que te has creado de ti con respecto a mí: supones que no eh madurado lo suficiente, que todavía eh de andar de tu mano para sobrellevar la pesada carga que me toca vivir. Error. Primero has un análisis sobre lo que echaste en cara y luego háblame. Me largo.-
-¡Espera! Entiende que yo te amo y por ello puedo hacer lo que me pidas; a lo mejor lo que quieres es tiempo para pensar las cosas, no hay que precipitarse ¿De acuerdo?-
-No hay nada que pensar. Esto es todo.-
-¡Pero yo te amo!-
-Y yo no. Ya no… más bien nunca llegue a amarte… simplemente quererte…-
-¿Cómo? ¿Cómo te atreves? ¿Qué no me amas? ¿Por qué? ¡¡Si eh hecho todo lo posible para enamorarte!! ¡¿Cómo es que con tanta calma ahora me dices que ha sido en vano?!-
-Pues con la misma testarudez con la que me molestas… Por favor, deja esto por las buenas, no hay forma de arreglar esta “relación”; de mi parte queda.-
Quema otro cigarrillo con hastío.
Definitivamente no vuelve a enrolarse con nadie. No sentimentalmente.
Se arropa en el suéter negro, mientras comprueba que no le falta nada.
Se tiene que ir.
Los sollozos no los tolera, le traen malos recuerdos.
-Búscate a quien pueda corresponderte de la misma manera… yo no puedo…-
-¿Por qué?-
-Cosas más importantes en que pensar y ocuparme, sólo.-
-Yo ¿Nunca fui importante?- murmura hiriente.
-En su tiempo tal vez.-
-¿Por qué?-
-Demonios. Acepta esto, hallarás a quien amar… yo no te convengo y en este instante estoy mejor en soledad…-
En serio, no volverá a “andar” con nadie.
Demasiado problemático el final.
Hará la última falta.
Fuma con avidez innecesaria, se abriga hasta el cuello. Suspira.
Suspira.
Suspira.
Suspira.
-Fuiste un entretenimiento… un juguete con el que me encariñé un rato…-
No puede evitar sentir dolor al murmurar esa oración… es imposible que esa persona no sienta lo mismo.
-Un juguete… solo un maldito juguete… ¿Pensaste, alguna vez, que este juguete tiene un corazón?-
-No-
-… siempre estaré para ti… por si quieres volver…-
Indudablemente tiene que correr: llorará.
Si le ve tan débil, nunca le tomará como opción… ya no.
Las piernas fallan en el intento: se ha clavado en la banqueta.
Tiembla.
Tiembla.
Tiembla.
Esa credulidad suya acabará con su vida.
Empieza a derramar lágrimas de ajenjo. Siente que le observan. Desea hundirse.
No puede.
-Deja de llorar… te agradezco por todo… fui feliz por un instante gracias a ti…- ahora sus palabras son cálidas- sin embargo, no puedo engañarte ni engañarme….-
Ahora sí.
Da la vuelta y le abandona en la fría calle.
Es la peor escoria del mundo. “Mejor así”
“Mentira que el amor es miel sobre hojuelas… tal vez de hojuelas de espinas…”
La música del mensaje recibido vuelve a interrumpir.
“Te Odio…”
Es número desconocido. A partir de ahora…
Reflexiona: ya no desea para si una vida estática.
Quiere a un rio.
Lentamente se aleja de allí, vuelve tras sus pasos hasta un parque, donde se tira a observar a la Luna.
-Lo siento mucho…-
No dirá que no quería lastimar porque muy en el fondo anhelaba destruir.
Realmente ha cambiado… al parecer para mal.
Nunca fue la persona que siempre se creyó ser.
Ni amable, ni cálida; sin ternura, sin respeto, sin cariño… un pedazo de mierda que camina y habla, sin embargo, está bien así.
-Sólo yo… todo es yo…-