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Odio por Cristabelle

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Notas del fanfic:

Hola!! Primeramente los personajes no me pertenecen sino al genial Estudio Marmota, yo sólo los tomo prestados para escribir locuras sin fines de lucro XP 

Notas del capitulo:

Nuevamente estoy aquí con una extraña propuesta, con una idea que estuvo rondando mi cabeza por mucho tiempo y ya que Fin Punch esta por finalizar (lo cual lastima mucho mis feels porque adoro esa webserie, que recomiendo totalmente a las personas que no la hayan visto todavía) decidí sacar a la luz este fanfic, que no es perfecto, pero al cual le pido por favor le den una oportunidad; de antemano me disculpo por las extrañas escenas de lemon (?) y por si los personajes me quedaron Ooc XP

Era una masa gigantesca de odio y desesperación, su capacidad de transformarse y evolucionar se había descontrolado en el que sería su ataque final, un monstruo con el cual planeaba quitarle la vida a la hija ¿adoptiva? de McClane. Prefería comer bebes, pero esta vez haría una excepción, esperando con eso causarle el máximo dolor a su más grande enemigo.

Había arruinado sus planes, le había quitado la oportunidad de ser amado y de acabar con la raza humana a él, que debía ser idolatrado como ninguna otra persona o cetáceo antes, anhelo que alimentaba su deseo de moldear y destruir a todos los asquerosos seres inferiores que lo rodeaban ¿eso lo convertía en el típico tirano con sed de poder? ¡Para nada! Por supuesto que él era distinto, pero no siempre fue así.

***

El único paisaje que conoció desde que nació fue el de un mar gélido y profundo adornado de grandes masas de hielo donde al asomarse a la superficie, sólo se observaba un cielo opaco, de dónde por temporadas descendían grandes cantidades de nieve que o bien se deshacían en la superficie del mar o se acumulaban en las grandes planicies glaciales y sólo unas contadas veces al año, era posible ver algo de luz entre las espesas nubes. Era un lugar dónde la vida era relativamente tranquila y aunque solía escasear el alimento, se podía ser feliz, pero Murphy quería más. Él siempre fue distintos a otros narvales, veía algo más en la vida que simplemente nadar, comer bacalao y reproducirse, pero no fue sino hasta que su madre murió debido al congelamiento repentino de la superficie donde salió a tomar aire, que puso su vida verdaderamente en perspectiva decidiendo abandonar su manada y los mares árticos.

Su padre como todo líder, era alguien orgulloso y no hizo nada para impedir su fuga, pues al irse estaba negándose a ser su sucesor y aunque el resto de los integrantes de la manada sí intentó persuadirlo, estaba decidido y los ignoro.

Viajando conoció la dicha de un cielo totalmente azul, la imponente luz del sol y lo bellos que se ven sus rayos dorados a través del agua, al igual que la melancolía de un atardecer y gigantescos navíos habitados por humanos, a los cuales prefirió evitar.

Pudo observar distintas clases de animales que ni siquiera imaginaba que existían, como los tiburones que eran seres tan o más peligrosos que las orcas y criaturas que con un halo de delicadeza, disimulaban letales armas, llamados medusas. Fue capaz de apreciar arrecifes gigantescos dónde habitaban una variedad colorida de peces, de las cuales no siempre pudo diferenciar cuales eran comestibles o cuales podían provocarle indigestión y aprovechando la magnífica habilidad que su especie tenía para sumergirse siguió su viaje entre complicadas estructuras de coral, barcos hundidos y misteriosas edificaciones submarinas.

El viaje fue largo y sólo estuvo plagado de peligros, más de una vez tuvo que luchar por su vida, pero gracias a ello su instinto se afino y sus habilidades mejoraron. Aprendió a no depender de nadie y se acostumbró a la soledad, pero en ocasiones, cuando se cansaba demasiado, conseguía acoplarse a algún grupo de delfines o marsopas a modo de descanso.

Si bien los  cetáceos eran seres muy bien organizados e inteligentes, aún entre ellos podían darse situaciones muy tensas, debido alianzas poco estables, vínculos esporádicos, promiscuidad o actos de pura violencia, por los cuales Murphy procuraba observar con cuidado la aptitud y lenguaje corporal de los grupos a los que decidía acercarse, tomadas las prevenciones necesarias no era difícil llegar a algún acuerdo con el líder de la vaina y era recibido aunque todos lo miraran de forma extraña por su aspecto.

En una de esas ocasiones se encontró con el desencadenante de su infortunio.

Al norte de Australia, empezó a sentirse cansado, pero se encontró nadando en la misma dirección que una vaina de delfines relativamente grande y decidió probar suerte, le tomó un tiempo aproximarse y conversar con el líder que aceptó que se agregara al grupo por unas semanas a regañadientes, obligándolo a tomar la última posición de la formación.

Cómo solía suceder siempre que ingresaba en alguna manada, los machos le vigilaban con recelo, las hembras lo miraban con duda y las crías con asombro, pero casi nadie se comunicaba con él, solía ser así los primeros dos o tres días, pues luego ponía a funcionar su encanto, ganándose la confianza del grupo y tal como lo suponía así fue. Los días pasaban tranquilos y no había mucho que le llamara la atención, excepto por uno de los integrantes más jóvenes del grupo que siempre solía girar levemente la mirada en su dirección, casi no se comunicaba con nadie y no nadaba igual que el resto, llamaba su atención esa aptitud tan solitaria, algo atípico en la naturaleza de su especie.

Pregunto a los demás a que se debía ese comportamiento tan inusual y sólo supo que un monstruo marino había devorado a sus padres, dejándolo muy afectado.

No pudo evitar sentir algo de curiosidad por él, sobrevivir a un suceso como ese no era algo que ocurriera siempre, por otro lado, estaba convencido de que había algo especial en sus ojos azules.

Deseaba acercarse a ese delfín y le pareció que siendo ambos distintos podrían llevarse bien.

Parte del acuerdo gracias al cual se había integrado momentáneamente era compartir su captura cada día con alguien distinto del grupo, además de contribuir en distintos conjuntos de cacería y gracias a eso no paso mucho tiempo antes de que encontrara una oportunidad para acercarse al delfín de ojos azules.

Como todos los días a diez individuos se les asigno la tarea de ir en búsqueda de alimento, quedándose el resto a cuidar de las crías y un compañero enfermo.

Los nueve delfines y el narval no tardaron en encontrar un cardumen de peces, se lanzaron al ataque intentando rodear a la mayor cantidad de presas, nadaron veloces y con precisos golpes tanto de sus poderosas colas como de sus cabezas, aturdieron a una buena cantidad de peces; fue una jornada fructífera.

Repartiendo el alimento Murphy vio el momento indicado para acercarse a aquel delfín.

—No nos habíamos presentado formalmente, soy Murphy, ¿y tú?

—Areu…— pronunció un tanto inseguro.

—¿Qué edad tienes?

—Quince...

Aún para esa edad su aspecto era demasiado delicado y pequeño.

—Yo diecisiete.

El delfín parecía querer alejarse, pero Murphy lo detuvo.

—Espera, aún no me has dejado decirte que hoy eres el afortunado con quién compartiré mi alimento.

—No gracias, estoy bien.

—¿Por qué no lo aceptas? Es un regalo de buena voluntad— silbo alegre.

—No lo considero justo, otros merecen este alimento más que yo, alguien que no puede ir de cacería.

—Estoy seguro de que contribuyes de otras formas al grupo y hoy quiero darte mi ración a ti.

—Lo haces porque tienes que hacerlo.

—No, tú me interesas y para demostrártelo también te daré de mi ración mañana y pasado mañana y…

—No tiene caso— mencionó haciendo un gesto de pesar y retirándose, negándose a continuar con esa conversación.

Al día siguiente contrario a lo que Areu pensaba, el narval también se acercó a él, había cazado lo suficiente para cumplir su cuota con el grupo, para alimentarse él y para convidarle, pero igual se sintió reacio a aceptar. Así pasaron unos cuantos días más, con la característica de que Murphy siempre intentaba acercarse, pero el delfín se alejaba, aunque en secreto le agradara su compañía, además que el forastero le parecía la realización de un secreto anhelo que le demandaba seguir un camino como el del narval, algo que marcara la diferencia. Por otro lado se sentía incómodo, era como si lo estuvieran cortejando y pensar en esa posibilidad hacía que quisiera hundirse en el fondo del mar a causa de la vergüenza, pues la idea no le era del todo indiferente y al día siguiente lo enfrento.

—Ya es suficiente, es mejor que te alejes, me haces sentir extraño.

—¿Cómo?

—Porque desde que llegaste… no he podido dejar de verte…

—¿No te gusta mí aspecto?

—No, por el contrario, nunca había visto a alguien tan hermoso cómo tú.

Tanta fue su impresión que la corriente pudo llevárselo, pero entonces tomó impulso y comenzó a nadar alrededor de Areu dándole suaves golpecitos con los laterales de su hocico, para que entendiera lo feliz que lo había hecho aquella confesión.

—¿Eso era todo?

—¿Cómo que todo? ¡Es mucho! ¿No te parece extraño?

—No y tú también eres muy hermoso.

Areu sintió su corazón palpitar con fuerza por esas palabras. Pensó que podría alejarlo con esa vergonzosa confesión, pero sólo consiguió que Murphy deseará estar más cerca de él, pues el narval siempre había sido consciente de su belleza, pero el hecho de que alguien que le interesara se lo dijera de una forma tan directa, lo hizo feliz.

Con el pasar de los días Areu dejo de resistirse a las atenciones de su nuevo amigo y comenzó a mostrarse más extrovertido. Descansaba una de sus aletas en las del narval o aceptaba subir con él a la superficie para jugar a lanzarse cabezas de pescado y dejaba que lo ayudara a nadar más rápido y mientras el narval le contaba acerca de sus viajes, el delfín no pudo evitar hacer otra confesión incómoda, acerca de sus pésimos dotes como nadador y que incluso creía en la posibilidad de que si dejará de nadar por determinado tiempo, olvidaría la manera en la que se hacía. Al narval aquello le pareció muy divertido y le reafirmaba lo especial que era Areu e intento consolarle diciéndole que eso no era un secreto y dado el momento, Murphy le rebelo que contrario a lo que todos creían, el cuerno en su frente no era un arma, herramienta o una característica para demostrar virilidad y conseguir hembras, sino un órgano sensible que le ayudaba a captar todo con mayor precisión y que era la parte favorita de su cuerpo, entonces Areu rozando de lado su cuerpo con el de Murphy acarició con su hocico la extensión del cuerno de Murphy, este último se estremeció y agradeció esas caricias.

Estar con el narval le brindaba una seguridad que no había sentido desde que murieron sus padres, pero él era un viajero y estaba consciente de que pronto debería partir y no sabía cómo sentirse al respecto. Días después vio al narval platicando con el líder, lo cual le hizo intuir que aquello que lo inquietaba sucedería pronto.

—¿Cuándo te irás?

—Estaba por decírtelo…— susurro.

—¿Cuándo?— repitió preocupado.

—Mañana a primera hora.

Areu sintió que le faltaba el aire y con bastante esfuerzo subió a la superficie acompañado de Murphy, dónde se dieron unos momentos de incómodo silencio hasta que volvieron a sumergirse.

—¿Estás molesto?

—No, estás en tu derecho de irte.

—¡Qué decepción! Yo esperaba algo así como: “¡No Murphy! por favor no te vayas, te necesito”

—¿Bromeas? Nunca diría algo así— expreso burlón.

—Pero no quieres que me vaya, ¿verdad?

—¿Y qué si es así? No hay nada que pueda hacer al respecto.

—Puedes venir conmigo.

Al delfín se le ilumino la mirada, pero luego la duda arremetió.

—Soy un pésimo  nadador, no sé cazar, sería el blanco de los depredadores y sólo te retrasaría.

—Mientras estemos juntos no importa.

Areu sintió una cálida sensación en su interior y fue disminuyendo su marcha.

—Acepta, sé que también quieres algo más que sólo estar en una manada y sobrevivir.

No paso ni un minuto antes de que el delfín accediera.

La decisión fue tomada, el permiso fue dado y se aventuraron juntos a lo desconocido. ¿Cuántos  kilómetros nadaban por día? ¿Hacia dónde se dirigían? ¿Cuánto tiempo había pasado? Disfrutando la amena compañía del otro, nociones tan básicas como esas se olvidaban por completo. Considerando los peligros que les acechaban, procuraban vivir cada día como si fuera el último. Esa clase de experiencias fueron forjando en Areu una personalidad más segura y comunicativa, lo cual hizo muy feliz a Murphy; tanto fue el cambio en el delfín que incluso estaba dispuesto a enfrentarse a enemigos que poseían el doble de su tamaño, usando un don que Murphy, siempre intuyo que poseía.

Areu era capaz de conquistar el corazón con la mirada. Al recuperar gran parte del amor que sentía hacía la vida y a sí mismo pudo liberar aquel poder interno que permanecía oculto en sus orbes azules, claro que el delfín aún no era del todo consciente de aquello, a diferencia del narval que con cada cosa nueva que descubría de su acompañante, quedaba más embelesado.

Se entendían y aceptaban en demasía, excepto aquella manía que Murphy tenía por comer bebes, pero nadie es perfecto.

Poco a poco Murphy fue notando que sentía algo más que una amistad hacía Areu, no le costó aceptarlo, habiendo viajado tanto, la mayoría de sus prejuicios se habían desvanecido y lo único que en verdad le preocupaba era conseguir ser correspondido.

Se sentía inquieto a su lado, ansiaba comunicarle cuánto antes su sentir, pero no encontraba el momento adecuado, no ayudaba en nada que fuera época de apareamiento y saber que los delfines eran seres muy sexuales, esto último era lo que le hacía más difícil contenerse, pero Areu era distinto, a su edad nunca lo había visto coquetear con nadie de su grupo, permitiéndose sólo con él, ese comportamiento juguetón y cariñoso que lo volvía loco, una razón muy importante para no ceder ante su libido, pero mientras tanto, necesitaba desahogarse y no sabía cómo encontrar un tiempo a solas. Alejarse del delfín de forma impremeditada significaba un grave peligro, tocarse mientras su compañero estaba semiconsciente, en esa forma tan peculiar en la que muchos tipos de cetáceos dormían, desactivando la mitad de sus funciones meníngeas, tampoco era una opción, pues mientras uno descansaba  el otro debía hacer guardia y distraerse de esa forma era un riesgo vano.

Debía admitir que pasar esas temporadas solo era mucho más fácil.

Siguiendo con la travesía, el narval reconoció ciertos corales y recordó que no lejos de ahí había un buque hundido que no era ocupado por peces o visitado por aficionados al buceo. Un lugar adecuado para despistar a Areu y tener unos momentos para si mismo.

Aún no estaba listo para decirle lo que sentía, pues no quería ser malinterpretado, el delfín no era bobo, seguro intuía su estado y por más estrecha que fuera su relación, al estar en época de apareamiento su confesión de amor podría ser tomada como una simple táctica sexual.

—¿Hacia dónde vamos?

—Hay algo que quisiera mostrarte, algo que vi hace un tiempo en otro de mis viajes.

Era una planicie relativamente profunda, dónde aún alcanzaban los rayos de sol que resaltaban en la delicada arena que se veía perfecta y lisa como un manto inmaculado, en la que yacía semienterrado, desde la obra viva hasta el puente de mando, una estructura que se veía desgastada y carcomida, pero no por eso menos imponente.

—Sé que siempre has sentido curiosidad por los navíos humanos y esta es una buena forma de que conozcas uno sin estar en peligro.

El delfín estaba maravillado.

—¿Qué estamos esperando? ¡Entremos!

Areu nadó con emoción, empujando a Murphy para ingresar en el buque lo más rápido posible a través de un agujero en el bulbo de proa ocasionado por la corrosión, que los llevo a la cubierta inferior, dónde aún se encontraban bastantes automóviles modelo Seat Fura 1983.

Estaba algo oscuro y frío, pero aún se podía distinguir lo suficiente. Aquel alguna vez había sido un buque de carga de tipo Roll-On/Lift-Off especializado en transporte de contenedores y vehículos que aún albergaba parte de la mercancía que nunca llego a su destino.

—Me pregunto qué son todas estas máquinas— chifló observando con detenimiento uno de los tantos Seat Fura color amarillo que se encontraba frente a él.

—¿Por qué no te pones a investigar?

—No es mala idea.

—Yo estaré en el otro compartimiento.

—Bien…— menciono algo extrañado, mientras Murphy nadaba a otra sección.

Lo primero que hizo Areu estando solo, fue tocar el capó de uno de los autos amarillos y esconderse; no sabía por qué, pero aquellas máquinas le parecían alguna clase de bestias dormidas

Casi todos los autos estaban abollados o tenían los vidrios rotos y por las circunstancias se encontraban aglomerados de forma desordenada ocupando el lugar de tal forma que se le dificultaba bastante transitar, por otro lado no tenía ánimos suficientes para seguir examinando lo que le rodeaba. No era divertido sin Murphy.

¿Por qué lo había dejado en un momento cómo ese? ¿Por qué se portaba tan distante e introspectivo? Últimamente se había mostrado de una forma peculiar, con cierta clase de actitudes que no lo caracterizaban.

Lo busco con premura, siguiendo unos ruidos muy confusos y habiendo escogido un muy mal momento para confrontarlo, hablo demasiado pronto.

—Murphy, debemos…

Jamás hubiera imaginado lo que vio a continuación.

Murphy se frotaba plácidamente con unas espesas algas marinas que crecían al ras del suelo; ni siquiera se molestó en detenerse cuando Areu ingreso, pues el hecho de ser observado por él lo excitó más.

Se quedaron en un silenció incómodo, incómodo para el delfín que no sabía cómo retirarse sin parecer más idiota de lo que ya era al haber vulnerado la privacidad del narval. Debió hacerle caso a esa pequeña parte de su intuición que le dijo que si Murphy se estaba comportando cómo lo estaba haciendo era por una buena razón.

Lo estaba pensando demasiado, sin caer en cuenta de que el agua estaba enrarecida por las feromonas que había estado liberando Murphy al masturbarse y que se concentraron a causa de que estaban en un lugar cerrado, despertando sensaciones muy interesantes para Areu.

—Te conviene marcharte. No quiero cometer un error.

—¿Por qué?— pregunto con cierta curiosidad.

—Lo menos que quería era decírtelo en circunstancias como estas, pero… 

Se acercó lentamente y comenzó a rozar de lado el hocico de Areu, provocando que este retrocediera un poco.

—Te quiero cómo no imaginas, al punto de atreverme a decir que podría ser amor y no quiero que pienses que te digo todo esto sólo porque necesito sexo.

Pero ya era tarde, el delfín ya había comenzado a corresponder sus caricias; lo rodeo insinuante, le hizo pequeños mimos y se alejó un poco, esperando ser atrapado, comenzando un juego de seducción, dónde ambos se perseguían, nadando e incluso bailando hasta casi enredar su cuerpos, soltándose en el momento menos esperado, para volver a alejarse y juntarse cada vez más, frotando sus erectos genitales mientras nadaban en espiral, hasta que Murphy apreso a Areu con cariño y comenzó a penetrarlo con ansias, sintiéndolo inmutarse y acostumbrarse a su intrusión de a poco. No duro mucho pero fue intenso y no les molesto volver hacerlo varias veces más, hasta que quedaron agotados.

Pasaron unas horas y el delfín volvió en si; había dejado que el deseo se apoderara de él, traspasando los límites de la amistad con el narval. Ya nada sería igual.

 “!Lo hiciste de nuevo Areu!” pensó disgustado consigo mismo.

En ese instante Murphy se despabilo y se acercó con cariño al que ahora consideraba su amante, pero este se quedó quieto lleno de remordimiento.

—¿Qué sucede?

—Me deje llevar y ahora no sé qué sentir…

—¿Qué estas tratando de decir?

—No debimos hacerlo.

—¿No te gusto?

Areu guardo silencio.

—¿Es por qué somos machos?

El delfín negó con la cabeza.

Dio media vuelta y salió de aquel lugar lo más rápido que pudo. Murphy quiso seguirlo, pero Areu le increpo:

—¡Necesito pensar!

Dado que por razones de seguridad no podían separarse, se mantuvieron a una distancia considerable, mientras nadaban sin rumbo fijo.

El mar estaba sereno, a diferencia del interior de aquellos dos seres en el cual se desataba una tormenta.

El delfín no paraba de recriminarse, no sabía lo que sentía, ¿cómo poder amar a alguien más si no conseguía amarse por completo a si mismo ni entendía del todo lo que era el amor? Y cómo aún le faltaba un gran camino de aceptación, no le parecía sincero aceptar los sentimientos del narval y este por su parte seguía preguntándose si había algo malo con él. ¿Acaso no era suficientemente bueno para Areu? Deseaba tanto su amor.

De ahí en más, su relación comenzó a deteriorarse, pasaron de ser un equipo formidable a casi tratarse como extraños en un abrir y cerrar de ojos, pero muy en el fondo creían que no todo estaba perdido y se negaban a continuar por caminos separados.

Murphy de a poco iba llenándose de rabia y frustración que se tornaba en tirria contra aquel que amaba, pues siempre creyó entender a Areu y este se sentía realmente culpable, al fin había encontrado a alguien con quien podía ser él mismo, pero lo había arruinado y ahora no encontraba una solución a lo que sucedía.

No obstante, lo peor aún estaba por venir.

Ese día había sido relativamente tranquilo y la atmosfera entre ambos se había sentido menos tensa para variar, pero como hacía un tiempo que ya no eran un equipo perfecto, se descuidaron y por ello se adentraron en una zona de caza de delfines en temporada activa, intentaron escapar, pero fue tarde, unas redes atraparon a Murphy, Areu intento salvarlo tirando de su cuerno, rompiéndolo por accidente y sellando su destino, lo último que escucho de Murphy en esa ocasión fue: “¡arruinaste mi vida!”

Areu estaba destrozado, después de presenciar como un pez gigante devoro a sus padres, perder a Murphy fue la segunda experiencia más horrible de su vida y nado, nado tanto como jamás en su vida lo había hecho, intentando escapar del dolor, pero no funcionó y no paso mucho tiempo antes de que algunos depredadores lo hirieran y que terminara encallado en un playa. Curiosamente no se estaba asfixiando, pero se encontraba tan mal herido que tampoco podía volver al mar, pero por fortuna fue salvado por biólogos del Centro Internacional de Mamíferos Marinos, paso mucho tiempo recuperándose y su cuerpo mejoro, a diferencia de su espíritu, lo cual se notaba en sus pocos, casi nulos ánimos para nadar lo poco que sabía y en lo poco que comía, por ello fue enviado para el resto de su rehabilitación a un parque acuático muy concurrido. Al principio se sentía muy incómodo al ser observado todo el tiempo por los visitantes de lugar, que estaban cautivados por su mirada, pero con el tiempo se dio cuenta de que le gustaba esa atención, poco después le asignaron de compañero a una orca llamada Archer, que perdió a su familia y había sufrido bastante, pero a pesar de eso se mostraba siempre carismático y jovial, no hace falta decir que su compañía le hizo mucho bien a Areu, volviéndose muy cercanos, al punto de hacer coreografías y trucos juntos, aunque el delfín no fuera bueno nadando. Esos espectáculos hacían feliz a las personas, lo cual de alguna forma también hacía feliz al delfín, ayudándolo a olvidar todo el dolor que cargaba y que recordaba a cada vez que veía el colgante que había hecho con el cuerno roto de Murphy, del que no se separaba un instante. Pronto se convirtieron en estrellas, en especial Areu, a quien el dueño del parque acuático le dio el nuevo nombre de McClane por el protagonista de una de sus películas favoritas: “Duro de matar” lo cual le valió el apodo de “Duro de nadar” en el parque acuático, entonces pensó que esa podía ser su nueva razón de vivir, conquistar con amor y asombro los corazones de las personas y cayo en cuenta que tener un nuevo nombre podría ser el inicio de otra etapa en su vida, pero Archer tenía otros planes y al ver la influencia que el delfín tenía sobre la gente, lo convenció de unirse a sus planes de venganza y dominación mundial.

Luego de que ambos comprobaran que podían sobrevivir fuera del agua, en medio de una actuación que parecía rutinaria, Archer se rebeló y grito a los cuatro vientos sus intenciones, pero nadie pareció prestarle atención, todas las personas estaban demasiado asombradas de que una orca pudiera hablar y mantenerse erguida. 

Aquello solo fue el principio, Archer y McClane no fueron los únicos que se dieron cuenta de que podían sobrevivir fuera del agua, pasaron unos meses y muchos más cetáceos subieron a la superficie, fue todo un shock para el mundo, algo que cambiaba por completo los estudios biológicos que se habían hecho por décadas, ¿a qué se debía? ¿Un salto evolutivo? ¿Contaminación radioactiva? ¿O es que siempre fueron conscientes, pero esperaron el momento exacto para salir? ¿Y por qué los cetáceos?

Lo cierto era que los cetáceos venían del universo, antes de nadar en el mar nadaban en las ondas gravitacionales y aunque no supieran todavía sus raíces, habían comenzado a darse cuenta de que tenían muchas más capacidades de las que imaginaban.

Para muchos fue algo increíble, para otros una abominación, una señal del fin de los tiempos, otros en cambio lo aceptaron fácilmente y para impedir que se tratara a estos nuevos ciudadanos como objetos y que se quisiera hacer experimentos con ellos, se fundó “La sociedad de personas cetáceas” en colaboración con dos de los primeros cetáceos que se atrevieron a salir a la superficie que eran Archer y McClane; con el tiempo las personas y cetáceos aprendieron a vivir juntos y se volvió algo cotidiano viajar en metro con algunos cachalotes, o charlar en una discoteca con alguna ballena.

Ambos se volvieron personas importantes y empezaron a incursionar en la política y las artes, resaltando en todo cuanto hacían, no sólo por el hecho de ser cetáceos sino porque realmente eran fabulosos, claro que a McClane le gustaba tomar la vida con calma, así que se convirtió en oficinista, pero las cosas no siempre iban bien entre ellos, ya que el delfín comenzó a sentir que su amigo sólo lo estaba usando, lo cual se hacía evidente en que siempre le quitaba a toda fémina en la que se fijaba y a pesar de que ya se había recuperado lo suficiente como para comenzar a coquetear con chicas y salir con Mirna que más tarde lo traicionaría, aún tenía a Murphy presente en sus pensamientos

Empero, las cosas no permanecieron así por mucho tiempo, pues Archer dejo el mundo terrenal luego de perder una pelea en un bar, pero no pudo descansar en paz, pues aún no había cumplido sus planes, por ello el universo le dio una segunda oportunidad, convirtiéndolo en el Cetáceo guardián de Murphy, quien también había pasado por muchas cosas desde que fue capturado por aquellos pescadores.

Por fuerza Murphy fue entre los primeros cetáceos que se dio cuenta de que podía respirar fuera del agua y lo supo en el instante en que lo sacaron con las redes de pesca y los pescadores le dijeron que era un delfín deforme, a pesar de lo humillado que se sentía, no mato al par de adefesios que lo insultaron y consiguió fingirse muerto hasta que lo llevaron al puerto, donde se las arregló para escapar, pero estaba en un país que no conocía, en el que hablaban una lengua extraña, y dónde fue considerado un monstruo pues por aquellos tiempos aún no habían salido otros cetáceos a la supercicie, lo peor era que ya no podía volver al mar, su aspecto era demasiado horrible para eso, así que emprendió nuevamente un viaje, donde no le sirvió de nada todo lo que aprendió en el océano y se convirtió en un paria, un fenómeno que por mucho tiempo vago sin rumbo, tiempo en el que se dio cuenta de que el amor y el odio podían ser las dos caras de una misma moneda, convirtiendo el amor que sentía hacía McClane en odio.

Estaba tan sólo y tan necesitado de cariño, que su ansía de amor y belleza se volvió una obsesión, disponiéndose a hacer cualquier cosa por ello, incluso destruir a la raza humana de ser necesario.

“¡Dejo que me capturaran a propósito! Lo hizo por lo que sucedió… ¡sólo quería deshacerse de mí! ¡Él debió ser capturado, no yo! ¡¿Por qué tuve que conocerlo?! ¡Haré que pague por haber roto mi cuerno! ¿Por qué no me amas Areu? ¡Ámame!” esos pensamientos nublaban la mente de Murphy siempre, pero no todo era tan malo, descubrió que podía transformarse en un ser humanoide de gran belleza y comenzó a trazar planes y gracias a las noticias pudo estar al tanto de todo lo que Areu hacía, incluso de que había cambiado su nombre a McClane, pero no fue hasta que conoció a su Cetáceo guardián que empezó a planear su venganza en grande.

Una cosa llevo a la otra y ahora estaban ahí enfrentados, en la casa de Murphy, con la vida de una niña en riesgo; el narval estaba por devorarla pero de un salto McClane consiguió evitar que se la tragara, al ver eso, Archer escapo en un convertible lleno de dinero y con un par de atractivas chicas intuyendo lo que vendría, ya que aquello aumento la rabia de Murphy, impulsando más el odio en su corazón, que lo siguió aumentando de tamaño, convirtiéndolo en un ser más horripilante a casa instante, tanto que destrozó el edificio en el que se encontraban, pero antes de que los escombros pudieran alcanzar a McClane o a la pequeña, Beluga la cetáceo guardián del delfín los saco volando del edificio y cuando pensaron que podrían escapar, una gigantesca garra los atrapo en pleno vuelo, perteneciente al monstruoso ser en el que el odio había convertido a Murphy, quien separo a McClane de su hija y de la Señorita Connor, conservándolas en su mano izquierda, teniendo al delfín en su mano derecha que se iba llenando de espinas con las cuales pensaba destrozar el cuerpo del delfín, al tiempo que acercaba esa extremidad lentamente a su abominable rostro diciendo con una profunda voz de ultratumba:

—Disfruta tus últimos momentos McClane. Alégrate de que no tendrás que ver como asesino a tu hija y a tu cetáceo guardián.

Parecía el fin, pero McClane no estaba dispuesto a darse por vencido, no ahora que había vuelto a entender lo que era el amor. Deseaba con ansias que Murphy también lo entendiera y si él había conseguido perdonar a Mirna por su engaño, aún había esperanza.

—Sé que quieres amor… pero esta no es la forma correcta… ¡No con todo ese odio en tu corazón!

—¡Tú eres el causante de este odio! ¡Arruinaste todo!

—¡Lo sé! Y no ha pasado ni un solo día en que no lamente haberte perdido porque… ¡aún te amo!— expreso con la voz quebradiza y mirándolo con sus hermosos y profundos ojos azules, mirada que por más que intento, Murphy no pudo seguir rehuyendo.

—¿Qué…?

Anonadado, Murphy soltó a la pequeña y a la Señorita Connor que se encargó de que la niña no cayera con fuerza sobre el suelo.

—Ahora entiento que siempre te amé… tal vez no de la forma que deseabas, pero si con todo mi ser y nunca pude decírtelo…

—Areu…

—Perdóname.

Esas palabras calaron en lo más hondo de Murphy, tal vez no necesitaba ser idolatrado por todos, tal vez bastaba con el amor de una persona especial y aunque no pudo tener todo lo que deseaba, tal vez podía comenzar a ser feliz con lo que tenía, con lo que siempre tuvo y sin que se diera cuenta, su monstruoso cuerpo comenzó a convertirse en cenizas, deshaciéndose lentamente hasta dejar sólo un cumulo de polvo que amortiguo la caída de McClane y en el que este comenzó a buscar desesperadamente a Murphy, encontrándolo al fondo de kilos de cenizas, semiconsciente, en su forma primaria de narval.

—¡Murphy! ¿Estás bien?

—Lo… hiciste de nuevo... McClane— respondió desmayándose.

—Lo tomaré como un si— expreso abrazándolo.

***

Abrió los ojos lentamente, un dolor insoportable invadía su cuerpo ante el más mínimo movimiento a pesar de que se encontraba sobre algo suave y mullido ¿dónde estaba? Se incorporó un poco y notó que se encontraba en una habitación sencilla, pero de aura agradable, miro con más detenimiento y noto a alguien recostado en el borde de la cama, era McClane que había estado cuidándolo desde que lo trajeron a su departamento. Verlo así, le trajo buenos recuerdos, le hizo sentir que todo lo que había pasado antes fue sólo una pesadilla, por otro lado, estando McClane tan vulnerable, se le vino a la mente la idea de acabar con él en ese mismo instante, sin embargo la idea no era lo suficientemente imperiosa y se encontraba bastante cansado, por lo cual se limitó a proferirle unas cuantas caricias en la cabeza con una de sus aletas, despabilándolo.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

—Dos semanas.

—Vaya… y… ¿qué sucedió en mi… ausencia?

—Humanos y cetáceos siguen recuperándose de las trifulcas y enfrentamientos que resultaron luego de tu elección como presidente del mundo. Te están buscando por todos lados, no sólo porque no asumiste tu cargo correctamente, sino también a causa de todo el dinero que se robó Archer de los fondos del estado.

Murphy no pudo evitar reír por esto último, no como esas otras risas malévolas y de supervillano que solía hacer, sino simple y llanamente con sinceridad, lo cual alegro mucho al delfín

—Así que sigue prófugo, supongo que quedo a cargo el presidente del parlamento, ¿no es así?

—Sí y creo que implantará un nuevo impuesto a los cetáceos que no usemos pantalones… pero, dime, ¿todavía quieres ocupar tu puesto como presidente del mundo?

—No lo sé… tal vez es hora de que vuelva al mar... he perdido demasiado tiempo.

—Oh…

—Y… ¿qué sucedió con Mirna?

—Decidió ir a Nepal y comenzar un viaje de autodescubrimiento personal como la mujer fuerte y decidida que es… estuvo por llevarse consigo a nuestra hija, pero ella quiso quedarse conmigo y como no podía dejar de ir a la escuela acepté tenerla bajo mi tutela, por suerte… o desgracia tengo la ayuda de la señorita Connor para cuidarla… aunque aún dudo si realmente es mi hija… pero me basta con saber que me ama.

 —¿Y tú que harás?

—Volver a mi trabajo de oficinista.

—Algunas cosas nunca cambian… pero bueno, debo irme…

Se levantó de la cama e intento llegar hacía la puerta aunque se encontrara muy fatigado todavía.

—¿En serio tienes que irte?— pregunto el delfín con cierta tristeza.

—Es lo mejor.

—Pero…

—El hecho de que haya expulsado todo ese odio de mi organismo, no significa que ya no tengo sentimientos negativos hacía a ti o que las cosas volverán a ser como antes.

—Nunca espere eso, en lo más mínimo… sólo… tenía la esperanza de que por lo menos siguieras siendo parte de mi vida… al menos como mi némesis.

Conversar esos instantes con tanta naturalidad con el delfín, le trajo más recuerdos y sensaciones olvidadas a  Murphy que muy pensativo abrió la puerta, haciendo caer a una chiquilla y a una beluga que estuvieron escuchando atentas por detrás del aparejo todo ese tiempo.

—Papá ¿en serio le llamas a eso confesión de amor? Podrías ponerle más emoción ¿no lo crees?

—¡¿Qué?! Esto n-no es una confesión de a-amor ¡ve a tu cuarto jovencita!— pronunció McClane nervioso.

—No pescadito— respondió la niña sacándole la lengua.

—¡Que no soy un pez! Díselo Murphy.

—En realidad es un crustáceo— expreso señalándolo con una de sus aletas.

—¡No!— protesto el delfín.

—¡Siempre lo supe! Pero… ¿eso quiere decir que soy mitad cangrejo?— menciono la pequeña emocionada.

—¡Soy un mamífero!

—Nop ¡eres mi cangrejo-pecesín!

—¡¿Eh?!

—Son tan lindos cuando pelean— dijo la señorita Connors con un suspiro.

—Ustedes son tan extraños— expreso Murphy algo cansado.

—¿Pero podrías acostumbrarte…?— alego el delfín.

—Tal vez— dijo fingiendo no prestarle atención al asunto, pero mirando fijamente a McClane

—Ains… ¡Ya bésense!— intervino la beluga haciendo énfasis en la oración con un mohín muy gracioso, lo cual sólo alargo esa descabellada discusión.

Y Murphy decidió quedarse, al menos hasta que dejaran de buscarlo, por otro lado, tenía la ligera sensación de que aún tenía alguna oportunidad con McClane ya fuera para conquistarlo o darle alguna paliza.

Dimitir al odio definitivamente podía brindarte muchas posibilidades.

 

Notas finales:

Qué les pareció? A decir verdad, me hubiera gustado, también incluri algo de ArcherxMcClane, al menos como alguna clase de bonus... pero ya no me fue posible XDD también se supone que McClane no sabe nadar... pero como no pude desarrollar la historia con ese detalle, lo adapte dando a entender que McClane si nadaba, pero muy poco y que si dejaba de nadar por mucho tiempo seguro dejaría de saber cómo hacerlo y esto no tendría que desentonar mucho con la historia original, pues podría dar a pensar que cuando volvió a encontrarse con Murphy en el capítulo de "Acuático" y este lo empujo a la piscina diciéndole que sabía su secreto de que no sabe nadar, podría ser porque sabía que McClane seguramente ya olvido cómo nadar :v lo siento si suena forzado... pero sólo ahora pensé en eso XDD también quiero aclarar que como McClane no tenía nombre antes de que lo llamaran así en el parque acuático, decidí llamarlo Areu XD sé que no es el mejor nombre, pero no se me ocurrió otro :v aunque me encantaría saber si alguien tuviera sugerencias de nombres n,n y lamento no haber incluido eso de que Murphy odia a los humanos por haber encerrado a su familia... es sólo que recién lo vi en la wiki oficial u,u

Gracias por leer!!


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