Hyuk trató inútilmente de concentrarse en el libro frente a él pero no funcionaba, intentó hacer mil cosas pero todo lo llevaba al mismo pensamiento.
Ese día Hakyeon estuvo muy distante con él, trataba de excusarlo creyendo que era por la presencia de sus padres, pero sabía que el moreno se había molestado con él por haber pasado la noche con Hongbin en vez de estar a su lado cuidándolo. Aquella dolorosa presión en su mano aún seguía pulsando su piel, sentía que debía hacer algo para disculparse con él. Aunque, pensándolo bien, también debía molestarse con Hakyeon por permitir que Taekwoon se quedara toda la noche a su lado.
Suspiró frustrado, se sentía infantil pensando así.
—Hyuk, ya me voy —anunció su hermano entrando a su habitación—. Cierra bien cuando salga.
—Está bien —dijo poniéndose de pie para acompañarlo hasta la puerta y despedirlo.
—Recuerda subirle a la calefacción, está haciendo frío y no quiero que te enfermes.
—Okey.
—Y también… —se quedó mudo al abrir la puerta y encontrarse con una figura conocida—. Hakyeon, pensé que aún estabas internado.
—Me dieron de alta hace unas horas, Seungho–ssi, y quise venir a hablar contigo —contestó el moreno con una media sonrisa—. Solo serán cinco minutos.
Ambos hermanos se miraron algo confundidos —Pasa.
Hakyeon los guió hasta la sala e hizo que ambos se sentaran.
—Sé que es muy tarde para decir que estoy en una relación con tu hermano pero debo aclararte que me tomo muy enserio esta relación, quiero a Sanghyuk. Así que por favor, Seungho–ssi, aprueba nuestro noviazgo —hizo una reverencia esperando las palabras del hermano de su, aun no, novio.
—¿Ves, Hyuk? Así de fácil era —exclamó Seungho.
Esta vez fue Hakyeon el sorprendido.
—¿Eso quiere decir…?
—¿Qué si los apruebo? Sí —Hyuk abrió la boca a más no poder, pensó que su hermano le daría un ‘no’ rotundo—. Eres un buen tipo, Hakyeon, y sé que cuidas bien de mi hermano, no tengo porque oponerme a su relación. Además, el idiota no ha parado de suspirar por ti. Ve si puedes hacer algo con él, yo voy a trabajar —Seungho se puso de pié caminó hasta la puerta—. Ah, y si van a hacer algo, por favor… usen condón.
El sonido de la puerta al cerrarse fue lo que quedó antes del incomodo silencio, ni Hakyeon ni Hyuk podían decir nada. Sus mejillas estaban encendidas y sus miradas perdidas en algún punto de la habitación.
—¿Qué acaba de pasar? —fue el moreno quien se atrevió a romper el silencio.
—Creo que… m-mi hermano aprobó nuestra relación —Hyuk levantó la mirada y la posó sobre los hermosos ojos de su hyung—. Estás loco, hyung. ¿Cómo se te ocurre venir así? Estás recién salido del hospital, deberías estar descansando.
—No lo sé. Tenía una vocecita molesta que me impulsaba a venir por ti, a encarar a tu hermano y al mundo —Hakyeon se hincó frente a Sanghyuk tomando las manos del menor entre las suyas—. Quiero que seamos novios en toda la extensión de la palabra. No nos escondamos más, ni finjamos que no pasa nada entre nosotros.
—¿Estás seguro?
—¿Tu no lo estás?
—Claro que sí pero… —Hyuk recapituló los hechos ocurridos ese día, la fría actitud de Hakyeon y la razón de ello—. ¿Acaso es porque estás celoso?
—Dijiste que tenía derecho a ser posesivo y quiero ponerle un nombre a lo nuestro para poder decirle al mundo que eres mío. O ¿Qué? ¿Acaso voy a celarte sin ningún derecho y decir que estoy enamorado de ti pero tú nunca me aceptaste? —las mejillas del menor se encendieron—. No, Hyuk. Quiero que puedas celarme, besarme y tocarme con todo el derecho del mundo y yo hacer lo mismo. Por eso y mucho más, Han Sanghyuk, ¿quieres ser mi novio?
Una enorme sonrisa se formó en el rostro de Hyuk. No importaba si aquello se escuchara de alguna forma incorrecto, él estaba desbordando felicidad por cada poro de su piel.
—Sí. Acepto, Cha Hakyeon.
******
Aquella mañana Hakyeon entró a su institución de la mano de Sanghyuk, acompañado de su caminar seguro y su sonrisa pícara. Lo rodeaba una extraña aura de paz como si nada le hubiera ocurrido, como si las cosas marcharan de la mejor forma.
Se despidió de Hyuk con un beso en la mejilla y fue a su salón, sin darse cuenta que su dongsaeng parecía flotar rumbo a la suya.
Al entrar al aula, Taekwoon lo recibió con una media sonrisa que hizo que los vellos de su espalda se erizaran por completo.
—Te vez feliz —señaló su amigo cuando estuvo cerca.
—Lo estoy —contestó Hakyeon—. Tú también pareces feliz.
—Lo estoy, Cha Hakyeon.
El día estuvo lleno de atenciones por parte de sus compañeros, quienes no sabían a ciencia cierta qué era lo que condujo a Hakyeon al hospital y él tampoco se molestó en aclarar. Para todos solo había sido una fiebre mal tratada.
En la clase de Educación Física se abstuvo de hacer ejercicio, no era conveniente en ese momento sobre esforzarse.
—¿Es en serio, oppa? —Seohyun tuvo una hora libre y pasó a saludarlo, y también para ponerse al tanto de lo que había ocurrido el día anterior—. ¡Felicidades!
La chica le regaló un cálido abrazo. Aquella escena era presenciada por un león enfurecido desde el otro lado de la cancha.
—Mis padres aun no lo saben y tampoco quiero que se enteren —dijo separándose—. Y los chicos, bueno, quiero hablar con ellos personalmente. Aunque Wonsik ya lo sabe.
—Tranquilo, oppa. Sé que tus amigos van a apoyarte y yo también te apoyo.
Un balón aterrizó en medio de ellos, sorprendiéndolos. Seohyun dejó escapar un grito agudo.
—¡Taekwoon, ten cuidado a donde apuntas! —reprendió el entrenador.
Taekwoon simplemente ignoró esa reprimenda, había algo mucho peor sucediendo frente a él. Fue por el balón, su mirada centellaba al ver a Hakyeon preocupado por la chica, a quien sostenía de la mano.
—Deberías tener cuidado, casi la golpeas —dijo Hakyeon haciéndole frente.
—Pero no lo hice —dijo tomando el balón—. Disculpa —esta vez se dirigió a la chica.
—Tranquilo, oppa. Solo fue un susto.
Vio a Taekwoon retirarse, sus hombros estaban tensos. Trató de no darle importancia a la aptitud que había adoptado su amigo, Taekwoon solía ser educado y no cortante, y más si se trataba de una chica.
Ravi estaba sentado en una de las mesas del comedor estudiantil mientras observaba a Taemin, el chico hablaba alegremente por teléfono con Minho. Sus mejillas estaban sonrojas y sus ojos brillantes, suponía que así se debía ver una persona realmente enamorada. Suspiró pesadamente, se sentía como un estúpido que no supera a su amor correspondido.
—¡Larva! —Ken se sentó frente a él con su amplia sonrisa. Ravi se apartó un poco pues creyó que un sol había aterrizado frente a él y opacado todo a su alrededor—. Te noto ido, ¿sucede algo?
—Oh. Nada, hyung. Solo pensaba —contestó con la esperanza de que Jaehwan le creyera pero no fue así.
El mayor giró su cabeza localizando a Taemin e hizo una mueca decepcionada.
—Estaba pensando —dijo regresándolo a ver con una sonrisa no tan brillante como la anterior— en invitarte a ti y a los chicos al cine. Creo que hace mucho que no salimos todos juntos y yo… pues…
—Me encantaría, hyung —Ravi tomó la mano de Ken, sin ser realmente consiente de lo que eso provocaba en el mayor.
—¡Bien! Esperemos a los hyungs y a los dongsaengs para irnos.
Unos minutos después se les unieron Jin, Sandeul, Hongbin y Gongchan, luego Hyuk, Sungjae, Jimin y Taehyung. Los chicos esperaban a los mayores quienes tardaban bastante en salir.
—¿Dónde se habrán metido? —dijo Hyuk impaciente mirando su reloj.
—Tal vez su profesor no se ha dado cuenta de la hora.
Un agitado Minhyuk llegó a donde ellos se encontraban, siendo seguido por un asustado Eunkwang.
—¿Alguien sabe a dónde se llevó Taekwoon a Hakyeon? —preguntó tratando de recuperar el aliento.
—¿Qué? —Hyuk se irguió de su asiento al escuchar las palabras de Minhyuk.
—Taekwoon me dio miedo, tenía cara de querer matar a alguien —comentó Eunkwang.
Hyuk sacó rápidamente su celular y marcó el número de Hakyeon, esperó impaciente a que el otro contestara. El que Hakyeon tardara en contestar le ponía los pelos de punta, ¿Y si Taekwoon le había dicho algo? ¿Y si se le había confesado? Mil y un alternativas se cavilaban en su cabeza, no pudo respirar tranquilo hasta que escuchó la voz de Hakyeon a través de la bocina.
—Hyukkie…
—Cha Hakyeon, ¿Dónde demonios estás? —interrogó con un tono de voz fuerte sorprendiendo hasta al propio Sungjae.
—Estoy con Taekwoonie, dice que tiene algo importante que decirme y no sé a dónde me lleva.
—¿Cómo que no sabes? ¿Sabes qué? No importa —dijo exasperado—. Solo quiero que te regreses.
—Hyukkie, calmate…
—¿Cómo quieres que me calme cuando estas… con él? —expresó en un masculleo—. Dijiste que tenía derecho a reclamarte.
—Lo tienes, no estoy diciendo lo contrario, pero no voy a hacer nada —trató de sonar calmado—. Solo déjame terminar este asunto con Taekwoon.
—No me importa lo que tengan que arreglar, no quiero que estés con él.
—Hyuk, ¿Confías en mí?
—Lo hago.
—Entonces confía en que aquí no va a pasar nada de lo que estés imaginan y que voy a volver a donde estas —recalcó con seguridad en su voz.
—Está bien —intentó recuperar la serenidad y que no se notara el pánico que le recorría, confiaba ciegamente en Hakyeon, en quien no confiaba era en Taekwoon—. Hyung, te a–
Pero la comunicación se cortó antes de que pudiera terminar la frase.
******
Hakyeon observaba a Taekwoon, quien le había arrebatado su celular y apagado.
—¿Qué crees que haces? —reclamó.
—No quiero interrupciones —dijo su mejor amigo con su típica inexpresividad.
Taekwoon lo tomó de su brazo y lo condujo hacia el rio Han, Hakyeon solo podía pensar que lo iba a ahogar en este. Se sentaron en el pasto que crecía a la orilla del rio, frente al enorme puente. Hakyeon sinceramente prefería la vista nocturna pero, aun así, la puesta de sol se veía hermosa.
—Soy tu mejor amigo, pero nunca me dijiste que estabas saliendo con esa chica —comentó Taekwoon con la mirada perdida en el rio. Hakyeon lo contempló confundido—. ¿Seohyun?
—Oh, no. No estamos saliendo.
La mirada de Taekwoon se iluminó ante esas palabras, lo regresó a ver esperanzado.
—¿Y por qué te abrazaba? —inquirió antes de ilusionarse por completo.
Hakyeon extendió sus piernas y empezó a dar golpecitos con la punta de sus zapatos, parecía un niño pequeño haciendo eso.
—Sucedió algo.
—¿Es por tu enfermedad? —preguntó alarmado.
—No, para nada. Es, más bien, algo muy bueno —sonrió ampliamente—. Ella solo me felicitaba.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Se–cre–to —canturreó y luego se recostó en el césped—. Estaba pensando hacer un viaje, ir todos juntos a la playa o las montañas, quiero que todos estén allí cuando tenga que dar esta buena noticia. Además, pronto nos graduaremos y quizás ya no nos veamos tan seguido.
—Eres un idiota —dijo Taekwoon.
—¿Por qué?
Taekwoon tomó la mano de Hakyeon y la llevó a su pecho, su corazón martilleaba descontrolado.
—¿Ves cómo me tienes? Me asustas de muerte ¿y pretendes que espere a ese dichoso viaja para decirme que tienes? —reclamó con un mohín—. Eres un estúpido por eso.
—No me digas estúpido, cachetón estúpido —Hakyeon apretó los mofletes de Taekwoon haciéndolo ver de una forma divertida.
—Seguirás siendo un estúpido así no te lo diga —Taekwoon imitó la acción del moreno apretando las mejillas del contrario.
Ambos rieron y se recostaron nuevamente en el césped, esta vez Taekwoon apoyó su mejilla en el pecho del moreno observando los hermosos rasgos de su rostro. Su bella sonrisa, sus brillantes ojos, el perfecto color de su piel, aquellos rasgos que llamaron su atención la primera vez que se vieron.
Taekwoon estaba harto de fingir que no sentía ese inmenso amor por Hakyeon, quería gritarle que lo amaba más que a nada en la vida pero se reprimió. El miedo a que Hakyeon lo rechazara, a que le dijera que solo lo quería como un amigo, lo hacía callar. No quería que su relación se volviese incomoda o que nunca volvieran a confiar como antes el uno en el otro.
Amaba a Hakyeon y por eso callaba, por eso estaba dispuesto a ser su ángel guardián y cuidar de su delicado amigo. No quería darle problemas, quería ser su apoyo antes y después de la operación. Estaba dispuesto a callar su amor y no ser otra piedra en el camino que empeorara su salud.
Para él, era la muestra más grande de amor que podía darle a Hakyeon.