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I'll Waiting For You [VIXX] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hermosuras. Traje... una cositas sad(?)

Escribí como mil veces este capítulo hasta que por fin me convenció, aunque me faltaron algunas cosas por contar pero eso las pondré en el próximo capítulo (aquí escribí casi once páginas)

Sin más que decir, disfruten del cap~

Taekwoon miraba por la ventana las gotas de lluvia caer. Una atmósfera triste para un corazón triste, pensó con pesadez. Todo lo que había hecho por Hakyeon fue en vano, todo su esfuerzo se vino abajo por culpa de su padre.

 

Lo odiaba, nunca pensó odiar a alguien como odiaba al padre de Hakyeon. Ese hombre no merecía misericordia alguna, debía refundirse en la cárcel como la alimaña que era. Entendía porque Hakyeon no quería denunciarlo, lo entendía a la perfección, era su padre pero para todo había un límite.

 

Recordó todo el alboroto que formó, la cachetada que se ganó por parte de Hakyeon quien había tomado su decisión, la discusión entre ambos. Recordó a Hyuk aferrarse a él, reclamarle, llorar, rogarle porque no se fuera. Los vio abrazarse, Hakyeon susurró algo en el oído de Hyuk, algo que no logró escuchar, Hyuk lloró con fuerza y lo dejó ir.

 

El primer día se sintió impotente, sofocado, desesperado. Empezó a dar vueltas como loco, se halaba los cabellos y gruñía por todo. Se ganó un baldazo de agua fría, proporcionado por Jaehwan, fue lo único que logró calmarlo. Luego se lanzó a llorar como un niño pequeño, no hubo nada ni nadie que pudiese calmarlo.

 

Se imaginó que Sanghyuk estaba igual de mal que él o tal vez no, el menor no amaba a Hakyeon como él lo amaba. Ellos no tenían esa unión que Hakyeon y él poseían, ese fuerte vínculo que los transformaba en almas gemelas. Hakyeon era suyo, él era de Hakyeon, sus almas estaban unidas como si partieran de la misma materia.

 

Arrastró sus pies por la alfombra hasta llegar a la cama y echarse en ella, sus moretones estaban desapareciendo pero aun dolían. Agarró su teléfono y encendió la pantalla, admiró la foto de él y Hakyeon pero no evitó centrar su atención en la fecha.

 

Era 5 de julio. Era el cumpleaños de Hyuk.

 

Envió un mensaje a Sanghyuk temprano felicitándolo pero no recibió respuesta alguna, tampoco le importó. No había nada que celebrar para ellos.

 

Cerró sus ojos y trató de concentrarse. Necesitaba algo, una pizca, lo que sea que le dijera que Hakyeon estaba bien pero no sucedía nada. Estaba en la absoluta oscuridad, sin la mano de Hakyeon como su guía y soporte.

 

 

******

 

 

Hyuk se encontraba recostado en el piso de la sala, podía oír las gotas de lluvia caer contra la ventana. Pronto dejaría de llover.

 

Su hermano había ordenado una pizza, su cuñada los acompañó. Ambos entendían que no quería una gran celebración. Muchos de sus amigos llamaron o enviaron mensajes de felicitaciones, Sungjae llegaría tarde a su casa ya que estaba en una cena con sus padres y él solo podía esperar a su llegada.

 

Seungho se había ido hace una hora a trabajar, estaba solo ahora y esa soledad pesaba más que nada. Su cabeza se llenaba de pensamientos que lastimaban su corazón, de preguntas sin respuestas. ¿Hakyeon estaría bien? ¿Lo habrían golpeado? ¿Su salud había empeorado? Cerró sus ojos, pequeñas lágrimas rodaban fuera de ellos. Se sentía impotente.

 

Una llamada entró a su celular, un número desconocido. Un pequeño atisbo de esperanza se implantó en él, podría ser Hakyeon, así que limpió sus ojos y contestó.

 

—¿Bueno?

 

—¿Han Sanghyuk? —se decepcionó al escuchar una voz femenina en vez de la de su hyung.

 

—Sí, ¿quién habla?

 

—Seohyun, la amiga de Hakyeon–oppa, ¿me recuerdas?

 

—Oh, nonna... ¿qué se le ofrece? —no se permitió ser descortés con ella, puesto que había intentado ayudar a Hakyeon.

 

—En primera felicitarte por tu cumpleaños y en segunda decirte que Hakyeon–oppa te dará un regalo.

 

Eso activó todos sus adormilados sentidos.

 

—¿Qué? ¿Cómo? ¿Lo ha visto? ¿Está bien?

 

Lo visité ayer, su padre estaba algo recio pero me permitió verlo. Está bien, no lo han lastimado, aunque si está un poco más delgado —Hyuk llevó una mano a su pecho, dolía—. Si podemos sostener esta mentira, lo volverás a ver. Los extraña mucho, a ti y a los demás.

 

—¿Siguen fingiendo que son novios? —inquirió algo receloso.

 

—Sí, aunque su padre no parece creerlo del todo. Duda mucho de Hakyeon–oppa, es casi obsesivo con él. Piensa que todos los hombres que se acercan a él solo buscan pervertirlo, no dejó que mi hermano entrara a la casa.

 

—Está loco.

 

—No hay duda de eso. Bien, solo quería decirte eso. Disfruta mucho y muy bien tú regalo, ¿ok?

 

—¿Qué es? ¿Vas a traerlo?

 

—No comas ansías y no, Gayoon–unnie es quien te lo llevará. Adios —y colgó.

 

Hyuk observó la pantalla, un suspiro de alivio escapó de sus labios. Hakyeon estaba bien, Hakyeon estaba sano. Se dejó caer en el suelo, sollozó de alivio y pegó el teléfono celular contra su pecho. La lluvia cesó como si supiera que la esperanza reina en su corazón.

 

Durante la siguiente hora se mantuvo revisando incansable su celular, no habían llamadas ni mensajes y eso lo desesperaba. Estaba ansioso por saber que era lo que Hakyeon le regalaría.

 

Unos toques en la puerta lo alertaron, pensó que Sungjae había llegado. Fue a abrir y se sorprendió de ver a una joven mujer muy bonita, de cabello negro y lacio, con un ligero parecido a Hakyeon esperándolo tras la puerta.

 

—Han Sanghyukkie

 

—Gayoon–nonna… pasa —Hyuk se apartó de la puerta dándole paso a la hermana de Hakyeon.

 

Gayoon entró y abrazó fuertemente a Hyuk, se sentía casi como abrazar a su hyung.

 

—Feliz cumpleaños, Hyuk. Yeonnie deseaba tanto venir a verte pero… ya conoces la situación.

 

—¿Cómo está hyung? —preguntó guiándolo a uno de los sofás para poder platicar más cómodamente.

 

—Se podría decir que estable. Está en control médico ya que el estrés le ha estado afectando a su condición —Hyuk se llevó una mano a su pecho, su corazón palpitó de dolor al saber que su hyung estaba en un grave estado—. No te preocupes, está estable. Padre… padre no le ha hecho nada es más… estrés psicológico. El doctor Cho ha dicho que debe relajarse y estabilizarse antes de la operación así que papá lo mantiene encerrado.

 

—Seohyun–nonna dijo que estaba delgado. ¿Se está alimentando bien?

 

—Eso es causa también del estrés, perdió el apetito pero en los últimos dos días ha estado comiendo más —Gayoon se colocó al borde de su asiento y saco un estuche de terciopelo azul con un pequeño lazo en él—. Es el regalo de Hakyeon, lo mandó a hacer especialmente para ti. Ábrelo.

 

Hyuk tomó la cajita, sus manos temblaban. Quitó a tapa superior y vio una alianza de plata con un grabado, el nombre de Hakyeon estaba en él.

 

—Él dijo que lo disculparas por tardarse tanto en darte algo que dijera “Cha Hakyeon” —Hyuk mordió su labio inferior recordando el suéter que le regaló en la isla Jeju. Gayoon tomó la alianza y la mano de Hyuk, la colocó en su dedo anular—. También dijo que era una promesa. Él dijo “Que aunque estemos lejos, aunque no nos veamos, yo siempre voy a estar para ti como tu amigo, como tu hermano, como tu amante. No importa el nombre que quieras darle a lo nuestro, una parte de mi te pertenece y te acompañará hasta el final”. Además te pide perdón por no darte debidamente estas palabras.

 

Las mejillas de Hyuk estaban empapadas por las lágrimas que abandonaban sus ojos, pequeños sollozos que estrujaban el corazón de la hermana de Hakyeon. La joven lo abrazó intentando reconfortarlo aunque sabía que a quien necesitaba era a Hakyeon.

 

—¿Volveré a verlo? —preguntó escondiendo su rostro en el hombro de Gayoon.

 

—El día de su graduación. Él quiere estar allí y recibir su diploma antes de entrar al quirófano, ese siempre fue su deseo —Gayoon acarició la temblorosa espalda de Hyuk—. Podrás verlo y él podrá verte.

 

—Solo verlo me basta.

 

—Esperemos que sea más que solo verse —dijo la mayor separándose de él—. Debo irme, solo vine a entregarte su regalo  —acarició los cabellos de Hyuk y los despeinó—. Ten fe en que todo va a estar bien, ¿sí?

 

—Sí, nonna.

 

Hyuk acompañó a Gayoon hasta la puerta, se despidieron y el volvió a la sala, nuevamente en compañía de su soledad pero era diferente. Vio la pieza de plata que adornaba su mano, el nombre de Hakyeon elegantemente grabado en ella.

 

Tenía un pequeño gramo de esperanza en sus manos pero valía más que cualquier otra cosa, él volvería a ver a Hakyeon y tenía planeado huir con él, convencerlo de alguna manera de escapar juntos a donde nadie los encontrara. Besó la alianza como si eso sella la silenciosa promesa que había hecho.

 

Escuchó fuertes toques en la puerta. Tal vez a Gayoon se le olvidó algo o esta vez sí era Sungjae quien llegaba. No se esperó que fuera Hongbin quien llegara sorpresivamente.

 

—Hola, Hyukkie —saludó mostrando sus hoyuelos al chico que lo mirada entre sorprendido y confundido.

 

—Hongbin–hyung, ¿Qué haces aquí?

 

—Es tu cumpleaños  —el muchacho se encogió de hombros—. Traje pastel —dijo mostrando la pequeña caja.

 

—Pasa. ¿De qué es? —preguntó señalando la caja que Hongbin colocó en la mesa.

 

—Chocolate.

 

—¿Y qué esperas para abrirla, frijol? —exclamó mientras iba a la cocina por un cuchillo y un par de platos.

 

—¡Hey! Más respeto para tu hyung, mocoso —refunfuñó Hongbin sacando el pastel de la caja—. Por cierto, vi a la hermana de Hakyeon–hyung afuera aunque ella no me vio, ¿a qué vino?

 

—Pues… —canturreó cuando volvió a la sala— a esto —mostró la mano donde Gayoon había puesto el anillo.

 

—¿Cha… Hakyeon? —leyó sin poder procesar aun lo que veía.

 

—Es el regalo de mi hyung —recitó con los ojos brillantes—. ¡Soy de Hakyeon–hyung! —extendió sus manos y se dejó caer en el sillón.

 

Hongbin miraba al chico como si un tornillo se le hubiese zafado. No podía ser lo que estaba imaginando, no. Debía ser otra cosa, algo pequeño e insignificante, solo era un regalo, ¿no? ¿Ellos no pudieron haberse comprometido en medio de todo este caos?

 

 

******

 

 

Odiaba la sensación de piel de gallina, ¿por qué su cuerpo tenía que experimentar algo así?

 

Extendió el dinero para pagar su compra pero antes de poder tomar las bolsas, unas fuertes manos lo hicieron por él.

 

—¡Larva! —Ken fue tras él aun con las piernas temblorosas.

 

La presencia de Ravi en los últimos días se había hecho constante. Ambos se sentían solos después de la partida de Hakyeon y era comprensible que buscaran consuelo entre ellos, pero su dongsaeng prácticamente vivía pegado a él las veinticuatro horas del día. Al principio no le molestó pero ahora se le hacía hasta tétrico y doloroso. Wonsik lo lastimaba inconscientemente.

 

—Larva, no tienes que hacer esto —dijo Ken intentando tomar sus bolsas.

 

—Claro que tengo, debo cuidar de mi hyung —respondió negándose a entregarle la carga.

 

—No necesito que me cuiden.

 

—Claro que si ¿o no viste como acabaron Binnie y Taekwoon–hyung?

 

—Eso no me pasará... no ahora —su voz se sintió pastosa al decir lo último.

 

—No me fío, tampoco confío en que Hakyeon–hyung está completamente bien —dijo con impotencia y rabia, si tuviera la posibilidad de llevarse a todos sus seres queridos lejos de aquel monstruo con traje y corbata, lo haría.

 

Dos figuras conocidas entraron en su rango de visión sorprendiendo e intimidando un poco a Jaehwan.

 

Taeminnie... y Minho–ssi —dijo Ravi no tan contento como se esperaba. La pareja iba sonriente, tomados de la mano como una pareja normal, como debía ser—, ¿qué hacen a estas horas por aquí?

 

—Oh, salimos a pasear y distraer nuestras mentes un rato —contestó Taemin pegándose más a su novio—. ¿Y ustedes? ¿Ya son pareja? Te lo tenías guardado, Sikie.

 

—Eh, no... Nosotros no tenemos ese tipo de relación. Solo somos amigos —contestó Ravi sin saber lo que había causado en su hyung.

 

Ken sintió un golpe muy fuerte en su corazón al punto de fraccionarlo como un cristal, a ese golpe se sumó otro cuando vio la mirada desesperanzada en su dongsaeng. Wonsik aun quería a Taemin y Ken se sintió tan pequeño y desvalorado, él nunca podría llegar al corazón de Wonsik. Se rindió, ya no lo soportaba, iba a arrancarse a Wonsik de su corazón de raíz. No lloraría más por él.

 

—No me siento bien, mejor me voy —informó arrebatándole las bolsas de sus compras a Ravi. Hizo una leve reverencia a la pareja y se marchó rápidamente.

 

No supo en que momento sus pasos se aceleraron, ni cuando se volvieron enormes zancadas o cuando empezó a correr. Solo era consciente del dolor en su corazón, de la falta de oxígeno en sus pulmones, del intenso dolor en su cabeza, del sabor a rechazo en su boca.

 

Se detuvo a pocos metros de su edificio, lo vio con pesar al saber que lo recibiría una casa fría, una cama fría. La soledad sería su única compañera a partir de ese día.

 

«Así que así se siente dejar ir un gran amor», pensó con amargura.

                        

—¡Hyung! —escuchó un grito, pasos apresurados.

 

Se aterrorizó, huyó hacia su edificio, a la seguridad de su casa. La cerraría con llave, no abriría aun si la puerta amenazara con venirse abajo. No importaba cuanto Wonsik pidiera verlo, él ya estaba fuera de su vida.

 

Unos fuertes brazos lo sujetaron impidiéndole huir, impidiéndole poner una distancia tan drástica entre ellos.

 

—¿Por qué te fuiste?

 

—Suéltame —Ken se apartó de aquel cuerpo que ponía el suyo a temblar.

 

—¿Qué te sucede? Te fuiste tan de repente que pensé que de verdad estabas mal, fue muy descortés que nos abandonaras así —reclamó Ravi.

 

—¿Para qué querías que me quedar? Para ver como aun te lamentabas por tu amor por Taemin —dijo dándole la cara, dejando que la ira y los celos hablaran por su boca—. Acepta de una vez que él ama a alguien más.

 

Ravi se quedó estático, nunca esperó que Ken empleara un tono tan despectivo hacia su persona.

 

—Estoy muy consciente de que Taemin ama a Minho–ssi y que son parejas, no tienes que usar ese tonito tan fuera de lugar conmigo, Lee Jaehwan —expresó molesto el menor, podía ser su hyung favorito pero no por eso iba a permitir que lo maltratara.

 

—Claro que puedo, Kim Wonsik —refutó el mayor—. Estoy hastiado de verte arrastrarte por ese mocoso que solo te hace sufrir, me pudre el hecho de saber que amas a ese mocoso que no te ama ni la mitad de lo que yo lo hago. ¡Yo si te amo! ¡Yo sí puedo darte todo el amor que Taemin no puede pero eres tan idiota que no ves más allá de ti mismo!

 

El silencio se instauró entre ambos, Wonsik no podía creer lo que sus oídos escuchaban. Ken se llevó una mano a su boca, sus preciosos ojos se cristalizaron, ¿qué había dicho? Intentó huir, correr hasta su hogar, pero Ravi lo impidió sujetando su brazo.

 

—¡No! ¡Suéltame!

 

—Hyung, mírame —pidió calmadamente tratando de no alterar más a Jaehwan.

 

—¡No quiero!

 

—¡Jaehwan! —sujetó sus hombros, acortó la distancia, sus respiraciones chocaron—. Repite lo que has dicho.

 

—¿Qué dije? Yo no dije nada.

 

—Si, has dicho que me amas.

 

—¿Quién te ama? Yo no te amo —intentó nuevamente escapar empujando a Ravi lejos de él pero el chico se había vuelto más duro de repente.

 

—Sí, lo has dicho. Fueron tus palabras.

 

—Yo no dije que te amaba —llevó sus manos al rostro, quería llorar hasta que sus fuerzas se agotaran—. Basta, larva. Déjame ir.

 

—Hyung, mírame —intentó despegar las manos de su hyung—. Déjame ver esos bonitos ojos —susurró muy cerca de él intentando persuadirlo—, quiero escuchar de esos bonitos labios que me amas.

 

Jaehwan quitó lentamente sus manos y miró con cierto temor a su dongsaeng, se sentía tan avergonzado de su comportamiento.

 

—¿Me odias? ¿Por eso me torturas? Soy un hyung despreciable —dijo gimoteando.

 

—Eres un hyung muy lindo —juntó sus frentes sorprendiendo a Ken quien no esperó que Ravi besará sus labios.

 

Fue un beso lento, inocente, cargado de emociones. Ken sintió las explosiones en su pecho, el cosquilleo eléctrico en sus labios, el calor que en su rostro pese al frío ambiente que envolvía la noche en Seúl.

 

Podía decir con seguridad que fue el mejor beso de su vida.

 

 

 

******

 

 

Hakyeon miraba por la ventana de su habitación la brillante luna y las estrellas, sujetó entre sus débiles dedos la alianza con el nombre de Sanghyuk que mandó a hacer para él. Era el único recuerdo de ellos que podría conservar.

 

Vio su reflejo en el vidrio de la ventana, sus ojeras profundas y el rostro demacrado. Había bajado considerablemente de peso, sus ojos perdieron ese brillo de felicidad que los caracterizaba y las pesadillas se hicieron más recurrentes regalándole noches de insomnio. Temía cerrar los ojos y volver a soñar que moría, no quería que algo como eso ensombreciera su vida.

 

Aún tenía el pecho comprimido, la llamada que pudo realizar a Taekwoon con ayuda de su madre aún seguía rondando en su cabeza. No pudo contactar a Hyuk, sentía que se rompería y que la pequeña fortaleza que pudo recoger de esos miserables días se perdería con solo escuchar su voz.

 

Yeon–ah…

 

—No cometas una estupidez —dijo rápidamente, algo en su interior le decía que lo detuviera.

 

No sé a lo que te refieres —contestó neutro Taekwoon.

 

—Te conozco muy bien, Jung Taekwoon. Sé que ibas a hacer algo estúpido.

 

—¿Cómo sabes que iba a ir hasta tu casa? —eso heló los huesos de Hakyeon.

 

—¡Ni se te ocurra hacerlo! ¿Quieres morir acaso?

 

—Tampoco es mala idea.

 

—No seas ridículo.

 

—Para mí no es ninguna ridiculez. Yo no puedo vivir si no estás a mi lado, mi amor —escuchó su voz quebrar y eso fue demasiado para Hakyeon.

 

Woonnie… vuelve a tu casa. Yo estoy bien.

 

—Solo quiero verte.

 

—No puedo dejar que me veas así —apretó sus labios, su aspecto era espantoso en ese momento.

 

—Entonces no estás bien. No importa lo que digas, ya voy para allá.

 

Replicó pero Taekwoon colgó la llamada.

 

Estaba cansado, no podía pelear más contra él. Simplemente debía confrontarlo y dejar ir todos esos sentimientos reprimidos como e aconsejó el doctor Cho, sus sentimientos simplemente empeoraban su cuadro clínico. Se veía mal, se lo dijeron y repitieron, las posibilidades de que la operación fuera un éxito disminuían, si no hacía algo rápido podría colapsar y su vida pendería de un hilo. Lo sabía pero estaba aterrado, quería vivir, pero cual fuese la decisión que tomara su vida corría peligro.

 

Fue hasta su cama, se acorrucó bajo las sábanas y espero la inminente confrontación con su antiguo amor, tal vez una despedida que él esperó nunca llegara.

 

Sujetó más fuerte el anillo entre sus dedos, su pequeña esperanza que se negaba a marcharse de su lado.

 

—Perdóname por no poder luchar… pero estoy asustado. Muy asustado.

 

Una lágrima escapó de sus ojos empapando la almohada bajo su cabeza.

Notas finales:

¡POR FIN TENEMOS RAKEN!

Lo siento, tenía que decirlo XD

Debo aclarar que el anillo que le da Hakyeon a Hyuk es, como dijo él, una promesa y no un anillo de compromiso, no se espanten >n<

Como ya se hace costumbre, Yeonnie no está nada bien. Su enfermedad se ha complicado y Taekwoon se suma a las cosas que le hacen mal. ¿Será que por fin aclaran sus sentimientos? ¿Será un punto final a su extraña amistad?

¿Qué hará Hongbin con el susto que le dio Hyuk?

¿El Raken se oficializará?

¿Y el compromiso de Sungjae saldrá a la luz?

Todo eso y más en el siguiente capítulo.

Disculpen cualquier horror ortográfico.

Comenten y denme mucho amor para seguir escribiendo. Nos leemos pronto o/


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