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I'll Waiting For You [VIXX] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

*Se abre el cielo y llega Kris con su orda de cánticos celestiales* Hola, hermosuras. Traigo dolor para sus almas(?)


Ya sé que me tardé un mundo en actualizar pero la uni no me la deja fácil y menos ahora que tengo que hacer algo llamado "servicio comunitario", lo necesito para graduarme (y espero hacerlo pronto).


Noticias bonitas: tendré un mes y algo de vacaciones, VIXX LR vuelve *rueda feliz* Mina y Hyeyeon de Gugudan harán una Sud-unidad (Mis bebés we ;-; ), EXO y Red Velvet hicieron Comeback y su autora estuvo de cumple (me siento vieja :c) Si, nací el mismo mes que bebote y Taemin X3


Sin más que decir, disfruten el fic *se va a esconder*


 

Podia escuchar los pasos de las enfermeras que atendían a otros pacientes pero ninguna le daba razones de Hakyeon. Le dijeron que se mantuviera en la sala de espera hasta que saliera de la sala de emergencias ya que podía tener heridas mortales, eso no lo alivió menos. Todo pasó tan rápido que se preguntaba si de verdad estuvo allí cuando levantaron el cuerpo herido de Hakyeon y se lo llevaron en una ambulancia, Minhyuk fue junto a él.

 

Aun tenía lágrimas corriendo por sus mejillas mientras su cabeza se apoya en sus manos, la vista de las blancas cerámicas del piso era lo único que se atrevía a mirar. No pudo darle la cara a sus amigos, quienes estaban al otro extremo de la sala agazapados en las nada cómodas sillas, él era el único culpable de lo que había pasado.

 

Un pequeño toque en su hombro hizo que elevara su rostro encontrando a Minhyuk con una taza de café expreso y una bolsa de hielo, su amigo se la entregó el café y él la tomo a gusto. Necesitaba algo que calentara su cuerpo, aunque la bolsa helada presionando contra su rostro no le ayudó.

 

—¡Auch! —se quejó—. ¿Han dicho algo?

 

—Nada —contestó Minhyuk sentándose a su lado aun sosteniendo la bolsa de hielo, los golpes que Hyuk le había propiciado a Taekwoon se podían notar a simple vista—. Aún lo están curando y examinando —Taekwoon asintió tomando un sorbo de su café—. Debes saber que tuve que llamar a sus padres, esto no es algo que podamos manejar solos.

 

—Lo entiendo.

 

—¿Qué pasó, Taekwoon? Cuando salí solo pude escuchar los gritos de Jaehwan y te vi a ti junto al cuerpo de Hakyeon llorando.

 

Más lágrimas descendieron por el rostro de Taekwoon, mordió su labio para no gritar. Los recuerdos de ese hombre tocándolo le causaban asco y ganas de vomitar.

 

—Fue algo horrible, Minhyuk —susurró dejando caer su cabeza para que su amigo no lo viera llorar—. Hakyeon no debía estar allí…

 

—¿Qué sucedió, Taekwoon? Sabes que puedes confiar en mi.

 

—Perdoname, no es algo fácil de contar.

 

Sintió a Minhyuk retirar su mano y ponerse de pie. Taekwoon elevó su cabeza y la dirigió en dirección a donde Minhyuk le hacia frente, los padres y hermanos de Hakyeon se acercaban a ellos.

 

—Señora Cha —Seohyun recibió a la mujer que se veía alterada.

 

—Seohyun, ¿Dónde esta mi hijo? ¿Está bien? Dime que está bien —preguntaba la mujer con voz temblorosa.

 

—Aun no… no tenemos noticias —dijo Seohyun.

 

—Más te vale que mi hijo este bien, muchacha —esta vez fue el padre de Hakyeon quien habló—. No te va a alcanzar la vida para lamentarlo si le pasa algo.

 

—Por amor a Dios, guarda silencio —reprendió su esposa ya harta de la estridente voz de su marido y las amenazas.

 

Vio a Seohyun temblar ante la dura mirada del hombre y sus crueles palabras, no pudo soportarlo más. Se interpuso entre aquel hombre y la chica que había ayudado a reunirse con Hakyeon.

 

—Ella no tuvo la culpa de nada. Si quiere desquitarse con alguien, hágalo conmigo.

 

El hombre lo miró con desagrado y odio puro, su rostro era un libro abierto de emociones negativas.

 

—Tenías que estar aquí —siseó el hombre—. Tu maldita presencia siempre está persiguiendo y llevando a mi hijo a la desgracia.

 

—Puede decir lo que sea de mí, no me importa —Taekwoon no tenía miedo de ese hombre, ya no más. Podía matarlo si quisiera, ya nada le importaba.

 

—Hyeyeon, Dongmin —el doctor Cho se acercó a la pareja mientras se quitaba el cubre boca.

 

—Kyuhyun, ¿qué sucedió con mi hijo? —se acercó la madre de Hakyeon al joven doctor.

 

—Está fuera de peligro, será llevado a una habitación en unos momentos —un enorme suspiro colectivo se hizo sentir luego de sus palabras, la horrible tensión desapareció—. Aun así, debo hablar con ustedes dos a solas.

 

—Sí, sí, vamos —dijo la madre de Hakyeon.

 

—Ustedes —el padre los señaló—, no quiero verlos aquí cuando regrese. No van a ver a mi hijo.

 

El hombre se marchó dejándolos con un mal sabor de boca.

 

Toda la tensión acumulada sumado al cansancio y desvelo hicieron mella en Taekwoon, quien cayó de rodillas al suelo con la respiración pesada y un dolor en el pecho. Hyuk, a una distancia prudencial, lo observó sin ningún tipo de emoción en su rostro.

 

No podía perdonarle lo que había ocasionado.

 

 

******

 

 

El frío viento de la madrugada congelaba su piel y las lágrimas en sus mejillas, fueron sacados casi a la fuerza por los de seguridad cuando el señor Cha vio que no querían abandonar el recinto.

 

Ravi lo detuvo y le colocó su abrigo.

 

—Larva, hace frío —dijo intentando quitársela.

 

—Pero tú la necesitas más que yo —acomodó nuevamente el abrigo—. Sé que estás preocupado por Yeonnie–hyung, yo también lo estoy —sus hombros caídos delataban su angustia, incluso su semblante sombrío. Fue un duro golpe el que tuvieron que afrontar—. Encontraremos la manera de ir a verlo cuando amanezca, ese hombre no me va a prohibir ver a mi hyung.

 

Ken asintió repetidas veces conteniendo sus lágrimas, no quería llorar más. Raví se acercó a él y unió sus labios en un cálido beso en medio de la fría atmósfera que los rodeaba.

 

—-Sé que —comenzó a hablar luego de finalizar el beso— no confías en mis sentimientos por ti y que piensas que no te quiero como tú a mí —se separó unos pasos de Ken—. Es cierto que aun quiero a Taemin, pero en algún punto en el camino dejé de amarlo. Cuando me di cuenta de lo que sentía por ti, de que tú siempre estuviste a mi lado a pesar de todo, me dije que debía intentarlo y darlo todo por ti —lo miró directamente a los ojos con adoración, con miedo, con amor—. Por eso no voy a rendirme. Voy a demostrarte cada día que lo que siento por ti es verdadero, Lee Jaehwan.

 

—Larva...

 

—Así que vas a tener que soportarle por mucho, mucho tiempo hasta que me ames y aun así voy a seguir demostrándotelo todos los días.

 

Ken sonrió ante sus palabras, una sonrisa esperanzadora en medio de tantas tinieblas.

 

Por otro lado, Hongbin llevaba del brazo a Sanghyuk. El menor se había resistido abandonar la puerta de aquel hospital pero Hongbin no iba a soportar que aquellos hombres de seguridad o el padre de Hakyeon trataran tan espantosamente a Hyuk, preferiría mil veces ser él quien sufriera antes que su amigo.

 

Hyuk lo jaloneaba para que se detuviera pero Hongbin ejercía más fuerza y presión para contrarrestarlo, sabía que si lo soltaba Hyuk iría nuevamente al hospital.

 

—Hyung, suéltame. Quiero volver.

 

—¿Y qué harás? —Hongbin lo enfrentó. Se acercó demasiado a su cuerpo casi rozando sus rostros, Hyuk enmudeció—. Dímelo, Sanghyuk, ¿qué harás? El padre de Hakyeon te sacará a patadas de allí si te ve, no te expongas a eso ¿o quieres que hyung sufra?

 

—No quiero que hyung sufra —dijo con los ojos humedecidos, rojizos—. Puede que parezca un niño que no tiene idea de nada, que no puede hacer nada por sí mismo pero voy a luchar por él, Hongbin–hyung.

 

Hyuk se escuchaba decidido, seguro de sus palabras, y Hongbin se sentía morir. Él quería ser tan fuerte como Hyuk y no derrumbarse en el camino. Abrazó a su amigo, lo estrujó entre sus brazos e intentó aspirar un poco de esa fuerza que poseía su menor.

 

 

 

 

 

Minhyuk recostó a Taekwoon en su cama, el muchacho había pasado por cosas que los demás desconocían y era demasiado para su menudo cuerpo. En contra de su voluntad cayó dormido como una piedra.

 

El de más baja estatura dejó a su amigo descansar, lo necesitaba. Se recostó contra la puerta y miró al chico que se mantenía callado frente a él, Sungjae se mantuvo a su lado pese a todo. Su cuerpo reaccionó por si solo y en un parpadeo lo acorraló contra la pared, su cuerpo caliente se amoldaba entre sus brazos en donde pertenecía y donde debía quedarse para siempre. Nuevamente, como muchas veces a lo largo de esa noche, la voz del señor Yook retumbaba en su cabeza.

 

-Si de verdad quieres a mi hijo como dices, déjalo. Él es joven aun, tiene una vida por delante y una oportunidad de estudiar en una de las mejores universidades de Inglaterra. Quiero que él vaya allá y regrese para tomar mi puesto, para ello también debe casarse con Joy y así ser aceptado por todos mis socios y fortalecer las relaciones entre ellos... Si fueras padre, entenderías que es lo mejor para un hijo.

 

Se separó de Sungjae y se apoyó en la pared contraria. Golpeó varias veces el concreto pero su rabia no mermaba, se sentía impotente.

 

—Hyung... —el menor llamó algo asustado por su repentina reacción.

 

—Voy a llevarte a tu casa y te quedarás allí, no vuelvas —lo enfrentó con sus decididas palabras. Sungjae lo miró incrédulo y él continuó—. Nuestra relación se termina, Sungjae.

 

—Minhyuk, te dije que podíamos arreglarlo.

 

—No —respondió tajante—. Tú me mentiste de la peor manera, ¿qué esperabas? ¿Querías verme la cara de estúpido y que me enterara de todo el día de tu boda? No, Sungjae. No soy tu plato de segunda mesa ni tu juguete para divertirte, no más.

 

—Yo nunca te mentí, nunca te vi como un juego. No quiero casarme con ella, quiero quedarme contigo. Yo te amo, Minhyuk. ¡Te amo! —exclamó desesperado, las cosas se habían salido de control—. No podemos terminar así.

 

—Podemos, yo puedo. No te quiero, no quiero que estés a mi lado. Todo el amor que tenía por ti ha desparecido.

 

Todo se sumió en un frío silencio, Sungjae se encontraba tiritando por las hirientes palabras de Minhyuk y su negación a creerle. No podía soportar tanto rechazo y su afirmación de no amarlo más fue una daga clavándose dolorosamente en su pecho, ya no había nada que hacer. Se alejó de él encaminándose a la salida.

 

—Espera.

 

—No. Llamaré a el chofer de mi padre, no tienes que preocuparte por mí —fue lo último que escuchó antes de que la puerta principal se cerrara.

 

Su cuerpo cayó de rodillas, su cabeza chocó con la fina madera del suelo y mordió su antebrazo izquierdo para amortiguar sus sollozos. Lo había perdido, lo separó de su vida para darle una mejor oportunidad. Era por su bien, se dijo pero no ayudó a que el dolor desapareciera. Escuchó una puerta abrirse pero no se movió de su lugar, el dolor no le permitía reaccionar correctamente. Sintió un cuerpo frío abrazarlo por la espalda y una suave voz susurrarle.

 

—Lo siento, se cuanto lo amas —dijo Taekwoon.

 

—Lo perdí, Woon. Lo perdí para siempre —dijo entre sollozos—. Quería darle un futuro mejor... pero lo arrojé a sus brazos, ahora ella lo tendrá...

 

Taekwoon no supo que decir, no podía ser optimista en ese momento cuando su corazón estaba roto y su piel se sentía tan desagradable sobre su cuerpo. Simplemente lo abrazó fraternalmente dejándolo llorar y desahogar la amargura en su pecho porque, siendo realistas, la probabilidad de que Sungjae lo perdonara era mínima.

 

La mañana los atrapó de imprevisto pero con la mente más despejada. Taekwoon regresó al hospital con el ferviente deseo de que nadie interrumpiera su camino y ver a Hakyeon. Minhyuk, como buen amigo, dejó de lado su sufrimiento interno y lo acompañó, él también deseaba ver a Hakyeon.

 

Taekwoon no esperó encontrarse a Hyuk y a Hongbin, el de hoyuelos se veía como si hubiese dormido dentro de una lavadora encendida.

 

—Hyung —saludó el menor, neutro, seguro. Algo había cambiado en él.

 

—¿Qué haces aquí?

 

—Vine a ver a mi novio —contestó firme—. No me importa si ese... hombre no me quiere cerca, yo veré a mi hyung.

 

—Este no es lugar para ti —Taekwoon intentó ignorar el malestar en su estómago, no le gustaba la seguridad, la apropiación, con la que las palabras de Sanghyuk salían de su boca.

 

—Tampoco para ti, ¿o acaso olvidas quien es el responsable de que Hakyeon–hyung esté aquí? —contraatacó.

 

—¡Ya basta los dos! —exclamó Hongbin—. Si prefieren quedarse a pelear como dos intentos de machos alfas con el orgullo herido, ¡bien! Yo si entraré a ver a mi hyung.

 

Hongbin estaba alterado, no durmió lo suficiente y se sentía asfixiado por todo lo que los rodeaba. Necesita un poco de paz y solo la tendría si veía a Hakyeon despierto y dispuesto a reprender a Taekwoon y Hyuk, eso definitivamente lo aliviaría.

 

Minhyuk, Sanghyuk y Taekwoon, luego de la perplejidad inicial, fueron tras el alterado castaño. Otro susto les sobrevino al encontrarse Ken y a Ravi escondidos en la sala de espera, los muchachos fueron hasta ellos para que se ocultaran de igual forma.

 

—¿Qué hacen? —interrogó Minhyuk.

 

—El señor Cha se fue pero dejó a un tipo que me da mala espina, Gayoon–noona está intentando distraerlo para que podamos pasar a ver a hyung —explicó Ken.

 

—¿Y la señora Hyeyeon? —preguntó Hyuk.

 

—Ella no está de acuerdo a lo que hace su marido, así que nos permitirá verlo —dijo Ravi.

 

—Qué alivio —expresó Hongbin con una mano en su pecho.

 

Esperaron un largo tiempo, Taekwoon movía su pierna rápidamente de arriba a abajo y Hyuk mordía sus uñas por el nerviosismo. Antes de entrar en un colapso nervioso, Gayoon pasó frente a ellos acompañada de un hombre de gran estatura y salieron por la puerta principal. No pasaron dos segundos cuando el grupo de amigos salió corriendo rumbo a la habitación de Hakyeon, tardaron un poco en localizarla ya que estaba bastante apartada.

 

Minhyuk tocó la puerta y esta fue abierta por la señora Cha, la mujer les indicó que pasaran rápidamente y allí vieron a su amigo con un brazo enyesado, varios raspones en su rostro y, lo más importante, estaba consiente.

 

—Chicos...

 

Los amigos se acercaron y lo bombardearon de preguntas, una que otra lagrima que se escapada pero no faltaron as sonrisas sinceras, las palabras de aliento y el apoyo

 

—Hyung, ¿tu condición se… se vio afectada por el choque? —se atrevió a preguntar Hyuk algo cohibido.

 

—Un poco, era de esperarse. El doctor Cho dijo que hoy mismo debe intervenirme o pasaré a peores —confesó Hakyeon, debía ser sincero con sus niños. Su apariencia también lo delataba, sabía que estaba hinchado y morado, algunos por los moretones.

 

—Pero vas a estar bien, hyung —se apresuró a decir Ken sosteniendo su mano, estaba intentando ser fuerte pero la verdad es que quería llorar un mar entero.

 

—Sí, lo estaré —sus ojos se estaban cerrando producto del suero y los medicamentos que le habían suministrado.

 

—Hey, aun no te duermas —Ravi colocó su mano en el cabello de su hyung haciendo una suave caricia en este.

 

—Lo siento.

 

Taekwoon estaba tras de todos sus amigos, no se sentía capaz de mirar a Hakyeon y comprobar lo que había hecho. Prefería ser torturado hasta que sus huesos se volvieran trizas y su piel jirones, cualquier cosa era mejor que contemplar a su amado herido.

 

—Hyukkie —escuchó a Hakyeon llamar a Sanghyuk, este se acercó a él y sostuvo la mano sana del moreno—. No llores, Hyukkie.

 

Vio a Hyuk inclinarse, a Hakyeon susurrarle algo que lo hizo contener el aliento para luego besarse profunda y dulcemente. Dolía, no podía negarlo, pero estaba resignado. Hakyeon amaba a Hyuk y debía estar con él.

 

—Niños, me dejan hablar con Taekwoonnie a solas —pidió Hakyeon en un hilo de voz. Sanghyuk lo miró mal pero Hakyeon lo tranquilizó—. Solo quiero hablar algo importante, ya no pelees más con él.

 

Hyuk dejó caer sus hombros y asintió con pesadez. Los muchachos abandonaron la habitación junto a la madre de Hakyeon, solo quedaron él y Taekwoon acompañados de un silencio sepulcral.

 

—¿No piensas acercarte, Woonnie?

 

Dudoso, Taekwoon dio pequeños y lentos pasos hacia a camilla donde reposaba su amado. Quiso dejarse caer y llorar, todas esas marcas en su rostro no debían estar allí y mucho menos ese yeso.

 

—Perdón —dijo con la voz amortiguada por el llanto.

 

—No debo perdonarte, no hiciste nada malo. Fue un accidente.

 

—Me llamaste y no me detuve, me seguiste y por eso estas así —dijo auto reprochando por su actitud.

 

—Yo debí entenderte, pasabas por un mal momento y no te di tu espacio —tomó una respiración profunda—. ¿Estás bien?

 

—Sí, no pasó nada grave —mordió su labio interior, la verdad aquel intento de violación lo tenía perturbado.

 

—¿Y tus sentimientos?

 

—Muy dolidos, muy sucios.

 

—Woonnie, no fue tu culpa lo que pasó. No debes sentirte sucio ni mucho menos, ese animal fue el culpable —Hakyeon sujetó su mano y lo sintió estremecerse.

 

—¿De verdad lo crees? —cuestionó aun no muy seguro.

 

—Lo creo y es así, tu eres completamente inocente. Acércate —pidió.

 

Taekwoon se acercó al rostro de Hakyeon e inesperadamente sus labios fueron tomados por los del moreno, fueron saboreados y chupados. Taekwoon no tardó en corresponderle, se sentía como en el cielo. El sabor metálico inundó sus sentidos.

 

Se separó suavemente de los labios de Hakyeon, una fina lágrima se deslizaba por su mejilla.

 

—Yeon–ah... ¿me quieres a pesar... a pesar de lo que me hicieron?

 

—A pesar de todo, de que haya o no pasado, te quiero, Woonnie —confesó Hakyeon.

 

—¿Me eliges? Pero besaste a Hyuk, así que...

 

—Los quiero a los dos —reafirmó—. Perdóname por ser tan mal hyung y no darte mi corazón completo. ¿Puedes, por ahora, aceptar esto?

 

—Se lo dijiste a él también —Hakyeon asintió—. Eso es cruel.

 

—Lo sé, pero prefiero ser sincero antes de engañarlo de una manera tan vil.

 

Taekwoon no dijo nada, no era el momento de cuestionar sentimientos y conductas. Él era el único responsable de que Hakyeon se encontrara en la deplorable situación física y sentimental, él fue quien confundió el corazón del moreno. Llevó la mano sana de Hakyeon hasta sus labios, besó uno por uno sus nudillos con adoración, el miedo tamborileaba en su corazón y no sabía si podría volver a tocarlo en mucho tiempo. Colocó su mejilla contra la palma del moreno mientras este le acariciaba con su pulgar, depositó un beso justo sobre la línea de la vida de Hakyeon.

 

—Antes de que te confesaras, mucho antes de hacerme novio de Hyuk, yo ya estaba enamorado de ti —confesó aquello que se prometió nunca decir para no perder la amistad de Hakyeon—. No se como ni cuando sucedió, simplemente cuando me di cuenta ya te estaba amando con cada pedazo de mi alma y corazón, y callé para no perderte porque pensaba que no me amabas de esa manera.

 

—Yo también te amé desde hace mucho y no pude decírtelo porque temía a que no me correspondieras.

 

—Fuimos unos tontos, Woonnie —dijo con una sonrisa triste el moreno—. Estoy cansado. No quiero pelear, no quiero decepcionar a mis padres y no quiero decepcionarlos a ustedes pero ya no quiero luchar contra lo que soy. Perdóname por hacerte sufrir, perdóname por no haberte protegido como debía, perdóname por ocultarte las cosas.

 

—No tengo nada que perdonarte, fui yo quien arruinó todo —volvió a besar su mano. Tenía miedo, no quería despedirse, pero Hakyeon lucia tan cansado y adormilado—. Voy a esperar por ti, ¿de acuerdo? Voy a esperar a que te recuperes, cuando puedas volver a caminar, a vivir como una persona sana, cuando tu corazón defina sus sentimientos. Te estaré esperando, Hakyeon–ah, aun si es solo para rechazarme.

 

—Yo también estaré esperando el momento en que nos volvamos a encontrar, Taekwoonnie.

 

Se besaron, uno suave y profundo colmado hasta el tope de amor. Se separaron y Taekwoon observó a Hakyeon cerrar los ojos, escuchó su respiración calmada y supo que era momento de irse. Abandonó la habitación con el corazón más tranquilo pero aun dolido.

 

Se econtró con un alboroto en el pasillo, aquel hombre con el que había salido con Gayoon volvió y esta vez con el padre de Hakyeon, quien despotricaba amenazas contra sus amigos pese a la reprimenda de la señora Cha. Taekwoon secó las pequeñas lágrimas aglomeradas en sus ojos y fue hasta ellos.

 

—Disculpe, señor, pero ese no es el tono que debería usar en un hospital —Taekwoon lo enfrentó por segunda vez sin miedo alguno, no iba a dejar que sus niños fueran víctimas de ese hombre.

 

—Te advertí que no te quería cerca de mi hijo, ¡a ninguno de ustedes! —el hombre lo apuntaba acusadoramente con veneno saliendo de su boca y odio reflejado en su mirada.

 

—No me importa lo que usted diga, señor Cha —espetó calmadamente—. Somo amigos de Cha Hakyeon. Si el no nos dice que nos alejemos, seremos constantes en su vida hasta nuestro último aliento. Si nos ve como un problema, tendrá que tolerarnos.

 

—Muchacho insolente —estuvo a punto de golpearlo pero Gayoon lo sostuvo para que no lastimara al más joven.

 

—¡Basta, papá! No sigas.

 

—¡Quiero que se larguen o llamaré a seguridad para que los saqué a patadas! No voy a aceptar que mi hijo este cerca de un marica como tu.

 

—Esta bien, me iré. Pero solo porque no quiero molestar a mi… perdón—volvió a mirar a Sanghyuk—, NUESTRO Cha Hakyeon. Permiso.

 

Pasó por su lado con la mirada en alto, ni iba a dejarse amedrentar por ese hombre y sus insultos insignificantes. Escuchó los pasos apresurados de sus amigos seguirlo hasta salir del hospital y alejarse lo suficiente de él, respiró con algo de calma.

 

—Hyung, espera —la voz de Sanghyuk lo hizo detenerse. Hongbin suspiró ya que presentía que volverían a pelearse—. Entiendo que estés tomando toda la responsabilidad por Hakyeon–hyung y por mí, también sé de sus sentimientos, asi que por ahora —tragó el grueso nudo en su garganta— estoy dispuesto a compartir un poco a Hakyeon–hyung.

 

Taekwoon se volteó a verlo confundido, también contempló los rostros de perplejidad de sus amigos así como a Hongbin con una mano cubriendo su boca.

 

—¿Qué?

 

—Lo que escuchaste, pero solo mientras Hakyeon–hyung se recupera porque, luego, voy a luchar por él a capa y espada.

 

Taekwoon, aun algo sorprendido, asintió lentamente.

 

—Me parece perfecto.

 

—También necesito tu ayuda, la de todos —corrigió—. Pienso llevar a Hakyeon–hyung lejos de su padre, hablaré con Jackson–hyung para que nos ayude a llevárnoslo.

 

—¿Eso funcionará? —inquirió Ken dudoso—. Quiero decir, ¿ese Jackson nos ayudará de verdad?

 

—Si, él nos ayudará. Estima demasiado a hyung como para abandonarlo a su suerte. Él es de confiar.

 

—Entonces, habla con él cuanto antes —dijo Taekwoon.

 

 

******

 

 

Dentro de la habitación de Hakyeon, en el hospital, el moreno había despertado por los gritos de sus progenitores quienes discutían en el pasillo. Pese a la puerta que los separaba, aun podía oírlos.

 

—Gayoon–noona —llamó a la mujer que lo acompañaba.

 

—Dime, hermanito.

 

—¿Puedes conseguirme papel y un bolígrafo? Necesito escribir algo.

 

La mujer buscó su bolso, en donde estaba una de sus carpetas del trabajo y extrajo un par de hojas blancas y un bolígrafo tinta negra. Entregó los objetos a Hakyeon quien no tardó en ponerse a escribir, neutral pero concentrado en su tarea no reparó en el mundo que lo rodeaba ni en la mirada compasiva de su hermana.

 

Hakyeon debía hacer eso lo más rápido posible.

 

—Si algo me pasa —volvió a hablar luego de varios minutos—, quiero que le entregues estas cartas a Taekwoon y a Sanghyuk, noona.

 

—Nada va a pasarte, Hakyeon.

 

—Por favor —volvió a pedir entregándole el papel perfectamente doblado—. Te lo pido, noona.

 

La mujer tomó las cartas, tuvo que morder su labio para no lanzarse a llorar. Tenía tanto miedo de lo que contenía ese papel y de la mirada desesperanzada de su hermano. Pidió en silencio a Dios que protegiera a su pequeño.

 

 

 

 

 

Dos largos días pasaron hasta que Taekwoon, Hyuk, Hongbin, Minhyuk, Ravi y Ken volvieron a ingresar al hospital. Anteriormente siempre se encontraban dos tipos enormes impidiéndoles el paso pero esta vez, gracias a los cielos, no había nadie y esperaban a que no volvieran.

 

El lugar se veía normal, con enfermeras y doctores caminando de aquí a allá cumpliendo con su trabajo. Nadie los detuvo en su camino. Llegaron a la habitación de Hakyeon con el corazón bailándoles de alegría pero, al abrir la puerta, esta se encontraba completamente vacía, ni un rastro de Hakyeon había en ella. Buscaron por todos lados hasta que se encontraron al doctor Cho, quien era el que atendía a Hakyeon, en uno de los pasillos.

 

—Doctor, ¿Dónde está Cha Hakyeon? —preguntó Hyuk abrumado.

 

El joven doctor miró al grupo de amigos quienes se veían asustados y confundidos, expectantes de lo que pudiera decir. Kyuhyun cerró el folder que llevaba en sus manos y lo apretó contra su pecho, acomodó sus anteojos y frunció sus labios, siempre era difícil dar esa clase de noticias.

 

—Cha Hakyeon está…

Notas finales:

Chan, chan chan!!!!

Pasaron muchas cosas y las que faltan.

¿Qué pasó con Hakyeon?

¿Será Hyuk y Leo serán capaces de compartir a N?

¿Minhyuk y Sungjae definitivamente han terminado?

¿Hongbin se rindió?

¿Ravi cumplirá su promesa?

¿La autora dejará de hacerlos sufrir? No por ahora.

Espero volver más seguido ahora que tengo "vacaciones" que igual estaré trabajando pero poco.

Disculpen cualquier horror ortográfico.

Comenten que les pareció y denme amor para seguir escribiendo esta masacre XD. Nos leemos pronto o/


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