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I'll Waiting For You [VIXX] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hermosuras. Traje dolor~ (ok no)

Les dejo un videito que hice con mucho amor para ustedes, algo así como un Book trailer, planeo hacer otros clips para la historia. Me entró la inspiración (y aprovecho que tengo tiempo libre lol)

https://www.youtube.com/watch?v=J9KBVau_o-Q

Espero y lo disfruten.

Ahora si, disfruten el cap.

Cuando Leo se introdujo al medio artístico, todo el mundo quedó fascinado por su elegante figura y voz melodiosa. Tenía tantos pretendientes como ofertas de trabajo, todos lo deseaban pero él los rechazaba cortésmente. No tenía cabeza ni corazón para entregarse a un nuevo amor y podía asegurar que eso no ocurriría pronto.


 


Su corazón no volvió a emocionarse ni latir por nadie más como lo hacía con Cha Hakyeon pero, ¿Por qué ahora sentía que podía fracturarle las costillas por el fuerte latir? ¿Qué estaba sucediendo?


 


Un fuerte olor ingresó por sus fosas nasales y forzó a sus adoloridos ojos a abrirse. Se topó con dos figuras difusas que poco a poco iban aclarándose.


 


—Está despertando —señaló Xiumin aliviado.


 


—Leo–ssi, ¿estás bien? —preguntó N alejando el algodón empapado de alcohol.


 


—Yeon–ah... —susurró aun con la garganta seca.


 


—¿Mmm?


 


Taekwoon se inclinó y apresó el cuerpo del hombre frente a él, lo envolvió entre sus brazos como si fuese a desaparecer. N no sabía cómo reaccionar, lo había tomado de sorpresa ese abrazo, y Xiumin los veía sorprendido.


 


—¡Omo! ¿Qué haces? Suelta, suelta —Minseok intentaba apartar a los dos hombres, ese tipo de tratos no debían darse.


 


—Yeon–ah, ¿de verdad eres tu? —preguntó separándose de él y tomándolo por los hombros.


 


—Creo que te confundiste, Leo–ssi.


 


—No, imposible. ¿Estoy alucinando? Te vea donde te vea, eres igual a mi Yeon–ah.


 


N se separó de Leo cohibido por su mirada anhelante.


 


—Pues míralo bien porque estoy casi seguro que no es la persona que dices que es —intervino Minseok esa incómoda situación—. Choi Enseung, nuestro Ceo y tu jefe a partir de ahora. Tenle respeto.


 


—Calma, Xiumin —dijo N poniéndose de pie—. Lamento por lo que sea que estés pasando pero espero que esto no se vuelva a repetir, Leo-ssi.


 


Taekwoon observó sus temblorosas manos y luego a N, ¿qué estaba sucediendo? El hombre frente a él era la viva imagen de Hakyeon pero él negaba serlo y las palabras del doctor Kyuhyun resonaban en su cabeza, "No resistió la operación, murió".


 


Se puso de pie como pudo, aun tambaleante, bajo la atenta mirada de N. No podía llamarlo de otra forma.


 


—Lo siento... por mi vergonzoso comportamiento —se disculpó ante el Ceo—. De verdad te pareces mucho a mi mejor amigo, pensé que era un milagro.


 


—Entiendo —dijo N relajando sus hombre y otorgándole una sonrisa amable—. Ven, siéntate, tenemos mucho de qué hablar.


 


 


 


 


 


El constante sonido del click, los flashes y las cansadoras poses era algo a lo que estaba acostumbrado. Desde antes de graduarse fue reclutado por una empresa de modelaje gracias a su buena apariencia, fue un golpe de suerte.


 


—¡Listo! —exclamó el fotógrafo bajando la cámara y acercándose a él—. Maravilloso como siempre, Hongbin. Siempre es un placer trabajar contigo.


 


—El placer es todo mío —dijo Hongbin extendiendo su mano y correspondiendo el saludo.


 


Su manager se acercó para darle el itinerario del día, un CF y una sesión de fotos en la tarde, no era mucho por hacer. Podía llegar temprano a casa y preparar algo especial para Hyuk, una compensación por no haber pasado el día anterior con él sabiendo lo importante que era.


 


Suspiró cuando entró al camerino para cambiarse y un estremecimiento recorrió su cuerpo, un enorme arreglo floral reposaba sobre el tocador.


 


—De nuevo —susurró acercándose y leyendo el nombre del remitente—. Devuélvelo.


 


—Ni siquiera vi quien lo trajo —le informó su manager—. ¿Cuántos van hasta ahora? ¿Debería pedir una orden de alejamiento?


 


—No, ya no importa. Se va a cansar cuando vea que no le respondo —procedió a cambiarse de ropa con ayuda del estilista que entró un minuto después.


 


Desde hacía un par de meses un "admirador" se había presentado en su vida, un hombre que estaba indirectamente relacionado con el medio. Un benefactor para las campañas publicitarias. El tipo se había encaprichado con él y eso se acentuó aún más cuando lo rechazó.


 


Volvió a suspirar. Fue a cumplir con sus demás tareas, intentó distraerse su mente de ese mal rato y a la vez pensar en cómo sorprender a Hyuk cuando llegara a casa. Al final del día estaba muy cansado pero eso no evitó que se metiera a la cocina e hiciera gala de sus artes culinarias, la comida le quedó decente.


 


Colocó pequeñas velas en la mesa y otras en el pasillo, un camino de ellas. Apagó las luces de la sala solo dejando las de la cocina encendida, Hyuk no tardaría en llegar. Esperó paciente por el menor y, sin querer negarlo, nervioso. Muchas veces Hyuk lo rechazó porque el recuerdo de Hakyeon vivía presente en él, pero ya habían pasado muchos años y era justo que él continuara con su vida.


 


Escuchó la puerta abrirse, el tintineo de las llaves y los pasos de Sanghyuk.


 


—¿Qué es esto? —lo escuchó preguntar—. ¿Hyung? —sus pasos se apresuraron a donde estaba.


 


—Bienvenido.


 


El menor lo miraba entre sorprendido y confundido, su cabello estaba algo desordenado y sus manos sujetaban con fuerza el tirante de su mochila.


 


—¿Q–Qué es esto?


 


—Mi disculpa por estar todo el día de ayer fueran —dijo con una de sus encantadoras sonrisas—. Ven, comamos antes de que se enfríe.


 


—No tenías que molestarte, comprendo que tengas que trabajar —dijo el menor dejando su mochila a un lado y ocupando una de las sillas del comedor.


 


—No es una molestia, simplemente me nació cocinarte algo especial.


 


En medio de una plática amena, degustaron la deliciosa comida que preparó Hongbin. Se sorprendieron de lo bien que había quedado. Hyuk le contó cómo le fue en su día, de cómo le fue en su visita a Jimin quien actualmente vivía junto a Suga, de los preparativos de la obra de Taehyung y de su audición a una empresa de entretenimiento.


 


—Wow, ese chico sí que está haciendo de todo —comentó Hongbin.


 


—TaeTae es inquieto y dice que no se sentirá realizado si al menos no lo intenta —dijo Hyuk tomando un sorbo de su jugo—. Gracias, hyung. Estuvo delicioso —expresó intentando ponerse de pie pero Hongbin lo detuvo.


 


—Hyuk, sé que no es momento para esto pero —sostuvo la mano de su menor entre las suyas, su pulso se había acelerado alarmantemente— yo aún te quiero. A pesar de todo, yo te sigo amando.


 


Hyuk suspiró presionando la mano de Hongbin con la propia.


 


—Hyung, no quiero lastimarte y tampoco quiero que me odies. Por favor, ya no insistas más con esto.


 


—No podría odiarte, Hyuk —afirmó—. Si ese es tu temor, puedes estar tranquilo.


 


—No es solo eso y lo sabes.


 


—Han pasado 8 años —le recordó con dolor en su voz.


 


—Y me es difícil olvidarlo —dijo Hyuk—. Lo amé con cada pieza de mi corazón, lo amé como a nadie. Mi corazón no está preparado para dejarlo ir.


 


—No puedes seguir así. Todos lo amamos, todos lo extrañamos, pero le has rendido un culto extremo a tu amor por él —a ese punto Hongbin se sentía frustrado—. ¿No piensas volver a enamorarte? ¿No piensas hacer una familia? ¿Él te pidió esto?


 


—No. Él me dijo que siguiera adelante y que encontrara a alguien que me amara como yo a él —confesó recordando lo escrito en la carta que le envió luego de morir—. Pero yo no puedo hacerlo. Perdóname, hyung. Perdóname.


 


Hyuk se retiró y resguardó en su habitación dejando a Hongbin nuevamente desolado y con el corazón en la mano, una nueva herida fue infringida en este. Sabía que sus fantasías eran demasiado buenas como para cumplirse, que Hyuk decidiera enterrar de lleno su amor por Hakyeon y abrirle los brazos para iniciar juntos una vida.


 


Fue un iluso. Y como el iluso que era, fue hasta la habitación de Sanghyuk. Tocó la puerta varias veces, no esperaba que le abriera o que siquiera respondiera.


 


—Hyuk —empezó a hablar sin obtener una respuesta—, ¿recuerdas cuando nos conocimos? No me agradabas y puede que yo a ti tampoco te agradé, era un idiota en ese tiempo. ¿Y sabes que pensé? Pensé que tú y yo nunca podríamos llevarnos bien sin importar lo que hicieran los demás, hasta que llegaste a mí y me cantaste mis verdades —río por lo gracioso que le resultaba ese recuerdo—. Sorpresivamente nos hicimos amigos, unos muy buenos a mi parecer.


 


El silencio era pesado pero el interior de Hongbin se sentía tan ligero al poder desahogarse, lo necesitaba.


 


—Otra cosa irónica fue... cuando Yura te acusó de haberte enamorado de mí. Yo pensé que era algo ilógico, no tenía sentido alguno, y me dije a mi mismo que era imposible que tú y yo tuviésemos algo —volvió a reír bajito—. Ahora, mírame. Estoy loco por ti pese a que me rechaces y me destruyas las esperanzas, yo te amo con todo mi corazón —confesó exhalando su frío aliento—. No importa si me toma toda la vida, voy a lograr que me ames. Yo también puedo ser terco en mis propósitos, Han Sanghyuk.


 


Se fue. Recogió la mesa, lavó los platos y se encerró en su habitación presa del cansancio.


 


Hyuk, por su parte, estaba sentado al filo de la cama con la mirada fija en la puerta como si fuese a abrirse en cualquier momento. No sucedió. Llevó una mano a su pecho, su corazón latía arrítmicamente. Se inclinó contra la mesita de noche y extrajo de una gaveta la carta de Hakyeon, siempre que buscaba un consuelo la leía.


 


Este caso no era la excepción.


 


"Mi querido y amado Sanghyuk:


 


Te pido perdón si esta carta llega a tus manos, no quería que las cosas resultaran así. También pido perdón por las lágrimas que debes estar derramando y el dolor que debes estar sintiendo, nunca fue mi intención que pasaras por algo así. Quiero que sepas que cada momento a tu lado fue maravilloso; cada abrazo, cada beso, cada caricia, cada entrega, será siempre mi tesoro más preciado.


 


Hyuk, bebé, te amo..."


 


Tuvo que detenerse. Respiró y saboreó esa palabra, intentó reproducirla en su cabeza con la voz de Hakyeon pero le resultaba tan difícil.


 


—¿Por qué no me lo dijiste cuando podía escuchar tu voz? —gimoteó con dolor.


 


"...Siento no poder decírtelo de frente como siempre me lo pediste, fui un cobarde. Tenía miedo de lo que sentía por ti y por Taekwoon, temía ser egoísta y lastimarlos en el proceso. Al final, creo que lo hice. Siento no haberte dado sin reserva mi amor, siento que hayas pasado por momentos difíciles a causa mía. Hyukkie, te lo pido, no detengas tu vida por mí. Quiero que sonrías, que sueñes y sientas. Quiero que cumplas tus metas,  te enamores de alguien que te ame como lo mereces y hagas una familia.


 


Hyuk, mi pequeño Hyuk, vive tu vida sin arrepentimientos. No dejes que esa chispa que siempre te ha caracterizado se apague, ni dejes que tu sonrisa desaparezca. Hazme sentir orgulloso de la persona en quien te convertirás, del camino que escogerás. Mi amado Sanghyuk, no detengas tu vida hoy ni nunca.


 


Att. Tu Hakyeon."


 


Sostuvo la carta contra su pecho, pequeñas lágrimas discurrían de sus ojos y su bonita nariz estaba rojiza.


 


—¿De verdad puedo avanzar? —preguntó a la nada, al silencio en su habitación—. ¿De verdad puedo amar a alguien más? ¿Puedo entregarle mi corazón a alguien que no seas tú, hyung? —negó con la cabeza encorvándose—. Tengo miedo, hyung. Tengo mucho miedo.


 


 


******


 


 


Ken terminaba de arreglar unos detalles en el vestido que le habían encargado, se supone que aparecería en un drama nuevo y debía ser lo más perfecto posible (según indicaciones del productor). Se alejó unos pasos para completar su creación. Era conservador pero elegante y llamativo a la vez, con fina pedrería y una caída semi-abierta que dejaba ver parte de la pierna de la actriz principal. No dudaba en que sería una sensación.


 


—¿Terminaste? —dos figuras aparecieron por la puerta y se acercaron a contemplar su creación—. ¡Daebak! ¡Está bellísimo!


 


—Todo lo que salga de mis manos es hermoso —dijo en tono de broma haciendo reír a sus invitados: Jin, su mejor amigo, y Hani, su asistente.


 


—Siento envidia de la persona que usará este —comentó Hani sin apartar sus ojos del vestido.


 


—Si es un éxito, van a legar pedidos de todo el mundo —dijo Ken.


 


—Si Sandeul estuviese aquí, esos pedidos ya estarían listos —esta vez habló Jin.


 


—Pero al señor se le ocurrió irse de luna de miel con Baro —espetó Ken guardando la cinta métrica y los alfileres.


 


Su otro amigo, Sandeul, se encargaba de las promociones y los eventos de las líneas de ropa que fabricaban. Era su mano derecha en eso, pero el chico se encontraba de viaje con su pareja.


 


—No lo culpes por querer ser un novio diligente —comentó Jin ayudándolo a guardar el vestido.


 


—A todo esto, ¿ya no tienes nada que hacer? —preguntó su asistente.


 


—No, ya le pasé revista a los pedidos que van a enviarse mañana y el ensayo de mi obra quedó para dentro de tres días.


 


—¡Excelente! Nos vas a acompañar —exclamó Hani tendiéndole su abrigo.


 


—¿A dónde?


 


—¿Recuerdas la casa hogar a la que beneficiamos? —interrogó Jin abriendo la puerta.


 


—Claro que la recuerdo, no soy tan despistado.


 


—Vamos a visitarlos y a llevarles algunas cosas, los tenemos algo abandonados —Hani lo empujaba para que se apresurara en abandonar su sala de trabajo.


 


No se quejó más, era cierto que desde hacía unos meses no visitaba aquella casa hogar que, en su momento, estuvo en precarias condiciones y a punto de cerrar. Ken, Jin, Sandeul y Hani, llegaron como ángeles a salvar a un montón de niños de quedarse sin un techo donde vivir.


 


Ravi, indirectamente, ayudaba a la causa de su novio. Una vez al mes enviaba grandes cantidades de comida y depositaba dinero en la cuenta de esa casa hogar para aliviar un poco la carga en los hombros de Ken. El mayor se lo agradeció profundamente, fue un acto noble de su parte.


 


A medida que se iban acercando a la propiedad, Ken se sorprendió de lo bien que lucía. Antes era un edificio en mal estado, las ventanas estaban manchadas de una sustancia verde que le impedía la vista, la puerta principal se había caído de las bisagras que estaban podridas y el césped de enfrente esa demasiado alto y seco dándole un aire tenebroso. Ahora, todo eso desapareció. Las ventanas relucían de limpias, el césped fue cortado y la puerta arreglada así como otros detalles. Se sintió orgulloso de lo que habían hecho las personas de remodelación que envió.


 


Al bajarse del auto y también descargar las cosas que recolectaron (y compraron) para los niños, se aproximaron rápidamente a la puerta principal. Tocaron el timbre nuevo que habían instalado, era más práctico que tocar la puerta. Una mujer, la misma que hace algunos meses los atendió, saltó de felicidad al verlos.


 


—¡Señor Lee! ¡Señor Kim! ¡Señorita Anh! —gritó la mujer entusiasmada—. Me alegra tanto verlos por aquí.


 


—A nosotros también, señora Park —contestaron con alegría.


 


—Pasen, pasen. Los niños se alegraran de verlos —dijo la mujer abriendo de par en par la  enorme puerta—. Debo decirles que gracias a su ayuda muchas personas vinieron aquí a adoptar, ya no somos tantos como antes.


 


Ken recordaba que en aquel lugar habían alrededor de cincuenta niños o un poco más, esperaba encontrarse aun con muchos niños. La señora Park avisó de su visita y, en un parpadeó, se encontró rodeado de muchos niños, no era un enjambre como la última vez pero se hacían notar. Hani les indicó que se colocaran en fila de niños y de niñas para poder entregarle la ropa y juguetes.


 


—¡Aish! Otra vez —escuchó a la señora Park exclamar.


 


—¿Sucede algo?


 


—Los hermanos nuevamente se escondieron —señaló—. Siempre lo hacen cuando hay visitas o viene una pareja a adoptar.


 


Ken parpadeó confundido pero era mínimamente consiente del porque se escondía. Fue ayudado por la señora Park a llevar la comida a la cocina, suponía que alguien iba a echarle una mano a la hora de cocinar. Por suerte había espacio suficiente para guardar todo lo que habían comprado y poder alimentar apropiadamente a los niños.


 


—Iré a ver que necesitan allá.


 


—Esta ben, no se preocupe. Yo termino con esto y la alcanzo.


 


La señora Park salió de la cocina mientras el terminaba de arreglar las hortalizas en la nevera, una muy grande vale aclarar. Iba a retirarse cuando escuchó un estornudo y una vocecita que pedía silencio. Sigilosamente buscó la fuente de esa vocecita, se imaginaba quien podría ser.


 


—No hagas ruido —volvieron a hablar.


 


—Perdón.


 


—Shhhhh.


 


Ken encontró a dos niños, como entre 3 y 4 años, agazapados detrás de una de las alacenas de la cocina. Los niños no tenían idea de que habían sido descubiertos.


 


—Hola —los niños saltaron asustados y se abrazaron mutuamente-. Perdón -se excusó.


 


—N–No me separará de mi hermano —habló el más grande, supuso que era el mayor.


 


—¿Disculpa?


 


—Si lo quiere, va... va a tener que pelear conmigo.


 


Ken lo miró confundido para después lanzarse a reír, que chico tan audaz y solo era un bebé. Detuvo su risa al escuchar al más pequeño llorar.


 


—Perdón, perdón. No fue mi intención asustarlos y tampoco quiero separarlos —les informó—. ¿Qué hacen aquí? Les trajimos ropa y juguetes... y mucha comida, no deberían estar aquí escondidos perdiéndose de la diversión allá afuera.


 


—¿Usted es una buena persona? —preguntó de nuevo el más grande.


 


—Depende de tu punto de vista.


 


—¿No va a separarme de mi hermano?


 


—No, ¿por qué debería? Yo solo vine a ayudarlos —un ruido se escuchó proveniente del más pequeño—. Y al parecer debo ayudar a llenar esa barriguita.


 


El niño hizo un tierno puchero.


 


 


******


 


 


N se encontraba en su oficina terminando el papeleo y finiquitando detalles en el concepto de su grupo, su cabeza comenzaba a doler. Se echó contra su silla reclinable intentando tener un momento de tranquilidad aunque los recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente y nuevamente se sintió como si estuviese de pie, solo, en frente de un ser místico con bella voz. La melodía salida de su boca había golpeado de lleno en sus oídos y transportado al espacio. Sin duda alguna, Leo había sido bendecido por la musa Calíope.


 


Pero, a pesar de la magnífica voz, letra e instrumentalización de aquella pieza, se sintió, extrañamente, melancólico. Una tristeza que nunca experimentó en su vida se apoderó de él, incluso derramó lágrimas. El dolor en su pecho aún permanecía.


 


—N–ie —Xiumin entró a su oficina sin tocar, como de costumbre—, ¿ya terminaste? Debo enviar eso a los estilistas y modistas para que empiecen a confeccionar la ropa y el maquillaje.


 


—Está listo, solo quería asegurarme de que todo está en orden —dijo para entregarle el folder a su amigo y socio, sin él no habría podido abrir su empresa—. No sé qué haría sin ti, Seokkie.


 


—Entregarte a la locura —se encogió de hombros—. Con el padre que te cargas y los suegros que te tocaron, preferiría vivir bajo un puente.


 


—¿Por qué crees que cuando vi una pequeña oportunidad me vine para acá con Eunyoung? —arqueó una ceja al recordar al recordar todos los acontecimientos que los orillaron a, prácticamente, huir—. Ella y yo estamos bien como estamos sin apresurar las cosas. Quiero que ambos podamos tomar nuestra vida con calma y a nuestra manera.


 


—En eso tienes razón. Imagínate que hubiesen logrado controlarles la vida —Xiumin se estremeció ante la imagen.


 


—Creo que me habría tirado del Empire State —ambos rieron porque se habían librado de algo horrible—. Mi padre volvió a insistirme para que vuelva a Boston, se escuchaba molesto cuando le dije que estaba en Seúl.


 


—Ya te he dicho que tu padre parece esconder algo, cada vez que hablaba de tu niñez siempre se iba por las ramas —Xiumin recostó su cabeza sobre el escritorio de su amigo—. ¿Tú crees que él esconda algo?


 


—No lo sé, siempre ha sido un hombre difícil de tratar —comentó recordando como su padre era algo esquivo con él y siempre presionándolo para ir por el camino que había escogido—. ¿Sabes? También estoy algo preocupado por Leo.


 


—¿Quién iba a decir que tu nueva Musa tiene un pasado difícil? —inquirió burlón—. Tal vez tuviste un gemelo por ahí que flechó a nuestro productor y eso es lo que oculta tu padre.


 


—Ya deja de inventar esas historias —le dijo negando con su cabeza—. Ahora, cuéntame acerca de ese chico que conociste.


 


—¿Chen? ¡Es un encanto!

Notas finales:

Chaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan!

No fue un cap tan impactante pero este N se ha puesto melancólico, ¿por qué será? (o ustedes ya lo saben 7u7)

Oh, y N tiene una pareja *huye por su vida*

¿Cómo será el comportamiento de Leo a partir de ahora?

¿Hyuk podrá abrirse a la posibilidad de un amor con Hongbin?

¿Y esos niños que tanto influirán en la vida de Ken?

¡Aparecieron Jin y Hani! Soy feliz :3

Xiumin sospecha...

Disculpen cualquier horror ortográfico.

Comenten que les pareció y denme amor para seguir escribiendo esta historia de horror. Nos leemos pronto o/


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