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I'll Waiting For You [VIXX] por Kris Kuro Angel

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Notas del capitulo:

Hola, hermosuras. Traje sensualidad con dramatismo(?)


Ya sé, llevo meses sin aparecer y no avisé, pero todo se volvió un caos de repente y me quedé sin internet. Además la universidad me adsorbió, aquí las universidades públicas son peores que las privadas exigen hasta la última partícula de tu ser (debe ser porque no pagamos nada). De resto, los mismos problemas personales sumados a la aparición de cuadros de ansiedad y llantos descontrolados, y un perrito que necesita de mi atención.


Y VIXX fue a Chile, y yo tan pobre que no pude ir a verlos :<


Escuchen Romance Is Over de VIXX en la escena ChaSang para ambientar (yo la puse y casi lloro)


Ahora si, al fic...

Hakyeon se encontraba en la sala de espera, su cuerpo encorvado y sus manos entrelazadas entre sus piernas denotaban lo desecho que estaba. Leo y su padre fueron remitidos a urgencias, no supo más de ellos luego de que las puertas se cerraran.


 


Temblaba. Aun no podía procesar lo que había ocurrido, lo que estuvo a punto de hacer en medio de la desesperación. Sus manos aún se sentían pesadas por haber sostenido el arma y apuntado a sí mismo, y su corazón aun dolía cuando presenció como su padre se desplomaba en el suelo.


 


Unas manos fuertes sostuvieron las suyas, elevó su rostro y se encontró con la cara de Hyuk.


 


—¿Cómo te sientes, hyung?


 


—Destrozado... triste, decepcionado, asustado... nunca creí que él llegaría a intentar asesinar a Leo —volvió a agachar la cabeza, sus lágrimas se aglomeraron y descendieron copiosas—. Eso que sujetaba el arma no era mi padre, lo desconozco.


 


Hyuk sintió su dolor, la pena que lo embargaba. Lo abrazó, dejó que su hyung se desahogara y llorara todo lo que quisiera. Después de todo, su hyung lo había consolado muchas veces antes. Acarició su espalda a modo de consuelo.


 


—Hyung, no sé qué decir, yo mismo estoy destrozado... pero estoy aquí para ti —dijo muy cerca de su oreja.


 


Las puertas de la sala de emergencia se abrieron, Hakyeon y Hyuk se separaron para observar como un doctor acompañado de enfermeras empujaban la camilla donde reposaba Leo. Supusieron que estaba sedado ya que se encontraba con los ojos cerrados, moretones adornaban su rostro y probablemente habían más a lo largo de su cuerpo.


 


—Señor Cha, vamos a llevar al señor Jung a la habitación, por suerte no fue un daño grave pero si tendrá que usar muletas, la presión puede abrir las suturas de su pierna —comentó el doctor—. Con respecto a su padre...él si está muy grave.


 


—¿Qué tanto, doctor?


 


—Su corazón esta delicado por los infartos que sufrió, su cerebro también se vio afectado por lo que la mitad de su cuerpo puede no responder adecuadamente... o quizás todo el cuerpo. Algunos vasos sanguíneos explotaron por lo que tuvo pequeños derrames internos. Si despierta y lo reconoce será un milagro, por ahora lo dejaremos en terapia intensiva hasta que salga medianamente de peligro.


 


El doctor se retiró y Hakyeon se desplomó en la silla, quiso llorar y gritar aún más fuerte que antes. Era su padre, era el hombre que le dio la vida y lo crió amorosamente pese a todo. Era un monstruo pero no podía evitar quererlo.


 


Hyuk sostuvo su mano en señal de apoyo, era su tierra firme quien imposibilitaba que se hundiera en la tristeza. La situación se había tornado terrible.


 


Voces conocidas, voces que pensó nunca volver a escuchar entraron a la sala. Hakyeon se puso de pie y sus ojos llorosos buscaron a las personas a las que pertenecían esas voces.


 


—Mamá...


 


La mujer, al verlo, llevó sus manos a la altura de la boca y sus ojos se empaparon en lágrimas. Era su hijo, después de muchos años sin poder verlo por culpa de su esposo al fin lo tenía frente a frente. Fue hasta él y lo abrazó, llenó de besos y lloró a viva voz.


 


—¡Al fin! ¡Al fin! ¡Dios mío, gracias!


 


—Mamá... calma... —su voz estaba amortiguada por el llanto que infructuosamente contenía.


 


—Esto es imposible... ¿de verdad eres Hakyeon?


 


Sus hermanos se acercaron a él, lloraron casi con histeria, se abrazaron. El shock fue muy fuerte para Jiyeon ya que casi cayó desplomada contra el suelo.


 


Hyuk se alejó lentamente, ellos necesitaban espacio para reconocerse y ponerse al tanto de sus vidas, para asimilar todo lo acontecido y las atrocidades que el patriarca de los Cha había hecho.


 


Ingresó a la habitación donde estaba Taekwoon aun adormecido, su pierna estaba vendada y elevada, su cuerpo poseía marcas violáceas.


 


—¿Cha Hakyeon...? —preguntó aun con los ojos cerrados luchando contra el sueño.


 


—No, soy Hyuk —se acercó a él y tomó asiento en una silla cercana a la cama—. Hyung está con su familia, por fin se reencontraron.


 


—¿Está... bien?


 


—Perfectamente... bueno, estuvo llorando mucho pero, de resto, está bien.


 


—Él está bien... —susurró hacia la nada. Su nariz y mejillas se colorearon de rojo, finas lágrimas empapaban sus sonrosadas mejillas—. Está vivo... está vivo...


 


—Sí, está vivo y con nosotros —reafirmó Hyuk acariciando su antebrazo.


 


—¿Ella no está...? Ella no puede acercarse...


 


—¿Quién es "ella"? —inquirió confundido, Taekwoon estaba desvariando.


 


—Eunyoung... ella no puede... volver... se lo llevará... no puede ser verdad... su... ella...no...


 


—¿Leo–hyung?


 


—Quiero... ver... a Yeon–ah... —Leo hizo todo lo posible por abrir sus ojos y mantenerse despierto, aun combatía contra los efectos de la anestesia.


 


Hyuk vio algo en sus ojos que le causó pavor, fue un sentimiento que hizo estremecer cada parte de su cuerpo. Nunca había visto algo así en los ojos de su hyung.


 


Era una terrible desesperación, un ruego por mantenerse vivo, una oscuridad que consumía su alma.


 


—Está bien, lo traeré.


 


 


 


 


 


Hakyeon se detuvo frente a esa puerta abierta, sus pies se sintieron como plomo de repente. Su madre lo miró con pesar, ella entendía lo difícil que le resultaba ver a su padre después de lo que había pasado.


 


—Hakyeon, no tienes que forzarte a verlo —dijo Hyeyeon.


 


—Es mi padre... pero eso que está allí en la camilla no puedo verlo como a él, eso no es mi padre —Hakyeon negó fuertemente con su cabeza—. No puedo verlo.


 


—Vuelve a la sala, yo me encargaré de esto —dijo Hyeyeon, ya no quería que su hijo sufriera—. Él no merece verte.


 


Hakyeon retrocedió, le dio la espalda a su madre y huyó. Quería correr lejos, y gritar lo más fuerte posible, entregarse a la locura. Llegó hasta la sala de espera, su meta era salir del hospital pero fue interceptado rápidamente por Hyuk.


 


—Leo–hyung quiere verte —lo tomó del brazo impidiéndole protestar.


 


N no estaba pensando correctamente en ese momento, su mente era un enredó total de pensamientos contradictorios.


 


Se detuvo abruptamente un momento cuando Hyuk abrió la puerta de la habitación de Leo y su corazón se comprimió dolorosamente en su base al verlo detalladamente en el estado que estaba.


 


—Woonnie...


 


—Yeon–ah —su brazo se extendió a su dirección y Hakyeon lo tomó de la mano sentándose a su lado—, idiota...


 


—¿Qué? ¿Para esto querías verme? ¿Para insultarme? —preguntó desconcertado. Hyuk, a sus espaldas, comenzó a reír.


 


—Sí, porque eras un idiota. ¿Quién te dijo que hicieras esa cosa tan horrible? ¿Cómo creías que me sentí cuando te vi con esa arma apuntándote la cabeza? ¿Cómo iba a quedar yo cuando te volaras los sesos?


 


Hyuk calló. Sorprendido, sujetó el hombro de Hakyeon e instó a mirarlo.


 


—¿De verdad ibas a hacer eso, hyung?


 


—Yo... no sé en qué estaba pensando. Quería tan desesperadamente que todo terminara que... bueno... iba a hacer algo muy estúpido —confirmó avergonzado.


 


—¿En qué momento pensaste que era una buena idea, babo? ¿Acaso no pensaste en nosotros que también te necesitamos? —reclamó el menor del grupo.


 


—Ya dije que no sabía en qué pensaba...


 


—Pues utiliza más tu cerebro y ponte a pensar. Nosotros te necesitamos, hyung, y podemos resolver las cosas si estamos juntos.


 


—Escucha al maknae, él es más sabio que tu —dijo Taekwoon a lo que Hakyeon infló sus mofletes.


 


—Ahora todos me atacan... no fue algo fácil, estaba aterrado. No tienen idea de cuánto pesaba esa cosa en mi mano y en cuanto temblaba mi cuerpo. Les juro que no quería hacer eso...


 


—Lo sabemos pero igual fue una decisión tonta y si... si alguna vez vuelves a intentarlo, seré yo quien te maté, ¿entendido, Cha Hakyeon? —Taekwoon pellizcó la piel morena de las manos de Hakyeon haciendo que se quejara.


 


—Entiendo, perdón.


 


A pesar de ello siguieron reclamándole y sugiriendo algunos métodos de tortura si llegaba a suceder algo parecido, Hyuk y Leo daban miedo enojados.


 


Ken y Ravi llegaron poco después claramente alterados, reclamando las estupideces que los mayores cometieron y en el estado que estaba Taekwoon. En ese momento Ken se había transformado completamente que hasta Hakyeon se había cohibido por tal muestra de dureza por parte de su menor que, anteriormente, era una bolita de ternura.


 


En algún punto del día Hakyeon y Taekwoon quedaron completamente solos, sin sus familias ni sus amigos revoloteando. El moreno tenía su cabeza recostada del hombro de Taekwoon, el menor miraba un punto perdido en el techo. Simplemente compartieron en ese momento en silencio.


 


Sus manos se buscaron y se sujetaron con fuerza.


 


—Pronto van a darle de alta a Binnie pero su mánager ha dicho que quiere recluirse en una clínica terapéutica para tratar su trauma, no se siente capaz de volver a retomar su vida tan rápido. La psicóloga que lo trató va a seguir llevando su caso —informó Hakyeon rompiendo el silencio.


 


—Creo que eso es lo mejor para él, debe recuperarse por completo y no forzarse. Supongo... que Hyuk no lo tomó bien.


 


—Él sabe que es lo mejor pero se estuvo ahogando en panecillos en la cafetería junto a Sungjae.


 


Leo hizo un amago de sonrisa al imaginarse a sus menores rodeados de bolsas plásticas de panecillos.


 


—Yeon–ah... ¿qué pasó con el... el señor Cha? —le resultaba extraño intentar asociar a ese hombre con Hakyeon, le era inconcebible. Hakyeon no era ni remotamente parecido a su padre.


 


—Está... vivo de milagro. No sé si llegue a reconocerme o si vuelva a moverse, el doctor no me dio muchas esperanzas.


 


—Él tiene que vivir... y pagar por lo que ha hecho —declaró Taekwoon.


 


—Lo sé...


 


 


 


 


 


Los días siguientes fueron un ajetreo total para Hakyeon quien se desplazaba de la habitación de Leo a la de Hongbin y viceversa hasta que al menor le dieron el alta. Aún no podía ver a su padre y eso le generaba mucho estrés, mareos y tensión. Su madre era quien le mantenía informado de todo lo que pasaba con él, agradecía que fuera comprensible y no lo presionara a ir con Dongmin.


 


Hyuk, por su parte, mantuvo una rutina monótona, muchas veces se quedaba tirado en medio de la sala de su departamento haciendo nada. La soledad era pesada, la culpa le asfixiaba. Era conciente que Hongbin estaba curando su alma y mente para volver a entregarse a él sin nada que los perturbara a ambos pero era difícil, estar sin Hongbin lo estaba matando. Además, también esta esa espinita dolorosa clavada en su pecho con el nombre de Hakyeon, lo que le dijo Leo acerca de esa novia no le hacía gracia alguna. No podía imaginarse a Hakyeon con alguien más que no fuera Taekwoon o él.


 


Ken tampoco la tuvo fácil, tenía que lidiar con su empresa, los preparativos de su boda que casi estaban listos y la extraña depresión de Ravi. Su menor se encerraba en su estudio, muchas veces llegaba borracho y otras simplemente se arropaba con su bata de baño y se sentaba en el sofá a ver telenovelas con un envase de helado. Evitaba mencionar detalles de su boda o a los niños porque eso parecía agravar su estado de ánimo.


 


—Larva... —lo llamó con temor al verlo engullir una cucharada colmada de helado de chocolate y gimotear por la película que transmitían por el televisor.


 


—Lee Junki es tan buen actor, pensé que el emperador se había enamorado de él...


 


—Eh... si... hey, hay... hay algo que debo decirte...


 


Ravi bajó el volumen del aparato y colocó el control remoto junto a el envase de helado en la mesita frente a él —Dime.


 


—La boda... será el próximo fin de semana —soltó. Quiso esconderse, huir a alguna parte y no ser testigo de los ojos vidriosos de su pareja.


 


El menor parecía buscar algo a lo que aferrarse, un lugar del cual sujetarse antes de caer al abismo de la tristeza. Se quebró, lloró y su pecho crujió. Ken se sentó a su lado y lo abrazó como pudo.


 


—Sé que... es por nuestros hijos... sé que solo es por ellos pero... t-tengo miedo, Kenny... No puedo soportar... verte en brazos de alguien más... no s-ser yo quien se case contigo...


 


—Mi amor, no tengas miedo. Yo solo te amo a ti y Hani es solo mi amiga, al final todo esto... esta farsa valdrá la pena y tendremos nuestra familia —sostuvo el rostro de Ravi y limpió sus lágrimas—. Al final estaremos juntos y nadie podrá separarnos nunca, ¿entiendes? —Ravi asintió.


 


Ken hacía que la carga fuera menos pesada, aliviaba un poco su pesar y miedo. Le daba esperanzas de un final feliz.


 


—Te amo —lo besó con pasión, hambre y deseo—. Te amo tanto.


 


—Yo también te amo tanto, mi larva boba —volvió a besarlo—, y será mejor que me lleves a la habitación para que me demuestres ese amor.


 


Ravi sujetó a Ken de los muslos, ya que las piernas del mayor le rodeaban la cintura, y fueron corriendo a la habitación de ambos en donde se entregaron sin restricción alguna.


 


 


 


 


 


Hakyeon sujetaba sus manos a la altura del corazón mientras observaba como Taekwoon, ayudado de unas muletas, daba pasos en dirección a la silla de ruedas. Minhyuk y Sungjae también estaban a su lado.


 


El doctor evaluaba con la mirada el progreso de Taekwoon y asentía orgulloso.


 


—Excelente. No parece haber atrofia muscular ni ningún tipo de desgarre —comentó el galeno—. Eres un chico fuerte.


 


—¿Entonces puedo ir a casa? —preguntó sentándose en la silla de ruedas.


 


—Aun tienes que firmar el alta, vamos.


 


—Aleluya, al fin saldremos de aquí —exclamó Sungjae siguiendo al doctor, detrás de él iban Minhyuk y Hakyeon empujando la silla de Leo.


 


N se quedó un rato de pie observando el pasillo que llevaba al lugar donde estaba su padre. Gracias a su madre sabía que reaccionaba a estímulos, reconocía y hablaba con dificultad, pero hablaba al fin y al cabo.


 


Y también preguntaba por él constantemente.


 


—Yeon–ah —Leo le llamó y volteó a verlo—, ve con él. A pesar de todo... es tu padre.


 


Aquellas palabras salieron con pesadez y amargura, Taekwoon no quería que Hakyeon se acercara nuevamente a ese hombre nunca más pero, otra parte de él menos egoísta, no quería que Hakyeon viviera con ese pesar toda su vida.


 


N soltó dudoso la silla de ruedas, miró el pasillo y luego a Leo. Se decidió a ir, sus pasos se apresuraron en dirección a la habitación de su padre. Se sentía mareado, las venas de su sien palpitaban y sus pies pesaban como el concreto. Sabía que podía volver sobre sus pasos, irse con Leo como si nada, pero no podía seguir prolongando eso.


 


La puerta se hacía cada vez más grande y aterradora con cada paso que daba. Cuando estuvo frente a ella tomó el picaporte y lo giró con suma delicadeza. Contuvo el aliento al observar a su padre recostado de la cama clínica, su boca se había desviado a un costado y su rostro lucía demacrado, ahora era solo una débil imagen de lo que fue. El hombre que recordaba como su padre ya no existía.


        


Hyeyeon estaba allí también, sostenía la mano de su marido como una señal de apoyo. Solo la sostenía.


 


—Hakyeon —lo llamó su madre al verlo y así fue como pudo hacer reaccionar a su cuerpo aletargado.


 


Sus pasos fueron lentos y su mirada no se despegó ni un segundo de su padre. El hombre extendió su mano para sostener el brazo de Hakyeon, un agarre torpe pero fuerte.


 


Todos sus vellos se erizaron por el contacto pero intentó no hacer notar su nerviosismo.


 


—Hakyeon... viniste... —dijo el hombre con algo de dificultad.


 


—Sí, vine... a despedirme —el rostro de su padre adquirió una expresión confundida—. Voy a irme con Leo... sé que tu no aceptas mi orientación sexual, hiciste algo horrible para intentar cambiarme pero fue inútil. Así que he decidido salir de tu vida definitivamente. Me alejaré y tú olvidarás que tuviste un hijo dañado.


 


—No... No... t–tu... no pu–puedes hacer...


 


—Puedo y lo haré. Estoy harto de esto y prefiero terminar todo aquí —vio al hombre negar frenéticamente mientras su madre era una simple espectadora—. Ya nos has hecho demasiado daño a Leo y a mí, déjanos en paz ahora. No volverás a saber de mí, eso espero, y también espero que sea un castigo por lo que nos hiciste. Adiós para siempre, Cha Dongmin.


 


La última imagen que tuvo de él, antes de darse la vuelta, fue de un cuerpo retorciéndose y emitiendo alaridos de dolor, llamándolo incesante. Su madre intentó calmarlo, diciéndole que debía dejarlo ir.


 


Hakyeon caminó lejos de él, de esa habitación, ya no había vuelta atrás. No quería seguir sufriendo por su culpa.


 


Afuera, el auto de Minhyuk lo esperaba y él estaba tan agradecido por eso ya que no se sentía capaz de conducir. Se acomodó en el asiento trasero junto a Leo, quien lo miraba con los ojos brillantes y anhelantes pero no dijo nada. Ninguno dijo nada.


 


Hakyeon sostuvo la mano de su pareja, se recostaron uno del otro para mayor contacto y así estuvieron todo el camino. El suave sonido de la música y las risas de Minhyuk y Sungjae era lo único que los acompañaba.


 


—Este no es el camino a casa —escuchó decir a Taekwoon. Sonrió por ello con los ojos cerrados y la cabeza recostada de su hombro—. ¿Minhyuk?


 


—Pues a mi me parece que si —dijo el nombrado.


 


—No se me hace conocido este camino, hyung —dijo Sungjae asomándose por la ventana.


 


Los escuchó discutir por la dirección pero eso era lo de menos, Hakyeon se sentía liberado y ya nada lo atormentaba.


 


El auto se detuvo frente a un edificio residencial y Hakyeon, tal como un resorte, salió rápido del auto seguido de Minhyuk. Sungjae y Taekwoon no entendían que estaba pasando.


 


—¿Quieres subir con las muletas o prefieres la silla de ruedas? —preguntó Minhyuk al volver.


 


Leo observó los escalones, eso no debía ser tan difícil.


 


—Puedo caminar —expresó determinado.


 


Minhyuk le pasó sus muletas y lo vio recorrer el camino hasta el edificio, subir fue más difícil de lo que pensaron. Apenas sabía maniobrarse por lo que hacía más esfuerzos de lo habitual pero pudo llegar a la puerta e ingresar encontrándose con Hakyeon en la recepción.


 


—¿Qué es esto?


 


—Un regalo —respondió Hakyeon casual.


 


—¿Regalo? —volvió a interrogar.


 


—Sí.


 


Hakyeon recogió la silla de ruedas que Minhyuk le dejó antes de irse con Sungjae y condujo a Leo hasta el ascensor, su menor no dejaba de preguntar por el regalo.


 


El ascensor se detuvo en el segundo piso, Hakyeon guió a Taekwoon hasta la segunda puerta a la derecha. El corazón del menor se detuvo unos segundo al presentir de lo que se trataba.


 


—Bienvenido a nuestro hogar, Woonnie.


 


Leo se quedó petrificado en el marco de la puerta, lo que sus ojos apreciaron fue un decorado precioso y un piso brillante. Sin embargo él seguía en shock por lo que Hakyeon dijo.


 


—¿Nuestro? —inquirió perplejo.


 


—Sí. Quiero que vivas conmigo, Woonnie.


 


Hakyeon lo tomó de la cintura para ayudarlo a ingresar, veía con emoción como Taekwoon contemplaba todo. La sala, la cocina, el balcón y finalmente la habitación, la de ambos.


 


Las paredes estaban pintadas de un azul pastel, la cama en el centro era amplia, el closet se veía bastante espacioso. También había un escritorio y mesitas de noche.


 


—Aún falta terminar de arreglarlo, pronto será más acogedor —informó Hakyeon depositando a Leo al borde de la cama—. ¿Te gusta?


 


—Si... Es hermoso... Yeon–ah, ¿este será nuestro hogar? ¿De verdad quieres vivir conmigo? —aun sonaba incrédulo de que ese departamento fuese de la dos.


 


—Claro que sí. Hemos estado tanto tiempo distanciados que es insoportable. Quiero despertar a tu lado todas las mañanas y dormir a tu lado todas las noches. Te quiero entero para mí, Woonnie. No soportaré que estés lejos de mi o que alguien te aleje de mí.


 


Tomó las manos de Leo, las besó con dulzura y devoción como el sello de un voto entre ambos. Taekwoon acarició el rostro de su pareja, suyo.


 


Sus miradas de encontraron, sus labios colisionaron, las caricias no se hicieron esperar. Se tomaron su tiempo de explorarse, de disfrutar el momento, de no lastimarse. Hakyeon intentó todo lo posible de mantenerlo cómodo y no lastimar la pierna de Taekwoon mientras estaba sobre él.


 


Se fundieron apasionadamente, dejaron que la necesidad y la añoranza por el contrario actuaran. Leo sujetaba las caderas de Hakyeon mientras este lo montaba y dejaba escapar gemidos profundos, al fin estaban nuevamente juntos y podían amarse sin restricciones, sin prejuicios, sin nadie que los señalara como inapropiado. Solo eran ellos dos amándose.


 


—Leo... tengo miedo —susurró cuando el silencio era demasiado, cuando había mucho que decir pero no sabía por dónde iniciar—.Tanta felicidad me asusta. Sé que no debería tener esta sensación, que no debería ser tan pesimista... pero no puedo evitarlo.


 


Estaban frente a frente, con sus pieles perladas de sudor y sonrosadas, con sus cabellos húmedos pegados al rostro y solo una sábana cubriéndolos de la cadera para abajo. La habitación estaba a oscuras y solo se podía escuchar el sonido delos autos pasar fuera de la ventana.


 


—Yo también estoy asustado, Yeon–ah. Todo lo que deseé se está haciendo realidad y temo que solo sea un sueño, que voy a despertar y tú, y todo lo que he logrado, desaparezcan —confesó. Jugaba con los dedos de Hakyeon, intentaba que su nerviosismo no lo contagiara pero ambos sentían lo mismo y no podían hacer nada para evitarlo—. Yeon–ah, aún hay cosas que debemos terminar. Puertas que deben cerrarse definitivamente.


 


Hakyeon sabía a lo que Taekwoon se refería, a Eunyoung y Sanghyuk.


 


Entrelazó sus dedos con los de su pareja, besó su mano, tomó su fuerza para hacerle frente a esas personas tan importantes en su vida.


 


La mañana siguiente, N fue a trabajar y Leo se quedó en casa a descansar. Minhyuk y Sungjae le hicieron compañía. Tuvo que hacerse cargo de muchas cosas, concentró toda su atención en ello y trató que los regaños de Xiumin no lo volvieran loco. Ignoró su celular que sonaba insistente, su hermana llamaba y eso solo significaba que iba a hablarle de su padre. N no quería saber nada de ese hombre.


 


Se tomó unos minutos para llamar a Sanghyuk y citarlo en un restaurante, el menor aceptó sin dudarlo.


 


—Me voy, Xiumin. Tengo algo importante que hacer —informó a su amigo y socio.


 


—No te vuelvas a desaparecer, mira que he tenido que sacrificar mi tiempo con Chen por hacerme cargo de tus cosas —reclamó.


 


—Lo sé. Te lo compensaré, lo prometo. Adiós.


 


Salió rápidamente antes de recibir otro regaño de su amigo. Tenía las manos sudorosas y el corazón acelerado mientras conducía al restaurante que había reservado. No sabía ni que le diría a Hyuk, fue algo tan repentino que ni siquiera tuvo el tiempo para plantearse lo que se dirían o lo que él diría. El camino se le hizo corto entre sus nerviosismo y sus cavilaciones innecesarias, en un abrir y cerrar de ojos ya estaba frente al restaurante.


 


¿Había llegado muy temprano? ¿Hyuk ya lo estaría esperando? No vio la hora, simplemente caminó dentro y un mesero lo guió hasta su mesa, donde, efectivamente, estaba Hyuk. Sus pulsaciones llegaron estruendosas a sus oídos y su garganta escoció. Lentamente se acercó a la mesa, su maknae lo recibió con una sonrisa que estrujó su corazón.


 


—Hola, hyung.


 


—Hola... ¿llevas mucho esperándome?


 


—Unos cinco minutos. Hyung, ¿por qué me citaste aquí? —preguntó curioso.


 


—Es... algo complicado. ¿Pedimos de comer? Tengo hambre.


 


Pidieron un tazón de Japchae y uno de Malgeunguk, sus estómagos necesitaban comer aunque sea un poco.


 


—Hyukkie, sé que esto fue muy repentino y no tengo la menor idea que estoy haciendo pero... necesitaba cerrar este capítulo inconcluso. Por mí, por ti, por Leo... Lo que teníamos, lo que éramos, nuestra relación... siento que debo terminar con eso pero no con este amor que te tengo —dijo abatido—. No está mal que te ame porque eres mi bebé, me lo he repetido mucho, pero no quiero lastimar a Leo ni a Hongbin.


 


—Entiendo. Yo tampoco quiero lastimarlos, tampoco a ti. Hyung, tomé una decisión —la atención del mayor estaba concentrada en Hyuk y su bonita sonrisa—. Quiero estar con Hongbin–hyung —declaró—. No lo hago por lo que pasó, ni porque me sienta comprometido o presionado, es algo que yo elegí desde el fondo de mi corazón. Estos días sin él me hicieron aclarar mi mente y corazón. Quiero despertar a su lado, abrazarlo y que él me abrace. Besarlo y que él me bese. Sonreírle y que me sonría. Compartir cada pequeña cosa y que al final del día nos tiremos en el piso de la sala a ver una película y atragantarnos de comida, y... así... Quiero que mis días sean así junto a él.


 


—Sí, serían días buenos... Me pasa lo mismo con Woonnie —el peso en su pecho fue aligerándose, estaba feliz que su niño no sufriera por su causa. Ambos habían elegido sus caminos y su capítulo fue cerrado definitivamente—. Hyukkie, perdóname si alguna vez te hice sufrir y gracias por haberme amado como lo hiciste.


 


—Aun te amo, hyung. Pero no es ese amor loco y egoísta que te tuve hace años, si no ese amor leal y puro que me enseñaste. Gracias a ti puedo entender como hay diferentes tipos de amor para cada persona, te amo como mi familia, como mi hyung y como mi amigo... y como mi primer experiencia amorosa. Gracias por todo, Hakyeon–hyung. ¿Debo devolverle esto? —sacó el anillo que Hakyeon le había obsequiado y aun colgaba en su cuello.


 


—No es necesario, consérvalo. Yo ni siquiera sé que hice el mío —comentó apenado y Hyuk solo asintió guardando el anillo.


 


Había acabado. Sin lamentos, sin lágrimas, sin dolor innecesario, solo un pequeña nostalgia dibujada en el aire. Ambos se pusieron de pie, pagaron la cuenta y salieron del local. El aire frío golpeó sus cuerpos de forma refrescante.


 


—Olvidé decirte que Taekwoonnie y yo estamos viviendo juntos. Se lo pedí ayer cuando salió de alta... bueno, lo secuestré casi... aunque él aceptó.


 


Hyuk sonrió ampliamente—¡Felicidades, hyung! —estrechó a su mayor entre sus fuertes brazos, Hakyeon le correspondió necesitando ese contacto—. Deseo que seas muy feliz.


 


—Lo seré. Si es con Woonnie, sé que seré inmensamente feliz —lo dijo creyendo firmemente en sus palabras.


 


Se separaron unos pocos centímetros. Hakyeon pudo contemplar cuanto Hyuk había madurado en aspecto, él mismo había cambiado, ahora era plenamente consciente de ello y le parecía tan irreal. El tiempo había pasado y se había perdido de tantas cosas al lado de sus seres queridos, su familia.


 


Cerró sus ojos al percibir la cercanía de Hyuk, sintió la presión en sus labios y un estremecimiento en su cuerpo. Fue solo un roce, no había pasión ni deseo, solo un toque que lo transportó a recuerdos que creía olvidados. Su primer beso, su primera cita, las noches en la cama de Hyuk mientras su hermano trabajaba, su primera vez, sus celos, sus lágrimas, sus sonrisas, sus promesas.


 


Una lágrima se deslizó por su mejilla mientras saboreaba su último beso con Hyuk, su despedida.

Notas finales:

CHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN...

El Neo al fin está viviendo juntos, tienen un hogar. 

N se encontró con su familia y le puso un fin a su padre, él ya no tiene control sobre nuestro Hakyeon.

Leo está asustado pero no es capaz de decirle a N lo que Dongmin le dijo, ¿creen que sea verdad lo del embrazo?

El Raken también tiene sus dramas, pobre Kenny que tiene que lidiar con muchas cosas.

Hongbin fue a terapia, quiere reconstruir su vida para no sentirse mal cuando esté con Hyuk, y nuestro maknae va a esperarlo.

También quería aclarar la última escena, se que hay muchas personas que quizás no compartan mi punto de vista pero eso tenía que pasar. Cuando amas mucho a alguien ese amor no puede desaparecer en un parpadeo, toma tiempo transformarlo en solo cariño. N lo dijo, Hyuk es su bebé y siempre va a quererlo por lo mismo, y ambos ya decidieron con quien quieren estar, quienes van a ser sus compañeros de por vida. En el futuro volverán a verse como hyung y dongsaeng, serán una familia nuevamente y ese amor será algo bonito que quedará en sus corazones. Lo siento por las ChaSang shippers pero este es su final como pareja.

Nota: Disculpen cualquier horror ortográfico y si olvidé aclarar algo.

Comenten y denme amor para seguir escribiendo. Nos leemos pronto (eso espero).


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