Eran las cinco de la madrugada y Hakyeon no podía dormir, no sabía hace cuanto estaba despierto ni le importó saberlo. Su cabeza descansaba sobre el pecho de Taekwoon, escuchaba sus suaves latidos y su respiración acompasada. Le producía una especie de calma en medio de su insomnio.
Tuvo que levantarse, sentía la necesidad de hacerlo. Lavó sus dientes y se colocó una camisa y pantalones de algodón, también puso una manta sobre sus hombros porque había frío. Fue a la cocina y preparó café, tomó un sorbo mientras iba camino a la sala. El sol no había salido aún pero la ciudad se escuchaba ruidosa.
Su celular sonó asustándolo, no esperaba una llamada a esa hora de la mañana. Vio que se trataba de su hermana y sintió un gran peso aplastarle el pecho.
—Diga...
—Está llamándote —la voz de Gayoon se escuchaba neutra, casi inanimada—. Estuvo sufriendo mucho, van a procesarlo por lo que sucedió pese a que su salud empeoró. Lo investigaron, dieron con que era el responsable del secuestro y tortura de Taekwoon. Al parecer uno de sus secuaces lo denunció. Le darán casa por cárcel mientras se recupera —escuchó llantos al fondo, probablemente eran su madre y su otra hermana. Él mismo se encontró llorando en silencio, gruesas lágrimas recorrían sus mejillas—. Te estuvo llamando, quiere verte... antes de que lo recluyan.
—Gayoon...
—Solo piénsalo.
La llamada se cortó y el silencio lo envolvió. Se encontró conteniendo sus lágrimas con una mano cubriendo sus ojos y la otra aun sosteniendo el celular. Sabía que Gayoon intentaba ser fuerte, que no se colocó del lado de nadie pero presentía que estaba enojada con él por lo que había pasado. Él tenía en parte la culpa, fue el detonador de toda esa tragedia.
—Perdón... Yo nunca quise decepcionarte...
Escuchó pasos y pequeños golpes en el piso, Taekwoon se acercó a él. El peso de su cuerpo cayó a un lado, sus brazos lo rodearon brindándole consuelo y él se fundió en ese abrazo.
—¿Qué sucede, mi amor? ¿Por qué lloras?
—Papá irá a prisión a pesar de estar enfermo, lo procesarán por lo que te hizo —le informó—. Quiere verme por última vez.
—¿Irás?
—No lo sé. Me prometí no buscarlo pero... él cumplirá con su castigo. No podrá salir de casa mientras se recupera y luego irá a prisión... Es mi padre, aún lo quiero pero es un monstruo que nos dañó a ambos.
—Si fuera por mí, no te permitiría acercarte a él nuevamente. No quiero que estés cerca de él, pero... si tú quieres...
—No quiero —interrumpió— pero es mi padre y sé que me pesará en la conciencia no verlo.
—Entonces has lo que creas correcto, ya conoces mis pensamientos.
Se dejó arrullar por Leo mientras ordenaba sus sentimientos y pensamientos. Se había prometido no volver a ver a ese monstruo, alejarse completamente de su mundo y cortar todos sus lazos con él, pero ahora estaba dudando. Su corazón, pese a todo, aún lo quería.
El estudio de Ken se encontraba ruidoso esa mañana, Myungjun y Jinwoo corrían de un lado a otro mientras él daba los últimos toques en el traje de Wonsik. Su menor se veía incómodo y sabía que no era por el traje ya que este era a su medida.
—Sabes que no estás obligado a ir —comentó Jaehwan.
—No voy a dejarte solo con ella —recalcó.
—Es mi amiga, larva.
—Igual no confió en ella.
Ken rió por lo infantil y adorable que se veía. Besó a su menor, un piquito, pero Ravi lo sujetó de la cintura y profundizó el beso. Luego de tan apasionado beso, se separaron lentamente otorgándose una mirada de complicidad hasta que recordaron que no estaban solos. Giraron sus rostros encontrando dos pares de ojos curiosos observarlos.
—Niños, ¿qué hacen mirando? —inquirió Ravi posando sus manos empuñadas en su cadera.
—Se enojó, ¡corre! —exclamó Jinwoo y ambos hermanos se echaron a correr por todo el estudio nuevamente seguidos de Ravi, quien fingía ser un monstruo dando grandes zancadas y gruñendo graciosamente.
Aquella escena conmovió a Ken y se imaginó su vida en el futuro, una vida en familia. Tuvo miedo. Fue algo repentino, súbito, un golpe en su pecho que le hizo temblar.
La boda y el largo proceso de prueba para constatar que eran lo suficientemente buenos padres para Myungjun y Jinwoo, sus padres que no estaban enterados, Hongbin en rehabilitación y la situación de Hakyeon.
Era demasiado para él.
Se recostó sobre su sofá intentando calmar sus perturbaciones, intentando no quebrarse por todo el peso sobre sus hombros. No podía cometer una equivocación, no podía delatar su verdadero sentir, debía ser fuerte hasta el final de esa farsa.
Sintió una pequeña mano sostener tres de sus dedos con fuerza, vio que se trataba de Myungjun. Sonrió a su pequeño que lo observaba con preocupación y lo tomó entre sus brazos recostándolo en sus piernas. Ravi se acercó con Jinwoo entre sus brazos y ambos, con sus pequeños, se acorrucaron en el sofá. Ken se relajó porque gracias a su familia todo su sacrificio valía la pena.
Hyuk contemplaba el jardín de la clínica de rehabilitación, más específicamente a Hongbin quien leía un libro bajo la sombra de un árbol. Estaba en la sala de doctores gracias a su reciente amistad con un doctor de nombre Yixing, precisamente era quien atendía a Hongbin. Llevaba varias semanas en esa rutina, siendo solo un observador.
—Ha progresado, lo motivas más de lo que crees —comentó el doctor frente a él colocando una taza de café en la mesa—. Él siempre te menciona inconscientemente, dice que tiene a alguien esperándolo.
Hyuk dejó escapar una pequeña sonrisa mientras tomaba un sorbo de café.
—Él también me motiva, terminé mis estudios y estoy buscando un trabajo. Leo-hyung dijo que me ayudaría —volvió su vista al jardín, Hongbin había recostado su cabeza del tronco del árbol y tenía los ojos cerrados.
—Me alegro que no te sumieras en la depresión, usualmente las parejas de las personas abusadas toman parte de la carga.
—Muchas veces he pensado que fue mi culpa por no haber llegado antes, que mi amor por Hakyeon-hyung provocó todo esto...
—Es normal sentirse así —comentó Yixing—. El amor no es malo, las situaciones se dan sin planearlas y sin preverlas. Tú eres su mayor motivación, su razón para seguir adelante. Hongbin espera con anhelo rehabilitarse para volver a tu lado... y tú debes ser paciente con él, lo que le sucedió nunca podrá olvidarlo pero aprenderá a vivir con ello y que no afecte su vida.
—Lo sé... me he mentalizado en que debo ir despacio con él y cuidarlo —dijo con cierta tristeza en su voz—. Lo extraño cada día más, él no deja que venga a verlo y eso me lastima. Quiero que sepa que nunca lo abandonaré y que seré su apoyo en todo momento.
—Como dije, debes ser paciente con Hongbin. Cuando el tratamiento haya terminado, debes ayudarlo a readaptarse a su vida y hacerlo sentirse cómodo.
—Lo haré. Haré lo que esté en mis manos por él.
Miró nuevamente a Hongbin quien parecía escribir algún extracto del libro, tan sereno y concentrado que le provocaba correr a abrazarlo y adorarlo.
Pero solo podía contemplarlo de lejos y rezar por él en silencio.
Hakyeon y Minhyuk llegaron nuevamente al centro médico, aun cuando se habían prometido no volver. Taekwoon quiso ir con él pero debía guardar reposo por ende le pidió a Minhyuk que acompañara a su pareja, no quería que Hakyeon fuera solo a ver a ese hombre.
El moreno estaba asustado pero trataba de aparentar estar calmado, relajado. Caminó por el familiar pasillo, las mismas lozas blancas y pared pulcra. Se encontró con su familia junto a un grupo de policías, estaban listos para escoltar a su padre a esa casa que seguro no volvería a entrar.
—Yeonnie —su hermana se acercó a él—, está adentro. Dijo que no saldría hasta que llegaras.
Hakyeon tomó una respiración profunda, se armó de valor e ingresó a donde estaba su padre. Fue un golpe duro al verlo demacrado, mucho más que la última vez que lo vio.
—Al fin viniste, Hakyeon —dijo desde la silla de ruedas, su voz se escuchaba más nítida y estaba vestido pulcramente porque sabía que ni enfermo él dejaría de sentirse superior—. No creí que fueras... tan ingrato de abandonar a tu padre enfermo.
—Te lo dije la última vez que nos vimos, que me alejaría de ti.
—Sí, Taekwoon te tiene el cerebro lavado —espetó con asco— pero te perdono... aun te quiero, eres mi hijo al fin y al cabo...
—Un hijo que solo te ha sabido decepcionar —dijo Hakyeon.
—No del todo —Dongmin entrelazó sus manos y lo observó con una expresión como de quien domina el mundo—. La última vez no me dejaste hablar bien, Hakyeon. Iba a decirte... Gracias por hacerme abuelo de nuevo.
Hakyeon se quedó en blanco, no pudiendo procesar la información. Luego parpadeó varias veces, frunció el ceño logrando articular algunas palabras.
—¿Estás demente, papá? Es imposible que... yo... ¡Eunyoung no está embrazada! —exclamó descartando la posibilidad.
—Hakyeon, no seas tan inocente. Eunyoung se fue de aquí embrazada, fue a tratarse correctamente para mantener su embrazo a término... pero ella va a volver porque necesita al padre de su hijo... ¿o piensas abandonarla, Hakyeon? —cuestionó el hombre con voz dura.
—No, no, no... Es absolutamente imposible. Nos cuidamos, ella no puede estar embrazada. Su salud... su corazón... Eunyoung no puede tener hijos...
—Pero lo tiene. Está tan feliz que no le importa sacrificar su salud para traerlo al mundo. Hakyeon, debes hacerte responsable de ese hijo y de Eunyoung.
Hakyeon aún estaba en shock mientras negaba con su cabeza y repetía que era imposible. Se sentía asfixiado, mareado y a punto de desplomarse.
La puerta de la habitación fue abierta y un oficial entró por ella.
—Es hora de irnos.
—Hakyeon —llamó su padre antes de partir—, no quiero enterarme que dejaste a mi nieto desamparado. Es tu sangre y la mía, y Eunyoung no se merece lo que le estás haciendo con Taekwoon. Ese niño que no ha nacido es un Cha y eso debe valer mucho más que cualquier otra cosa.
Escuchó como era llevado en la silla de ruedas y a su familia despedirse de él, pero aún estaba procesando lo que dijo su padre.
Una mano se posó en su espalda dando pequeñas palmadas como acto de consuelo, Minhyuk estaba allí para apoyarlo. Abrazó a su amigo y dejó que algunas lágrimas salieran, su padre lo había condenado con sus palabras.
Ambos salieron y se encontraron con el pasillo vacío como si nada hubiese pasado, su familia seguro no soportó el hecho de que habían arrestado a su padre. Minhyuk lo sostenía por los hombros y lo guiaba hasta su vehículo.
—¿Te dijo algo el señor Cha? —N asintió—. Por lo visto fue algo malo. Descuida, él ya no puede hacerte daño.
—Me condenó —declaró—. O me condené yo mismo... al final, él se salió con la suya.
—¿Qué sucedió?
Hakyeon no pudo responder puesto que su teléfono comenzó a sonar, se estremeció al ver de quien se trataba.
—Eunyoung —dijo al atender.
—Hola, cariño. Me enteré lo que le sucedió a tu padre, lo siento mucho —dijo con su característica voz dulce.
—No te preocupes, estoy bien.
—Sé que eres fuerte pero me necesitas y ambos debemos hablar, en unos minutos llegaré a Seúl. Ven por mí —dijo y colgó.
Su cuerpo tembló, su cabeza fue sacudida con violencia, estaba entrando en un estado de pánico. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo podía afrontar lo que Dongmin le había revelado? ¿Qué sería de él y Leo?
—Vamos al aeropuerto, Minhyuk.
—¿Y eso por qué? —preguntó su amigo.
—Eunyoung volvió.
Minhyuk condujo hasta esa dirección, estaba preocupado por lo que podría acontecer y el cómo reaccionaría Leo al enterarse que ella estaba de vuelta. Sentía pena por su amigo quien debía afrontar una difícil situación y tomar decisiones que podían transformar su vida.
Sabía que la soga en el cuello de Hakyeon estaba cada vez más apretada.
El camino se les hizo corto, por lo menos para Hakyeon quien pensaba mucho y daba demasiadas vueltas a las palabras de su padre. Le recorrió un escalofrío por su columna vertebral hasta desembocar en su cerebro, no supo de dónde sacó el valor y la fuerza para sacar su cuerpo del auto y caminar dentro del recinto. Habían muchas personas saliendo y entrando, muchos rostros desconocidos. Quería que fuera una broma, una mala jugada de Dongmin, algo que solo dijo para arruinarle el día.
—¡Enseung! —su voz se abrió en medio de la gente, su figura agraciada fue hasta él engalanada con un vestido de flores y el cabello recogido. El cuerpo de Eunyoung se ancló con fuerza al suyo, asfixiándolo—. Te extrañé tanto, cariño. No veía la hora de volver, mamá no quería que volviera.
—Eunyoung —apartó suavemente a quien fue su pareja por años. La mujer lo miró confundida—, necesito saber... necesito saber si lo que Dongmin me dijo es verdad... ¿estás embrazada?
La mujer sonrió y tomó la mano de Hakyeon posándola en su vientre. El moreno se paralizó completamente al papar un pequeño bulto.
—Así es. Aquí... crece nuestro hijo, seremos padres.
Minhyuk se había quedado de pie a una distancia considerable de la pareja, era el único espectador que conocía la razón de la escena, del silencio y la frialdad que se respiraba.
Era el único que conocía la razón de porque Hakyeon se quebró en medio del aeropuerto.