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El aroma de las flores por FershuWestfall

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Notas del fanfic:

Esta historia se desarrolla en un mundo alternativo, en que todos los personajes siguieron vías más "normales" en su vida.

Por otro lado, esta historia se publica en mi cuenta de wattpad (@Fershu-Senpai), una vez al mes, aquí publicaré los capítulos ya escritos en los siguientes días, y cuando llegue al mismo mes que en wattpad, también se actualizará por mes, para manter ambas publicaciones al mismo ritmo. 

La paraja principal es: Ren x Masato, aunque también apareceran otras a lo largo de la historia. 

Catorce de febrero.
Dos de la tarde.

Atender la florería familiar se había vuelto un gusto para Ren Jinguji, pues estar cerca de aquellos deliciosos aromas era como estar con su madre una vez más. Renge Jinguji había sido una mujer buena, cariñosa y amable, la cual siempre cuidaba con sumo cariño de su hijo, al igual que lo hacía con aquellas flores que tanto amaba, por eso fue que Ren aprendió desde pequeño los significados de varias flores, como combinarlas para dar un mensaje, y a cuidar de ellas a la perfección.  Sin embargo, cuando su madre falleció, Ren pensó que no podría acercarse a un jardín nunca más, pues estar cerca de algo que le recordaba tanto a su madre era doloroso, mas, pasado unos meses, se dio cuenta de que no era dolor, sino melancolía, y poco tiempo más tarde, fue capaz de reabrir la florería con la promesa de que esta nunca más cerraría, pues no quería huir del recuerdo de su madre, sino que quería atesorarlo y tenerlo presente en cada momento.

Ese día, Ren y sus empleado tenían mucho trabajo, pues era el día de los enamorados, por lo que tenían que hacer muchos envíos en tiempo, por lo tanto, entre él, y dos de sus empleados: Syo y Otoya, estaban haciendo los arreglos florales, mientras que el resto de empleados iban a entregarlos en rondas, lo único bueno era que no estaban atendiendo a personas ahí mismo en la florería, pues al ser un día tan pesado, la mayor parte de los pedidos se hicieron días atrás con tiempo, o eran por llamada.

—Otoya, ¿Podrías traer las flores malva de atrás? —Escucho decir a Syo, Ren levanto la vista de su arreglo típico japonés para ver la presentación del rubio. Syo era bastante detallista con sus arreglos, también le gustaba jugar con los contrastes entre flores, y ese día era cuando más se lucia, pues se ponía a jugar con los distintos colores de las rosas, y agregaba flores sorpresas como la malva, los lirios, acapulcos, entre otras.

—En seguida. —Respondió el pelirrojo con una sonrisa. Otoya acababa de terminar su último arreglo antes del descanso, y como aun tenia lago de tiempo acepto hacer el pequeño viaje a por una tanda de aquella rara flor morada.

—Syo, ¿Terminaste los arreglos simples? —Pregunto Ren dando el último toque al arreglo tradicional japonés, aquel había sido todo un reto, ya que eran pocas las personas que llegaban a pedir ese tipo de arreglos, sin mencionar que, por las pocas instrucciones que el muchacho que lo pidió, no estaba muy seguro de que hacer, pero al final resulto ser algo de su agrado.

—Están listos, los pondré en las mesas de afuera tan pronto como termine con esto. —Contesto el rubio quitándole las espinas y hojas a los tallos de las flores. Ren alzo una ceja ante la declaración del rubio, estaba bien con la idea de que estuviera centrado en su trabajo, pero le parecía algo tonto el que no pudiera separarse del arreglo floral hasta terminarlo.

‹‹Bueno, no es como que no lo entienda›› se dijo Ren a si mismo de manera mental, comprendía bien como debía sentirse Syo con su obra maestra del día, después de todo, de pequeño él había sido igual. Ren estuvo a punto de decirle que él lo haría, cuando escucho la campana sonar, aquella campana solo sonaba al momento de que se abriera la puerta, por lo general la quitaban, pero como esos días estaban más en el taller de arreglo que en la tienda en sí, les servía mantenerla para saber cuándo llegaba un cliente. Ya que Ren era el único libre, le toco ir a atender al nuevo cliente. Al llegar al mostrador, se encontró con un muchacho que parecía de su edad, él tenía el cabello de un azul marino y ojos de un tono más claro, y su piel era de un blanco lechoso, también tenía una marca de belleza debajo del ojo derecho.

—Buenas, ¿En qué puedo ayudarte? —Saludo Ren con una sonrisa amable, no sola porque era parte del protocolo del buen empleado, aunque él era el jefe, sino que, ese día estaba de buenas.

—Buenas tardes. Vine a recoger un arreglo a nombre de Hijirikawa. —Quizás era su imaginación, pero le parecía que la voz del muchacho era demasiado fría.

—¿Hijirikawa? Mmm, oh claro. En seguida lo traigo. —Ren se sentido algo lento al no reconocer la voz del teléfono en la de ese muchacho, pero claro, por los aparatos electrónicos como esos, las voces suelen tener una ligera distorsión en la audición, por lo que no se preocupó demasiado por ello. Al volver al taller de arreglos, vio que Syo estaba quitando todas las rosas rosas de su conjunto— ¿No te resulto?

—¡He cambiado de idea! Este debe ser el mejor arreglo de todos. —Proclamo el rubio dejando las flores rosas de lado, y procedió a preparar otra variedad de la misma flor. Ren salió con su arreglo en las manos y un suspiro, las ideas finales de Syo siempre eran buenas, pero suponía que ese vez le costaría más ya que ese arreglo que hacía era para su novio.

 

Masato Hijirikawa era un actor de teatro bastante popular entre las jóvenes, y aquel día de los enamorados había recibido muchos regalos de fanáticas, sin embargo, no se había visto capaz de recibir ninguno de ellos, claro que guardo los muñecos y los dulces que recibió, sin embargo, no planeaba quedarse con nada de eso, sino que envió a que los regalaran a niños en un orfanato, pues ellos disfrutarían más de los muñecos y las golosinas de lo que haría él. 

Sin mencionar que esa tarde estaba ocupado, unos días atrás había mandado a pedir un arreglo floral especial, no había dado muchas indicaciones porque confiaba en el criterio de los floristas, además, él no sabía mucho de flores, así que no se veía capaz de opinar sobre ellas, por lo que lo único que pidió con respecto al arreglo, era que fuera un arreglo tradicional japonés.

El pequeño inconveniente de aquello, era que él mismo había tenido que ir a recogerlo, ya que se trataba de algo personal, veía mal mandar a su asistente a hacer aquello, solo esperaba que al salir de la tienda no lo esperaban fotógrafos o fans, en ese momento no sabía que era peor, que sus fans lo vieran con unas flores como esas, o que los fotógrafos le tomaran fotos para vender la idea de que estaba llevándole un presente a su pareja, para empezar, Masato ni siquiera tenía novia.

Mientras el encargado de la tienda buscaba su arreglo, el muchacho de cabello azul se puso a ver los arreglos de muestra, todos eran muy hermosos, en especial los que lucían las gamas de los colores rojo, rosa y anaranjado como principal atracción, de alguna manera, le parecía que eran arreglos sencillos, pero que a la vez, demostraban un sentimiento demasiado profundo.

—Aquí esta, un arreglo japonés. —Escucho decir al muchacho de cabello anaranjado, a Masato se le hacía inusual ese color de cabello, pero también pensaba que era algo atractivo a la vista. Masato observo el diseño de aquel arreglo, aquel conjunto contenía un solo tipo de flor, pero tenía varios colores en el—. En un principio no estuve seguro de que flores usar, o si era buena idea tener más de un color, pero al final juntar los tonos rosas, lavandas y beige, resulto ser una idea buena.

—Es hermoso. —Alcanzo a decir Masato, provocando una sonrisa por parte del otro. El muchacho de cabello azul no tenía palabras para describir lo contento que estaba con ese arreglo de flores.

—Eso me alegra, sin embargo, la flor de manzano es difícil de conseguir en esta época, así que me temo que tendré que cobrarte un cargo extra. —Le explico dándole una mueca a modo de disculpa.

—No pasa nada. —Dijo Masato sacando su billetera, a decir verdad, tan pronto como vio el arreglo pensó en que quería darle un extra al muchacho por tan trabajo más logrado, así que el cargo extra por la rareza de la flor no le importaba.

Luego de pagar por las flores, Masato se despidió con una sonrisa sincera, había hecho bien en confiar en el muchacho el trabajo, así que estaba seguro de que a ella le encantaría ese arreglo. Solo esperaba que por el camino no se encontrara con ninguna sorpresa.

—¿Qué tal van esas flores Syo? —Le pregunto Ren al rubio al volver al taller, el menor simplemente le dio una mirada de aborrecimiento, pues estaba harto de que su idea no se viera tan bien en físico como en su mente.

—Es la cuarta vez que vuelves a empezar, Syo. —Comento Otoya con una sonrisa nerviosa, si el rubio seguía así, terminaría frustrándose, y al ser buen amigo de él, no quería que eso pasara—. Ren y yo podemos ayudarte con eso. —Ofreció acercándose a la mesa en la que trabajaba el rubio. Syo le dio una mirada antes de dejar las flores en manos de su amigo.

—Solo quería hacerle un buen arreglo a Natsuki. —Dijo el menor sentándose en su silla. Ren puso una mano en el hombro de Syo, haciendo que el menor levantara la vista para mirarlo.

—No importa si es el mejor arreglo del mundo o no, lo importante es el sentimiento que le pones. Además, si es algo de tu parte, estoy seguro de que a él le encantara. —Le comento poniendo una expresión suave. Aquellas eran palabras que su madre había dicho una vez tiempo atrás, cuando Ren le hizo un arreglo a un muchacho de su misma clase.

En aquella ocasión, Ren era buen amigo de ese niño, y este último estaba deprimido porque su abuelo había muerto recientemente, así que Ren quiso animarlo con un arreglo de flores, ya que era algo que a él se le daba bien, sin embargo, por más que intentaba hacer algo digno de su amigo, se molestaba más y más consigo mismo ya que no era capaz de poner sus ideas juntas.

‹‹—No importa si es el mejor arreglo del mundo o no. —Le dijo su madre agachándose para estar a la altura de Ren. Renge estaba dándole una sonrisa cálida a su hijo, estaba feliz de haber criado un niño tan lindo y dulce como lo era Ren, y quería ver en qué tipo de hombre se convertiría en un futuro—. Lo importante es el sentimiento que le pones. ››

—Tienes razón Ren. —Sonrió el rubio volviendo la vista a lo que estaba haciendo Otoya con las flores—. Oh, Otoya, esa es una buena presentación, pero si ponemos una malva en cada lado se verá mejor. —Comento al ver el avance del pelirrojo. Ren dejo que ambos siguieran con ese arreglo especial, él se encargaría de pasarle los otros arreglos de envió a Ranmaru y Reiji que acababan de llegar.

 

Primero de marzo.
Díez de la mañana

 

—Me temo que tu enfermedad está demasiado avanzada. —Le dijo el doctor a Ren luego de mostrarle los resultados de sus análisis. Tan solo unos días después del catorce, el muchacho empezó a sentirse mal, y luego de un desmayo en el trabajo fue obligado a ir al médico—. Podemos internarte desde hoy mismo para atacar la enfermedad, aun tienes un ochenta por ciento de probabilidades de salir de esto. —Le indico el medico apoyando los brazos en la mesa. Ren fijo sus ojos en los ojos celestes del médico, a su parecer lucia algo joven, pero según Reiji, aquel era uno de los mejores doctores de la ciudad.

—¿Cuánto tiempo puedo esperar? —Pregunto dejando los papeles sobre el escritorio, el otro levanto una ceja ante la pregunta, era bastante inusual que alguien hiciera esa pregunta, por no decir que era la primera vez que la oía.

—Te doy medio mes, pero si esperas demasiado, tus probabilidades de curarte disminuirán exponencialmente. —Advirtió el doctor mostrándose preocupado. Ren pensó en lo todo lo que le importaba, no podía dejar la florería en esa época, no cuando la primavera estaba por venir y las flores se veían más hermosas que nunca, por otro lado, si descuidaba así su salud estaría rompiendo la promesa que le hizo a su madre antes de morir. El doctor espero la respuesta de Ren, estaba interesado en que decidiría, después de todo, aquella era una enfermedad algo rara y ese muchacho era una persona interesante.

—Vendré cuando ya no aguante el dolor. —Dicto el muchacho al levantarse de la silla—. Gracias, doctor Mikaze. —Agradeció estrechando la mano del otro para luego salir en silencio.

Más que negarse por no alejarse de su trabajo y amigos desde tan pronto, Ren aplazo todo porque no tenía dinero para pagar todo eso, era solo un florista, no podía permitirse el gastar en todo lo que iba a ocupar los siguientes meses, además, no se sentía tan mal, estaba seguro de que podía aguantar un tiempo y hacer algunas cosas para conseguir dinero extra.

Al caminar por los pasillos del consultorio, vio pasar a un muchacho que le pareció conocido, Ren se detuvo y giro medio cuerpo para verlo, se trataba de un muchacho de cabello azul con un corte curioso, y si no se equivocaba, estaba seguro de que vio una marca de belleza debajo de uno de sus ojos. ¿Dónde había visto a ese muchacho? Bueno, no importaba mucho ya que apenas si lo recordaba. Ren retomo su camino sin darle más importancia a esa persona, no tenía la menor idea de quien era, además, no era como que pudiera simplemente ponerse frente a él y preguntarle quien era. El muchacho volvió a parar el paso, esta vez porque el sonido de su celular lo alerto un poco, al sacarlo del bolsillo de los vaqueros para revisar el mensaje, vio que se trataba de Ranmaru.

‹‹Es un día lento en la florería, y todos están preocupados por ti. Mueve el trasero y regresa›› Era el mensaje del albino, Ren suspiro al guardar el teléfono en el bolsillo, no merecía la pena contestar a eso, además, ¿Qué iba a decirle? No quería contarles de su enfermedad todavía, sentía que no iba a ganar nada con preocuparlos desde temprano, sobre todo por el hecho de que decidió esperar para tomar el tratamiento, si llegaba a mencionarlo, seguro que Reiji y Syo lo colgaban por ser un irresponsable, Otoya haría un escándalo y Ranmaru pasaría de él por completo, los conocía de años atrás, por eso sabía que aquellas serían sus reacciones.

 

Masato se detuvo luego de dar una cierta cantidad de pasos, pensó que alguien lo estaba mirando, pero al girarse no vio que nadie lo siguiera con la vista, solo vio a un muchacho de cabello anaranjado alejarse, ¿Cabello anaranjado? Que peculiar, el muchacho se preguntó dónde había visto esa tonalidad antes, estaba seguro de que en algún lado había conocido a alguien con ese color de cabello, pero no lograba descifrar de donde, bueno, no importaba mucho ya que si no podía recordar de donde, no debió ser una persona importante para él. Masato volvió a caminar en dirección al área de internados, ignorando el timbre de su celular, sabía que se trataba de su representante, el cual seguramente solo quería saber dónde estaba y cuando se desocupaba, pues estaba ocupado con una nueva obra y debía concentrarse en ella, pero Masato necesitaba estar ahí ese día.

El peli-azul se detuvo frente a una puerta en el área infantil, siempre que llegaba a dicha puerta se detenía unos segundos para respirar, no era que estuviera falto de aire, sino que eso le ayudaba cambiar su rostro estoico por uno más demostrativo. Una vez que estuvo seguro de que su seriedad se fue, giro el pomo de la puerta para entrar con una pequeña sonrisa.

Al otro lado de la habitación estaba su hermana pequeña acostada en la cama, quien al ver al mayor entrar, puso una gran sonrisa.

—¡Onii-chama*! —Lo llamo subiendo el tono de voz. Masato adoraba a su hermana pequeña, tanto como ella a él. El muchacho se acercó a la cama y se sentó a un lado de su hermanita.

—¿Cómo te sientes hoy Mai? —Le pregunto usando un tono gentil. Cuando estaba con ella, podía ser la persona que en verdad era, el hombre que se mantenía oculto bajo un rostro serio debido a la educación de su padre.

—Mejor, el doctor Mikaze dijo que debido a la mejoría adelantarían la operación. —Explico con una sonrisa, sin embargo, aquello no logro tranquilizar a su hermano, pues la operación que Mai necesitaba era delicada, y no quería que nada saliera mal, aun cuando el mejor doctor la iba a llevar acabo, Masato no podía quitarse la sensación de que algo saldría mal.

—Ya veo, hablare con el doctor en ese caso. —Dicto Masato soltando la mano de su hermana, se acercó para dejar un beso en su mejilla antes de irse, pero una vez que estuvo al nivel de la puerta, se dio cuenta de algo—. Mai, ¿Has estado cuidando de ese arreglo? —La pequeña dirigió la mirada al hermoso arreglo japonés que su hermano le había llevado el día de los enamorados.

—No tanto como quisiera, ¿Por qué? —Masato solamente le dio una sonrisa a su hermana antes de salir de la habitación. Aquel arreglo… ¡Claro! El muchacho del cabello anaranjado era el florista, de ahí el que le diera un aire de conocerlo.

 

‹‹Ocho de la noche

 

Ren despidió a sus amigos en la puerta de la florería, todos habían insistido en conocer su condición, pero el muchacho desviaba el tema cada vez que le preguntaban, por lo que los cuatro decidieron esperar a que quisiera decirles. Ren, después de ver como cada uno de sus amigos se iba por su propio medio, se dispuso a caminar hacia su departamento, sin embargo, termino desviándose del camino luego de tener la mente en blanco por unos segundos, y cuando menos lo esperaba, estaba sentado en la barra de un bar.

Las bebidas alcohólicas no eran algo de lo que disfrutara en especial, mas, después de aquel día tan fatídico, no le vendría mal un poco de eso, además, no pensaba tomar demasiado, dos o tres copas serían suficientes, no era que eso no fuera más de lo suficiente, pero ese día se sentía con tan pocos ánimos, que aun sabiendo que el alcohol no iba ayudarlo en lo más mínimo, quiso llegar a un estado ligero de ebriedad.

—¿Un mal día? —Escucho al barman hablarle. Ren alzo la vista de la barra para encontrase con unos ojos azules que lo miraban con algo de interés.

—Me dieron una mala noticia. —Se limitó a decir, aquella era la primera vez que iba a ese bar, así que no conocía a ese sujeto. El encargado de la barra alzo una ceja pero no hizo un comentario sobre eso en un principio, solo tomo un vaso de cristal y comenzó a limpiarlo cerca de Ren.

—Cada vez que escucho eso, lo que le sigue es un: “No puedo cuidar de ese niño”. —Comento dejando el vaso para apoyar las manos en el borde la madera. Ren comenzó a reír ante ese comentario, si, aquello sonaba como algo que diría un hombre soltero en un bar.

—Un niño sería una noticia esplendía. —Replico el peli-naranja levantando su bebida, mas, no se la llevo a la boca. El barman estuvo por contestarle pero el ruido de la puerta abrirse lo distrajo.

—Bienvenido Hijirikawa-san. —Saludo al hombre que acaba de llegar— ¿Lo de siempre? —Masato le dio una mirada interrogativa al muchacho, él no había ido nunca a ese bar a tomar, solo a pasar tiempo con su viejo amigo—. Sabes que estoy bromeando. —Comento luego de que Masato se sentara a un solo asiento de distancia de Ren.

Ren hizo lo posible por ignorar la conversación de aquellos dos, lo que era difícil debido a la cercanía, ya que eso hacía que sus voces fueran el primer ruido que los oídos del muchacho captaran, sin embargo, como era algo que lo tenía sin cuidado, no repetía las palabras en su mente ya que quería respetar la privacidad de su conversación.

Mientras Masato conversaba con Tokiya, se dio cuenta de la presencia del florista, en ese momento lo reconoció al instante, pero no se vio capaz de hablar con él, para empezar, no sabía su nombre, y él no era del tipo de persona que iniciaba una conversación casual con un desconocido. Otra cosa era, ¿De qué iba a hablar con él?, ¿Del clima?

—Ya veo, no debe ser fácil para Mai. —Comento Tokiya trayéndolo a la realidad de regreso,  Masato fijo sus ojos en los de Tokiya, no, para Mai parecía ser demasiado sencillo, era para él mismo que todo se complicaba, tenía miedo de que algo le pasara a su pequeña hermana, siendo la única con quien podía ser el mismo, no quería perderla—. Pero, ella es tan valiente como tu Hijirikawa-san.

Masato pensaba lo mismo de su hermana pequeña, sin embargo, tener conocimiento sobre eso no era suficiente para él, y por primera vez en su vida, pensó que necesita un trago, o unos cuantos.

 

Ren apenas si había tomado una copa para cuando el peli-azul que tenía a un lado había llegado, pasado un buen rato, el chico de cabello anaranjado solo había tomado dos copas, mientras que el otro llevaba casi cinco, y Ren podía ver el efecto del alcohol en el otro, supuso que ese muchacho no tenía la costumbre de beber, y que era por eso que el alcohol lo había afectado tanto, aunque no parecía ser uno de esos borrachos que se alocan y hacer cosas de las que luego se arrepienten, sino, que parecía ser de esos que empiezan a contar todas sus penas, aunque nadie estaba ahí para escucharlo, ya que el barman estaba ocupado atendiendo a otros clientes.

Ren sintió algo de pena por el muchacho, estaba solo y ahogándose en alcohol, aquello tenía que ser la peor combinación de todas. Por esa razón fue que se acercó al muchacho, en un principio trato de razonar con él para que dejara la botella que traía consigo, luego trato de escucharlo para tranquilizarlo un poco, y al final termino llevándolo a su pequeño departamento para cuidar de él. Eso podría ser lo más extraño que alguna vez haría en su vida, pero si hacia una buena acción como esa, aunque fuera extraña de realizar, se sentiría bien consigo mismo.

 

Segundo de Marzo.
Nueve de la mañana.

 

Masato nunca antes había sentido un dolor de cabeza como ese, el más mínimo ruido lo molestaba demasiado, y ni siquiera se veía capaz de abrir los ojos. Lo único que tenía en la mente, era que no sabía cómo había conseguido llegar a casa, pues lo último que recordaba era estar en el bar hablando con Tokiya. Masato, poco a poco reincorporo y se llevó una mano a la cabeza para calmar un poco el dolor, claro que, eso no evitaba que todo le diera vueltas, debía de haber tomado demasiado la noche anterior.

—Oh, ya despertaste. —Aquella voz no le sonaba de mucho, pero estaba seguro de haberla escuchado anoche, Masato abrió los ojos para encontrarse con unos ojos azules justo como un zafiro— ¿Te duele mucho? —Aquella preocupación parecía genuina, algo que lo sorprendió un poco, pues no conocía de nada a ese hombre— ¿Recuerdas quién eres? —Aquello último parecía una broma, pero el tono de preocupación seguía ahí.

—¿Anoche…?

—Anoche te alocaste un poco amigo mío, pero al menos no hiciste nada de lo que puedas arrepentirte luego. —Le dijo el muchacho sentándose en un borde la cama—. Me llamo Jinguji Ren, ¿Y tú eres?

—Hijirikawa Masato. —Ren pensó que ese nombre familiar le sonaba de algo, pero no estaba del todo seguro de que, hasta que volteo a ver un arreglo floral que tenía en una esquina de su habitación.

—Oh, eres el muchacho del arreglo japonés. —Afirmo volviendo a mirar a Masato, quien levanto una ceja—. Tu novia es afortunada, pocos regalan ese tipo de arreglos, además, a mi parecer son los más hermosos. —Masato se quedó mirando al contario, no estaba seguro de que debía decirle, más allá del hecho de que por alguna razón sentía que debía aclarar algunas cosas, no tenía ni idea de que esperaba el otro de él.

—Era para mi hermana menor, la operan…¿¡Qué hora es? —No era que Masato se hubiera olvidado de aquello, simplemente no había caído en cuanta de la hora por el dolor de cabeza.

—Lo siento. —Fue lo unido que dijo Ren, haciendo que el otro lo mirara sin entender—. Hace una hora más o menos, recibiste una llamada, no iba a contestar porque no era asunto mío, pero al ver que insistía… Bueno, era el doctor Mikaze.

—¡¿Qué le paso a Mai?! —Masato perdió toda pizca de tranquilidad que tenía, mientras que Ren hizo el cuerpo un poco hacia atrás— ¡Dímelo por favor!

—Lo siento mucho Hijirikawa… Ni siquiera pudieron llevarla al quirófano.

Masato sintió como era destrozado por dentro, no había manera de describir lo desesperanzado que se sentía, pues Mai era la única luz que lo animaba a seguir sonriendo, y ahora la había perdido, ni siquiera había ido a verla por estar dormido, ¿Qué clase de hermano mayor era? El peor de todos seguramente. Ren estaba en silencio mientras veía al otro llorar, no encontraba las palabras para reconfortarlo, más que nada porque sabía que no había nada que pudiera decirle, él conocía el dolor de perder a alguien importante, después de todo, perdió a su madre de una manera parecida. Lo único que el muchacho se vio capaz de hacer, fue atrapar al otro en sus brazos para darle una sensación de protección.

—Voy a mojar tu camisa… —Murmuro Masato al darse cuenta de que estaba llorando sobre el hombro del otro, sin embargo, Ren soltó lo que parecía una pequeña risa.

—Como si eso importara, solo es ropa. —Masato habría sonreído de manera torcida si estuviera sufriendo tanto, pues estaba de acuerdo con ese punto de vista,  pero no era capaz de dejar de llorar—. No te contengas, sé que es un momento terriblemente triste para ti, así que está bien te desahogues.

Y eso fue lo que hizo Masato, lloro tanto como pudo hacerlo.

 

Diez de Marzo.
Cinco de la tarde.

 

Ese día Ren estaba solo en la florería, ya que era un día tranquilo decidió dejar que sus empleados descansaran, después de todo, no tenían ningún encargo y al no ser una fecha especial o tener una aproxima, eran contadas las personas que se aparecían por ahí, y las que lo hacían, pedían un simple ramo de rosas que él mismo podía hacer en segundos.

El muchacho estaba sentado frente al mostrador, aprovechando que estaba solo y sin ningún cliente, se puso a jugar solitario con la baraja que Ranmaru había olvidado ahí unos días atrás. Ren iba a medía partida cuando escucho la campana que estaba en la puerta sonar, levanto la vista y se encontró con unos azules a los había mucho en los últimos días.

—Buenas tardes Hijirikawa, ¿Cómo va todo? —Ren había apoyado bastante a Masato esos días, nunca supo exactamente porque, suponía que porque sabía cómo debía sentirse el otro, pero de alguna forma, esa repuesta no le era suficiente. Por otro lado, Masato estaba más que agradecido de contar con Ren, quien parecía haberse vuelto demasiado importante para el primero.

—Todo en orden. —Aunque dijera eso, Ren sabía que seguía reprimiendo la tristeza por el día, para luego dejarla salir en las noches—. Por cierto, quisiera pedirte un favor… No, más bien quiero encargar algo a tu florería. —Ren alzo una ceja mientras Masato decía aquello, estaba al tanto de que el otro era una persona ocupada e importante, ya que era un actor de teatro, pero no veía razón alguna para que quisiera arreglos florares ahora.

—Soy todo oídos.

—Mi agencia tiene una fiesta en un hotel de cinco estrellas en poco más de una semana, y de alguna manera mencione que conocía a un excelente florista, así que me encargaron los arreglos. —Explico Masato desviando el rostro, pues sintió como sus pómulos tomaban un ligero color carmesí, y no quería que Ren lo viera para luego burlarse de él. Ren de hecho solo escucho las palabras de Masato mientras volvía su mirada a su juego de cartas.

—¿Y quieres que me encargue de eso? —Ren tuvo la cortesía de decirlo en forma de pregunta, pero estaba seguro de que eso era exactamente lo que buscaba Masato. El otro, soltó un sonido que Ren interpreto como un sí—. Sera un gusto, y por cierto, es todo un halago para mí que me hayas llamado “un excelente florista”.

—Solo dije la verdad. —Se quejó Masato al sentir como sus mejillas ardían aún más, por eso fue que no le dirigió la mirada—. Gracias, Jinguji.

—Para eso estamos los amigos. —Por alguna razón, a Masato no le gusto la manera en que Ren expreso eso, estaba bien con que fueran amigos, pues en pocos días habían llegado a conocerse bastante, sin embargo, Ren empleó un tono que parecía algo triste, y esa fue la razón por la que a Masato no le gusto que dijera eso.

—¿Tienes tiempo libre? —Pregunto Ren volviendo a mirarlo, Masato conecto su mirada con la del otro—. Lo digo, para que te quedes conmigo a jugar, ya que el solitario es muy aburrido. —A Masato le pareció que esa explicación estaba de más. El peli-azul suspiro mientras se acercaba más al mostrador—. Lo tomo como un sí, anda, vayamos a la bodega.

Masato lo siguió bordeando el mostrador, para luego ingresar justo por detrás de Ren en lo que este último llamo bodega, pero a los ojos del peli-azul, eso era más bien un almacén. Los ojos celestes de Masato jurarían que nunca habían visto tantas flores juntas, y su nariz estaba saturada de los distintos aromas que estas despedían. Ren noto la mirada de sorpresa de Masato y rio un poco, haciendo que el contario lo mirada con un poco de molestia.

—Bien, aprovechando que te traje aquí, dime qué tipo de flores te gustan para los arreglos de la gala. —Pidió Ren tomando asiento frente a una mesa un tanto agosta. Masato se sentó frente al peli-naranja y siguió observando las flores que tenían alrededor, y si la vista no lo engañaba, había aun más estantes con otros tipos de flores por detrás de los que estaba viendo.

—No puedo elegir, son muchas flores distintas, y todas igual de hermosas. —Exclamo con un tono de incredulidad, Ren casi se ríe, pues encontró esa respuesta algo tierna y nostálgica.

—Bueno, después de la partida puedo mostrarte cada tipo y color, también te diré el significado de cada una, así puedes optar por la que consideras más adecuada para la fiesta. —Masato se mostró de acuerdo con aquella idea, entonces, la partida de naipes empezó.

 

Diez minutos más tarde.

 

Masato estaba siguiendo a Ren por todo el almacén de flores, y este último se detenía a mostrarle las flores más hermosas, o de temporada, también le explicaba el significado de cada flor y de sus distintos colores. Masato nunca se había detenido a pensar que cada flor era un mundo, y que entre las mismas, había divisiones por los colores, incluso pensó que era algo bastante complicado de aprenderse, sin embargo, le parecía que Ren sabía todo de memoria, no… Era distinto a solo haber memorizado algo, más bien parecía que conocía cada aspecto de las flores de una forma más sentimental, pero Masato era demasiado reservado para preguntar sobre esas cosas, pues pensaba que los temas personales solo debían contarse entre amigos íntimos, y solo cuando ambas partes estuvieran dispuestas a hablar sobre ello.

Ren estaba al lado de unas flores, listo para explicarle a Masato de que tipo se trataban, pero en ese momento, vio al otro sosteniendo una maceta con claveles de un rojo puro, y a los ojos de Ren, que de fondo veían gypsophilias, peonías, rosas y narcisos, era una escena única. Pues Masato, rodeado de flores era una visto exquisita para cualquier ojo. Ren se acercó al otro llamando un poco la atención del peli-azul, el cual volteo el rostro para verlo, y no se movió ni un centímetro cuando una de las manos de Ren se posó en su mejilla.

—¿Qué es tas haciendo? —Pregunto Masato en un murmullo al dejar la maceta de claveles, pero Ren no lo escucho, el mundo entero se había silenciado para este último, y respondiendo la respuesta de Masato, Ren termino la distancia entre ellos uniendo sus labios.

Al inicio era un beso virginal, de esos en que los labios solo tienen un contacto superficial sin ningún movimiento, pero al cabo de unos segundos se transformó en un beso algo torpe, ya que el propio Ren no sabía porque lo hizo, y que Masato no tenía la suficiente experiencia en esas cosas, sin embargo, ninguno de los dos se mostró reacio al otro. Masato, que en un principio no había cerrado los ojos por la sorpresa, termino haciendo y siguiendo los movimientos tontos de los labios de Ren, y este último, a cada segundo que pasaba tomaba más confianza en lo que hacía, llevando a aquel beso tonto a ser uno experto y apasionado.

Cuando estuvieron faltos de aire, se separaron tan solo unos centímetros, ambos permanecieron en silencio pero mirándose fijamente el uno al otro. Tanto Ren como Masato parecían estar procesando lo que acababa de pasar, pero ese momento de tranquilidad termino cuando se escuchó una puerta abrirse, entonces, Masato recobro la cordura que tenía y se fue en silencio, Ren lo siguió con la mirada, quiso llamarlo para hablar de lo que sucedió, pero no encontró su voz para hacerlo, y solo pudo verlo marchar.

—¿Quién era ese? —Escucho la voz de Otoya tan solo unos segundos más tarde. Ren fijo sus ojos azules en los rojos del muchacho, pero no respondió, solo volvió a ver las flores que Masato había sostenido en sus manos. —¿Ren?

—Ahora no Ikki, tengo muchas cosas en la mente y debo preparar unos arreglos para una gala. —Se quejó el mayor retomando la compostura. Otoya lo miro con un poco de preocupación, pero decidió no decir nada, pues conocía bastante a Ren, y era capaz de decir que tuvo una especie de riña con aquel muchacho de cabello azul que vio salir.

 

Masato había salido de la florería con la mente hecha un desastre completo, no entendía porque no dijo nada, porque siguió aquel beso con tanta sencillez, porque Ren lo hizo, todo era una pregunta para él en ese momento, pero lo más difícil de responder era, ¿Qué es lo que siento? Masato ya no estaba seguro de que había sentido en ese momento, solo estaba seguro de que le había servido de distracción a todos sus problemas, no solo se había olvidado por completo de su tristeza, su estrés, y su ansiedad, también se había sentido bien, como si los labios de Ren fueran algo reconfortante para él.

—¡Callate! —Le dijo a su propia mente al detenerse fuera de un bar que conocía bien, solía ir ahí a hablar con su amigo Tokiya, nunca a beber, excepto por aquella tarde en que conoció a Ren. En ese momento, más que en ninguna otra ocasión necesitaba un consejo, así que se decidió a entrar para hablar con Tokiya un rato.

En cuanto entro, vio a castaño pasado de copas hablar con un albino que lucía entre divertido y molesto, Masato trato de no prestarles más atención, pues esos dos no eran de su incumbencia, no los conocía de nada y lo que hablaran o hicieran no debía impórtale en lo más mínimo.

—¿Hijirikawa-san? Es extraño verte aquí entre semana, y a estas horas. —Escucho decir a Tokiya tan pronto como se acercó a la barra. Masato se sentó en uno de los taburetes y apoyo los codos en la barra. —¿Qué sucede?

—Yo… No sé por dónde empezar. —Masato no quería decir algo simple como: “Un hombre me beso”. No solo pensaba que se escuchaba como una queja estúpida, sino que ese no era su problema, no le importaba que Ren lo hubiese besado, le importaba lo que sintió en ese momento.

—Entonces, lo mejor sería que primero pienses cual es el inicio. —Le comento Tokiya limpiando un vaso de cristal, a Masato le parecía que siempre estaba haciendo eso mismo, pero claro, no era algo que fuera a decirle en voz alta.

Masato termino explicándole todo a Tokiya, iniciando desde el día en que conoció a Ren, o más bien, el día en que despertó con resaca en el departamento de este último. Como Tokiya no tenía ningún otro cliente ese día, estuvo atento a cada palabra de Masato, por tanto, notaba cada vez que este cambiaba el tono de su voz o hacia una expresión distinta. Mientras más le contaba Masato a Tokiya, más se daba cuenta de cuanto llego a conocer de Ren en esos pocos días, y se impresionaba más y más por el detalle de cada uno de sus conocimientos, pues más que conocerse de tan solo una semana, parecía que se conocían de toda la vida.

—Creo que entiendo. —Dijo Tokiya cuando el otro termino su relato. Masato miro expectante a su amigo, no estaba seguro de que hubiera algo que entender ahí, pero no iba a corregir al único que podía ayudarlo en esa situación. —Hijirikawa-san, ¿Estas familiarizado con el amor a primera vista?

—¿Qué? —Aquella pregunta salió de sus labios más que nada por sorpresa. ¿Amor a primera vista? ¿En serio? —. Ichinose, para empezar…

—No digas algo estúpido como: “Somos hombres”, tú eres más que visiones anticuadas. —Reprendió el otro sonando autoritario. Masato bufo levemente, era cierto que él no tenía las mismas ideas viejas de su familia, pero aun así, aquello le era inimaginable—. Estoy seguro de que, en el fondo lo has sabido siempre, pero nunca antes habías conocido a alguien que te interesara. —Tenía que estar de acuerdo en eso último, a Masato nunca antes le había atraído ninguna persona, ni hombre ni mujer.

—Pero no puedo permitirme sentir estas cosas, tú lo sabes, Ichinose. —Tokiya estaba al tanto de la situación de Masato—. Este estúpido matrimonio forzado, y la poca aceptación de mi familia a las cuestiones actuales no me ayudan.

—¡Pues al diablo con ellos! —Masato nunca antes había escuchado decir a Tokyia algo como eso, por eso fue que le dio una mirada con bastante sorpresa—. No cometas el mismo error que yo, no dejes ir aquello que te hace feliz.

Masato tuvo que quedarse en silencio, tenía que pensar con seriedad el último consejo de Tokiya. No le gustaba la ir en contra de los deseos de su familia, pero ya había vivido casi veintidós años de esa forma, ya era tiempo de que hiciera lo que él quisiera sin que nadie le dijese nada.

 

21 de Marzo
Nueve y media de la noche

 

—¡Este lugar es asombroso! —Los floristas escucharon a su compañero castaño decir aquello con bastante efusividad—. ¡Auch! Eso duele, RanRan. —Se quejó luego de que el albino le diera un golpe en la nuca.

—Ponte a trabajar inútil. —Le regaño Ranmaru antes de tomar uno de los adornos de la furgoneta donde estaban acomodados algunos de los arreglos que Ren diseño para la gala de esa noche—. Te recuerdo estamos de trabajo, no de invitados.

—No es justo, Ren y Otoyan si fueron invitados al evento. —El castaño hizo un puchero al tomar otro de los arreglos.

—Kotobuki-san, eso es porque ambos tienen amigos que son invitados directos de los organizadores. —Le explico Syo que llevaba dos arreglos pequeños en las manos, Ranmaru y Reiji lo miraron con una ceja levantada, ¿Cómo sabía él eso? Bueno, no importaba demasiado como para preguntarle sobre el tema.

Los tres empleados descargaron y acomodaron los arreglos según las indicaciones de Ren, quien había llegado temprano para ayudarlos a acodar las cosas, y de paso asegurarse de que no hacían ninguna tontería estando ahí. Cuando todo estuvo terminado, Ren les agradeció a sus tres empleados el buen trabajo que hicieron, claro que él único que se fue en silencio fue Syo, que no tenía ninguna queja sobre la gala, sin embargo, Ranmaru y Reiji tenían algunas palabras para su jefe.

—Si hay carne guárdame un poco. —Ren pensó que aquello era típico del albino y su amor por la carne, y aun le dio una sonrisa como única respuesta, realmente no se veía capaz de conseguirle algo de comida esa noche.

—Ren, recuerda agradecer por la oportunidad de decorar su evento. —Tanto Ren como Ranmaru se quedaron mudos por la seriedad con la que Reiji dijo aquello, también estaba el hecho de que estaba diciendo algo serio y no una tontería—. Y has muchos amigos con dinero, ellos siempre tienen eventos, y más eventos es más dinero para nosotros, y más dinero es más…

—¡Ya cállate! —Le gritaron los otros dos, aunque por distintas razones. Cuando Reiji amenazó con hacer un puchero, Ranmaru se lo llevo a rastras a la furgoneta en que habían llegado—. Vaya empleados los míos. —Suspiro el peli-naranja antes de girarse para volver a ingresar en el edificio, aunque fue detenido por una voz que conocía bien.

—¡Ren! —Ren espero a que Otoya estuviera a su lado para saludarlo—. Gracias por invitarme a venir contigo. —Sonrió el pelirrojo mostrando los dientes, Ren le restó importancia con un gesto, invitar a Otoya había sido una especie de táctica para no estar solo ni aburrirse ahí, ya que ninguno de los pertenecía a esa clase de gente, bien podrían ser ignorados por los demás, obligándolos a pasar la noche entre ellos.

—¿No tenías otros planes hoy, Ikki? —Le pregunto mientras entraban en el recinto, la gala ya estaba por comenzando, y Ren no vio rastro alguno de Masato.

—No, de no ser por ti, me habría pasado la noche viendo las noticias o algo por el estilo. —Respondió sonando alegre, Ren sentía algo de envidia de esa cualidad de Otoya, no importaba en que situación estuviera metido, era extraño que dejara esa alegría natural de lado, en cambio Ren era demasiado melancólico, rara vez estaba realmente alegre. —Ren, ¿Podemos ir por ese lado? —Ren noto un cambio en la voz de Otoya, pero no fue capaz de decir a que se debía, sobre todo porque el otro no le dio la oportunidad de ver lo que él había visto antes de jalarlo al otro lado de la sala.

 

—No está solo. —Se quejó Masato al ver como Ren estaba siendo acompañado de un muchacho pelirrojo, al cual estaba seguro de haber visto antes. Tokiya giro el rostro para ver lo mismo que Masato, y cuando sus ojos azules se encontraron un par rojos, suspiro con pesadez.

—Yo no me preocuparía por eso, Hijirikawa-san. —Replico Tokiya desviando la mirada, no podía creer lo pequeño que era el mundo.

—¿Lo conoces? —Tokiya no quería hablar de eso, pero conocía bastante a Masato, por lo que sabía que lo mejor era responderle de una vez.

—Lo conozco. Y lo digo en serio, no es alguien de quien debas preocuparte. —Repitió antes de darle un sorbo a la copa de vino tinto que sostenía con una mano—. Es demasiado tonto, inocente… Y no es homosexual. —Termino su comentario volviendo a mirar en la dirección del pelirrojo, pero al hacerlo vio que este último se llevaba a su acompañante a lado contrario del salón—. También es un cobarde.

—Suena a que lo conoces demasiado bien. —Se quejó Masato mirando lo mismo que miraba su amigo—. ¿Puedes quitarlo de encima?

—Esto cuenta como un favor, Hijirikawa-san.

—Entonces estaremos a mano.

 

Nueve cuarenta de la noche

 

Ren estaba siguiendo a Otoya a través del salón, en poco menos de diez minutos ya casi daban una vuelta completa, y el primero empezaba ser consciente de las miradas curiosas de los invitados, no le importaba mucho el que lo miraran, a él no, tampoco le interesaba si terminaban hablando dios sabe que cosas sobre ellos dos, pero conocía a Otoya mejor que eso, por lo que sabía que el otro no soportaba del todo ser el centro de atención.

—Lo siento. —Escucho una voz que le pareció un poco familiar, Ren devolvió los ojos al pelirrojo, y vio que con este estaba el muchacho del bar, sino se equivocaba, su apellido era Ichinose— ¿Otoya?

—Ho-hola, Tokiya. —No hacía falta ser un sabio o buen observador para notar la tensión entre esos dos, sin mencionar que Otoya se oía y lucía nervioso por algún motivo—. Ha pasado bastante tiempo. —Trato de sonar un poco más normal, pero no le funciono del todo, pues al terminar su frase, su voz sonó más aguda de lo normal.

—Sí, dejaste de llamarte, y no respondías mis llamadas. —Ren pensó que aquello sonaba más como una queja que como un comentario, pero aquello no era asunto suyo así que no se veía capaz de decir nada por su acompañante.

Otoya estuvo por replicar algo, pero Ren no fue capaz de oírlo porque alguien lo empezó a arrastrar desde su espalda. Al mirar por encima del hombro, se encontró con el inconfundible corte de cabello de Masato, Ren no pensó que su encuentro sería así pero supuso que por una parte era mejor de esa forma, de otra manera, podrían ser ellos los que estuvieran en una tensa conversación. Cuando Masato se detuvo, Ren se giró para verlo al rostro, como siempre, el peli-azul se veía bastante serio, aunque, de alguna manera lucia menos frio que antes.

—Lo siento. —Dijeron ambos al mismo tiempo, sorprendiendo al contario—. Es mi culpa que… —Cuando volvieron a hablar al unísono, terminaron riendo por lo absurdo que sonaban.

—Jinguji, lamento haberme ido de esa forma el otro día. —Se disculpó poniendo una mirada un tanto triste, pero Ren no necesitaba una disculpa de su parte.

—Yo lo siento, no debí besarte de la nada. —Replico el otro con una mano en la nuca, Masato concordaba en que besar a alguien así como así no estaba bien, pero no le importaba si se trataba de él—. Termine haciendo que las cosas fueran extrañas, lo siento, Hijirikawa.

—No te disculpes, solo es extraño si dejamos que lo sea. —Masato tampoco quería disculpas del contrario—. ¿Por qué me besaste? —Ren desvió la mirada por unos instantes antes de responder.

—Te veías demasiado bonito entre tantas flores. —Fue lo primero que dijo, porque esa era precisamente la razón por la que no fue capaz de contenerse aquel día—. Y bueno, me atraes. —Masato sintió un calor en el pecho que no había sentido antes. Él había acudido con Ren esperando poder explicarme todo lo que estaba sintiendo, pero el otro, con palabras tan sencillas como esas logro dejarlo sin habla.

—Tú también me atraes. —Fue capaz de decir manteniendo el contacto visual.  Masato se sentía bastante frustrado por no ser capaz de decir todo lo que quería, pero cuando vio la sonrisa que se formó en el rostro de Ren, todo eso dejo de importarlo, lo único que quería esa seguir viéndolo sonreír de esa forma.

El dúo termino pasando la velada juntos, por supuesto que, no en todo momento pudieron estar solos, ya que Masato tenía muchos conocidos en esa celebración, y todos parecían muy interesados en hablar con él esa noche, pero a Ren no le importaba, estaba demasiado feliz como para que le interesara algo más, sin mencionar que Masato encontraba la manera de “deshacerse” de sus conocidos con rapidez.

Pero no todo era felicidad, de alguna forma, a la mente distraída de Ren regreso el hecho de que estaba bastante enfermo, y no debía quedarle mucho tiempo para decidir si se operaba o dejaba que las cosas fluyeran como la vida lo quisiera. Claro que, ahora quería tomar la operación, aun con los riesgos que tuviera, si había la oportunidad de recobrarse y pasar tiempo como era debido con Masato, entonces lo haría, su único problema era el coste de dicha operación, él no podía permitírsela, y no había manera alguna de que le pidiera dinero a sus amigos.

—¿Sucede algo? —La pregunta de Masato lo saco de sus pensamientos, Ren entonces se dio cuenta de que su estado de anime había bajado lo suficiente como para preocupar al contario.

—Estaba pensando, al fin empezó la primera. Es ahora cuando el aroma de las flores es más exquisito que nunca. —Contesto tratando de ocultar su malestar por lo que recordó, pero prontamente pensó que hacerle eso a Masato estaba mal—. Y ya sabes lo que dicen que hay que hacer en primavera.

—Una limpieza.

—Así es, y resulta que tengo que hacerme una. —Termino con un suspiro, realmente no quería hablar de eso, se sentía vulnerable.

—¿A qué te refieres? —Masato no quería adelantar ningún pensamiento, porque antes que nada, no estaba seguro de a que contexto se refería Ren.

—Necesito una operación. —Respondió al cabo de un rato, a Ren en verdad se le complicaba hablar de sus problemas, pero existía otra razón para no querer decirlo, pues ni siquiera un mes atrás la hermana de Masato había requerido una operación, una que ni siquiera se pudo llevar a cabo—.  No es muy riesgosa pero me temo que no puedo pagarla.

—¡Yo la pagare! —Exclamo el peli-azul tomando las manos de Ren, aquello sorprendió al contario bastante, sobre todo porque seguían en el salón rodeados de algunas personas—. No me importa lo que cueste, no puedo perderte a ti también. —Ren soltó una de las manos de Masato para colocarla sobre el cabello de este último—. Me importas demasiado.

—Me alegra oír eso. —Murmuro con una voz suave, haciendo que Masato luchara por contener algunas lágrimas—. No vas a perderme, Hijirikawa, no voy a ir a ningún lado.

—Te quiero… Ren.

—También te quiero, Masato.

 

Notas finales:

¡Hola! Aquí Fernanda brindandoles otra de sus historias, esta me parece más "ingeniosa" que cualquier otra que haya publicado en esta pagina antes, porque se trata de un AU completamente distinto a los otros, en que simplemente habian unos años de diferencia o algo por el estilo, aquí ninguno es un idol (aunque Masato es un actor), así que es refrescante salir de la idea de investigar todo lo que un idolo hace xD

En fin, yo espero que les guste y la siguiente semana publicaré el capítulo que sigue, así hasta llegar al mes de septiembre, donde la publicación pasará a ser mensual justo como en wattpad. 

¡Gracias por leer! 


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