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Fenómenos Astronómicos por Dtzo

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Notas del fanfic:

x3 holi holi

Nada pues el disclaimer:

Yu-gi-oh! no me pertenece, ni sus personajes. Todo es obra de papi Takahashi

Notas del capitulo:

Holi :3 pues según me faltaban detalles x3 me faltaba media historia, pero finalmente me dio por terminarla Dx pues ya llevaba tiempo debiendola y pues va con una dedicación especial a LizzieVidal y a Claudia que me dejaron algo picada con esta parejita medio extraña x3 pero como soy multishipper dije :3 ah why not?

Por cierto ... :s es la primera vez que escribo lemon /u

Y he aquí el resultado.

Chicas, espero les guste,

 

-Como vuelvas a hacer otra de las tuyas en este viaje, ten por seguro que te andaremos con Gongenzaka a lidiar con los nuevos aspirantes al Dojo – Amenazaba Shuzo a su alumno más problemático, quien era nada más y nada menos que Sakaki Yuya. Un chico muy enérgico y simpático que no podía pasar un día sin causar alguna travesura, a pesar de las constantes llamadas de atención no podía evitarlo, así era él. Pero ésta vez se la pensó antes de hacer cualquier cosa a bordo del vehículo, si algo no le agradaba eran el tener que soportar las estrictas normas en el Dojo.

Era inicio de semana y los integrantes de la escuela You Show, se dirigían en un viaje de excursión a un observatorio a las afueras de la ciudad.

Sin nada mejor que hacer, Yuya, observaba por la ventana el paisaje por el cual transitaban, dejando atrás las grandes construcciones y adentrándose en un ambiente campestre termino por relajarse y caer en un profundo sueño.

Yuzu lo despertó justo cuando el vehículo entraba al estacionamiento.

-Vamos Yuya, hemos llegado. Como no despiertes te dejaremos encerrado

-Creo que si no queremos problemas lo hubiéramos dejado dormido – Le decía él director a Yuzu, quien con un ligero puchero miro recriminatoriamente a su padre.

-No sea tan malo director – Decía Yuya mientras se tallaba los ojos, dando una imagen adorable e inocente – Esta vez tengo pensado comportarme. Lo prometo – Y mostro una gentil sonrisa.

-Descuide director – Decía una alegre Ayu – Tatsuya, Futoshi y yo vigilaremos que Yuya-oniichan no se meta en problemas ¿Verdad chicos? -  A lo que ambos asintieron enérgicamente.

-Bueno, creo que estará bien. Confío en ustedes chicos.

Sin más que decir, el pequeño trio se quedó con Yuya durante la mayor parte de la estancia en el observatorio.

El recorrido por las salas de proyecciones y las exposiciones terminaron por aburrir a Yuya, que no obstante y como prometió, muy a su pesar tuvo que contenerse en hacer notar su falta de interés. “No hay nada de divertido en éste lugar ¿Qué nadie se aburre estando aquí? De no ser por esa amenaza, podría haber hecho un gran espectáculo de sombras durante la proyección”

No era que sus juegos y bromas fueran malos, en absoluto, el problema era que no media en donde y cuando hacerlos.

Durante la hora de la comida todos se encontraban en el restaurante que se encontraba dentro del mismo observatorio, ubicado en la planta baja.

Al verse un poco excluido de la plática que entablaban sus compañeros, se dedicó a jugar con su péndulo – en un intento de no causar problemas - lo hacía oscilar dándole ligeros golpes con el tenedor y en un descuido éste mismo se atoró en la sortija que sostenía el péndulo. Trató de zafarlo pero jalo fuertemente el cubierto haciendo que el objeto volara a través del área.

Sin que Yuya lo advirtiera, a unos cuantos metros de donde él se encontraba, un joven alto, de cabellera rubia sumamente larga y ojos celestes, vio caer a sus pies un objeto en forma de cristal, lo recogió sin percatarse que un chico buscaba como desesperado por el piso aquel amuleto.

No puede ser ¿Por qué justo en éste momento?” Debía localizar a toda costa su péndulo, no propiamente por capricho pero era una de sus posesiones que más atesoraba con el alma.

-¡Yuya! Vamos, tenemos que seguir con el recorrido.

Oh no, no ahora por favor” Volteo a ver al director y le esbozo su expresión más convincente – Lo siento, pueden irse adelantando. Hay algo que debo hacer antes y no puede esperar.

-Ah no, eso sí que no, Yuya. No te podemos dejar sólo y lo sabes.

Quizá su truco más recurrente para convencer ya estuviera muy gastado, pero para su fortuna su amiga reparo en que ésta vez iba en serio; se ofreció a quedarse con él.

-Papá, yo me quedare con Yuya.

-¿Yu-yuzu…? De acuerdo. Te lo encargo.

Yuzu juró que en ese instante su amigo estuvo a punto de venerar su solidaridad y besarle los pies.

-En verdad te lo agradezco, Yuzu.

-¿Ahora que te traes? ¿Eh?

No estaba seguro si contarle.

-Bueno… yo… - No podía ¿Por qué? No era tan difícil.

-Descuida, luego me dices ¿Esta bien? Sólo tengo que vigilar que te quedes quieto. Así que si tienes que ir a cualquier parte, deberé acompañarte.

Quizá no sería tan malo que lo supiera, después de todo inclusive podría ayudarle a buscar.

-Perdí el péndulo – Dijo con una profunda tristeza.

-¡Perdiste ¿Qué?! – No era de esperarse esa reacción, a los ojos de Yuzu, Yuya era capaz de matar por su amuleto.

-¡Por favor, no le digas a nadie!

Se llevó la mano al puente de la nariz, y suspiro pesadamente – Esta bien. Ahora ¿Cómo fue que lo perdiste?

Yuya se sonrojo levemente y desvió la mirada – Omitamos detalles.

Pasaron cerca de 15 minutos y no encontraron nada.

-¿Seguro que lo perdiste aquí, Yuya?

-Ya te he dicho que sí, justo antes de que terminaran de comer.

-¿Has pensado en la posibilidad que alguien lo haya recogido?

Yuya se llevó las manos a la cabeza en un intento por mantener la calma.

-Vamos relájate un poco, como nos quedaremos hasta la noche, aún queda suficiente tiempo para encontrarlo.

Yuya se vio un poco confundido - ¿Hasta el anochecer?

-Sí, habrá un evento astronómico, de eso estábamos hablando hace unos momentos. Habrá que darnos prisa a buscar antes que empiece, aún tenemos un par de horas ¿Qué tal si preguntamos si alguien lo vio?

Pasaron las siguientes tres horas rondando a lo largo y ancho del observatorio pero no tuvieron ni la más mínima pista. El director Shuzo ya los había llamado para buscar lugar dentro del planetario, eso deprimió aún más al pobre yuya quien ya estaba empezando a imaginarse lo peor. Habría perdido su amado péndulo para siempre.

Su amiga le colocó la mano en el hombro y esbozo una tierna sonrisa en señal de apoyo – Tranquilo, te aseguro que lo encontraremos, estoy segura.

Se dirigieron al planetario y mientras esperaban a que les asignaran sus respectivos lugares, nada iba a tranquilizar la ansiedad del pobre de Yuya, que aún seguía buscando por los alrededores cualquier indicio de que alguien tuviera en la mano su péndulo.

Justamente después de que tomaran asiento, el podio se vio iluminado por el reflector, dejando ver a tres hombres vestidos de largas batas blancas.

-Sean bienvenidos al planetario de Miami city. Como ya sabrán, esta noche habrá alineación de planetas, pero eso no será todo, estará seguida de una lluvia de estrellas – Dijo uno de los hombres de bata – Esperamos disfruten el evento.

Los tres hombres bajaron del podio, aunque uno de ellos lucía un mal semblante, pareciera que estuviera mareado, al apoyarse en la pared algo cayó de sus manos, algo que no pasó desapercibido para el pequeño Yuya sin embargo pareciera que nadie se daba cuenta de su presencia; no había duda, aquel era su péndulo. Lo más discreto que pudo, se levantó de su asiento avisando que iría al sanitario, razón por la cual Yuzu no fue tras él.

Cuando los tres estuvieron cerca del centro de mando, listos para hacer reclinar los asientos y abrir la cúpula del planetario, el que se veía claramente mal se retiró, no sin antes recoger el péndulo.

Yuya no perdió tiempo en seguirlo.

Al salir del planetario se vio un poco perdido, había un solo pasillo y múltiples puertas, la mayoría de ellas estaban con seguro, pero no se dio por vencido; debido a la oscuridad en el planetario, no logro divisar las facciones del hombre, así que comenzó a revisar cada una de las perillas, con suerte una estaría abierta.

Era inútil, ninguna parecía ceder. Entonces escucho un estruendo de la última puerta al final del pasillo. Cuando llego, inspeccionó por la ventana de ésta si había alguien dentro, todo estaba completamente oscuro pero se lograba vislumbrar que había movimiento. Intento abrir pero tal parecía que algo la estuviera trabando.

Empujo con todas sus fuerzas y la puerta chocó con algo blando, seguido de un quejido. ¡Había golpeado a alguien!

Al abrir un poco más la puerta, se adentró a la habitación y en el piso se encontró con un hombre de larga cabellera rubia hecho un ovillo dándole la espalda.

-Dis-disculpe ¿Se encuentra bien? – Preguntó Yuya un poco preocupado, pues claramente se podía observar como el hombre estaba temblando. Sin embargo no recibió respuesta, entonces recordó que él era quien tenía su preciado péndulo.

-Deberías irte – Le respondió el hombre con una voz dulce pero trémula – No es seguro estar en ésta área, además te perderás la lluvia de estrellas.

-Estoy aquí por mi péndulo y no pienso regresar sin él.

-¿Péndulo? ¿Lo extraviaste? – Seguía sin mostrarle su rostro.

-Verá, estaba esta tarde en el comedor del museo y por un descuido rompí la cadena con la que lo portaba, hace unos momentos usted se retiró del planetario no sin antes recoger una especie de cristal con adornos metálicos; ese es mi péndulo.

Entonces el hombre dejo de temblar por unos instantes y a tientas buscó entre sus ropas el objeto que describió Yuya. Se intentó poner de pie apoyándose en uno de los escritorios y fue entonces que sus miradas se encontraron. Una rojiza y otra celeste.

Por unos momentos Yuya sintió un escalofrió recorrerle la espalda al ver que el hombre era de muy buen ver, sus rasgos faciales eran delicados, deleitaron la vista del pequeño. Pero algo no estaba bien con su contrario, pues claramente se notaba muy pálido.

-¿Puedo ayudarle en algo? Si no se siente bien puedo ir a servicios médicos por ayuda – Justo cuando dio media vuelta para salir a buscar ayuda sintió como era tomado por la muñeca.

-No es necesario, en serio. Sólo necesito quedarme aquí durante un tiempo y nadie saldrá afectado – soltó la muñeca de Yuya y se volvió a sentar recargándose sobre la pared – Sólo toma tu péndulo – Le extendió la mano para regresarle el cristal – Ahora vete, antes de que sea tarde – A pesar de que tenía una voz dulce, se escuchaba entre preocupado e irritado.

Yuya estaba feliz por tener de vuelta su amuleto.

-Muchas gracias… etto ¿Cuál es su nombre?

-Está bien si no me hablas de usted, me haces sentir viejo – le respondió con un tono mucho más tranquilo que antes – Es Hoshiyomi ¿Me dirás el tuyo?

-Yu-yuya Sakaki, bueno debo irme, gracias por regresarme mi péndulo ¿Estás seguro de que no necesitas ayuda? – se acercó e instintivamente con su mano tocó la frente de Hoshiyomi, encontrando que tenía fiebre – ¡Estás hirviendo! Deberías ir a… - Las palabras quedaron flotando en el aire, pues Yuya quedo mudo cuando sus labios fueron sellados por los de su contrario, quien en un instante sujeto la mano que Yuya posó sobre su frente y lo atrajo a sí mismo.

No era un beso apasionado, era un mero roce.

-Te advertí que no te quedaras – le susurro Hoshiyomi al oído con un tonó sumamente acaramelado.

-¿Ho-hoshiyomi? ¿Qué te sucede? – Yuya estaba ciertamente desconcertado por la repentina acción del mayor, tanto que sus pensamientos se volvieron un desastre y no lograba estructurar bien sus ideas ¿Qué debería hacer? ¿Cómo debería reaccionar ante la situación? ¿Estaba bien no sentirse enfadado?

Hoshiyomi le miro con suma ternura y le sujeto el mentón - ¿Confundido, pequeño?

De nuevo, ahí estaba esa mirada hipnotizante.

-Yo cr-creo que debería volver con mi grupo. Me han de estar buscando – intentó apartar la mirada, pero simplemente era imposible y la distancia de sus rostros era escasa, sus alientos chocaban y el contacto visual solo aumentaba esas vibraciones a querer unir sus labios.

Hoshiyomi rio por lo bajo – Entonces adelante, no te estoy deteniendo ¿O sí? – Le tomó de la cintura y lo sentó sobre su regazo. Por su parte el menor no puso la menor resistencia – ¿Te han dicho lo hermosos que son tus ojos? – se acercó y besó los parpados de Yuya, entonces siguió un trayecto de besos, comenzando por sus ojos, nariz, labios, mentón y garganta. A medida que iba descendiendo escuchaba como los lindos alaridos del pequeño iban en aumento.

-Es-espera – Al fin logro articular una frase, entonces Hoshiyomi se detuvo por unos instantes y le miró fijamente a los ojos.

-¿Qué sucede Yuya? ¿Acaso algo te ha molestado? ¿Alguna inquietud? … ¿Petición? Puedes pedirme cualquier cosa.

“Oh, esa voz… eso es lo que me tiene bajo éste efecto” – Y-yo… me siento r-raro, no sé que ha-hacer o decir – Ahora su rostro estaba haciéndole buena competencia a un tomate maduro.

-Así que eso te preocupa ¿eh? Bien – tomó las manos de Yuya y las pasó por detrás de su cuello – sujétate de mí y… no suprimas esos lindos sonidos que brotan de tus labios, que eso me ira guiando a hacer mejor las cosas – y le guiño un ojo.

Y nuevamente regreso al cuello de Yuya, lamia toda su extensión, sin embargo a la altura de la manzana de adán, movió su lengua lentamente en pequeños círculos, lo que le causo un espasmo seguido de un gemido ahogado; resultado de que dicha acción desencadenó una oleada de placer que viajo por toda su espalda y brazos hasta la zona de sus caderas haciendo que inconscientemente su cuerpo buscara más contacto.

-¿Lo ves? Sólo deja que las sensaciones fluyan.

La habitación estaba inundada en calor a pesar del frio que predominaba la noche, los gemidos, las caricias y el placer eran los causantes de que aquellos ojos escarlata estuvieran brillosos, que esos suaves labios estuvieran entre abiertos y su cuerpo sometido a los espasmos orgásmicos causados por Hoshiyomi. Puesto que Yuya en verdad no tenía idea de que hacer son sus manos, solo atinaba a enredar sus dedos entre los cabellos del mayor y jalarlos un poco, por su lado Hoshiyomi gozaba plenamente de las adorables expresiones y reacciones que tenía Yuya ante los besos y caricias; por sus pezones, torso, caderas, abdomen y entrepierna.

No había palabras, todo era transmitido y entendido por medio de las miradas.

Las embestidas que comenzaron con sumo cuidado debido a la primera vez de Yuya se volvieron fuertes y frenéticas en cada estocada, sus ojos de estaban perdidos y envueltos en lágrimas a la vez que su cuerpo era violentamente azotado por los espasmos post-orgásmicos, ya no estaban lejos de alcanzar el clímax.

Justo en el instante en que estaban por llegar escucharon la voz de Yuzu gritando por su amigo. Así que al instante Hoshiyomi tomo el rostro de Yuya y silenció su orgasmo con un beso altamente demandante, no lo soltó hasta que las vibraciones eléctricas que aún recorrían sus cuerpos disminuyeran por completo. Total, dudaba mucho que inspeccionaran cada puerta en busca del chico, finalmente Hoshiyomi salió del menor, a quien lo abandonaron por completo sus fuerzas que cayó rendido en los brazos del astrónomo.

Afortunadamente como la mayoría de las habitaciones eran laboratorios, contaban algunas con regaderas de emergencia y en la que estaban había. Lavo con cuidado al pequeño y lo vistió; finalmente lo recostó sobre una de las mesas, se vistió y salió del cuarto en busca de la compañera de su pequeño Yuya.

-¡Yuya! ¿Dónde estás? ¡Ya es hora de irnos! – Yuzu esperaba que Yuya no hubiera hecho nada que lo sentenciara al fin de semana en el Dojo.

-Si buscas a tu amigo, se quedó dormido en la habitación del fondo – Le dijo Hoshiyomi con toda la calma del mundo.

-¡¿Yuya, se quedó dormido?! – Hizo una gran reverencia en señal de disculpa – Lamento mucho si le causo molestias.

-Al contrario, encontró lo que buscaba. Y yo también – eso último lo dijo en un inaudible susurro.

-Ya veo, muchas gracias por ayudarlo.

-Si gustas, lo podría llevar por ustedes. No es molestia, es un buen chico – esbozo una sutil sonrisa.

-Se lo agradecería mucho.

Hoshiyomi llevó a Yuya hasta el vehículo en que habían llegado, en todo el trayecto el pequeño no se despertó, ni siquiera al llegar a su casa.

 

Al despertar en su habitación se llevó la mano al pecho en busca de su péndulo y ahí estaba; creyó que todo fue un sueño, uno muy extraño y… ¿reparador?

Sacudió su cabeza como si con ello pudiera sacar esas ideas tan locas, cuando se puso de píe para bajar a desayunar, sintió una punzada de dolor en la parte baja de la espalda, le flanquearon las piernas y se desplomó. Esperó sentir el golpe contra el piso, pero no llegó. Al contrario, se encontraba en brazos de un extraño joven de larga cabellera rubia y hermosos ojos celestes.

-Buenos días Yuya – Hoshiyomi lo sostenía en sus brazos – No deberías hacer demasiado esfuerzo.

Yuya no lograba articular palabra alguna – Tú… ¿¡Eres real!?

-No exactamente, disculpa mi comportamiento de anoche, fue algo ajeno a mí. Verás, mi ser tiende a reaccionar a los fenómenos astronómicos y ya averiguaste lo que me causa una lluvia de estrellas. Claro que la mayoría de los fenómenos me ponen en ese estado, la diferencia radica en el modo en que me pasa. Quizá si hubiera sido un eclipse, no podrías ni caminar – decía eso ultimo con una sonrisa seductora.

Yuya nuevamente se asimiló a un tomate maduro - ¿Puedo preguntarte algo, Hoshiyomi?

El mencionado asintió.

-¿Por qué solo yo te puedo ver y sentir?

-Porque tú eres mi maestro, el péndulo es la prueba.

-Entonces eres algo así como ¿un guardián?

-Esa es la idea – y le sonrió amablemente – como te dije anoche. Puedes pedirme lo que quieras.

Yuya lo meditó por unos instantes, entonces supo que decir.

-Hoshiyomi, acércate más.

Al estar a la altura del menor, Yuya tomó con sus manos el rostro de su sirviente para probar en un tímido beso sus labios y luego declaró – No puedes alejarte de mí ¿Está claro?

Esta vez Hoshiyomi se sonrojo un poco y asintió – Nada me gustaría más que eso Yuya-sama.

Además de tener alguien que le cuidara y lo quisiera de un modo tan desinteresado, tenía un compañero para conversar y “entretenerse” de otros modos.

 

FIN.

 

Notas finales:

x3 nada pues espero les haya gustado. 

<3 besos y nos vemos luego en singularidades, correspondencia y les tengo pendiente la continuación de Obseción virtual <3 ya trabajo en ello.

Besos y abrazos 


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