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kurayami no hon por Yami no Deshite

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Notas del fanfic:

Los personajes no son míos sino de sus respectivos autores este es un medio para que sigan existiendo en algún otro estadio, en nuestras mentes.

 

Aclaraciones

 

----Línea punteada completa, separación de escenas

 

----Línea punteada incompleta, otra parte dentro de la misma escena

 

(NA) Alguna acotación mía.

 

Disfruten esta historia que yo lo hice al escribirla. Y dejen sus críticas para bien o para mal.

 

 

En el pabellón de las hierbas fragantes del palacio Barton, un joven rubio de ojos aqua e infinita dulzura era atraído por un libro. Fue a tomar del estante de los textos antiguos un libro sagrado y encontró en su lugar uno negro, forrado con piel de murciélago; al tocarlo sintió una mezcla perturbadora de sentimientos y...

-Ya sé, la respuesta debe estar en el libro del “Templo de la montaña”- pensó en voz alta.

-Es tarde ya, iré a buscarlo y luego me retiro a mis aposentos. Y ese libro, ¿Qué extraño?, pero si ahí había otro.

Estiró su mano para tomarlo y sintió una enorme cantidad de sentimientos confusos y oscuros se apoderaban de él, la vista se le nubló y se desmayó cayendo en la oscuridad...

Un joven de largos cabellos castaños trenzados y ojos de extraño color violeta, se dirigía hacia el mismo lugar en que se hallaba Quatre desmayado.

-Quatre, Quatre.

Entró en la biblioteca, sin dejar de llamarlo.

-¿Pero si tendría que estar aquí? Las velas están encendidas, sus papeles en el escritorio, el tintero destapado y su pluma aun con tinta fresca.

Continuó caminando enfrascado en sus pensamientos, un haz de luna que entra por la ventana, le llama la atención y se acerca a ella.

-¡Hay luna llena hoy, ¡que bonita luna roja...!

La mira y con una mano se rasca la cabeza, sigue buscando a Quatre.

-¡Luna ro... ja! Quatre, Quatre...

Al darse cuenta se sobresalta, camina un poco más y se dirige a las estanterías traseras de la biblioteca, escucha un quejido.

-¡Quatre!

Está en el piso, delante de la estantería de libros antiguos.

Se acerca a él y le da vuelta, está pálido y frío; con su mano levanta su cabeza, siente su respiración agitada.

Le pasa su brazo debajo de las rodillas y lo alza, se para y sus ojos quedan a la altura de la estantería

-¿Y ese libro?

Siente mucho frío y una ráfaga de viento hace que cierre sus ojos, se le eriza la piel, un escalofrío le sacude el cuerpo, lo abraza con fuerza y al abrir los ojos el libro extraño desapareció, es más vió el libro del “Templo de la montaña” en su lugar.

-¡Pero ese libro estaba aquí!- debo llevarlo a su habitación, salgo de la biblioteca y me dirijo a los aposentos.

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Mientras Duo, lleva a su amigo a los dormitorios un par de ojos siniestros observan la escena y sonríe preguntándose.

-¿En cuánto tiempo más hermosa criatura rubia tu corazón puro se corromperá?

Suspira. El acólito extendió sus alas oscuras y brillantes. Aleteó y salió volando por la ventana de la biblioteca.

Se unió a un grupo de murciélagos que pasaba.

-Criaturas de la noche dijo y sonrió - pensar que por una pequeña pugna por el poder del universo nuestro hermano mayor se peleó con nuestro padre y nos condenaron a permanecer en esta forma-  Darkness se separó de la bandada y se dirigió hacia el monte Hiei, al pie del monte sobre una saliente se encontraba el Templo de la montaña. Se posó en uno de los árboles cercanos al edificio.

En un balcón del edificio una joven de cabellos negros y un mechón blanco en la frente. Apoyada sobre la baranda observaba la luna, a su alrededor un aura blanca le daba una aspecto casi angelical.

-¿Qué frío, me siento observada?

Miró hacia el monte y allí arriba de unos árboles.

-¿Qué haces aquí, qué buscas? ¡Quieta Moonlight! le dijo a la gata siamesa, a quien se le erizaron los pelos del lomo.

-No nos hará daño, por lo menos está noche.

Voló hasta el balcón, se posó en la baranda y de ahí al piso.

-Gatsu ¿Qué gusto verte? ¡no perdiste nada!

-No seas cínico, Darkness. ¿Dónde está el libro?

Dijo sin dejar de mirar a esos ojos negros y profundos, donde brillaba la maldad regocijada.

-Sabes que te quiero hermanita-  dijo con malicia.

-Eres un pervertido, no me mires así y lo de quererme lo dudo. Ten cuidado está vez puedes perder el ala.- le sonrió.

Un haz de luz se posó en el balcón detrás de Darkness y este se estremeció y giró sobre sí mismo. Se miraron el acólito y el ángel rubio de ojos celestes (NA: más lindo que Milliardo, si es que lo puede haber).

-Y a ti quién te llamó, Gabriel. -Dijo molesto.- - Cada vez que aparece no salgo muy bien parado -pensó.-

-Vine a entregarle algo a Gatsu y darle un mensaje. Y a ti que te trae por aquí, pequeño demonio ¿quieres perder un ala? -y sonrió sin sacarle los ojos de encima.-

-Lo de demonio está bien pero lo de pequeño está demás -contestó molesto.– -No me subestimes, arcángel. -mirándola a Gatsu, quien los miraba molesta- -Mejor me voy, nuestra hermanita querrá hablar contigo. -Desplegó sus alas, aleteó y se marchó.-

-A que viniste Gabriel, tu visita no es de muy buen augurio- dijo con preocupación y sin dejar de mirar a Darkness que se alejaba.-

Con una rodilla en tierra Gabriel sacó de su cinto una katana que brillaba en la oscuridad y se la tendió a Gatsu. Esta erizándosele la piel la tomó y se inclinó en señal de respeto hacia su compañero- Es la katana “Sora no Hikari”, te la manda nuestro padre y el mensaje es el siguiente...- Suspiró y dijo– -En el momento justo sabrás que hacer, confío en ti hija, cuídate.- -Se paró, la abrazó y sintió toda su preocupación.-

-Es un momento difícil, Gabriel. El libro desapareció está tarde y todavía no sé quién fue que violó los sellos, ni donde está ese maldito libro ni quién es el elegido. -suspiró sin dejar de abrazarlo, su abrazo era reconfortante hacía que su aura brillara..-

-Tu misión terminará pronto, Gatsu confiamos en ti. -estrechando su abrazo.– -Te amamos y siempre estaré cerca protegiéndote.-

-Lo sé, pero Darkness siempre me sigue y vigila. Hace tiempo que no me ataca. -suspiré– y encima hoy la luna enrojeció, el libro es el comienzo, Gabriel. Tu lo sabes y es muy peligroso.-

-Tengo que dejarte, estaré cerca. Cuídate. -Acotando– -Te amo. -Se separó de ella con pesar, la miró y partió.

-Adiós, querido hermano. Dejó que se fuera, lo vio extender sus alas y partió convertido en un haz de luz hacia el cielo infinito.- Eres como una estrella, siempre brillando en la noche, protectivamente omnipresente. -Cerró sus ojos y pensó– -Debo analizar los signos.

Giró y entró, Moonlight la siguió ronroneando, parecía una gatita indefensa-  Mundo extraño y de extrañas criaturas -pensó.-

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Bajo la misma luna que había vuelto a su estado de blancura natural... en el castillo Barton. Un joven rubio en su cama es cuidado por el Príncipe Barton y su amigo Duo, estos conversan.

-Vuelve a contarme lo que pasó-  sin quitarle los ojos de encima a Duo y sin soltarle la mano a su adorado niño del desierto, la apretó más mientras le acariciaba el cabello.

-Es la enésima vez que te lo cuento. -Suspiró y se rascó la nuca– -Está bien, déjame ver.- pensó y dijo-  ¡Ya!, iba caminando hacia la biblioteca, entré y él no estaba... pero sus cosas si, sobre el escritorio. Algo me llamó la atención y además me sentí observado, pero no vi a nadie...- mientras lo miraba al príncipe de cabello castaño y ojos verdes, acariciando la frente de Quatre y tomándole la mano. Suspiró y sin querer recordó a Heero.

-¿Qué te llamó la atención? ¡Duo! Es importante, piensa...- preguntó molesto.-  Eres tan despistado. ¿En que estás pensando?-  vió en sus ojos un dejo de tristeza.

-Ya lo recordé, la luna estaba roja. Después de encontrarlo tirado en el piso frente a la estantería de libros antiguos.- sintió un escalofrío solo al recordar y agregó-  Cuando me acerqué a Quatre, este se quejaba, estaba frío y temblaba. Lo levanté y al pararme, vi un libro extraño, sentí una ráfaga de viento frío. Lo abracé más fuerte y cerré mis ojos, al abrirlos en lugar de ese libro estaba el del “Tem...plo de la mon...taña”.-  Frunciendo el ceño y se tomándose la barbilla.

-¡Lo del libro no me lo contaste! Y la luna la vi- dijo sin sacarle los ojos de encima, sintió que los dedos se movían en su mano- Quatre -dijo bajando la vista y lo vio sonreír, muy lentamente abrió sus ojos aqua y miró a Trowa. Sintió como su corazón se agitaba y respiró profundamente.

-¿Qué me pasó y por qué estás aquí Trowa? ¿Pasó algo en el castillo?- Me dolía la cabeza y no recordaba nada, sentí su mano apretando la mía, eso me calmó. Su cercanía no sólo tranquilizaba mi espíritu sino que inquietaba mi corazón. Sin dejar de mirar sus ojos verdes que desde lo profundo de su ser me llamaban sin palabras solamente con sentimientos. Traté de sentarme y al hacerlo, no pude evitar llevarme la mano a la frente y cerrar los ojos, me mareaba- Trowa- dije sollozando con angustia, sentí su abrazo y me hundí en la oscuridad.

-¿Qué le pasa? Está pálido y ni siquiera notó mi presencia- dijo Duo mirándolos.-

El príncipe lo abrazó fuerte, lo sentía angustiado y se durmió en sus brazos. Lo miró a Duo que los observaba preocupado. En sus ojos violetas había un dejo de tristeza, preocupación e intriga.- Me quedaré a su lado está noche, siento que cuando amanezca se tranquilizará.-

-Iré al templo. -Dijo el trenzado caminando hacia la puerta dándoles la espalda.-

-Cuando amanezca y no vayas por el bosque Sakura.- Sin dejar de mirarlo y acotó– -Wufei y Heero llegan del frente al amanecer. Será mejor que te acompañen.–

-¿Cuándo supiste que volvían?- preguntó molesto- -Y no me dijiste nada. -lo miró serio y con ira.-

-El halcón de Heero llegó con un mensaje está mañana. Tu y Quatre estaban entrenando y luego me olvidé. Además no paras de hablar, haces que todo el mundo se olvide de lo que tiene que decirte, Duo.- Vio tristeza y alegría en su rostro, era tan lindo verlo sonreír que sonrió también.

-¿A qué viene Heero? Que yo sepa se va a casar con Relena- no pudo evitar decir esto con ira, desilusión y dolor.-

-No sabía que se iba a casar con Relena, no tendrías que guiarte por las habladurías de la gente, Duo.- mirándolo seriamente, sonrió. No podía creer lo que estaba escuchando y dijo- -¿Por qué no hablas con él?

-Está bien, Trowa y no lo dejes solo a Quatre. Por favor.- dijo con desgano y salió, cerrando la puerta detrás suyo.- 

Vió salir a Duo y pensó -va a ir sin que lo acompañen, es muy terco Shinigami.- Miró a su hermoso ángel, lo sintió más tranquilo, se recosté a su lado y al sentir su calor se durmió.

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Caminó por el pasillo hacia su habitación, no podía dejar de pensar en Heero. -¿Qué extraño que Tro... no lo sepa? ¿Y esas cartas que recibí? No puedo esperar voy a ir al Templo. Tengo que hablar con Gatsu.- entró en su habitación, se cambió, se colocó la armadura samurái que le regaló Gatsu, cruzó las dos katanas en su espalda, se ató la capa negra y se dirigió a las caballerizas.

Al entrar a las cuadras, caminó por el pasillo dirigiéndose al establo de su caballo. Este al verlo se paró relinchándole- ¡Shh! No relinches y has silencio. Qué vas a despertar a todo el mundo.- Sonrió enternecido, le producía un regocijo muy profundo que su caballo se alegrara de verle.- Tenemos que ir al Templo, Shinigami. -Tomó la cabezada y se la puso, luego el mandil en el lomo y la montura sobre este bien encajado en la cruz. Cinchó primero flojo, lo hizo dar unos pasos por el pasillo y terminó de cincharlo. Bajó los estribos y montó. Salió al paso de las cuadras del castillo, en él sólo eran alojados nuestros caballos. Pasó las puertas del patio interno y comenzó a trotar.

Los guardias le abrieron las puertas de la fortaleza Barton, al salir era la hora del crepúsculo, la luna ya estaba baja en el horizonte. La miró y al verla blanca, pensó en voz alta -¡Qué luna hermosa! Pensar que escondes secretos y tal vez al haberte enrojecido nos estés avisando de algo... debo partir

–Vamos Shinigami, que tu y yo no tememos a la muerte. -lo dijo y tomó hacia la izquierda-- Sí, ya sé no debemos ir por aquí pero sino lo hacemos tardaremos mucho más en llegar- se paró en los estribos, apretó las pantorrillas y con buen contacto en la riendas, partieron.

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Mientras Duo galopaba hacia el Templo de la montaña. Darkness había escuchado la conversación de este con Trowa, esperó a que el jinete trenzado partiera y lo siguió- Esto va a ser interesante. -y sonrió malévolamente.-

El acólito volaba pesadamente todavía no se había podido recuperar de aquella batalla histórica en la que Akari casi le corta el ala izquierda. Y ese dolor le traía recuerdos y más dolor pero no a nivel físico sino sentimental. ¿Cómo se había enamorado de aquel arcángel de cabello blanco con un mechón negro en la frente de ojos celestes?

–Diablos, debo concentrarme sino lo perderé, ahí está. Sigue cabalgando.

Dos acólitos más se le unieron a Darkness- ¿Y ustedes qué quieren? -preguntó molesto y pensó-- estos dos son peligrosos no quisiera estar en la piel de Duo. Gatsu me va pulverizar si le pasa algo.

-Sólo queremos divertirnos un poco, Darkness. -Sonrió Ankoku Yume, un demonio de poderes menores que no dejaba de ser mortal y su compañero Muerte Negra babeándose agregó- ¡Una fiesta privada no vendría mal, no! Es hermoso ese jinete.- dijo señalando a Duo

-¿Cuál jinete?- Dijo el hermoso acólito que a pesar de su condición no había perdido su belleza  tratando de distraer a los otros dos. Los cuales lo miraron con odio.-- Mejor me callo -dijo para sí, Darkness.

Duo seguía su camino sin percatarse de aquella presencia maligna y maléfica. Llegó hasta el borde de la meseta y comenzó a descender, era bastante empinada por lo que tenía que bajar en diagonal y recostado sobre el anca de Shinigami.

-Vamos, que todo está bien- -le dijo a Shinigami y agregó- -¿qué inquieto que estas?- -Tenemos que llegar al bosque Sakura, límite con el Principado Barton y las tierras sagradas del Templo -pensó- -Y esa niebla allí a bajo. Pero si estaba despejado ¿Qué espesa, no se ve nada?- Llegó al llano lindante con el bosque y esa bruma se espesaba más.-- Espero poder encontrar la entrada correcta. -Se le erizaba la piel y había algo extraño en el ambiente que no les gustaba pues Shinigami estaba muy nervioso, le costaba mucho trabajo hacerlo avanzar.

Entraron al bosque por la entrada del medio pero se equivocó.- ¿Cómo no la vi?

-Después de violarlo lo van a matar. -Pensó el hermoso acólito mientras miraba a sus compañeros- -¿Qué puedo hacer? Ya sé, Gabriel. Espero que funcione si pienso mucho en él tal vez aparezca. -Los veía muy concentrados en su víctima.-

-Bajemos aquí- dijo Ankoku Yume.

Descendieron en uno de los pasajes del laberinto cerca de donde habían entrado Duo y Shinigami. Mientras el jinete trenzado y su caballo iban al trote por uno de los pasajes Ankoku Yume y Muerte Negra por el contiguo del lado izquierdo. Y Darkness a la par de Duo del lado derecho lejos de esos demonios, uno apestaba a cadáver y el otro parecía un poco ido de la realidad.

En una de las vueltas en donde los pasajes del laberinto se cruzaban con la pared y era necesario doblar hacia la izquierda se cruzó Muerte Negra en el camino del jinete trenzado. Su caballo reacciono parándose en sus patas y manoteando lo que hizo que un Duo despistado y mal equilibrado cayera de espaldas.

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-Vamos Shinigami avanza, tenemos que encontrar la salida. -Le dijo-

Mientras la niebla impedía que viera más allá de un metro de distancia, cuando vio que de la nada salía un hombre extraño, realmente feo y maloliente. Shinigami más que asustado parecía furioso, relinchaba y sus orejas estaban tiradas hacia atrás. En un momento se paró en sus patas y al hacerlo se desestabilizó. Cayó sobre su espalda y rodó sobre su anca. Cayendo con una rodilla en el piso. Con sus manos tomó las katanas que tenía cruzadas en su espalda y corrió hacía ese hombre vestido de negro. Se detuvo y esperó que se le acercara.

Detrás de este salió otro hombre vestido de la misma forma e igualmente horrible.

-Muerte, ¿por qué no invitas a tu amiguito a la fiesta que vamos a hacer?- dijo Yume mirando libidinosamente al jinete trenzado.

-Este juguete es mío, primero lo uso y luego has tu lo que quieras, Yume- contestó molesto y sin dejar de mirar a ese chico hermosamente peligroso.

Duo no dejó de mirarlos diciendo- De que hablan, par de criaturas infectas. Si no van a pelear dejen libre el camino que tengo cosas que hacer... -molesto y quieto, seguía esperando a que se movieran y atacaran.

Él primero avanzó lentamente hacia él y el segundo se abrió hacia su izquierda tratando de llegar a su costado. Retrocedió lentamente.

Shinigami se abalanzó sobre el segundo que lo esquivó con mucha rapidez. Muerte en un descuido de Duo se acercó demasiado, el espadachín trenzado trató de clavarle la katana derecha en el corazón pero con increíble rapidez esquivó la estocada. Se agachó y tomó una vara larga de ligustro del piso.

Con la vara trataba de golpearme, era muy rápido y me costaba trabajo lograr acercarme y evitar al mismo tiempo que no me tocara con su arma. Giraba y esquivaba mis estocadas. En un momento logré partirle al medio el palo, haciendo dos armas en vez de una. Nunca había visto tanta agilidad. Se me acercó y con el palo de su mano derecha logró golpear mi katana y al esquivarla, me golpeó con su otra mano mi costado derecho - ¡Ah!-  grité. Este reía y al momento de cansarse de jugar, desenvainó una espada negra y extraña. Seguimos esgrimiendo, mientras mi caballo no dejaba que lo atrapara el otro hombre.

Mi contrincante no dejaba de atacarme y tratar de desarmarme. Yo no dejaba de defenderme, en un momento logré herirlo en un costado pero parecía que no le dolía en lo más mínimo.

-Maldito niño deja ya de defenderte, me estás dando mucho trabajo.- dijo molesto mirándolo y riéndose, se divertía, sentía su adrenalina pero no percibía su miedo.-- No me temes, humano desgraciado.

-Yo no le temo a la muerte maldito demonio y menos a ti, esperas que me arrodille y suplique. Más vale muerto. -Me hizo reír el desgraciado, seguí defendiéndome. Me estaba cansando pero no aflojaba.

-Eres terco pequeño estúpido- dijo cada vez más molesto, le daba trabajo el espadachín trenzado al demonio pestilente.-

-Duo Maxwell, me llamo sabandija rastrera. -Tratando de desarmarlo empezó a avanzar y con mucha fuerza seguía con sus estocadas. El acólito con un movimiento muy rápido logró sacarle la katana de la mano derecha, he hizo que retrocediera. El espadachín trenzado tomó con las dos manos la katana que le quedaba y siguió esgrimiendo. El acólito se agacho rápidamente y tomó un poco de tierra y se la arrojó a Duo a los ojos. 

–Eso es trampa- Dijo Duo tratando de limpiarse los ojos con una mano y sosteniendo la espada con la otra.

-¡Oh, que lástima no puedes ver! ¡lloras! ¡Estás triste! Y que esperabas juguetito humano, es mi especialidad- contestó el acólito sonriendo-

El espadachín trenzado dijo- ¿Es una de tus virtudes criatura horriblemente obscena? ¡O solamente quieres lucirte! Pues lo estas haciendo mal.

-¡No! Me gusta jugar y hacer gritar a mis víctimas, mi lindo juguetito. Es parte de mi sexapeel, no sabes lo que puedo llegar a hacer contigo.

-No lo sé ni me importa vomito del diablo.- dijo Duo riéndose y empezando a ver. Se adelantó y logró enterrarle la katana en el brazo. El demonio solo sonrió y contestó -Ya te diste cuenta de donde vengo que perspicaz que eres.

El espadachín trenzado dijo- Simple deducción además apestas tendrías que bañarte de vez en cuando gusarapo.

-Tus floreos intelectuales me sorprenden denotan algo de inteligencia.- El acólito aprovechó que Duo no veía bien para agacharse y darle una estocada en el costado le clavó la espada sin enterrarla mucho sólo para lastimarlo -¡Ah!- se quejó el trenzado apoyándose con una rodilla en el piso sin soltar la espada y tratando de defenderse entonces Muerte de un golpe lo desarmó y su katana se clavó en el piso cerca de ellos.

Duo se sostenía el costado pues el dolor era insoportable. El acólito se le acercó y lo tomó de la nuca, sacó una daga y se la clavó. El trenzado cayó al piso sosteniéndose el abdomen y respirando con dificultad. Muerte lo tomó de la trenza he hizo que quedara frente a él.

-Ya te tengo Duo Maxwell -lo golpeó una y otra vez, le arrancó la armadura y desgarró su camisa. Como disfrutaba verlo sangrar pero Duo no suplicaba ni lloraba. Lo tiró al piso con fuerza.

Cayó, sintiéndose muy mal le dolía todo el cuerpo y sentía frío, la piel de su vientre estaba llena de sangre. Pero llegó a preguntar - ¿Y tu qué eres? ¿Cuál es tu nombre?-

-Todavía conciente, eso me gusta y encima preguntas. Soy lo que tu dijiste hace un rato, un demonio y me llamo Muerte Negra- dijo sonriendo y se acercó, le tiró agua en los ojos de una cantimplora que traía Duo y lo miró a esos hermosos ojos violetas enrojecidos por la irritación producida por la tierra. A pesar de que le caían lágrimas estas no eran de miedo o tristeza su mirada tenía un brillo muy particular, de ira.

El acólito lo tiró de nuevo al piso, lo obligó a estirarse y se acostó sobre él, quiso besarlo, él ladeó su cabeza entonces besó su cuello con desesperación y deseo enfermizo. Trató de desgarrar sus pantalones sin importarle la sangre que salía de las heridas de Duo.

El trenzado recordó la daga “Sora no hikari” que Gatsu le había obsequiado luego de la batalla del Valle de la Luna, la tenía en la bota la tomó con dificultad, con la mano izquierda mientras ese ser maloliente le hablaba con arrogancia. Cuando le besaba el cuello Duo dijo -Muerte, muérete -y se la clavó.

El acólito se retorció con ella clavada en el costado y cayó al lado del trenzado- Es la daga Sora no hikari, no puede ser- gritó.

Se desvaneció y Sora no hikari brillaba con luz propia en la oscuridad. La niebla comenzó a disiparse.

Me sentía fatal, había perdido mucha sangre y no podía moverme. Jadeaba, me ardía cada vez más y el dolor era insoportable. Miré buscando a mi caballo que luchaba por tratar de zafarse del otro hombre que lo tenía agarrado de una rienda.

Me hundí en un abismo oscuro...

...veo tus ojos que me miran con el azul profundo de la noche entrando al crepúsculo y me hundo en la oscuridad...

...siento tu piel que estremece la mía y con cada latido de tu corazón el mío palpita dándole la vida, que la vida misma le está negando y aquellos ángeles oscuros quieren poseer...

...Heero no me abandones te estoy llamando desde este lecho de muerte, no te puedo olvidar...

Continuará....

 

 

 

Notas finales:

Vocabulario:

Kurayami no hon: Libro de las tinieblas.

Enma: Rey de los Infiernos

Gatsu: Luna.

Sakura: Cerezo.

Valle de la luna: Existe en Argentina.

Monte Hiei: Existe en Japón.

Sora no hikari: Destello del cielo.

Ankoku Yume: Sueño oscuro.

 

 

Agradecimiento a Axon Corvus, no hubiera sido posible que republicara este fics, sin su colaboración.


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