Jamás había pensado que una mirada puede ser hermosa y esconder muchas cosas, y si, cuando lo conocí, no me pude imaginar lo que él escondía, su mirada era brillante y grandiosa, en todos los aspectos, me hace pensar, que tiene un alma demasiado transparente; ahora sé, que no es así…
-¡Okumura! ¡Vamos a jugar!-
Era la tercera vez que lo rechazaba, y él seguía insistiéndome, yo ni siquiera le daba esperanzas, siempre lo cortaba con facilidad, pero no se desesperaba, él… me petrificaba, con su abrumador poder, Eijun, no dejaba de centellear hacía que todos corrieran a su lado, porque cualquiera deseaba alcanzarlo, más aun, temían que se fuera de su lado.
-Kou, no deberías ser tan cruel con Sawamura-sempai-
-¡No te preocupes Seto-kun! ¡Algún día este chico jugará conmigo! ¡Hahahahahahaa!-
Mi sempai levantó el dedo pulgar y me dejó ver su deslumbrante sonrisa, esa que sólo les dedica a algunos…
“¿Qué es lo que ocultas? ¿Cómo miras a los demás? ¿Qué piensas Sawamura Eijun?”
Todo el mes seguí ignorándolo, pero…
-¿Me llamó? entrenador-
-Lleva estos papeles a Sawamura y después vengan a entrenar-
-Sí, señor-
Caminé por los pasillos, lo busqué y nada; mi sempai no estaba por ningún lado, lo busqué en los salones, en el bullpen, y demás, hasta que lo encontré, dormido en las escaleras, recargado en la pared, por la ventana del pasillo, se colaba el aire y agitaba suavemente sus cabellos castaños, me causó <<ternura>>, ¡No! ¡Eran tonterías! ¡No podía ser eso!
Lo recargué en mi hombro, lo dejé dormir, al menos pasaron 20 minutos antes de que me notara, y cuando despertó, abrió sus enormes soles, se hizo de inmediato a un lado, un poco confundido por lo que estaba pasando.
-¡Ah! ¡Okumura Koushuu!-
-No grite sempai-
-¡¿Qué haces aquí?!-
-Vine porque el entrenador me lo ordenó-
-Pero no tenías que cuidarme-
-Como cátcher, mi deber es cuidar del inútil pitcher que tengo-
-¡Malvado!-
Iba a darme la espalda, cuando… desgraciadamente, mis sentimientos me traicionaron, yo tenía el enorme deseo de seguir mirando sus ojos, y tomé su mano para evitar que se diera la vuelta, para acercarlo un poco más a mi…
-La curiosidad… me invade-
-¿Eh?-
-Sempai, tengo la curiosidad de saber que es… lo que miran sus ojos-
Cambio su cara sorprendida por una un poco más seria…
-¿De verdad quieres saber?-
-Si-
-A ti, sólo a ti-
Esbozó una perfecta sonrisa, como siempre suele hacer, me dejo helado con su respuesta, no pude evitar las reacciones de mi cuerpo, esa electricidad en mi piel que quemaba, la ansiedad por besar aquellos labios, me guio, nuevamente el viento agitaba nuestros cabellos, y nos envolvía más, cuando lo solté, pensé “No podré dejarte ir, espero nunca de ser, lo que miran tus ojos”.
Apenas nos soltamos, nos miramos a los ojos, inevitable, mirarlo más; impensable, no pensar en él, me ganó el corazón; entrelazamos nuestras manos, y salimos corriendo a donde estaba el entrenador, daba igual si me regañaban, por haber tardado mucho, porque valió la pena.