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La promesa por Samantha0507

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Notas del fanfic:

Los personajes de este fic no me perteecen y son solo usados por diversion 

Notas del capitulo:

Justo a la 23:59 

 

Muy Occc

Akashi solo podía sonreír mientras miraba a Atsushi conversar con sus amigos, la ceremonia había sido preciosa, cerró los ojos recordando cuando el gigante y él se habían conocido.

 

 

Habían pasado casi 12 años y aún le parecía tan cercano, miró su mano, la promesa seguía tan intacta como el primer día.

 

 

Akashi miró en silencio al pequeño niño, sabía quién era, su padre se lo había dicho tiempo atrás, su nombre era Atsushi, era un niño que según su padre era tierno y callado, incapaz de mirarlo a los ojos.

 

La idea de tener una nueva madre no era algo que para Seijuro fuera emocionante, él podía recordar a su madre, su voz, todo de ella, no necesitaba que nadie usurpara su lugar, pero su padre estaba enamorado y contra eso era algo que no iba a batallar.

 

Masaomi le había dedicado su amor y su vida de lleno los últimos 10 años, pero llegaría el minuto en que el menor se fuera, se alejara y lo que menos quería era pensar en su padre viviendo solo en esa gran mansión.

 

Abrió la puerta, logrando hacer al pequeño saltar, estaba sobre su cama y de alguna forma eso había molestado un poco a Akashi.

 

—Esa es mi cama, no deberías entrar a cuartos ajenos sin permiso previo. — el menor se había bajado rápidamente de la cama, mirando al suelo de forma avergonzada.

 

—Lo lamento…— el menor llevaba los brazos vendados, el cabello morado le caía hasta los hombros, se veía bastante alto, podría jurar que ya iba a secundaria.

 

Akashi iba a continuar, pero por un segundo se detuvo a observar al muchacho frente a él, su ropa se veía vieja, tenía el cabello enmarañado, y los brazos vendados, como si tuviera herido.

 

—No quise, lo siento…

 

—está bien, solo no entres sin mi permiso. — el muchacho movió la cabeza y luego salió, sin siquiera mirarlo una vez.

 

Akashi miró el camino por donde el menor se había ido, por un segundo se sintió culpable, no debía ser tan cruel con alguien que se encontraba en las mismas condiciones que él, después de todo estaba igual que él, enfrentándose a una nueva familia, una nueva casa, gente que no conocía.

 

Se recostó en la cama, esperando que la hora avanzara, después de todo, en la cena de esa noche conocería a su nueva familia.

 

No fue hasta que un suave toque en la puerta que llamo su atención, que se percató que había dormido profundamente toda esa tarde.

 

—Adelante.

 

—Hijo. — Masaomi entró con una pequeña sonrisa en sus labios. — ¿dormiste toda la tarde Sei?

 

—Sí, creo que estaba cansado. — Se sentó notando a su padre a su lado.

 

—Hijo, yo quería hablar contigo de Reiko. — el mayor se veía preocupado. — no quiero reemplazar a tú madre, ella fue todo para mí, nadie me había amado como ella, pero Reiko trajo algo distinto a mi vida, sé que esto es difícil para ti, pero de verdad quiero intentar estar con ella, pero realmente si sientes que ella no es la correcta yo terminaré con esto y…

 

—¿quién es el muchacho? ¿El de cabello largo?

 

—es su sobrino, él…— Masaomi dudo, pero decidió continuar. — hace unas semanas, le avisaron que su hermano había tenido un accidente, él, su esposa y sus hijos habían muerto, bueno, todos menos Atsushi, su madre lo había protegido con su cuerpo.

 

Seijuro sintió su cuerpo temblar, su corazón empezó a latir fuertemente, recordó sus palabras y como se había portado esa tarde, su por su padre que Atsushi tenía su edad, que era solo muy alto, se sentía probablemente muy asustado, muy triste, y él se había portado como un idiota.

 

—papá está bien, yo quiero intentar conocerla, quiero que seas feliz.

 

Ambos se quedaron en silencio por un par de minutos hasta que la cena llegó.

 

Seijuro no podía decir que la chica no era encantadora, ella sonreía mucho, le habla de forma tierna, pero sin querer ser su madre, Atsushi no comió en la sala con ellos.

 

Con el paso de los día el pelirrojo fue conociendo a la mujer, era realmente agradable e inteligente, según entendió que ella no estaba tras el dinero de su padre, al parecer la mujer no podía tener hijos, por eso había dedicado su vida a consentir a sus sobrinos, por la misma razón la muerte de su hermano había sido horrible.

 

El pelirrojo pasaba largas horas hablando con la mujer, leyendo un buen libro o incluso viéndola frente al piano tocar, pero en ningún minuto se había cruzado con él pelilila.

 

Cerca de un mes más tarde, cuando su padre y Reiko salieron a una cena, la curiosidad del pelirrojo terminó por vencerlo, odiaba cenar solo, su padre siempre lo acompañaba, pero sin su presencia no le quedaba más que buscar al pelilila.

 

Llegó hasta el cuarto del menor, la puerta estaba abierta, miró hacia dentro notando al menor sobre la cama, riendo con un libro entre sus manos.

 

Se acercó sin hacer ruido, el libro era de su biblioteca, su padre lo había leído muchas veces para él, en especial aquellas noches en las que el recuerdo de su madre aparecía por su cabeza, una nostalgia se instaló en su pecho, ¿solía reír como Atsushi cuando oía a su padre leer para él?

 

Se acercó un paso más llamando por fin la atención del pelilila.Sei-chin… se cubrió la boca por sus palabras, se bajó de la cama y sacudió sus ropas, nuevamente llevaba ropa que parecía vieja, incluso muchas de las cosas del cuarto no parecían cuadrar con el resto de la casa.

 

Lamento haberte asustado, es solo que es hora de cenar, creo que podríamos hacerlo junto.

 

El pelilila negó mirando el suelosuelo cenar aquí, no quiero ser una molestia, Reikochin y Akashi-san han sido muy amables, que yo…el menor dejó de hablar, tomó aire y continuo.no he pedido permiso para ir al comedor, dijiste que debía pedir permiso yo no quiero que usted se sienta mal.

 

Akashi sintió como el pecho se le apretaba, la razón por la que Atsushi evitaba rondar la casa era por sus palabras, no había tenido mala intención, no sabía lo triste que debía ser estar solo, él había perdido a su madre, pero Atsushi estaba solo, él tenía a su padre.

 

Atsushi lo lamento, no quería…

 

sé que esta no es mi casa, estoy agradecido con Akashi-san y con Reikochin, mami y papi siempre decían que las visitas después de dos días molestan, yo llevó mucho aquí, pero estoy haciendo todo lo posible para no molestar, como en la cocina y pude lavar mi ropa.

 

La sonrisa en la cara del menor le apretó el pecho al pelirrojo, se sentía mal, no había prestado atención al menor, solo por su egoísmo, había alguien más triste que él, había alguien más solo, había alguien que lo necesitaba, pero él solo se había preocupado de él mismo.

 

Cuando mi mamá murió, me sentí muy solo, papá me prometió que él estaría siempre para mí, que yo sería el primero, que no importaría el tiempo, el clima o incluso la edad que yo tuviera, que si yo lo necesitaba el estaría a mi lado. Akashi se sentó en la cama, le hizo un gesto al más alto para que tomara lugar a su lado.tuve mucho miedo, de quedarme solo en esta casa.

 

Mamá y papá no pudieron salir de la casa, yo quise entrar, pero el fuego consumió todo, quise entrar corriendo, pero el fuego me alcanzó.Akashi miró el brazo de Atsushi, donde una marca de quemadura había dejado su paso.yo quería salvar a mamá y a papá.

 

Mamá murió por mi culpa, su cuerpo se puso débil después de que nací, siempre he tenido miedo de que papá me culpe de su muerte.Los ojos de Akashi comenzaron a anegarse por las lágrimas.

 

No llores Sei-chin.las manos de Atsushi tomaron el rostro del pelirrojo, la distancia entre ellos se acortó y simplemente sus labios se tocaron, un roce suave y casi invisible, los ojos del pelilila se veían aterrados.

 

Tú tampoco llores Atsushi, te juro Atsushi, que nunca llorare, pero debes quedarte a mi lado para siempre, no quiero a nadie más que a ti ¿me lo prometes?

 

Sí, Sei-chin, toda mi vida ¿puedo quedarme en esta casa para siempre?

 

Akashi dejó salir una risa de sus labios y se apoyó en el pecho del más alto, cuando Masaomi y Reiko volvieron, encontraron a los niños profundamente dormidos, uno junto al otro, tomados de las manos.

 

 

—Hijo, ¿ocurre algo? — Seijuro sintió la voz de su padre. — No deberías estar con tú esposo, esta es su fiesta.

 

Seijuro sonrió para acercarse a su ahora esposo, Atsushi le tomó las manos y suavemente beso la argolla. —Sei-chin

 

—¿Siempre a mi lado Atsushi?

 

—En esta y en cada uno de nuestras vidas, Sei-chin

 

 

Notas finales:

Bye 


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