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My Sexy Hyung — HanHun/HunHan por Stephi

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Notas del fanfic:

Éste es un One-Shot de prueba; dependiendo si a ustedes les gusta, veré si después traigo una segunda parte o ya en su defecto, lo convierto en fanfic (puede ser mini fic o long fic, como ya dije, dependiendo de ustedes).

 

 

Notas del capitulo:

La verdad es que le tengo una idea casi completa —por si acaso—. Pero bueno, hay que ver lo que ustedes decidan.

Sin más, ¡a leer!

Parte única.

 

             — Hyung, déjame en paz, mierda —Sehun puso los ojos en blanco sintiéndose completamente irritado cuándo su hermano mayor, Luhan, había entrado a su habitación para buscar quién sabe qué en su mesa de estudio, desordenándole no sólo sus apuntes, sino también sus hormonas.

 

            Debía admitir que su hermano era absurdamente sensual sin siquiera querer serlo. Y lo odiaba, joder. Lo odiaba por tantas razones que por ello su presencia siempre le estorbaba, le irritaba.

 

            Sehun se sentía físicamente atraído a su hermano mayor (si no es que algo más); y es que no podía evitarlo. Nadie podía, de hecho. Y eso era lo que le molestaba. Todo el mundo, hombres o mujeres, caían rendidos a sus pies no sólo por su atractivo y perfecto rostro, sino por su cuerpo marcado y su actitud despreocupada y de cierta forma altanera que hacía que todos se sintiesen intrigados por él, incluyéndolo.

 

            Incluso se sentía terriblemente celoso de que su hermano tuviese un novio igual de sexy que él.

 

            Le irritaba.

 

            — Préstame tú calculadora científica —le ordena, cruzándose de brazos frente a él, mirándolo con atención, endureciendo su mirada, viéndose terriblemente sexual gracias al maquillaje oscuro de ojos que siempre mantenía encima.

 

            — ¿Sabes lo que son las camisas? ¿Y los modales? Qué mala educación tienes —se volteó hacia su computador y siguió escribiendo el ensayo de química que estaba haciendo antes de que su hermano llegara a interrumpir su concentración.

 

            — Mira, niño, primero: estamos en verano como con cien grados centígrados y estoy sudando cómo la mierda por el puto calor —le responde, levantando una de sus cejas con cierto aire de superioridad. Sehun suspira y lo mira de arriba abajo, él había notado el torso perlado de su hermano gracias al sudor desde que entró a su habitación—. Segundo: Eres mi hermano, te conozco desde antes de que nacieras, los modales no sirven entre nosotros —suspira, revolucionándose el cabello con fastidio y mirándolo cansado—. Sólo préstamela.

 

            — ¿Qué pasó con la tuya? —le preguntó, mirándolo acusadoramente. Luhan desvió la mirada hacia la cama.

 

            — Baek la tiene —Sehun alzó sus cejas cómo si entendiese la situación.

 

            — Claro, tú novio —volvió a poner los ojos en blanco con fastidio y señaló su mochila. Luhan se fue directamente hacia ella y luego de rebuscar allí por unos segundos, la sacó con una media sonrisa.

 

            Y sin siquiera agradecerle, salió de su habitación, cerrando con brusquedad la puerta.

 

            Sehun, rendido, sólo negó con la cabeza ante el comportamiento de su hermano.

 

            Era irritante, fastidioso, molesto y un completísimo hijo de puta agresivo con todo el mundo.

 

            Se acarició el puente de la nariz con una especie de sonrisa burlona y no pudo evitar soltar un suspiro de alivio al volver a estar solo.

 

            Miró su ensayo e intentó seguirlo, pero luego de unos minutos batallándole sin ningún buen resultado, se rindió. El mierda de su hermano mayor se había llevado su inspiración junto con su calculadora, y lo había dejado con un sentimiento de molestia en el pecho por sólo haber mencionado una parte del nombre de su cuñado.

 

            Jamás admitiría que le tenía cierta envidia a BaekHyun por tener la suerte de estar con Luhan.

 

            Jamás.

 

            Pero así se sentía.

 

            Volvió a suspirar y abrió el navegador en su computador. Había recordado una página porno que su amigo JongDae le había recomendado hace tan sólo unos días y que no había podido entrar porque estaba ocupado haciendo los deberes del instituto. No le llamaba mucho la atención al principio; pero cuándo su amigo y compañero le mencionó un chat privado categorizado, incluso escribió en su cuaderno de filosofía los pasos para registrarse y entrar en el chat que le llamase la atención.

 

            Dudó en escribir el nombre de dicha página y tuvo un debate moral antes de darle click al enlace en el navegador. Después de todo, estaría entrando a una página de contenido adulto cuándo absolutamente toda su familia se encontraba en casa.

 

            Indagó un poco la página antes de registrarse y tras varios minutos, ya se encontraba buscando alguna categoría en el chat para poder comenzar una nueva experiencia sexual, como diría JongDae.

 

            Se sorprendió por la cantidad de cosas que había, las categorías iban desde abasiofilia hasta erotofonofilia o xenofilia. Literalmente, de todo.

 

            Sehun ya había escuchado el significado de aquella parafilia «erotofonofilia» cuándo en su instituto estaban dando clases de sexualidad y prevención de ITS; y la verdad era que le llamaba mucho la atención probar esa clase de erotismo.

 

            No tardó en darle click al nombre de la parafilia y los perfiles de las personas interesadas aparecieron en su pantalla. Si él era sincero, le daba algo de pavor llamar a alguien y luego llevarse la sorpresa de que tuviese quizás el doble de edad que ponía en el perfil en aquella página; pero se auto convenció de que si no se arriesgaba, no ganaba.

 

            Intentó encontrar a alguien que le llamase verdaderamente la atención, pero la realidad era que nadie lo hacía. Había hablado con varios chicos y chicas y ninguno le había provocado un mayor interés; ninguno, hasta que vio la foto de un chico que se hacía llamar «colablanca1». A diferencia de las demás personas allí, en su imagen de perfil, aparecía aquel chico en bóxers blancos. Su rostro no se mostraba, pero se le podía apreciar su abdomen marcado, el gran bulto en el bóxer, y sus piernas gruesas y contorneadas.

 

            Sehun sólo rogó internamente que aquel sí fuese el chico de veinte años que decía ser en su perfil, al que le había acabado de mandar un mensaje y éste le había respondido a los pocos segundos.

 

            Hablaron un poco y ambos habían tomado la decisión de cumplir el objetivo por el cual estaban allí.

 

            Así que Sehun se encontraba más que ansioso, esperando la llamaba de «colablanca1».

 

            Tragó saliva con fuerza cuándo su celular sonó y vio en la pantalla que la persona que lo llamaba tenía un número privado, justo cómo el chico con el que estaba hablando.

 

            Intentó calmar los latidos de su corazón antes de contestar la llamada y sonreír un poco.

 

            — Así que… dieciséis años y en una página porno —Sehun no pudo evitar ampliar su sonrisa y sintió su piel erizarse ante la voz que estaba del otro lado de la línea. Sonaba reconfortante y de cierta forma familiar; pero era hermosa y jodidamente sexy.

 

            Y sin quererlo, su miembro había comenzado a levantarse.

 

            — No debería resultarte muy extraño en estos días —él en algún momento de su vida había aprendido a bajar varios decibeles en su tono de voz para que ésta sonara ronca y profunda si se llegaba a presentar una situación como ésta.

 

            Escuchó un carraspeo por parte del chico con quién hablaba.

 

            — Sehun-ah, sé que eres tú —su sonrisa se borró al instante y miró hacia su computador con miedo.

 

            Mierda, no. Pensó. Eso no podía estar pasándole a él.

 

            — ¿Luhan? —si antes su voz estaba firme y sexy, en ese momento pudo jurar que, al mencionar el nombre de su hermano, su voz se había quebrado miserablemente—. Mierda, joder —maldijo con los nervios a flor de piel y comenzando a sentir la mayor vergüenza que en su vida jamás había sentido—. ¿Cómo… —se aclaró la garganta—… sabías que era yo?

 

            Escuchó una risa suave por parte de su hermano y su corazón se agitó mucho más de lo que ya estaba. Hasta su risa sonaba endemoniadamente sensual a través del teléfono.

 

            Y se maldijo por ser tan jodidamente precoz.

 

            Se maldijo a sí mismo y maldijo al imbécil de JongDae por haberle recomendado esa mierda de página en la que su hermano también se metía.

 

            Maldijo su suerte, su vida, ¿y por qué no? A sus padres por calientes y tenerlos a ambos.

 

            Maldijo hasta al conductor del metro.

 

            — Soy tú hermano, Sehun-ah. ¿Crees que no me sé tú número de celular? —estuvo a punto de colgar y optar por suicidarse. Pero sentía muy dentro de él, que debía explicarle la situación.

 

            Y debía aprovechar que estaban por el móvil y no frente a frente.

 

            — Hyung… yo… —balbuceó en busca de las palabras correctas y el sudor frío en sus manos hizo que su celular casi se le resbalara.

 

            — Está bien, cállate —de nuevo la voz de Luhan había sonado demasiado sexy y las consecuencias de ello las estaba sintiendo en su vientre bajo—. No importa —sonrió un poco relajado ante esas palabras y estuvo a nada de agradecerle y luego colgarle y jamás volverlo a ver; pero su hermano lo volvió a interrumpir—. ¿Qué llevas puesto? —abrió un poco la boca sintiéndose impresionado por la pregunta de su hyung.

 

            En serio estaba muy, muy impresionado.

 

            Y también excitado.

 

            Sonrió con picardía y, a pesar de que muy dentro de sí algo le gritaba que no siguiera con ese juego, que luego no podría ver a Luhan a la cara, contestó:

 

            — Estoy quitándome la camisa —volvió a su voz sexy y sonrió de nuevo—. ¿Tú qué llevas puesto?

 

            Hubiese mentido si esperar la respuesta de Luhan no lo había puesto más ansioso y excitado al imaginarse las miles de posibilidades.

 

            Aprovechó el silencio para quitarse la camisa; justo cómo lo había dicho antes.

 

            — Estoy en bóxers blancos —podía jurar que ambos habían sonreído ante aquella respuesta; y Sehun no pudo evitar mirar la imagen de su hermano en ropa interior en aquella página porno. E inconscientemente, su mano bajo hasta su miembro y lo acarició un poco, casi superficialmente—. No, espera. Ya estoy desnudo.

 

            Un corrientaso eléctrico lo recorrió entero y su pene palpitó dolorosamente.

 

            ¿Cómo es que su hermano podía ponerlo de esa manera con sólo unas cuantas palabras?

 

            Imaginó cómo se vería Luhan totalmente desnudo, completamente expuesto; y sintió unas terribles ganas de ir directamente hacia la habitación del mayor y sólo terminar allá mismo esa estúpida conversación telefónica. Pero se contuvo.

 

            — Justo ahora te estoy imaginando desnudo —dijo con lentitud, a sabiendas que eso, quizás, podría poner a su hermano duro. Ya había probado ese tono de voz con otras personas y mierda, jamás fallaba.

 

            — Yo ya te he visto desnudo —la frase en sí, sonaba un poco perturbadora y hasta pedofílica; pero sólo esas pocas palabras lo habían dejado casi que al borde del mismísimo orgasmo. Abrió los ojos algo impresionado al escuchar un gemido por parte de su hermano y juró que sus pupilas estarían dilatadas a causa de lo hermoso que eso había sonado—. Y me estoy masturbando con esa imagen en mi cabeza —agrega, dejando escapar otro gemido.

 

            — ¿Sabes, hyung? —le preguntó extasiado por aquello último que él le había dicho. Escuchó como su hermano soltaba otro gemido largo y fuerte—. ¿Debería ir a ayudarte con eso? —se mordió el labio ante el silencio repentino y luego de un último gemido, la respuesta de Luhan llegó a sus tímpanos.

 

            — ¿Qué me harías? —sonrió con amplitud y supo a dónde se dirigía aquello.

 

            — ¿Cómo prefieres qué me comporte contigo? —se aventura a preguntar, cambiando la dirección de la conversación sutilmente. Se había sentido avergonzado de responder aquella pregunta—. Te haré lo que quieras.

 

            — Sé brusco —responde, jadeando un poco—. Y salvaje. Yo seré igual, así soy —la voz de Luhan se había puesto bastante ronca y una clase de alarido cargado de excitación se dejó escuchar de su parte—. Mierda, Sehun —maldice con fuerza—. Eres muy bueno en esto, acabo de correrme —la risa suave y sensual de su hermano es lo que lo impulsa a meter su mano bajo la tela de sus pantalones y comenzar a masturbarse por encima de sus propios bóxers.

 

            — Bien… —sonríe, ya más confiado—. Llegaría a tú habitación…

 

            — Ajá… —lo incita el mayor de los dos.

 

            — Te besaría salvajemente, como te gusta —gime con suavidad gracias al placer que se está dando él mismo—. Te pondría en cuatro…

 

            — ¿A sí? —por su tono de voz, Sehun supo que estaba sonriendo—. Yo pensaba hacerte lo mismo.

 

            Sehun aventura su mano por debajo de la tela que le faltaba y toma entre sus dedos su virilidad, comenzando con un lento sube y baja mientras variaba la presión sobre su glande. Extasiado. La voz de Luhan, sus gemidos, la imagen de él en su cabeza estando completamente desnudo, masturbándose, su risa calmada y leve, absolutamente todo lo ponía duro.

 

            Él nunca se había imaginado estar en una situación así con su hermano mayor, aquel al que tantas ganas le tenía desde que había logrado observarlo con atención; desde aquel día hacía unos años que había tenido su primer sueño húmedo con él.

 

            Su primer sueño húmedo.

 

            — Yo te lo haré mejor —sonrió, aumentando el ritmo de su mano mientras suspiraba con cierta fuerza, queriendo que su hermano lo escuchara.

 

            Ya podía sentir su prominente orgasmo en la base de sus testículos y arqueó la espalda a la espera de poder terminar.

 

            — Entonces déjame mostrarte mis habilidades; ya luego juzgas —y luego de decir aquellas palabras, eyaculó. El hormigueo que tuvo se expandió por su vientre bajo y soltó el nombre de su hermano en un gemido casi ahogado.

 

            Recuperó un poco el aliento y dejó descansar su cabeza en el respaldo de su silla mientras cerraba los ojos aún con la imagen de un Luhan desnudo y masturbándose en su cabeza.

 

            Era tan jodidamente sexy, que casi al instante, volvió a endurecerse.

 

            — Entonces iré a juzgar —esperó por la respuesta de su hermano y sonrió ante un gruñido de su parte.

 

            — Joder, Sehun. Si no llegas pronto volveré a terminar por mí cuenta.

 

            Y mierda no, eso sí que no lo permitiría.

 

            Así que colgó el celular y lo único que se permitió fue volver a sonreír como un imbécil hormonal enamorado.

Notas finales:

Gracias por llegar hasta aquí♥


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