Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Hogar, dulce hogar por 02akira

[Reviews - 33]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que la historia sea de su agrado *-*

- Mido... Midorimacchi - Susurró el rubio omega intentando cerrar las piernas por el placer que recibía por parte de su pareja , el peliverde había acomodado las estilizadas y lampiñas piernas de su menor al arrodillarse y poner sobre sus hombros estas, lamiendo así esa pequeña y algo rosada entrada, ¿Rosada, por qué?, porque pese a haberlo desvirgado hace una semana, quería que este se “acostumbrara “ con sus encuentros diarios en esas vacaciones.


El rubio se removía por el tremendo placer de sentir la lengua de su alfa en su ya dilatada entrada, por Kami-sama que no le eran necesarias más delicadezas, quería sentirlo dentro y lo hizo notorio al apartar la mano del mayor que sostenía su entrepierna y cubrir su anillo muscular con su mano libre, volteó a verlo con los ojos algo vidriosos y las mejillas encendidas. Apenas logró susurrar con un ligero y chillante tono. -“Tomame” - 


Eso fue suficiente para que el mayor se abriera la bata que traía mostrando así su torso bien trabajado que tanto le gustaba a su mejor y dejando ver su erección, la cual sintió punzar al contacto con el aire y más cuando la acomodó en la entrada ajena, gruñó por su parte animal al sentir como su glande era succionado por aquella cavidad.


- Estas muy atrevido Kise - Habló con una voz dominante que recién el rubio conocía, al ver como el susodicho bajaba sus caderas para albergar su hombría, no queriendo quedarse atrás se puso de pie y jalándole de los muslos terminó por atraparle de las caderas, alzándole y terminando por empalar a su menor, el cual chilló y arañó su espalda al tiempo que rodeaba las caderas del mayor con sus piernas para no caer, era la unión perfecta. Midorima supo que ese rubio era la pareja que la madre naturaleza creo para el, lo sentía por como su corazón latía como loco con solo escuchar su nombre, cosa que no sentía con el que decían era su esposo, del cuál ni su nombre recordaba en esos momentos.

- Ya puedes moverte - Susurró el omega enroscando sus brazos en el fuerte cuello de su hombre, susurrando con esa voz dulce y pasiva a su oído, el cual lamió. Mentira sería no decir que el modelo puso los ojos en blanco, que sus orejas y cola no salieron o que no encajó sus garras en los hombros del peliverde.


El mayor estaba algo molesto consigo mismo por pensar en cierto pelinegro cuando tenía a su adoración entre brazos. Su actitud pasiva combinada con los apretones que le daba a su polla le dieron la sensación de fuerza y coraje. Alzó al rubio dejándolo caer con una fuerza brutal sobre su falo, a la vez que empujaba con su pelvis para volverlo a subir y soltándole para repetir el proceso. Embestía constantemente con su glande, en su punto dulce y por ende tenia en vivo la más melodiosa sinfonía de puro placer. Las paredes anales de su adoración le quitaban el aliento pues estas se cerraban con fuerza e inclusive parecía desesperado cada vez que entraba en él, como si quisiera tenerle dentro solamente. Sentía la succión y eso le volvía aún mas rudo, su parte animal proclamaba por ese tierno omega entre sus brazos, aquel que se había vuelto tanto el amor de su vida como el dueño de todo lo que tenía y era. Joder que verlo así era demasiado para él, como pudo le llevó contra la pared más cercana y lo bajó de sus caderas con cuidado, entrelazando sus dos manos las alzó sobre su cabeza.- Mírame -Gruñó pegando su frente al menor viéndose obligado a inclinarse por la diferencia de estatura. - No cierres los ojos Ryota -


El nombrado sintió que se le escapaba su último suspiró al escuchar su nombre de esos gruesos labios. 
-Quiero ver tu rostro al correrte.- El rubio intentó asentir y mantener sus ojos abiertos para ver esas cuencas preciosas, pero no pudo sostenerle mucho la mirada, porque solo fueron minutos donde topacio y esmeralda se juntaron y antes de sentir como el menor se corría entre ambos, gimió con suavidad, ya que no pudo obedecer del todo pues al correrse cerró con fuerza sus ojos derramando algunas lágrimas de placer. 


Midorima se limitó a sostener al rubio con un brazo para pegarle a él por las caderas y con la mano libre sujetó uno de sus muslos , sentía las contrataciones anales de su menor, pocos minutos después terminó dentro suyo. No se apartó en lo mas mínimo , solo se acurrucó mejor en su cuello y lamiendo este, susurró contra su piel de forma baja pero ronca. - Te amo... Te amo tanto Ryota.-


Eso fue suficiente para que el nombrado se sintiera como nuevo y trepara a las caderas del mayor, dándole más espacio para que el peliverde lamiera cuanto quisiera, de igual forma él igual se dedicó a mimarle con suaves caricias en sus cabellos.


- Yo también te amo mi Midorimacchi - Podría jurar que su cola se movía tremendamente feliz. Terminó por jadear cuando sintió la gran mano de su hombre acariciarle. -.N…no ,por favor ,ahí no. -Lloriqueó el omega sintiendo como su temperatura corporal iba de nuevo en aumento.


Y así fue como sin darle un suspiro comenzaron con otra ronda, sumándole así otras dos, en total fueron cuatro haciéndoles terminar a ambos en la cama matrimonial de ese cuarto de hotel que hoy compartían.


Midorima estaba recargado en la cabecera con Kise a horcajadas de frente a él, se podría decir que el rubio estaba más dormido que despierto al estar acunado entre los brazos de su alfa, el cual con cuidado sacó su falo del menor escuchando un gruñido bajito de protesta, cosa que le dio ternura pues su niño le reclamaba lo que era “suyo”. Besó una de esas peludas orejitas en su cabeza y procedió a dar mimosas caricias en su espalda hasta que el menor cayó dormido como siempre, luego de esos encuentros amorosos y pasionales a los cuáles aún no se acostumbraba por completo. El mayor besó su frente y acarició una de sus mejillas, definitivamente nunca se cansaría de ver la perfección de su omega, estaba por completo enamorado, lo amaba con locura, era un sentimiento de posesión exagerado, amor y pasión mezclados, le gustaba más por ser ese niño con el que era todo lo contrarío. Durante sus tres años no habían peleado ni una sola vez, él siempre caía rendido a las peticiones del menor, a sus caprichos y deseos, no es por que fuera falto de voluntad o algo parecido, simplemente el otro a pesar de ser muy mimado siempre tomaba en cuenta su opinión y eso para él era más que justo, con el pasar del tiempo se daba cuenta que era un amor recíproco. Hace un año le había incluso soltado las contraseñas de todas sus tarjetas y nunca había hecho uso de ellas. Tomó una mano de su rubio, teniendo que desenterrar sus garras de su hombro para así poder besar el dorso de la misma. 


Si, ambos eran posesivos pero a él no le importaba el era de su rubio y así mismo él le pertenecía por completo a ese risueño omega, con ese pensar terminó quedándose dormido junto a su pequeño como a veces le llamaba, ambos abrazados y con una de sus manos entre lazadas.

 

– AL DÍA SIGUIENTE –

Kise despertaba un tanto adolorido, no como la primera vez pero aún dolía, iba a levantarse de no ser porque sintió el brazo de su alfa en torno a su estrecha cintura. Si que el peliverde era muy fuerte, haciéndole imposible moverse, pero como era más importante resolver su asunto hizo lo que mejor podía hacer como omega; sacó sus peludas orejitas y frotó su nariz con la mejilla del mayor de forma tierna y amorosa.


- Midorimacchi, Midorimacchi ~,tengo que ir al baño ~ - Habló bajito, dando suaves lamidas a la mejilla del contrario y una que otra leve mordida a su hombro, no fuerte pero el comportamiento del omega en veces era muy infantil. - Moeee~, Midorimacchi, por favor ~ -


Apenas el mayor le soltó con un “No tardes”, asintió y salió corriendo hacia el baño, hizo lo necesario y sin pensarlo mucho se metió bajo la regadera, últimamente su cuerpo se sentía muy caliente por unas horas durante el día y este sentir se iba luego de una buena ducha fresca, ¿Tal vez debería decirle a su Midorimacchi? pensó para sí mismo.

- Moeee~, esto se siente muy rico~ - Dijo quitándose la espuma del cabello más un escalofrío le recorrió por completo al sentir algo espeso entre sus muslos, llevó un dedo a esa zona y al ver lo que era se sonrojó notoriamente sintiendo como ese líquido seguía escurriendo. Tan sumido estaba en lo vergonzoso que era ello que no se dio cuenta de que era observado por su pareja, para el mayor, el menor era tan tierno, indefenso y delicado, a veces se sentía mal porque no se frenaba con él, ya que estaba demás decir que de por si era mucha diferencia en cuanto a fuerza entre un omega y un alfa y algunos otros aspectos aún si tienen de la misma edad y que decir con doce años de diferencia, eso era aún peor.


Aún así su alfa clamaba por él con fuerza, ese rubio omega le volvía loco, como ningún otro en su vida aún viéndolo ahí todo dócil, mojado y temblando. ¿Temblando? ¿Acaso el agua estaba fría? Se cuestionó al no ver ningún rastro de vapor. Ese pequeño rubio era su debilidad, lo sabía y realmente no le importaba, estaba demasiado enamorado de él y sumando a ello en su pecho se acongojaba un gran sentimiento de protección hacia él, no quería que nadie le hablara, lo viera y mucho menos le lastimara.


- Calma, calma mi pequeño, nanodayo - Le habló como lo hacía con sus pacientes cachorros, si lo veía bien Kise siempre seria un cachorro para él, pero su cachorro solamente. - Estoy contigo, ¿Lo sabes, verdad? - Le sonrió mientras le abrazaba por la cintura, posó su nariz en su nuca, ese gesto u otros similares a ellos siempre le calmaban.


Kise no tardando nada se dio la vuelta entre esos brazos fuertes que eran su sostén desde hace años, se abrazó a su cuello frotando su nariz con la impropia, si que su alfa era calientito.
- Lo se~, lo se~ Mi Midorimacchi nunca me ha dejado solo, aunque me trates como un cachorro a pesar de que ya soy un omega adulto~ - Soltó haciendo un puchero para luego darle juguetones mordiscos en el mentón, cuello y hombros haciendo reír al mayor. 


- ¿Alegas ser un omega adulto cuando no te has dado cuenta que siempre sacas tus orejitas y rabo al olerme?, ¿O que aún juegas como un cachorro conmigo? Claro que no me molesta pero realmente esas son actitudes de cachorro. - Sonrió acariciando una de las orejas peludas del menor, para luego comenzar ambos a ducharse.

Notas finales:

Vengo a decirles que actualmente todos mis fics estarán en pausa hasta nuevo aviso, no los abandonaré.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).