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Cuerpo y corazón (Mecano) por Yoru Eiri

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Notas del capitulo:

Esta canción me encanta! Mecano es de mis grupos favoritos (sin mencionar que laruku es supremo, verdad Hyde) bueno si han escuchado esta canción verán que esta hermosa y te hace pensar demasiado. Bueno, los dejo, y gracias por leer.

De las amigas y el pasado
Guardé el recuerdo en la canción
Las fotos del bachillerato
Y los buenos ratos

 

No supe que hacer en ese momento, todo estaba tan oscuro... me dejé llevar tal vez, por aquel olor desconocido para mi; un hombre.
Su perfume me atraía, y él lo sabía, quizá por eso hizo lo que hizo con una sonrisa en su rostro.
Pero yo no pensaba en eso, no tenía la menor intención de acercarme demasiado, no sabía medir el peligro, fue por eso que lo seguí hasta la que era su habitación dentro del instituto; su cabello y sus ojos azules hacían que suspirase por él a cada momento, pero ahora no se si realmente lo quería más a él... o a mí mismo... como me arrepiento de aquello

 

No sé el momento ni la razón
En que puse a la venta
Cuerpo y corazón
 
Lo seguí a su habitación aquel día. Lo recuerdo, era casi de noche, nadie sabía que yo no estaba en mi cuarto, a nadie le importaba... ni siquiera a mi mismo.
Estoy seguro de que él sabía que yo lo seguía, lo tenía todo planeado para hacer lo que se proponía, fue tan rápido... y lamentable.
Pero todo era una aventura de preparatoria, así que no me importaron las consecuencias.

 

-Sunao, que sorpresa- me miró de pies a cabeza cuando me paré frente a la puerta de su cuarto... fue cuando noté esa sonrisa cínica que jamás había admirado.

 

No le contesté, simplemente bajé la mirada para evitar sonrojarme, que tonto fui...

 

-Pero no te quedes allí parado- me dijo amablemente- pasa.

 

Y yo entré a ese lugar que alguna vez fue sagrado para mi, que alguna vez deseé con tanto fervor. Me señaló su cama para indicarme que me sentara, y así lo hice; él en cambio se sentó en la silla que había en su escritorio.

 

Un cuarto sencillo, tan solo un escritorio y una cama, de allí estaba la puerta del baño y la del vestidor. Todo era tan perfecto para mi, solo era perfecto como estaba la situación.

 

Ahogando el alma en cada cama
Por las esquinas del amor
Viviendo de las inyecciones
Suero de erecciones y sudor

 

-Dime Sunao- me habló con su dulce voz- ¿Qué te trae por aquí?

 

En ese momento sentí que se acercó lentamente a mi, hasta quedar los dos sentados en la cama; podía escuchar su respiración, y eso, de una forma extraña, me gustaba. Quería estar con él, tal vez tomar su mano... oh no, eso era demasiado atrevimiento para mi. Con tan solo verlo me daba, con tan solo escucharlo pronunciar mi nombre... mi corazón palpitaba de una forma exagerada.

 

-Pues...- pensé en una respuesta que no sonara sospechosa, pero eso era inevitable, no se decir mentiras- Pues yo vine, porque quería verte...

 

Un sonrojo inevitable y bajé mi rostro para esperar una respuesta fría de su parte. Pero no fue así; tomó mi rostro con su mano  se acercó hasta que pudo besarme. Sentía ese delicioso beso como una muestra extrema de cariño, su tibia lengua jugando con la mía en la privacidad de su habitación... No! Eso no estaba bien! 

 

Me separé de él gracias a mi sentimiento de culpa y volteé la mirada hacía otro lado. Él no me dijo nada, solo me siguió la corriente para después volver a acercarse a mi cuerpo, tan cerca... Me abrazó por la espalada con sus brazos y alcanzó a murmurar en mi oído.

 

-Sunao...- Con una de sus manos acariciaba mi vientre de una manera tan sensual e irresistibles- te quiero...

 

Cuando escuché eso me estremecí, volteé en seguida a verlo y seguí con ese beso prolongado del que me había zafado antes. No le deje terminar su oración : te quiero en la cama.

 

Y a la mañana
Yo ya no sé si hoy
Me quiero algo

 

Yo pensé que solo sería un beso, y eso era a lo único que llegaba mi imaginación... lo demás? Eso no! No era algo que estaba ni siquiera en mis planes, no con el primero que se me cruzase.... pero así fue, y como me arrepiento.

 

Siguió con sus caricias por debajo de mi camiseta, y al momento que sentí su toque, le separé de inmediato, algo que no le gusto mucho.

 

-Oh Sunao, dime si vas a querer o no- mencionó en un tono frustrado.

 

-Sora, esto no es lo que yo quiero- le contesté en una voz muy baja, tenía miedo de que se enojase más de lo debido.

 

-Pues mira- se acercó y nuevamente me sostuvo en su atadura- esto es lo que yo quiero y no me importa si tu no lo quieres.

 

Me besó, y yo trataba de zafarme, pero sus brazos eran lo suficientemente fuertes para no dejarme ir. Me tumbó en su cama y siguió con aquellos besos que ahora quemaban.

 

-Déjame- yo le gritaba cuando me di cuenta, que él no pensaba detenerse.

 

Pero él hacía oídos sordos a mis peticiones ahogadas. Siguió con sus manos a despojarme de toda ropa que yo trajese puesta. Forcejeábamos, yo tratando de escapar de ese infierno, y él tratando de tenerme allí para cumplir sus más bajos deseos con alguien a quien ni siquiera conocía con exactitud.

 

Y los bandidos llaman zorras
A las que viven como yo
Lo que otras cobran en roperos
Joyas o cruceros

 

Estábamos los dos en su cama, desnudos, el encima de mi, con sus manos en mis muñecas. Sentí las primeras lágrimas que inundaban mis ojos, las primeras amargas que sentiría en toda mi vida.

 

Y sus besos sobre mi cuerpo, más abajo, más abajo, más abajo... y lo perdí de vista. Claro que había placer, pero no como yo lo quería... era como él lo quería.

 

Nunca me dijo nada mientras hacíamos el amor, si es que así se le puede llamar. Ni siquiera me preguntaba nada, solo cuando necesitaba alguna cosa o quería que yo hiciese algo en contra de mi voluntad.

 

Sus besos en mi vientre me estremecían, y las lágrimas en mis mejillas me hacían callar. Él jugaba con mi ombligo mientras sus manos acariciaban mis piernas. Eso me daba escalofríos y me provocaba un instinto, el instinto que me decía que por nada del mundo abriese las piernas.

 

-Sunao- por fin habló- mira, esto es muy sencillo, solo abre tus piernas y todo saldrá bien

 

Yo seguía llorando en aquel momento, cuando él comenzó a separar mis piernas con sus brazos. Gemí en el momento que sentí su lengua pasar por mi miembro erecto; no quería hacerlo, pero tuve que.

 

-Sora- fue lo único que dije entre mis gemidos.

 

Él sonrió al escuchar su nombre, estaba dispuesto a penetrarme, pero al momento en que iba, se detuvo.

 

-Estás muy estrecho- dijo de mala gana.

 

No sé el momento ni la razón
En que puse a la venta
Cuerpo y corazón

 

Yo no le pude dar una explicación razonable, simplemente me quedé callado y esperé lo peor.

 

-Pensé que sería más fácil- suspiró al momento que se llevaba dos dedos a la boca y los mantenía allí por unos instantes.
 
Cuando los sacó frente a mi, pude ver el puente de saliva que se formó desde su boca hasta sus dedos. Volvió a ponerse en aquella posición, y primero metió sus dedos. Oh! Que dolor fue aquél!

 

-¡No!- le grité al momento que los metía dentro de mi- ¡Me duele!

 

Me aferré a las sábanas de su cama para deshacerme de un poco de la  ansiedad que sentía. Él comenzó a mover su dedos dentro, como si quisiese separar un poco la abertura, solo lo suficiente para que él pudiese introducirse.

 

-Demasiado estrecho- se quejó.

 

Y sacó sus dedos de un momento a otro, eso dolió. Acercó so rostro e introdujo su lengua. Oh que placer! Sigue así! no te detengas! Tal vez eso pensé; pero mis lágrimas no dejaban de salir.

 

Culpable, me sentí mal conmigo mismo, con mi cuerpo y con mi corazón.

 

Saboreo todo lo que pudo hasta que estuvo lo suficientemente satisfecho para pasar a una nueva hazaña. Vi su rostro acercarse al mío, cuando sentía que su pene estaba entrando en mí...

 

-No te preocupes Sunao- me dio un beso que yo no pude resistir.

 

La ansiedad me mataba, tenía que hacer algo, sostenerme a algo; Dios, muero, ayúdame...

 

Sora tenía en su rostro un semblante de placer, pero no pensaba en mi, pensaba simplemente en el sexo. Eso no era amor, era solo sexo. Me tomó un momento acostumbrarme a tenerlo dentro, pero cuando lo estuve, él comenzó a moverse de una manera excitante.

 

Adentro y luego afuera, un ritmo impresionante que me mantenía al borde de la locura. Y las lágrimas, esas malditas lágrimas que resbalaban por mi rostro; y los gemidos, esos que no dejaban de salir de mi boca; y él me besaba a la fuerza, me tocaba....

 

Sentía que el orgasmo estaba cerca, podía verlo en su rostro. Apreté fuertemente las sábanas cuando sentí el máximo placer que nunca quise sentir así... él emitió un gemido prolongado cuando se vino dentro de mi cuerpo. Sentí aquel líquido blanquecino dentro de mi, estaba caliente.

 

-Perfecto- él se separó de mi y me dio la espalda para echarse a dormir.

 

Y yo maldigo a aquél primero
Y a la madre que me parió
A la dureza del dinero
Y al momento de la soledad

 

Yo me quedé pensando toda la noche, sentado en la cama con las sábanas entre mis manos y el rostro bañado en lágrimas.

 

-Yo no quería que fuese así- murmuraba en la noche mirando la ventana.

 

-Sunao- Recuerdo cuando me habló por última vez- duérmete, y si no te vas a dormir vete a tu cuarto.

 

Y se quedó dormido, y yo solo con un sentimiento de arrepentimiento hacía mi cuerpo y corazón. Como fui tan tonto, como para dejarlo todo a la deriva. Fue la última vez que volví a ver a ese patán; aquel que se quedó con mi virginidad.

 

Por la mañana
Yo ya no sé si hoy
Me quiero algo

 


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