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SOBRIO por Nova22

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Notas del capitulo:

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Surudate-sensei 

SOBRIO


Tsukishima Kei no era el tipo de persona a la que le gustasen las fiestas, prefería pasar sus tardes leyendo un buen libro o escuchando música, eso era lo que tenía planeado para este día, pero no, ahora se encontraba en una "reunión" organizada por los Senpais para los alumnos de nuevo ingreso, a Tsukishima solo le pareció que esto no era nada más que un pretexto para hacer que los novatos bebieran de más y los mayores pudieran divertirse a costa suya. Si los Senpais en verdad quisieran que los nuevos se integrarán hubieran organizado dicha reunión hace seis meses, cuando recién habían ingresado.


–Tsukishima que bueno que viniste – los pensamientos de Kei se vieron interrumpidos por la voz Terushima Juji quien le sonreía mientras le extendía un vaso con alcohol.


–Sí, bueno. Yamaguchi no quería venir solo – recibió el vaso porque sabía que si no lo hacía seguiría insistiendo, este tipo llevaba detrás de él prácticamente desde su ingreso a la universidad y era demasiado molesto.


– ¿Eh? ¿Tu amigo el de las pecas? ¿Y dónde está ahora? – volteo su cabeza de un lado a otro buscando al mencionado.


–Fue al baño – Una mentira a medias, en realidad Yamaguchi y habían desaparecido hace mucho rato detrás de una chica y Tsukishima aún mantenía la esperanza de que volviera.


– Entonces te haré compañía mientras el vuelva – El mayor de sentó a lado suyo Tan rápido que Tsukishima no tuvo tiempo de negarse. Al parecer no tenía la más mínima intención de marcharse.


Vamos bebe un poco – lo animó el mayor.


Tsukishima observo un instante el liquido del vaso y sorbió un poco, no fue una experiencia agradable, su garganta ardía, no sabía qué clase de bebida alcohólica era pero tenía un sabor extraño algo poco agradable su parecer.


–Así que- comenzó a hablar el mayor - ¿Kuroo y tú ya no son amigos? No los he visto hablar en toda la noche, creí que eran más cercanos– Tsukishima pego un respingo al escuchar tal comentario.


–No realmente – contestó secamente mientras tomaba otro sorbo de su bebida.


–Hmm... Ya veo


Tsukishima observó hacia el otro lado de la sala, más específicamente al lugar en el que se encontraba cierta persona, Kuroo Tetsuro, quien hablaba animadamente con un grupo de chicas. Era cierto cuando dijo que no eran cercanos, a penas y habían cruzado palabra desde que el rubio había ingresado a la universidad o más bien desde que terminaron su relación. Aunque en realidad no sabía si lo que habían tenido fue realmente una relación o una serie de encuentros después de los entrenamientos en los que siempre terminaban en la bodega de suministros hasta casi el amanecer y que había durado hasta la graduación del pelinegro. Pero habían tenido algo, o al menos para el rubio había sido algo.


Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se percató de que su acompañante rellenaba su vaso cada vez que estaba a punto de quedar vacío. Una hora después, Tsukishima estaba tan mareado que apenas y podía mantenerse de pie, parecía que la habitación estaba dando vueltas.


Terushima colocó una mano sobre su hombro – Creo que ya es suficiente por esta noche, ¿Te estas quedando en los dormitorios, verdad?, Ven te acompañaré.


 – No, estoy bien...– agitó su brazo


–No estás en condiciones para volver solo, deja que te acompañe– insistió el mayor.


–Shhhh– Tsukishima colocó un dedo en los labios de Terushima pata callarlo. – Puedo volver solo– se alejó dando pasos torpes y tropezando con una silla en el camino.


Tsukishima se maldecía por mostrar un lado tan patético de sí mismo. Dirigió su mirada a donde Kuroo se encontraba y le vio ahí sonriéndole a un par de chicas que le coqueteaban descaradamente. El pelinegro se había vuelto más atractivo de lo que recordaba y eso le molestó de sobremanera. Le quería, a pesar de haber pasado dos años Tsukishima lo quería. Se sintió un tonto, muy en el fondo de su corazón mantenía la pequeña esperanza de que Kuroo le quisiera también, pero al ver cómo le sonreía a esas chicas se dio cuenta de que no era así.


Molesto por aquella escena continuó su camino chocando de con cada persona con la que se cruzaba.


–A penas puedes mantenerte de pie, deja que te acompañe – Terushima apareció nuevamente detrás de él y le sujeto el brazo.


–Déjame solo...


– Tsukishima estas ebrio y todos están mirándote, deja que te acompañe – ante la renuencia del rubio menor el mayor se acercó a su oído y susurro –Kuroo también está viendo hacia acá. – Terushima no era tonto, había notado como el menor observaba a Kuroo, al perecer él era su debilidad y tomaría ventaja de eso.


Escuchar eso último lo descolocó – Yo...  – se mordió el labio inferior antes de responder – Está bien


Bien – Una sonrisa maliciosa se instaló en sus labios – vamos – Ayudó a Tsukishima a caminar y salieron del lugar.


 


*****


Cuando despertó su cabeza palpitaba - Oh, mierda- murmuró mientras se incorporaba y a tientas intentaba encontrar sus anteojos. Tsukishima pudo notar que no esa no era su habitación, levantó la sabana que lo cubría y se sorprendió al encontrarse completamente desnudo.


Había varias prendas de ropa esparcidas por el suelo, reconoció algunas de ellas pues le pertenecían, de las otras tenía vagos recuerdos que llegaban como flashes pero que decidió ignorar por el momento. Un pequeño vistazo a la ventana le indicó que ya era realmente tarde, no sabía cuánto tiempo había dormido y tampoco sabía cómo llego ahí.


Después de un tiempo de observar con detenimiento la habitación decidió que ya era hora de fijarse mejor en la persona que descansaba a su lado, había tratado desesperadamente de que se tratara de algún sueño o pesadilla, realmente no importaba siempre y cuando pudiera despertar y sentir el alivio de que nada había sido real, pero el dolor el sus caderas y las diversas marcas en su piel le decían que esto era la realidad, y debía enfrentarla.


Volteo hacia su acompañante y palideció. Esa forma tan extraña de dormir solo podía pertenecer a una persona Kuroo Tetsuro. De alguna manera Tsukishima se sintió aliviado de no haber terminado en la habitación de un desconocido, o mejor dicho en la habitación de Terushima, aunque en realidad no recordaba cómo o porque había terminado ahí. 


Lo último que recuerda fue haber salido del lugar con Terushima y después todo estaba borroso.


 


Bien podrá solo simplemente marcharse de ahí y hacer como si nada hubiese pasado, pero algo le decía que debía recordar que había pasado. Respiro hondo y comenzó a repasar los eventos sucedidos en día anterior.


 


*****


Después de salir del lugar Tsukishima notó que Terushima caminaba en dirección contraria a los dormitorios de la Universidad, tenía un muy mal presentimiento sobre esto.


– ¿A dónde me llevas? – preguntó volteando hacia Terushima quien se había mantenido callado desde que salieron, algo muy raro en él, que parecía siempre tener algo que decir.


– Voy a llevarte a un lugar en el que podrás descansar, en ese estado no creo que alcances a llegar hasta tu dormitorio. Tranquilo, voy a cuidar bien de ti. – la sonrisa que se formó en el rostro de Terushima tras decir eso parecía la de un depredador apunto de devorar a su presa.


Tsukishima agito violentamente su brazo – Eso no será necesario, ya estoy mejor – tambaleándose dio dos pasas hacia atrás.


–Tsukishima ven conmigo– Terushima lo tomo del brazo y comenzó a tirar de él. Tsukishima luchaba en vano para librarse de su agarre.


–Suéltame – Continuó forcejeando sin ningún resultado.  A pesar de ser más bajo que Tsukishima, Terushima lo superaba en fuerza, y el estado de ebriedad en el que se encontraba no ayudaba mucho al rubio menor.


De pronto vio como como el mayor caía al suelo, su cabeza aun daba vueltas, Tsukishima no sabía si la persona que acababa de aparecer era quien creía que era o si se trataba de una ilusión causada por el alcohol en sus venas.


– Ku...Kuroo... – su voy salió en un susurro.


Kuroo veía a Terushima con los ojos llenos de ira, Kei jamás lo había visto así, observo su boca moverse pero no podía escuchar nada de lo que decían.


El rubio mayor pasó de estar furiosa a asustado y después de marchó, soltando un par de maldiciones en el camino.


– ¿Qué rayos estabas pensando al irte así con él? – Kuroo estaba realmente furioso.


Por su parte, Tsukishima aún continuaba asimilando la situación. No sabía si En verdad era Kuroo la persona que tenía al frente o acaso se trataba de una jugarreta de su mente.


– ¿Te das cuenta de lo que hubiera pasado si no llego a tiempo? – el mutismo de Tsukishima solo aumento la frustración que sentía.


–Hey! Tsukishima, me estás escuchando! – Kuroo o tomo de los hombros y lo obligó a mirarlo a la cara.


–Tú, ¿Eres Kuroo-san?


– Sí, soy yo, ¿Estas bien?


– Tu! – Señaló al pelinegro, golpeándole en el pecho con el dedo. Kuroo hizo in gesto y se alejó un par de pasos hacia atrás para evitar ser golpeado nuevamente por el dedo – Tu – le miro de pies a cabeza, luego sacudió su cabeza y comenzó a moverse alrededor de el – Tú tienes la culpa, tonto gigolo.


– ¿Que? – Kuroo paso de estar furioso a desconcertado en un instante.


– Te llamé gigolo.


– Tsukki, no sé de qué estas....


– Silencio – gruño – te la pasas coqueteándole a todo el mundo, con esa sonrisa y esos músculos– A estas alturas, Tsukishima no sabía lo que estaba diciendo y solo se dedicó a soltar lo primero que se le veía a lamenté.


–Tsukki, Estas ebrio.


–Sí y es tu culpa, te vi ahí sonriéndole a esas dos chicas. Apuesto a que ahora preferirías estar con ellas. ¿Por qué me seguiste? – Se acercó a Kuroo y comenzó a golpearle débilmente el pecho con los puños. – eres de lo peor.


– Tsukki...


– jamás llamaste, después de graduarte solo desapareciste, tienes idea de cómo me sentí después de eso. No siquiera te despediste – Continuaba golpeando su pecho. – Yo... de verdad te quería – los ojos de Kuroo se abrieron con sorpresa y sujeto las muñecas de Tsukishima.


– Lo siento, de verdad quería hablar contigo, pero…– lo atrajo hacia él y lo abrazo.


– Me voy – Tsukishima se deshizo del abrazo y comenzó a caminar.


Kuroo río – Ese es el camino equivocado– Tsukishima se sonrojo al oír eso– Te llevaré hasta tu dormitorio.


– Ya he escuchado esa antes.


– Si, pero yo soy una persona decente y confiable – Sonrió


Tsukishima solo rodo los ojos y comenzó a caminar. Si continuaba viendo esa sonrisa terminaría cediendo ante él. Noto que Kuroo comenzaba a seguirlo y apresuró su paso pero, estando tan borracho terminó por tropezase.


–Cuidado– fue sujetado por Kuroo antes de caer – creo será mejor que te lleve sobre mi espalda.


–No gracias, puedo caminar – replicó con las mejillas sonrojadas.


Kuroo Sonrió, a pesar haber pasado dos años Tsukishima seguía tan orgulloso y testarudo como siempre– Te llevo sobre mi espalda o te cargo como una princesa, elije, porque no voy a dejar de solo.


Chasqueo la lengua, Kuroo era persistente – la espalda – contesto.


– Vamos - El pelinegro sonrió mientras ayudaba al rubio a subirse.


La espalda de Kuroo era grande y cálida, Tsukishima se permito aspirar el olor de Kuroo – el olor de Kuroo-san – susurro. El mayor no pareció notarlo y Continuó aspirando su aroma hasta quedarse dormido.


 


*****


Tsukishima moría de vergüenza, no podía creer todo lo que había dicho a Kuroo. Al menos, ya sabía cómo había sido su encuentro pero, aún faltaba resolver otra incógnita, como es que terminado acostándose con él. Para este momento, ya no quería descubrir cómo pasó, solo quería que la tierra se lo tragara y desaparecer todo rastro de su existencia. Tsukishima entró en pánico al escuchar un quejido proveniente de su acompañante, Kuroo estaba a punto de despertar y Kei no sabía qué hacer, ya era muy tarde para salir corriendo de ahí.


–Kei, ¿Qué hora es? – Pregunto tallándose los ojos


Tsukishima salto del susto. Estaba petrificado, no sabía que hacer o que decir. Respiro hondo y volteo a ver al pelinegro.


–Kuroo-san yo...


– ¿Ya no me dices Tstsu? – Sonrió burlonamente mientras se sentaba al lado de Tsukishima – parece que no recuerdas lo que pasó anoche.


– Recuerdo que me ayudaste con lo de Terushima-san y que... Uhu... Me llevaste sobre tu espalda – Tsukishima sintió su rostro arder.


– ¿Quieres que te ayude a recordar – Tsukishima se mordió el labio inferior y asintió – bien.


En un movimiento rápido Kuroo ya estaba sobre él. Lo único que el menor pudo hacer fue asegurar sus manos en el pecho del pelinegro. El mayor depositó un suave beso en los labios de Tsukishima – hay tantas cosas que quiero decirte pero, primero debes recordar – Susurro antes de volver a cazar los labio del rubio.


Kuroo tomo ventaja de la sorpresa de Tsukishima. Deslizó su lengua dentro de la ligeramente abierta boca del rubio, moviéndola por sobre sus dientes y más allá, hasta encontrarse con su compañera.


Al principio Tsukishima parecía demasiado asombrado para responder, pero no paso mucho tiempo antes de que Kuroo sintiera los primeros vestigios de respuesta.  Tsukishima gimió al sentir como las manos de Kuroo acariciaban sus muslos.


El mayor se apartó lo suficiente para que sus narices pudieran tocarse – ¿ahora recuerdas? – Tsukishima asintió jadeante y completamente sonrojado, y Kuroo Sonrió complacido.


Tsukishima en verdad recordó todo, no podía creer todo lo que había dicho y hecho.


 


*****


– Tsukki, despierta


El rubio solo gimió en respuesta y se acomodó en la espalda del mayor.


– Tsukki, ya llegamos, ¿dónde está tu habitación?


Tsukishima se removió– Kuroo...– Susurro. El aliento caliente del rubio acarició su pareja haciéndolo estremecer.


– Que estas...


– Mi Kuroo-san – Antes de que Kuroo pudiera reaccionar Tsukishima ya se encontraba mordisqueando la zona sensible justo debajo de su oreja. Un jadeo se escapó de sus labios, podía sentir como el cuerpo del rubio se presionaba contra el suyo. Tenía que resistir, pero el rubio no se lo estaba dejando nada fácil.


–Tetsu...– dijo en un susurro, que a iodos de Kuroo sonó demasiado sensual.


Un escalofrió recorrió su espina dorsal. Esto era más de lo que podía soportar, con cuidado bajo a Tsukishima de su espalda y dio la vuelta.


-Tetsuro ­– Tsukishima le miro a los ojos totalmente indefenso y anhelante – yo…- alzo una de sus manos y la coloco en su mejilla – te quiero.


Y con esas palabras Kuroo tiro por la borda todo el control que le quedaba. Tomo brazo de Tsukishima y se dirigió hasta su habitación.  Sus manos temblaron al tratar de abrir la puerta. 


Su Boca se presionó contra la de Tsukishima en un brutal y apasionado beso. Caminaron hacia atrás hasta chocar contra la pared. La mano de Kuroo se coló debajo de su camisa acariciando su pecho hasta llegar a una de sus pezones, mientras que el beso se volvía cada vez más y más profundo. Tsukishima gimió al sentir como Kuroo se apartó para comenzar a lamer su cuello, movió su cabeza hacia atrás para darle mejor acceso.


Inmóvil Tsukishima permitió que Kuroo lo desvistiera por completo. Comenzaron a besarse nuevamente, el rubio enredo sus brazos en el cello del mayor, mientras que Kuroo movía sus manos por su espalda y bajaba hasta sus glúteos.


Los besos se volvieron más intensos, las manos de Kuroo acariciaban todo su cuerpo. El pelinegro comenzó a bajar poco a poco hasta que se encontraba sobre sus rodillas. Tsukishima soltó un sonoro gemido cuando Kuroo se llevó su ereccion a la boca, lamio con maestría toda su extensión, trazaba con su lengua el orificio de la punta y luego lo engullía por completo. Las caderas del rubio se movían descontroladamente, hasta que se corrió con un sonoro grito de placer.


Kuroo se puso de pie lamiéndose los labios, lo tomo y le dio la vuelta, presionando su espalda contra la pequeña mesa en el centro de la habitación – Ah! Ku-Kuroo- gimió Tsukishima mientras Kuroo tomaba sus piernas y las abría ampliamente. Separo sus glúteos y comenzó a tocar su agujero ligeramente con la lengua. Ante esto el rubio solo podía gemir, sentir esa cálida legua entrar y salir de él lo estaba volviendo loco.


-Ahh ¡Kuroo! – se corrió nuevamente gritando el nombre del mayor.


Con la respiración agitada Tsukishima observo como Kuroo se quitaba la camisa e inconscientemente se relamió los labios – colócate sobre el suelo – le susurro. –


 El rubio se bajó de la mesa, lo miro con ojos suplicantes y asintió. Kuroo, sonrió y se acercó para besarle ligeramente los labios.


Acercó sus manos al cierre de su pantalón y lo bajo pero tuvo problemas para bajarle los pantalones. Kuroo Sonrió – déjame ayudarte – se bajó los pantalones junto con la ropa interior y se sentó en el suelo – ven aquí.


Con manos temblorosas Tsukishima tomó el erecto miembro del mayor, lo sintió palpitar entre sus manos e inconscientemente se relamió los labios anticipando lo que vendría. Tentativamente saco la lengua, lamió con suavidad la cabeza y depósito un suave beso en la punta.


Tsukishima engullo el palpitante miembro. Las manos de Kuroo se enteraron en su cabello arcando el ritmo – Ahh! Kei – gimió intensificando en la cabeza del rubio.


La mandíbula de Kei dolía mientras luchaba por tomar más de ese gran miembro. Saliva mezclada con líquido pre seminal se escapaba por la comisura de sus labios.


– Espera – Kuroo aparto delicadamente la cabeza de Tsukishima de su miembro, acerco su mano a su rostro y acarició sus labios. – Por muy tentador que sea, no es ahí donde quiero correrme. – menor se sonrojo, sabía muy bien a lo que Kuroo se refería.


Con un gesto le indico a Tsukishima que subiera a la cama. Kuroo lo acomodo de modo que quedara a horcajadas sobre él. El rubio comenzó a moverse ligeramente sus caderas mientras Kuroo devoraba sus labios en un hambriento y demandante beso.


Sin romper el beso Kuroo saco de un cajón una pequeña botella de crema. – Esto servirá – murmuro para sí mismo.


Tsukishima trago con dificultad – Apresúrate– con las pupilas obscurecidas estaba consumido por la pasión.


Gimió suavemente cuando Kuroo lo penetró, primero con un dedo, y después con dos. Tsukishima se inclinó hacia adelante, permitiendo que su cabeza descansara en los anchos hombros del pelinegro. No podía controlar sus gemidos, los dedos en su interior se sentían demasiado bien.


–Tsukki – Kuroo introducía sus dedos lenta y tortuosamente. De repente la punta de sus dedos encontró un punto en el cuerpo de Tsukishima que lo hizo delirar.


– Ah! Kuroo-san! – gimió arqueando la espalda ante el repentino placer que se disparó a través de él.


– Se siente bien ¿No? – Kuroo Sonrió – creo que ya estás listo.


Retiro sus dedos del interior del rubio recibiendo un quejido como respuesta. En un hábil movimiento cambiaron de posiciones, quedando el rubio debajo del mayor.


– Kuroo-san, tómame – susurró. Y Kuroo ya estaba sobre el trazado un camino de besos y mordidas que iban desde su cuello hasta su bajo vientre. – ya... Por favor – Suplicó. Kuroo Sonrió, esto era lo que estaba esperando.


– Separa las piernas – Se movió hasta que estuvo entre los muslos de Tsukishima. Desde esa posición pudo admirar al rubio en todo su esplendor. Su cabello se pegaba a su frente por el sudor, la boca entre abierta y jadeante, su antes blanco pecho ahora adornado con diversas marcas subía y bajaba descontroladamente.  – Eres hermoso– beso sus muslos y dirigió su palpitante miembro hasta la entrada del menor.


Los ojos de Tsukishima se cerraron con anticipación, sintió una suave presión y entonces la ronca vos de Kuroo retumbo en su oreja.


– Kei, di mi nombre.


T-Tetsuro – gimiendo suavemente Tsukishima hiso lo que se le decía. – Tetsu...! – se removió suavemente al sentir como Kuroo entraba por completo en él.


– K-kei – gimió. El interior del rubio era estrecho y caliente. Sintió la enrome necesidad de moverse, pero debía ser paciente. Tras unos minutos Kuroo hablo – voy a empezar a moverme. – el mayor gruño, sacando una pulgada y volviendo a entrar duro.


–T-Tetsuro – Los ojos de Tsukishima se abrieron en sorpresa y de repente vio estrellas delante de sus ojos.


Con un profundo gruñido salió casi por completo del interior de Tsukishima y entonces entró de nuevo, empujando tan profundamente que el rubio arqueo la espalda y no pudo evitar gritar en nombre del mayor. Kuroo colocó las piernas de Tsukishima sobre sus hombros y empezó a embestir incluso más duro dentro de su cuerpo. El rubio grito de nuevo más fuerte cuando el mayor golpeó con fuerza ese punto en su interior que lo hacía delirar.


T-Tetsu ... más ...más... – Gritaba completamente sumergido en el placer mientras Kuroo seguía embistiendo dentro de él una y otra vez. Lágrimas caían de sus dorados ojos, saliva se resbalaba por la comisura de sus labios y respiraba descontroladamente.


– Tan estrecho – gimió mientras continuaba embistiendo sin detenerse. Su corazón golpeaba en su pecho – Kei...Kei...Kei.


– Ya... Tetsu ...ya – Kuroo acerco su mano hacia el falo del rubio, que goteaba liquido pre seminal y empezó a acariciarlo al mismo tiempo que empujaba dentro de él. – Ah! Por...favor! – el placer se hacía cada vez más profundo, su mente no podía pensar nada coherente y solo podía suplicar por más.


– Voy a correrme – gimió con voz ronca. – Adentro... ¿puedo hacerlo adentro?


Tsukishima tan solo asintió, él también estaba cerca. Oleadas de placer recorrían su cuerpo y no podía hacer nada más que pensar en la persona que tenía al frente y en lo mucho que lo amaba. Mirando fijamente a los ojos del mayor supo que el fin estaba cerca, el placer estaba alcanzando su máximo, su cuerpo ya no podía soportarlo más.


-Es el momento- Kuroo atrajo a Tsukishima hacia el – Kei…


-¡Ya! – la respiración de Kuroo era caliente y Tsukishima lo sintió enterrase más profundo en él. El placer lo abrumaba, le era cada vez más difícil respirar y justo cuando el placer alcanzo su punto máximo el rubio se corrió, apresando el grueso falo de Kuroo haciendo que se corriera después de un par de estocadas.


-Te amo Kei – Kuroo envolvió al rubio en sus brazos mientras se recostaba suavemente en la cama. Luego apreso su boca en un beso gentil mientras lo abrazaba con más intensidad esperando poder transmitirle sus sentimientos a Tsukishima.


-también te amo. – susurró Tsukishima entres de caer en la inconciencia.


 


*****


Tsukishima sostuvo su cabeza entre sus manos – oh! No! – estaba sonrojado hasta las orejas y eso le pareció adorable al mayor.


–Tsukki, lo siento – Tsukishima se tensó al escuchar eso.  Seguramente ahora Kuroo le dirá que esto había sido un error y que mejor lo olvidara. No quería escucharlo. – Hace dos años – continuó – Estaba asustado, tu nunca decías nada, siempre actuabas indiferente.


El rubio se relajó – No...bueno – comenzó a juguetear con su dedos – No me acostaría con alguien que no me gustará – Kuroo Sonrió.


– Salí con muchas personas, pero nunca duro mucho, ¿Quieres saber por qué?– Tsukishima asintió – por qué no eran como tú. – Sonrió nervioso – Al final siempre terminaban comparándolos y terminaba extrañándote cada vez más. Kenma dijo que estaba obsesionado contigo, incluso Bokuto lo dijo.


– ¿Porque nunca dijiste nada?


– No lo sé, creo que porque pensé que me vería poco genial. – se rasco el cuello nerviosamente.


– Eres un idiota.


– Si lo soy – Tsukishima Sonrió.


– Puedo entender que no dijeras nada antes pero, y ahora, no me has dirigido la palabra desde que entre a esta universidad. Pensé que no te importaba.


– Quería hacerlo pero, siempre había alguien a tu alrededor y no sabía cómo acercarme.


– Me cuesta mucho imaginarte no sabiendo que hacer – Rió.


– Nunca sé qué hacer cuando se trata de ti. No quería arruinarlo. Estaba esperando el momento indicado.


– bueno, si llegaste en el momento indicado. – giro su rostro y de dedicó una tímida sonrisa a Kuroo.


– Si lo hice.


– Tsukki – le llamo.


– ¿si?


– Te quiero.


Se acercó y le dio un Casto beso en los labios – también te quiero.


Al final ir a esa fiesta no estuvo tan mal, tal vez debía agradecer a Terushima de no ser por el quizás eso no hubiera ocurrido. 

Notas finales:

Gracias por leer!! 


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