Sus ojos se abrieron perezosamente y lo primero que captó su cerebro adormilado fue el sonido de la lluvia que caía a raudales afuera. La tormenta había iniciado por la noche y desde entonces no había parado ni disminuido. Su somnolienta mirada enfocó la hora del reloj despertador sobre la mesita de noche:
04:01
Bostezó y se estiró al mismo tiempo o hizo el intento. Un fuerte agarre lo tenía preso desde la cintura. Sus ojos siguieron el fuerte abrazo que se adhería a su cuerpo. Viró el rostro y los colores subieron a él.
—¡JaeJoong! —el grito denotó molestia. El nombrado refunfuño en sueños y se estrechó más contra él. YooChun, que para entonces golpeaba los brazos del menor que se adhería a él cual lapa, empezó a empujarlo—, ¡Suéltame, maldito bastardo! —En medio de tanto escándalo JaeJoong abrió sus ojos.
—Deja el escándalo, hyung —bostezó, atrayendo más contra él el cuerpo de YooChun y acurrucándose en el hombro del otro. Terminó escondiendo el rostro en el cuello del mayor, y sin detenerse a pensarlo aspiró el frescor aroma de YooChun mientras una media sonrisa aparecía en su rostro. —Hueles tan rico como siempre, hyung —murmuró rozando con sus labios su piel. Su aliento tibio estremeció la blanca piel del mayor.
—¡Tú, deja de manosearme! —insistió, empujando inútilmente al menor. A pesar de ser el mayor, tenía muchísima menos fuerza que JaeJoong.
JaeJoong cansado de tanto jaleo, lo aplacó tomándolo por las muñecas, subiéndose encima de él y apresándole las manos por encima de la cabeza. —Solo quédate quieto, hyung, no pienso hacerte nada —chistó con fastidio, recostándose encima de él y cerrando los ojos. YooChun rojo de la vergüenza ladeó la mirada y se quedó quieto, sintiendo la respiración acompasada del menor golpear contra su cuello. Los pulgares de JaeJoong empezaron una serie de suaves caricias en sus muñecas, que lograron relajarlo.
—¿Qué haces aquí, JaeJoong? —luego de unos minutos, con el enojo perdido y la curiosidad a flote, YooChun cuestionó. —Debo volver a cambiar la seguridad.
—Eso no sirve de nada, de todos modos voy a entrar, y lo sabes hyung. —Sí, lo sabía, ya lo ha hecho miles de veces, y esa ocasión no fue una excepción. JaeJoong tenía sus mañas—. Quería verte—la nariz de JaeJoong se restregó contra sus clavículas, como un pequeño cachorrillo en busca de afecto—, padre mencionó que estás saliendo con alguien, quería asegurarme de que fuera mentira. —JaeJoong dejo su refugio y buscó la mirada de YooChun—, es mentira, ¿cierto?
Por algunos segundos, YooChun se paralizó. ¿Qué podía decirle? Conocía los sentimiento que ese chiquillo tenía hacia él, empalagoso, seductor, insistente, acosador, demandante y caprichoso. Suspiró. Esa relación con la que era acusado, era un hecho desde hace tres días. Era una unión por conveniencia.
—No es mentira, JaeJoong-ah —Su voz se suavizó y su mirada expreso ternura, JaeJoong arrugó el entrecejo y chasqueó la lengua, odiando esa expresión más que su afirmación—, Estoy comprometido.
—¡Eso no puede ser! —su quijada se cerró con fuerza y sus dedos hicieron lo mismo entorno a las delgadas muñecas del mayor. YooChun sintió un poco de dolor, pero no lo mencionó. Igual el gesto no paso desapercibido para JaeJoong quien lo soltó. —¡Tú eres mío, hyung! ¡No puedes casarte con nadie más!
—Es un acuerdo, la empresa de mis padres necesita de esa unión y yo no puedo negarme —suspiró, ¿por qué tenía que darle explicaciones a ese chiquillo?
—Si es así, entonces cásate conmigo hyung —la mirada de JaeJoong fue de lo más atractiva en ese momento para YooChun, que jamás había visto tanta determinación en ese desobligado chiquillo. Lamentablemente no era tan fácil, primeramente porque el acuerdo estaba pactado y él no estaría con un chiquillo siete años menor que él, que para variar a un no llegaba a la mayoría de edad.
—No puedo hacer eso, si cancelo, mis padres perderán la empresa.
—¡Pero…!
YooChun lo tomó del rostro, igual ese chiquillo siempre lo había enternecido, a pesar de lo lanzado que era con él, lo coqueto y acosador. Tenía su encanto y mentiría si decía que no le tenía afecto o algo más. JaeJoong se quedó quieto, guardo silencio y le miró fijamente. —Puedo atrasar mi boda. Conviértete en un hombre de bien, estudia, gradúate, hazte cargo de las empresas de tu padre, y cuando sepa que haz enderezado tu camino, puedes buscarme y tal vez, puedas hacer que esa boda no se lleve a cabo.
—¿Sabes cuánto me va a tomar eso? —JaeJoong enarcó su ceja, no dispuesto a ceder.
—Es la única manera. Si te aplicas, menos de cinco años te costará.
—¿Puedes aplazar tanto tu compromiso?
—No sería el primero y único en hacerlo—Y bueno, YooChun tenía el punto. No era común pero existían las parejas que se casaban luego de años de compromiso. JaeJoong lo sopesó.
—No lo beses, no lo abraces, no te acuestes con él. Eres mío, entiendes, hyung. ¡Mío!
—Hm, haré lo que pueda —rió enternecido por el pequeño mohín disgustado en el rostro del menor. —Hablando en serio, JaeJoong, habrá veces en que deberé besarlo o abrazarlo. Así que debes dejar la vagancia para que puedas recuperarme.
—Lo haré, hyung, no lo dudes —afirmó lleno de decisión. YooChun interiormente sabía que eso era verdad.
Lo que no sabía YooChun es que años más tarde, cuando JaeJoong regresará convertido en todo un hombre maduro, sensual, poderoso y casanova, él no podría luchar contra el deseo de querer mantenerse entre sus brazos, unidos para siempre.
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