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Where does the time go? por PanquequeS

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Notas del fanfic:

Disclaimer:

 
Ninguno de los hechos acaecidos en este relato ha ocurrido en la realidad; todo es puro y completamente ficticio.
La autora de este relato no posee ninguna clase de derecho ni propiedad sobre los artistas citados en él, ni está vinculada en modo alguno con ellos, sino que utiliza sus nombres sin su consentimiento explícito. Con su trabajo, no pretendeofenderlos o causarles perjuicio alguno, sino, simplemente, crear una forma de entretenimiento para ella y quien quiera disfrutarla, sin obtener beneficio económico de ninguna clase.

Notas del capitulo:

Escrito para la dinámica de 'Entre canciones y letras' propuesto por EXOUniverseFanfics en wattpad.

 

La canción que me tocó en la dinámica fue Monster y la bella portada fue hecha por una de las administradoras de universe.

 

Espero que sea de su total gusto. Saludos.

Where does the time go?

 

 

—Apúrate —susurró entre risas —. Muévete más rápido.

—Como sea, vamos tarde de todos modos.

—¿Y se supone que por eso debemos llegar más tarde? —ironizó —. Vamos, gigante, camina.

—Relájate, Baek —tranquilizó —. No tiene caso ya, estamos llegando media hora tarde.

Quiso añadir un «por tu culpa», pero simplemente rodó los ojos antes de que una sonrisita surcara en sus labios.

 

**

 

Las lágrimas bajaban una tras otra sin descanso. Ya había perdido la noción del tiempo, lo único que albergaba en su corazón era una intensa ansiedad. Llevaba horas esperando por una respuesta, pero nadie podía decirle nada.

Él no podía creer como todo se había torcido de esta manera, sin que hubiese encontrado una forma de solucionarlo todo. Estaba perdiéndolo. Había estado perdiéndolo con el paso de los días y él no se había dado cuenta de ello hasta ahora.

Sabía que no podía culparse, Chanyeol incluso se lo había dicho, pero era inevitable que se sintiera como la mierda en esos instantes. Se sentía culpable de todo el dolor que había surgido, la ausencia y abandono también estaban incluido en el mismo barco de desprecio hacia él.

 

**

 

—¿Sabes, Baek? —comenzó, mientras jugaba con los dedos ajenos —, esto es lo mejor del día, después de todo el estrés de la escuela.

—Sí te sirve de algo, también esta parte de mi vida me tranquiliza mucho cuando mi estado de ánimo no es el mejor.

—Esto es mágico —dijo —. Me gusta cuando sólo somos tú y yo, en este silencio. Me gusta cuando estamos tumbados en el pasto verde de la universidad y apenas nos pueden ver. Me gusta estar contigo.

Él asintió, de acuerdo a todo lo que estaba diciendo Chanyeol porque a él también le gustaban esos momentos íntimos que tenía con su mejor amigo, porque con Chanyeol simplemente era él y no tenía que ponerse alguna máscara para cubrir su estado de ánimo real. Porque Chanyeol era su Chanyeol, su mejor amigo, su hombro, su fuerza, su todo.

—Lo dices porque soy tu mejor amigo.

—Lo digo porque simplemente eres tú, Baek.

Mentiría si dijese que no se le aceleraba el corazón por las dulces palabras de su mejor amigo. Es decir, Chanyeol era Chanyeol; desgarbado, tonto e infantil, pero dulce cuando se trataba de él. Esa parte de su mejor amigo le encantaba porque sólo era para él y todos desconocían esa parte porque el gigante se lo guardaba recelosamente y lo dejaba fluir todo cuando se trataba de él.

Entonces, él pensaba lo mismo que Chanyeol. Esa intimidad entre ambos era mágico e inigualable sólo por el simple hecho de estar con la compañía correcta, en el momento indicado y en el tiempo estimado.

 

**

 

Él lloraba con más fuerza porque le dolía tanto todo lo que estaba pasando. No quería esto, no quería nada de esto y sí el pudiese remediarlo, lo haría porque Chanyeol no se merecía nada de lo que estaba pasando. Nunca lo había merecido, sin embargo, había sido su mejor amigo el más dañado y él sabía que era su culpa por ser ignorante. Y no es que él fuese cruel, el problema era que su inconsciencia había provocado daño emocional a Chanyeol al grado de llegar a esto.

—Baek —gritaron —. Dios, Baek.

Él los miró; mirada vacía y llorosa. Él negó, mientras las lágrimas no paraban de bajar por su mejilla.

—Fue mi culpa.

Sintió brazos rodearlo y caricias suaves sobre su espalda. No fue culpa tuya, ni siquiera la de Chanyeol, pero él sabía que hubiese podido hacer algo si tan sólo hubiese sido consciente de ello.

—Soy parte de ello —lloriqueó —. Siempre he sido yo parte de ello, Luhan.

Quiso gritarlo, sacarlo de sí, pero sabía que lo que estaba pasando sólo era una parte de todo el sufrimiento que Chanyeol había conseguido durante los años de silencio. Se había guardado recelosamente esos sentimientos porque Chanyeol era simplemente así. Y no es que él fuese cruel, el problema era que no había podido hacer nada para evitar todo el dolor, las lágrimas y la desesperanza que su mejor amigo había experimentado hasta obligarse a dejarlo ser feliz.

Pero él no podía entenderlo, ni siquiera cuando Chanyeol se lo había dicho entre pequeños gimoteos. ¿Cómo iba ser él feliz sin tener a Chanyeol en su vida? Él no entendía, no comprendía que tan roto habría estado su mejor amigo para decir que él era feliz sin necesidad de Chanyeol.

Él no habría imaginado que Chanyeol había estado tan roto, como una fina porcelana, hasta en ese momento de desesperación. Jamás habría imaginado que su mejor amigo tenía esas clases de pensamientos en su cabeza. Jamás había siquiera pensado que Chanyeol ignoraba que tan dentro estaba de él. Y no es que él fuese cruel, el problema era que jamás había guardado esa clase de sentimientos hacía Chanyeol como éste lo sentía por él.

—Por favor, tranquilízate —intentó —. ¿Dónde está Chanyeol?

—Llevan horas en cirugía —sollozó —. Nadie me dice nada de Chanyeol, Luhan. Estoy tan asustado.

—Todo estará bien, Baek.

Y él realmente quería creer en las palabras de Luhan, pero algo dentro suyo se enterraba poco a poco, provocándole dolor segundo a segundo. Hasta ese momento, él no había mirado alrededor ni siquiera podía recordar cuantas horas habían pasado desde que había llegado al hospital, pero cuando lo hizo se dio cuenta que todos estaban ahí. Minseok trataba de consolar a Yixing, mientras que Sehun se encontraba a unos pasos cerca de Luhan y él, Jongin abrazaba a un desconsolado Kyungsoo, mientras que hasta el fondo y lejos de ellos, estaba aquella persona.

Él volvió su mirada, evitando por completo la de aquel chico porque no podía verlo ni siquiera hablarle. No merecía nada de él. Quizás estaba tan ensimismado en aquel sentimiento que olvidó lo más importante de su vida. Tal vez, después de todo, él sí que tenía razón en sentir culpa por todo lo que había llevado a Chanyeol a cometer. Ni siquiera podía imaginar cuán grande era el dolor de Chanyeol como para soportarlo por tanto tiempo. Y él, por otro lado, no podía creer lo ciego que había sido durante ese tiempo.

Él no sabía que tan dentro de Chanyeol estaba como para que se quedara callado y soportara todo el centenar de emociones. Y no es que él fuese cruel, el problema era que él había sido un mal amigo por abandonarlo y hacerle creer que todo estaría bien sí no estaban juntos sin darse cuenta.

Sí Chanyeol había pasado todo aquello como si estuviese montado en una montaña rusa, él no merecía aquello que había vivido en el corto tiempo que hizo a Chanyeol miserable sin querer porque nada se podría comparar al silencioso sufrimiento de su mejor amigo. Y no es que él fuese cruel, el problema era que él había estado loco de amor, pero no de Chanyeol.

—Baek, por favor, deja de llorar —pidió el mayor, quien reflejaba su angustia en su mirada y limpiaba las lágrimas sin éxito del otro —. Chanyeol no hubiese querido verte llorar.

—Chanyeol hubiese querido otras cosas, Luhan, pero fui tan egoísta que no supe verlo.

—Deja de culparte por esto —susurró —. Sabes que, sea como sea que hayan pasado las cosas, no ibas a saber cuál sería el resultado.

—Ni siquiera puedo lograr a imaginar que tan desastroso sería eso, Luhan y mucho menos saber que lo está pasando ahora mismo con Chanyeol se fuera a volvera repetir de esta manera, pero en diferentes circunstancias.

—Chanyeol siempre decía que eras su héroe por ser tan buena persona, Baek. Y tu pensabas lo mismo.

—No importa qué tipo de héroes pensábamos que íbamos a ser. Esto es lo que somos ahora. Monstruos. Todos nosotros. Por siempre.

Sabía que tenía que parar de llorar, pero todo estaba tan aglomerado dentro suyo que no podía encontrar otra vía de escape. La agonía, la tristeza, el dolor, la desesperanza, el odio y el repudio recorría centímetro a centímetro sobre todo su ser.

Lloraba por Chanyeol, por él, por la amistad que habían tenido, por el daño que había infligido a su mejor amigo. Lloraba porque no podía expresar de otra manera cuanto le dolía la situación que estaba viviendo, lo que había provocado su ignorancia y las diferencias de un sentimiento con otro.

Lloraba porque Chanyeol se le estaba escapando, como el humo en el cielo. Lloraba porque sabía que nada estaba bien. Lloraba porque, sin darse cuenta, él había perdido a Chanyeol. Lloraba porque él no quería nada de esto. Lloraba por una oportunidad más.

En algún momento de su vida había sentido como el alma regresaba a su cuerpo, sí, pero en ese instante, cuando el doctor que había estado atendiendo a Chanyeol desde que había llegado al hospital apareció en el pasillo, caminando hacia ellos, él sintió una gran bocanada de aire entrar en sus pulmones.

 

**

 

Caminaba a pasos lentos, observando las instalaciones a su alrededor del lugar. Su nueva escuela era grande y con una tasa alta de población estudiantil.

Su padre había conseguido un ascenso, pero claro, eso significaba muchos cambios. Uno de ellos había sido que el trabajo de su padre estaba en Seúl, por lo que tenían que mudarse. Su vida en Bucheon había sido tranquila y no sabía cómo sería ahora en Seúl. Su mamá lo había llenado de abrazos y besos por ser tan maduro al aceptar de buena manera toda esta transición para alguien de doce años. Él no podía decir mucho al respecto, en realidad. Su hermano, por otro lado, no había estado feliz.

Su nueva escuela era grande, muy grande en realidad. Sin embargo, a él no le importaba recorrerla a pasos lentos a pesar de que tenía que encontrar su salón de clases pronto. El timbre se dejó oír por toda la escuela media hora más tarde y, entonces, había decidido posponer su caminata para más tarde, de todas formas, esperaba que alguien fuera tan amable para que lo acompañara en el recorrido.

El mapa que tenía en sus manos era una guía para que así él pudiese llegar a su correspondiente aula. Con el pasillo casi vacío, había comenzado a mirar todos los cartelitos, buscando el aula 12B. Puede asegurar que le había tomado un poco más de tiempo de lo que hubiese querido, pero finalmente estaba ahí.

Tocó la puerta, esperando alguna señal y cuando la obtuvo accedió al salón, acercándose al profesor. Intercambió unas cuantas palabras antes de que el profesor lo presentara a la clase y dijera una que otra palabra de bienvenida. Él asintió por las calurosas palabras y luego buscó un lugar después de eso.

—¿Está ocupado este lugar?

—No.

Él le sonrió y se acomodó en su asiento. Después de una hora, finalmente la clase había terminado. No es que él sea un mal alumno, pero tampoco es que sea uno bueno, en realidad lo único que quería era conocer a sus nuevos compañeros.

—Hola —saludó al mismo chico —. Me llamo Baekhyun.

—Hola —susurró, grandes ojos expresivos mirando al otro —. Yo soy Chanyeol.

Y desde entonces habían sido Chanyeol y él contra el mundo. Sí, a sus doce años, en su último año de curso, su amistad había nacido y él sabía que ese acontecimiento sería uno de sus favoritos durante toda su vida.

Cuando tenía catorce años, él sabía que su orientación sexual no era la típica estereotipada que la sociedad había impuesto. Se dio cuenta de que él prefería a los de su mismo sexo antes que a una chica cuando había besado a uno de sus compañeros en un juego y le había gustado.

Él tenía una carga de preocupaciones en ese entonces y no sabía cómo contárselo a Chanyeol. Su mejor amigo, quien había sido un niño regordete y con lentes antes, estaba pasando por la transición de la adolescencia y él también. Tenía miedo de perder a Chanyeol por su condición sexual. La homosexualidad no había sido vista con buenos ojos, pero a él realmente no le importaba la opinión de los otros, quería únicamente la de Chanyeol y su familia.

—Sabes, Yeol —comenzó —, yo no quiero perderte.

—Y nunca vas a perderme —aseguró —. Somos tu y yo contra el mundo entero, Baek.

Y se le había encogido el corazón de amor. Sí le preguntase alguna vez en la vida que era lo que más apreciaba sobre todas las cosas él respondería que su familia y Chanyeol. Sólo ellos y nada más. Tener a Chanyeol como su mejor amigo era algo de lo que nunca se arrepentiría y el haberse sentado alado de Chanyeol aquel primer día en su nueva escuela había sido la mejor decisión de su vida.

En esa tarde soleada, en el jardín de la casa de los padres de Chanyeol, mientras estaban tumbados sobre el inmaculado verde pasto él había decidido contarle a Chanyeol lo que llevaba en su cabeza durante un tiempo. Es decir, él le tenía confianza a su mejor amigo, pero tenía miedo de perderlo. Sin embargo, todas las dudas, inseguridades y miedos se eliminaron de su cabeza cuando había escuchado las firmes palabras de Chanyeol. Él no iba a perder a Chanyeol nunca.

—Quiero decirte algo.

Los ojos de Chanyeol lo miraron por largos segundos antes que asintiera con la cabeza, esperando a que él comenzara hablar.  Él, sin embargo, se quedó congelado porque las inseguridades estaban queriendo renacer desde lo más fondo de su ser.

—Sea lo que sea que quieras decirme, sólo dilo, Baek.

—Estoy intentando —susurró —. Hace unos segundos estaba por decirlo sin rodeos, pero me volví a sentir inseguro.

—Baek, sólo dilo —arrulló, acariciando con delicadeza la mano del más pequeño —. Sea lo que sea, puedes confiar en ti.

Y no es que él desconfiara, por supuesto que no. Es decir, entre el poco de personas que conocía, él podía decirle a Chanyeol lo que nunca podría decirle a su primo Junmyeon, por ejemplo. Chanyeol era como su otra mitad.

—Llevo tiempo queriendo aclarar esto, estar completamente seguro de todo lo que estaba pasando en mi cabeza —comenzó —, quería sentirme realmente seguro con todo al respecto para que así pudiera contártelo. No estaba tratando de mantenerlo oculto de ti, ¿bien?, yo era el problema.

Chanyeol asintió como señal para que supiera que realmente lo estaba escuchando.

—Esto ha sido difícil para mí, Yeol, pero es lo que soy y no puedo cambiarlo. Creí que, después de lo sucedido con Minho hace seis meses, sólo estaba confundido, pero desde ese momento fui consciente de cosas que antes no quería aceptar. Me preguntaba porque no podía interesarme en alguna chica de la escuela, me había preguntado días y noches lo mismo. Incluso, como te lo había contado, Taeyeon me besó después de lo de Minho y no había sentido nada —suspiró —. Lo que quiero decir es que el beso que recibí de un chico me había gustado mucho, muchísimo más, de lo que me había gustado un beso de una chica, ¿entiendes?

—Lo que quieres decir es que…

Él asintió antes de que Chanyeol pudiera siquiera terminar la oración.

—Sí —aceptó —, soy homosexual. Lo siento, no estaba seguro acerca de mi orientación sexual por eso no te lo había contado, pero eres mi mejor amigo, Yeol y no quiero perderte por lo que soy.

Chanyeol negó.

—Que tus preferencias sexuales no sean las mismas que la sociedad a impuesto, no significa nada para mí, Baek —dijo, mientras sostenía las manos del otro con más ímpetu —. Te amo por lo que eres, no por tu orientación sexual, eres mi mejor amigo sin importa si te gustan las mujeres o los hombres. Te amo porque eres tú y eso nada va a cambiar, ¿entiendes?

Él asintió, con lágrimas corriendo por sus mejillas.

—Gracias por aceptarme, Yeol. No sabes lo mucho que significa para mí que puedas apoyarme en esto.

—Eres mi mejor amigo, Baek —arrulló —. Nada ni nadie cambiara eso, ¿sí?, además sí te consuela, yo también soy homosexual.

—¿Qué? —preguntó, sorprendido por la información —. ¿Cómo es que se te ha ocurrido decírmelo ahora mismo? —dijo mientras se limpiaba el resto de lágrimas —. ¿Desde cuándo?

—Podría decirse que me han gustado los hombres desde que tengo doce años, pero no estaba seguro hasta hace poco de un año aproximadamente.

Él lo había golpeado por semejante revelación, pero su corazón se sentía cálido en esos momentos. Chanyeol le sostenía la mano con cariño y amor a pesar de que él lo había golpeado sin reparo alguno por la inesperada noticia que le había dado. Sin mencionar que también se habían hablado de cosas que llevaban tiempo guardando por inseguridades.

Él era realmente feliz por un montón de cosas. Pero sobretodo, él estaba agradecido por tener a Chanyeol en su vida. Su mejor amigo significaba mucho para él que, a veces, no podía encontrar las palabras para describir todo lo que sentía por la amistad que lo unía a Chanyeol.

A sus dieciséis años, el mundo había comenzado a temblar para él cuando en su primer año de preparatoria una tragedia había llegado a su familia. No sólo había hecho que él se sintiera perdido, sino también que sus padres se comenzaran a distanciar el uno del otro.

El curso había comenzado a principios de año. Chanyeol y él estaba tan emocionados por las nuevas experiencias que estaban por comenzar a vivir. Baekbeom les había contado acerca de cuán emocionante era estar en la preparatoria cuando ellos apenas estaban por terminar su primer año de secundaria, y no se refería a las clases. Su hermano mayor, quien ahora cursaba el segundo año de carrera, les había contado su experiencia cuando había estado en su lugar y lo mucho que mejoraba cuando iniciaba la universidad.

Ellos, siendo tan jóvenes en ese entonces, habían guardado la ilusión de llegar a la preparatoria y cuando, finalmente, ya estaban ahí, pensaban disfrutarla tanto como quisieran. Para buena suerte, Chanyeol había quedado en la misma aula que él y eso significaba muchas risas y regaños por parte de sus profesores.

Sus primeras semanas en la preparatoria habían sido como él las había imaginado. Había conocido a nuevas personas que le agradaban a Chanyeol y, por supuesto, a él. Es decir, siempre habían sido Chanyeol y él durante el último año de primaria y sus tres años de secundaria, sin mencionar que habían sido despreciados por su orientación sexual. Sin embargo, la preparatoria era otra cosa. Podían ver como algunas parejas homosexuales se besaban durante el receso y nadie se metía con ellos. Claro, él no podía obviar que había una que otra persona que los juzgaban, pero era la minoría.

Kyungsoo junto con Jongin era un paquete. Algo similar a ellos, la diferencia era que aquellos eran parejas, y Chanyeol y él sólo eran mejores amigos. Kyungsoo era un poco callado, pero era sincero cuando sonreía hacía ellos y cuando estaba Jongin, éste último era un bebé llorón cuando no recibía los mimos de su novio, era muy juguetón y amable. Por otro lado, estaba Sehun quien era mejor amigo de Jongin desde muy pequeños, era un tanto serio, pero era tan lindo cuando dejaba ver su tímida sonrisa, además también era homosexual o algo de eso había estado gritando Jongin una noche que habían salido y éste se había pasado de copas.

Chanyeol se divertía estando con ellos y para ser completamente sincero, jamás había visto a su mejor amigo tan cómodo con otras personas que no fuesen su familia y él. Antes había una burbuja que los rodeaba y separaba a los demás de ellos, pero con Kyungsoo, Jongin y Sehun había sido diferentes desde el principio.

Algunos días solían juntarse en casa de alguno de ellos y veían películas hasta muy tarde, eran tan ruidosos al extremo de provocar el peor lado de Kyungsoo, salían continuamente a los antros de la ciudad, se emborrachaban hasta perder la conciencia y amanecían con resaca todos los fines de semanas. Él pensaba que Baekbeom nunca antes había dicho algo tan cierto como lo que les había comentado a Chanyeol y a él. La vida en preparatoria era de fiestas, alcohol y experiencias.

Él nunca se había enamorado y, a veces, sentía tanta envidia de Kyungsoo y Jongin, pero era por unos segundos. Las experiencias que había obtenido durante su primer año habían sido geniales, no podía negarlo, pero nunca se había sentido especial o esa sensación que veía en Kyungsoo junto con Jongin.

Todo lo que había conseguido en sus encuentros furtivos con algunos chicos había sido nada. Besos y caricias, pero no había más. Él quería enamorarse. Por eso es que se había prometido quedar virgen hasta que encontrara al amor de su vida, era una promesa que había hecho con Chanyeol y ambos la estaba cumpliendo a la perfección. Ninguno de los dos había encontrado a alguien que realmente les hiciera sentir cosas inexplicables, por lo que de besos de desconocidos en un antro y caricias en sucios sanitarios no pasaban.

Chanyeol era feliz, él también lo era. No podía pedir más en esos momentos. Estaba bien, aún quedaba tiempo para enamorarse, mientras gozaría todo lo que pudiera de esas experiencias que la vida le estaba dando en el transcurso de su desarrollo.

Claro, él sabía que todo estaba siendo de color rosa, sin embargo, no había imaginado que todo pudiese cambiar en un abrir y cerrar de ojos. Sí su mundo estaba lleno de risas y momentos inolvidables, pintados de un suave rosa, no había pensado que sin siquiera preverlo podía teñirse de negro.

Ese fin de semana no se había estado sintiendo bien. Chanyeol no se había despegado de su lado desde esa mañana, preguntándole cada minuto que era lo que le dolía, pero él respondía con un «no lo sé», pero le hacía sentir vértigo. Sus padres le habían tomado la temperatura, llamado al doctor para un chequeo, pero realmente no le dolía nada, físicamente hablando.

Algo dentro de él apretujaba a su pecho, haciéndole dificultosa la tarea de tomar aire. Se sentía angustiado y desesperado sin ninguna razón, podía volverse loco por toda esa sensación que estaba sintiendo. No le gustaba en lo absoluto. Él quería arrancarse todo ese inexplicable malestar, pero no podía. Lo estaba asfixiando tan fuertemente, haciéndole llorar.

Chanyeol lo rodeaba con sus fuertes brazos, acariciando su espalda, arrullándolo y susurrando palabras tranquilizadoras. Lo agradecía muchísimo porque de alguna forma lo reconfortaba, sin embargo, la sensación no desaparecía en lo más mínimo. En algún momento, entre lágrimas sin razón, él había entrado en un profundo sueño entre los brazos de Chanyeol.

Y cuando había despertado, él tenía lágrimas en los ojos recorriendo sus mejillas y la sensación de malestar había incrementado. No estaba seguro que hora era, pero sabía que era tarde y él no podía seguir teniendo estos ataques de pánico. Algo estaba mal, lo presentía. Algo estaba realmente muy mal para tenerlo en tal estado. Estaba volviéndose loco por tantas desagradables emociones.

En el momento que había escuchado los llantos y gritos de su madre, él entendió que algo malo había pasado. Se levantó a trompicones de la cama, seguido de un Chanyeol despierto y alerta por el ruido, y corrió escaleras abajo. La imagen que lo recibió era de su madre en el suelo, llorando y golpeando con impotencia el piso. Su padre, por otra parte, estaba tan pálido como un fantasma y con el teléfono en mano.

—¿Qué sucede? —interrogó, su voz quebrándose al instante —. ¿Qué ha sucedido? Por favor, papá, mamá, díganme que sucede —suplicó, arrodillándose en el frío suelo.

Cuando escuchó las palabras salir de la boca de su padre, él se rompió en mil pedazos y con él, ilusiones y esperanzas. Algo dentro de él se había torcido y quebrado al grado de hacerle tanto daño.

Sepultar a su hermano mayor era lo que nunca se había imaginado en toda su vida. Sí, él sabía que tarde o temprano todos iban a morir, pero no esperaba que la vida de su hermano hubiese sido arrebatada tan inesperadamente, dejando un dolor y vacío en su familia. Ese día le había costado tanto vestirse con su traje negro, ir al cementerio y decirle «hasta luego, Baekbeom». Y desde el momento que avisaron que Baekbeom había tenido un accidente automovilístico todo se había roto.

Entendía que el dolor que sus padres estaban pasando no era uno sencillo de asimilar, pero no eran los únicos hundidos en ese profundo hueco de dolor y añoranza. Él estaba tan mal como lo estaban sus padres por la muerte de Baekbeom, sin embargo, ellos se habían ensimismado en sí mismos, olvidándose de él y sus sentimientos.

La ausencia de su hermano mayor dolía tanto que no podía explicar con palabras como lo hacía sentir cada vez que recordaba la risa de Baekbeom o sus estupideces en general. El llanto lo invadía en la media noche, sumergiéndolo a un ataque de pánico incontrolable. Chanyeol siempre estaba ahí, cada segundo a su lado, acariciándolo para controlar su llanto.

Las pelas de sus padres eran cada vez más continuas; gritos, insultos y llantos. Esto era lo que había pasado con su familia y le dolía demasiado. A veces no sabía cómo es que era posible que él sobrellevara tanto dolor dentro de sí y luego, durante las noches de insomnio él podía ver a Chanyeol dormitar a su lado, sosteniendo su mano con fuerza, sin soltarlo por ningún segundo. A veces había días en los que se sentía completamente perdido, solo y desahuciado, pero cada vez que ocurría esos episodios, su mejor amigo lo sostenía con fuerza y le recordaba que siempre estaría para él.

Sabía que todo había terminado para sus padres cuando no vio más a su padre en casa dos meses después de la muerte de Baekbeom. Los gritos de reproche y los insultos habían parado. Él se había quebrado porque no sabía que a esto llegaría sus padres, su hermano, él. Estaba en un punto donde nada tenía retorno y la realidad lo abofeteó tan fuerte que lo hizo llorar a gritos. Estaba desmoronándose a pasos gigantescos.

—Shh, shh —susurró Chanyeol, abrazándolo con fuerza —. Estoy aquí, estoy aquí, Baek.

Se sostuvo de las solapas de la camisa de Chanyeol con fuerza, sin soltarlo.

—Nada está bien, Yeol —lloró —. Desde que Baekbeom se fue nada ha estado bien. Mi hermano está muerto, mis padres se divorciaron y me siento tan perdido, Yeol.

—Baek, escúchame —comenzó —, tú no tienes ninguna culpa que el matrimonio de tus padres haya terminado. Que Baekbeom se haya ido tan repentinamente nos ha afectado demasiado, lo sé, pero a él no le hubiese gustado verte así de triste y sé que es inevitable, sin embargo, deberías luchar por salvar lo que queda de tu familia y volver a ser el mismo Baekhyun de siempre.

—No me siento con las fuerzas, Yeol —dijo, tratando de limpiarse las lágrimas que aún no paraban —. Me siento tan perdido, que todo se está rompiendo poco a poco. Baekbeom se fue, Yeol, mi papá se fue, seguramente mi mamá no tardará en irse y, finalmente, tú también te irás, y me dejaras como todos ellos.

—Tu mamá te ama, Baek y no va a dejarte por más que hayan pasado estas cosas —aseguró —. Eres su hijo y no querrá perderte. Por otro lado, me ofende que pienses que te dejaré cuando es imposible que eso suceda algún día. Baek, eres mi mejor amigo y te amo lo suficiente como para quedarme atado a ti el tiempo que quieras.

Él sintió a su corazón agitarse y las lágrimas resurgieron con más fuerza por las palabras de su mejor amigo. Había sido tan egoísta durante el luto que guardaba hacía Baekbeom que no se percató que Chanyeol continuaba a su lado a pesar de verlo en ese estado. Amaba tanto a Chanyeol como había amado alguna vez a su difunto hermano. Y estaba seguro que sin su mejor amigo él hubiese perdido el rumbo de su vida, autodestruyéndose y ahogándose en el dolor, y los recuerdos de lo que alguna vez había sido su familia, de lo que una vez había sido su alegre hermano.

No estaba solo, ya no se sentía así. Desde donde quiera que estuviese su hermano, él sabía que lo amaría para siempre y que de los malos momentos vividos tenía que salir y renacer como una hermosa ave fénix. Con la ayuda de Chanyeol, él sabía que lograría pasar todo este dolor que aún tenía guardado en su corazón.

A sus dieciocho años de edad, su vida había cambiado mucho. Desde la muerte de su hermano y la separación de sus padres, había luchado con todas sus fuerzas para recuperarse a sí mismo y recuperar a su madre. Recuperar un poco de la vida que existía en su casa, de la felicidad que hubo en algún momento, regresar las risas y hacer un poco más llevadera la pérdida de personas que habían significado mucho en sus vidas.

Recuperar a su madre no había sido una tarea sencilla, le había costado lágrimas y dolor, pero valía la pena. Se lo había gravado en la cabeza. Recuperar la vitalidad de su madre significaba mucho más que lágrimas. Ambos tomaron terapias para poder afrontar de la mejor manera la pérdida de un hijo y hermano, de un padre y esposo. Saber cómo manejarse en la realidad y recordar a las personas en sus mejores momentos.

Sí no hubiese sido por Chanyeol esa noche hace dos años atrás, él ni siquiera hubiera imaginado que habría sido de su madre o de él. Sabía que le debía demasiado a Chanyeol y no sólo por ser su mejor amigo. Chanyeol no había mentido cuando dijo que estaría siempre con él, durante los días malos o buenos se mantuvo a su lado fielmente, haciéndole ver el lado bueno de las cosas, trayendo risas a su hogar y haciendo que los triste recuerdos se fueran mitigando con los días, meses y años.

Él sabía que no volver a ver a su hermano había sido un gran daño que siempre cargarían, pero recordarlo en los mejores momentos era lo más sano de hacer. Por otra parte, no culpaba a su padre. Sabía cuán lastimado había salido de sus vidas, sabía que perder a Baekbeom lo había llevado a tomar decisiones equívocas.

Nada cambiaría el hecho de que había quedado un espacio que siempre recordaría a Baekbeom para toda la vida, pero la vida seguía, las personas cambiaban, pero el recuerdo y el amor que había existido alguna vez permanecería para siempre. El año en el que murió Baekbeom fue una transición mucho más pesada de sobrellevar y tratar de acostumbrarse. Había sido un largo tiempo de luto y lucha constante para poder vivir con ello, pero ahora estaban bien.

—Baek, ¿si quiera estás escuchándome?

Él sonrió.

—Siempre te escucho, Yeol —tarareó —. Sólo que eres un poco impaciente cuando no te responden.

—Bueno, puede que eso sea verdad, Baek, pero realmente no estabas escuchándome —se quejó —. Sí dices que escuchaste mis palabras, repite que fue lo último que dije.

—Dijiste que me amabas mucho y que era el mejor amigo del mundo entero.

Chanyeol rio.

—Eso es verdad, pero no, no fue lo que dije —suspiró —. Préstame atención.

—Lo siento —susurró —, pero estaba pensando en Baekbeom.

—No lo sientas, Baek —tranquilizó —, sé que aún piensas en Baekbeom a pesar de que ha pasado dos años. Te protegeré siempre de todo.

Él lo miró por largos segundos antes de sostenerle la mano con fuerza y sonrió.

—No tengo miedo a ser protegido, ¿sabes? No me molesta. Sólo espero que, algún día, yo sea capaz de proteger a la gente que quiero también.

—Lo sé, Baek, lo sé.

En ese soleado verano, él había entendido muchas cosas. Desde la pérdida hasta el verdadero significado de la amistad. Es decir, desde siempre ha querido muchísimo a Chanyeol, era algo tan fuerte que las palabras eran tan cortas para poder expresar todo lo que sentía por su mejor amigo. En realidad, él nunca creyó que formaría lazos tan fuertes con Chanyeol, pero ahí estaban los dos, tumbados en el jardín artificial de la azotea del edificio departamental de su mejor amigo, tomados de las manos y mirándose en silencio.

A sus veinte años, él cursaba su segundo año de carrera. No podía decir que su vida había sido de color rosa, pero estaba feliz y eso le bastaba. Es decir, su madre hace tiempo había vuelto a ser la misma antes de que ocurriera el accidente de Baekbeom, su padre había vuelto a contactarlo, sus padres hablaban de vez en cuando, demostrándole que quedaron en un buen acuerdo antes de separarse, en el transcurso de su primer año como universitario había conocido a Minseok, Yixing y Luhan.

Su grupo de amigos había crecido gracias a la llegado de la pareja y Luhan. Yixing era chino y Minseok había estudiado en china, es por ello que se conocían y estaban de novios. Luhan, por otro lado, llevaba saliendo con Sehun desde hace dos años aproximadamente, pero nunca los habían presentado y también era chino, Jongin y Kyungsoo seguían juntos y Sehun sonreía más seguido debido a Luhan. Chanyeol se veía feliz por todos los amigos que habían hecho a lo largo de sus vidas y él, a pesar de todo el dolor que había vivido los últimos años, estaba realmente disfrutando de la vida que le había tocado vivir. Era feliz por todas las cosas que tenía y personas de su alrededor.

Chanyeol siempre lo visitaba por las noches cuando no se podían ir juntos debido algún trabajo de la universidad. Él sabía que el tiempo se había reducido a prácticamente a nada, pero eso no significaba nada. De alguna manera u otra, ellos hacían todo lo posible para verse y pasar el rato. Podían pasar la noche en la casa de uno o del otro, encontrarse en el descanso y tumbarse en el pasto, hablar de trivialidades o hablar de las materias que más les desagradaba, o de cualquier cosa que hubiesen pasado en el día.

El momento en el que sólo eran Chanyeol y Baekhyun contra el mundo, era su mundo perfecto. Era un rato de cero preocupaciones o estrés, sólo eran ellos dos hablando de lo mucho les gustaba esos momentos que ellos llamaban mágico. Eran los momentos más íntimos de ellos dos, compartiendo abrazos, deseos y un centenar de palabras con un gran significado. Él se sentía volar en una nube cuando sólo estaba con su mejor amigo.

—No te duermas —susurró —, o de lo contrario llegaras tarde a tu clase de alemán.

—Sigo preguntándome seriamente porque diablos llevo clases de alemán.

—Es una interesante pregunta —asintió —. También me preguntaba porque es tan difícil las clases de patología. Como sea Baek, tenemos al menos cuarenta y cinco minutos para nosotros.

Él sonrió.

—Estaba pensando que sí salíamos este fin de semana con los chicos, es decir, no hemos salido los unos con los otros por los trabajos de la universidad —sugirió —. Y realmente necesito unos cuantos tragos.

—Por mi está bien —concordó —. Acabé con todo lo que necesitaba entregar y necesito esos tragos también.

Después de eso hablaron de trivialidades, terminando de ponerse de acuerdo en lo que harían el fin de semana. Chanyeol se encargaría de poner al tanto a Kyungsoo y Minseok, mientras que él les mandaría mensaje de texto a Jongin, Yixing y Sehun. A Luhan, por otro lado, lo vería en clases.

Cuando estaba en su clase de alemán, era el peor momento que pasaba durante todas las horas de clases. Es decir, él era coreano, puede que manejara bien el inglés, pero el alemán sí que era algo. Por eso es que se estresaba y prefería perder el tiempo haciendo otras cosas en vez de prestar atención a clases. Pero hoy había ocurrido algo diferente.

Su profesor había entrado con alguien más y lo había presentado como el nuevo integrante de la clase. El chico era alto, guapo y tenía una sonrisa encantadora. No le había podido quitar la mirada de encima, ni siquiera cuando el muchacho se sentó a su lado y le regresó la mirada, dedicándole una sonrisa.

Durante toda la semana lo veía de reojo y se sonrojaba de sobremanera cada vez que el chico lo pillaba viéndolo. Sí, él había tenido unas cuantas aventuras a lo largo de su vida, pero nunca era nada serio y ni siquiera pasaban de los toqueteos. Sin embargo, con ese chico le estaba pasando de todo. Iba desde sonrojos hasta el tartamudeo incontrolable cuando tenían que cruzar palabras de vez en cuando por las clases.

La sensación burbujeante en su pecho era nueva y le agradaba mucho. Casi estaba seguro que significaba todas esas sensaciones desconocidas, pero él era tan tímido que, probablemente, no llegaría a nada. Es decir, una semana después de haberlo conocido ni siquiera sabía su nombre y no se lo había podido arrancar de la cabeza ese fin de semana ni cuando estuvo en el antro con sus amigos.

Podía recordar claramente la promesa que había hecho con Chanyeol y no implicaba sólo el hecho de tener relaciones sexuales cuando llegara el indicado, sino era el hecho de enamorarse y él sentía que podría estarlo. No lo había mencionado con nadie, ni siquiera Chanyeol por la misma razón que las inseguridades que sentía acerca de lo que pasaba dentro de él se apoderaba de todo, consumiéndolo lentamente y dejándolo meditar de que, sí, él había caído por su compañero de las clases de alemán.

—Hola.

La voz del recién llegado, y la cual ya podía identificar, lo había sacado de sus pensamientos, trayéndolo a la realidad.

—Hola.

—¿Sabes? —comenzó —, me ha dado cuenta un poco tarde, pero hemos hablado sin presentarnos adecuadamente —sonrió —. Aunque, bueno, yo sí sé tu nombre. Mi nombre es Tae Woo, pero puedes llamarme Kasper.

—Bueno, tú sabes ya mi nombre así que mi presentación es innecesaria, pero gracias por presentarte.

Y su corazón se había agitado cuando Kasper le sonrió de esa manera tan tierna, como la primera vez que lo vio la semana pasada. Sí, quizás era precipitado, pero a él, definitivamente, le gustaba y mucho. Nunca había sentido tanta atracción por alguien y mucho menos pensar en cosas que tuvieran relacionados con un compromiso mayor. Estaba seguro que nada de esto hubiese pasado si no fuese por la aparición de Kasper en su vida y esos sentimientos lo estaban ahogando de una inexplicable felicidad.

Desde ese momento todo se había vuelto en Kasper y él. Ambos se ayudaban con las clases de alemán, solían encontrarse en los almuerzos cuando estaban libres o quedar para ir algún lado cuando tenían tiempo. No podía mentirse, la cotidianidad con Kasper siempre hacía acelerar un poquito más a su corazón, haciéndolo sonreír de vez en cuando y sonrojándolo incontables veces,

—Gracias por acompañarme hasta casa —dijo, sonrojándose sin querer —. Me la he pasado genial.

—No ha sido nada, Baekhyun —sonrió —. Me ha gustado salir contigo, lo sabes, siempre disfruto de tu compañía.

—Bueno, pasa lo mismo conmigo. Siempre haces que me duele mi estómago de tanto reír.

—Y yo amo cada segundo de esos momentos.

Puede mentirse si quisiera, pero sabía que Kasper estaba siendo completamente sincero. Es decir, no era la primera vez que decía ese tipo de cosas, no, en realidad ya había perdido la cuenta. Intuía que Kasper quería tener algo, como también él lo quería. Sin embargo, había una diferencia abismal el uno con el otro. Probablemente Kasper estaba esperándolo porque quien no había estado hablado acerca de sus emociones era nada más que él mismo. Era evidente la atracción, pero no había movimiento de uno por la indecisión del otro.

La despedida siempre era su parte favorita del día. Kasper sostendría su mano tímidamente y se acercaría a darle un beso en la frente, despidiéndose con un «te veo después, Baekhyun». Su corazón se agitaba y la sangre se le calentaba. Las emociones explotaban y él apenas podía controlarlas. Él ya lo tenía más que claro, lo único que quedaba por hacer era contárselo a Chanyeol porque esta era parte de la promesa que habían hecho. Le mandó un mensaje de texto y esperó por su mejor amigo en su habitación, ansioso por decirle todo el cúmulo de emociones que tenía guardado desde hace un tiempo.

—Baek —llamó el recién llegado —, recibí tu mensaje, ¿qué sucede?

—En realidad, nada malo —tarareó —. ¿Habías estado ocupado? Te veo un poco pálido.

—Bueno, sí he estado haciendo algunos trabajos, pero nada que no pueda manejar, ¿y tú? No te había visto últimamente.

—Sí, lo siento por eso —se disculpó, apenado —, pero he estado haciendo tareas con un amigo y quedábamos después de eso.

Chanyeol lo miró por unos segundos antes de sonreír.

—A todo esto, ¿qué era lo que querías contarme?

—Primero que nada, lo siento, esto que diré lo he mantenido para mí porque no estaba totalmente seguro, pero ahora todo está más que claro —suspiró —. Conocí a un chico, Yeol, va junto conmigo en clase de alemán y llevamos un tiempo tratándonos, y quedando.

—¿Es el amigo con él que has trabajando últimamente?

—Sí, él mismo, se llama Kasper. Desde el primer momento que lo vi, me sentí diferente y desde el inicio dije que me gustaba mucho. Lo traté para confirmar sí realmente me gustaba o simplemente era una atracción pasajera. Es realmente lindo conmigo, Yeol.

—¿Qué quieres decir con eso, Baek?

—Tú sabes, la promesa, y no me refiero a perder mi virginidad, sino al enamorarse. Me ha gustado Kasper desde que lo conocí, pero estos sentimientos fueron creciendo lentamente con el pasar de los días. Probablemente este enamorado de Kasper y quiero intentar tener algo con él, y tú eres mi mejor amigo, merecías saberlo antes de que llegase a decirle a Kasper sobre mis sentimientos.

—¿Si quiera le gustas?

—No es que me lo haya confirmado él, pero lo puedo ver, Yeol.

—¿Crees que él te hará feliz? ¿Estás seguro acerca de eso?

—No estoy seguro, Yeol, pero quiero intentarlo. Realmente quiero darle esa oportunidad a Kasper.

Él miró en silencio a su mejor amigo, esperando a que dijera algo. Sí, no podía negarlo, lo que Chanyeol dijera en esos instantes le importaba muchísimo.

—Bueno, sí crees que eso te hará feliz, yo lo estaré también —sonrió —. Lo que importa aquí, Baek, es el hecho de saber que serás feliz.

Él sonrió tan ampliamente, abrazando a su mejor amigo. Sinceramente le importaba la opinión de Chanyeol, siempre había sido así desde hace tiempo. Sí Chanyeol le hubiese dicho otra cosa menos grata, él estaría entre la espada y la pared, pero sabía que entre los dos el más razonable era Chanyeol.

Tampoco creía que Chanyeol estuviese disgustado. Chanyeol era noble y comprensivo, podían hablarlo hasta que llegaran a algo. En esto, acerca de los sentimientos que tenía por Kasper, no se había equivocado y Chanyeol lo estaba apoyando, y eso realmente lo hacía más que feliz.

Poco tiempo después había comenzado una relación con Kasper. Hubo una explosión de fuegos artificiales dentro de él cuando, por primera vez, sus labios tuvieron contacto con los de su, ahora, novio. Se los había presentado a todos sus amigos y a Chanyeol. Todos estaban felices por Kasper y él, y desde ese momento habían estado saliendo y visitando continuamente a su novio.

Otros pocos días, quedaba con Chanyeol. Le gustaba hablarle de cómo iba su relación, de lo feliz que era y lo afortunado que estaba siendo. Chanyeol lo escuchaba en silencio todo el tiempo y luego sonreía, tocándole la mano. Poco a poco, los trabajos que le dejaban le consumían todo su tiempo. A veces se dormía con el teléfono encima, olvidándose de contarle a Chanyeol como había sido su día. La universidad estaba matándolo lentamente, Kasper lo ayudaba con alguna que otra tarea y ahora su tiempo se veía reducido en trabajos y las visitas inesperadas de su novio.

Estaba cansado por todo. Su tiempo se había reducido y no le gustaba absolutamente. Kasper sabía cómo administrar su tiempo, por eso es que lo podía visitar, pero si fuese por él ni siquiera pudiese probar algún bocado en todo el día. A veces se quedaba dormido en los brazos de su novio, cuando éste lo besaba lánguidamente, tomándose su tiempo, hablándole de cosas triviales, diciéndole lo mucho que lo quería. Él se inflaba como un globo cada vez que su novio le susurraba sobre sus labios que le quería mucho y ahí, en esos pequeños instantes, comprendía que él no se había equivocado con Kasper. Tenía amigos que lo querían, un novio encantador y, sobre todo, un mejor amigo que le dedicaba sonrisas desde la distancia cada vez que él iba con prisa hacía sus clases.

Invierno había llegado; frío y melancólico. Esa mañana había sentido malestar, uno inexplicable. Había ido a la universidad, hablado con sus amigos, había estado con Kasper, le había llamado a su madre y padre, pero aun así nada podía calmarlo. Chanyeol le había mandado un mensaje con los buenos días, pero era lo único que había recibido de él durante todo el día, lo más extraño era que no lo había visto por ningún lado de la universidad. Probablemente había llegado tarde ya que la universidad estaba un poco lejos del centro de la ciudad, habría entrado a sus clases y las habría tomado sin descanso, luego en la hora del almuerzo, quizás, se habría ido a la biblioteca. Sí, probablemente Chanyeol había hecho eso.

—Chicos, ¿han visto a Chanyeol? —preguntó —. No le he visto desde la mañana.

—¿Chanyeol? —preguntó Kyungsoo, mirándolo —. Creí que estaba enfermo o algo, él no llegó a ninguna de las clases.

—¿Qué? ¿Estás seguro de eso?

Kyungsoo asintió.

—¿Por qué? ¿Qué pasa?

Él negó, parándose de su asiento.

—Sí ven a Kasper dile que lo buscaré después, ¿sí?

Salió de la cafetería, sacando su celular de su bolsillo, marcando el primer número de su marcador rápido. El primer timbrazo pasó, llegando al segundo y luego al tercero. Su ansiedad comenzaba crecer rápidamente y no podía estar tranquilo. Llegó hasta el estacionamiento y subió a su coche, poniéndolo en marcha rápidamente. Necesitaba llegar a la casa de Chanyeol lo antes posible porque necesitaba verlo. Tenía que verlo.

Durante el transcurso continúo llamando a su mejor amigo, recibiendo como respuesta la contestadora. Estaba llegando a la ciudad cuando, finalmente, Chanyeol había respondido.

—¿Por qué no habías estado respondiendo mis llamadas? —preguntó, con su voz quebrándose —. Estaba preocupado.

—Lo siento.

—¿Qué pasa? —interrogó —. Chanyeol, háblame.

—Lo siento, Baek. De verdad lo siento.

—Maldita sea, ¿puedes hablar conmigo? ¡Sólo dime lo que te molesta y yo te ayudaré!

—No puedo.

—¿Por qué no?

—Porque si te digo, todo lo que tenemos ahora va a derrumbarse a nuestro alrededor. Y no puedo hacerte eso. No puedo hacernos eso.

—Chanyeol, por favor.

—Te amo, Baek —suspiró —. No olvides eso.

Y la llamada había terminado. Su corazón bombeaba sangre tan rápido que podía escucharlos retumbar en sus oídos. Sus manos le temblaban y trataba de controlarse lo mejor que podía mientras conducía hacia el departamento de Chanyeol. No sabía que pasaba, pero el sentimiento, la sensación, todo era igual de como se había sentido aquella noche en la que había fallecido Baekbeom.

Cuando llegó, se bajó del coche, cerrando la puerta con brusquedad y tocó la puerta del departamento, sin recibir respuesta. Lo golpeaba con fuerza y más, y más, y más, pero no conseguía nada. Desesperado, había comenzado a buscar la llave de repuesto debajo de la alfombrilla de la entra, pero no estaba y luego en el macetero y ahí la había encontrado. Sus manos temblaban tanto que apenas podía insertar la llave en el cerrojo, pero cuando lo hizo corrió lo más rápido posible hacía la habitación de Chanyeol, pero no estaba. Buscó en todos los lugares de la estancia y nada, no había señal de su mejor amigo.

El edificio departamental donde vivía Chanyeol tenía una terraza, donde siempre iban acostarse en el pasto artificial. Es lo que solían llamar el lugar mágico, porque prácticamente eran ellos los que ocupaban ese espacio del edificio. Corrió hasta la planta más alta del lugar lo más rápido que pudo, abriendo de golpe la puerta y sintiendo el aire azotar contra su rostro.

—¡Chanyeol! —gritó —. ¿Qué estás haciendo ahí? Por Dios, vuelve aquí.

Se acercó un poco más, observando a su mejor amigo del otro lado del pequeño enrejado. Estaba realmente asustado con la imagen que estaba viendo. El edificio no era tan alto, cuatro pisos y la terraza, pero igual era peligroso para una persona.

—Chanyeol —llamó otra vez —, vuelve aquí, puedes lastimarte.

Chanyeol rio.

—En realidad, Baek, ya no puedo seguir.

—¿Qué? —negó —. No entiendo, Yeol, pero vuelve aquí, puedes caerte.

—Traté, de verdad que traté, pero no podía seguir más.

—¡Basta! —gritó —. ¿De qué estás hablando?

—Baek, te fallé, ¿sí? —lloró —. Lo siento, lo siento tanto.

—¡Chanyeol!

—Te amo —dijo fuerte y claro —. Siempre ha sido así desde hace un tiempo, sin embargo, nunca te lo dije. Te he amado siempre, Baek y traté de mil formas a que te fijaras en mí.

—Yeol…

—Lo siento, yo no quería arruinar nuestra amistad, pero con el tiempo me fui volviendo codicioso y esperé por una esperanza. Pensé que tú, algún día, podrías verme y enamorarte de mí. Esperé y esperé, pero nunca te enamoraste y me dije que te esperaría lo que fuese mientras fueses feliz conmigo. Pero Baek, los veo y puede mirar tu sonrisa tan amplia, tu risa, puedo ver lo feliz que eres con Kasper.

—Yeol, por favor, ven aquí y hablemos. Por favor, Yeol, por favor.

—Pensé que Kasper sólo sería momentáneo, pero me equivoqué. Estabas siendo tan feliz a su lado y yo no sabía qué hacer. Fui egoísta, Baek porque te quería sólo para mí, pero tú eras feliz con Kasper y yo no podía destruir eso. Sin embargo, yo no sé cómo vivir sin ti.

—Chanyeol, por favor, sí me amas, por favor, ven aquí —dijo, estirando su mano hacía el otro —. Por favor.

—De eso se trata el amor, Baek —susurró —. Sacrificio. Y yo sacrificaría cualquier cosa por ti. Me sacrificaría por ti y tu felicidad porque de eso trata el amor.

—Todavía te amo, con cada pulgada de mi corazón, te amo. Nunca dejé de hacerlo, no creo que pueda. Así que, por favor, por favor no hagas esto.

—Sé que me amas, Baek —dijo entre lágrimas —, pero no es el mismo amor que siento yo. Es diferente. Yo simplemente he deseado tu felicidad y sino es conmigo, está bien, lo acepto, pero yo no sé cómo seguir sin ti.

—Yeol, por favor, te necesito —susurró. —Te necesito conmigo.

— Siempre voy a necesitarte más de lo que tú me necesitas a mí —susurró —. De entre los dos, tú sabes cómo vivir sin mí, pero yo no lo sé hacer. Baek, no te culpes de nada de esto porque no es tu culpa. Es la mía por no ser sincero contigo. Sé feliz y perdóname.

Él quería replicar cada una de las palabras que decía Chanyeol, quería estirar un poco más su mano y sostener a Chanyeol porque tenía miedo. Porque sabía que de esto nada iba a salir bien y no se había equivocado. Cuando vio a su mejor amigo lanzarse al vacío supo que nada iba a estar bien.

 

**

 

Él se soltó de Luhan, corriendo hasta el doctor y lo tomó de las solapas de la bata, mirándolo con desesperación, pidiendo una oportunidad.

—¿Cómo está él? —preguntó —. Por favor, dígame.

—Hicimos todo lo que pudimos, pero el paciente llegó con un traumatismo, se le hizo una resonancia y se le encontraron hematomas. Su cerebro estaba inflamado, por lo tanto, tuvimos que hacerle una craneotomía, pero la presión intra craneana estaba aumentando cada vez más, había un desbalance en los líquidos afectando la persecución sanguínea, había más producción de ácido láctico y tenía una diminución de oxigenación. Además, presentaba cinco costillas rotas a punto de perforar el pulmón, fractura de tibia y peroné derecho.

Él ni siquiera podía procesar lo que el doctor estaba diciendo, pero sabía que el golpeteo en su pecho no significaba nada bueno.

—Realmente lo siento.

Y no sabe en qué momento ni cuándo se había ido el tiempo, pero todo había quedado parado. Todo había perdido sentido. Sin Chanyeol en su vida, sabía que nada sería igual nunca más. Cargaría con la muerte de Chanyeol sobre su espalda por ser tan egoísta. El recuerdo de Chanyeol lo desagarraría, lo destruiría, lo rompería, pero nada se compararía a todo el dolor que había sentido Chanyeol. Y era esto lo merecía por ser una mala persona. Por eso, para toda la vida, Chanyeol sería su contradicción irresoluble y parte de su existencia hasta la muerte.


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