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CHOICES por Nova22

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Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen, son propiedad de Furudate Haruichi.

Capítulo 1

 

Tsukishima suspiró por tercera vez y observó con aburrimiento cada rincón del el gran y ostentoso salón de fiestas.

 

Detestaba las fiestas y toda clase de eventos que involucraran socializar por muchas razones, pero la principal de ellas era su condición de Omega. Si alguien lo descubriera, podría perder su trabajo y con ello la posibilidad de pagar el tratamiento de su hermano, quien debido a su delicado estado de salud prácticamente vivía dentro en un hospital.

 

Como miembros de la raza que ostenta el último lugar de la jerarquía que rige este mundo, los Omega tenían como principal función de servir a los Alfa, ya sea para satisfacer sus necesidades físicas o para procrear. Era un hecho poco habitual, por no decir imposible, que un Omega desempeñara papeles de importancia en empresa de renombre o cualquier ámbito de la vida, pues su Celo era visto como un inconveniente no deseado que podía entorpecer la productividad.

 

Sin embargo ahí estaba él, trabajando como un importante ejecutivo de una pequeña empresa que había escalado lo suficiente como para asistir a este tipo de celebraciones ¿Cómo lo consiguió siendo un omega? La respuesta era simple; era listo, lo suficiente como para ingresa a la base de datos del gobierno y cambiar todos sus registros para hacerse pasar como un Beta. No obstante eso no lo transformaba en uno, por lo que siempre debía guardar la distancia y permanecer el menor tiempo posible cerca de cualquier Alfa.

 

Era una tarea difícil, dada su reciente y no deseada popularidad, pero hasta ahora lo había conseguido.

 

Se ubicó en el fondo del gran salón mientras observaba como todos intentaba acercarse lo más posible a la persona más importante de la fiesta, Kuroo Tetsurō. Nunca lo había visto en persona, pero la gran mayoría de las damas en la fiesta no paraban de hablar de lo joven y apuesto que era, lo que si sabía del hombre, era que su inteligencia y astucia lo habían ayudado a alcanzar la cima a temprana edad.

 

Probablemente era uno de esos Alfas presuntuosos y arrogantes que crecieron teniéndolo todo en la vida. No estaba interesado en conocerlo.

 

− ¡Vaya! Pero si es Tsukishima Kei – la profunda voz de un hombre llamó su atención − he escuchado maravillas de ti − dijo acercándose al rubio, tanto sus ojos como su sonrisa reflejaban el enorme placer que ese hombre sentía al verlo, vestía un caro traje gris oscuro que le hacía ver imponente y elegante.

 

Tenía el cabello castaño y ligeramente grisáceo en las raíces así como algunas arrugas en la zona de los ojos y estaba seguro de que, de acuerdo a las dimensiones de su rostro, había sido un hombre muy apuesto durante su juventud. Su sonrisa parecía amable, sin embargo sus ojos anunciaban exactamente lo contrario.   

 

Si estuviera en cualquier otra situación, una en la que la posición social no importara y en la que guardar las apariencias no era fundamental, Tsukishima ya le habría dado una desdeñosa mirada y se habría marchado sin decir palabra. Sin embargo, conocía muy bien cuál era su posición y también la de ese hombre en la escala social, así que solo se limitó a mostrar una cortes sonrisa y lo saludó.

 

− Buenas noches, Oikawa-san – el mayor sonrió más ampliamente, haciendo cada vez más notorias las arrugas en sus ojos y se detuvo a una distancia que no parecía adecuada para una conversación trivial. Tuvo que reprimir el impulso de arrugar la nariz por el intenso aroma de su colonia.

 

− ¿Cómo te está tratando Ukai? Si no te gusta el ambiente de esa empresa puedes venir a trabajar conmigo, estoy seguro de que a mi hijo le encantaría conocerte − el hombre colocó una mano sobre el hombro de Tsukishima y le dio un apretón, que más que parecer amistoso, precia el de alguien que estaba comprobando la calidad de la mercancía antes de adquirirla y por el cambio en sus ojos y sus sonrisa parecía que había encontrado algo que era de su completo agrado.

 

 Desagradable. Nada le haría más feliz que largarse, sin embargo sabía muy bien que hacerlo sería perjudicial para su jefe. Así que suprimió su desagrado y sonrió.

 

− Admito que es una oferta tentadora y agradezco mucho que me haya considerado, pero... − sutilmente se deshizo del agarre del mayor, quien no dejó de mirarlo a los ojos en ningún momento − Me siento cómodo donde estoy ahora − Tsukishima trató de ser lo más cortés posible con el hombre, sin embargo estaba seguro de que como Alfa, él no se tomaría bien el rechazo de alguien inferior.

 

Tal y como imaginó que sucedería, el mayor frunció levemente el ceño; sin embargo su negativa no pareció desalentarlo – Muchacho, ni siquiera hemos hablado de los beneficios que podría traerte trabajar para mí  – insistió él, dando un paso más cerca suyo, como si tratara de acorralarlo contra la pared. No iba a dejarlo ir ¿Verdad? Tsukishima deseó lanzarle todo el contenido de su copa de vino a la cara y así borrar esa desagradable sonrisa de su rostro. – No vas a recibir una oferta mejor que la mía.

 

Sus habilidades en programación e informática eran muy superiores a las del resto y como tal le había acarreado innumerables, y muy jugosas, ofertas de trabajo de empresas de renombre, sin embargo siempre terminaba por rechazarlas. La razón era simple, el avanzar más en la escala significaría rodearse de Alfas y eso era peligroso para un Omega como él. A pesar de que ingería altas dosis de supresores siempre existía la posibilidad de que alguien lo notara.

 

No podía arriesgarse, un solo paso en falso y todo se arruinaría. 

 

– Estoy seguro de que no será así, señor. Usted posee una de las empresas más exitosas del país y estoy seguro de que el salario de sus empleados está a la altura de su prestigio – él sonrió como si esas palabras anunciara su inminente victoria sobre su objetivo – Pero, me encuentro especialmente conforme con el trato que mi jefe me da…él es especialmente atento conmigo – ante la mirada inquisitiva del mayor, Tsukishima fingió una sonrisa que alejó cualquier duda que pudiera tener acerca de la naturaleza de sus palabras.

 

– ¿Es así? – Tsukishima sabía lo que él estaba pensando, se sentía un poco mal con Ukai por insinuar semejante cosa, pero, con el tiempo descubrió que era la excusa perfecta para justificar por qué no abandonaba su pequeña empresa por algo mejor. 

 

El mayor abrió la boca, decidido a cambiar la naturaleza de su oferta, sin embargo Tsukishima le interrumpió señalando en dirección al hombre rubio que caminada en su dirección – Creo que nuestra charla termina aquí, fue muy agradable saludarlo. Con su permiso – dejó escapar un suspiro de alivio una vez él le dio la espalda y centro su atención en su jefe. 

 

− Así que aquí estabas, Tsukishima − habló Ukai − te vi hablando con Oikawa, ¿Está todo bien? – preguntó desviando la mirada unos segundos para observar la dirección por la que se había marchado.

 

Tsukishima negó con la cabeza, restándole importancia al asunto −Sí, solo quería saludar.

 

− Ya veo − el mayor sonrió – Acompáñame, aún hay personas que debemos saludar.

 

Ukai Keishin era el actual jefe de Tsukishima, su empresa no era muy grande, pero era bastante conocida y a Tsukishima le agradaba trabajar ahí, el ambiente era tranquilo y a pesar de que no recibía un salario envidiable le era suficiente para vivir tranquilamente y cuidar de su hermano. La mayoría de sus empleados eran Betas, algo bastante conveniente para el rubio y todos parecían personas agradables.

 

Trabajaba con él desde su graduación, el mayor era alguien muy astuto y exigente, pero trataba con respeto a sus empleados, nunca hacía preguntas incómodas o innecesarias y respetaba su especio personal.

 

Tsukishima se sentía afortunado por trabajar por alguien como él.

 

*****

 

Kuroo Tetsurō, a sus 27 años, era considerado como uno de los hombres más poderosos del país. Un Alfa en todo el sentido de la planta, que había nacido para triunfar y gobernar por sobe otros. Conocido por ser astuto e implacable en los negocios, un hombre que se sobrepuso a todos los prejuicios de su juventud e inexperiencia y alcanzó la cima por sí mismo. Honesto y recto, no había nadie que no reconociera sus logros y le alabara por ellos.

 

Era el empresario y hombre perfecto, o al menos era la fachada que le gustaba mantener.

 

− Parece que te diviertes − dijo su asistente Kenma; era un joven delgado, varios centímetros más bajos que él. Sus dorados ojos observaban con cansancio e indiferencia el salón de fiestas.

 

− Siempre es divertido ser testigo de lo que las personas están dispuestas a hacer para obtener poder − Sonrió de medio lado, ya había perdido la cuenta de cuantos halagos de hombres que en el pasado lo había juzgado y menospreciado por su juventud había recibido durante toda la noche. Debía ser muy difícil para ellos dejar de lado su orgullo y bajar la cabeza ante él.

 

Era especialmente gratificante verlos forzarse a tratar con sumo respeto a alguien al que en el pasado llamaron tonto e inexperto.

 

− Claro − respondió observando todo aquello que les rodeaba sin detener la mirada un solo segundo. A pesar de su, aparentemente indiferente el rostro, era claro que algo le estaba molestando, Kuroo podía percibirlo muy bien − La mayoría de ellos quieren que tomes a alguna de sus hijas como esposas.

 

Ya había conocido a la mayor parte de las jóvenes solteras en lo que llevaba la velada, todas eran poseedoras de una belleza digna de admirarse, sin embargo ninguna consiguió despertar ni una solo pizca de interés en Kuroo, todas ellas parecían muñecas sin personalidad…aburridas, jamás podría sostener una charla entretenida con alguien así.

 

Pero, por supuesto, no las necesitaba para charlar.

 

− ¿A caso ninguna ha llamado tu atención? Todas parecían muy interesadas en ti.

 

− La noche aún no ha terminado y todavía no encontramos lo que vinimos a buscar ¿Recuerdas? − Kuroo observó la sala en general, le era divertido pensar que toda esa gente se había reunido solo por él, fue una muy grata sorpresa descubrir que todos aquello que habían rechazado la invitación a la fiesta se retractaron inmediatamente supieron que él asistiría.

 

− La mayoría está aquí para impresionarte, son tan obvios que es desagradable.

 

− Lo sé y me divierte. Pero estamos aquí para hacer negocios.

 

Kuroo estudió con detenimiento a las personas reunidas en el salón; en su mayoría caras conocidas o mediantemente familiares, hombres mayores, pero también había algunas mujeres que había alcanzado el grado suficiente de importancia como para ser invitadas a la celebración, de pronto su mirada se detuvo en cierto rubio que caminaba airadamente hacia un grupo de personas e inmediatamente este captó toda su atención e interés.

 

−Kenma − el mencionado volteó encontrando que Kuroo no lo observaba a él, sino a alguien al fondo del salón y el interés que descubrió en sus ojos fue lo suficientemente desagradable como para revolverle el estómago − ¿Quién es ese joven rubio que camina con Ukai?

 

Lanzando un indiferente mirada hacia el rubio, Kenma tomó su agenda electrónica y habló − De acuerdo con la información él es Tsukishima Kei, 25 años, Beta, se graduó con honores de la Universidad de Tokio. Actualmente trabaja en la empresa de Ukai, es considerado un genio en lo que a informática y programación respecta. Él es la persona a la que estamos buscando, parece ser que es realmente popular entre los invitados.

 

− Es realmente muy hermoso ¿No te parece?

 

− No parece la gran cosa − dijo desestimándolo.

 

− Justo ahora suenas como una novia celosa − Kuroo rió, esa era la primera vez que Kenma se mostraba de esa forma, pero ¿Quién no lo haría? Ese rubio era lo suficientemente bonito como para despertar los celos de cualquiera − Pídele que venga – Ordenó, sin poder quitar la mirada de aquel delgado cuerpo, había algo extraño en él. Pero no estaba seguro de que podría ser.

 

Observó atentamente como Kenma se acercaba abordaba los dos rubios. Tsukishima parecía renuente a aceptar la invitación, pero después de una corta conversación con Ukai, el rubio suspiró derrotado y asintió despidiéndose cortésmente de las personas con la que, hasta hace unos segundos, mantenía una charla. A medida que se acercaban pudo notar un leve ceño fruncido que, en lugar de restarle atractivo, le hacía ver realmente adorable ante sus ojos. Tenía un bonito rostro adornado por unos aparentemente suaves labios que tenían un tono rosa natural muy atrayente, una pequeña y bonita nariz, y un par de ojos dorados que se verían más lindos si sonriera.

 

− Es un placer conocerlo, Kuroo-san − saludó con una cortes reverencia el rubio, incluso su voz era linda a pesar de sonar indiferente y también tenía un bonito y blanco cuello.

 

− No, el placer es todo mío − Kuroo sonrió, este chico olía demasiado bien para ser un beta…ya era demasiado bonito como para ser uno − He escuchado mucho acerca de ti y de tu talento.

 

El rubio suspiro, estaba bastante seguro de lo que el pelinegro quería preguntarle y quería, de ser posible, terminar con esa conversación tan pronto como pudiera y alejase de él. Ese hombre lo incomodaba de una forma que no podía soportar − Disculpe, ¿puedo preguntarle algo?

 

Tsukishima lo miró fijamente y Kuroo tuvo tiempo para admirar una vez más esos ojos dorados adornados con largas pestañas, detrás de los cristales de sus anteojos − Por supuesto.

 

− ¿Porque está hablando conmigo? Si esta buscado hablar de negocios lo más acertado seria hablar directamente con mi jefe, yo no soy más que un simple subordinado.

 

− ¿No es algo obvio? – señaló Kuroo con una sonrisa que le erizó todos los bellos del cuello, algo no estaba bien con él, era tan…extraño, quería alejarse de él lo más pronto posible, pero tenía la impresión de que lo atraparía su lo hacía. Así que trató de guardar la calma y se forzó a actuar como comúnmente lo haría.

 

− ¿Quiere hacerme una oferta de trabajo?

 

− Puedo notar que no pareces muy emocionado al respecto – dijo Kuroo.  A su parecer, cualquiera en la posición de Tsukishima estaría encantado de recibir una oferta suya, pero no era extraño que ocurriera. Ambos eran hombres de negocios después de todo – ¿A caso crees que trabajar para mí no sería algo beneficioso para ti? – a partir de aquí iba a iniciar su negociación, ese chico no iba a rechazar su oferta.

 

O eso era lo que Kuroo creía.

 

− No lo tome a mal − Tsukishima parecía algo incómodo en ese momento, pero de inmediato arregló su semblante − Pero no creo que el ambiente de su empresa sea el adecuado para mí.

 

Esa respuesta lo descolocó momentáneamente, era la primera vez que alguien le decía algo así, era interesante. Tsukishima realmente estaba rechazando su oferta, no era un truco suyo − ¿Cómo podías saberlo? Quizá sea todo lo contrario a lo que crees, prejuzgar te hará perder muchas oportunidades.

 

– Soy muy consciente de eso, señor – Tsukishima eligió cada una de sus palabras con cuidado, tenía la impresión de que nada bueno saldría si lo hacía enfadar – Sin embargo…mi actual posición es lo suficientemente buena como para simplemente abandonarla, nuestra empresa puede ser pequeña pero creo firmemente que crecerá lo suficiente como para rivalizar con la suya. Nuestra presencia en esta celebración es la prueba de ello – suprimió un suspiro, ese hombre, Kuroo, parecía tener el poder de presionarlo son una simple mirada.

 

– Supongo que tienes razón – en lugar de alívialo, esa respuesta causó que la abrumadora presión que estaba soportando aumentara. Su cuerpo apenas pudo reaccionar cuando él se acercó un paso ¿Qué estaba tratando de hacer? – Pero soy un hombre insistente, no deberías sorprenderte si recibes otra propuesta mía muy pronto. – la presión de un Alfa, jamás había sentido nada igual. Era aterrador y…− Te advierto que siempre obtengo lo que quiero.

 

Kuroo se regocijó al ver el pequeño tinte miedo en los ojos del rubio, no había hecho nada todavía, ni siquiera estaba tratando de intimídalo. Pero ya se encontraba incapaz de hablar, era tan adorable…si no fuera un Beta, entonces tal vez ahora Tsukishima ya estaría…rendido y a sus pies − ¿D−Disculpe?

 

− Fue realmente un placer haberte conocido, Tsukishima − Se acercó un paso y Tsukishima retrocedió dos instintivamente, había olvidado por completo donde se encontraba. Ni siquiera podía escucha la música de fondo o el murmullo de los invitados – Estoy seguro de que volveremos avernos.

 

− Claro… − respondió, recuperando la serenidad suficiente como para responder con su habitual tono – Ahora, con su permiso, me retiro − dijo Tsukishima apartándose. La tensión que había llenado su cuerpo parecía derretirse con cada centímetro que se alejaba de Kuroo, sin embargo eso también dio pie a que se percatara de algo que toda esa abrumadora presión le había hecho ignorar; un calor anormal estaba asaltando su cuerpo.

 

Tenía que ser una maldita broma, eso no podía estarle pasando.

 

Kuroo lo observó marcharse sin perder ningún detalle de su fina figura, no era muy común que alguien rechazara una oferta suya, no recordaba siquiera cuando fue la última vez que alguien le negó algo. Ese rubio parecía interesante, definitivamente había llamado su atención. No podía perder la oportunidad de tener a alguien con sus habilidades trabajando para él, no podía dejar de pensar en los beneficios que eso acarrearía y también...

 

Sonrió de medio lado al recordar el dulce olor que provenía del rubio, aun podía percibirlo, tan delicado y fino que era difícil de ignorar.  Despertó su apetito. Eso definitivamente no cuadraba con su perfil de un Beta.

 

− Parece que ese Tsukishima causó un gran impacto en ti − habló Kenma, quien se había mantenido en silencio durante toda la conversación y estaba hastiado de la forma en la que lo observaba.

 

− No estoy acostumbrado al rechazo – Kenma hizo una mueca; no se refería a eso y Kuroo debía saberlo bien.

 

− Como sea…

 

Kuroo sonrió, un Kenma celoso siempre era adorable – No deberías ser tan inseguro. Sabes que tú eres mi favorito ¿Verdad? − Kuroo le guiñó un ojo al tiempo que acariciaba la suave piel de su rostro, haciendo al menor sonrojar y relajarse al mismo tiempo – Nadie podría comparase contigo.

 

− ¿Qué piensas hacer para que acepte?

 

− Voy a hacerle la mejor oferta de su vida − dijo − Y en caso de que lo rechace, siempre podemos recurrir al plan B.

 

No estaba dispuesto a aceptar un no por respuesta, esa palabra era desconocida para Kuroo. Si Tsukishima Kei quería una mejor oferta, él se la daría. El tener a su lado a alguien como él sería muy beneficioso para sus negocios y también, había algo en él que Kuroo no podía explicar claramente, algo que lo mantenía intrigado y, si quería descubrir que era,  tenía que volver a verlo.

 

−Me aseguraré de tenerlo todo listo para ti.

 

− Lo sé, siempre puedo contar contigo – Kenma sonrió claramente complacido por sus palabras y Kuroo le sonrió de vuelta, causando que sus mejillas se encendieran aún más – Dime ¿Aún tenemos tiempo antes de  nuestra verdadera reunión?

 

– S-sí, los otros aun no deberían de haber llegado.

 

Una sonrisa de blancos y perfectos dientes nacarados se formó en el rostro de Kuroo, tenía el tiempo justo para deshacerse de toda esa tención y energía que la corta chala con Tsukishima provocó en su cuerpo.

 

*****

 

– Tsukishima ¿Te encuentras bien? – la voz de Ukai se abrió paso entre el murmullo del salón, parecía realmente preocupado, sin embargo no podía dejar que se acercara más; de lo contrario tendría problemas.

 

Alzó una mano e hizo uso de toda su fuerza de voluntad para responder con tranquilidad – Sí, es solo que...necesito volver de inmediato y...ah…

 

– ¿Es por tu hermano? – el menor asintió, no le hacía  feliz usar a su hermano como excusa, pero esa no era una situación común. Tenía que marcharse cuanto antes – No te preocupes, puedes volver.

 

Sintiéndose incapaz de responder, Tsukishima le agradeció con un movimiento de cabeza y se apresuró a cruzar el salón hasta el pasillo. Cada paso era una tortura, su cuerpo temblaba a causa del calor, estaba haciendo todo lo posible por suprimir sus jadeos pero no podía evitar que algunos escaparan. Una fina capa de sudor se había formado en su frente y podía sentir su camisa adherirse a algunas partes de su piel ¿Por qué estaba pasando esto ahora?

 

– Maldición – gruñó, ya se había alejado lo suficiente de todos en el salón, pero no estaba seguro de si podría salir en su desastroso estado actual.

 

Desistiendo de la idea de salir, Tsukishima camino a su izquierda y, apoyando una mano contra la fría pared, caminó por un largo y solitario pasillo; este salón de fiestas se encontraba en un importante hotel, el cual fue reservado en su totalidad para esta ocasión...así que debía ser poco probable que se encontrara con alguien pronto.

 

Con eso en mente, caminó en busca de un lugar aislado; una habitación, el cuarto de mantenimiento o algún rincón apartado, cualquiera cosa que le ayudara a ocultarse el tiempo suficiente como para que la medicina supresora calmara los efectos del Celo, pero no podía encontrar nada. Las puertas estaban cerradas y, para su mala suerte, creía escuchar voces detrás de él...era terrible.

 

Forzó a sus temblorosas piernas a ir más rápido, sus pulmones ardían, así como su bajo vientre y cada centímetro de su piel. Dobló apresuradamente una esquina y chocó contra algo duro y fuente – ¡Ah! – inmediatamente pudo percibir un ligero pero poderoso aroma emanar de él y todos sus sentidos gritaron, era un Alfa; tenía que huir –Disculpe – pasó junto a él sin mirarle a la cara, alto ejecutivo o no, eso no tenían importancia alguna para Tsukishima ahora.

 

Sus piernas se tambalearon durante su huida y estuvo a punto de caer en más de una ocasión, pero logro encontrar una solitaria habitación; un viejo y olvidado almacén empolvado, tan oscuro que era difícil ver lo que se encontraba dentro. Pero eso no le importó y dio gracias a por haber llegado a salvó hasta ahí.

 

Sin perder un solo segundo, Tsukishima echó el cerrojo a la puerta y buscó dentro de su chaqueta el frasco de supresores que acostumbraba llevar consigo por seguridad e ingirió la dosis que usualmente tomaba durante los días más difíciles de su celo y entonces se dejó caer al suelo, mientras se abrazaba a su cuerpo.

 

– ¿Por qué? – susurró a la nada.

 

No era normal, su celo era siempre era anunciado por una leve fiebre, pero en esta ocasión ocurrió sin más. No debía haber pasado, sin embargo ocurrió y ahora se veía obligado a ocultarse, lleno de temor e incertidumbre sobre lo que podría ocurrir si salía.

 

No quería pensarlo, era una idea absurda e imposible, pero no podía negar que la persona que le había inducido a tan desagradable estado había sido ese hombre; Kuroo. Si no hubiera hablado con él, sí lo hubiera rechazado entonces esto no estaría ocurriendo...no se estaría sintiendo de esta forma, no estaría deseando ser tocado por él.

 

– Desagradable – masculló con rabia, la sola idea de ser tocado por él le resultaba desagradable, sin embargo su cuerpo pensaba lo contrario – Desagradable – repitió enterrando las uñas en sus hombros.

 

No quería verlo nunca más, deseaba sus caminos jamás volvieran a cruzarse y que este momento se transformará pronto en un recuerdo fácilmente desechable.

Notas finales:

>3< Gracias por leer >3<


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