Acto O1: El descubrimiento.
“Esto está mal, muy mal ¡Nunca debí ver eso!
Maldigo mi curiosidad, ¿Por qué soy tan intruso?, ¿Cómo es posible que mi hermanito tierno e inocente haya escrito algo como eso?, nunca lo hubiera pensado. Nunca. Sólo me queda hacer una cosa, fingir que no he leído nada. Algo difícil. ¡Maldita sea!”
Hace unas horas atrás.
— ¡Hey Hermanito! – Habló Atsuya. - ¿Me puedes prestar tu laptop? Sabes que la mía está en el servicio técnico y necesito ver algunas cosas, y, bueno.
— Claro, Atsuya. Sólo cuídala mucho y no revises mis cosas, por favor. – Sonrió. - ¡Ah, cierto! hoy saldré con los chicos a dar una vuelta por ahí. Tal vez llegue un poco tarde.
— Está bien, hermano. Y, muchas gracias. Me has salvado del cruel aburrimiento. – Atsuya sonrió, mientras se ponía a jugar con la Laptop de su hermano.
— Lo que digas. – miró de reojo a su hermano. – Bueno, ya estoy en la hora. Adiós, Atsuya. Nos vemos más tarde. – se despidió de su hermano, y se fue.
Las horas pasaban y pasaban, y Atsuya comenzó a aburrirse. En su inicio de Facebook, todo seguía igual. No había actualizaciones, ni memes para entretenerse. Ya había visto todos los vídeos pendientes en su lista de reproducción “Ver más tarde” en Youtube. Estaba realmente aburrido. Quiso dejar la computadora y salir afuera a hacer cualquier cosa. Pero antes de apagarla, había una carpeta en el escritorio de la Laptop, que llamó bastante la atención del pequeño Atsuya, con el nombre de “Si me volvieras a amar.” Para Atsuya, el título de la carpeta era muy cursi, sin embargo, ¿Por qué una carpeta tendería dichoso nombre?
Su curiosidad lo mató, e intentó abrir aquella misteriosa carpeta, ¡PERO CLARO! Shirou no es tonto o descuidado cuando se trata de sus cosas. Le había puesto una contraseña. Debió suponerlo. Su hermano era muy cuidadoso algunas veces.
Atsuya dio un pequeño suspiro. Empezó a escribir cualquier bobada como “contraseña”.
Después de un largo rato de tantos intentos fallidos, quiso intentar con el nombre de su hermano: “Fubuki Shirou”.
— ¿Quién pondría su nombre como contraseña? – Comentó Atsuya para sí mismo. – Pero no pierdo nada. – Sonrió con malicia, mientras ponía la posible contraseña. – “Como si fuese esa, ¡Hahahá!” -.
Cerró sus ojos, y su dedo se dirigió a la tecla “ENTER”. Después de unos segundos, abrió sus ojos. Lo Divisó varios documentos de Microsoft Word. ¡BINGO!, le había dado en el blanco a la contraseña de tan famosa carpeta. Atsuya rió con victoria, para luego mirar la pantalla de la Laptop. Miró demasiados documentos Word con los nombres: “Capitulo 1, Capitulo 2, Capitulo 3 , etc.”
Claramente, Atsuya no lo pensaría dos veces, y abrió el primer documento que decía “Capitulo1”.
Su curiosidad lo había matado por completo. Esperó durante 5 largos minutos, mientras se cargaba Word. Cuando por fin cargó el programa, comenzó a leer dicho “Capitulo uno”.
Mientras más leía, menos crédito le daba. Sus ojos se agrandaron más y más mientras continuaba con su lectura de aquél documento. Cuando acabó de leer tal cosa, leyó al final: “Escrita por Fubuki Shirou”.
Atsuya no lo creía. Se quedó atónito al leer tal cosa, y ¡Escrito por su hermano! ¡¿Cómo era posible esto?!
— ¡Mi hermano escribe historias sobre Homosexuales! – Exclamó algo fuerte. Nunca se lo hubiese imaginado, ¡Dios! Golpeó su cara con las palmas de sus manos para salir del shock. - ¿Por qué siempre meto mi nariz donde no debo? – susurró para él mismo.
Sintió la puerta principal abrirse, escuchando el famoso “Ya estoy en casa”
Reconoció esa voz, era su madre. Por el susto, terminó cerrando el programa Word, seguido de la carpeta. Apagó de una vez la computadora de su hermano, y salió corriendo de la “escena del crimen” y de su casa sin decir absolutamente nada.
— ¿Y a este niño qué mosco le picó? – Se preguntó, a sí misma la señora Fubuki, mientras miraba a través de la ventana, a su hijo menor correr. Se le veía extraño.
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Atsuya se había dirigido a una plaza que estaba cerca de su casa. No había muchas personas ahí. Sólo un par de enamorados, paseando juntos. Una mujer algo joven, con un coche, y una mujer de edad avanzada la acompañaba. También había un hombre paseando a su perro; Al parecer, intentaba coquetear con una chica, que se encontraba leyendo un libro, algo gordo. Los demás, eran niños de 7 a 10 años, jugando.
Atsuya buscó un lugar apartado. Al encontrarlo, se dirigió a él, y se sentó en el césped. Agradecía que no estaba mojado.
- “Esto está mal, muy mal. – Pensó el pequeño. - ¡Ya sé! llamaré a Nagumo, mi maldito mejor amigo. Da consejos medios estúpidos, pero los da huh.” – Atsuya cogió su teléfono celular, que estaba guardado en uno de los bolsillos de su pantalón. Buscó en su lista de contactos “Haruya Nagumo”; Una vez que encontró el contacto, marcó el número. Y esperó a que le contestaran.
— ¿Diga, diga? – se oyó al otro lado de la línea.
— ¡Haruya compadre, soy yo, Atsuya! – Habló el pequeño.
— Atsuya, ¿Qué onda hermano? – Saludó Nagumo, bastante animado.
— No sé cómo empezar esto, ah. Necesito oír un consejo, ¡No lo sé!
— Pues adelante ábrete a mi hermano. – Bromeó su amigo, haciéndole reír.
— ¡Deja esa payasada, idiota! Hahahá.
— Hahahá. – Él también rió. - Lo siento, pero tenía que decirlo. – Parecía excusarse. - Pero bueno. Cuéntame, ¿Qué pasa?
— Bueno, resulta que le pedí prestada la laptop a Shiro, y él me la prestó. – Contaba Atsuya. Al parecer, Nagumo se escuchaba bastante interesado en el relato de Atsuya, puesto que, de vez en cuando, le interrumpía para hacerle una pregunta o un comentario. – Bueno, después de ingresar a esa carpeta, noté que habían muchos archivos de Word, y…
— ¿Tu hermano escribe una novela? – Preguntó Haruya. Más bien, le interrumpió.
— No cualquier novela. ¡Era una novela Boys Love! – Exclamó, recalcando la última frase.
— ¡¿Qué?!, ¡No es cierto! – También exclamó, bastante sorprendido.
— Lo es. ¡Todo es cierto! ¿Y sabes qué es lo peor de toda esta situación? Si mis padres se llegan a enterar, se volverán locos. No sé qué es lo que nos harían. Si se lo digo a mi padre, tal vez mande a Shiro a la escuela militarizada por escribir una novela de ese género. Y a mí también me enviarán a la escuela militarizada por soplón y metiche.
— Tal vez estás exagerando un poco, Atsuya. – Dijo su amigo. – Además, no debiste meter nariz en las cosas de tu hermano.
— Vaya, tú hablando así. No me lo creo. – bromeó.
— Ah, Atsuya. En fin. Sólo actúa como si no hubieses visto nada. Con el tiempo se te olvidará… Además, - agregó. – Es sólo una novela. No hay nada de qué preocuparse, hermano.
— Supongo que tienes razón. Bueno, supongo que necesitaba hablar. ¡No lo sé! C
— No te estreses. Es sólo una tonta novela.
Atsuya, no dijo nada. Cerró sus ojos y pensó un momento.
Tal vez sí estaba exagerando de más. Haruya tenía razón, sólo era una novela Boys Love… Lo que suelen leer y escribir algunas chicas. Pero se le hacía raro de un hombre. Sobre todo, porque era su hermano.
— ¿Hola?, ¿Atsuya? – se oía la voz de Nagumo llamarlo. - ¿Atsuya?
— Perdón, estaba pensando. Tienes razón; Me estoy estresando por nada. Gracias por tus consejos, brother. En verdad eres un buen amigo.
Atsuya estaba feliz de tener a Nagumo como mejor amigo.
— De nada, viejo. Para eso están los amigos. ¡Ah oye! – agregó. – ¿Tu hermano no escribió una escena subida de tono? – Preguntó de forma burlona, y algo curiosa.
— En verdad eres un maldito puberto caliente. – Comentó. Sus mejillas estaban levemente rojas.
Hahahá. – Soltó una carcajada. – Era broma, mi compadre. Como sea, ya me tengo que ir. Nos vemos luego, Atsuya.
— Claro. Adiós, Nagumo. – Se despidió de su amigo. La llamada había finaliado.
Soltó un pequeño suspiró. Decidió volver a su casa. Su amigo tenía razón, estaba exagerando demasiado. Además, si a Shirou le gustaba escribir esas cosas, pues ¿Qué podía hacer él?
Absolutamente nada.
En su camino, decidió patear una pequeña piedra para distraerse un poco. Se detuvo un poco para mirar el cielo. Ya eran las 6:30 de la tarde. A esta hora, Atsuya le gustaba mirar el cielo. Le encantaba el color que éste tenía en la tarde.
A pesar de todo, Atsuya era un chico simple. Le gustaba apreciar el ocaso cuando iba al parque. Le daba paz y tranquilidad. Algo que a él le costaba tener por culpa de su personalidad.
Cuando iba a retomar su caminata, divisó algo. Bueno, a dos personas, mejor dicho. Su hermano, Fubuki Shirou, caminando al lado de su peor enemigo, o al menos cuando jugaba Futbol soccer; Shuuya Goenji.
Su seño se frunció; parecía molesto. No le agradaba mucho Goenji. Era todo lo contrario a él. Una persona tranquila, algo serio, que habla lo justo y necesario, y pensaba antes de actuar. Nunca vio a Goenji hacer algo tonto o hacer el ridículo, como él lo hacía. Era un chico muy reservado, excepto con sus amigos. Se le notaba bastante feliz, y algo espontáneo cuando estaba con ellos.
Miró a Shirou, se veía bastante feliz hablando con Goenji.
Entonces, Atsuya recordó. Recordó lo que había leído hace unas horas atrás. Su cara palideció e intento esconderse.
En un principio, iba a pasar al lado de ellos. Intentando desafiar a Goenji, como siempre. Sin embargo, recordar la novela de su hermano, le quitaron todas esas ganas. Aún no sabía cómo reaccionar, después de enterarse que su hermano escribía una historia BL.
Intentó mirar, a través de los árboles a su hermano y su enemigo. Notó que se dirigían cerca donde él estaba oculto. Pensó en correr, pero sería súper obvio. Así que decidió quedarse escondido y escapar cuando ambos estuviesen lo suficientemente lejos de él.
Sin embargo, el pobre de Atsuya no se esperó que ambos personajes, se detuviesen muy cerca de donde él estaba.
— “Me lleva la maldita lisiada, me pillaron.” – Pensó algo asustado.
Miró para confirmar sus sospechas… pero no esperaba encontrarse tal escena de la que era un espectador oculto.
¡El maldito de Shuuya Goenji estaba besando a su inocente y puro hermano! ¿Lo peor de todo? Su hermano parecía corresponder aquél beso.
Era un beso inocente y cortito. Se separaron lentamente. Las mejillas de ambos estaban rubricadas; Uno estaba más rojo que el otro, claro está.
Goenji posó una de sus manos en las mejillas de su compañero, y la acarició con suavidad. Esperó un poco, y habló.
— Fubuki… No. Shirou. – se corrigió a sí mismo. – No sólo me gustas… estoy enamorado de ti.
Atsuya quedó en blanco. Había oído muy bien. ¡El idiota de Goenji estaba enamorado de su hermano! Miró a su hermano, con una pizca de esperanza; esperando a que rechazara a Goenji… pero…
— También me gustas, Goenji-kun. – dijo Shirou. Sus mejillas estaban totalmente rojas. Su corazón latía a mil. Estaba realmente feliz.
— Shirou eres un completo idiota. – susurró muy bajo para no ser escuchado.
Fin del Acto O1. ♥