Título Mimo nocturno.
Autor Tony Trinket
Y dejo que me muevas en la noche, mi mano sobre tu cabello, mis brazos sobre tu cuello. Mis labios imitando los movimientos de los tuyos, al igual que mi respiración, al igual que mi cuerpo.
Te permito acomodarme a tu gusto, sacarme sonidos que te complazcan.
Haces cosas sobre mí, cosas que yo luego copiaré, como un espejo. Besas mis brazos y yo lo repito, besando el tuyo.
La luz de fuera remarcando solo nuestros contornos. En la oscuridad de la noche no se identifica quien es quien, tú podrías ser yo, yo tú.
Tus ojos se mueven por la extensión que me representa, y los míos (imitándote, siempre imitándote) por la tuya.
Sonríes y yo hago lo mismo porque ¿Qué razón habría para no? Suspiras y decido que también quiero dejar escapar aire, dejar mis pulmones liberarse en jadeos.
Soy inexperto en esto y eso lo sabes, porque yo lo sé. Entonces me guías, me muestras el camino, me enseñas cómo… me obligas, me mueves a tu voluntad. Y yo decido que está bien porque tú ya lo has decidido así.
Gruñes y yo gruño, rasguñando porque tú lo has hecho anteriormente.
Me mueves y me agitas, como un niño jugando a las guerras con su muñeco, haciéndolo batallar, disparar, arrastrarse, gritar aunque éste no quiera. Pero yo sí quiero.
Hazme perder la cabeza en este momento. Es algo habitual en mí, con la mente desordenada hasta el amanecer.
Y mañana, despertaremos con las mentes rotas, con el cuerpo, quizás también con el corazón.
Cubres mis ojos y me ciegas, por favor hazlo, no quiero ver lo que estás haciendo. Aun así, estoy seguro de que desde hace tiempo están tapados. Los cierro cuando sacas tu mano, no importa si hay venda o no, no veré nada. No puedo, no quiero.
--Te amo --dices. Y yo lo repito.
Pero es todo lo que diremos esta noche, no hay nombres, no hay más. En la mañana los recordaremos, pero a la medianoche, por favor, olvida el mío.
Está bien, no hablaré si tú no hablas, no ahora. Te imitaré hasta que a luz nos haga recordar y nos devuelva los ojos para algo más que para mirarnos.
Está bien, haz lo que quieras. No te dejaré seguir en el día. No me moverás a tu gusto (aun así, ya lo has hecho bastante)
Está bien, Light Yagami, hazme el amor, úsame como a un muñeco. Soy Elle Lawliet, pero por el momento olvídate de ello.
Mi nombre, no importa. Solo quédate con mi rostro. Porque mañana, cuando realmente importe, mi cara desaparecerá.
Está bien, soy un mimo ahora. Con la boca cerrada, expresándome con movimientos.
--Te amo, El-
--No lo digas --susurro, porque tú también lo eres.
Aunque solo funcionamos en ésta noche.
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Uno cayó de su silla, ojos cerrandose lentamente, ahora sin vendas.
El otro lo observó, sin decir nada, sosteniendolo.
Ya no era de noche ni ellos mimos, pero Elle no habló y Light aun así hizo encajar su sonrisa con la de él, aunque no expresaran lo mismo.
"Elle Lawliet" rezonando en la mente de Light Yagami. Anotado en una libreta que nunca lo dejaría olvidarlo.