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Él ángel cubierto de sangre. por Sora17

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Notas del fanfic:

Nuevo fanfic Hannigram fuck yeah!! Espero que les guste, no creo que sea muuuuy largo (o si??) pero les aseguro que tambien terminare el otro xD :*

(Le puse originales tambien para atraer mas gente a este oscuro fandom y por que toda la trama no se basara en la serie xD)

Notas del capitulo:

Primer capitulo, espero que les guste xD

Aquel día era su cumpleaños, no es que estuviera particularmente emocionado por ello, como siempre era el chico nuevo en la escuela a la que asistía y no tenía amigo alguno ni motivos para hacer una fiesta tampoco… Y posiblemente aunque  los tuviera tampoco podría hacer la susodicha fiesta, no tenía dinero propio como para comprar globos, cornetas, dulces o un pastel… El y su padre vivían en una habitación rentada en un edificio de varios departamentos, y su padre, el señor Edward Graham no tenía ni tiempo ni dinero para ocuparse de cosas tan banales como la fiesta de cumpleaños número catorce de su único hijo.

Así que esa noche al volver de la escuela, estaría solo como siempre… Su padre se pasaba desde las seis de la mañana (Dos horas antes de que Will se levantara para ir al colegio) hasta las 10 de la noche (justo cuando Will se iba a dormir, casi siempre) trabajando en los astilleros donde reparaba motores de lanchas y demás tareas que le pudieran reportar algo de dinero.

Para suerte del hombre, siempre había trabajo en los astilleros y de paso podía aprovechar y pescar su propia cena y la de su hijo. Will sabía que ese día, solo por ser su cumpleaños, no sería especial en lo absoluto, aquella mañana su padre se había marchado a la misma hora de siempre luego de escribirle una nota diciendo que le había dejado pescado fresco en la vieja nevera y Will sabía que volveria a la misma hora de siempre, una vez que su hijo hubiera preparado la cena, dejado el plato de su padre en la heladera junto con una cerveza para que comiera al volver del trabajo, y se hubiera ido a dormir.

Lo único de especial que había tenido el día, era que al final de la acostumbrada nota, su padre había añadido un “Feliz cumpleaños Willy, te quiere, papá”.

Y Will no podía negarlo, esa expresión de cariño y esa felicitación viniendo de su padre tan severo y poco demostrativo, lo había dejado sorprendido.

¿Quién necesitaba un regalo de cumpleaños cuando papá le había dicho en una nota que lo quería?

Will no lo necesitaba. Esa nota era más que suficiente para él.

Cuando pensó en ello su rostro, que casi siempre se veía soñador y retraído, como si estuviera muy lejos del mundo que lo rodeaba, se iluminó con una bella sonrisa, haciéndole parecer el niño que aún era aunque dentro suyo, ahora que cumplía catorce años, se sintiera como “Todo un adulto”. Caminaba solo por la calle, cargando su mochila de la escuela al hombro. Como siempre su cabello ondulado estaba despeinado y caía un poco sobre sus brillantes y expresivos ojos azules, ojos que por cierto empezaban a granjearle miradas de aprobación de sus compañeras a cada escuela nueva donde su padre lo inscribía. Pero a él todavía no le interesaba hacerse amigo de las chicas con “fines de adulto”, eso estaba muy lejos de su mente aun, y en general no le interesaba ganarse la amistad de nadie porque sabía que si hacia un amigo, lo perdería cuando volviera a mudarse con su padre. Además claro, le costaba mucho establecer contacto visual con las personas, y de eso definitivamente aun  no sabía el por qué… Solo sabía que implemente… se sentía incómodo.

Lentamente se hacía de noche mientras el caminaba de regreso a casa, siempre se demoraba mucho en volver, sobre todo porque se paraba a acariciar y a saludar a cuanto perro se le cruzara en el camino. De las cosas que más detestaba de su padre era que no lo dejaba tener ninguna mascota, ni siquiera aunque los animales estaban permitidos en el departamento que ahora habitaban. Y Will se imaginaba que de estar viva su madre ella le consentiría tener al menos un amigo peludo que le hiciera compañía.

En completo silencio el jovencito subió las escaleras rumbo a la puerta de entrada al edificio, tres perros venían con él, eran sus “colegas” que lo acompañaban desde que había llegado a aquella ciudad. No podía tenerlos adentro de su casa pero eso no había impedido que les armara un pequeño refugio en la parte más alejada del jardín que rodeaba el edificio, con unos cuantos cartones y chapas que había juntado expresamente para eso. El jardín estaba bastante descuidado y lleno de maleza por lo que nadie molestaría a los perros metiéndose en esos dominios, lo que más miedo le daba a Will era que pudieran venir de la perrera para llevárselos.

-Luego bajaré y les traeré de cenar, lo prometo…- dijo Will despidiéndose de los animales con una caricia para cada uno. Les daba todo lo que podía darles, en el desayuno tomaba menos leche y menos cereal para poder darles algo a los animales en la mañana y durante la cena juntaba todas las vísceras y restos de pescado y los mezclaba con arroz para llevárselos.

Los animales, como si lo entendieran, se sentaron obedientemente en las escaleras y Will entró en el edificio con una leve sonrisa. El lugar no era tan malo, aunque estaba lleno de estudiantes pedantes y mujeres con ruleros que solo sabían gritar y chismorrear. Por supuesto, Will no se hablaba con ninguno de sus vecinos, su padre tampoco lo hacía aunque era una pizca más sociable que él.

Cuando llegó por fin a su departamento, Will tiró su mochila sobre el sofá y se fue directo a la cocina para empezar a limpiar la pesca de su padre y preparar el mismo guiso de pescado que comía todas las noches desde que había aprendido a cocinar.

Cuando terminó de limpiar la pesca, la fileteó y la metió dentro de una olla junto con algunas cebollas y mucha salsa de tomate, en otra olla había empezado a hervir el arroz con el que haría la comida de los perros y que también le agregaría al guiso que comería él. Una vez que dejó todo haciéndose en la cocina, simplemente sacó sus libros y se puso a hacer la tarea.

Pero le costaba concentrarse, sus ojos inquietos divagaban por el casi vacío departamento, por encima de la vieja televisión que nunca se prendía, por la mesa rustica de vieja madera que había a un costado con solo dos sillas en iguales condiciones y un estante con muchos libros que eran casi todos propiedad de Will y era lo único que llevaba con él cuándo se mudaban de un sitio a otro. Por ser su cumpleaños, tenía el insólito deseo de festejar, tal vez debería tomar algo del dinero que su padre guardaba celosamente en una lata en la cocina y comprar un pequeño pastel. Nada muy caro, incluso no creía que su padre se enfadara siquiera si llegaba a notarlo… Podría comerlo con sus perros… jugar con ellos en el barro y dejar que lo llenaran de babas, luego simplemente se daría una ducha y se iría a dormir…

Su imaginación vagabundeaba sobre ese plan de manera quizás algo perezosa mientras la tarea quedaba olvidada sobre su regazo, sin embargo esa ensoñación pronto se convirtió en algo más profundo y complejo, y el tiempo pareció detenerse dentro de la mente de Will. Regresó a la realidad únicamente cuando sintió que una fuerte humareda proveniente de la cocina empezaba a envolverlo hasta hacerlo toser y quedarse sin aire.

Will se levantó rápidamente, desconcertado, dándose cuenta de que se había olvidado la comida en el fuego y salió corriendo hacia la cocina. El pánico se apoderó de él cuando notó que enormes llamaradas de color naranja devoraban las ollas y se extendían hacia las cortinas de la ventana de la cocina. El joven trató de entrar para intentar apagar el fuego aunque mas no fuera con agua del grifo, pero el viejo horno siseó y explotó de pronto en una llamarada de fuego que dejó a Will atontado. Lejanamente creyó escuchar golpes en su puerta pero él solo miraba el fuego, sintiendo como el humo se colaba por sus vías respiratorias haciéndolas arder y volviendo su cuerpo más torpe y pesado. En lo único en lo que podía pensar era en que su padre lo mataría por prender fuego el departamento… el ambiente lleno de humo lo hizo tardar más de la cuenta en decidir que su vida era más importante y para cuando quiso volverse hacia la puerta, sintió que sus piernas se aflojaban y se derrumbó en el suelo, tosiendo y jadeando por culpa del espeso humo negro que lo invadía todo. Los golpes en la entrada  se hicieron más violentos y Will pudo entender que era alguien tratando de entrar para socorrerlo, pero ni siquiera tenía fuerzas para pedir ayuda. Estiró la mano hacia la puerta aunque aún estaba a varios metros de ella y justo en ese momento, la madera cedió y en el umbral apareció un chico de cabellos rubios y expresión ¿Vacía? que venía con un matafuego. Will solo podía fijarse en dos cosas, la expresión fría y nada asustada de quien por lo visto seria su “salvador” o moriría con él, y en la larga bata blanca algo salpicada de… ¿Una sustancia roja? que el chico llevaba puesta encima de su ropa… No pudo verlo mucho más tiempo porque él enseguida desapareció de su campo visual y Will escuchó el sonido del matafuego dentro de la cocina al utilizarse. Pareció transcurrir un buen rato en el que solo se oía ese perturbador siseo, pero al final Will sintió como unos brazos lo tomaban y le daban la vuelta a su cuerpo aun semi asfixiado por el humo. Cuando el escozor en sus ojos disminuyó un poco, Will enfocó  la vista y se encontró cara a cara con ese chico que había derrumbado la puerta hacia unos minutos.

 –¿Estas bien?- fueron las dos palabras que salieron de boca del extraño, con un leve acento que Will no había oído jamás en su vida. Otra vez sintió que sus ojos se quedaban clavados en los del chico como jamás había podido mirar los ojos de nadie, eran extraños, de un color marrón quizás algo rojizo, pero lo que le llamaba la atención era que en ningún momento había encontrado susto o conmoción en ellos, como debería esperarse de cualquiera que enfrentara una situación así, incluso sabía que él mismo debía verse bastante aterrado.

-No… no mucho…- dijo Will por fin con la voz muy rasposa, había estado a nada de desmayarse y morir por la falta de oxígeno, no debería estar pensando en las expresiones de ese sujeto ni en sus raros ojos

 –Te llevaré al hospital…- dijo de inmediato el desconocido antes de cargarlo en brazos con facilidad para sacarlo de allí. Y aunque Will se avergonzó un poco por ser tratado como una “débil damisela” no se quejó, sus piernas aun temblaban, así que solo se aferró al cuello de ese joven extraño.

Estaban ya en la calle, bajo el cielo lleno de estrellas cuando el desconocido volvió a hablar.

 –Lamento no haberme presentado antes, pero está claro que la situación hubiera sido ridícula, soy tu nuevo vecino, Hannibal Lecter.- dijo el joven aun cargando a Will.

Will se sintió más mareado por esa forma tan elegante, formal e incluso graciosa de presentarse del otro chico, que por el hecho de haber aspirado una cantidad ingente de humo. Pero le gustó, le gustó por que le recordaba a uno de sus libros favoritos, como un extraño héroe que hubiera salvado su vida y luego se presentara de semejante manera, y aunque no debía tener más de veinte años ya hablaba como todo un señor que hubiera visto mucho mundo. Y aun atontado Will le siguió un poco el juego.

-Eso explica que no lo viera antes por aquí…- dijo Will llamándolo de “usted” y aferrándose un poco más al cuello de Hannibal ya que se sentía algo mareado aun. –Yo soy Will Graham, diría que es un gusto pero claramente dada la situación seria incorrecto decir algo así.- soltó el chico de un tirón y ahogándose un poco por la tos. Esperaba haber sonado lo bastante “rimbombante” como para impresionar a Hannibal.

Y lo logró, ya que el otro joven le dedicó una leve sonrisa…

No hablaron mucho más durante el trayecto de camino al hospital, Will teniendo la garganta tan maltratada no podía hacerlo ni siquiera aunque lo deseara. Así que se entretuvo pensando con lástima que sus perros esa noche tal vez se quedarían sin comer… Se entretuvo también pensando un poco, de manera muy fugaz, sobre las manchas color escarlata que había visto en la bata de su salvador, que sin duda eran de sangre, lo que no era nada raro teniendo en cuenta que seguro era un estudiante de medicina.

Pero por sobre todas las cosas, Will se entretuvo pensando en que definitivamente… este cumpleaños había roto con cualquiera de sus expectativas… Tanto malas… como buenas. 

Notas finales:

Bueno!! Espero que les haya gustado, estare actualizando seguido, tambien actualizare pronto el otro fic de Hannibal asi que espero vuestros comentarios y vuestra compañia en esta nueva aventura en la que me estoy embarcando... los amo!!


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