Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Caperucita naranja y el teme feroz por Higary

[Reviews - 13]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Al momento de escribir esto, son las 10:40 pm en mi natal Mexicali, así que todavía estoy a tiempo para subirlo en el cumpleaños de Narutín, tal como prometí XD La idea salió de varios fan arts donde parodiaban el cuento y es producto de mi fumada vena cómica que se puso a trabajar contra reloj, ya que el noventa por ciento del oneshot lo escribí hoy. Espero que les guste y al menos se entretengan un ratito, recibiré sus comentarios con golpes, pedradas, bombas, saludos, amenazas, felicitaciones, jitomatazos, flores, cebollazos y demás. Como puse en el resumen, este es mi aporte para promocionar el Festival literario sasunaru y se animen a participar en él :D Ahora sí sin más que añadir: ¡¡a leer!!

Disclaimer: Los personajes son propiedad de Kishimoto (excepto uno que mencionaré al final). Diferentes autores han escrito versiones del cuento de “Caperucita roja”. Esta parodia del cuento es totalmente mi idea, inspirada en algunos fan arts.

CAPERUCITA NARANJA Y EL TEME FEROZ

 

Había una vez hace mucho tiempo un chico de cabello rubio y ojos azules llamado Naruto. Debido a que era muy sensible al frío, su abuela Tsunade le regaló una caperuza de su color favorito, naranja. Naruto amaba esa prenda y nunca se la quitaba, más que para lavarla de vez en cuando, por eso los demás comenzaron a apodarlo Caperucita Naranja. Bueno, en realidad sólo un par de sus amigos lo llamaban así, pero no importa.

 

Cierto día Caperucita Naranja se encontraba cortando leña cuando la abuela Tsunade se le acercó, extendiéndole una canasta llena de comida.

-¡Me trajiste el almuerzo! –exclamó Naruto, emocionado

-Claro que no –contradijo ella-. Tu maestro Kakashi está enfermo y me pidió que le llevara estos víveres.

-Ahh, muy bien. Me lo saludas y dile que espero se recupere pronto.

-Eres tú quien irá a entregarle la canasta.

-¿Qué? Pero si te lo pidió a ti.

-¿Insinúas que permitirás que una pobre mujer como yo atraviese todo el bosque?

En realidad la abuela Tsunade tenía más vitalidad y fuerza que todos los jóvenes de la aldea juntos, pero su amigo, el ermitaño Jiraiya, la había invitado a jugar cartas y ella no podía faltar. Así que tras media hora de alegatos y darle un golpe en la cabeza a Caperucita Naranja, él no tuvo más remedio que tomar la canasta y encaminarse hacia la casa del maestro Kakashi.

 

Por su prisa en delegar la tarea a alguien más, la abuela Tsunade olvidó que su nieto tenía un pésimo sentido de orientación. Caperucita Naranja era demasiado obstinado como para aceptar este hecho, de modo que no dudó en internarse en el bosque sin importarle lo peligroso que pudiera ser. Por supuesto, comenzó a reconsiderar su plan original de no pedir nada de ayuda, cuando se dio cuenta de que al parecer estaba caminando en círculos.

-No puede ser… -murmuró

De seguir así, Caperucita Naranja se demoraría toda la tarde (y quizá hasta la noche) en llegar a casa del maestro Kakashi y tenía un delicioso tazón de ramen esperándolo de vuelta en casa, no podía perder más tiempo así que comenzó a buscar algún letrero que pudiera orientarlo.

 

En medio de su búsqueda escuchó unos murmullos, de modo que fue a investigar de dónde provenía el ruido. No tardó en encontrarse con un sujeto de cabello oscuro y ojos negros, pero lo llamativo era que tenía unas orejas y cola de lobo, así que podemos decir que técnicamente era un lobo, el cual por cierto estaba despotricando mientras arrojaba piedras contra un árbol.

-¿Quién eres tú y qué haces espiándome? –preguntó el lobo sin girarse a mirarlo

Caperucita Naranja se sorprendió al verse descubierto, aunque debió esperarlo pues los lobos tenían excelentes sentidos del oído y olfato. Salió de su escondite y encaró al lobo, pensando que tal vez él podría ayudarme.

-Hola, me llamo Naruto y estoy buscando el camino para llegar a casa de mi maestro Kakashi. ¿Podrías ayudarme?

El lobo lo observó de arriba abajo, notando que era guapo, pero de todos modos se dio media vuelta y siguió lanzando piedras, malhumorado.

-No, estoy demasiado ocupado planeando cómo vengarme de mi estúpido hermano mayor.

-¿Por qué?

-Porque el idiota se robó el conejo que yo había cazado para la cena.

Caperucita Naranja prefirió no hacer comentarios al respecto, en cambio se le ocurrió una brillante (en su opinión) idea. Estaba convencido de que con ella, ambos saldrían ganando.

-Te propongo un trato, señor lobo: tú me ayudas a llegar pronto a la casa de mi maestro y a cambio yo te ayudo a vengarte de tu hermano. Soy muy bueno planeando bromas.

El lobo analizó su propuesta. Por más que le molestara, su hermano era sumamente astuto, razón por la que fuera tan difícil sorprenderlo, así que tal vez la ayuda de ese humano no sería tan mala. Y para qué negarlo, a pesar de su pésimo gusto en colores, el chico tenía una bonita sonrisa para contemplar.

-De acuerdo. Y mi nombre es Sasuke, no vuelvas a llamarme señor.

 

De esa manera Caperucita Naranja y el lobo feroz emprendieron el camino correcto rumbo a la casa del maestro. Sin embargo no pasaron ni diez minutos caminando cuando ya habían empezado a discutir.

-¡Debes estar bromeando, teme! Eres un lobo al que le gustan los tomates, ¡¿pero odias el ramen?!

-No me digas teme, usuratonkachi. Además soy yo el que no entiende cómo puede gustarte esa basura.

-¡Retráctate ahora mismo! –reclamó el rubio, ofendido

 

Luego de su batalla verbal por comida, acordaron una tregua y comenzaron a hablar de sus familias. O mejor dicho, Caperucita Naranja le estaba contando prácticamente toda su vida al lobo sin preocuparle que con tal información él pudiera intentar atacar su aldea o a su familia. El lobo estaba sorprendido ante la forma tan despreocupada con que el humano le trataba, pareciera como si fueran amigos de toda la vida o algo similar.

-Oye –interrumpió la charla del otro-, ¿realmente deberías contarme todo esto? Te recuerdo que soy  un lobo, se supone que deberías temerme.

-Y también se supone que ya tendría que haber llegado a casa de mi maestro. Parece que hoy no es mi día, así que mejor démonos prisa –declaró Naruto, sonriendo con alegría

 

El resto del camino resultó más ameno y hasta entretenido, salvo cuando encontraron al cazador Gaara y huyeron de él porque creyó que el lobo feroz intentaba secuestrar a Caperucita Naranja, así que estaba decidido a matarlo para impedir que llevara a cabo su oscuro objetivo. Una vez se lo perdieron de vista y se detuvieron a recuperar el aliento tras semejante carrera, el lobo contempló de nueva cuenta al chico y se sintió realmente conmovido porque lo haya protegido del cazador. Sin duda había encontrado a un humano increíble y quería saber más de él.

 

Desafortunadamente para el lobo, no tardaron en llegar a casa del maestro Kakashi. Estuvieron tocando la puerta durante bastante rato, pero nunca les abrió. Harto, el lobo destruyó la puerta de una patada y ambos ingresaron a la vivienda.

-Aquí no ha habido nadie durante bastante rato –dijo Sasuke, olfateando el lugar

-Pero se supone que él está bastante enfermo. ¿A dónde pudo haber ido?

Fue entonces cuando Caperucita Naranja encontró una nota sobre la mesa donde su maestro decía que el ermitaño Jiraiya lo había invitado a un juego de cartas, y ya que se sentía mucho mejor, decidió aceptar la invitación para probar suerte a ver si ganaba algo de dinero extra.

-Bueno, supongo que ahí se encontrará con mi abuela –murmuró Naruto, dejándose caer en una de las sillas y observó la canasta con comida que previamente colocó sobre la mesa-. Pues ya que hicimos todo el camino hasta aquí en vano, ¿qué te parece si comemos, Sasuke teme? Así comenzamos de una vez a planear la venganza contra tu hermano.

-No es mala idea.

 

Después de acabarse toda la comida de la canasta, Caperucita Naranja y el lobo feroz regresaron al bosque para poner su plan en acción: localizaron de nueva cuenta al cazador y lo guiaron a donde se encontraba el lobo Itachi, hermano de Sasuke; entonces Naruto apareció por el otro extremo, señalando al lobo y gritando que era él quien había intentado secuestrarlo. El lobo Itachi no tenía idea de lo que estaba ocurriendo, pero tuvo que salir huyendo de un furioso cazador que clamaba por su cabeza.

-Se lo merece –declaró Sasuke, orgulloso de que el plan funcionara

-Suerte que tú y él se parecen físicamente –dijo Caperucita Naranja, aunque parecía algo preocupado-. ¿Pero estás seguro de que no pasará nada malo?

-Mi hermano estará bien. Yerba mala nunca muere.

El rubio rompió a reír tras escuchar ese comentario. Más tarde, cuando regresara a su aldea, sin duda iría a disculparse con su amigo Gaara por hacerlo recorrer todo el bosque persiguiendo a un lobo que era inocente.

 

Mientras lo escuchaba seguir riendo, el lobo ya no tan feroz pensó que no estaría nada mal pedirle a Caperucita Naranja que fuera su compañero, incluso algún día podrían tener uno o dos cachorros a los cuales criar juntos. Sí, sonaba como una excelente vida y estaba decidido a demostrárselo.

 

*****

 

-Y fin –dijo Sai, mientras arrullaba a un sonriente bebé de cabello castaño y ojos azul oscuro-. ¿Qué te pareció, Hiro?, ¿verdad que fue una excelente historia?

-¿Qué rayos le estás contando a nuestro hijo?

El pelinegro volteó a la puerta de la habitación, donde unos recién llegados Uchiha Sasuke y Uzumaki Naruto se encontraban observándolos. Ambos aún traían sus uniformes jounin sucios, prueba de que se apresuraron para regresar a casa.

-Dudo que comprendas la magia de mis cuentos para dormir, Sasuke-kun.

Naruto prefirió intervenir antes de que aquello desatara alguna discusión, así que en su lugar fue hacia los otros dos. Hiro de inmediato estiró sus brazos, feliz al ser cargado por Naruto quien le dio un beso en la cabeza.

-Fuiste un buen niño, ¿verdad, Hiro? –restregó su mejilla con la del pequeño- Muchas gracias por cuidar de él, Sai.

-Sabes que es un placer para mí, Naruto.

-Al menos eres útil de esa manera –soltó el Uchiha

-Ese es el teme diciendo “gracias”.

Sasuke ignoró el comentario y también fue hacia los otros dos para acariciar la cabeza del bebé. Hacía unos meses atrás, persiguieron a un grupo de ninjas renegados que estaban causando destrucción en pequeñas aldeas. Precisamente en las ruinas de una de las aldeas atacadas Naruto encontró a Hiro. Durante semanas trataron de localizar a sus padres sin ningún éxito, por lo que el rubio decidió quedarse con él darle un hogar. Al principio Sasuke no estuvo tan seguro de dicha idea, en cambio ahora podía afirmar para sí mismo que ellos dos eran su familia y quienes más le importaban en el mundo.

 

Claro, que Sai fuera un excelente niñero resultó ser una total sorpresa. Sasuke seguía sin estar seguro de la clase de historias que ese tipo le contaba a su bebé, pero resultaba que el antiguo anbu era el único, además de él y Naruto, que podía dormir a Hiro sin problemas (con los demás lloraba bastante antes de que lo lograran).

 

No pasó mucho tiempo después cuando Sai se marchó. El Uzumaki acostó a su hijo en la cuna para que durmiera cómodamente. Como cada vez que lo contemplaba, no pudo evitar la boba sonrisa que adornó su rostro. Hasta hacía unos años atrás, la idea de tener una familia con el último Uchiha le parecía imposible, en cambio ahora estaba ahí, junto a él, yendo a misiones, tratando de mantener la paz entre las aldeas ninja y criando al pequeño que decidieron adoptar. Era perfecto.

-Oye, usuratonkachi –lo llamó el ojinegro, sacándolo de sus pensamientos-, deberíamos intentar vestirnos como los personajes del cuento de Sai. Creo que sería interesante.

El rubio se sorprendió por su sugerencia y de inmediato su mirada se tornó sospechosa.

-No me digas que tienes un fetiche con los disfraces, teme.

-No realmente, es simple curiosidad.

Su pareja lo observó no del todo convencido, pero dejó el tema por la paz. En cambio Sasuke no pudo evitar pensar que tal vez, con un poco de suerte, en un futuro tendría la oportunidad de convencer a Naruto de disfrazarse y le tomaría una foto sin falta. Y a pesar de lo que muchos creyeran no, no lo haría con el fin de cumplir alguna fantasía, sino para tener algo con qué chantajear a Naruto cuando lo necesitara. Sí, era un excelente plan.

 

FIN

THE END

OWARI


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).