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¿Y si olvido que quiero follarme al asesino de masas mas cruel de nuestro tiempo? por LaGataenelTejado

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Notas del fanfic:

Me apetecia escribir un One-shot. Mientras acabo los capítulos pendientes de: 

 

-Un regalo desde Rusia con amor.

http://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=181568

-10 cosas por hacer antes de morir.

http://www.amor-yaoi.com/viewstory.php?sid=179948

 

A veces, cuando mi inspiración es nula, me apetece escribir algo breve con lo que poder inspirarme.

One-Shot. 

 

¿Y si olvido que quiero follarme al asesino de masas mas cruel de nuestro tiempo?. 

 

Los archivos se acumulan en la mesa y el ruido de los monitores parpadeando sin cesar, consigue relajarme de una manera asombrosa. ¿Será la costumbre?.

 

Un bostezo, dos, tres... mi equipo de investigación está agotado. Agotado porque Kira avanza a pasos agigantados a través del mundo, rodeándose de victimas que mueren a su entera merced. ¿Como lo hace?. ¿Como consigue no dejar apenas rastro?. Realmente, me estoy volviendo loco y no quiero admitirlo. Me niego a pensar que rendirse es una opción. No cuando estoy seguro a un 95% de que tenemos al asesino entre nuestras filas.

 

Mis ojos se mueven, discretos para observar de reojo como el reflejo de las pantallas cae sobre sus cabellos castaños. Horriblemente perfectos, horriblemente cruel en si mismo. Light Yagami, la perfección hecha persona, quien finge tener una máscara de niño bien y seguro día tras día. Pero a mi no me engañas Light, por algo soy el mejor detective del mundo.

 

Muevo la mano, tirando de la cadena que une nuestras esposas metálicas e impide que podamos movernos con total libertad. Una medida de seguridad que empieza a joderme de una manera importante. Me acomodo mejor sobre la silla llamando la atención de Light, que de repente, creo que se ha dado cuenta de que son las tres de la madrugada.

 

-Ryuzaki, no encuentro nada nuevo. - su voz seria y cansada me hace observarle en silencio. Viendo como se rasca el cabello y bosteza sonoramente. Parece un niño pequeño.

 

-Está bien, Yagami. Duerme si quieres.

 

Él levanta la mano, sonriendo irónicamente y hace chocar la cadena contra la mesa, moviendo los dedos.

 

-¿Como?. Estamos atados, por si no lo recuerdas Ryuzaki. - siempre que pronuncia mi falso nombre lo hace con un siseo venenoso, como si la rabia contenida escapase junto a las sílabas que lo componen.

 

Me mordisqueo el pulgar, sin dejar de mirarlo. La superficie de la mesa se me antoja fría y dura.

 

-Duerme aquí. Puedes apoyar la cabeza en la mesa, ¿No?. No voy a soltarte, Yagami.

 

-No voy a dormir aquí. - se aparta el pelo de la frente, con una actitud de presumido que me saca de mis casillas. Fingir que es perfecto se le da jodidamente bien.

 

Le ignoro, mirando de nuevo los monitores y después el carrito dulce que Watari dejó hace dos horas justo a mi lado. La tarta de fresa y nata siempre es un manjar bienvenido.

 

-¿Quieres?. - elevo la cucharilla a la altura de sus ojos, sonriendo de medio lado cuando veo como frunce el ceño y hace una mueca desagradable.

 

-Sabes que no soporto el azúcar. Aparta eso de mi vista.

 

-Lo sé. Es divertido ver como te enojas, Light. Hace que mis sospechas sobre tu identidad como Kira sean mas firmes.

 

Está muy molesto, sobretodo porque entre abre la boca y una mueca furiosa le atraviesa la cara.

 

-¡Eso no tiene sentido! ¡Deja de culparme! Yo no soy Kira. Además, ¿Que clase de teoría es esa?.

 

-Kira es un asesino, una persona cruel y despiadada que juega a ser el Dios de un mundo que se ha creado en su cabeza. Seguro que no soporta el azúcar, una persona de ese calibre no merece tal manjar. - chupo la fresa, despacio, saboreando su textura y sonriendo al escuchar su gruñido.

 

Ambos nos damos la vuelta en la silla debido al ruido que Matsuda ha hecho al despertarse. Que oportuno es siempre.

 

-Ryuzaki, me quedé dormido. - se frota los ojos, golpeando a los demás miembros del equipo hasta que se van despertando poco a poco.

 

-Pueden irse a dormir a las habitaciones de la planta superior. Watari se encargará de avisarles dentro de unas horas.

 

Soichiro Yagami se acerca a su hijo, con las manos sobre sus hombros en actitud protectora.

 

-Mi hijo debería dormir también.

 

-Su hijo no quiere dormir. - tecleo con parsimonia frente a mí, escuchando la queja ahogada del hijo de Soichiro, culpándome de no dejarle descansar en condiciones. - Pero tiene razón, señor Yagami.

 

Dejo el platillo en el carro y me pongo de pie ágilmente. No me doy cuenta de lo entumecidas que tengo las piernas hasta que camino un par de pasos, mirando a Light fijamente. Tiro de la cadena con tanta fuerza que lo pillo desprevenido, haciendo que caiga a cuatro patas frente a mi.

 

-¡Ryuzaki! - se queja entre bufidos, tardando en recuperar la compostura y ponerse en pie unos minutos.

 

Todo a mi alrededor se ha esfumado, y por alguna extraña razón, la imagen de Light agachado como un maldito perro frente a mi, genera un calor en mi bajo vientre que se retuerce como una víbora.

 

-Ryuzaki, ten mas cuidado. - Soichiro Yagami se masajea la sien, mirándonos como si la situación no tuviese ningún remedio. Los demás subieron a dormir hace varios minutos. - Buenas noches.

 

Me quedo mirando como desaparece por las escaleras, ignorando los quejidos de Light que se coloca a mi lado mientras se limpia los pantalones debido a la caída.

 

-¿A que ha venido eso?. Me has hecho daño.

 

Le observo detenidamente. Tiene las mejillas ruborizadas por el enfado, el cabello despeinado y parece que le duelen las rodillas. ¿Hacerle daño a Light?. ¿Hacerle daño a Kira?... me muerdo el labio de forma casi imperceptible, porque la excitación que recorre mis venas al pensar en la dominación del asesino me va a provocar con bastante seguridad, una erección importante. Sonrío falsamente y sin decir nada, tiro de la cadena y con las manos en los bolsillos, camino hacia el piso superior, a mi dormitorio personal. Me gusta jugar en mi terreno.

 

Hace tiempo que no practico el sexo. Mi trabajo no me da mucho pie a encuentros esporádicos con mujeres u hombres, porque si, soy bisexual y no me avergüenza el reconocerlo. Me gusta follar, por supuesto, como a todo el mundo. Pero la persona tiene que despertar algo en mí, no me basta con la simple atracción física para llevármela a la cama. ¿Y Light?. Está claro que es heterosexual, pero eso no impide que pueda divertirme a su costa.

 

Cuando entramos, cierro con seguridad la puerta, evitando sonreír con malicia cuando le escucho quejarse y tirar de mi para poder meterse en la cama.

 

-¿Vas a dormir con esa ropa?.

 

Ambos estamos a cada lado de la cama, con la cadena en tensión entre nosotros, la única cosa que ahora mismo nos une. Le veo titubear, alzando una ceja, mirando la cama y después mi rostro.

 

-No voy a desnudarme contigo delante, Ryuzaki. Es escalofriante.

 

Me encojo de hombros, porque a mi me resulta bastante interesante esta situación. Sin dejar de mirarle, le sonrío ladinamente, haciendo que trague saliva. Despacio, me voy quitando la camiseta blanca y dejando a la vista mi pálido y delgado torso. Estoy orgulloso de mi cuerpo, pese a que no he pisado un gimnasio en mi vida.

 

Sus pupilas dilatadas y el rubor que cubre su cara, me hacen soltar una risilla.

 

-¿Nunca has visto a un hombre desnudarse?. - tiro la camiseta sobre la silla, sin poder evitar que la cadena se mueva y Light caiga de rodillas en la cama. Jadeo muy levemente ante eso, viendo como se mueve a cuatro patas para meterse bajo las sábanas.

 

-No me interesan los hombres desnudos. - se ha tapado hasta la mitad de la cara, como si cobijándose en la cama fuese a librarse de mi presencia.

 

Cuando me quedo en ropa interior, me acuesto junto a él, viendo como se ha girado para darme la espalda y está rozando casi el borde de la cama.

 

-Te vas a caer, Yagami. Deberías pegarte mas a mi. - no puedo dejar de mirarle la espalda, que a pesar de estar cubierta con el jersey fino que lleva, se de sobra que es estilizada y firme.

 

-Ni lo sueñes. - su voz amortiguada debido a la colcha de invierno, me hace sonreír con malicia.

 

Estoy excitándome a pasos agigantados, notando un cosquilleo en la entrepierna solo de pensar que tengo a Kira metido en mi cama, a mi merced, y que la imagen de su cuerpo a cuatro patas ha sido como una bomba de relojería que ha estallado en cada poro de mi piel. ¿Y si olvidamos el caso durante una noche?, ¿Y si olvido que quiero follarme al asesino de masas mas cruel de nuestro tiempo?. Quiero herirle, hacerle daño, dominar a la bestia asesina que se esconde bajo el rostro del niñito de papá que juega a ser Dios.

 

Me acerco mas a él, y entonces, enlazo una de mis piernas alrededor de su cuerpo, aplastando parte de su entrepierna con mi gemelo. Se ha tensado de inmediato y cuando gira la cara hacia mi dispuesto a quejarse, le agarró con fuerza el mentón con dos dedos, pegando mi rostro a centímetros del suyo. El aliento le huele a menta fresca y eso es tan Light que sonrío cruelmente.

 

-Ryu...Ryuzaki...¿Que diablos haces?. - ni si quiera intenta apartarse, está demasiado asustado e impresionado como para hacer nada. La cadena se le clava en el brazo y noto un ligero temblor en sus extremidades.

 

-¿Yo?. Nada malo.

 

Su respiración está alterada y le es imposible apartar la cara sin hacerse daño. Sabe que soy mas fuerte que él porque se lo he demostrado. Nos miramos unos segundos más hasta que mi lengua recorre sinuosamente la superficie de sus labios calientes y finos. Me gusta, me excita sentir que de alguna manera tengo poder sobre el sospechoso número uno del caso.

 

Le rodeo con el brazo, asegurándome de que la cadena queda sobre su cuerpo y la pierna la enlazo a una de las suyas para evitar que pueda moverse demasiado, sin dejar de recorrer sus labios. Light jadea temblorosamente, cerrando con fuerza los ojos cuando mi otra mano vaga lentamente por su abdomen, acariciando el elástico de su ropa interior. Sus pantalones me molestan muchísimo.

 

-Ni se te ocurra. Estás cruzando el límite. - se muerde los labios cuando con firmeza, aprieto sobre el pantalón su polla semi erecta.

 

-Yo diría que estás disfrutando, Yagami.

 

Ha abierto la boca para protestar, momento perfecto que aprovecho para colar la lengua en su interior, moviéndola con soltura y recorriendo cada recoveco aún sin explorar. Hacia mucho tiempo que no besaba a otra persona, y la sensación de hacerlo con alguien a quien odio y quiero dominar es exquisita. Noto mi erección abultada bajo la ropa interior, esperando expectante una libertad que no tardaré en ofrecerle.

 

-¡Ryuzaki! ¡Aparta!.- Se separa de mi, respirando alterado y con las mejillas rojas, mirándome como si yo fuese una especie de aparición fantasmal. Su cuerpo se mueve sin alejarse demasiado, debido al borde de la cama y a mis piernas sujetándolo firmemente.

 

Le ignoro, como siempre hago con Light. Mi mano ya le ha ido bajando un poco los pantalones y dejando entrever su ropa interior de color negra, ajustada perfectamente a su cuerpo. Sus oblicuos se marcan levemente y mis dedos rozan la curva con lentitud.

 

-Ryuzaki, tú me odias. Y además crees que soy Kira.

 

-Si, ambas cosas son ciertas. - termino tumbándome sobre él, con medio cuerpo ladeado y dándole un breve mordisco en el cuello. Su piel es suave y huele jodidamente bien. - Eso no quita que puedas excitarme.

 

La cadena nos rodea, y sus manos están apretadas contra mis brazos, clavándome las uñas con la intención de hacerme daño y que me aparte. Me da igual, y lo nota cuando termino desnudándonos con prisas, sin dejar que se mueva demasiado.

 

-Esto podría considerarse violación, ¡estás completamente loco!. - se remueve en la cama y gime entre cortadamente cuando mi polla y la suya hacen una fricción ardiente una contra la otra.

 

-Tu cuerpo no dice lo mismo. Fíjate, Yagami. - miró hacia su entrepierna, acariciando con los dedos su sensibilidad, viendo como un poco de pre semen humedece mis dedos. - Estás muy duro.

 

Traga saliva y ladea la cara, para evitar que vuelva a besarle. Rio entre dientes y le muerdo el pezón brevemente, provocándole un jadeo.

 

-Creía que eras virgen, Ryuzaki. - parece molesto por eso, quizás por haber creado en su cabeza una imagen sobre mi de la que estaba equivocado.

 

-¿Quieres que sea gentil? Porque no voy a serlo. No te lo mereces. - le muerdo el cuello, haciendo que gima entre cortadamente. Noto la pulsación de su erección clavarse contra mi vientre con mas fuerza. Parece que no soy el único al que le gusta esta situación.

 

Lo siguiente que se escucha son nuestros jadeos entre cortados, los muelles de la cama y el tejido de las sábanas que se nos enredan poco a poco, conforme mas me acomodo sobre su maldito cuerpo caliente, que arde como el mismísimo infierno. Hasta creo que puedo notar el latido frenético de su corazón contra la carne.

 

-Ryu...Ryuzaki...detente... - arquea el cuello, gimiendo vergonzosamente cuando mi mano masturba con destreza su erección, acariciando sus testículos en el proceso y moviendo la piel arriba y abajo. Disfrutando de la hinchazón que le provoca mi tacto.

 

Sonrío con inocencia cuando me mira entre abriendo los ojos, evitando reír al ver la mueca de odio que me dedica unos segundos. Si, Yagami, yo también te detesto.

 

Con decisión, restriego de un solo movimiento mi cuerpo sobre el suyo. Mis manos agarrando con fuerza sus muñecas, la cadena fría deslizándose entre nosotros y la cara de pánico de Light mirándome fijamente. Tiro de su labio inferior con mis dientes, sintiendo su respiración alterada sobre mi nariz y la vena en su garganta pulsando enfurecida.

 

-Voy a gritar. Estás completamente loco.

 

-Adelante, nadie te escuchará. Esta habitación está insonorizada, Yagami.

 

Se remueve, avergonzado por volver a gemir y tener una erección tan dura que estoy seguro de que le duele una barbaridad.

 

Mirándolo y retándolo con la mirada, deslizo dos dedos sobre su garganta directos hacia su boca. Me cuesta que entre abra los dientes antes de introducirlos.

 

-Tú verás lo que haces. Cuanta mas humedad, mejor entrarán y menos te dolerá... - le lamo con lascivia la mejilla, jadeando muy levemente cuando recuerdo de nuevo que tengo a Kira bajo mi cuerpo, temblando como un pajarillo.

 

Tras un par de minutos notando su lengua humedecer vergonzosamente mis dedos, los deslizo sobre la piel de su torso, bajando hasta su polla e impregnándolos de pre semen, soltando una risita. Está tan excitado que aquel contacto le hace temblar.

 

Meto firmemente el primero, sonriendo al ver como su cuerpo se pone en tensión y aprieta los dientes, demasiado orgulloso como para quejarse. No puedo evitar agarrar su cabello con fuerza, arqueando su cabeza hacia atrás y dándole un par de besos en el mentón.

 

-¿Te gusta, verdad?. - lo muevo en círculos, excitándome con aquella estrechez que estoy seguro que nadie ha disfrutado antes. Es tan caliente que me noto arder hasta la sangre que me corre por las venas. Dios, follarme a Kira va a ser el paraíso.

 

-Nngghh...ahhh... - el primer gemido placentero llega cuando el segundo dedo ingresa en su interior y los muevo simulando unas tijeras, expandiendo aquellas paredes infernales.

 

Está sudando, tiembla y traga saliva constantemente, evitando mirarme a los ojos. Su falsa negativa ante el placer que le estoy dando solo consigue que mis ansias sean mas lujuriosas. Pese a todo, y dejando de lado el odio que le tengo a Light, debo reconocer que su cuerpo es exquisito. Es bonito, bien formado y trabajado, la piel suave y firme, invitándome a degustarla con deseo sin dejar ni un maldito rincón sin lamer o besar.

 

Clavo con fuerza las uñas en sus piernas, haciéndolo jadear con molestia y algo de dolor cuando muevo ahora los tres dedos con profundidad dentro de él. Siento como si el deseo de hacerle daño me consumiese.

 

-Ryuzaki...ahhh... - furioso y caliente, me mira con las pupilas dilatadas, removiéndose cuando ve como me agarro la erección y la rozo contra su entrada. - ¿No pensarás hacerlo sin preserv...? ¡Ahhhh!, ¡Maldita sea!.

 

Su columna se arquea cuando entro por completo dentro de él, importándome poco si le causo algún tipo de daño. Siento como si se lo mereciese, como si la dominación sobre su cuerpo fuese una especie de castigo que le impongo. Sus paredes se contraen y aprietan mi erección como si la devorasen, haciendo que cierre los ojos un par de segundos y trague saliva, moviéndome con un suave vaivén que le hace temblar sin parar.

 

Ahora si, sonrío con malicia, comiéndole la boca desesperadamente y aguantando sus mordiscos furiosos y como tiene que obligarse a si mismo a elevar las piernas flexionadas, apretando mi delgado cuerpo contra el suyo y sin olvidar el clavar sus uñas contra mi piel, haciéndome daño a propósito. Los sonidos de su boca son jadeos, gemidos y maldiciones hacia mi persona, y eso solo hace que ria entre dientes y aumente el ritmo.

 

-Insulta todo lo que quieras, Yagami. Seguiré follándote hasta dejarte sin aire. - siento la cadena clavarse en nuestra piel, y estoy seguro de que dejará marcas que tardarán días en desaparecer.

 

-Ahhhh...eres....ahhh...eres un maldito loco... - me muerde el cuello, amortiguando sus gemidos sonoros y fuertes, avergonzado porque sabe que su maldita polla está apunto de reventar de placer gracias a mis embestidas.

 

Rio entre gemidos, y entonces aparto el rostro para mirarle a los ojos, sin dejar de embestirle con mucha fuerza. Su cara de dolor y placer es algo que me eleva al cielo, sintiéndome como un maldito ganador por estar dominando a mi sospechoso principal de esta manera. Mi polla tironea enfurecida, hinchada y apretada. Está tan estrecho que el roce es casi insoportable.

 

-Estás muy estrecho, Yagami. - le muerdo la oreja y entonces, le doy la vuelta contra la cama, haciéndole daño al poner mi mano sobre su cabeza, clavando su rostro en la almohada.

 

Él no se queja, gime inevitablemente cuando se deja manejar como un maldito muñeco. Le pongo a cuatro patas, asegurándome de que muerde la almohada debido al placer y entonces le lamo la espalda, penetrándolo con tanta fuerza que noto un poco de desgarro en su interior. ¿A quién le importa?. Se merece caer al infierno por todas las vidas que ha arrebatado.

 

El calor, el olor a sexo... todo impregna el dormitorio furiosamente, acompañando nuestros gemidos fuertes e incontrolables. Su temblor me sorprende, sobretodo porque ha aguantado el orgasmo como buenamente ha podido su orgullo. Sonrío satisfecho cuando pongo mi mano alrededor de su polla justo antes de que se corra, notando el flujo caliente salir abundantemente y caer contra las sábanas. Le miro y me siento satisfecho por ver el fino hilo de saliva y las lágrimas de placer que se le deslizan sobre las mejillas.

 

La contracción en sus paredes y el llevar un rato golpeando su próstata, me provocan un calor demasiado ardiente en el bajo vientre. La tensión en los tendones, el temblor previo al orgasmo... Gimo de forma animal cuando comienzo a correrme dentro de él, agarrando con furia sus caderas cuando veo que intenta apartarse para que no lo llene.

 

Mi cuerpo laxo cae sobre el suyo, tumbándolo en la cama y pegando mi torso sudado contra su espalda. Su cara ladeada en la almohada aún sigue ruborizada, y su respiración se va calmando poco a poco. Por alguna extraña razón, encuentro la postura perfecta entre ambos, acomodándome y notando como me embarga una calidez que apacigua mi mente.

 

-Quítate de encima. - se remueve con dificultad, mirando preocupado parte de su cuerpo. Me hace gracia saber que mi semen está aún dentro de él.

 

Me aparto y me tumbo boca arriba, mirando de reojo como se ha puesto en pie y el flujo se le desliza por los muslos, haciéndome sonreír con malicia. Dominar a Kira de esta manera ha sido mejor que comerse un trozo de pastel de chocolate.

 

-No puedo creer que me hayas hecho esto. - se está limpiando con un pañuelo, mirando un poco asqueado las gotas de sangre que acompañan el semen de sus muslos.

 

Tiro de la cadena dolorosa que nos sigue uniendo, consiguiendo que se ponga de rodillas en la cama. Me siento y le agarro del cabello para tirar con fuerza y besarle los labios húmedos e hinchados debido a los besos anteriores. Nos miramos a los ojos y le sonrío de medio lado.

 

-Buenas noches, Kira.


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