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Fiel a ti por Raes

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Notas del fanfic:

TERRIBLEMENTE AU!

Vengo queriendo escribir esto desde hace tiempo, y aunque mi idea  era un poco distinta al inicio (el desenlace, más que nada) quedé conforme con este one shot <3

Notas del capitulo:

Es muuuuuy AU, pero no quiero adelantar nada porque sino pierde el encanto(?)
Al final dejaré un par de explicaciones que tal vez no se entiendan, bhá kcshó.

Espero que les guste~.

 

 

   Pegó el primer manotazo sobre las mantas como si estuviese enojado. Y es que cómo no estarlo, si la alarma había sonado ya dos veces y el pobre humano tendido sobre la cama no había hecho otra cosa más que girar en su sitio para apagar el molesto objeto responsable del sonido.

 

  Pero ¡alto! Que el molesto aquí era otro.

 

  Se elevó sobre la cama y acercó su cara al rostro del humano aun dormido. Si fuese malvado, Daehyun ya estaría utilizando su propio sonido como alarma de emergencia, pero a diferencia de otros como él, simplemente comenzó a lamer las mejillas de Youngjae hasta que éste decidiera que era suficiente.

 

  Porque Dae podría ser un poco molesto en la mañana, pero tampoco tanto.

 

            – ¡Ya! Listo… ¡desperté! –Se agitó Youngjae inclinándose sobre su cama quitando a su mascota de encima– Desperté. ¿Feliz?

 

  El canino regresó a su sitio, patas juntas, cola en el suelo, jadeo alegre y una linda mirada sobre su dueño. Y el tintinar de su collar sonó hasta que se detuvo.

 

  Youngjae estiró su mano hasta chocar con la cabeza de su mascota, sonriendo al acto e intentando visualizar como mejor podía hacerlo.

 

            – Muy pronto podré verte, ¿no estás feliz con eso?

 

  Daehyun meneó la cola y volvió a lamer la mejilla rosada de Youngjae. El perro estaba feliz, lo estaba inmensamente, lo que entendió cuando escuchó ladrarlo y huir lejos.

 

  Youngjae tenía un déficit visual, no era completamente invidente, pero era dificultoso trasladarse de un lugar a otro si no tenía a su perro guía cerca, o su bastón. Las cosas las veía borrosas, nubladas, y si intentaba concentrarse en las imágenes, su cabeza terminaba doliendo horriblemente. Tenía el deseo fuerte de algún día poder ver como la gente normalmente lo hace, disfrutar de cada detalle, leer las palabras escritas, poder ver a ese ser que lo acompañó tanto tiempo.

 

  Ahorros, ayuda de sus padres, de amigos incluso, había sido capaz de costear una operación para mejorar su visión. No se hacía tantas ilusiones, sin embargo, a veces era inevitable pensar en que luego de la intervención, podría ‘observar’.

 

 

 

  Las mañanas demoraban. Youngjae preparando su desayuno lentamente y Daehyun observándolo sentado en el marco de la puerta.

 

  Cuando vio depositar la taza de humeante café sobre la mesada, sabía que lo mejor estaba por venir. Se relamió el hocico y vio a su dueño verter alimento de perro en su plato tamaño descomunal. Daehyun comía lo que un perro del doble de su tamaño  consumía.  Y aun así, Youngjae solía creer que el perro continuaba con hambre.

 

            – ¿Adivina con quién nos encontraremos hoy, Damchu?

 

  Ese apodo le hizo mover una oreja mientras el alimento carecía en su plato.

 

            – Almorzaremos con Jaebum.

 

  A decir verdad, a Daehyun no le desagradaba ese sujeto. Olía bien, hacía reír a Youngjae y Youngjae volvía más feliz después de sus encuentros. Y si Youngjae era feliz, Daehyun también.

 

  La primera vez, su primera cita, recordó estar acostado a los pies de Youngjae, un poco más pequeño, con una correa enganchada a su collar de cuerpo entero directa hacia las manos de su dueño. Alerta ante las actitudes de su cuidador por si se incomodaba y debía empezar a ladrarle, por ese entonces, al extraño hombre. Pero su inseguridad fue disminuyendo a medida que los encuentros fueron aumentando. Y le terminó aceptando cuando Youngjae le entregó a Jaebum una de sus golosinas caninas preferidas para que éste se lo diese en la boca. Daehyun no desconfiaría nunca de su dueño, y si él hacía que Jaebum lo alimentara, era porque la hora de confianza había llegado.

 

 

  Pero esta vez las cosas fueron distintas.

 

 

  Daehyun se quedó del lado de afuera del restaurante porque esta vez habían almorzado en el interior del local. No afuera, como lo hacían.

 

  Daehyun se pegó prácticamente al vidrio mirando en sentido de Youngjae. Se alertó y casi rasca el vidrio cuando notó que su dueño estaba llorando. Ladró y los comensales se asustaron ante tal repentino sonido, haciendo que el dueño del local saliera para ahuyentarlo. Sin embargo, detrás del dueño Jaebum salió a explicarle que por favor no se enojara que el perro era suyo y que ya se estaba retirando. Youngjae apareció por detrás, limpiando sus lágrimas e instintivamente buscando la cabeza peluda de su fiel mascota. Daehyun se le acercó y olfateó su mano, enfocando su nariz en una argolla alrededor de su dedo anular, descubriendo que su dueño estaba bien e incluso irradiaba felicidad.

 

 

**

 

 

  El día había llegado y Daehyun se sentía hiperactivo. Él no entendía por qué, pero su instinto decía que algo avecinaba. Correteó fuera de la casa recibiendo a Jaebum con un salto animado. Se ubicó en el asiento posterior del auto de él y vio a su dueño ocupar el asiento delantero. ¿Tal vez un paseo? Se veía animado, mucho, y eso alegraba a Youngjae que comenzó a reír al verlo moverse de lado a lado por el espejo lateral.

 

 

  Pero, por los próximos días. Daehyun no volvió a ver a su dueño.

 

 

  Las personas vestidas de blanco no lo dejaban pasar por alguna razón, y siempre veía personas distintas. Y ninguna era Youngjae.

 

  Jaebum intento llevárselo a casa, pero el can simplemente no accedía.

  Se quedó allí, recostado en la puerta del hospital, soleándose en las tarde y acurrucándose por las noches en alguna esquina. No es que le desagradara Jaebum, pero su dueño estaba primero. Descansó en el pastito que rodeaba la entrada, se levantaba cada vez que alguien similar a su dueño aparecía, pero regresaba su cabeza al suelo cuando comprobaba que no eran. Porque no sentía su aroma, porque no veía sus lindos ojos buscándolo, porque no escuchaba su voz llamándolo, porque no veía a ninguna otra estirar su mano buscando su cabeza. Porque nadie poseía el cálido y bonito corazón de Youngjae.

 

  Y llovió. Y Daehyun no se movió de allí. La canasta que Jaebum le llevó estaba empapada, así que buscó una zona despejada y permaneció allí, aun observando la puerta por si Youngjae aparecía.

 

 

**

 

 

            – Daehyun, tienes que comer.

 

  Jaebum le empujó el plato cerca, pero el canino simplemente le corrió la cara.

 

            – Youngjae saldrá hoy y no querrá sentir tu delgado cuerpo.

 

  ¿Youngjae? Sus orejas se animaron.

 

            – Así es, hoy podrás verlo. Pero por favor ¡come!

 

  De todas formas no comió. No lo haría. No le quería dar el gusto.

  Supongamos… ¿orgullo animal?

 

 

**

 

 

  Tantos momentos vividos con él, tantos lugares a los que fueron juntos, tantos mimos que recibía en su panza o en su cuello o detrás de las orejas, tanto amor recibido…

 

  Daehyun era un perro feliz. Amado.

  Y un perro que ama a su dueño más que su propia vida.

  

 

 **

 

 

  No entendió nada cuando volvió a ver el rostro de Youngjae sin las vendas alrededor de su cabeza. Nada de nada. Sólo sintió otra vez la felicidad irradiar del cuerpo del humano mientras las lágrimas afloraban por sus ojos cafés. Y por las de Jaebum quien se encontraba a su lado.

 

            – Eres tan lindo, Daehyun. Tan lindo. ¡Gracias, gracias!

 

  Recibió un abrazo alrededor de su cuello que por poco le hace removerse para liberarse porque fue algo fuerte, pero escuchar la risita de Youngjae lo calmó hasta que se vio libre del agarre. Observó a su dueño recorrer con su mirada todo su cuerpo peludo, nunca antes lo había visto hacer eso, vacilar tan rápido sus ojos.

 

            – Puedo verte bien, Daehyun. ¡Puedo observarte!

  

  

**

  

  

  Desde el sillón, recostado, observó a Jaebum abrazar por detrás a Youngjae mientras éste preparaba algo que olía muy bien. También observó las pantuflas de Jaebum junto a las de Youngjae, y dos tazas sobre la mesa. La casa se sentía muy ruidosa desde hacía años. A diferencia de cuando era cachorro, ahora no vivía sólo con su dueño, también vivía con Jaebum.

 

  Y Jaebum cumplía las mismas características que él; lo cuidaba, lo protegía, le alcanzaba algo cuando no lo tenía cerca, le mostraba cariño, lo despertaba temprano, lo acompañaba, lo quería, lo amaba.

 

  En realidad Daehyun ya no poseía un único dueño, ahora tenía dos.

 

  Doble alimento.

 

 

  Exhaló por su nariz cansado, apoyó su cabeza en el apoyabrazos del sillón y sus ojos fueron directos a una linda fotografía sobre una mesita.

  En la foto, Daehyun tenía su hocico en la mejilla de Youngjae con una pelota naranja en sus patas, Jaebum sentado del otro lado abrazándolos a ambos y parte de un palo que se dirigía a la cámara.

 

  Esa foto había sido tomada un año después de la cirugía de Youngjae, una tarde calurosa en la que los tres salieron a jugar al parque. Daehyun nunca antes había jugado de esa forma con su dueño único por aquellos tiempos de cachorro. Fue una experiencia nueva, entretenida y sumamente agotadora, una actividad que se repitió por años y años hasta que sus patas comenzaron a doler.

 

 

**

 

 

  Su trabajo estaba hecho. Si es que lo llamasen trabajo porque Daehyun no sintió su vida pesada.

 

  Esta vez estaba en el centro del sillón, cansado, recibiendo suaves caricias en su cabeza departe de Youngjae y Jaebum que lo miraban con los ojos vidriosos. Dios, había sido tan feliz, había tenido al mejor de los dueños que existen y extra se le había sumado uno más. Había recibido amor y él lo había entregado. Su vida estaba realizada. Había completado su etapa de vida, había entregado todo lo que una mascota puede dar y había recibido lo mejor. Y no estaba asustado ni en alerta, porque sabía que la persona que lo crió desde cachorro tenía a alguien que lo iba a cuidar como él solía hacerlo, Hasta ahí llegaba su camino, y tenía que despedirse, aunque en realidad no era una despedida, él siempre viviría en el corazón de quienes lo amaron.

 

            – Te amo Daehyun.

 

  Youngjae musitó sellando el momento con un tierno beso sobre el hocico de su amada mascota, antes de largar todo el llanto contenido.

 

            – Jae…

 

  Y ese el último suspiro de Daehyun que sacó de entre sus dientes, cerrando sus chocolates ojos.

  Youngjae juró siempre, que ese último aliento sonó a su nombre.

 

            – Te amaré siempre.

 

 

 

 

 

  

 

  ‘Tal vez yo no esté hasta el final de tus días, pero estarás hasta el final de las míos’.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

¿Y que túl?~

Con el resumen me refería al perro, y con la frase final también.

Bien, ahora las expliqueishons(?):
No quise indagar más en el asunto de la visión/ojos de Youngjae porque sabía que me iba a ir por el lado de lo medicinal y ese no era el punto del shot.
Otra cosa es que metí un par de 'cosas' implícitas. Por ejemplo el anillo que aparece de la nada en la mano de Jae -cofcof- y el hecho de que estuviera tantos días en el hospital (por la operación).

No podía dejar de mencionar lo del apetito de Dae, consadjhfbjhs, hasta en modo can me puede XD!

Espero que lo hayan disfrutado, vena sensible for me por el tema de meter animales en el ic, en este caso perro. Zon mi debilidah :vv <3

 

(No puse el tag de Angst porque yo no lo vi así, o sea no. ¿O les parece que va?)

 

 

Nos vemos en otra historia. Saludos~!


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