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Sensei~ por PandaZorro

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Notas del fanfic:

bueno, bueno, aqui va el premio de Hypellacorys un Masao(sensei sensual) x Ayano (yadere jodidamente kawaii(Y ukeable))

Notas del capitulo:

disfruten~

En aquella plaza, bajo el viejo árbol de cerezo, un hombre derrocado con el corazón en la mano aguantaba las duras gana de llorar, en su mano apretaba una caja de terciopelo y en el suelo completamente destrozada una rosa roja cuyos pétalos estaban revueltos en la tierra.

-Hana –murmuro dolido, aumento el agarre en la caja sintiéndola crujir.

-¿se encuentra bien? –Escucho frente su persona, era una voz dulce y melodiosa para sus oídos –¿Señor? –volvió a hablar la dulce voz.

Levanto la vista con los ojos cristalinos, frente suyo un chico de secundaria de piel pálida, ojos negros y cabello azabache, al principio lo confundió con una chica por los finos rasgos peros el uniforme de varón que utilizaba le dio a entender que frente suyo había un chico.

-S-Si… -dijo mientras pasaba su ante brazo por su rostro limpiando algún rastro de lágrimas traicioneras que lograron escapar.

-nadie llora por nada –dijo mientras tomaba asiento dejando a un lado el bolso que portaba.

-no creo que quieras escuchar los tontos problemas de amor de un hombre –dijo mientras bajaba la cabeza dejando que su cabello cobrizo callera por su rostro.

-es mejor que guardárselos y hacerse más daño con estos –murmuro el menor –puede decirme, a veces es mejor hablar con un desconocido que con un conocido…

-…sabes –soltó una risa amarga –tienes razón, además que más pierdo diciéndote, no puedo verme más ridículo –Dijo refiriéndose al aspecto desaliñado que tenía a pesar de llevar un pantalón de tela negro, una camisa con una corbata roja y un saco que estaba doblado al lado de color azul marino.

-no creo que se vea ridículo…

-gracias –sonrió genuinamente –bueno, por dónde empezar –abro la mano viendo la caja de terciopelo azul –Llevo saliendo con una chica tres años, era perfecta, la amaba pero al parecer ella a mí no. Muchas veces la encontré siéndome infiel, ahora no entiendo por qué la perdone tantas veces, parece que soy un tonto que estaba ciego de amor –se quejó con la voz entre cortada, sentía nuevamente las ganas de llorar –Hoy planeaba el unir nuestras vidas para siempre, de procurarnos amor frente al altar pero…no puedo creerlo, fue tan fría, tan hiriente…

-no acepto ¿verdad…?

-no solo eso, simplemente me dijo que era un inútil, un estúpido necesitado que era un ciego completamente, que no me amaba, que jamás lo hiso y sabes que…tenía razón, soy un tonto inútil, alguien patético ¿verdad?

-yo no lo creo así –dijo el menor colocando su mano en el hombro del otro –Faltan personas de buen corazón, corazón que usted tiene, por que una mujer que no lo amaba lo rechazo no significa llorar por ella solo porque no lo vale, guarde sus lágrimas y su amor para alguien que lo valga de verdad.

-…gracias…en verdad muchas gracias –soltó un sollozo el pelirrojo mientras pasaba su mano en su rostro tratando de evitar el llanto.

-debo irme –murmuro el menor mientras veía el cielo oscurecerse.

-ya veo –dijo desilusionado –creo que yo también, fue un gusto hablar contigo.

-gracias por confiar en mi –sonrió el menor de forma suave, cosa que emociono al mayor ante la ternura en la mirada oscura.

-N-No mejor dicho, g-gracias por escucharme.

-espero que nos volvamos a ver –se despidió el menor comenzando a andar alejándose de la vista del mayor quien se quedó de piel viendo el camino por donde el menor se había ido.

En ese instante sintió como su corazón se aceleró y a la vez se rompió del solo pensar que muy probablemente esa sería la última vez que lo vería, se sintió morir, esta vez no por la mujer que lo abandono, si no por el simple hecho de que jamás volvería a ver a ese chico del cual no sabía su nombre, dolor por un desconocido “guarde sus lágrimas y su amor para alguien que lo valga de verdad” recordó mientras sentía como unas gotas saladas recorrían sus mejillas y el vacío le ganaba, no quería que se fuera, pero era tarde, ese chico se había ido frente sus narices con una dulce sonrisa solo para su persona.

 

.:OoO:.

 

No lo podía creer, era ridículo, un mal chiste ¡iba llegando tarde al trabajo!¡A su nuevo trabajo!.

Habían transcurrido seis años desde el incidente, no volvió a salir con alguien y solo se centró en su trabajo como maestro, ahora ya con más experiencia había ingresado a una universidad en Tokio, una buena universidad en donde impartiría clases como maestro de lengua extranjera. Pero para su desgracia esa mañana el despertador que con tanto cuidado había programado por algún motivo desconocido para su persona se había atrasado una hora y por aquello ahora iba llegando increíblemente tarde, solo esperaba que no lo echaran a patadas por aquello.

Corrió por los pasillos hasta el salón en que le habían asignado su clase, con los libros y su maletín en mano se detuvo frente al salón correspondiente, tomo una gran bocanada de aire mientras abría la puerta sintiendo las miradas posarse en su persona.

-Buenos días –saludo entrando dirigiéndose a su escritorio dejando el maletín y libros.

Todos estaban en silencio, muy probablemente juzgándolo, genial primer día y ya estaba siendo visto como un mediocre.

-B-Bueno, será mejor empezar de una vez –dijo mientras tomaba uno de los libros y comenzaba a dictaminar la clase.

Las primeras clases le fue difícil, los chicos parecían reírse pero a medida que pasaba el tiempo comenzó a acostumbrarse y a la vez tomar el ritmo, el tiempo paso volando y ya el final de la jornada se dio con el último grupo al cual le dictaba clases. Aliviado tomo sus cosas guardándolas y ordenándolas mientras salía del salón siendo detenido por un suave agarre en su brazo.

-¿eh?¿quién…? –se quedó estático al verlo ahí, con los mismos ojos dulces al igual que la sonrisa, el cabello negro un poco más largo a los costados y algo desordenado en la parte trasera además de tener una figura fina ante sus ojos.

-Un gusto volver a verle –saludo el joven quien sostenía su mochila de una de las tiras mientras sujetaba aun la manga de su camisa –ah pasado tiempo.

-S-Si, ha pasado mucho tiempo –dijo nervioso sintiendo las mejillas arder.

-Le apetecería si vamos a tomar un café o algo –ofreció el menor soltando el agarre mientras veía sonriente al de cabellos rojizos.

-E-Está bien ¿Por qué no? –rio sintiendo aquella felicidad que creía había dejado atrás por su carrera –sabes, conozco un buen lugar por aquí

-pues entonces vamos –dijo el menor colocándose a la par del de cabellos cobrizos –Tú guías.

-por cierto no me has dicho tu nombre –comento mientras comenzaba a caminar por los pasillos seguido del azabache.

-Oh cierto, nunca te dije mi nombre –dijo algo avergonzado rascando sus cabellos nervioso –Perdón, soy un muy mal educado, me llamo Aishi Ayano.

-Soy Furuiki Masao –dijo el cobrizo.

-Ya se eso Furuiki-san –rio el menor divertido –voy en su clase.

-E-Eh, d-dios no te vi, perdón.

-no importa, es normal que la gente no me note –dijo apretando los labios.

-N-No te pongas así por favor –dijo apresurado, no quería verle con ese rostro afligido.

-No se preocupe Furuiki-san –dijo el menor volviendo a sonreírle aunque esta vez algo más forzado.

-No me digas Furuiki-san puedes decirme solo Masao –dio el cobrizo divertido viendo al menor.

-En ese caso tu solo llámame Ayano –Rio el pelinegro.

 

Amos iban por las calles repletas de gente, muchos estudiantes que terminaban su jornada además de trabajadores que regresaban a sus hogares. Ambos se detuvieron frente a una cafetería con algunas mesas afuera usada por clientes que charlaban y fumaban entretenidos.

-aquí es –informo el oji pardo viendo al local.

-Es bastante lindo ¿acaso es una especie de café maid? –dijo divertido el menor lo que provocó un notorio sonrojo en el rostro del mayor.

-¡claro que no!

-Es broma, es broma –rio Ayano.

-Mejor entremos –resoplo Masao entrando al local de una cálida decoración.

-Es un lugar bonito –Comento Ayano viendo las mesas de madera oscura y los asientos que a simple vista se veían cómodos.

Ambos se acercaron a una mesa cercana a la ventana en donde la gente pasaba libremente sin prestarles atención. El menor tomo asiento dejando su bolso en el suelo mientras apoyaba sus codos en la mesa.

-¿Qué vas a ordenar? –cuestiono el oji pardo viendo el menú que había dejado la camarera.

-Oh~ bueno veamos –murmuro casi como un niño mientras revisaba la carta.

Ambos estuvieron un buen rato viendo el menú frente a ellos hasta que la chica llego con una libreta para escribir las órdenes, Ayano pidió Caramel Macchiato con una tarta de queso fría mientras Masao un expreso doble con una tarta de durazno.

-Bien eso es todo –dijo el pelirrojo con calma, la chica asintió mientras se marchaba con las ordenes listas.

-no sabía que te gustara lo dulce –dijo Ayano divertido.

-Oh, bueno si aunque normalmente no como tanto.

-Que lastima, a mí me encanta lo dulce –dijo divertido.

-puedo notarlo.

La conversación entre ambos fue tranquila con un buen flujo entre ellos, el oji pardo podía sentir con claridad como su corazón se aceleraba de solo ver al menor sonreír tan dulcemente.

.:OoO:.

Esa fue la primera de muchas veces que ambos salieron juntos como amigos, cada vez era más constante, en la universidad en los recesos de ambos se juntaban a platicar amablemente cada uno contando su vida, Masao supo que el menor había salido con algunos chicos pero realmente no había sido algo relevante ni importante, solo relaciones pasajeras que no pasaban de abrazos y besos además de haberse mudado a Tokio por la falta de universidades en su pueblo. Mientras que Ayano sabía que Masao no volvió a buscar una pareja, no estaba casado y solo se había concentrado en su carrera desde la última vez que se habían visto.

.:OoO:.

La relación de ambos creció, pero entre los pasillos la gente murmuraba de la extraña relación entre alumno maestro que estos mantenían, para ellos era extraño ver tan buena relación y levantaba las sospechas para algunos ante las buenas notas del menor, el rumor comenzó a crecer lentamente, muchos decían que Ayano se acostaba con Masao para mantener sus buenas notas y muchos que carecían de imaginación ante lo similar que eran, pero todos terminaban igual, Ayano no era más que una puta ante los ojos de quien no lo conocían.

.:OoO:.

-Mejor quédate aquí encerrado –dijeron unos chicos molestos mientras empujaban al pequeño pelinegro encerrándole en un armario de escobas trabando la puerta desde afuera.

-¡H-Hey!¡N-NO!¡Alguien por favor! –Decía desesperado, tenía las ropas desordenadas y el labio roto con sangre brotando de este además de probablemente muchos golpes bajo las ropas -¡Alguien sáqueme de aquí! –grito pero no escucho a nadie –por favor –pidió pero no escucho a nadie.

.:OoO:.

-Ya es tarde –murmuro el pelirrojo viendo el salón vacío –¿En dónde se metió? –murmuro preocupado, tomo sus cosas saliendo pasando entre la gente buscando al pequeño azabache.

Vio un grupo reconocido como problemático reírse entre ellos, disimuladamente paso cerca de ellos escuchando la conversación nada disimulada que tenían.

-¡Dios debiste ver su cara de miedo! –dijo uno divertido.

-Se lo merecía por puta y maricon –agrego otro divertido.

-Espero que no lo saquen hasta el próximo lunes

-sí que se quede ahí, debió haberse quedado siempre en el armario y no salir nunca

No presto más atención a la conversación de esos chicos, estaba molesto y bien se hubiese detenido a reprimirles y por qué no golpearles si pudiera. Avanzo hasta llegar a uno de los armarios de limpieza, trato de girar la perilla pero estaba estaba trabada de alguna forma, pego su odio a la madera de la puerta escuchando los suaves sollozos provenientes del interior, desesperado por ver el estado del azabache comenzó a formar la cerradura la punto de reventarla y asustándose por el estruendo que dio esta, dejando el daño a la infraestructura escolar abrió la puerta escuchando caer lo que parecían ser tornillos viendo al menor hecho una bola en posición fetal soltando suaves sollozos mientras las lágrimas recorrían las finas mejillas.

-A-Ayano –le llamo acercándose quitando el saco que llevaba, el menor levanto la vista viendo al mayor abrazándole fuertemente mientras lloraba.

-P-Por favor –entendió entre los lamentos que soltaba el menor –N-No me dejes, no te vayas –sollozo apretando el agarre.

-No pienso irme a ningún lado –dijo mientras apretaba el fino cuerpo –vamos –dijo mientras cargando al menor se lo llevo.

Sin importarle realmente que la gente le quedara viendo raro por cargar a un chico llorando por las calles avanzo tratando de calmarle, veía cada cierto tiempo enfrente asegurándose de no chocar con nadie hasta que llego a su apartamento, tomo el ascensor hasta su piso y como pudo saco la llave de su bolsillo entrando al que era su hogar. Dejo al menor en el sofá de la sala mientras este inútilmente trataba de dejar de llorar aunque era casi imposible para su persona.

-¿te lastimaron mucho? –pregunto preocupado mientras del baño sacaba un botiquín algo pequeño. El menor no dijo nada solo asintió levemente –déjame ver –murmuro sentándose frente a este mientras retiraba las manos del menor del golpeado rostro.

Saco un trozo de algodón mojándolo con un poco de alcohol colocándolo en la herida del labio a lo cual el menor trato de alejarse pero la mano del oji pardo lo detuvo dejándolo quieto. Ya con el rostro limpio y la herida desinfectada tocaba lo que para el profesor sería lo más complicado que haría.

-p-puedes levantar tu camiseta –le pidió al menor quien sin rechistar obedeció levantando la prenda mostrando el plano abdomen con algunos golpes que comenzaban a tornarse morados –al menos no hay nada grave –suspiro aliviado tocando los golpes a lo cual el menor reacciono sobresaltándose –L-Lo siento.

-N-No importa –murmuro volviendo a dejar su playera en su lugar.

-Dime ¿Qué hiciste para que te golpearan así?

-nada, solo…pase cerca de ellos –dijo cabizbajo viendo el suelo.

-Vaya idiotas –dijo mientras pasaba su brazo por los hombros del menor atrayéndolo a su persona en un suave abrazo en donde el menor se dejó llevar tranquilo recostando su cabeza en el pecho del mayor.

-¿puedo quedarme? –murmuro el menor levantando la vista.

-Claro que puedes ¿Por qué no podrías? –dijo mientras acariciaba el oscuro cabello.

-no lo sé, solo pensé que no te gustaría que alguien invadiera tu espacio –murmuro mientras cerraba los ojos.

-Si eres tú no me importa en lo absoluto –murmuro mientras veía como el otro caía preso del cansancio.

.:OoO:.

El sonar de un ave en el marco de la ventana le despertó de aquel pesado sueño que tenía, sentía su labio molesto pero nada más que eso, los golpes ya no dolían tanto y ahora luchaba por despertar su cuerpo de lo adormilado que estaba.

-Buenos días –saludo entrando al cuarto el de cabellos cobrizos, parecía haberse levantado recientemente.

-Buenos –dijo mientras pasaba el dorso de su mano en su rostro en un intento de liberarse de la pereza.

-¿dormiste bien? –pregunto sentándose al borde de la cama en donde le menor sentado continuaba arropado por las telas.

-Sí, gracias por dejarme quedarme –dijo mientras descansaba su cabeza en el hombro del otro.

-N-No hay de que, no podía dejar que te fueras solo en ese estado –dijo tratando de disimular en sonrojo en so rostro.

-En verdad, gracias por todo –volvió a hablar mientras se aferraba al cuerpo del mayor removiéndose para apegarse a este.

-¿estás bien? –pregunto tocando las finas manos que rodeaban su pecho.

-¿Por qué…?

-¿Qué cosa?

-¿Por qué eres tan bueno conmigo? –dijo con su rostro hundido en la espalda del mayor.

-¿Eh?

-Siempre fuiste la primera persona además de mis padres que me trato con amabilidad ¿Por qué?¿por qué aceptaste hablar conmigo? –dijo con la voz quebrada amortiguada por el otro.

-es malo acaso, lo hago porque quiero –dijo con calma.

-por favor –rogo dolido mientras cerraba sus manos en un puño nervioso, el adulto sintió el cuerpo del menor temblar repentinamente –por favor, no me odies…

-¿Por qué te odiaría? –dijo tratando de voltearse, pero el otro se apegó más a s cuerpo impidiéndoselo.

-T-Tú…tú a mí me…me gustas –dijo en un murmullo poco audible, pero ante el silencio de la habitación se escuchó con claridad para el adulto.

-¿Q-Que…? –murmuro aturdido sin creérselo.

-E-Eso…T-Tú me g-gustas –sollozo nervioso, soltó el agarre que tenia del otro el cual se volteo viendo el rostro sonrojado del menor –N-No sé desde cuándo, s-solo me gustaste –dijo apretando las sabanas dolido –N-No me odies, si quieres no aceptes solo, solo te pido que si tu respuesta es no lo entenderé, solo no me dejes solo –sollozo mostrándose indefenso ante el otro.

Con nerviosismo y cuidado Masao tomo las mejillas de Ayano viendo el dulce rostro por el cual una expresión dolida y nerviosa se reflejaba, no quería ver esa expresión menos con las amargas lágrimas que comenzaban a salir de los bellos ojos negros.

-No llores por favor –pidió mientras con su pulgar acariciaba la mejilla del chico.

-Y-Yo…

-Eres demasiado dulce para llorar –dijo acercando sus labios al del menor –jamás podría dejarte solo, no ahora que volvimos a encontrarnos –murmuro sobre los labios de Ayano momentos antes de besarle.

Fue un beso casto y suave al principio, pequeños besos cortos sobre los labios del más joven quien respondía de la misma manera.

-entonces…tú… -murmuro el menor viendo a los ojos pardos del pelirrojo.

-Sonare como un pedófilo, pero me gustaste desde el primer momento que te vi –dijo pegando su frente con la del oji negro.

-si suenas como un pedófilo –rio el menor mientras rodeaba el cuello del otro abrazándole –pero de alguna forma me gusta aquello –dijo mientras veía de manera cariñosa al pelirrojo.

-Me alegra porque no quería dejarte ir –dijo mientras abrazaba al menor desde la cintura de este recostándolo sobre su cuerpo  en la mullida cama.

-¿no me dejarías ir?

-nunca –respondió volviendo a besar los dulces labios del azabache.

Los dulces besos fueron aumentando de intensidad entre ambos, las manos del mayor se adentraron bajo la playera desordenada de Ayano acariciando la suave piel de la espalda de este apretando de vez en cuando la suave piel masajeándola con cuidado.

Sus labios se fundían entre ellos en fogosos besos, Ayano se aferraba a la ropa del mayor sintiendo la mano de este comenzar a descender de su espalda hasta llegar a la base de su pantalón adentrándose a este tocando por sobre la ropa interior el suave y esponjoso trasero del menor masajeándolo con algo de fuerza a lo cual el azabache respondió jadeando entre cortado por los besos cortos que daba el mayor.

-Incomodo –murmuro el pelirrojo sintiendo su miembro crecer aplastado por su ropa además de la dureza que comenzaba a crecer en la entrepierna de Ayano.

Con cuidado de no ser brusco recostó al chico en la cama posicionándose sobre este, sin notarse desesperado se deshizo de la ropa inferior del menor dejándolo con aquella camiseta y la ropa interior en donde se notaba como la vialidad del azabache se levantaba apresada por la tela.

-M-Mmh M-Masao –jadeo el menor viendo como el otro tragaba en seco dudativo mientras veía la entrepierna del azabache.

El de cabellos cobrizos se abalanzo sobre el menor besándole tratando de contenerse, apoyando su rodilla entre las piernas del menor masajeo el miembro de este con cuidado sintiendo los gemidos de Ayano ahogarse entre sus bocas. Casi de forma desesperada y con la mano temblorosa deslizo su mano por el costado contorneando la cintura y cadera del menor hasta llegar al elástico de la ropa interior del azabache, entre abriendo sus ojos Masao empezó retirar la tela que cubría la intimidad del oji ónix, sin romper el beso hambriento que mantenían el pelirrojo retiro la prenda interior dejando expuestas las finas piernas junto al miembro del chico quien se estremeció al sentir la brisa dar contra la cabeza de su miembro.

-A-Ayano –le llamo entre besos captando la atención del adormilado chico –P-Por favor, abre las piernas –dijo volviendo a besar al azabache quien pasando sus manos por la ancha espalda del mayor se aferró a este mientras obedecía abriendo las blancas piernas dejando su entrada desprotegida.

Con suaves toques el mayor acaricio la cabeza del miembro presionando con su pulgar dando pequeños movimientos sobre esta mientras apretaba sus dedos en el resto de carne cálida expuesta.

Las manos de Ayano jalaban la suelta camiseta que usaba el adulto hasta el punto de dejar la espalda de esté descubierta mientras tironeaba la tela ansioso mientras se estremecía ante las corrientes eléctricas que provenían de su pene siendo atendido por la mano del mayor.

Usando su propia sálica Masao humedeció dos de sus dígitos dejándolas lo suficientemente húmedas para dilatar la virginal entrada del azabache. Dirigió su mano al ano del menor mientras simulaba pequeñas envestidas en este sin adentrarse deleitándose con los estremecimientos del jovial cuerpo bajo suyo y los suaves jadeos y gemidos que llegaban hasta sus oídos.

-A-Aah~ -jadeo el menor mientras enterraba sus uñas en la piel descubierta del mayor al sentir como el primer dedo se introducía en su zona intima, con las piernas temblando Ayano se encorvaba abrazando al mayor quien movía cuidadoso su falange antes de ingresar la segunda.

-T-Tranquilízate –murmuro al oído del oji negro dando suaves besos en la mejilla del chico quien tenía algunas lágrimas asomando de sus ojos cerrados fuertemente.

-S-Se si-sien-siente raro –murmuro Ayano mientras sentía pequeños espasmos.

-Solo calma –dijo mientras besaba al menor en un suave y profundo beso mientras novia su mano que continuaba aferrada al miembro del chico.

Sintiendo ya la carne relajada introdujo el segundo digito viendo como el menor se separaba para gemir libremente mientras el sonrojo en su rostro aumentaba notoriamente, sus gemidos se esparcían por la habitación mientras la espalda del mayor se encontraba con las marcas rojizas y las sabanas completamente desechas bajo suyo.

-M-Mmh M-Más –murmuro Ayano con la vista nublada mientras se aferraba al cuerpo del mayor.

-S-Solo espera un poco –dijo sintiendo el dolor punzante en su propio miembro que reclamaba la falta de atención.

Con cuidado retiro sus dedos del interior del menor quien jadeo disgustado al sentir que ambos dígitos eran retirados de su entrada.

-P-Ponte en cuatro –demando mientras se alejaba del cuerpo del menor quien como pudo se giró y con las piernas temblando y su miembro goteando liquido pre seminal se colocó en posición de cuatro sintiendo sus manos temblar junto sus rodillas.

Tomando las caderas y levantando la playera del menor dejando la fina espalda al aire Masao abrió con una de sus manos las nalgas de Ayano quien gimoteaba ansioso aferrándose a las sabanas mientras trataba de sostenerse con sus manos, tomando su falo Masao lo guio hasta la entrada del menor húmeda y lo suficientemente dilatada.

-M-Mantente….c-calmado –dijo mientras comenzaba a introducir la cabeza sintiendo como las paredes del menor se contraía dificultándole el adentrarse –A-Ayano –le llamo viendo la espalda del chicho que tiritaba y jadeaba tirando la tela.

-D-Duele –murmuro mientras pequeñas lagrimas escapaban de sus ojos –M-Masao d-duele –repitió viendo por sobre su hombro.

El mayor se acercó dándole un beso en el odio del menor mientras dirigía su mano libre hasta el miembro del menor masturbándolo para distraerle.

-S-Solo tienes….q-que calmarte –dijo entrando más en el recto del menor quien apretó los dientes mientras se dejaba caer en las sabanas sintiendo como el mayor se adentraba en sus entrañas.

Tomando bocanadas de aire Ayano sentía como sus paredes internas permitían que el miembro del otro se adentrara, su rostro se enterraba en las sabanas ahogando los gemidos dolorosos y los jadeos.

-A-Aahhh~ D-Dios –gimió sintiendo la sensación de llenado en su interior al tener por completo el miembro del otro dentro suyo, sin poder evitarlo se corrió rápidamente ante la sensación de gozo que sentía mezclada con las punzadas de dolor de su entrada al acostumbrarse al tamaño del mayor.

-N-No puedo creer que te hayas corrido ya –jadeo el pelirrojo divertido mientras acariciaba la cadera del menor esperando a que este se acostumbrara.

-P-Pe-Perdón –dijo jadeante perdido en la placentera sensación que sentía al eyacular.

Una suave risa fue la respuesta del de ojos pardos quien encorvándose beso la espalda del menor acariciando la piel a su alcance de forma delicada, con un suave y sugerente movimiento de cadera Ayano aviso que podía moverse.

Comenzó con suaves movimientos que solo asían suspirar al menor quien movía de vez en cuando su cadera profundizando la estocadas las cuales a medida que aumentaban se volvían más bruscas sin rozar lo violento. El sonido húmedo que proporcionaba el miembro del pelirrojo entrando en la entrada del menor comenzó a hacerse presentes mientras los sonoros y dulces gemidos del azabache resonaban por todo el cuarto.

-T-Tan estrecho –jadeo Masao apretando las caderas del menor quien jadeo gustoso sintiendo las estocadas aumentar de velocidad.

-M-Ma-Más A-Aah~ Más R-Rápido –Jimio entre cortado mientras sentía que sus piernas querían fallar. Tomándole  de la cadera el pelirrojo aumento las estocadas al punto de salir casi por completo y adentrarse de golpe ganando los dulces gemidos de placer del menor quien tenía la vista nublada de placer y el cuerpo perlado de una capa de sudor -¡A-Aahhhh~! –gimió sonoramente levantando un poco su espalda al sentir como en una envestida el miembro del mayor había dado contra su próstata –M-Más ahí –rogo jadeante, pequeñas lagrimas placenteras escapaban de sus ojos y un hilo de sálica escurría de su boca.

-¿A-Aquí? –jadeo mientras tomando de la cadera al menor lo levanto sentándolo en su miembro que golpeo la entrada del chico quien arque la espalda sintiendo los brazos de su profesor apresarle dejándolo sentado sobre su pene.

-¡S-Sí!¡A-Ahí~! –gimió mientras apegaba su espalda en el pecho del mayor sintiendo la piel libre de la tela de la camiseta que llevaba.

Sin dejarle preguntar el oji pardo deslizo su mano dejando por completo arriba la camiseta humedecida del menor jugueteando con los pezones de este estirándolos y presionándolos escuchando los jadeos de Ayano quien movía sus caderas dando suaves toques dentro de su interior buscando aquel punto que le hacía estremecerse.

-D-Deberías quitarte esto –jadeo Masao mientras tironeaba la tela de la camiseta.

Aun sin reaccionar mucho Ayano levanto sus brazos perezoso sintiendo todo el cuerpo caliente rozara con el frio exterior al verse libro de las mangas de la camiseta y quedando por completo desnudo.

Un suave beso fue depositado en su hombro antes de que el mayor retirara su miembro de sus entrañas seguido de un quejido de disgusto por parte del oji negro, antes de que este hablara fue tomado por el brazo girándolo quedando frente a frente del cobrizo quien tenía un leve sonrojo en el rostro mientras mantenía una expresión endemoniadamente sexi ante los ojos negros de Ayano.

Antes de que hablara el oji pardo se introdujo nuevamente en su interior oprimiendo un gruñido de placer al sentir nuevamente el calor envolver su miembro, con un movimiento profundo el mayor embestía el interior del menor golpeando la próstata a lo cual Ayano gemía gustoso abrazándose a la espalda del mayor mientras encerraba sus piernas alrededor de las caderas de Masao  quien guiaba el delgado cuerpo embistiéndolo gozando el rostro perdido en el placer del menor quien encorvaba su espalda frotando su miembro con el abdomen del mayor.

-A-Aahhh V-Voy ¡A-Aahh! V-Vo-Voy a A-Aahhh~! –gimió Ayano liberando su esencia entre ambos vientres manchándose junto al pelirrojo.

Mordiendo su labio el oji pardo se corrió en las últimas estocadas llenando el interior del azabache quien jadeo sintiendo el espeso liquido adentrarse en sus entrañas. Con los músculos acalambrados y extasiados con el reciente orgasmo ambos se dejaron caer en la desecha cama estando el menor sobre el pelirrojo tratando de regular su respiración con una suave e imperceptible sonrisa en su rostro.

-T-Tan…bueno –jadeo el menor removiéndose un poco sacando el miembro del otro de su interior sintiendo como la semilla de este escurría de su entrada.

-P-Pudiste haber esperado a que lo sacara yo –dijo el mayor mientras ayudaba a Ayano a acomodarse en la cama quedando abrazado a su persona mientras él le rodeaba protectoramente acariciando los desordenados cabellos.

-He, he~ perdón –dijo bajito acurrucándose en el pecho del otro.

-dime ¿no preferirías vivir conmigo? –dijo nervioso desviando la vista.

-¿vivir contigo? –dijo apoyando su mentón en el pecho del otro viéndole el rostro, una suave sonrisa se formó en sus labios –claro que viviría contigo, ahora y para siempre –dijo mientras cerraba los ojos cansado.

-Que descanses –dijo besando la cabeza de su ahora pareja mientras lo cubría con las sabanas que tendría que limpiar, pero por ahora estaría bien para ambos.

-Aham…

 

.://Fin//:.


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