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TARDES DE LLUVIA por Nova22

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Notas del fanfic:

 

 

 

 

 

 

Los personajes no me pertenecen, pertenecen a Furudate Haruichi

TARDES DE lluvia

Tsukishima observo la lluvia caer desde la ventana, el reloj marcaba las 6:00 de la tarde y tenía el presentimiento de que cierta persona llegaría pronto. Kuroo siempre elegía las tardes lluviosas para pelear con su novia o tal vez era que el clima respondía su estado de ánimo, eso era algo que Tsukishima no sabía con certeza.

Con un suspiro cerro el libro que estaba leyendo y se dirigió a la cocina a preparar algo de chocolate caliente. Ya estaba acostumbrado a esta extraña rutina, sabía a qué hora llegará y lo que pasaría después de eso. Muchas veces estuvo tentado a terminar con todo esto, pero no se sentía listo para hacerlo, tal vez algún día, cuando reuniera el suficiente valor, lo haría, pero ahora simplemente no podía hacerlo. No importaba lo doloroso que fuera Tsukishima quería permanecer a su lado.

El timbre de la puerta sonó a las 6:30, cuando Tsukishima abrió la puerta Kuroo estaba empapado de pies a cabeza tal y como había sospechado. El rubio lo invito a pasar haciéndose a un lado y Kuroo entró en total silencio, siempre era así, el pelinegro no decía nada a menos que Tsukishima hablara primero.

Tomo la toalla que había preparado con anterioridad y comenzó a secar el cabello de Kuroo - Entonces ¿qué pasó está vez? -  Pregunto finalmente Tsukishima.

- Terminamos - susurró.

-  Estoy seguro de que lo arreglaran pronto - contestó Tsukishima entregándole la toalla a Kuroo. Siempre volvían, no importaba cuantas veces pelearan - voy a traerte una tasa de chocolate caliente.

-  Espera - Kuroo lo sujeto de la playera impidiendo que se fuera - Te necesito ahora.

-  ¿Ahora? -  Kuroo asintió - de acuerdo.

Comenzó con un abrazo, la ropa de Kuroo estaba empapado la suya pero eso poco importaba ahora, podía sentir el latir se su corazón y el temblar de su cuerpo a causa del frio. Luego sus labios cubrieron los suyos en un beso lento, la sensación de la lengua de Kuroo rozar sus labios envío escalofríos al cuerpo del rubio. Tsukishima enterró sus dedos en el cabello de Kuroo y lo arrastró más cerca, sin romper el beso, Kuroo deslizo sus manos debajo de la ropa del rubio provocando un gemido ahogado.

Una a una la ropa fue cayendo al suelo dejando un rastro que iba desde la sala hasta el dormitorio.

Tsukishima gimió ante la sensación de la erección de Kuroo abrirse paso en su interior, las cálidas manos acariciando sus pezones, el cálido aliento haciendo cosquillas sobre sus labios nublaban sus pensamientos. No había necesidad de contenerse, el sonido de la tormenta amortiguaba sus incesantes gemidos.

En la oscuridad de esa habitación amos se entregaron nuevamente en desesperada necesidad y pasión. Kuroo murmuraba elogios a Tsukishima y el rubio se aferraba fuertemente al pelinegro dejándose llevar por la intensidad de sus envestidas.

 

 

 

 

Tsukishima despertó con el sol de la mañana, Kuroo ya no estaba a su lado y sintió una dolorosa opresión en el pecho. Siempre era así, Kuroo se marchaba antes de que despertara y dejaba una nota con un "Lo siento" escrito en ella. Tal vez, un par de días más tarde lo vería sonriéndole a aquella chica, como si nada hubiera pasado.

Hacía tiempo que había dejado de llorar, pero no por eso era menos doloroso; el dolor y el vacío perduraban hasta la próxima vez que pudieran unir sus cuerpos, solo en ese instante Tsukishima podía sentir que era importante para él, solo en ese instante el dolor desaparecía. Por qué solo en ese instante los ojos del pelinegro solo lo veían a él, solo podía pensar en él, solo podía amarlo a él.

Se aferró a la almohada en un vano intento de disminuir el sentimiento de vacío, escucho su teléfono vibrar pero decidió no prestarle atención.

- ¿No vas a contestar? -  Tsukishima abrió los ojos por la sorpresa. Ahí parado en el marco de la puerta usando nada más que boxers estaba Kuroo ¿Por qué no se había marchado como siempre lo hacía?

-  Porque estas...

-  ¿No vas a contestar? -  Nuevamente pregunto acercándose a rubio - Entonces yo lo haré - Kuroo tomo el teléfono y se dirigió a la sala.

-  Espera - Tsukishima se levantó tan rápido como pudo y busco entre el desastre que se había convertido su dormitorio algo para cubrir su desnudez, Pero cuando llego a la sala Kuroo ya había colgado el teléfono.

-  ¿Por qué rayos hiciste eso? ¿Estás loco? -  Tsukishima le arrebató el teléfono de golpe e intento llamar de nuevo.

– ¿Quién era él? -  Pregunto Kuroo - parecía muy preocupado por ti – el tono de voz de Kuroo denotaba molestia.

 

Siempre hacia lo mismo, el pelinegro siempre se molestaba cada vez que veía a otros chicos portarse demasiado “amigables” con Tsukishima. El rubio todavía recordaba el día que le dijo a Kuroo que tendría una cita, el pelinegro uso todo tipo de argumentos, en su mayoría absurdos, para que cancelara, pero el rubio no cedió. Al final Kuroo tuvo una muy conveniente pelea con su novia y a Tsukishima tuvo más remedio que quedarse a su lado.

 

- Solo un amigo que viene de visita de vez en cuando.

 

Kuroo entrecerró los ojos – ¿Estas saliendo con él? ¿Desde cuándo?

 

– Quien sabe...

 

-  Te amo - Tsukishima detuvo todo movimiento y se volvió hacia Kuroo, su rostro permanecía inexpresivo pero sus ojos tenían un extraño brillo.

¿Por qué Kuroo le estaba diciendo eso? ¿Se estaba burlando del? Entonces la verdad lo golpeó súbitamente, esto solo era un intento de no perder a un muy conveniente compañero de cama. Kuroo era un hombre cruel, quizás ya se había dado cuenta de los sentimientos que albergaba por él y quería usar eso a su favor para retenerlo.

Tsukishima se sintió patético por mantener esperanzas de que sus palabras fueran ciertas, pero ya era suficiente tenía que terminar con esto o sería más doloroso en el futuro.

Apretando su teléfono en un puño, Tsukishima grito - Fuera!

-  ¿Que? -  pregunto Kuroo, confundido.

-  Recoge tus cosas y vete de aquí.

Kuroo se acercó a él extendiéndole una mano - Tsukki, espera por favor.

-  Búscate a alguien más para que te consuele, ya no quiero verte más. Por favor a partir de ahora has como si no me conocieras.

Se dirigió hacia su habitación pero Kuroo lo persiguió - Tsukki - lo llamó -  Yo hablo enserio.

Tsukishima se encerró en su dormitorio, Kuroo golpeó la madera, pero no recibió respuesta alguna del rubio.

-  Entonces voy a hablar desde aquí, no tienes que decir nada, pero por favor escúchame - No recibió respuesta - ¿Recuerdas el día en que nos conocimos? Tu olvidaste tu paraguas y compartimos el mío - Kuroo Sonrió ante el recuerdo, como podría olvidar el rostro sonrojado del rubio cuando compartieron ese paraguas - Desde ese día no pude dejar de pensar en ti, intenté buscarte cerca de la estación donde nos conocimos pero no te encontré, buscaba y buscaba pero no podía encontrarte. Entonces, cuando pensé en darme por vencido, te volví a ver en aquel partido universitario, parecía un sueño, que el chico que había estado buscando perteneciera a la universidad rival. Me sentí realmente feliz cuando me reconociste, con el tiempo nos hicimos más cercanos, pero tú siempre parecías alguien inalcanzable, por lo que decido que estaba bien así como estábamos... Ya sabes cómo amigos - Kuroo hiso una pausa pero Tsukishima no contesto - en el momento en que conseguí novia tu no dijiste nada, incluso me felicitaste y con eso todas mis esperanzas murieron, pero aun así quería seguir a tu lado. Cuando ella terminó conmigo, yo solo podía pensar en ti; sin darme cuenta termine en la puerta de tu casa, una cosa llevo a la otra y terminamos teniendo sexo. Después de eso volví con esa chica, buscaba cualquier pretexto para hacer que ella se enfadara conmigo, solo porque pensé que era la única forma en la que podía tenerte.

Desde el otro lado de la puerta Tsukishima escuchaba todo lo que Kuroo decía tratando de contener sus lágrimas, no sabía si debía creer en sus palabras ¿por qué no le había dicho nada?

-  ¿Por qué esperaste hasta ahora para decirlo? -  pregunto Tsukishima, al fin.

-  pensé que si te lo decía antes me rechazarías, nunca mostraste mucho interés por nada, pero hace unos días te vi con un chico, tú le sonreías como nunca lo habías hecho conmigo. Así que pensé que si ya tenías a alguien especial para ti lo mejor sería decirte la verdad y terminar con todo esto - Kuroo se recargo contra la puerta - lo siento Tsukki, sé que lo arruine y actué como un tonto, pero en verdad te amo. Por favor no me odies por eso.

Kuroo realmente sonaba sincero. Tsukishima quiso reír en ese instante, las cosas habrían sido diferentes si alguno de los dos hubiese dicho algo. Los dos eran un par de cobardes, hechos el uno para el otro.

 

– Yamaguchi – Kuroo parpadeo confundió – El chico con el que me viste se llama Yamaguchi y es mi amigo de la infancia.

– Eh?

Tsukishima abrió la puerta – Pudiste habérmelo preguntado – suspiro – tiendes a sacar conclusiones apresuradas siem...– Tsukishima callo al notar algo extraño en el ojo derecho de Kuroo – ¿Que te paso en el ojo? – estiro la mano y apartó su cabello dejando ver un gran moretón alrededor del ojo.

– También tenía que decirle la verdad a ella ¿No? – se llevó una de sus manos a la nuca – pero no se lo tomó muy bien.

– Supongo que te lo merecías – Tsukishima se encogió de hombros y se dirigió a la cocina – Deberías ponerle un poco de hielo.

Kuroo lo siguió a la cocina – Tsukki ¿qué hay de tu respuesta?

– ¿Sobre qué? – le estampa una bolsa de hielo en al ojo a Kuroo. Tsukishima sabía de lo que Kuroo hablaba, pero quería molestarlo un poco.

–Auch!... De mi confección – Kuroo tomo la bolsa y sigue a Tsukishima hasta su dormitorio.

– Ah! Eso... Umm – Kuroo observaba hipnotizado como Tsukishima como Tsukishima se desvestía y buscaba dentro de su armario – De acuerdo.

Kuroo tardo unos segundos en procesar lo dicho por el rubio – Eso es un si ¿verdad? – Kuroo Sonrió y Tsukishima pensó que parecía un niño pequeño.

–Sí, ahora vístete – le lanzó a Kuroo unos jeans negros y una playera del mismo color – No puedes salir así a la calle – dijo señalando la única prenda que usaba, unos boxers.

– Espera ¿Qué pasa con nuestra reconciliación? – Pregunto Kuroo con un puchero.

Tsukishima rodo los ojos – La pospondremos para después – Tsukishima arrastró su dedo por el puente de la nariz de Kuroo y le dio un Casto beso en los labios – ahora vamos por algo de comer.

– Está bien – Kuroo tomo su mano y salieron juntos a la calle.

– ¿crees que hoy también llueva? – Pregunto Tsukishima observando el cielo.

– Es probable – contesto Kuroo apretando su mano.

– Espero que lo haga.

Tsukishima sonrió, hora las tardes lluviosas, que antes le provocaban melancolía y tristeza, tendrían otro significado para él. Un significado que solo ellos dos conocían.

 

 


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