Comenzaba nuevamente con la estúpida rutina de todos los días en el instituto, ya estaba cansado de lo mismo siempre por suerte éste era mi último año y todo se acabaría, adiós a las porristas lindas y sin cerebro de siempre, adiós a los busca pleitos, adiós a los deportistas estúpidos y por supuesto adiós a los maestros que no te dejan entrar a sus clases sólo por maquillarte y pintarte algunos mechones de cabello.
Pfft eso es estúpido, todo en mi vida es estúpido y sin sentido, por lo menos ahora, cuando salga de aquí y entre a la universidad podré concentrarme plenamente en la música y no en materias tontas como Educación Física, eso quién lo necesita.
Iba caminando por el pasillo cuando lo veo ahí parado, riendo con sus amigos, ese chico que me trae locamente enamorado desde que inició el curso escolar, ya han pasado tres años de eso y sigo sin poder hablarle.
Digamos que él es de esos chicos populares que aunque no sea un deportista trae a todas las chicas locas, es ese típico chico mujeriego que no se fijaria nunca en un hombre como yo, es de esa clase de chicos que parece un pandillero con su ropa tres tallas más grandes de las que debería y sus rastas rubias, pero que cuándo lo conoces es el chico más lindo que puedas encontrar aún con su fama de mujeriego, por eso y muchas cosas más está tan fuera de mi alcance.
- Muévete perdedor.
Siento como alguien me empuja sacandome de mis pensamientos,me doy la vuelta y veo al idiota parado frente a mí con su pose de chulo y sus otros dos gorilas del equipo de fútbol detrás de él.
- No molestes Rick.
Rick es el capitán del equipo de fútbol americano, es un chico alto, musculoso de cabello corto y negro, el chico que todos admiran y temen, y también el típico chico que sale con la líder de las porristas.
- Se molestó la señorita o es que se te rompió una uña?
- No te interesa capullo.
- Vaya andas bravo hoy no? Será porque se acaba el año y aún no has podido siquiera confesarte al chico de tus sueños, porque sabes que te despreciaría como todo el mundo.
- No te metas en esto Rick, no te incumbe, deja de joderme la vida ¿quieres?
En ese momento estaba a punto de darme la vuelta para irme pero Rick me tomó por el brazo y me detuvo regresandome a mi lugar nuevamente.
- Oh no te vayas aún, tengo que hacer algo bueno para ti éste último año, para compensarte por todo este tiempo.
Sonrió descaradamente y eso me asustó, lo que sea que estaba tramando no era nada bueno, lo más seguro era que estuviera tramando algo para arruinarme el último año de instituto y eso era horrible.
- ¿De que estás hablando?
- Ya lo verás.
Volteó a ver hacia un lado y yo hice lo mismo, entonces supe lo que planeaba, Tom el chico del que estoy enamorado iba pasando junto a sus amigos por un lado de nosotros y Rick lo detuvo.
- Tom amigo mío tengo una noticia que darte.
- Rick no lo hagas.
Trate de suplicarle pero al parecer eso no funcionaría ya que no quería soltarme y seguía sonriendo como idiota.
- ¿Que pasa Rick?
- No es nada muy nuevo pero quería hacerle este favor a mi gran amigo Bill ya que él no se atreve.
Oh no, oh no, oh no por favor dios que no lo haga te lo suplico, prometo no faltar más a ninguna clase si me ayudas con esto, incluso entraré a Educación Física.
- De que hablas Rick, ¿qué pasa?
Tom sólo miraba a Rick y a mí extrañado por lo que le decía, yo sólo trataba de soltarme de la mano de Rick para correr y esconderme debajo de una piedra por lo que quedaba del día.
- Verás mi querido Tom, mi amigo Bill es demasiado tímido para decirte lo que siente por ti y es que... el pobre está que se le cae la baba por ti, lleva tres años estando locamente enamorado de ti sin remedio alguno.
Lo ha hecho...... el hijo de puta de Rick lo ha hecho, le ha dicho a Tom kaulitz que estoy enamorado de él desde hace tres malditos años.
Tom me miró en ese momento y yo ahora si que quería salir corriendo y esconderme debajo de una piedra pero ahora por el resto del año escolar, no mejor por el resto de mi miserable y estúpida vida.
Si no fuera por que salí corriendo en cuanto pude y sólo logre ver un poco la cara de Tom juraría que estaba sonrojado, o quizá es que mi mente ya ha sido demasiado dañada y ahora imagina cosas para hacer que ya no me sienta tan miserable.
Logré salir del instituto y llegué corriendo hasta un parque cercano a el, quizá aquí pueda lamentarme tranquilamente y compadecerme de lo miserable de mi vida.
Me siento en uno de los columpios y comienzo a llorar, todo ha sido tan humillante, ahora Tom sabe que estoy enamorado de él y no sólo eso medio instituto lo sabe también, ahora si soy completamente el bicho raro para todos, el chico que parece más chica que chico y ahora las burlas al confirmar que si soy homosexual, esto es una mierda.
Hasta ahora me he dado cuenta de que he olvidado mis cosas en el pasillo del instituto, para cuándo las vuelva a ver de seguro estarán en la basura o en un inodoro nuevamente, lo peor es que ahí traía mi maquillaje y mi espejo, ahora por llorar debo parecer un mapache y no podre arreglarlo, que asco de situación.
Paso un buen rato en el que no pude dejar de llorar y lamentarme por ser tan débil e idota, hasta que sentí unos pasos cerca de mí, levanté mi cabeza dejando de ver el suelo y lo vi a él parado frente a mí y con mi mochila en su hombro.
- Hola.
- T-tom.
- Te olvidaste de esto por salir corriendo.
Me tendió mi mochila mientras sonreía y yo sólo pude sonrojarme como un tomate por la vergüenza.
- G-gracias y .... lo siento.
- ¿Por qué te disculpas?
- Yo.... por lo que pasó, debe ser horrible para ti saber que un chico gay esta locamente enamorado de ti y más si es el rarito que se maquilla y parece chica.
Dije volviendo a ver el suelo y sonriendo amargamente por lo trágico y miserable de la situación, era horrible, quizá Tom sólo sintió lástima por mí y por eso me trajo mis cosas, claro cualquiera sentiría lástima por el perdedor al que le han arruinado la vida en el instituto.
Tom se agacho hasta quedar a mi altura y me limpió las lágrimas y el rastro de maquillaje de mi cara.
- En realidad no es horrible para mí.
- No tienes que decirme eso por lástima estaré bien.
Dije tratando de alejarme de él pero me lo impidió sosteniendo mi cara con sus manos, eran suaves y grandes, y me acariciaba las mejillas con ellas.
- No lo digo por lástima, en realidad.... creo que es un golpe de suerte.
- ¿Un golpe de suerte?
- Si, un golpe de suerte.
Sonrió ampliamente y yo realmente no entendí nada, ¿por qué esto sería un golpe de suerte?
- No lo entiendo, ¿por qué?
- Bueno digamos que el chico del que llevo locamente enamorado desde hace también tres años por fin me tomó en cuenta y ahora sé que también me ama.
- ¿Eh?... ¿Qué?... ¿Estás hablando en serio?
- Jamás hablé tan en serio.
- ¿Pero que hay de todas las chicas con las que saliste?
- Bueno digamos que sólo salía con ellas para llamar tu atención, pensé que nada funcionaría.
- Esto debe ser un sueño.
No podía creer lo que oía el chico del que he estado enamorado lleva amandome el mismo tiempo que yo a él y yo aún no podía analizar lo que me ha dicho, ¿realmente esto está pasando? ¿No es producto de mi desquiciada imaginación y en realidad he muerto de la vergüenza y ahora estoy en el cielo?
- No es un sueño, es la realidad y me alegra que lo sea.
Tom me sonrió y yo sólo pude ponerme completamente rojo, era lo mejor que me ha pasado en estos tres años de instituto, como es posible que nunca me haya dado cuenta.
- Bill.
- S-si.
- Te amo.
Tom dijo esas hermosas palabras que estuve esperando durante mucho tiempo y me besó, un beso tierno y lleno de amor, el mejor beso que jamás me hayan dado, tan mágico y puro, se separó poco a poco de mí y sonreía ampliamente, realmente jamás había estado tan rojo en mi vida.
- Ahora, ¿puedo preguntarte algo?
- ¿Q-qué cosa?
- ¿Te gustaría ser mi novio?
Jamás había sentido tanta felicidad junta en toda mi vida, era lo mejor que me había pasado y ya no sería sólo un sueño más, seria la realidad, la dulce realidad.
- ¡Si! ¡Claro que quiero!
Me lancé a los brazos de Tom abrazandolo por el cuello y haciéndolo caer de espaldas contra el suelo, dejando besos por toda su cara, muriendome de felicidad.
- Te amo, te amo, te amo Tom.
- Yo también Te amo.
Sonrió dulcemente, jamás me cansare de su sonrisa y después de sonreír me besó y ésta vez correspondí por completo a su beso de ahora en adelante siempre lo haría, jamás me cansaría de él, de mi dulce y lindo rastudo.