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Ai no tenshi. (Ángel de amor.) por hiruma chan

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Notas del fanfic:

Estos personajes pertenecen a sus autores

Notas del capitulo:

Hola!!! Soy gura-sama y a causa de que hiruma-chan asesino su lap al más puro estilo de shin-san seré la encargada de editar y publicar sus fics pues ha sido alejada de todos los tipos de tecnología por seguridad de las maquinas

Posdata: su cel corre peligro 

Ai no tenshi. (Ángel de amor.)

 

 

Regla No. 1: Un ángel de amor debe: Asegurar el bienestar del alma y corazón a su cuidado.

 

Un moreno de Rastas salía de un apartamento de la zona residencial de Kanto; no era la primera vez que asistía al lugar pero, definitivamente, sería la última vez que entraría al apartamento #584-D

En dicho apartamento, una rubia de rulos, lloraba inconsolablemente sobre la mesa del comedor, donde se lucía un desayuno para dos, aun sin tocar.

Kongo Agon, como se llamaba aquel moreno, caminaba despreocupadamente por las calles de la ciudad luego de haber terminado su relación con la pegajosa chica que no le dejaba ni a sol ni a sombra; Ya no volvería a conducir el flamante deportivo borgoña que la chica poseía  y volvería a caminar pero, al menos podría respirar más libremente lejos de dicha “acosadora” que solo acepto por las riquezas de las cuales gozaba la chica pero, igual termino comprobando una vez más, que como dicen:

 

“El dinero no compra la felicidad”

 

Abordo el subterráneo agradecido de siempre cargar con su tarjeta de estudiante; trato de distraerse observando a las estudiantes del colegio superior, llamaban la atención de toda mirada masculina con sus uniformes arreglados, cortos y entallados al cuerpo en desarrollo que poseían las estudiantes; sin embargo, las “niñas” ya no eran de su interés, prefería a las chicas de universidad de cuerpos definidos y mucho más voluminosos, nada comparables a aquellas “chiquillas” que le rodeaban ahora mismo.

Llegando a la estación en que bajaba, salió del vagón abriéndose paso entre los apresurados empleados que se desesperaban por llegar a sus labores y oficinas.

Odiaba que la universidad Saikyodai estuviese en una zona empresarial pero, al menos ya no estaba rodeado de mocosos de primaria que creían que “el” los trataría bien y se le acercaban para luego salir llorando con sus mamas.

Luego de los típicos empujones por fin salió a la superficie, las vacaciones de verano habían terminado y ya era hora de volver a iniciar un nuevo semestre y sin darse cuenta se le había hecho tarde, en veinte minutos iniciaría su primer clase y estaba a cuarenta minutos de llegar andando, si corría no tardaría más de diez minutos, después de todo siempre había sido un hombre “elegido por los dioses” y era superior en capacidad a todos los otros, sin embargo la molestia que llevaba aquel día superaba su orgullo, por lo que no correría ni en la práctica de esa tarde, el equipo de futbol americano podía prescindir de el de vez en cuando, él era muy superior a esas basuras y no tenía por qué entrenar, eran esas basuras quienes debían esforzarse para ser dignos de jugar en el mismo equipo que él.

Con aquella resolución en mente, giro en la esquina del próximo callejón, si no mal recordaba, había un puente del otro lado del edificio que le llevaría directo a Saikyodai luego del espeso parque que había sido descuidado los últimos años.

Aquel puente era el único acceso para cruzar el canal que rodeaba el centro y había que rodearlo para acxesar a la zona universitaria, en toda la vuelta había infinidad de comercio0s que atraían la atención de los estudiantes y a causa de estos tanto el parque como dicho puente resintieron el abandono deteriorándose, ambos.

El rio bajo la construcción era usado para llevar el agua de la ciudad, no era del todo potable aquel canal era inundado por la gran cantidad de agua que caía sobre toda la región de Kanto durante el verano y en el invierno se llenaba de la nieve derretida que cubría a la ciudad entera.

Este verano había sido considerablemente caluroso y por consecuencia las lluvias de las tardes y noches habían aumentado considerablemente la fuerza y volumen de la corriente de agua en el último par de semanas.

Dicha corriente había resquebrajado los cimientos del puente, algo que el rastas no sabía; Tampoco era como si el chico pesara una tonelada que hiciera ceder dicha construcción…sin embargo…en la vida, siempre hay casualidades.

 

-Si pones un pie sobre ese maldito puente, date por muerto jodido rastas.

-¿…?—Ante la advertencia, Agon se giró a la derecha para encontrar al dueño de aquella voz.

 

Un rubio de cuerpo esbelto, piel clara, encrespado cabello y ojos maliciosos; El chico estaba sentado sobre la barra de seguridad que seguía el rumbo del rio.

 

-¿Ahh~? ¿Y a ti, que más te da basura?

-¡ke ke ke!... —Se burló el rubio mostrando unos afilados y blancos colmillos en lugar de dientes—…Entonces, muérete de una vez jodido rastas, para que pueda volver al infierno.

-…—Agon no le dio importancia, seguro el rubio era uno de aquellos locos de la facultad de teatro que siempre engañaban a los peatones de la ciudad practicando sus líneas o engaños teatrales.

 

Sin hacer caso a la advertencia se dispuso a cruzar el puente, estaba por girarse y reírse del rubio que seguía sentado en la barra pero, escucho un crujir del cemento y observo como las grietas bajo sus pies se abrían y cruzaban el puente en todas direcciones.

 

 

-“¡Mierda!”… —El maldito puente se desmoronaba bajo sus pies.

 

Acelero sus pasos y usando los pocos trozos de cemento que permanecían un segundo más en su lugar, corrió como si se tratase de alguna línea de obstáculos; Solo le faltaban tres metros para llegar a la orilla, él no era el mejor en distancia de salto y para colmo el suelo bajo sus pies casi terminaba de deshacerse. Como último recurso para sobrevivir, salto a la baranda del puente buscando un punto de apoyo para poder saltar; llego hasta el barandal y apoyándose en su pie derecho, se impulsó para saltar del otro lado.

 

-kukuuh~—Sonrió, llegaría al otro lado y se salvaría sin sudar una sola gota, porque él era un hombre bendecido por los dioses después de todo.

 

Sin embargo…al ser de metal la baranda resbalo en pleno impulso y en vez de caer sobre sus dos pies en una espectacular y arrogante pose como siempre hacia en todo deporte que practicaba; Calló de cara en medio de un charco de lodo…Bueno, al menos se había salvado de ser arrastrado por la corriente del rio, aunque también estaría más limpio.

 

-¡¡¡KE KE KE KE KEE!!! ¡¡Maldito rastas, pareces el puto monstruo de alquitrán!! ¡¡ke ke ke kee!!

-Grr~—gruño de coraje Agon levantando la mirada, iba a asesinar a ese flacucho rubio, sin embargo se quedó con los ojos y la boca a mas no poder abrir.

 

Aquel chico no solo ya le esperaba del otro lado del destruido puente, estaba sentado destornillándose de la risa, incluso “lloraba de risa” el muy maldito, pero, lo que dejo sorprendido a Agon fue que el rubio no solo se burlaba de el en su cara; También estaba “flotando” en el aire e incluso un par  de pequeñas alas negras se agitaban en la espalda del chico.

 

-¿Qué…eres?

-¿Eh?... —El rubio dejo de reír y recostándose bocabajo apoyando su rostro en sus manos donde resaltaban unas afiladas uñas, bajo hasta el nivel de Agon que seguía tirado de panza en el suelo—…Soy tu Ángel guardián…-Respondió mirando de cerca al moreno y hechizándolo con el par de esmeraldas que reflejaban sus ojos.

-¡¡…!!—Agon le miro quedándose mudo.

 

Si ese chico que estaba dispuesto a dejarlo morir era su “Ángel guardián” tal vez su gemelo mayor tenía razón al decirle: “Con tu ritmo de vida y actitud NO llegaras a viejo”

 

 

 

Continuara… 

 

 

Notas finales:

Mata-nee!!!


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