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Si hubiera sido yo por Strawberryloveless

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Notas del fanfic:

Es un One-shot y lo he denominado como ListenFic, porque escribi esta historia escuchando musica. Es una historia basada en una relacion triste que tuve hace exactamente 3 años. Antes no habia podido escribir de ella, pero lo hice hoy. Espero que les guste <3

Notas del capitulo:

Como dije antes es una historia corta, espero sea de su agrado! Les recomiendo que si esta en su posibilidad, la lean escuchando la siguiente musica: https://www.youtube.com/watch?v=dixsFSqdjmU

Tambien pueden buscar la musica por titulo del videe: Most Emotional Music Collection - Shiki 
Me ayudo mucho para poder narrar lo que vivi hace un tiempo. No olviden comentar. Besos

SI HUBIERA SIDO YO

 

¿Sabes? Algunas veces me quedo soñando despierta, recordando, pensando en ti y en aquellos días, en esa época que incluso tres años después, me tiene atrapada ¿Hace ya tanto tiempo que nos separamos? Pareciera que fue ayer cuando tus palabras destruyeron todo el cariño y todo el amor que emergió esa noche de verano. Aún puedo sentir tus manos entrelazadas a las mías, el sonido de tu voz, la calidez de tu piel y el olor de ese perfume que solo usabas en ocasiones especiales, conmigo. Jamás imagine que terminaríamos así, que un día sencillamente no hablaríamos más, que terminarías buscando otros labios, otros brazos, otro corazón, a otra mujer. Creí haberte dado todo lo necesario para que te quedaras a mi lado siempre. No fue así.

Aún recuerdo la primera vez que te vi, nuestro primer rose, el vibrar de mi cuerpo cuando nuestros ojos se encontraron en el aula de clases. Caí rendida a ti, como una tonta, completamente enamorada. Soportante tu maltrato, cada grosería, cada palabra que parecía mentira, mientras mantenía la pequeña esperanza de que algún día te darías cuenta de tus verdaderos sentimientos, del daño que me causabas y de todo lo que yo había hecho por ti, creía que al darte cuenta de eso me amarías incluso más. Esa sensación que me sacudió de pies a cabeza aquel día, esa tarde cuando supe que mis sentimientos eran correspondidos por ti, ese vibrar en el estómago acompañado de ese repentino y momentáneo cosquilleo siguen aquí dentro, cuando te recuerdo. Lloré de alegría y en ese momento, no conocía más que la palabra felicidad• Te veías tan lejana, tan inalcanzable, después de todo eras la chica más popular de la escuela. Sin embargo, terminaste aquí, acomodándote sobre este pecho, encontrando alivio en estos débiles brazos, que se sentían fuertes cuando estabas entre ellos. Tu sonrisa cuando me veías llegar, la forma en la que me mirabas, los detalles, tus palabras de amor, tus suaves y pasionales besos, el olor de tu cabello, el sabor de tu piel, el sudor en tus manos cuando te avergonzabas…¿en qué momento desapareció todo eso? ¿A dónde se fue esa mujer de la me enamore?

A veces quisiera haber sido yo, quien no sufriera, quien no llorara, quien hubiera podido dejar de amar de la noche a la mañana. Ojala hubiera sido tan fácil para mi dejarte, como fue para ti hacerlo ¿por qué no pude ser yo la villana de la historia? ¿La infiel, la malagradecida, la que hubiera amado menos, la que no pensase en ti incluso ahora?

Una discusión que no tuvo fin. El orgullo siempre fue más fuerte que nosotros y nos derroto ¿cuándo sucedió que empezamos a darnos por vencidas? Peleas constantes, arreglos sin sentido, errores que se repetían una y otra vez. Promesas vacías, palabras que se llevó el viento….fue un amor fugaz ¿por qué tuvo que ser así?

Intente hablar contigo de cualquier manera posible, pero no accediste. Ignoraste todas y cada una de mis llamadas…dejaste de ir al colegio, desapareciste de un día a otro de mi vida. Recuerdo que cuando te vi por última vez frente a la puerta de mi casa, todavía creí, tuve la falsa esperanza de que las cosas mejorarían, que lograríamos encontrar una solución, después de todo siempre lo hacíamos ¿porque habría de ser diferente esa ocasión? ¿Qué tonta no? El dolor en el pecho cuando esquivaste mis besos y mis abrazos, nunca lo olvidaré. Solo fuiste a recoger tus cosas, aquellas ropas, accesorios y zapatos que habías olvidado en mi cuarto debido a las infinitas noches cuando dormimos juntas, felices, protegiéndonos la una a la otra. ¿En qué momento el semblante de tu rostro y tu voz se volvieron tan fríos? Me saludaste como a cualquier otra persona, mantuviste tus ojos reservados a los míos todo el tiempo, evitaste cualquier tipo de contacto. Luego de tomar tus cosas, agradeciste y desapareciste por la puerta principal, por donde solíamos entrar juntas a mediodía, abrazadas, riendo a carcajadas ¿qué pude haber hecho mal para que te marcharas así?

Empecé a enloquecer. Mi lógica, las ideas y pensamientos en mi mente se volvieron cada vez más extremistas ¿alguien…podrías estar con alguien más? ¡No! Tú no eras ese tipo de chica, te creía incapaz de hacerme daño de esa manera…
Nunca creí abusar de tu privacidad, pero lo hice. Te conocía a la perfección y eso me facilito las cosas para poder acceder a tus redes sociales de inmediato. Leí, busque imparables veces una y otra vez hasta que encontré lo que menos deseaba. Mi temor más grande estaba ahí, en esas palabras escritas por ti hacia tan solo un par de días. Fue un shock cuando encontré no una, si no las miles e infinitas conversaciones amorosas que tenías con otras personas, con otras mujeres ¡No podía ser verdad! Leí cada conversación, cada palabra, mientras lagrimas incontrolables corrían por mi rostro. Sentí el corazón acelerarse demasiado, al punto de creer que se saldría de mi pecho y moriría a causa del dolor que sentía en cada latido. Jamás podré olvidar la segunda conversación en tu bandeja de entrada, las líneas que escribiste antes de contestarle a esa mujer con quien habías quedado verte hoy, horas más tarde.


“Ya te lo he dicho. No tengo novia y tampoco tengo una relación con alguien. Muero por verte otra vez ¿dónde nos vemos?”


Por supuesto que si alguien me lo hubiese contado yo no lo hubiera creído, en absoluto, pero estaba ahí, escrito desde tu móvil, enviado la noche anterior a nuestro aniversario de 1 año, frente a mis humedecidos ojos. Nunca había sentido un dolor como ese en el pecho.


“Llámame”

Había sido la respuesta de ella, por lo que no supe más sobre su encuentro. Recuerdo que esa noche conduje hasta tu hogar, espere hasta que te vi salir y montarte en el auto. Te seguí con cautela, pero eras tan despistada que jamás notaste mi presencia durante todo el camino. Me sudaban las manos y el corazón latía con fuerza, aún tengo la sensación de tener la boca seca ¿irías con ella? ¿A tu cita? Maneje detrás de ti durante casi media hora y me sorprendí cuando tomaste la desviación que conducía al parque que está a solo a escasas cuadras de mi casa ¿iras a verme? Pensé y la pobre idea de que me llamarías para vernos en ese lugar me tranquilizo un momento ¡que idiota!

Te vi bajar del auto y caminar hasta una banca, donde tomaste asiento bajo la sombra de un enorme árbol. Estabas completamente sola. Permaneciste así varios minutos y te veías tan pensativa que creí que estabas meditando nuestros problemas, seguramente buscabas una solución antes de llamarme. Como la tonta ilusa que siempre he sido, regrese y espere paciente en casa. Recuerdo que no paraba de mirar el reloj de mano. Habían pasado ya dos horas desde que te había dejado a solas en aquel parque. Que horrible fue el presentimiento que tuve en ese momento. Aún permanece fresco en mi memoria el miedo con el que le hable a mi madre esa noche.


“Tengo una corazonada, no quiero ir sola. Acompáñame”

Le pedí nerviosa. Ella accedió casi de inmediato y conducimos hasta el parque donde llevabas ya un par de horas. Cuando bajamos del auto sentía incluso más acelerado el pecho que antes. Con pasos torpes llegue al lugar donde horas antes meditabas a solas, podía escuchar a mi madre seguirme en silencio por detrás. 

“Ahí esta”


Dijo ella repentinamente cuando nos acercamos lo suficiente a ti. Tú estabas tan entretenida abrazando y besando a esa chica, que no escuchaste cuando inhale con tanta fuerza para contener el llanto. 

“No, no es ella”


Las palabras salieron de mi boca sin siquiera pensarlo. No puedo creer como teniendo esa escena frente a mí, aun trate de engañarme a mí misma, a mis propios ojos ¡no podías ser tú! ¡Tú no eras así! ¡Tú me amabas! ¡No podía ser cierto! ¿Y la promesa que hicimos esa noche? Juntas para siempre ¿recuerdas?

“Lorena, es ella”


Las palabras de mi madre me regresaron a la realidad ¿en verdad eras tú? Trague saliva tantas veces, pero mi garganta seguía seca. Abrí nuevamente los ojos y sí, mi madre tenía razón, ahí estabas. Parada tranquilamente frente a esa chica desconocida. ¿Cómo pudiste llevar puesto el suéter que te regale en navidad? Aquel obsequio que demore horas en comprar, para el que ahorre meses atrás. La mujer estaba sobre tu pecho, sonriendo y hablando bajo mientras tú la abrazabas y le susurrabas cosas al oído que yo no quería escuchar.

Todavía me cuestiono de donde saque el valor necesario para enfrentarme a ti. Por un segundo sentí que me desmayaría de la impresión. Jamás pensé que fueras ese tipo de persona. Que cruel..¡como podias hacer esto a tan solo unas cuadras de donde yo vivía!

“Voy a ir”


Le dije a mi madre quien recuerdo miraba con decepción la escena de la que estabas siendo parte. Ella te quería, te había incluso procurado como a una hija más. Se preocupaba por ti, por tu salud, pero sobre todo por tu felicidad, porque sabía que tú eras la mía ¿cómo podías hacerle esto a ella también? ¿A mis hermanas? ¿A mí? Mi hogar se había vuelto tuyo, mis amigos eran tu segunda familia, fuimos tu soporte cuando estuviste sola, cuando nos necesitaste. Te abrimos las puertas de nuestro hogar, de nuestros brazos y corazones, entonces ¿por qué?

“¿Segura? Podemos irnos”

 

Negué con la cabeza y me sorprendió que en ese momento no derrame lágrima alguna. Había sido tan fuerte la emoción y el dolor, que no podía pensar en llorar, quería hablarte, saber porque hacías esto, saber quién era ella.
Con el corazón al borde de un paro cardiaco llegue hasta ti, me dabas la espalda y note como esa chica abrió los ojos y de inmediato se percató de mi presencia, pero al instante desvió la mirada. Parecía no conocerme o no tener la menor idea de quien podría ser ¿también la estabas engañando a ella?
Me quede helada, mirando como la abrazabas por la cintura, sufriendo al ver como ella se aferraba a la tela grisácea del suéter que yo te había entregado con tanto cariño. Tú la besabas pausadas y repetidas veces, con esa sonrisa sínica en el rostro. La joven volvió a mirarme cuando noto que yo seguía allí, parada detrás de ustedes, mirándolas con dolor, pero no hizo señal alguna de molestia o incomodidad.


“Hola Martha”


Dije con voz débil y rápidamente giraste la cabeza en dirección mía. Abriste mucho los ojos y tu rostro palideció.

“Hola Lorena”


Soltaste a la chica y dibujaste esa sonrisita nerviosa que antes solía amar. La chica no pronuncio palabra algún pero la vi mirarnos interrogante. La escudriñe de pies a cabeza ¿por esto me habías cambiado? Ella poseía una figura pequeña y delgada. Llevaba el cabello amarrado en una baja cola de caballo y sus largos cabellos castaños rosaban su espalda. Usaba mucho maquillaje y su ancha nariz abarcaba gran parte del rostro. Sus ojos oscuros me miraban mientras sus escasas cejas se arquearon cuando ella noto la indiscreción de mi mirada. Las enrojecidas y aun marcadas huellas de acné que adornaban todo su rostro y parte del cuello me revolvieron el estómago ¿ella? ¿Fue ella quien te convirtió en esta persona?


“Que extraño encontrarte a esta hora por aquí y de esta manera”


No puedo creer como pude hablar con tanta tranquilidad, cuando por dentro moría por darte una bofetada. Quería gritarte, cuestionarte sobre tu manera de actuar infinitas veces hasta perder la voz, pero permanecí tranquila, tal vez eso te sorprendió mucho, pues no dejabas de mirarme con cautela ¿acaso esperabas otra reacción?


“Ya ves”


Esa fue tu respuesta ¿en verdad? ¿Solo eso pudiste decir? Recuerdo que desvié la mirada y me concentre en la desconocida que tenías a un lado, ella me miro aun con el ceño fruncido. Sentí rabia. Solo el recordar la escena anterior me hacía arder en coraje. Me quede contemplando al mal tercio y por fin lo note, ella te miraba pidiendo una explicación pero tú la ignorabas por completo. Esa chica no tenía la menor idea de quien era yo. También estabas engañándola, ella no era la culpable. Eras tú.


“¿Quién es? “



Me anime a preguntarte sin cambiar siquiera la expresión o mi tono de voz. Abriste los labios y con una sonrisa sínica nos presentaste a ambas.



“Lorena te presento a Estefanía. Estefanía ella es Lorena”



La chica te miro extrañada, pero ni siquiera lo notaste, estabas tan concentrada en captar mi reacción ante tus palabras y aunque no lo parecía, me dolían hasta el alma.



“¿Por qué haces esto? ¿Y tan cerca de mi casa?”



Sentí un nudo en la garganta y unas ganas de llorar trataron de vencerme, pero permanecí fuerte. Lo que dijiste a continuación casi logro quebrarme.



“Sencillo. Esta chica vive cerca de aquí, nos gustamos desde hace tiempo y por eso nos pareció buena idea citarnos aquí ¿algún problema?”



Tal vez fue mi imaginación pero deje de sentir el corazón latir. Mis manos dejaron de sudar y las yemas de mis dedos estaban heladas ¿se gustaban desde hace tiempo? Mi mente comenzó a atar cabos, comportamientos, palabras, todo. ¿Hacia cuanto que me estabas engañando? ¿Cómo pudiste tener un encuentro en ese lugar? Donde hicimos picnics infinitas veces, ese parque donde solíamos ir a correr, a ejercitarnos. Allí donde siempre sacábamos a pasear a los perros, ese lugar que frecuentábamos para platicar e incluso para dormir sobre una manta bajo la fresca sombra de los árboles ¿Cómo podías hacer esto?


“¿Quién eres?”


Pregunto la chica hablando por primera vez y no tuviste el valor para contestar, así que lo hice yo.



“Su novia”



Tú sonreíste irónica y la chica pareció asustarse demasiado, pues retrocedió torpemente, sentándose a una distancia prudente de ambas, evidentemente confundida.


“Tú y yo, no somos nada. Eso termino hace semanas”



El dolor en mi pecho bajo esas palabras tan hirientes fue indescriptible ¿Cómo pude soportarlo? El nudo en la garganta se hacía cada vez más difícil de controlar.



“No es verdad. Tú no has terminado conmigo. Y si lo hiciste, no has tenido el valor de decírmelo a la cara”



Jamás olvidare la expresión tan frívola en tu rostro, ese que solía adorar por horas.


“No tengo porque darte explicaciones ahora. Era lógico”



¿Así? ¿Pensabas decirme adiós así? ¿Tan poca importancia tenían mis sentimientos para ti? Giraste la cabeza mirando a la chica sentada a escasos metros. Sonreíste burlona. No bastaba con hacerme sufrir a mí, también tenías que involucrar a alguien más.



“Incluso mi madre está decepcionada de ti. Ella viene conmigo y acaba de ver y oír todo”



Cuando dije eso abriste tanto los ojos, que pensé que se saldrían de su órbita. Volviste a palidecer cuando me viste hacer una señal de mano y mi madre apareció detrás del enorme árbol que cubría bajo su sombra tu terrible actuar.



“Que decepción Martha”


Dijo ella con ese tono de desaprobación que ambas conocíamos bien. Te vi tragar saliva. Eso no te lo esperabas, claro que no. Nunca podré olvidar como nos miraste después de eso. Llenas estaban tus pupilas de prepotencia, algo que jamás espere ver en ti.



“Usted no se meta señora”



¿Con esas palabras agradecías todo lo que habíamos hecho por ti? ¿Te habías olvidado de las miles de noches y conversaciones que pasamos en vela? ¿Aquellas veces en que mi madre permaneció despierta escuchándote llorar, solucionando tus problemas? ¿Dónde olvidaste sus consejos, sus abrazos y las palabras cálidas que ella te regalo incondicionalmente durante tanto tiempo?


“Te abrimos las puertas de nuestro hogar, dormiste varias veces con nosotras, comiste y viviste entre nosotras. Qué vergüenza encontrarte aquí, así, a tan solo metros de lo que creíamos considerabas tu hogar, tan cerca de donde vive tu novia”



Mi madre movió la cabeza en negación e incluso recuerdo que parecía más alterada que yo. Era normal, también le dolía, también la estabas lastimando. Recuerdo que aun con esa fachada altanera bajaste la mirada y sonreíste como si tu plan hubiese salido a la perfección. Aunque no dijiste palabra alguna, tu arrogancia se apreciaba a kilómetros de distancia.


“Terminamos”


Fue lo que alcance a decir, antes de que la primera lágrima comenzara correr por mi mejilla. Ya no podía seguir conteniendo esta profunda tristeza, esta inesperada decepción.



“Desde hace mucho”



Agregaste con indiferencia mirándome con ese rostro inexpresivo ¿cómo podías seguir diciendo cosas tan hirientes? ¿Qué pude haberte hecho para merecer que me trataras así?



“Vámonos”


Mi madre me tomo de la mano y juntas a paso lento, rodeamos el parque. No pude contenerme por más tiempo, solté un grito tan fuerte mientras mi rostro se humedecía con rapidez bajo las innumerables lagrimas que corrían sin parar y un dolor implacable se apodero de mi pecho. Llore. Llore una y otra vez arrodillada sobre el césped.


“Lorena…”


Las palabras de mi madre no lograron tranquilizarme y pese a las miradas y comentarios de la gente a nuestro alrededor, no pude detener el llanto. No podía, me dolía tanto. Abrí los ojos empapados de agua cristalina y te mire, seguías allí, al otro extremo del parque. Hablabas alto, agitando las manos en todas direcciones mientras Estefanía permanecía sentada con la cabeza baja, oyéndote. Parecías desesperada y cuando ella se puso en pie, trataste de detenerla pero la chica forcejeo con tanta fuerza, que logró zafarse de tu contacto y se alejó inmediatamente de ti. La vi caminar furiosa hasta desaparecer en la oscuridad.

Las convulsiones en mi cuerpo no se detenían al igual que las lágrimas. Te vi colocar las manos sobre la cabeza y sentarte en el lugar que antes estaba ocupado por ella. Parecías preocupada. No pude seguir mirando, ya había sido suficiente. Me puse de pie con las pocas fuerzas que me quedaban y me dirigí al auto, seguida de mi madre. Ella condujo en silencio hasta casa y yo me encerré en mi cuarto cuando llegamos, sin responder siquiera a las preguntas de preocupación de mis hermanas.

Permanecí así por días, semanas, tal vez un par de meses. ¿Habrás vuelto a verla? Esa pregunta rondaba por mi cabeza desde que despertaba hasta que volvía a dormir. Nunca supe la respuesta. En mi cuerpo comenzó a verse reflejado mi nivel de depresión…baje rápidamente de peso y durante un tiempo no tuve ganas de comer, así que estaba pálida y con dos enormes ojeras moradas bajo los ojos. Mi ánimo no era el mismo, había desaparecido mi sentido del humor, las bromas que solía hacer cada día y la sonrisa que solía mostrar frente a cualquier situación. Esa no era yo, me había perdido completamente en un abismo, en una depresión de la que nadie pudo sacarme durante días. Te odie y solo pronunciar tu nombre me hacía quebrarme, querer llorar. Recordarte me daba un sabor amargo en el paladar y ese dolor en el pecho aparecía. Te odie, te odiaba por haberme lastimado tanto.

Los días transcurrieron con normalidad y con el tiempo escuchaba con más frecuencia como las personas comenzaban a enterarse del porque se había terminado nuestra relación. Tu popularidad, tu fama y tus amigos disminuyeron. Y aunque yo no pedí, ni quería apoyo de nadie, todos vinieron a mí, levantándome el ánimo. Tu tan agraciado acto de infidelidad hizo que tu figura cayera y que la mía subiera. Muchas mujeres empezaron a querer salir conmigo, cada día me hacía más popular, pero yo no era la misma de antes.


“Siempre estaremos juntas”



Tu voz y aquella frase que prometimos esa noche de verano resuenan en mi mente una y otra, y otra, y otra vez, haciendo eco en mi destrozado corazón. Que fácil fue prometernos algo así. Palabras vacías que en ese momento significaron todo para mí.

Un mes después, cuando a tus oídos llegaron las noticias de que me había recuperado de nuestra ruptura y que había comenzado a conocer a otras chicas, viniste a mí. Pediste verme y yo acepte pese a los consejos de todos los de mi alrededor que insistían en que debía evitarte. Te acercaste y dijiste lo que jamás pensé escuchar de tu boca:


“Perdóname. Sé que me equivoque”



Debo admitir que incluso en ese instante, meses después de lo sucedido, lograste acelerarme nuevamente el corazón, como las primeras veces cuando recién empezábamos a salir.


“No hay nada que perdonar. Imagino que tuviste tus razones para actuar de esa manera y aunque me hubiera gustado que las cosas hubiesen sido diferentes, está bien”



Tu mirada sorprendida y el alivio que sentí invadir mi ser fueron los propulsores que me orillaron a sonreírte después de tanto haber llorado por ti.


“Todo está bien ahora. Vive tu vida y se feliz. Adiós Martha”


Te deje parada frente al pasillo donde solíamos besarnos cada día al terminar las clases. Regrese con mis amigos, mientras sentía una tranquilidad, un alivio inmenso invadirme al instante de pies a cabeza. Seguramente esperabas algo diferente, incluso no descarto la posibilidad de que imaginabas que no te perdonaría, al menos no tan fácil.

Siguieron pasando los días y por fin, empezaba a ser yo misma, a ser la de antes. Conocí a una hermosa chica llamada Rafaela. Esta mujer me devolvió el sentido del humor, las carcajadas y los infinitos chistes sin sentido, de no ser por ella creo que mi depresión habría durado incluso más tiempo. No tardo mucho para que se corriera la voz de que estaba saliendo con alguien más y cuando lo supiste, 8 meses después de lo sucedido tuviste el descaro de pedirme que regresara a tu lado, pediste o mejor dicho, suplicaste que te diera una segunda oportunidad, pero la satisfacción de rechazarte termino de llenar el vacío que habías dejado hace tanto tiempo. Siempre he tenido claro que repetir amores es repetir errores y yo, no merecía sufrir por ti otra vez.


“Debo rechazarte. Estoy saliendo con alguien más y no tengo absoluto interés en regresar contigo. Ten buen día”



Gritaste y lloraste desesperada, trataste de retenerme pero yo ya era demasiado fuerte, ya lo había superado. Tal vez si lo hubieras pedido mucho tiempo atrás, pese al dolor que me habías causado hubiese regresado a ti sin pensarlo siquiera un instante, porque te amaba, en verdad lo hacía. Pero no lo merecías, no tenía caso…jamás he olvidado las incontables noches que llore encerrada, las infinitas veces que me quede dormida con los ojos llenos de lágrimas, permanecí sin salir días, no comía, baje las notas escolares, no reía…te odie tanto por hacerme crecer tan rápido. Por ponerme los pies con tanta fuerza sobre la tierra y hacerme ver que jamás debemos dudar de la capacidad de las personas para decepcionarnos. Te aborrecí por hacerme odiar las canciones de amor, las películas románticas, los finales felices…todo. Te pensaba a diario, era inevitable y lloraba, lloraba incluso cuando menos debía, pero pasó y con el tiempo todo regreso a la normalidad, deje de encontrarte a donde quiera que iba, empecé a olvidar el dolor, el rencor que tenía hacia ti y así fue como logre recuperarme.

A veces pienso en que hubiera pasado si yo hubiese estado en tus zapatos y tú en los míos ¿cuál hubiese sido tu reacción? ¿Me habrías podido perdonar? ¿Hubieras regresado conmigo? No se la respuesta y jamás la conoceré.

Supe que comenzaste a drogarte, que tu espectacular cuerpo empezó a desaparecer, que tus amigos se alejaron, que empezaste a aislarte de los demás, bajaste las notas escolares y te retrasaste incluso medio año por eso ¿era esa tu manera de llamar mi atención? Siempre tan extremista. Te ignore por completo cuando dejamos de tener clases juntas y con eso, se volvió mucho más fácil olvidarte….volver a enamorarme, empezar otra relación. Había pasado ya un año cuando todavía tuviste el atrevimiento de contar otra versión de la historia, en donde me convertiste en la villana, en la infiel y la traidora que no era otro papel, más que el tuyo.

A veces lo pienso, ojala hubiera sido yo quien te hubiese herido tanto, quien te hubiese hecho llorar hasta quedarte dormida infinitas veces sobre tu almohada. Me hubiese gustado ser yo tu martirio de cada mañana, el miedo en tu corazón por volverte a enamorar, la desconfianza, la poca ilusión. Ojala hubiera sido yo quien te hubiese hecho tener miedo al amor, ser la razón por la que gritaras de dolor cada noche, esa causa que te hubiese hecho dejar de creer en las personas, en los sueños y en ese cuento de hadas con finales alegres. Ojala hubiese sido yo la causante de tu odio hacia la palabra “para siempre”…pienso repetidas veces que hubiese pasado si hubiese sido yo.
Pero ¿sabes? Para tu fortuna, para tu suerte, fuimos, somos y siempre seremos diferentes. Y aunque me hubiera gustado ser yo quien hubiese estado en tu lugar aquella noche hace 3 años en el parque…ruego jamás estar en tus zapatos, pido por no sentir la culpa de perder a alguien que me ame como yo solia hacerlo, suplico por jamás ser una cobarde y actuar como tú lo hiciste. Ruego por nunca volver a encontrar un amor tan fugaz…tan apasionante…tan cruel como el tuyo. Y si vuelvo a toparme contigo, incluso si el destino decide unirme a tus brazos nuevamente, prometo que esta vez no seré yo quien sufra. Me asegurare de devolverte todos y cada uno de los crueles momentos, que me hiciste vivir cuando me dejaste sola.



“Es una promesa ¿recuerdas?”


FIN

Notas finales:

¿Que les parecio? Espero les haya gustado, se que no es como los fics que generalmente escribo, pero como les comente antes, ha sido la historia de amor mas triste que he vivido y quise compartirselas. Obviamente no use mi verdadero nombre ni tampoco el de ella, me gusta cambiarlos siempre. Dejenme conocer su opinion o si les ha sucedido algo similar. Gracias por leerme. Besos <3


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