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Puppy eye por LILITH_HIWATARI

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Notas del fanfic:

Todos los personajes pertenecen a su respectivo autor, menos la historia que es toda mia. 

Notas del capitulo:

como prometí aquí está el fic de Halloween disfruten mis Vk.

Capítulo 1: Cordero.

“No hay nada más hermoso que el amor entre un psicópata y una suicida. Él mataría por ella y ella moriría por él”

 

-          ¿Carlos? – pregunto dudoso aquel joven, observando como aquel dulce niño se encontraba totalmente cubierto de sangre, aquel liquido carmesí que manchaba aquellas hermosas pecas y sus preciadas ropas de diseño único, en su mano con fuerte agarre una pequeña daga  manchada de sangre era sacada muy lentamente del cuerpo sin vida de aquel joven que exhalaba su ultimo aliento - ¿Qué..? – mas antes de que pudiera seguir cuestionándole, aquellos enormes y marrones ojos que se encontraron vacios ahora se inundaban de lagrimas y aquellos firmes dedos que sostenían el arma homicida le dejaban caer con apuro, en pocos instantes aquel joven de piel morena se encontraba con un pequeño niño  entre sus brazos que  entre sollozos repetía que fue un accidente, que aquello no era su culpa, que no quería regresar a la isla y Jay le creyó.

 

Jay le creyó a aquel hermoso niño, porque aun después de todos esos meses, de todo aquel tiempo que vivían en paz entre aquellos ciudadanos siempre hubo aquellos que nunca los aceptaron, hubo agresiones en varias ocasiones, discriminación por aquellos que se suponían era los buenos de nacimiento y aun cuando mas niños villanos tuvieron su misma oportunidad, cuando otros al igual que ellos eligieron el bien y lo demostraban cada día siempre les atacaron, a veces eran palabras, susurros hirientes entre paredes y pasillos.

 

Pero había veces, pequeñas ocasiones en que las cosas iban mas físicas, ellos eran niños villanos su palabra no tenia valor contra aquel pueblo de bondadosa gente, Evie fue la primera en conocer esta maldad y si no fuera por Doug ¿quién lo diría?, ella tendría otro amargo recuerdo de ese lugar, Mal bueno ella ya era demasiado intimidante con su magia como para intentar algo, además de que la gente no era estúpida y no se arriesgarían a tocar la propiedad de su rey, con Jay  se considero una broma, una venganza de aquellos chicos que fueron derrotados en el Tourney que se llevaron a su mejor jugador para abandonarlo en medio del bosque amarrado a un árbol y totalmente desnudo, solo una broma dijeron y no paso a mas, y aun que ansiaban venganza lo dejaron pasar.

 

Y Carlos, o el pequeño niño villano que todos veían como un blanco fácil siempre fue protegido por sus amigos, incluso Ben luego de la broma de Jay comenzó a protegerle, pero  uno no puede cuidar algo tan hermoso por siempre y esa vez vino por Carlos, lo que pocos sabían era que ese niño no era débil, que una daga estratégicamente guardada en su bota siempre lo acompañaba y que por mas frágil que pareciera el era fuerte.

 

Así que si, Jay le creyó, acepto sus palabras como la pura verdad, consoló al pequeño con fuerza abrazándole con amor, callando sus sollozos con palabras de tranquilidad y procedió a hacer lo que cualquiera haría en su lugar, oculto el cuerpo en lo profundo del bosque sin preocuparse por las consecuencias, nadie extrañaría a un maldito violador de niños que creyó encontrar una presa fácil.

 

Lo que Jay no  sabia era que Carlos tomo un recuerdo de aquel atacante, que los cocodrilos igual lloran cuando matan a sus victimas y que aquella vez no fue la primera para el pecoso de Vil.

 

*****************************

La primera vez tiene que agradecérselo a su madre definitivamente si ella no le hubiera  gritado y enviado lejos el jamás la hubiera conocido, esa mujer era hermosa, sobre todo su cabello, Carlos tenia solo 12 años de edad, pero brazos fuertes y una hermosa daga con la que se defendía de esa escoria en la isla.

 

Ella tenía el cabello más hermoso que hubiera visto jamás, era sedoso   brillante, algo inédito para un habitante de la isla, fantaseaba todo el tiempo con pasar sus dedos entre las hebras negras de este, en peinarlo de distintas formas y trenzarlo con todo tipo de patrones que pudieran ocurrírsele, el verla caminar por la isla al lado de aquel niño era un verdadero deleite para aquel niño.

 

No conocía su nombre, no sabía nada sobre ella a excepción que tenía un hijo, y que al igual que la mayoría de las madres de la isla no le importaba un comido, el día en que la siguió para descubrir donde vivía fue cuando lo vio, aquella mujer cargaba a su pequeño niño que berreando lloraba de hambre y dolor, gritos insistentes ocultaron el sonido de sus pasos detrás de ella, con horro Carlos observo como aquella mujer se adentro en el bosque para regresar horas después sin aquel pequeño bulto.

 

El no debió ir ahí, no debió seguir las huellas y encontrar aquel montículo de piedras apiladas descuidadamente, Carlos jamás había visto algo tan cruel como aquello, aquella mujer había matado a su niño, las marcas rojizas de manos en su cuello lo probaban, esa mujer era igual a ella, a Cruella, el no entendía como sobrevivió pero sabía  muy bien que estuvo a punto de morir muchas veces, aun lo estaba y aquel pequeño niño no tuvo tanta oportunidad.

 

Su hermosa ninfa, su bello ángel de hermosos cabellos había resultado tan ruin como su madre, el no conocía al niño, un bebé menos en la isla apenas si seria notado, pero aquella mujer había manchado la pureza de su imagen con  aquella acción, Carlos se sintió traicionado, ella no se merecía aquel hermoso cabello.

 

Ella era un prostituta, algo muy común en la isla, ese no había sido su primer hijo pero Carlos se aseguraría que será el último, le siguió para descubrir donde vivía aquella mujer asegurándose de que ella le encontrara en el acto, y fuera perseguido pues en su mano un hermosos pañuelo fue suficiente para hacerla caer en su trampa la guío al bosque donde  usando simplemente sus manos termino con su vida ante sus ojos, verla morir fue espectacular, una imagen que quedaría grabada en su memoria, pues ahí al borde de la muerte cuando perdía hasta la última chispa de su vida se veía hermosa.

 

Carlos salió del bosque con el pañuelo en su cuello y un mechón de aquel hermoso cabello que termino convertido en su primera colita de perro, su mas preciado tesoro, la bufanda, esta fue robada por un chico de cabellos negros que paso corriendo empujándole, el no le vio bien pero eso no importaba entre sus manos tenía el verdadero tesoro.

 

La próxima vez que tomo otra vida fue totalmente en defensa propia, algún idiota le vio como una presa empujándole en un callejón, para el se le hizo claro lo que buscaba cuando fue empujado contra el suelo y un asqueroso pene se presento frente a su boca, Carlos trago resistiendo el impulso de vomitar y morderle para después apuñalar en la ingle, aquel hombre murió desangrado mientras Carlos dibujaba la tabla periódica en su piel con su sangre, el cabello de aquel hombre era inservible, quebradizo y lleno de sebo, pero al ver el hermoso contraste de aquellos patrones contra su piel le dio una idea.

 

Su madre le había enseñado desde muy joven a el arte de curtir la piel, recuerda todas aquellas pobres mascotas que desaparecían en la isla, aquellas bestias que eran llevadas a su casa para transformarse en mas abrigos de piel para ella, algo que horrorizaba a Carlos sobre todo el día en que su madre quiso usar a su amado gato, ¿Cómo alguien podía hacerle algo tan cruel a un indefenso animal? Pensó él, tal vez los perros rabiosos lo merecían, pero alguien tan adorable como Belcebú no, definitivamente no, no cuando existía tanta escoria, no cuando todos esos despreciables seres humanos harían cuero de tanta calidad como un pobre animal.

 

Así que si Carlos se encargo de poner en marcha su idea, no fue difícil encontrar otro bastardo, un hombre que solía molestarle mucho y que aquella vez creyó que podría tener una presa fácil, pero el pequeño ya no era fácil, aquel hombre lucharía con fuerza, así que no, el jamás le ganaría a aquella masa de músculos, por lo que uso su cerebro, su inteligencia y capturo a su presa para luego deleitarse con su premio.

 

Y después de el  vino otro, y luego otro y a nadie le importaba los cuerpos con partes faltantes encontrados en callejones de la isla, nadie parecía cuestionar aquellas muertes y a su madre nunca le importo aquellas sospechosas manchas carmesí que el pequeño traía en sus ropas al regresar a casa, así que Carlos era feliz, el podía seguir soportando aquella vida, los abusos de su madre, la escuela totalmente insatisfactoria siempre que él las tuviera, sus hermosas colitas y aquella colección creció, sus guantes de cuero nuevo, su chaqueta que lucía excepcional, sus botas de combate, todo resultado de su nuevo pasatiempo y eso era bueno, al menos lo fue hasta que lo conoció.

 

Jay era el típico ladón brabucón que siempre le robaba sus cosas, puede que él quisiera ponerle un alto pero sabía que no podía ganarle, no a el, ese chico era lo suficientemente fuerte para someterlo, aun cuanto tenía el cabello más hermoso y engañosamente suave, porque si lo había tocado una vez en aquella aventura por recuperar el personal de Maléfica poniendo de pretexto caer sobre él, pero bueno el caso era que jamás se le ocurriría que seria precisamente Jay al que podría tener como un aliado.

 

El haría lo posible para tener a aquel chico de su lado.

 

Entonces Carlos tomo la piel del último chico malo al que castigo que si bien no tenía el cabello suficiente para otra de sus colitas si mucha piel para trabajar, a la semana siguiente Jay fue el poseedor de un nuevo par de guantes nuevos, totalmente suaves, cómodos y resistentes, claro que el los tomo con mucha desconfianza pero al final los acepto, desde aquel día si Jay cuido de la espalda de ese pecoso nadie lo comentaba.

 

Carlos descubrió así la importancia de tener “amigos” la próxima vez se aseguro de que Mal consiguiera aquellas muñequeras que tanto quería y que Evie tuviera su capa de cuero para aquel hermoso atuendo azul que realizaba y en cuanto llego a Auradon, bueno digamos que tras  elegir el “bien” y dejar que ese joven Rey se volviera parte de su “familia”  Carlos tuvo que empezar a no solo curtir el cuero si no ahora tallarlo.

 

*****************************

Así que se dejo llevar hasta lo profundo del bosque, perseguido por aquel que entre la bruma del alcohol seguía tratándole aun peor a como lo hacía normalmente, Carlos corrió con fuerza hasta   caer entre la fría tierra, entre hojas y lodo fresco para satisfacción de su atacante aquel que de inmediato se acerco para darle seguramente una paliza.

 

Pero aquellos golpes nunca llegaron, en su lugar aquel chico observo como aquel sonrojado rostro le miraba con miedo, como aquellos enormes ojos marones se llenaban de miedo y ansiedad, como aquella playera se levantaba para dejar ver su pálido estomago, sus finas caderas, como aquellos rizos blancos estaban totalmente revueltos.

 

Y a él le agrado lo que vio, cambio entonces su enfoque lanzándose contra el pequeño, bajo sus pantalones para de inmediato someter al niño que se retorcía en un intento de liberarse, lamio su cuello con satisfacción saboreando el miedo en su víctima.

 

-          No finjas que no te gusta… perra – susurro a su oído causando un estremecimiento más grande en el niño que  dejaba de pelar a cada instante – voy a joderte tan duro que vas a rogarme por mas – volvió a burlarse de él, mientras intentaba desabrochar los acostumbrados short del indefenso chico, mientras sus manos se hundían entre su ropa buscando su premio y aquellos labios se perdían en su cuello nuevamente.

-          Oh Chad… eres un niño malo – susurro el pequeño dejando completamente de llorar confundiendo un poco al joven que aun hurgaba entre sus pantalones deteniéndose en seco al sentir como aquel metal se hundía a su costado – pero tienes un hermoso cabello.

 

Carlos se dejo caer, el atrajo a la mosca con una dulce promesa, como una flor mortal que atrae a su víctima, el se miro indefenso y en cuanto aquel príncipe se distrajo lo suficiente el pequeño “niño indefenso” tomo aquel puñal y lo enterró con fuerza a su costado, abrazo entonces con sus piernas aquellas que eran mucho más fuertes de lo que parecían y le apreso sobre él para remover aquella arma dentro del chico que ahora luchaba para liberarse.

 

Pero no duro mucho, la vida de aquel príncipe pronto se extinguía y Carlos se deleito mirando a sus ojos como aquellos pasaban de la lujuria al dolor en solo unos segundos, cuando el cuerpo sobre él se hizo insoportable los giro a ambos para quedar arriba y volver a apuñalarle, hizo tantos cortes como quisiera, la piel de Chad no era funcional pero su cabello, aquellos hermoso hilos de oro eran el premio mayor, el tomaría cuanto pudiera y entonces…

 

Entonces Jay lo descubrió, al parecer alguien si los había seguido, aquel chico que le miro con preocupación, que observo la escena y tras escanear al pequeño la confusión se hizo en el, así que Carlos, lloro, se arrojo a sus brazos y le suplico perdón, le pidió guardar el secreto y no contarlo  a nadie, Carlos le miro pidiéndole ayuda tras asesinar a un príncipe de Auradon.

 

No es mentira que Carlos se sintió confundido, Jay le había ayudado, ese joven realmente le había creído, le consoló y posteriormente se encargo de ocultar el cuerpo susurrando palabras tranquilizantes todo el tiempo, claro que logro tomar su premio de aquel cuerpo sin vida, pero mentiría si no admitiera que él quería mas, no piel, pero si tal vez dejar un hermoso regalo para la policía que no podía atraparle, pero bueno Jay tenía una mejor idea enterrando el cuerpo lo más profundo que pudo en aquel bosque, ese chico definitivamente fue muy útil, incluso desapareció todas las pruebas del ataque, cuando termino aquel lugar no parecía la escena de un brutal asesinato, el también insistió en regresar a la habitación que compartían y llegar a una historia en común.

 

Entonces en cuanto aquellas puertas se cerraron Jay volvió  a abrazarle, le explico que en cuanto le vio salir con Chad se preocupo, que tras no encontrarlo en los jardines les  busco con locura y tras escuchar la risa de Chad la ira dentro de él era presente, le confesó con gran alivio que si no lo hubiera hecho Carlos esa noche aquel príncipe bastardo moriría por tocar algo tan preciado para Jay.

 

Y entonces ese joven le beso, acerco sus labios a los de él en un toque perfecto, le tomo de las caderas con suavidad y tras acunar su rostro se esforzó en retirar el tacto de aquel que le había mancillado antes, pero Carlos no respondió, el niño confundido se quedo en blanco sin saber qué hacer y Jay entendiendo esa negativa se alejo de inmediato pidiendo disculpas.

 

Pero Carlos no podía dejarle ir, no ahora que veía lo útil que podía llegar a ser Jay, no cuando necesitaba a alguien que le protegiera como él, no ahora que le había descubierto, no  cuando el cabello de Jay era tan sedoso y hermoso, así que Carlos volvió a acercarle, con timidez y algo de miedo bien fingido le sonrió, susurro una disculpa para volver a acercarse y besarlo, le pidió entre sollozos y lagrimas falsas borrar toda huella de aquel que intento atacarlo.

 

Jay no se negó, tomo al niño con dulzura y le llevo a la cama, beso cada pedazo de su piel y sustituyo aquellas marcas con las suyas, acaricio cada golpe y magulladura, Jay le hizo el amor como nunca mientras aquel pequeño se aferraba con fuerza a su cabello entre los dedos y admiraba toda aquella piel expuesta, aquel bello material para trabajar, pero Jay no podía morir, no cuando le susurro durante toda aquella noche cuanto le amaba, no cuando estaba dispuesto a arriesgarse a regresar a la isla por él,   no cuando el hermoso cabello de Jay lucia tan perfecto en el que Carlos quería conservarlo para siempre.

 

Carlos despertó muy temprano en la mañana dolido de la espalda baja pero completamente limpio, Jay aquel chico que aun dormía  cómodamente a su lado debió limpiarle, el miro al joven aun dormido junto a él, observo  el suave subir y bajar de su pecho, el rostro libre de preocupación en comparación con la noche anterior y aquellos hermosos mechones chocolates, Carlos no pudo resistirse mas a enredar sus dedos entre aquellos cabellos con suavidad, deleitándose con la perfección de estos causando que aquel joven abriera los ojos, Jay despertó con las caricias de aquel pequeño que tenía su corazón, procedió a besarle con dulzura entonces y prometerse que nada le pasaría nuevamente, el se encargaría de protegerte con su vida si era necesario y mientras procedía amarle nuevamente con toda la adoración que solo un verdadero enamorado puede dar Carlos se dijo que podía acostumbrarse a eso, a sentirse así amado o como fuera que se suponía que eso era.

 *****************************

Audrey estaba molesta, Chad había desaparecido desde hace ya cuatro días, su novio no era encontrado por ninguna parte y a nadie parecía importarle, incluso a sus padres que tomaron aquella desaparición como algún berrinche del niño y no es que no fuera la primera vez, el ya había desaparecido en contables ocasiones solo para regresar cuando el dinero se acababa por eso ahora no fue grande la diferencia para ellos, pero aquella princesa no podía dejarlo pasar.

 

Escucho de alguien de la fiesta que su novio y el pequeño De Vil discutieron cerca del bosque pero cuando esta le cuestiono el pequeño tuvo la osadía de encogerse de hombros y decir que él no tenía idea de donde estaba, entonces esa otra rata de la isla procedió a protegerle alegando estar toda la noche con el por lo que no podía sacar nada más.

 

Pero ella no se quedo así, no ella fue con el hada madrina para que esta obligara a hablar a esa pequeña rata, armo tal escándalo que incluso Ben y las otras pestes de la isla estuvieron presentes, entonces Jay revelo que ni él, ni Carlos sabían nada de Chad porque esa noche precisamente consumaron su relación y aun que Audrey no les creyó ni una palabra exigiendo pruebas, el pequeño se limito a quitarse  la bufanda de su cuello y revelar un montón de marcas en el.

 

Las reacciones fueron para grabarse, Jay sonreía con satisfacción a una furiosa princesa que no podía creerlo todavía, Evie chillaba de emoción abrazando a su pequeño amigo, Mal dejo soltar un simple “ya era hora”, un hada madrina escandalizada comenzó aquella charla sobre el sexo seguro que fastidio a los presentes mientras un Rey adolecente intentaba tranquilizarlo todo.

 

Así que si aquellos chicos solo recibieron pequeños regaños por comportamiento inapropiado dentro de las instalaciones de la escuela, porque aun eran jóvenes y “Carlos es solo un niño Jay” palabras del hada pero el tema sobre Chad quedo totalmente olvidado.

 

Molesta ella no creyó ni un segundo aquella relación, claro que  había visto a Jay coquetear con media escuela y todas ellas eran chicas, además de casi encontrarlo en situaciones no dignas de una dama con varias como para que ella se tragara el cuento de que era Gay, no, ella no lo creía, eso tenía que ser un engaño, porque aquel enano había sido el último en ver a Chad y algo estaba encubriendo.

 

Pero el tiempo paso, la sospecha contra Carlos murió y Audrey tuvo que admitir tiempo más tarde que efectivamente ellos eran pareja tras el gran cambio de Jay y la actitud tan dulce que ambos tenían para el otro.

 

Fue un mes después que la desaparición de Chad se le atribuyo a aquel asesino serial, aquel brutal sujeto que se deleitaba causando el mayor dolor a sus víctimas y tomando trofeos de ellos, pero sin cuerpo, ni pistas concluyentes no podía hacerse nada, usar la magia tampoco fue factible en este entonces pues las medidas de protección afectaban la magia de la gran hada.

 

Chad se convirtió entonces en un lindo recuerdo para la chica que lloro su  desaparición, mas el tiempo trajo también paz al alma de la joven, porque puede que aun no tratara bien a Carlos o que su relación con Mal no fuera la mejor pero al menos Jay era totalmente soportable, así que cosas como verlos reír en el jardín por alguna tontería era cosa de todos los días, por eso cuando el joven moreno le pidió de favor buscar su cuaderno de química ella acepto de inmediato, entro entonces a la habitación buscando la dichosa libreta cuando tras abrir el cajón descubrió algo insólito, ahí arregladas en perfecto estado había no más de diez diferentes colitas de esas que Carlos solía usar todos los días, cada una de diferente color y largo y bueno ella conocía su obsesión del niño con los perros así que no podía culparlo ella tenía una colección de tiaras igualmente arregladas, mas antes de cerrar el dichoso cajón una colita llamo su atención, era más corta que las demás, de dorados cabellos y de aspecto tan real que ella creyó reconocerlo, la tomo entre sus manos para estudiarla con cuidado entonces palideció.

 

Ella sabía a quién pertenecía ese cabello, paso varias horas al día tocándole, muchas tardes alabándole y algunas noches acunándole, ese era el cabello de Chad, Carlos tenía una colita hecha con el cabello de su novio desaparecido, ella tenía razón el tenia algo que ver con su desaparición.

 

-          Oh Audrey… has sido una niña muy mala – murmuro una joven voz congelándole en su lugar tras cerrar la puerta y asegurarle, ante la mirada de horror de la joven que se aferraba a la colita  rubia en sus manos, recordó entonces aquellas otras muertes en Auradon, aquellas misteriosas muertes y todo hizo clic en su cabeza – ¿te he dicho que tienes un hermoso cabello?

 

A esa princesa de nada le sirvió gritar pues Mal coloco un encantamiento en la habitación de los jóvenes para no ser descubiertos nuevamente por ciertos ruidos en la noche, ella tampoco pudo correr muy rápido porque aquel niño era ágil y pudo someterla con facilidad, ella casi suspira de alivio cuando  la puerta se abrió solo para revelar a Jay confundido por tener que usar su llave para entrar, mas este tras ver a la princesa debajo de su amor, volvió a perderse en aquellos ojos chocolates volviendo entonces a asegurar la puerta y dejarlo terminar con su trabajo, una enorme sonrisa de su amor tras su asentimiento de cabeza fue su recompensa y esa noche Jay nuevamente limpio por completo toda prueba de aquel delito.

 

Días más tarde Carlos tenía una hermosa colita nueva, de cabellos chocolates completamente sedosa, Jay  lucia unos hermoso guantes nuevos de piel completamente negros, Evie fue la portadora de una nueva gargantilla de piel azulada, mientras que a Mal la futura reina del Auradon lucia aquellas muñequeras igualmente negras, pero el más agradecido fue Ben quien comenzaba una nueva colección de cinturones totalmente personalizados con relieves solo para él, como el que hoy en día lucia.

 

Años más tarde, cuando el Rey al fin tenía una reina a su lado, Ben miro el expediente, aquel que se había agrandado con los años, ya no se encontraban cuerpos y eso era lo más preocupante, pues las desapariciones se contaban por cientos, y aun que varias podían ser a causa de otras razones la mayoría eran bastante obvias, era él, el asesino que ahora vivía feliz mente en Auradon, pero Ben no podía atraparle, no sabiendo que él era igualmente culpable, así que lo ignoro, lo dejo pasar nuevamente, le dio la espalda a los hechos y se volvió a su cama para dormir con su esposa.

 

El no podría atraparle, no cuando sabia que para hacerlo tendría que pasar sobre Evie y Jay, no cuando sabía que Mal se pondría en pie para ellos, el no podía perderla, así que lo ignoro lo mejor que pudo.

 

Antes de acostarse tomo entre sus manos aquel cinturón de piel, aquel regalo, no, aquella burla a él y lo colgó, lo guardo junto a los otros, aquellos que nunca usaba a menos que fuera a verle, aquellos que eran un gran recordatorio de que fue él quien dejo entrar  ese mal a su reino.

 

 

 

 

Notas finales:

 

Este fic esta originalmente planeado para subir un catorce de febrero pero me distraje cosas pasaron y hasta ahora pude sacarlo de mi sistema, casi lo abandono pero por suerte aquí estamos.

 

Odio cuando hacen parecer a Carlos como el niño más débil eh indefenso de todos, yo se que lo parece porque es tan lindo y frágil y toda la mierda que sufrió de abuso por parte de Cruella pero tienen que recordar que el también se crio en la isla, es hijo de un villano  completamente, el debía saberse defender, a veces yo lo hago sonar así, como un niño indefenso y solo quería escribir algo que reflejara que Carlos no es  la doncella débil a rescatar, además eh visto un montón de fic en donde Jay es o un asesino o un abusador con Carlos, bueno yo creo que Carlos sería mucho mejor psicópata con esa hermosa carita de inocencia que tiene, además dicen que la locura se puede heredar.

 

Hey Hec,   Chad y Audrey están muertos espero estés feliz yey!!

 

Comentarios?

 

Galletas?

 

Una nueva víctima para Carlos?

 

A diferencia de Carlos tengo una debilidad por los ojos hermosos, a veces quisiera tener las cabezas de todos los hombres con ojos hermosos en una repisa seria hermoso poder verlos, luego recuerdo que me da miedo que me vean dormir y se me pasa.

 


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